Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

lunes, 17 de agosto de 2015

Un mapa muestra el impacto global de la devaluación del yuan




La moneda china, el yuan, o mejor conocido en el mercado financiero internacional como 'renminbi' (RMB), ha presentado una devaluación acelerada frente al dólar, lo que ha impactado los índices cambiarios de todas las monedas frente a la moneda estadounidense.

La revista 'Foreign Policy' ha publicado un mapa donde muestra la reacción de los diversos mercados mundiales por el efecto domino causado por la acelerada devaluación de la moneda china, el yuan.

El mapa interactivo sugiere el grado en que los mercados mundiales de renta variable han sufrido a raíz del gran movimiento de China. El color rojo indica una pérdida; cuanto más intenso es el color rojo más grave es esa pérdida.

Existe un impacto en la economía mundial derivado de la desaceleración económica de China y recientemente, el 11 de agosto, el Banco Popular de China anunció como una política de Estado la decisión de devaluar el yuan un 1,9% frente al dólar estadounidense.


Sin embargo la devaluación del yuan ha sido progresiva en los últimos días y el Banco Central de China fijó la tasa media de referencia en los 6,2298 yuanes por dólar, una depreciación del 1,86% con respecto a la cifra del lunes. Tras este cambio, el valor del yuan frente al dólar se sitúa en mínimos de tres años.

El fortalecimiento del dólar ha sido general frente a las diversas divisas y, según información de 'Forbes', basta revisar que durante el 2015 el dólar se ha apreciado frente al peso mexicano en 10,17%, contra el real brasileño 24,51%, contra el peso colombiano 20,51%, contra el rublo ruso 39,09% y contra el dólar canadiense 12,08%.

Según información de Bloomberg, la devaluación de la moneda china es la mayor desde 1994 y sucede tras la caída constante de sus exportaciones, que son el principal motor de crecimiento económico del gigante asiático.

Durante este 2015, el valor del comercio internacional chino ha bajado un 7,3% con respecto al mismo periodo del año anterior, una cifra muy alejada de los prospecciones de crecimiento del Gobierno Chino, que calculaban un incremento del 6%.

El objetivo de las autoridades chinas durante los últimos meses fue sostener el valor del yuan con el objetivo de presentar su moneda como un valor estable para impulsar su uso fuera de sus fronteras y por ende evitar la fuga de capitales.

Uno de los grandes objetivos de Pekín es que el Fondo Monetario Internacional incluya la moneda china en la cesta que determina el valor de los Derechos Especiales de Giro, movimiento que daría reconocimiento formal al yuan como un activo de reservas internacional.

Sin embargo, el FMI presiona para que la moneda china sea plenamente convertible en los mercados internacionales. En este sentido, el Banco Central de China aseguró que la devaluación de su moneda forma parte de las medidas para lograr que "el mercado desempeñe un papel más prominente" a la hora de determinar el tipo de cambio del yuan en el futuro.

EE.UU. aprueba el intercambio de petróleo con México



Pozos propiedad de Helmerich & Payne, Inc. en Odessa, Texas, que producen crudo ligero. PHOTO: ASSOCIATED PRESS

Christian Berthelsen, Lynn Cook y Laurence IliffDomingo, 16 de Agosto de 2015 19:28 EDT

Las energéticas estadounidenses ansiosas por exportar petróleo obtuvieron una victoria el viernes cuando el gobierno les permitió vender a México, lo que constituye una nueva erosión de una prohibición que lleva cuatro décadas.

El Departamento de Comercio de Estados Unidos le indicó a miembros del Congreso que pretende aprobar una solicitud de la petrolera estatal Petróleos Mexicanos SA para intercambiar el crudo pesado extraído en México con petróleo ligero bombeado en EE.UU., según fuentes al tanto.

El acuerdo con México no necesita el visto bueno del Congreso estadounidense. Dicho comercio petrolero —que no es considerado una exportación de verdad puesto que EE.UU. recibe crudo a cambio— fue contemplado en la legislación original que prohibió las exportaciones, pero no se había llevado a cabo.

México, que solía producir grandes cantidades de petróleo ligero, ahora en su mayor parte bombea crudo pesado. El país planea mezclar el crudo ligero dulce de EE.UU. con su petróleo extra pesado, lo que ayudará a sus refinerías a producir más gasolina y operar de forma más eficiente.

El volumen exacto de petróleo estadounidense que puede venderse a México no se sabía con certeza el viernes. Un funcionario mexicano confirmó que el gobierno del presidente Barack Obama ha aprobado la solicitud de Pemex, pero dijo que el país aún estaba esperando detalles sobre cuánto crudo podrá intercambiar.

La medida, que dará a los productores estadounidenses un nuevo mercado, es un importante avance hacia el levantamiento de la prohibición a las exportaciones que data del embargo petrolero de los países árabes en los años 70, cuando EE.UU. sufrió una fuerte escasez de gasolina. Desde entonces, EE.UU. ha permitido pocos cargamentos de petróleo al exterior, con la actual excepción de las refinerías canadienses, que envían mucho gas y diésel a su vecino al sur.

Las leyes que prohíben las ventas al exterior se han visto bajo presión en el último año conforme las energéticas estadounidenses bombeaban crecientes cantidades de crudo de formaciones de esquisto, lo que ha contribuido a un exceso de oferta global que ha provocado un descenso de los precios a la mitad en los últimos 14 meses. El Congreso estadounidense tratará el asunto este año y varios legisladores de alto rango apoyan una exportación sin trabas.

El petróleo de referencia estadounidense, WTI, cerró el viernes ligeramente por encima de US$42 el barril, frente a más de US$100 en junio de 2014. El contrato Brent, la referencia global, se cotiza a US$6 más que el petróleo estadounidense, si bien esa diferencia ha llegado a ser de US$20.

Pemex ha solicitado permiso a Washington para empezar a importar hasta 100.000 barriles de petróleo estadounidense al día. Si bien es apenas una fracción de los 9,5 millones de barriles que bombea diariamente EE.UU., la cifra suma más de 36 millones de barriles al año. México solicitó el intercambio con EE.UU. por primera vez hace ocho meses.

El Departamento de Comercio ha rechazado solicitudes de otros países que buscaban autorización para intercambios similares, según una persona al tanto, y añadió que el petróleo estadounidense enviado a México debe ser refinado dentro de ese país y no ser reexportado a ningún otro país. EE.UU. ya importa casi 800.000 barriles de crudo al día de México, en gran parte a grandes centros de refinación como el puerto de Houston.

José Manuel Carrera, director general del brazo comercial de Pemex, PMI Comercio Inernacional SA de CV, dijo que la decisión es un gran paso en la dirección de crear un bloque energético en América del Norte. “Una vez que ambos países tengan esta experiencia y vean los beneficios, esto creará una comprensión más profunda de los méritos y la gente se sentirá más cómoda con ellos”, afirmó. “Este es un pequeño paso, pero es también muy significativo”.

El acuerdo para aprobar el comercio de crudo con México tiene lugar más un año después de que EE.UU. permitió a compañías empezar a exportar petróleo ultraligero conocido como condensado procesado a compradores extranjeros. Desde entonces, hasta 3,5 millones de barriles mensuales de crudo ultraligero han sido despachados al exterior, en gran parte a Asia y Europa.

Países como Japón, Corea del Sur y Polonia ha expresado interés en comprar crudo estadounidense, en parte para no depender tanto de países petroleros como Irán y Rusia, dice George Baker, director ejecutivo de Producers for American Crude Oil Exports, que presiona para que se levante la prohibición.

“Es bastante claro que otros países quieren obtener los beneficios, geopolíticos y económicos”, señala. “Quieren participar en este renacimiento petrolero estadounidense por buenas razones”.

Forbes. ¿Cuál será el rostro del capitalismo en cinco años?. Polémica


Foto: Reuters.

El sistema económico que ha regido al mundo tendrá que cambiar para ser un modelo más pluralista, equitativo e incluyente. Cuando esto ocurra, sólo sobrevivirán aquellos negocios que en su manual de operación consideren la transparencia, la conectividad y la calidad.

Por Luis Carlos Chacón J.*

Si comparamos –metafóricamen­te hablando– la recesión econó­mica actual con un coche, lo que está sucediendo hoy es como si no hubiera suficiente gasoli­na para llenar el tanque y ésta fuera más costosa que antes. Estamos en un contexto donde el capitalismo es de nuevo juzgado en medio de mer­cados que se mueven con lentitud y que no logran cumplir sus objetivos. Este fenómeno inevitablemente llega a las personas y el gasto disminuye.

En esta recesión no se juzga si el capitalismo es o no la mejor ‘mane­ra’. Casos como el alemán, donde la eficiencia del sistema económico y la forma como éste genera industria, al tiempo que mantiene costos de vida que motivan el consumo inter­no, ratifican que el sistema necesita que la producción, inversión, gasto, sean libres. Así, el capitalismo está ratificado, pero no del todo validado, porque una cosa es Alemania y otra el resto del mundo, donde la pobreza reta todos los días a los gobiernos a pulir sus sistemas económicos y la forma como impactan a las personas.

¿Cuál será entonces la nueva cara del capitalismo en 2020? Desde una lectura de hechos y pensamiento social, político, económico, am­biental y cultural, podemos ver seis características relevantes de este modelo a futuro:

1. Habrá más volatilidad en los mercados financieros y, por ende, más oportunidades de crisis, como consecuencia del nivel de información al que se tiene acceso en tiempo real y la dependencia que existe entre mercados (que ha hecho que los indicadores bursátiles se desplomen en un día). De acuerdo con la Facultad de Economía de Harvard, en un siglo (1920–2020) migramos de momentos de crisis globales con intervalos de 15 a 20 años, a pasar por ellas cada quinquenio.

La globalización económica no logró traerle estabilidad al sistema. Por el contrario, es sinónimo de fragilidad para expertos en prospectiva, como Peter Schwartz que ha llegado a afirmar que el mundo del futuro cercano se basa en una ‘cascada’ en la que constan­temente entramos y salimos de la crisis. Lo bueno —con un poco de humor negro— es que los latinoa­mericanos estamos acostumbrados a vivir este nivel de tensión.

2. Para muchos, la inequidad se consolidará como centro y referencia del capitalismo post­moderno. De acuerdo con Thomas Piketty y su “Capital en el siglo xxi”, sólo en Estados Unidos 10% de la población tiene el control de 71% de la riqueza y para 2025 habrá completado 90%. El econo­mista francés sostiene que esto es consecuencia de la historia capitalista donde los grupos familiares (de reyes a terratenientes) han sostenido su poder a partir de ‘aglutinar’ el capital.

La afirmación de Piketty tiene varios de­tractores… Los gobiernos muestran que la brecha de desigualdad en diferentes partes está disminuyendo y que la entrada a la clase media en los países emergentes está creciendo.

Será relevante entender esta realidad revisando lo que significa hoy ser parte de la clase media (tener ingresos diarios de entre 10 y 50 dólares) y la llamada ‘clase vulnerable’ (que gana entre 4 y 10 dólares). La realidad es que según el Banco Mundial en América Latina los vulnerables representan a 35% de la población.

3. Aunque cueste creerlo, el capitalismo se reinventará porque de alguna manera el sueño de ser rico perderá relevancia. Las injusticias del sistema económico han hecho que para las nuevas generaciones sea más relevante vivir muchas experiencias, que acumular muchas posesiones; hecho que Silycon Valley ha sabido aprovechar a través de plataformas que promueven el intercambio económico entre pares, rentar, intercambiar y en sí no depender de las corporaciones o comprar constantemente productos nuevos para vivir.

Según Time, sólo en el mercado de renta (transporte e inmobi­liario) para 2020 las principales plataformas de sharing economy —como Uber y Airbnb— lograrán el mismo nivel de ingresos que el mercado tradicional.

Bajo la mirada de Jeremy Rif­kin, este cambio cultural llevará el sistema económico y social al ‘cero costo marginal’ donde el mercado será controlado por las personas y no por las corporaciones.

Para este economista, la tecnología abrió la posibi­lidad de buscar diferentes fuentes de ingreso que no se traducen en dinero, y estas economías pasan al mundo tangible en el futuro cerca­no. Más que detractores, esta forma de ver el capitalismo tiene varios seguidores, so­bre todo entre los millennials, am­bientalistas e industrias creativas.

4. Las corporaciones tendrán una nueva estrategia con dos caras. Por un lado, el ‘supercapita­lismo’ de Robert Reich afirma que para 2020 personas y gobiernos dejarán de percibir las empresas como personas (no lo son) y exigi­rán que tengan un rol activo en la construcción de la humanidad.

Dicho pronóstico se adelantó y hoy comenzamos a ver cambios drásticos en la forma como se gestionan las compañías, gracias a las demandas de la opinión pública que quiere saber qué está consu­miendo y qué tanto daño le hacen, o no, los productos a su cuerpo y al medio ambiente. Más allá de la responsabilidad social.

Por otro lado, la ‘deshumaniza­ción’ de las corporaciones hará que el desarrollo de empresa sea más eficiente, globalizado y predictivo, gracias a un momento donde la tecnología será realmente masiva, ubicua y capaz de discernir/reco­mendar. El ‘Internet de las Cosas’, la Inteligencia Artificial y la masi­ficación del consumo digital harán que las multinacionales puedan generar una variedad de productos para todos sus consumidores.

5. El crecimiento de las ciuda­des emergentes le dará otra cara al capitalismo relacionada con el nuevo orden mundial. De acuerdo con el Foro Económico Mundial, hace 15 años 95% de las empresas más globales tenía sus headquarters en los países desarrollados. Para 2025, al menos la mitad, quedará en China. Otra de las proyecciones muestra que la mitad del pib global dentro de 10 años vendrá de 440 ciudades emergentes. Hay lugares como Tianjin, en el sureste de China, que iguala el pib de Estocolmo (y que para 2025 podrá generar lo mismo que toda Suecia).

6. Esto no querrá decir que las economías de Europa y Estados Unidos dejen de ser relevantes. Como centros de innovación, estos mercados van a la vanguardia de nuevas formas de intercambio (bitcoins), tecnologías y propuestas de valor, gracias a la sofisticación y adelanto que se vive en sus principales capitales y que seguirá haciendo que éstas sigan siendo el ‘centro del mundo’.

Al final podemos llegar a pensar que el capitalismo en 2020 avanzará de la misma forma que lo ha hecho la sociedad hoy para convertirse en un modelo pluralista, equitativo e incluyente.


Foto: Getty Images. 

*Luis Carlos Chacón es CCO/Futurist de Bautista, una consultora de tendencias y estudios del futuro. Luis.chacon@bautista.global

El futuro de Europa tras la derrota griega

James K. Galbraith · · · · ·


El pasado 8 de junio tuve el honor de acompañar al entonces ministro de finanzas griego, Yanis Varoufakis, a un encuentro privado en Berlín con el ministro alemán de finanzas, Wolfgang Schäuble. La reunión empezó con un gesto de buen humor cuando el señor Schäuble ofreció a su colega un puñado de Euros de chocolate: “para sus nervios”. Yanis los compartió con los circunstantes, y dos semanas después tuve un segundo honor, que fue ofrecer mi moneda de chocolate a un tercer (ex)ministro de finanzas, el profesor Giuseppe Guarino, decano de constitucionalistas y autor de un impactante librito (La verdad sobre Europa y el Euro: Un ensayo, disponible en italiano AQUÍ) sobre los Tratados europeos y el Euro.

La tesis del profesor Guarino reza como sigue:

“El 1 de enero de 1999 se perpetró un golpe de estado contra los Estados miembros de la UE, contra sus ciudadanos y contra la propia UE. El ‘golpe’ no se dio por medio de la fuerza, sino con astucia fraudulenta… por medio de la Regulación 1466/97… El papel asignado por el Tratado (Artículos 102ª, 103 y 104c) al objetivo de crecimiento perseguible por la actividad política de los Estados miembros… es eliminado y substituido por un resultado, a saber: equilibrio presupuestario a medio plazo.”

Consecuencia directa de ello:

“Las instituciones democráticas contempladas por el orden constitucional de cada país no sirven ya a propósito ninguno. Los partidos políticos no pueden ya ejercer la menor influencia. Las huelgas y los cierres patronales dejan de tener el menor efecto. Las manifestaciones violentas causan daño adicional, pero dejan intactas las predeterminadas directrices políticas.”

Esas palabras fueron escritas en 2013. ¿Puede alguien dudar hoy de su exactitud y de su perfecta aplicabilidad al caso griego?

Es verdad que los gobiernos griegos anteriores a 2010 gobernaron pésimamente, que entraron en el Euro bajo falsas premisas y que luego ocultaron el déficit y la deuda del país. Nadie discute eso. Pero obsérvese que cuando llegó la austeridad, el FMI y los acreedores europeos impusieron a Grecia un programa dictado por las doctrinas del equilibrio presupuestario y la reducción de la deuda que incluía: a) profundos recortes en el empleo y en los salarios públicos; b) una drástica reducción de las pensiones; c) una reducción del salario mínimo y la eliminación de derechos laborales básicos; d) drásticos y regresivos aumentos de impuestos; y e) liquidación privatizadora de activos públicos.

La conexión de ese programa con el crecimiento y la recuperación en Grecia era de todo punto fraudulenta. Superando dudas internas, el FMI hizo público un pronóstico, según el cual el programa costaría a Grecia un recesión de sólo un 5% del PIB, con una duración de dos años y plena recuperación para 2012. El caso es que la economía griega colapsó bajo esa presión, se contrajo más de un 25% y, cinco años después, no hay recuperación a la vista. De modo que Grecia ha perdido todo un año de producto anual y ha asistido a la práctica aniquilación de sus más importantes instituciones sociales. A finales de 2014 se hallaba en deflación por sobreendeudamiento, no en recuperación.

El fracaso del programa de los acreedores se llevó por delante en Grecia a tres primeros ministros: George Papandreu, Lucas Papademos y Antonio Samaras. También se llevó por delante todo el orden político, hasta entonces dominado por Nueva Democracia y el PASOK. Y así, en enero de 2015, el pueblo griego eligió a un nuevo gobierno, una coalición izquierda-derecha entre dos partidos que nunca antes habían tocado poder, SYRIZA y ANEL, y que sólo tenían en común el compromiso de cambiar de políticas en Grecia, dentro del Euro y dentro de Europa.

El nuevo gobierno no solicitó más ayuda financiera. El gobierno siempre entendió que el país tenía que vivir con sus propios medios para avanzar. Aceptó elementos importantes del programa previo en lo tocante a impuestos y administración pública. Lo que pidió, principalmente, es respeto por unos derechos laborales garantizados en todos los demás países europeos, protección de los pensionistas con bajos ingresos, una gestión razonable de la privatización y un alivio de la destructiva austeridad y de las deudas insostenibles.

¿Y cuál fue la respuesta? Los acreedores europeos y el FMI recibieron las propuestas griegas con hostilidad, obstrucción y rechazo. Los gobiernos de Finlandia, los Estados bálticos y Eslovaquia, por razones ideológicas. Los de España, Portugal e Irlanda, por miedo a los efectos sobre su política interna. Italia, Francia y la Comisión expresaron simpatía, pero hicieron menos que poco. El ministro Schäuble concretó las opciones: o bien Grecia se adhería plenamente al programa previo, o bien abandonaba el Euro y tal vez la Unión Europea.

Desde el comienzo mismo, esa posición se sostenía con amenazas. A finales de enero, el Presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, de visita en Atenas, amenazó a Grecia con la destrucción de su sistema bancario. El 4 de febrero, el BCE revocaba una dispensa que permitía a los bancos griegos descontar deuda pública, lo que provocó un lento pánico bancario que culminó a finales de junio. Entretanto, Grecia hizo pagos por un monto de 3 mil quinientos millones de Euros como signo de buena voluntad. Cuando el gobierno griego, frustrado y batido, recurrió al referéndum, los acreedores tomaron represalias cerrando los bancos e imponiendo controles de capitales. Cuando el pueblo griego se mantuvo firme y dijo “No”, las represalias aumentaron y en julio el gobierno estaba ya de rodillas.

Desde entonces, en tres ocasiones –la última, el pasado 13 de agosto— se ha obligado al Parlamento griego a aprobar paquetes legislativos dictados desde Bruselas y Berlín. La legislación incrementa regresivamente los impuestos a las ventas mientras que elimina la retención de impuestos a las transferencias exteriores de capital. Recorta pensiones –en algunos casos, por debajo de los 100 euros al mes— y sienta las bases para ulteriores recortes venideros. Sienta las bases para la profundización en los recortes en curso en el sector público, en la sanidad, en la educación y en los salarios, así como para la liquidación de numerosas empresas privadas, para una nueva oleada de desahucios y para la privatización a cualquier precio –durante 30 años— de los activos públicos restantes, incluido suelo propiedad del Estado griego. Arrebata a los griegos áreas clave de la responsabilidad pública, incluidas las estadísticas presupuestarias y la recaudación fiscal, para ponerlas bajo la autoridad de los acreedores. Entrando en el detalle de la estructura de la economía griega, la lista de los cambios impuestos es muy larga. 

Los Tratados europeos dicen que la Unión Europea se funda en el principio de la democracia representativa. Hay incluso un “principio de subsidiariedad” que sostiene que las decisiones deben tomarse en los niveles de gobierno más próximos posible a los afectados. Pero dentro de la Eurozona eso se ha invertido ahora. Grecia es una colonia: sus díscolos ciudadanos han sido desposeídos, y la plaza será “modernizada” contra su voluntad. Quienes no puedan soportarlo, no tienen otra opción que la de irse o rebelarse de nuevo; y quienes no hagan ni una cosa ni otra, probablemente recaerán en la profunda depresión psicológica que prevalecía antes de que el ascenso de SYRIZA insuflara efímeras esperanzas en el país.

Para las fuerzas progresistas del resto de Europa, y especialmente para las más jóvenes, estos hechos significan un difícil desafío. Las esperanzas de un cambio negociado dentro del euro han sido sometidas a prueba con resultados brutales. La existencia de una dictadura tecnocrática en la Eurozona es ahora un hecho obvio para todo el mundo. Los votantes del siguiente país que se rebele contra el control asfixiante de las políticas de la Eurozona tomarán nota. Que Grecia fuera obligada a explorar los medios para salir, pesará en las experiencias futuras, porque con un mejor conocimiento y una planificación de las contingencias –planificación que se hará ahora habitual y más o menos explícita para cualquier movimiento de oposición que contemple seriamente la posibilidad de llegar al poder—, el coste de hacer esa transición, aparentemente prohibitivo para los griegos esta pasada primavera, bajará.

En lo inmediato, la derrota griega ha debilitado a la fuerza ascendente en el siguiente país que va a celebrar elecciones: el joven partido español anti-austeridad y pro-europeo Podemos. Pero el efecto en Irlanda, menos atrapada en el Euro, podría ser diferente. Irlanda comercia con el Reino Unido y con los EEUU, y no tiene los mismos vínculos emocionales con Europa que España o Grecia. Y luego el escenario se desplazará a Italia, aún en recesión y políticamente volátil, y a Francia, que cuenta ya con un fuerte partido anti-Euro en la derecha, el Frente Nacional de Marine LePen.

Esas consecuencias políticas mantendrán en tensión al Euro, lo que se agravará con el fracaso en curso del régimen neoliberal. Parece, así pues, probable que, en algún momento, en algún país, el Euro se rompa. La decisión de iniciar una ruptura podría venir tanto de la izquierda como de la derecha. En cualquier caso, tal decisión se llevará por delante, como pasó en Grecia, las estructuras políticas previas. Una ruptura, de ir mal, podría incluso empeorar las cosas. Qué vaya a ocurrir con la Unión Europea, es cosa que nadie puede siquiera conjeturar.

La propuesta del profesor Guarino es tratar de salvar a Europa –es decir, a la Unión Europea— derogando las ilegítimas regulaciones que ahora la estrangulan. Refundar la Unión conforme a la letra y el espíritu de los Tratados que fueron usurpados en 1999. Esos tratados dejaban firmemente sentada la prioridad del crecimiento económico y del principio de una soberanía democrática tan valedera para países dentro como fuera del Euro. Principios que no tienen la menor aplicación práctica dentro de la actual Eurozona.

¿Es posible reformar el Euro? El caso griego convencerá a muchos de que no. Y si la alternativa son salidas desordenadas e incontroladas precipitadas por países sometidos a tensiones extremas y a convulsiones políticas, entonces tal vez lo sabio sería preparar un nuevo sistema, un sistema que pueda, llegado el momento, substituir el Euro por un esquema multidivisa más flexible pero todavía controlado. Y no se trata de ninguna idea extravagante. Después de todo, el patrón oro que colapsó en 1933 fue substituido en 1944 por un sistema así, concebido en Bretton Woods.

De lo que se trata es de tener el trabajo hecho, antes de la irrupción del caos.

James K. Galbraith es profesor de gobierno y relaciones empresariales en la Escuela Lyndon B. Johnson de Asuntos Públicos de la Universidad de Texas. Presidente de la Association for Evolutionary Economics, su último libro publicado es "Inequality and Instability" , una soberbia investigación empírica y teórica sobre el capitalismo de nuestros días. Está actualmente terminando de escribir un libro intituladoThe End of Normal (El final de la normalidad).

Traducción para www.sinpermiso.info: Antoni Domènech

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¿Cuál es la razón más preocupante de la devaluación del yuan?

Publicado: 17 ago 2015 09:37 GMT
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Entre los factores que alentaron a las autoridades chinas a devaluar el yuan, expertos destacan la reducción de las exportaciones y la recesión en el mercado inmobiliario. No obstante, según algunas estimaciones, la razón más preocupante podría consistir en cambios bruscos en el mercado laboral.

La relación entre el número de vacantes y quienes buscan trabajo es un importante indicador del estado de la economía. En China, esta proporción aumentó gradualmente en los últimos 15 años, con una caída esperada durante la crisis del 2008. Si en 2001 para 10 candidatos había 6,5 puestos de trabajo, en 2014 por cada 10 solicitantes ya tenían 11,5 empleos. Además, entre los años 2010 y 2014 la tasa iba en aumento a pesar de la desaceleración del PIB de China. Pero a principios de este año, esta proporción comenzó a declinar drásticamente.

"Sospecho que el colapso de la tendencia alcista en relación a las ofertas de trabajo y los solicitantes se ha convertido en un choque importante para las autoridades chinas. Este fenómeno pone de manifiesto la gravedad de la actual recesión y probablemente es una de las razones por las que el Gobierno está tomando medidas serias para estimular [la economía]", dijo el economista jefe de Nomura Holdings, Richard Koo, citado por el portal'Business Insider'.

En un contexto del debilitamiento de las exportaciones y ralentización económica, la semana pasada China realizó la mayor devaluación del yuan en dos décadas. El país asiático devaluó el yuan durante tres días consecutivos, en total un 4,6%. Las bolsas de todo el mundo reaccionaron con caídas drásticas.

Algunos expertos señalan que las acciones del Banco Central de China no están destinadas a promover las exportaciones, sino que tienen como objetivo eliminar ciertos desequilibrios. Pekín ha mantenido su moneda nacional estable por un período de tiempo prolongado, no permitiéndole responder libremente a lo que estaba sucediendo en la economía mundial, lo que condujo a la 'deformación del dólar'.