Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

viernes, 5 de agosto de 2016

La Ciencia: Otra Batalla de Ideas de Fidel Castro



Fidel Castro, 1970. Foto: Liborio Noval

Nos acercamos al 90 cumpleaños de quien ha sido una de las personalidades mayores de la Historia del Siglo XX en el mundo: Fidel Castro.

Sus ideas y sus acciones se proyectan en muchos campos de la existencia social humana. Estos apuntes son sobre uno de esos campos: el desarrollo científico y tecnológico.

Y de inmediato nos damos cuenta, al empezar a ordenar ideas, de que aunque estemos hablando de la historia, del pensamiento de Fidel en diferentes etapas de la historia revolucionaria cubana, este no es un debate sobre el pasado, sino más bien sobre el futuro al que ese pasado nos lleva y convoca, porque el pensamiento de Fidel tiene todavía mucho que hacer y que influir en las tareas que tenemos por delante los revolucionarios cubanos, y en el presente y futuro de la América Latina, y de ese inmenso mundo de “los pobres de la tierra”.

Es cierto que fue en los años 90 cuando empezamos a utilizar ampliamente en Cuba la expresión “Batalla de Ideas”, pero cuando miramos en retrospectiva al pensamiento y la ejecutoria de Fidel Castro, ahora desde la distancia de sus nueve décadas, se nos hace evidente que es eso precisamente lo que Fidel ha estado haciendo toda su vida: DAR BATALLAS DE IDEAS.

Hay tres planos en los que podemos emprender este análisis: las ideas y las acciones; los conceptos que se expresan a través de esas ideas; y finalmente las raíces éticas que nutren esos conceptos y que sustentan el pensamiento y la acción de Fidel.

Ello se pudiera sintetizar en tres expresiones de Fidel en momentos muy distintos:

• la primera en 1960, antes de la Campaña de Alfabetización, cuando en un país sin tradición científica, y enfrentado a muchas urgencias dijo: “El futuro de nuestra Patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de Ciencia, de hombres de pensamiento”.

• luego en 1991, cuando se desplegaba ya la crisis del campo socialista europeo y se planteaba la ingente tarea de defender nuestra soberanía expresó: “La independencia no es una bandera, o un himno, o un escudo. La independencia no es cuestión de símbolos. La independencia depende del desarrollo, la independencia depende de la tecnología, depende de la ciencia en el mundo de hoy”.

• Y después en 1993, año en que tocó fondo la crisis económica del periodo especial que siguió a la desaparición del campo socialista europeo y al reforzamiento oportunista del bloqueo norteamericano contra Cuba, Fidel re-tomó la idea de las funciones de la ciencia en la economía cuando expresó: “La Ciencia, y las producciones de la ciencia deben ocupar algún día el primer lugar de la economía nacional. Pero partiendo de los escasos recursos, sobre todo de los recursos energéticos que tenemos en nuestro país, tenemos que desarrollar las producciones de la inteligencia, y ese es nuestro lugar en el mundo, no habrá otro”.

Quienes vivimos esta etapa sabemos muy bien que no fueron solamente expresiones discursivas, sino que esas ideas fueron seguidas y respaldadas por acciones concretas.

Esas acciones que materializaron su pensamiento son muchas, imposibles siquiera de enumerar en estas breves notas. Ellas incluyen el desarrollo educacional, la creación masiva de escuelas y universidades en todas las provincias, la edición de libros científicos, la formación de miles de científicos en Cuba y en el exterior, la construcción de una institucionalidad para la ciencia, la creación de centros científicos en varios organismos del estado (MINSAP, MINAGRI, otros), la Academia de Ciencias, el CITMA, el Fórum de Ciencia y Técnica, el Polo Científico de la Biotecnología, la Universidad de las Ciencias Informáticas, y muchas otras, que contaron todas con el impulso, el diseño estratégico y la presencia fundacional del mismo Fidel.

Destaca entre ellas el surgimiento del Sector Biotecnológico a partir de 1981, cuando la propia Biotecnología estaba apenas siendo inventada en los países de mayor avance tecnológico. De este esfuerzo emergió nada menos que un nuevo sector de la economía nacional y de la capacidad exportadora del país. Esta historia contiene el concepto de “CENTROS DE INVESTIGACION Y PRODUCCION”, una trascendental innovación organizacional, de la que surgieron instituciones que transitaron en un periodo sorprendentemente breve a la rentabilidad por sus propias exportaciones y se convirtieron en el embrión de LA EMPRESA SOCIALISTA DE ALTA TECNOLOGIA, hoy llamada a tareas superiores dentro de nuestro modelo económico. La viabilidad y perspectiva del desarrollo de la biotecnología en Cuba fue una “batalla de ideas” de Fidel.

Esa historia de desarrollo científico tiene conexiones inseparables con el desarrollo educacional, y con el desarrollo de la salud pública: Desarrollo educacional basado en el concepto de acceso universal a la educación superior, y luego en las sedes universitarias en casi todos los municipios, que se convirtieron en muchos de ellos en el dispositivo principal de captación y circulación de conocimiento para el desarrollo local.

Sabemos que esos conceptos fueron polémicos en sus primeros momentos, y debieron ser ampliamente explicados y discutidos. Desde muy temprano Fidel defendió esas ideas expresando que: “no podemos renunciar al objetivo humano fundamental del socialismo… no podríamos resignarnos al principio de: siembra escuelas y te quedarás sin obreros agrícolas. Mas bien dirás: siembra escuelas y tendrás decenas de miles de científicos, siembra escuelas y tendrás decenas de miles de buenos cuadros”.

La implementación de esos conceptos en la educación, y especialmente en la educación superior, fue otra “batalla de ideas” de Fidel.

También tiene el desarrollo científico conexiones con el desarrollo de la Salud Publica, con el mismo concepto de que “no podemos renunciar al objetivo humano fundamental del socialismo…” que aquí se concretó en la aspiración (y el logro) del acceso universal y gratuito al sistema de salud, que comenzó desde 1959 con el Servicio Medico Social-Rural, y se desarrolló después con el Programa del Medico y la Enfermera de la Familia. Ello no se concibió nunca como un servicio masivo de bajo nivel técnico. Todo lo contrario, implicó la proliferación de universidades médicas en todas las provincias, el desarrollo de las especialidades médicas, y los institutos científicos de tercer nivel en el sistema de salud. El diseño e implementación de ese Sistema de Salud que nos llevó a una mortalidad infantil por debajo de 5 y a una esperanza de vida de 78 años fue también, otra “batalla de ideas” de Fidel.

Tanto en la Educación como en la Salud Publica vemos la misma estrategia de combinar acceso masivo y alta calidad, comprendiendo que ni la masividad mediocre, ni la alta tecnología elitista pueden aisladamente producir impacto en la sociedad. La capacidad de trabajar simultáneamente sobre esos dos ejes ortogonales, de la extensión masiva y la profundidad, es lo que explica los resultados de la sociedad cubana en la educación y la salud.

Es ese concepto de extensión y profundidad simultáneamente, el que vemos en el desarrollo de la biotecnología, en la Universidad de las Ciencias Informáticas, en los “Joven Club de Computación”, en el acceso masivo a la cultura, y en muchas otras iniciativas de Fidel.

Nuestra generación de científicos, educadores, y profesionales de la salud en Cuba tuvo el privilegio de trabajar de manera muy cercana con Fidel en esas tareas.

Todos los que vivimos esa experiencia tenemos decenas de anécdotas y experiencias personales que contar, sobre el pensamiento y la ejecutoria de Fidel, su capacidad de persuasión, de motivación y de transformación rápida de las ideas en acciones.

Anécdotas como la de aquella visita de 1989 a un pequeño grupo de científicos en un laboratorio quasiartesanal en el 4º piso de un hospital (Fidel mismo les llamó “los científicos de la buhardilla”), que apenas había acabado de obtener 30 gramos de anticuerpos monoclonales, y en la que Fidel indagó por las mayores empresas productoras de esos anticuerpos en el mundo y sus capacidades (que eran en ese momento 2000 veces superiores) para inmediatamente retar al grupo diciéndoles: “y ustedes ¿no piensan competir con esa gente?”.

O cuando se detuvo a explicarles personalmente a los obreros que sembraban plátano en el terreno donde se construiría un nuevo centro biotecnológico las razones por las cuales se debía demoler el platanal; explicación ésta que ilustra esa combinación de pensamiento estratégico, metas colosales y sensibilidad humana por los detalles, combinación que es muy rara en los políticos del mundo de hoy.

Quizás en otro espacio se cuenten en detalle estas y otras muchas anécdotas. Pero estas reflexiones de hoy, alrededor del cumpleaños 90 de Fidel, serían superficiales si se limitasen a la enumeración de anécdotas, o la compilación de datos.

Lo que es imprescindible hacer hoy es subrayar y trasmitir LOS CONCEPTOS que subyacen en cada una de esas interacciones, e intentar identificar lo esencial que hemos aprendido de Fidel, precisamente para trasmitirlo a las nuevas generaciones y perpetuarlo.

Conceptos esenciales tales como:

1. El compromiso con el futuro, aun en medio de enormes dificultades inmediatas

2. El valor del conocimiento para la defensa de la soberanía nacional y la justicia social

3. El acceso masivo a los conocimientos y la cultura como derecho humano, y como pre-requisito para el desarrollo económico, no como consecuencia distal del crecimiento de la economía.

4. La confianza en las enormes potencialidades intelectuales y éticas del ser humano. Hay que decir, porque es la verdad, que Fidel siempre tuvo una percepción de lo que éramos capaces de hacer, más allá de la percepción que teníamos nosotros mismos.

5. La voluntad de plantearse metas cada vez más altas y más audaces. Gabriel García Márquez caracterizó una vez a Fidel como “un hombre de ilusiones insaciables, incapaz de concebir ninguna idea que no sea descomunal….”

6. El sentido de urgencia, captado en esa frase del propio Fidel, que dice: “milito en el bando de los impacientes, de los apurados…..”

7. La consagración al trabajo, como una expresión concreta de la ética del científico

8. La idea de una economía basada en la Ciencia y la Tecnología, como palanca principal de nuestro desarrollo.

Finalmente y en un plano más profundo, sustentando esas ideas, debemos identificar en Fidel Castro una actitud ética que pudiéramos llamar el sentido de LA INMEDIATEZ DEL FUTURO. Esa idea de que el futuro es para hoy, idea que vemos una y otra vez en el pensamiento de Fidel, en el propósito de eliminar el analfabetismo en un solo año, en la reforma agraria superando el minifundio e incluyendo formas más avanzadas de producción, en la universalización de la enseñanza universitaria aun más allá de la demanda laboral del momento, en el acceso masivo a la cultura, en el objetivo de potencia médica y esperanza de vida superior a 80 años, en la introducción de formulas comunistas de distribución dentro de la construcción del socialismo, y en tantos y tantos otros ejemplos.

Una ética del intelectual que Fidel ha aplicado en primer lugar a si mismo, y que exige que una vez que concebimos claramente una idea de cómo las cosas deben ser, con ello viene de inmediato el compromiso de luchar porque sean así, lo antes posible.

Compromiso con el futuro, coherencia y audacia en la transformación de las ideas en acciones, eso es precisamente lo que la palabra “ética” quiere decir.

Si aprendemos eso, y lo integramos al alma colectiva del cubano, Fidel nos habrá dado poderosas herramientas con las que abrir nuestro Siglo XXI, con todas sus complejidades y desafíos.

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