Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

jueves, 20 de octubre de 2016

Directiva presidencial de política: Normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba

DIRECTIVA PRESIDENCIAL DE
POLÍ­TI­CA–NORMALIZACIÓN
ESTADOS U­NI­DOS-CUBA (DIRECTIVA
PRESIDENCIAL DE POLÍTICA/PPD-43)
LA CASA BLANCA
Oficina del Secretario de Prensa
14 de octubre de 2016
DIRECTIVA PRESIDENCIAL DE POLÍ­TICA (PRESIDENTIAL POLICY DIRECTIVE/PPD-43)
MEMORANDO DIRIGIDO A:
VICEPRESIDENTE
SECRETARIO DE ESTADO
SECRETARIO DEL TESORO
SECRETARIO DE DEFENSA
FISCAL GENERAL/SECRETARIO DE JUS­TICIA
SECRETARIO DE INTERIOR
SECRETARIO DE AGRICULTURA
SECRETARIO DE COMERCIO
SECRETARIO DE SALUD Y SERVICIOS HUMANOS
SECRETARIO DE TRANSPORTE
SECRETARIO DE SEGURIDAD NACIONAL
ASISTENTE DEL PRESIDENTE Y JEFE DE GABINETE
DIRECTOR DE LA OFICINA DE AD­MI­NISTRACIÓN Y PRESUPUESTOS
REPRESENTANTE DE COMERCIO DE LOS ESTADOS UNIDOS
REPRESENTANTE DE LOS ESTADOS UNI­DOS DE AMÉRICA ANTE LAS NA­CIONES UNIDAS
ADMINISTRADOR DE LA ADMINIS­TRA­CIÓN DE PEQUEÑAS EMPRESAS
ASISTENTE DEL PRESIDENTE Y ASESOR DE SEGURIDAD NACIONAL
ASISTENTE DEL PRESIDENTE Y ASESOR JURÍDICO DEL PRESIDENTE
DIRECTOR DE INTELIGENCIA NACIONAL
ASISTENTE DEL PRESIDENTE PARA ASUNTOS DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA Y DIRECTOR DE LA OFICINA DE POLÍ­TICAS SOBRE CIENCIA Y TECNOLOGÍA
ASISTENTE DEL PRESIDENTE PARA POLÍTICA ECONÓMICA Y DIRECTOR DEL CONSEJO ECONÓMICO NACIONAL
ASISTENTE DEL PRESIDENTE PARA SEGURIDAD NACIONAL Y ANTITERRORISMO
ADMINISTRADOR DE LA AGENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS PARA EL DESA­RROLLO INTERNACIONAL
JEFE DE ESTADO MAYOR CONJUNTO
DI­REC­TOR DE LA OFICINA DE AD­MI­NISTRACIÓN DE PERSONAL
ASUNTO: Normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba
  1. Introducción
El 17 de diciembre de 2014, anuncié que Estados Unidos emprendería un nuevo rum­­bo respecto a Cuba, poniendo fin a una política desactualizada que fracasó en hacer avanzar los intereses de Es­ta­dos Unidos, en apoyar las reformas y en mejorar la vida del pueblo cubano en la isla durante varias décadas. Según la nue­­va política, Estados Unidos amplía y promueve la participación autorizada con Cuba para hacer avanzar la cooperación en áreas de interés mutuo, e incrementar los viajes, el comercio y el libre flujo de información, en relación con Cuba.El objetivo de la nueva política es ayudar al pueblo cubano a lograr un futuro mejor e incentivar el desarrollo de un socio en la región que sea capaz de trabajar con Es­tados Unidos para enfrentar desafíos regionales tales como el cambio climático, en­fermedades y el tráfico ilícito.
Los cambios endógenos que están su­cediendo en Cuba ofrecen oportunidades para hacer avanzar los intereses de Estados Unidos y distanciarse del embargo, que es una carga obsoleta para el pueblo cubano y ha sido un impedimento a los intereses estadounidenses. Mi Go­bierno ha apelado repetidamente al Con­greso para que levante el embargo. La política de Es­tados Unidos está diseñada para crear opor­tunidades económicas para el pueblo cubano; promover el respeto a los derechos humanos; fomentar la cooperación en asuntos de seguridad y defensa regionales, tales como salud, aplicación y cumplimiento de la ley y migración, y continuar la cooperación con el gobierno cubano para fortalecer nuestro liderazgo en el he­misferio. Reconocemos la soberanía y autodeterminación de Cuba y damos cuenta de las áreas en las que existen diferencias. Pre­tendemos abordar tales diferencias por me­dio de la interacción y el diálogo, así como mediante la promoción de un creciente entendimiento entre nuestros go­biernos y pueblos.
La amplia comunidad de origen cubano en Estados Unidos desempeña una función integral en el proceso de la normalización y en la reconciliación entre los miembros de la diáspora y las personas que permanecen en la Isla. La normalización se extiende necesariamente más allá del acercamiento entre los gobiernos; incluye la reconstrucción de puentes entre individuos y familias.
Esta directiva: (1) describe la visión de Estados Unidos respecto de la normalización con Cuba y como nuestra política converge con los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos; (2) evalúa avance hacia la normalización; (3) describe el pa­norama estratégico actual y previsible; (4) describe los objetivos prioritarios para la normalización; y (5) orienta las acciones necesarias para aplicar la propia directiva.
  1. Visión de la normalización Estados Unidos– Cuba
La visión de Estados Unidos para la normalización de las relaciones Estados Uni­dos-Cuba está guiada por los siguientes intereses de seguridad nacional, tal como fueron descritos en la Estrategia de Se­guridad Nacional de 2015:
  • La seguridad de Estados Unidos, sus ciudadanos, y sus aliados y socios.
  • Una economía estadounidense que sea fuerte, innovadora y en crecimiento, en un sistema económico internacional abierto que promueva la oportunidad y la prosperidad.
  • Respeto por los valores universales, tan­to en nuestro país como en todo el mundo.
  • Un orden internacional basado en reglas que promueva la paz, la seguridad y la oportunidad.
Nuestra visión para la normalización Estados Unidos-Cuba refleja el apoyo de mi Gobierno a un crecimiento económico de amplia base, a la estabilidad, al aumento de los lazos pueblo a pueblo y al respeto a los derechos humanos y los valores de­mocráticos en la región. En el largo plazo, Estados Unidos pretende lograr los resultados expresados a continuación:
  1. Mayor seguridad para Estados Uni­dos y sus ciudadanos en nuestro país y en el extranjero. Intentamos asegurar que los ciudadanos estadounidenses que viajen a Cuba estén a salvo y seguros, y que Es­ta­dos Unidos esté protegido de: aquellos que pretendan explotar la creciente conectividad con fines ilícitos, la migración irregular y los peligros naturales o causados por el hombre. Nuestra política promueve la cooperación bilateral en áreas de interés mu­tuo, incluyendo asuntos diplomáticos, agrí­co­las, de salud pública y ambiental, así como la preparación y respuesta en casos de de­sastre, la aplicación y cumplimiento de la ley, la migración y otros temas de seguridad y defensa. Nuestra política también apoya una mayor cooperación con Cuba en las iniciativas regionales en favor de estos intereses.
  2. Una Cuba próspera y estable que ofrezca oportunidades económicas a su pueblo. El aumento de los viajes y la interconexión económica apoyan la me­jora de los medios de subsistencia para el pueblo cubano, la interacción económica más profunda entre nuestros dos países, así como el desarrollo de un sector privado que ofrezca mayores oportunidades económicas para el pueblo cubano. Los es­fuerzos de las autoridades cubanas para liberalizar la política económica ayudarían a estos objetivos y favorecerían una vinculación más amplia con diferentes sectores de la economía cubana. La po­lítica de Estados Unidos ayuda a las em­presas estadounidenses a ganar acceso a los mercados cubanos y estimula el crecimiento sostenible de la economía cubana. El sector privado, investigadores científicos y médicos, la industria agrícola, fundaciones, y otros grupos estadounidenses, tienen nuevas vías de colaboración que pueden ofrecer oportunidades para em­presarios, científicos, agricultores y otros profesionales cubanos.
Al mismo tiempo, el aumento del acceso a internet está impulsando la conectividad de los cubanos con el mundo y expandiendo las capacidades del pueblo cubano, especialmente de los jóvenes, para in­tercambiar información e ideas. Esta­dos Unidos está listo para apoyar políticas del gobierno cubano que promuevan la igualdad social y la actividad económica independiente.
  1. Aumento del respeto a los derechos individuales en Cuba. Aún cuando buscamos la normalización, reconocemos que seguiremos teniendo diferencias con el gobierno cubano. Vamos a continuar ma­­nifestándonos en favor de los derechos humanos, incluidos los derechos a la li­bertad de expresión, religión, asociación y reunión pacífica como lo hacemos en todo el mundo. Nuestra política está diseñada pa­ra apoyar la capacidad de los cubanos de ejercer sus derechos humanos universales y libertades fundamentales, con la expectativa de que un mayor comercio ofrecerá, a un segmento más amplio de la población cubana, la información y los recursos necesarios para lograr un futuro próspero y sostenible. En la consecución de estos ob­jetivos, no es­tamos tratando de imponer un cambio de régimen en Cuba; estamos, en cambio, promocionando valores que apoyamos en to­do el mundo respetando al mismo tiempo que corresponde al pueblo cubano tomar sus propias decisiones so­bre su futuro.
  2. Inserción de Cuba en los sistemas in­ternacionales y regionales. Buscamos la participación del gobierno cubano en los foros regionales e internacionales, incluyendo, pero no limitado a, los relacionados con la Organización de Estados Ame­ri­canos (OEA) y la Cumbre de las Américas, para promover los objetivos mutuamente convenidos por los miembros.Consi­de­ra­mos que una Cuba que se adhiera a los propósitos y normas de esos foros se be­neficiará, con el tiempo, de alinear sus prácticas políticas y económicas nacionales en consonancia con las normas internacionales y los estándares aceptados mundialmente. Nuestra política fortalece la posición de Estados Unidos en los sistemas internacionales mediante la eliminación de un factor irritante de las relaciones con nuestros aliados y socios, y la obtención de apoyo para un orden basado en normas.
III. Progresos hacia la normalización de las relaciones Estados Unidos– Cuba
Desde que Estados Unidos anunció, el 17 de diciembre de 2014, que trazaría un nuevo rumbo con Cuba hemos restablecido las relaciones diplomáticas y avanzado hacia la normalización de la relación bilateral. Abrimos nuestras respectivas embajadas, seis secretarios del gabinete de Es­tados Unidos visitaron La Habana, cuatro ministros cubanos visitaron Estados Uni­dos, y yo me convertí en el primer Pre­si­dente estadounidense en funciones en visitar Cuba desde 1928. Se estableció una Co­misión Bilateral para dar prioridad a las áreas de intercambio y logramos acuerdos no vinculantes en materia de protección medioambiental, áreas marinas protegidas, salud pública e investigación biomédica, agricultura, enfrentamiento al narcotráfico, seguridad de los viajes y el comercio, aviación civil, transporte directo de co­rreo, e hidrografía. Hemos puesto en marcha diálogos o conversaciones sobre la cooperación en materia de aplicación y cumplimiento de la ley, cuestiones regulatorias, cuestiones económicas, reclama­ciones y políticas de telecomunicaciones e Internet.
Dada la proximidad de Cuba a Estados Unidos, una mayor participación de los ciudadanos, empresas y el sector no gu­bernamental estadounidense, tiene un potencial extraordinario para apoyar nuestros intereses nacionales. Teniendo en cuenta los límites impuestos por la Ley para la libertad y la solidaridad democrática cubanas de 1996 ("Ley Libertad") y otras leyes pertinentes, los departamentos de Tesoro y Comercio implementaron seis paquetes de modificaciones normativas al programa de sanciones de Cuba, flexibilizando las restricciones a los viajes, el comercio y las transacciones financieras. Individuos, empresas y organizaciones no gubernamentales de Estados Unidos, se acogen a estos cambios regulatorios para visitar Cuba, y los viajes autorizados a Cu­ba aumentaron en más de un 75 por ciento desde 2014 hasta 2015. Los viajes futuros de ciudadanos estadounidenses se verán apoyados por un servicio aéreo regular, que comenzó en agosto de 2016; y el primer buque de cruceros estadounidenses visitó puertos cubanos en mayo de 2016. También comenzamos la transportación directa de correo entre nuestros dos países y empresas estadounidenses de telecomunicaciones establecieron acuerdos para servicios de voz directa e itinerancia de señales (roaming) con Cuba. Por su parte, el gobierno cubano ha continuado aplicando reformas económicas graduales y ha establecido más de 100 puntos públicos de acceso a wi-fi en toda la isla.
Estos acontecimientos establecen las bases para una participación con Cuba a largo plazo que haga avanzar los intereses de los Estados Unidos. Sin embargo tenemos mucho más que hacer para ci­mentar estas bases en función de una evaluación realista del panorama estratégico en torno a la normalización.
  1. Panorama estratégico
Cuba está experimentando varias transiciones en áreas tales como: liderazgo, economía, desarrollo tecnológico, sociedad civil e integración regional y global. Los líderes de Cuba reconocen la necesidad de hacer la transición hacia la próxima generación, pero priorizan cambios graduales y progresivos para asegurar la estabilidad.
Cuba tiene un importante potencial económico arraigado en el dinamismo de su pueblo, así como un compromiso sostenido en áreas como la educación y la salud. No obstante, el gobierno cubano enfrenta importantes desafíos económicos, como son la eliminación de su sistema de tipo de cambio dual, hacer que sus empresas estatales sean más eficientes y transparentes, desarrollar un sistema financiero que ofrezca mayores servicios a individuos y al sector privado, y la reducción de su dependencia de las subvenciones extranjeras. Cuba sigue siendo altamente dependiente de las importaciones de alimentos y energía, aún así, debe hacer frente a la escasez de fuentes de divisas para pagar las importaciones que necesita. La considerable emigración de cubanos en edad laboral agrava aún más el problema demográfico que para Cuba representa el rápido envejecimiento de su población.
Una serie de leyes limita la interacción económica estadounidense con Cuba, lo que impide una eliminación completa de las restricciones de viajes de los estadounidenses a Cuba, prohíbe la asistencia del gobierno de Estados Unidos a las exportaciones y la extensión a Cuba de créditos de Estados Unidos para la compra de productos agrícolas, y requieren que el embargo no se suspenda o termine a menos que el Presidente determine que un gobierno de transición, o elegido democráticamente, ha llegado al poder en Cuba.
Debido a las restricciones legales, políticas y regulatorias respecto a Cuba, su economía no está generando las divisas suficientes para adquirir las exportaciones de Estados Unidos que podrían derivarse de la flexibilización del embargo. Incluso si el Congreso de Estados Unidos llegara a levantar el embargo, los cubanos no po­drían aprovechar óptimamente su po­tencial sin una reforma económica continuada en Cuba. Las regulaciones del gobierno cubano y las prácticas de contratación ambiguas obstaculizan las transacciones con compañías estadounidenses que se permitirían en virtud de las leyes de Estados Unidos.
Los esfuerzos de normalización han aumentado las expectativas de mayores oportunidades económicas de los cubanos. Se calcula que 1 de cada 4 cubanos empleados participa en un sector de los emprendedores, lo que evidencia el origen de un sector privado, dinámico e independiente. La expansión del sector privado ha aumentado los recursos para el pueblo cubano y ha creado aperturas incipientes para que los emprendedores cubanos se involucren con empresas y organizaciones no gubernamentales de Estados Unidos. Tomamos nota de las medidas que ha emprendido el gobierno cubano, que aunque limitadas, son significativas en lo que se refiere a la ampliación de las protecciones legales y las oportunidades para las pequeñas y medianas empresas, las cuales, si se expanden y mantienen, mejorarán el clima para la inversión.
Cuba no es miembro de las instituciones financieras internacionales, tales co­mo el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, y el Banco Intera­meri­cano de Desarrollo, que podrían ofrecer experiencia y potencialmente, financiar reformas económicas y proyectos viables para la inversión.
Aunque Cuba ha llegado a acuerdos con varias naciones acreedoras para el alivio de la deuda bilateral a través de la reestructuración y la condonación, se mantiene en deuda con el gobierno de Estados Unidos respecto de deudas bilaterales contraídas antes de la Revolución cubana y no participa en los mercados internacionales de capital. Cuba y Estados Unidos son miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC); sin embargo, ninguno de los dos países aplica sus acuerdos respecto al otro a causa del embargo de Estados Unidos a Cuba.
El acercamiento nos ha permitido aumentar nuestra colaboración con Cuba en temas regionales tales como: el proceso de paz en Colombia y la asistencia sanitaria en Haití; y ha debilitado una causa histórica común de los regímenes críticos de Estados Unidos. Aunque Cuba no ha expresado interés en participar en la OEA, asistió a la Cumbre de las Américas en 2015. También recibimos de buen grado los nuevos vínculos entre Cuba y otros aliados de Estados Unidos de todo el mundo, incluyendo a nuestros aliados de los tratados europeos y asiáticos. Al mismo tiempo, reconocemos que Cuba y Estados Uni­dos seguirán teniendo diferencias so­bre muchos temas regionales y globales.
La interacción de Estados Unidos con el gobierno cubano también se verá limitada por la continua represión de las libertades civiles y políticas en Cuba. Anti­ci­pamos que el gobierno cubano continuará oponiéndose a las políticas y operaciones estadounidenses de migración y a los programas de democracia, Radio y TV Martí, la presencia de Estados Unidos en la Base Naval de Guantánamo y el embargo. El Gobierno de Estados Unidos no tiene in­tención de modificar el tratado de arrendamiento vigente y otras disposiciones relacionadas con la Base Naval de Guantánamo, que permite a Estados Un­i­dos mejorar y preservar la seguridad regional.
En este entorno estratégico, las políticas y actuaciones que Estados Unidos persigue para avanzar nuestra visión de la normalización de las relaciones Estados Unidos-Cuba darán forma de manera significativa al futuro de las relaciones bilaterales y regionales, así como a nuestra seguridad y prosperidad compartidas.
  1. Seis objetivos para las relaciones a mediano plazo entre Estados Unidos y Cuba
Para avanzar los cuatro objetivos asociados a nuestra visión estratégica para la normalización de las relaciones Estados Unidos-Cuba, Estados Unidos avanzará de forma paralela en los siguientes seis objetivos prioritarios:
  1. Interacción entre ambos gobiernos
Continuaremos los intercambios de alto nivel y técnicos en áreas de interés mutuo, incluyendo la agricultura, la economía y las pequeñas empresas, el transporte, la ciencia y la tecnología, el me­dioambiente, el clima, la salud, la aplicación y cumplimiento de la ley, la migración, la seguridad nacional, la preparación y respuesta para casos de desastre, y el enfrentamiento al terrorismo. Por medio de la Comisión Bilateral, identificaremos y priorizaremos áreas de colaboración e intercambio que permitan avanzar los ob­jetivos antes mencionados. Fuertes lazos di­plo­máticos permitirán intercambios cons­tructivos en las diferencias bilaterales, incluyendo nuestros programas de democracia y de radiodifusión, al tiempo que protegeremos nuestros intereses y activos, tales como la Base Naval de Guantánamo. Uti­liza­re­mos el intercambio para instar a Cuba a realizar progresos tangibles en ma­teria de derechos humanos y libertad religiosa. A medida que los gobiernos de Es­tados Unidos y Cuba construyan confianza a través de intercambios más frecuentes, llevaremos a cabo cada vez más, interacciones a nivel de trabajo entre los ministerios y organismos cubanos y las agencias y departamentos de Estados Unidos, de forma que se reduzca la necesidad de conversaciones de alto nivel sobre cuestiones de rutina. Dada la falta de relaciones diplomáticas durante los últimos decenios, se buscará una amplia interacción con todo el gobierno cubano, incluyendo ministerios y autoridades locales. Cuando sea apropiado y legalmente posible, colaboraremos con Cuba para normalizar las relaciones comerciales en su totalidad.
  1. Intercambio y conectividad
Estados Unidos continuará apoyando los vínculos persona a persona a través de intercambios patrocinados por el gobierno o el sector privado, incluyendo aquellos relacionados con la educación, la cultura, los negocios, las ciencias, el medioambiente, la tecnología y los de­portes. A medida que lo permita la ley, seguiremos apoyando el desarrollo del servicio aéreo, regular y fletado, y los vínculos marítimos, incluyendo los ferris. La asociación en curso con la comunidad de origen cubano en Es­tados Unidos es de particular importancia dados sus fuertes lazos familiares y socioculturales, así como su función natural como ciudadanos-embajadores. Facili­ta­remos las oportunidades para que las personas de origen cubano en Estados Unidos reconstruyan y establezcan nuevos lazos familiares para apoyar la reconciliación. Para facilitar el objetivo de Cuba de au­mentar su acceso a internet de un 5 a un 50 por ciento de la población cubana para 2020, estableceremos un grupo de trabajo bilateral para ampliar la conectividad a Internet. Buscaremos opor­­tunidades que permitan a las fundaciones y universidades estadounidenses establecer vínculos con Cuba.
  1. Expansión del comercio
El gobierno de Estados Unidos identificará maneras de ampliar las oportunidades para que las empresas estadounidenses trabajen con Cuba. El embargo es obsoleto y debe ser levantado. Mi administración ha pedido reiteradamente al Con­greso que levante el embargo y continuaremos trabajando hacia ese objetivo. Mien­tras que el embargo se mantenga, nuestra función será la de aplicar políticas que permitan la interacción del sector privado autorizado de Estados Unidos con el sector privado emergente de Cuba y con las empresas estatales que proporcionan bienes y servicios a la población cubana. La cooperación en materia de aplicación y cumplimiento de la ley garantizará que el comercio y los viajeros autorizados puedan trasladarse rápidamente entre Estados Unidos y Cuba. Aunque reconocemos la prioridad dada a las empresas estatales en el modelo cubano, pretendemos fomentar reformas que hagan coincidir el funcionamiento de estas entidades con las normas internacionales, en especial la transparencia.
Los cambios regulatorios de Estados Unidos han creado espacio para que el gobierno cubano introduzca cambios si­milares. En conjunto con la modificación normativa del departamento del Tesoro para ampliar el acceso de Cuba al sistema financiero de Estados Unidos y las cuentas en dólares de tránsito en Estados Unidos, el gobierno cubano anunció, a principios del 2016, sus planes para eliminar la penalización del 10 por ciento en las operaciones de conversión del dólar estadounidense, sujeto a la mejora del acceso al sistema bancario internacional. Continuaremos los esfuerzos privados y públicos para explicar nuestros cambios regulatorios a las empresas y bancos estadounidenses, a los empresarios cubanos, y al gobierno cubano.
  1. Reforma económica
Aunque el gobierno cubano mantiene sus metas económicas basadas en prioridades nacionales, nosotros utilizaremos nuestra cooperación ampliada para apoyar mayores reformas económicas por parte del gobierno cubano. Los recientes intercambios entre las instituciones de servicios financieros y los reguladores han permitido un mayor entendimiento mu­tuo de nuestros respectivos sistemas financieros y prioridades económicas. Sos­ten­­dremos diálogos entre ambos gobiernos para conversar sobre opciones para las reformas macro y microeconómicas, con el objetivo de conectar los cambios en las políticas de Estados Unidos con las reformas cubanas, de manera que se creen oportunidades para empresas Es­tados Uni­dos y para el pueblo cubano.
Si el Congreso levanta el embargo, mi Administración se involucrará con el Con­greso y los grupos interesados en diálogos e intercambios preparatorios a nivel co­mercial y económico. Mi Adminis­tra­ción entonces, de manera similar, ha­blará con el Congreso respecto del contenido y el momento para un nuevo acuerdo comercial bilateral que aborde los restantes re­quisitos legales para el comercio.
  1. Respeto por los derechos humanos universales, las libertades fundamentales y los valores democráticos
Nosotros no buscaremos un cambio de régimen en Cuba. Continuaremos de­jando claro que Estados Unidos no puede imponer un modelo diferente en Cuba, porque el futuro de Cuba depende del pueblo cubano. Deseamos un mayor respeto por parte del gobierno cubano a los derechos humanos universales y las libertades individuales de cada persona. El avance en este aspecto tendrá un impacto positivo en los otros objetivos. Exhor­taremos al go­bier­no cubano a respetar los derechos humanos, apoyaremos a la so­ciedad civil emergente y de amplia ba­se en Cuba y alentaremos a los asociados y a los actores no gubernamentales a su­mar­se a nosotros en abogar a favor de las reformas. Al tiempo que mantenemos nues­tro compromiso de apoyo a los activistas democráticos, como lo hacemos en todo el mundo, también fomentaremos relaciones con líderes comunitarios, blogueros, activistas y otros líderes en temas sociales que puedan contribuir al diálogo interno en Cuba sobre la participación cívica. Seguiremos intentando intercambiar con la sociedad civil a través de la embajada de Estados Unidos en La Ha­bana y durante las visitas oficiales del go­bierno de Estados Unidos a Cuba. Bus­caremos institucionalizar un diálogo regular sobre los derechos humanos con el gobierno cubano para impulsar el avance en materia de derechos humanos. Se­guiremos apoyando programas de promoción de la democracia que sean transparentes y consistentes con los programas desarrollados en sociedades similares en el mun­­do. Hemos de utilizar nuestra creciente capacidad de interacción con asociados regionales, tanto bilateralmente como por medio de las entidades regionales, para alentar al respeto a los derechos humanos en Cuba. Consul­ta­re­mos con ac­tores no gubernamentales, como la Igle­sia católica y otras entidades religiosas. Fi­nalmente, trabajaremos con la Unión Eu­ropea, entidades internacionales y países con ideas similares para incentivar al go­bierno cubano a que respete los valores universales.
  1. Integración cubana a los sistemas internacionales y regionales
Ampliaremos el diálogo con Cuba en las organizaciones en las que ya es miembro, como la OMC y la Organización Mun­dial de Aduanas (OMA), y alentaremos a Cuba a avanzar hacia una participación basada en normas, sujeta a requisitos legales. Instaremos a Cuba para que ajuste su marco jurídico, en particular su legislación comercial, de acuerdo con las normas in­ternacionales. Exhortaremos a Cuba a cum­­plir con las normas de la OMA para la seguridad de la cadena de suministros. En la medida de lo permisible y en consonancia con las leyes pertinentes, facilitaremos la integración en los organismos internacionales, incluyendo el uso de programas de asistencia técnica.
Continuaremos cooperando con Cuba en temas regionales y globales (por ejemplo, la lucha contra el ébola y el proceso de paz en Colombia). Poner fin al embargo y satisfacer otros requisitos legales relativos al comercio, permitirá a Estados Unidos normalizar las relaciones comerciales con Cuba.
  1. Aplicación de política
  2. Funciones y responsabilidades
Para facilitar la aplicación efectiva de esta directiva, los departamentos y agencias tendrán las siguientes funciones y responsabilidades, consistente con la au­toridad y las limitaciones legales relevantes:
El personal del Consejo de Seguridad Nacional (NSC, por sus siglas en inglés) aportará la coordinación continua de las políticas y supervisará el cumplimiento de esta directiva presidencial y de la estrategia general relacionada con Cuba, en la medida de lo necesario.
El Departamento de Estado continuará siendo responsable por la formulación de la política y la coordinación de las relaciones de Estados Unidos con Cuba. Esto incluye apoyar las operaciones de la embajada en La Habana y garantizar que esta cuente con los recursos y el personal adecuados. Otras responsabilidades incluyen la emisión de visas de inmigrante y de no inmigrante, procesamiento de refugiados, promoción de intercambios educacionales y culturales, coordinación de programas sobre la democracia, y rendir informes sobre lo político y lo económico. El De­partamento de Estado continuará al frente de la Comisión Bilateral Estados Unidos-Cuba y coordinará una serie de diálogos, tales como el Diálogo sobre la Apli­cación y Cumplimiento de la Ley, conversaciones anuales sobre migración y las reuniones para resolver reclamaciones pendientes. El Departamento de Estado se­guirá codirigiendo esfuerzos con la Agen­cia de Es­tados Unidos para el Desarrollo Inter­na­cional (USAID) para asegurar que los pro­gramas de promoción de la democracia sean transparentes y estén en consonancia con los programas existentes para otras sociedades similares. El Depar­ta­mento de Estado coordinará los esfuerzos para impulsar la cooperación con Cuba en materia de ciencia y tecnología. El Depar­tamento de Estado apoyará las telecomunicaciones y el aumento del acceso a In­ternet en Cuba y aportará orientación en materia de política exterior a los departamentos de Comercio y Tesoro respecto de ciertas exportaciones, transacciones financieras y otras solicitudes de licencia.
Misión de Estados Unidos ante las Na­ciones Unidas (USUN, por sus siglas en inglés), en coordinación con el Depar­ta­mento de Estado supervisará los asuntos multilaterales pertinentes a Cuba en las Naciones Unidas. USUN identificará áreas de posible colaboración con Cuba que permitan impulsar una relación más colaborativa entre Estados Unidos y Cuba en las Naciones Unidas. La USUN también participará en conversaciones relacionadas con la resolución anual contra el embargo presentada por Cuba en las Naciones Uni­das, a medida que nuestra relación bi­la­teral siga desarrollándose en una trayectoria positiva.
El Departamento del Tesoro es responsable de aplicar las restricciones económicas del embargo y las políticas de licencias. El Departamento del Tesoro continuará con su tarea de ayudar al público, a los negocios, y a las instituciones financieras a comprender los cambios regulatorios. El Departamento del Tesoro continuará revisando y respondiendo a preguntas públicas, y a la retroalimentación sobre las regulaciones y la orientación pública que puedan ser mayormente aclaradas, y dialogará con el Departamento de Estado sobre cualquier nueva solicitud de licencia que el Departamento del Tesoro reciba del público, para determinar si tales solicitudes son coherentes con los cambios regulatorios y la ley vigente. El Departamento del Tesoro utilizará los canales disponibles para el diálogo bilateral para entender el sistema económico y financiero de Cuba y alentar las reformas y también continuará participando en diálogos con el gobierno cubano sobre nuestros cambios regulatorios.
El Departamento de Comercio continuará respaldando el desarrollo del sector privado en Cuba, el empresariado, el desarrollo del derecho mercantil y los derechos de propiedad intelectual, así como la protección medioambiental y el pronóstico de tormentas. Si se levantan las restricciones legales, el Departamento de Co­mercio promoverá el aumento del comercio con Cuba proporcionando ayuda para las exportaciones a las compañías de Estados Unidos. Mientras tanto, el Depar­tamento de Comercio continuará adelante con un enérgico esfuerzo de divulgación para garantizar que las empresas de Estados Unidos entiendan que los cambios regulatorios en Estados Unidos ofrecen nuevas oportunidades para obtener licencias o usar excepciones a las licencias para aumentar las exportaciones autorizadas a Cuba, incluyendo a empresas propiedad del estado cubano que proporcionan bienes y servicios para atender las necesidades del pueblo cubano. Además, el Departamento de Comercio seguirá participando en un diálogo con el gobierno cubano sobre nuestros cambios regulatorios, así como sobre la necesidad de simplificar el proceso cubano para las importaciones, la transparencia en las reglamentaciones cubanas para los negocios y otras medidas que conduzcan al aprovechamiento pleno de los beneficios de nuestros cambios regulatorios.
El Departamento de Defensa (DOD, por sus siglas en inglés) seguirá tomando medidas para ampliar las relaciones en materia de defensa con Cuba en tanto favorezca los intereses de Estados Unidos, con un enfoque inicial en la ayuda humanitaria, el auxilio en caso de desastres y la lucha contra el narcotráfico en el Caribe. El DOD apoyará la inclusión de Cuba en el sistema interamericano de defensa y en las conferencias regionales de seguridad y defensa, que le proporcionarán a Cuba un papel en la estabilidad hemisférica. El DOD seguirá haciendo preparativos de contingencia y apoyará la capacidad del Departamento de Seguridad Interna y del Departamento de Estado para abordar los temas relacionados con la migración masiva y la migración marítima en cumplimiento de las órdenes ejecutivas 12807 y 13276, y consistente con otras normativas y estrategias interagenciales aplicables.
El Departamento de Seguridad Interna (DHS, por sus siglas en inglés) interactuará, junto al Departamento de Justicia, con el gobierno cubano para combatir el terrorismo y el crimen internacional organizado. En apoyo a los objetivos de seguridad y de política exterior de Estados Unidos el DHS elaborará protocolos para la cooperación investigativa con Cuba, en coordinación con otros departamentos y agencias. El DHS reforzará la seguridad y la eficiencia de las cadenas de abastecimiento y los sistemas de viajes transfronterizos en apoyo de los intercambios pueblo a pueblo y del comercio autorizado de Estados Unidos con el sector privado de Cuba. El DHS salvaguardará la integridad del sistema de inmigración de Estados Unidos incluyendo la facilitación de la inmigración legal y el aseguramiento de la protección de los refugiados. El secretario de Seguridad In­terna, líder en el gobierno de Estados Uni­dos en materia de migración marítima o migración masiva, con apoyo de los secretarios de Estado y de Defensa, actuará ante una migración marítima o una migración masiva en cumplimiento de las órdenes ejecutivas 12807 y 13276 y en concordancia con las orientaciones y estrategias interagenciales aplicables.
El Departamento de Justicia (DOJ, por sus siglas en inglés) participará junto con el DHS y el gobierno cubano en el enfrentamiento al terrorismo y la delincuencia internacional organizada. El DOJ trabajará con Cuba para expandir la seguridad y la cooperación en materia de aplicación y cumplimiento de la ley, aumentar la capacidad de compartir información y compartir las mejores prácticas con sus contrapartes cubanas. Este trabajo aprovechará y fortalecerá la actual cooperación con Cuba en materia de aplicación y cumplimiento de la ley bajo la cobertura del Diálogo Estados Unidos – Cuba sobre aplicación y cumplimiento de la ley y sus diversos grupos de trabajo, que se enfocan en el enfrentamiento al terrorismo, el narcotráfico, los delitos cibernéticos, el tráfico de personas y otras áreas de la actividad criminal.
La Administración de Pequeñas Em­pre­sas (SBA, por sus siglas en inglés) seguirá interrelacionándose con el gobierno, em­pre­sarios, pequeños negocios y empresas cooperativas cubanas. La SBA apoyará los intercambios con el gobierno cubano en áreas de interés mutuo, particularmente en la formalización de pequeños negocios y la estimulación del crecimiento de nuevas empresas.
La Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos proporcionará la coordinación en cuanto a políticas comerciales en los foros internacionales y, en concordancia con los requisitos y restricciones legales, preparará las negociaciones para normalizar y ampliar el comercio entre Estados Unidos y Cuba.
El Departamento de Agricultura de Es­ta­dos Unidos (USDA, por sus siglas en in­glés) trabajará para aumentar las exportaciones agrícolas y de alimentos de Es­tados Unidos a Cuba mediante la creación de oportunidades de mercado, la mejoría de la posición competitiva de la agricultura de Estados Unidos y la construcción de capacidades agrícolas y seguridad alimentaria en Cuba, al tiempo que protege la salud vegetal, animal y humana. El USDA trabajará con el gobierno de Cuba para impulsar la cooperación según lo dispuesto en el memorándum de entendimiento sobre agricultura entre Estados Unidos y Cuba firmado en marzo de 2016. El USDA construirá la relación comercial y de desarrollo entre Estados Unidos y Cuba en la extensión que se permita y en concordancia con las leyes aplicables.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés), de acuerdo con el memorándum de entendimiento firmado en junio de 2016 con el Ministerio de Salud Pública de la Re­pú­blica de Cuba, colaborará con sus contrapartes cubanas en las áreas de la salud pública, la investigación y las ciencias biomédicas, incluyendo la colaboración para enfrentar al virus del zika, el dengue, la chikungunya y otros arbovirus. El HHS promoverá el trabajo conjunto en esferas co­mo: el desarrollo de vacunas, tratamientos y diagnósticos, se asociará con Cuba para prevenir, detectar y responder a los brotes de enfermedades infecciosas; colaborará en los campos de control del cáncer, programas para tratamientos e investigaciones conjuntas; así como en el intercambio de las mejores prácticas relativas al acceso a la atención médica.
La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) coordinará con los departamentos y agencias del gobierno de los Estados Unidos la respuesta a fenómenos ambientales no planificados, tales como desastres naturales o causados por el hombre. La USAID liderará conjuntamente con el Depar­tamento de Estado los esfuerzos para asegurar que los programas de promoción de la democracia sean transparentes y coherentes con los programas desarrollados en otras sociedades similares.
El Departamento de Transporte (DOT, por sus siglas en inglés) continuará desarrollando vínculos entre EE.UU y Cuba, en apoyo a los proveedores de servicios de transportación, los viajeros autorizados y el comercio, al tiempo que proporcionará las regulaciones requeridas y la supervisión de la seguridad de los proveedores y sistemas de transporte.
La Oficina del Director de Inteligencia Nacional (DNI, por sus siglas en inglés) apoyará mayores esfuerzos del gobierno de Estados Unidos para normalizar las relaciones con Cuba, a través del trabajo de elementos de la comunidad de inteligencia, para buscar oportunidades de intercambio en áreas de interés común por medio de las cuales, podamos intercambiar información sobre amenazas mutuas con las contrapartes cubanas.
El Departamento del Interior (DOI, por sus siglas en inglés) continuará su cooperación con Cuba en las áreas marinas protegidas y seguirá intercambiando con sus contrapartes cubanas para lograr acuerdos sobre conservación de la vida silvestre, áreas terrestres nacionales protegidas y registros sísmicos.
  1. Acercamiento al Congreso
El firme apoyo en el Congreso a la normalización de las relaciones Estados Uni­­dos –Cuba contribuiría a la celeridad y éxito de las metas anteriormente señaladas, particularmente con respecto al em­bargo y al personal adecuado para la embajada. In­tentaremos lograr apoyo del Con­greso para levantar el embargo y otras restricciones le­gales para facilitar la am­plia­ción de los viajes y el comercio con Cuba y acelerar la normalización. In­terac­tua­remos regularmente con miembros y personal del Congreso en lo que se refiere a desafíos y oportunidades en Cuba, abogaremos por contar con políticas gubernamentales, personal suficiente y recursos a fin de implementar los objetivos y las prioridades políticas anteriormente mencionados y alentaremos y facilitaremos viajes del congreso a la región.
  1. Monitoreo y supervisión
La Comisión Interagencial de Políticas (IPC, por sus siglas en inglés), o su equivalente en el futuro, tendrá la responsabilidad principal de coordinar y supervisar la aplicación de esta política. El personal del NSC convocará regularmente a reuniones de la IPC y del Comité de Encargados, en medida de las necesidades, para monitorear la aplicación y resolver obstáculos al avance de esta política. Los siguientes departamentos y agencias designarán a funcionarios principales responsables pa­ra administrar la aplicación de políticas en sus agencias: Departamento de Estado, Departamento del Tesoro, Departamento de Comercio, DOD (Oficina del secretario de Defensa y Estado Mayor Conjunto), DHS, DOJ, USDA, HHS, DOT, USUN, la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos, USAID, SBA y DNI.
  1. Normativa previa
La orden ejecutiva 13276, Delegación de responsabilidades concernientes a ex­tran­jeros indocumentados prohibidos o interceptados en la región del Caribe, de fecha 15 de noviembre de 2002 y la orden ejecutiva 12807, Interdicción de extranjeros ilegales, de fecha 24 de mayo de 1992, continúan en vigor.
BARACK OBAMA
*Granma resalta en letras negras aque­­llos enunciados que considera injerencistas o con vestigios de las políticas del pasado entre Cuba y Estados Unidos

EL ARROZ EN LA ECONOMÍA Y SOCIEDAD CUBANA


Miguel Alejandro Figueras
Premio Nacional de Economía 2007

En 1492, Cristóbal Colon llego a Cuba;  112 000 indios atabeyes, siboneyes y tainos habitaban este archipiélago.  Fueron exterminados en  40 años por las enfermedades transmitidas por los europeos, los trabajos forzados, los suicidios y en menor medida por atroces matanzas ejecutadas por aquellos que supuestamente traían la fe cristiana para salvarlos. En 1530 quedaban solamente unos cuantos cientos. Cien años después del arribo del Almirante, la población cubana era  20 000 personas.[1] El Descubrimiento o el Encuentro de Dos Civilizaciones, como se quiera llamar, tuvieron como consecuencia la despoblación de la Isla.

Esta es la razón principal del porque los platos típicos cubanos, no se preparan con alimentos endógenos;  se preparan tal como se hacían en la Península Ibérica. 

Es una de  las características simpáticas del cubano: sus platos típicos son mayormente importados. El arroz con frijoles negros y los turrones son mayormente importados. Se trata que no falten en la Nochebuena.
El arroz fue traído a Cuba por los colonizadores españoles y se convirtió en uno de los principales componentes de la dieta cubana. Muchos cubanos consideran que no han comido, si en el almuerzo o en la cena o en ambos no comieron arroz.

El cultivo del arroz comenzó  a mediados del siglo XIX. A inicios del  siglo XX, la producción nacional arrocera satisfacía la mayor parte del consumo nacional, por primera y única vez hasta ahora.   

La expansión azucarera en el primer cuarto de ese siglo, le fue arrebatando tierras al arroz. A finales de los años ’30 el arroz nacional solamente satisfacía el 5% – 10 % de la demanda.[2]

En 1945 el arroz se cultivaba en el 18% de las finc[3]as en Cuba, pero solo se utilizaba en ese cultivo el 3% del área cultivada.  El  área cultivada e arroz promedio por finca era un poco más de 2 hectáreas y con bajos  rendimientos. La mayor parte del arroz producido era para autoconsumo y existían muy pocas fincas dedicadas a la producción comercial de ese producto.  La mitad de la producción se obtenía en las provincias de Matanzas y Las Villas.

En la segunda mitad de la década de los Cuarenta del siglo XX, se producían unas 36 mil toneladas y se importaban, 220 mil a un costo con una erogación promedio anual de 45 millones de dólares.  El 14% del consumo se cubría con la producción nacional y 86% con importaciones.

El Report of Cuba[4] reconocía que existía un potencial para elevar la producción, por la vía de dedicar más tierras a su cultivo, mejorar la administración del agua utilizada, emplear más fertilizantes y realizar las cosechas de forma mecanizada. 

Y así fue. A finales de los años Cuarenta del siglo XX, la recién creada institución paraestatal, Banco de Fomento Agrícola e Industrial (BANFAIC) comenzó a ofrecer créditos a los productores de arroz. Nuevas provincias se incorporaron a su cosecha (Pinar del Rio llego  a producir el 31%; Camaguey el 21% y Oriente el 33%). En los años Cincuenta creció la producción, entraron en producción algunas fincas grandes con moderna tecnología. En 1955 el Gobierno constituyo la Administración de Estabilización del Arroz[5], con amplios poderes para recomendar cuotas, establecer precios mínimos y accionar en operaciones para evitar fluctuaciones indeseables de los precios internos.

         “Agricultores emprendedores se dieron a esta tarea y han prosperado. Hoy (1952) la producción cubana de arroz, cubre menos de la quinta parte del abastecimiento. Pero crece, avanza. ….Las posibilidades de una política que busque el máximo de autoabastecimiento posiblemente son enormes”.[6]

PRODUCCION E IMPORTACION DE ARROZ EN CUBA (miles tm)

1950
1951
1952
1953
1954
1955
1956
PRODUCCION
104
117
126
192
181
325
279
IMPORTACION
293
290
214
252
197
107
135

Fuentes: Anuario Estadístico de Cuba, Ministerio de Hacienda 1957, La Habana (importaciones de arroz sin cascara)
Cuba - Indicadores Seleccionados 1950 – 80 Oficina Nacional de Estadísticas, la Habana 2002 (producción es arroz cascara húmedo).

En 1953 el arroz nacional ya satisfacía la tercera parte de la demanda.  No obstante ese año se erogaron 60 millones de dólares a las importaciones de arroz.[7] En 1955 el arroz nacional cubría dos tercios de la demanda.  Los nuevos productores contribuyeron a casi triplicar la producción nacional en la década de los años 50.

Se agudizo la batalla. Los productores americanos, tradicionales exportadores de arroz a Cuba[8],  reclamaban acciones de sus congresistas, para evitar que sus intereses fuesen afectados[9]. El sector de grandes almacenistas importadores, la mayor parte de origen o descendientes de españoles, se unieron en la batalla a los productores arroceros americanos, a la Embajada Americana con sus advertencias y al ultraconservador Diario de la Marina.

Los colonos y hacendados azucareros indirectamente los apoyaban por temor a que las exportaciones azucareras fuesen castigadas[10]. Los Ministerios de Agricultura y de Comercio no apoyaban a los productores de arroz.

Los nuevos cosecheros de arroz, contaban con el apoyo del BANFAIC, el cual emitió bonos por ocho millones de pesos (60% de toda su emisión de bonos)  para apoyar el programa del arroz.[11] Prácticamente, todo el arroz que se cosechaba en Cuba lo hacían empresarios y campesinos cubanos. Cuando la gran nacionalización de 1960, se expropiaron 16 molinos de arroz propiedad de cubanos y solamente un molino de arroz propiedad de un americano.

Hacia finales de los años Cincuenta  la producción de arroz disminuyo debido al mal manejo hidráulico (provocaba salinización de tierras) plagas de insectos e insuficientes conocimientos técnicos. La tendencia fue al estancamiento de la producción.

Al inicio de  los años Sesenta, la producción arrocera continúo decreciendo, en parte debido a directivas del nuevo Gobierno Revolucionario de favorecer la ganadería e iniciar la producción de soya, en tierras arroceras.

Las desavenencias políticas con la República Popular China, afectaron seriamente la compra de arroz en esa nación, a partir de 1965. Fue necesario cambiar rápidamente la política arrocera,  invirtiendo grandes cantidades de recursos en un vasto programa para incrementar la producción nacional de ese cereal.

En  diez años (1966 y 1976),  se construyeron decenas de embalses de agua para el arroz con una capacidad de 2 700 millones de metros cúbicos, incrementando las áreas de siembra, introduciendo nuevas variedades desde 1967, montándose modernos secaderos y molinos, construyendo 700 kms de caminos y pistas aéreas, importándose mas de 2000 tractores especiales y cosechadoras, se multiplico varias veces el empleo de fertilizantes y productos químicos, se erigieron comunidades de viviendas para los trabajadores en las empresas arroceras y se crearon centros de investigación científica para mejorar las semillas y las técnicas de cultivo de arroz.   Un nuevo programa arrocero se desarrolló desde 1986 hasta el año 1990.[12]

DINAMICA DE LA PRODUCCION DE ARROZ CASCARA HUMEDO (miles  tm)
1965
1970
1975
1980
1985
1989
55
374
447
477
524
536
RENDIMIENTO (TM/HA)
2.3
3.2
3.4
3.3

En 1958 existían en Cuba 13 presas  con una capacidad de embalse de 48 millones de metros cúbicos de agua. Entre 1959 y 1989 se construyeron 135 presas con una capacidad de 6 700 millones de metros cúbicos. Cerca de la mitad de esa capacidad tenía como objetivo alcanzar el autoabastecimiento total en cuanto al arroz.

En 1991 se aprobó con urgencia el Plan Alimentario, ante el grave cambio en la situación externa. Ese Plan dedicaba un capitulo especifico a las acciones que incrementarían  la producción arrocera. Pero la crisis económica no permitió implementar las mismas.  

Con la desaparición del campo socialista europeo y la desintegración de la Unión Soviética, sobrevino una reducción drástica de insumos, equipos, y repuestos para la producción de arroz. La infraestructura hidráulica se deterioró y los transvases de agua se afectaron seriamente. Entre 1989 y 2000 la producción arrocera mermo un 43%, retrocediendo hasta el nivel de 30 años atrás. El rendimiento agrícola se redujo a menos de 3 toneladas por hectárea.


ALTAS Y BAJAS EN LA PRODUCCION ARROCERA DE CUBA

1995
2000
2005
2010
2014
AREA COSECHADA (mil ha)
97
111
127
155
172
PRODUCCION (mil tm)
227
304
367
436
576
RENDMIENTO (tm/ha)
2.32
2.75
2.80
2.80
3.36

Veinticinco años después se recuperó el nivel de la  producción  y los rendimientos que  se obtenían a finales de los años Ochenta.

En el Sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba (abril 2011), entre los 313 Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, se incluyó el Lineamiento # 193: Asegurar el cumplimiento de los programas de producción de arroz, frijol, maíz, soya y otros granos que garanticen el incremento productivo, para contribuir a la reducción gradual de las importaciones de estos productos.
No se cumplió.

Cinco años después, en el Séptimo Congreso del Partido (abril 2016) se aprobó la  Actualización de aquellos Lineamientos para su seguimiento en el periodo 2016 – 2021. El mismo Lineamiento citado anteriormente se incluye ahora con el número 106.

Como parte de su programa para lograr el autoabastecimiento de arroz, Cuba ha firmado acuerdos de cooperación técnica con Vietnam. Las tierras entregadas para que sirvan como muestras, cultivadas y dirigidas por los vietnamitas duplican y triplican los rendimientos de las empresas, cooperativas y agricultores cubanos. Convenios similares, pero de menor magnitud se han suscrito con Brasil y otros países.

Está en marcha un programa para aumentar el número de molinos de arroz y modernizar los existentes.

En la actualidad las empresas estatales cultivan solamente 14 000 hectáreas sembradas de arroz (7.5% del total del área arrocera), producen 71 000 toneladas de arroz húmedo con cascara, con un rendimiento promedio 4.8 toneladas/ha. Los diferentes tipos de cooperativas, los campesinos propietarios de sus tierras y los campesinos que explotan en usufructo tierras del estado, siembran   157 000 hectáreas de arroz, donde  producen 506 000 toneladas de arroz húmedo con cascara y obtienen un rendimiento de 3.22.

 En el 2008, el 80% de la producción de arroz se obtenía en las provincias de Pinar del Rio, Matanzas, Sancti Spiritus, Camagüey y Granma.[13]

Entre el 2010 y 2013, el promedio anual de importaciones de arroz fue de 450 000 toneladas[14]. El 70% de las importaciones provienen de Vietnam y casi el 30% de Brasil. Se importan pequeñas cantidades de Uruguay y otros orígenes, Para toda la importación de arroz cada año se destinan unos  200 millones de dólares.

En el mercado interno, el arroz tiene varios destinos y precios. Una parte se destina al consumo social (hospitales, escuelas, comedores obreros y unidades militares). Otra parte se vende a las unidades gastronómicas. Una porción importante del  arroz se consume directamente en los hogares. Cada persona, recibe por el sistema de racionamiento 5 libras al mes  a un precio por libra de 1.20 peso cubano no convertible (equivalente a 5.75 centavos de usdólar por libra). Adicionalmente se destinan 110 000 toneladas de arroz importado para el mercado libre,  (aparte del racionamiento) a razón de 5.00 pesos no convertibles por libra (equivalente a 24 centavos de usdolar por libra). Es propósito del gobierno que el precio del arroz no racionado se estabilice en ese precio.

Las cantidades de arroz vendidas en los establecimientos que operan en moneda convertible son mucho menores y sus precios más altos se establecen en pesos convertibles cubano (CUC). Estos precios varían según marcas, origen y calidad.

En la Cartera de Oportunidades de Negocios que se publica todos los años, el Ministerio de Agricultura solamente incluye una propuesta para crear una empresa mixta productora de arroz, con participación extranjera y la empresa estatal cubana Agroindustrial de Granos José Martí, en la zona sur de las provincias de Artemisa y Mayabeque, con el fin de incrementar la producción (Ver Anexo I).

Inversionistas extranjeros interesados en participar en la producción arrocera en Cuba deben de  considerar que el 88% de esa producción se realiza por el sector no estatal y las cooperativas agrícolas juegan un importante papel en ella. La legislación vigente, reguladora de la inversión extranjera, considera que con  carácter excepcional puedan hacerse estas actividades entre empresas extranjeras y  organizaciones económicas de propiedad no estatal con personalidad jurídica[15]


ANEXO 1
CARTERA DE OPORTUNIDADES DE NEGOCIOS
MINISTERIO DE AGRICULTURA DE LA REPUBLICA DE CUBA
PRODUCCIÓN DE ARROZ EN EL SUR DE LAS PROVINCIAS DE ARTEMISA Y MAYABEQUE.

Incrementar la producción nacional de arroz con la aplicación de técnicas adecuadas en la explotación agrícola, adaptadas a las condiciones de clima y suelo locales, utilizando sistemas de fertilización control fitosanitario y post cosecha adecuados.
MODALIDAD DE INVERSIÓN: Empresa Mixta. PARTE CUBANA: Empresa Agroindustrial de Granos José Martí.
MONTO DE INVERSIÓN ESTIMADO: 37 millones USD.
LOCALIZACIÓN: Municipio San Cristóbal, en la provincia Artemisa.
POTENCIALIDADES DEL MERCADO: Venta en el mercado nacional para sustituir importaciones, para el turismo y eventualmente exportación.
RESULTADOS ESPERADOS  ESTIMADOS: 10 mil Tm anuales.
CONTACTOS: Dirección del Grupo Agroindustrial de Granos
  

June 2015
                                                    ANEXO II

                                         Departamento de Agricultura de EUA



The Cuban Rice Sector
Cuba’s diversification away from U.S. rice imports represents the loss of a lucrative export opportunity for U.S. rice growers, since Cuba has the highest per capita rice consumption of any country in the Western Hemisphere. Annual per capita rice supply (milled equivalent) is about 61 kilograms in Cuba, 49 kilograms in Costa Rica and the Dominican Republic, 44 kilograms in Nicaragua, and 7 kilograms in the United States, according to Food Balance Sheets for 2011-13 from the Food and Agriculture Organization of the United Nations (2015). Today, Cuba imports about half of its annual rice consumption, with rice imports averaging about 435,000 tons per year during 2010-14. Vietnam supplies 70 percent or more of Cuba’s rice imports—mostly 5 and 15 percent broken longgrain milled rice—while Brazil supplies most of the remainder. Brazil has been a major supplier of rice to Cuba since 2012.
In 2013/14, Cuba produced 423,000 tons of rice (milled basis), nearly unchanged from the previous year but up 18 percent from 2000/01 (USDA/FAS, 2015c). Rice area, yield, and production in Cuba can vary by a wide margin each year due to weather and input availability. Cuba plants two rice crops a year. The main crop is planted in April-July and harvested in August-December. The second crop is planted in December-February and harvested in March-June. Crop calendars, of course, vary somewhat across producers, regions, and time. The largest producing Provinces are Pinar del Rio, Granma, and Sancti Spiritus. Some producers are able to harvest a second partial or “ratoon” crop from the stubble of the first crop harvest.
Cooperative farms, producers with use privileges on state-owned land, and small-scale farmers account for the bulk of the area devoted to rice in Cuba, according to official Cuban data for 2009 (República de Cuba, Oficina Nacional de Estadística, 2010). Since 2009/10, rice area has averaged 203,000 hectares per year, up from an average of 144,000 hectares during the previous 5 years. The Cuban Government wants to boost domestic rice production and reduce imports, especially after the 2007/08 price spike and export bans by some rice-exporting countries, and has received technical assistance dedicated to the rice sector from several rice-producing countries, including Brazil, Japan, and Vietnam.
Cuba’s field yields averaged 2.8 metric tons per hectare (rough-rice basis) from 2009/10 to 2013/14 and have shown no signs of long-term growth since the late 1970s. Cuba’s yields are low compared with other rice growing countries in the region. From 2009/10 to 2013/14, rice yields averaged 4.7 metric tons per hectare in the Dominican Republic, 4.4 metric tons in Nicaragua, and 3.5 metric tons in Costa Rica. Traditionally, researchers have pointed to a lack of inputs (chemicals, fertilizers, and irrigation infrastructure) and the continued participation of state farms in rice production as the main factors explaining Cuba’s lower yields (Alvarez, 2004).
_________________________________________________________

With establishment of a more normal trading relationship between Cuba and the United States, the U.S. rice industry would be likely again to sell rice to Cuba and may be able to regain a large share of Cuba’s import market, but only if U.S. suppliers are able to provide competitive terms of credit. Several factors favor U.S. rice suppliers in the Cuban market. First, the United States is a consistent, year-round supplier of the high-quality rice that is attractive to Cuban consumers. Second, the United States enjoys a distinct transportation advantage over Cuba’s current rice suppliers. The Port of New Orleans is about two sailing days away from the Port of Mariel, compared with more than 30 days for the Vietnamese port of Ho Chi Minh City.[16] This transportation advantage partially offsets the higher price of U.S. rice compared with rice from Vietnam. U.S. rice typically sells at a higher price than rice from Asian exporters because of differences in quality. As of late May 2015, U.S. prices were about $130 per metric ton (36 percent) above prices for comparable grades of Vietnamese rice, but about $65 below Brazil’s prices. Because the United States is able to ship many smaller-sized cargoes throughout the year to ports throughout Cuba, there is an opportunity for Cuba to reduce the internal trucking costs associated with distributing large shipments of rice arriving in the Port of Mariel to local markets. Third, the United States has the potential to export rough rice to Cuba, which could then be fully milled there. Asia’s rice exporting countries generally do not allow exports of rough rice. Brazil currently exports rough rice mostly to Central and South America. Fourth, if Cuba opens up further as a tourist destination, demand for high-quality rice would increase, supporting increased U.S. sales.



Notas

[1] Atlas Demografico de Cuba, preparado por el Comite Estatal de Estaisticas y el Instituto Cubano de Geodesia y Cartografia,  La Habana 1985.
[2] U.S Department of Commerce, INVESTMENT IN CUBA, Washington D.C. 1956
[3] Según la antigua división administrativa de la nación, cuando solo existían seis provincias
[4] Informe del Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo (Banco Mundial) estudio preparado por la  Misión Truslow de esa institución  a solicitud del gobierno cubano, Wshington D.C 1951
[5] INVESTMENT IN CUBA, ob.cit.
[6] Raúl Cepero Bonilla: Escritos Económicos, tomo 1, página 196, Editorial Ciencias Sociales, La Habana 1983
[7] Raúl Cepero Bonilla, Ob cit. Tomo 1 página  220
[8] En muchos años Cuba compraba la mitad de las exportaciones americanas de arroz y el cubano medio prefería ese arroz de grano grande que desgranaba bien  en la cazuela.
[9] Se destacó el Senador Ellender, por el estado de Louisiana, que amenazaba con introducir propuestas en el Congreso de EUA, para reducir la cuota de exportación azucarera cubana, si se  persistía en su política de fomentar la producción nacional arrocera.
[10] Recordad el  permanente lema de los hacendados cubanos“Sin azúcar, no hay país”.
 [11] Banco Nacional de Cuba: Memoria 1958 – 1959, La Habana 1960
[12] El Programa Alimentario, aprobado por la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, en 1991. Editorial Jose Marti, La Habana 1991
[13] Para años recientes, el Anuario Estadístico de Cuba  no  ha  publicado cifras desglosadas por provincias.
[14] Anicia García Álvarez, Armando Nova González,  Betsy Anaya Cruz; Despegue del Sector Agropecuario: Condición Necesaria para el Desarrollo de la Economía Cubana – en el libro Economía Cubana : Transformaciones y Desafíos. Editorial  Ciencias Sociales, La Habana 2014
[15] Omar Everleny Pérez  Villanueva; Relanzamiento de la Inversión Extranjera en Cuba: Necesidad para el Desarrollo Económico-  en el libro Economía Cubana : Transformaciones y Desafíos. Editorial  Ciencias Sociales, La Habana 2014
[16] The deepwater Port of Mariel is being renovated amid the construction of an adjacent industrial zone. This project will cost about $1 billion and is being funded primarily by the Brazilian Development Bank (BNDES), which is providing about $700 million of the financing (Wilkinson and Bevins, 2015).