Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

sábado, 22 de abril de 2017

La metáfora del globo y la caja

Por más que lo intenten, los republicanos no pueden reformar la asistencia sanitaria sin encarecerla


Imagínense a un hombre que por alguna razón está decidido a embutir a toda costa un globo en una caja. Una caja que, aparte de tener una forma inadecuada, sencillamente no es suficientemente grande. El hombre empieza trabajando en una esquina, colocando el globo en posición. Pero entonces se da cuenta de que el aire se ha comprimido en uno de los extremos y ha hecho que el globo se expanda por otra parte. Así que lo intenta por la otra esquina, lo cual deshace su trabajo original.

Si es lo suficientemente necio u obsesivo, puede pasarse un buen rato repitiendo la maniobra, intentándolo desde diferentes ángulos, y tal vez hasta se convenza brevemente de estar consiguiendo progresos. Pero se engaña: haga lo que haga, el globo no va a entrar en esa caja. ¿Entienden ahora lo que les ocurre a los esfuerzos republicanos por revocar y reemplazar la Ley de Atención Sanitaria Asequible?

Los republicanos se han pasado muchos años tachando la reforma sanitaria del presidente Obama de ley terrible, horrible e inútil, e insistiendo en que ellos lo pueden hacer mucho mejor. Lograron convencer a muchos votantes de que podían conservar las cosas buenas —la drástica expansión de la cobertura, que ha llevado a un mínimo histórico el porcentaje de estadounidenses sin seguro sanitario— y al mismo tiempo reducir las primas, bajar los copagos y, por supuesto, eliminar los impuestos a las rentas altas que financian el programa.

Esas promesas definen básicamente la caja en la que intentan meter la atención sanitaria. Pero la atención sanitaria cuesta dinero. En concreto, si se quiere ponerla a disposición de aquellos ciudadanos con afecciones médicas preexistentes —incluida la condición de no ser rico, ser relativamente viejo y no poder entrar aún en el Medicare [programa de atención sanitaria para mayores]— hay que encontrar una forma de subvencionarlos. El Obamacare costea en parte dichas subvenciones con financiación pública directa y en parte con reglamentaciones que emplean implícitamente las primas pagadas por los sanos para cubrir los costes que supone la atención a los menos sanos. Hay otras formas posibles de alcanzar el mismo objetivo, pero el dinero tiene que salir de algún lado. Eso básicamente dice cuánto aire hay en el globo, y lo hace demasiado grande para la caja.

Ahora entenderán ustedes por qué en el asunto de la atención sanitaria hay un ritmo predecible y repetitivo. Una y otra vez, leemos noticias de prensa afirmando que los republicanos están concluyendo un plan que romperá el punto muerto político. ¡Eliminarán los impuestos del Obamacare y financiarán el Medicaid [atención sanitaria a personas sin recursos]! ¡No, abaratarán el seguro eliminando las exigencias de cobertura! O —la idea más reciente que han puesto en circulación— dejarán que las aseguradoras suban los precios a personas con dolencias previas y lo compensarán creando fondos para grupos especiales de alto riesgo.

Y una y otra vez, el plan acaba teniendo un error garrafal. Millones de personas perderán su cobertura; o conservarán la cobertura, pero tan fragmentada que resultará prácticamente inútil; o las primas se dispararán para los más necesitados, a no ser que se dediquen enormes cantidades de dinero –cientos de miles de millones de dólares– a esos grupos de alto riesgo.

Lo que es importante recordar es que estos problemas no siguen surgiendo porque las personas encargadas de diseñar los planes sean descuidadas, y sigan olvidándose de cuestiones cruciales. Siguen surgiendo porque el Partido Republicano está intentando embutir un globo grande en una caja pequeña, y siempre que lo aprietan por un lado se infla por otro.

Y como la tarea que los republicanos se han impuesto a sí mismos es básicamente imposible, su actual debacle por culpa de la atención sanitaria no es cuestión de táctica política ni de liderazgo. Incluso aunque Donald Trump fuese el gran negociador que afirma ser, o Paul Ryan el genio de la política que pretende ser, esto no podría funcionar.

La única forma de que los republicanos lograsen hacer lo prometido sería que encontrasen un método para obtener una atención sanitaria mucho más barata. Eso lograría desinflar un poco el globo, y tal vez permitiría después de todo meterlo en la caja. Pero no lo han encontrado. La verdad es que, a pesar de que los republicanos lo han tachado de plan demencial e ineficiente, la reforma sanitaria ha logrado contener los gastos mejor de lo que sus defensores esperaban. Podríamos hacer algunas cosas para abaratarlo aún más, pero todas implicarían un giro a la izquierda, como por ejemplo introducir una aseguradora pública, o instituir un sistema de pagador único, es decir, que es el Estado el que paga a las aseguradoras por la asistencia sanitaria que reciben los ciudadanos. El Partido Republicano, que está decidido a girar a la derecha y reducir la participación del sector público, no ha ofrecido ninguna razón para que cualquiera crea que podría hacerlo mejor.

Todo esto plantea la cuestión evidente: si los republicanos nunca han tenido una alternativa verosímil a la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible, si esta debacle era tan inevitable, ¿de qué iba el constante lema de "revocar y reemplazar"?

La respuesta, sin duda, es que empezó como una estratagema cínica; al principio, los republicanos esperaban matar la reforma sanitaria antes de que se pusiera verdaderamente en marcha. Y ahora han caído en su propia trampa. No pueden admitir que no tienen ideas sin admitir de hecho que han estado mintiendo todo este tiempo. Y el resultado es que siguen intentando meter el globo en esa caja.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía.

© The New York Times Company, 2017.

Traducción de News Clips.

Desde el Caribe: una oportunidad para los negocios

El 2017 deberá potenciar las actividades comerciales con el exterior y hacer más dinámica una inversión extranjera que aún no satisface cuanto requiere el país
22 de abril de 2017 12:04:01




La Terminal de Contenedores Mariel ha ayudado a dinamizar la economía cubana. Foto: Cortesía de la ZEDM

Desde el 2014, Cuba ha puesto énfasis en que su desarrollo económico depende, en no poca medida, de elevar la tasa de crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB), que a lo largo de la última década ha rondado el 2 %, casi la mitad del promedio de América Latina en ese periodo.
El análisis de la experiencia internacional asegura que el avance económico exige una tasa de crecimiento sostenida de al menos el 7 %. Dado que la Isla no cuenta con los recursos financieros para lograrlo ha debido recurrir a la atracción de capital foráneo.
Consciente de la trascendencia que tiene la actualización del modelo económico cubano en pos de un desarrollo sostenible, la Cámara de Comercio de la República de Cuba (CCRC) estima que se requieren flujos de inversión extranjera directa de alrededor de los 2 000 ó 2 500 millones de dólares anuales para imprimirle prosperidad y sustentabilidad al modelo socioeconómico socialista de la Mayor de las Antillas.
El turismo es uno de los sectores que más interés despierta dentro y fuera de Cuba. Foto: Cortesía Iberostar


A pesar del saldo positivo que dejó el 2016 para la entidad que es, podríamos decir, la punta de lanza del empresariado nacional en materia de relaciones económicas internacionales, urge que el 2017 potencie grandemente las actividades comerciales con el exterior y le imprima dinamismo a una inversión extranjera que aún no satisface cuanto necesita el país.
En ese sentido, habría que interiorizar las palabras del General de Ejército Raúl Castro Ruz, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, que al concluir el octavo periodo ordinario de sesiones de la octava legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento) convocaba a despojarse de «los falsos temores hacia el capital externo; no vamos ni iremos al capitalismo, eso está totalmente descartado, así lo recoge nuestra Constitución y lo mantendrá, pero no debemos cogerle miedo y ponerle trabas a lo que podemos hacer en el marco de las leyes vigentes».
POR EL DESARROLLO EFICIENTE DE LOS NEGOCIOS…
El interés por hacer negocios con la Isla se ha mantenido creciendo, alentado por la entrada en vigor de la Ley no. 118 de la Inversión Extranjera.
Durante el pasado año, las mayores atracciones del mercado cubano se concentraron en el desarrollo de las energías renovables, la construcción, el transporte, la producción de alimentos, el turismo, la recuperación industrial del país y la protección del medio ambiente.
La Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM) es una de las mayores atracciones para el capital foráneo.Foto: Cortesía de la ZEDM

En el contexto de un difícil panorama mundial, marcado por las restricciones impuestas por el bloqueo económico de Estados Unidos y la contracción en los mercados de los socios comerciales más importantes para la Isla, Rodrigo Malmierca Díaz, ministro del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex), se ha referido al momento complejo que enfrenta la economía nacional, agudizado por problemas coyunturales que existen en Cuba con la liquidez en divisas.
Por otro lado, el presidente de la CCRC, Orlando Hernández Guillén, ha hecho saber que los planes más inmediatos de la entidad, a la que hoy pertenecen 709 empresas cubanas (seis más que en el 2016), buscan cambiar la mentalidad obsoleta en torno a la inversión foránea y apoyar la internacionalización de las compañías nacionales.

El tabaco es uno de los mayores y más distintivos bienes exportables cubanos. Foto: Alberto Borrego

De acuerdo con Malmierca Díaz, es imprescindible mejorar la preparación del capital humano y tener una posición más activa en la búsqueda de nuevos inversores, proveedores y destinos de exportación.
El funcionario ha llamado a optimizar los recursos disponibles y estudiar cada oportunidad de negocios que se presente, porque no es posible explicar una deficiente capacitación, demora, negligencia o pasividad de los procesos negociadores, cuando se cuenta con una Cartera de Oportunidades con 399 proyectos, valorados por un total de más de 9 000 millones de dólares.
Del mismo modo, ha aludido «al esfuerzo considerable que realiza el país para evitar que los atrasos en el cumplimiento de las obligaciones financieras asociadas a las relaciones comerciales tengan repercusión en la paulatina recuperación de la credibilidad externa».
Tras subrayar lo imprescindible que es para Cuba diversificar sus relaciones económicas y comerciales para variar sus fuentes de ingresos y no volver a depender de un solo producto o mercado, Malmierca Díaz ha confirmado el alto peso que en ese empeño corresponde a las empresas exportadoras de bienes y servicios, con preferencia en los de mayor valor agregado y contenido tecnológico.


Los servicios médicos cubanos son de los más demandados de la cartera exportable antillana. Foto: Jose M. Correa

Precisamente la actualización de los Lineamientos de la Política Económica y Social para el periodo 2016-2021, aprobada por el 7mo. Congreso del Partido Comunista de Cuba en abril último, coincidió en prestar la máxima atención a la selección y al control de los funcionarios y empresarios que intervienen en las relaciones económicas externas, de manera especial, a la conducta ética acorde con los principios de la Revolución y a la preparación técnica, económica, financiera y jurídica.
El estratégico documento dicta, asimismo, que el proceso de planificación en la producción de bienes y servicios debe garantizar una dinámica de crecimiento del PIB, y en consecuencia de la riqueza del país, que conduzca al mejoramiento del bienestar de la población, con equidad y justicia social.
LA DIVERSIFICACIÓN DE LAS RELACIONES COMERCIALES
Uno de los principales hilos conductores de la política comercial cubana está en el promover, «siempre que se justifique económicamente y resulte conveniente, el establecimiento de empresas y alianzas en el exterior, que propicien el mejor posicionamiento de los intereses de Cuba en los mercados externos», además de mantener la prioridad y atención a los principales socios del país, y lograr mayor estabilidad en la obtención de ingresos.




Los productos agropecuarios también aparecen entre las exportaciones cubanas. Foto: Juvenal Balán

Al respecto, ha destacado la directora general de Inversión Extranjera del Mincex, Deborah Rivas Saavedra, la necesidad de crear una real vocación exportadora a todos los niveles, fundamentar con estudios de mercado las decisiones más importantes y estratégicas, homogenizar los métodos de las empresas consultoras del país y continuar la flexibilización de la participación de las entidades nacionales en el comercio exterior.
Los datos más recientes emitidos por la CCRC informan que en el 2016 fueron elaboradas agendas de trabajo para 1 536 empresas organizadas en 250 visitas procedentes de 67 países. De ellas, sobresalen las de Japón, China, España y México, algunas de las naciones que visitan la Isla con mayor frecuencia.  
Por otra parte, se organizaron 50 foros empresariales (cifra que casi duplica la del 2015), vinculados a misiones gubernamentales e institucionales recibidas en el país. Entre esos espacios vale mencionar los celebrados en ocasión de las visitas de los primeros ministros de la República Popular China y de la provincia canadiense de Quebec; los presidentes de Portugal, Honduras y Austria; el vicecanciller federal de Alemania y el canciller de Irán, así como los ministros de Comercio e Industria de Antigua y Barbuda, Barbados, Curazao, Ecuador, Italia y Singapur, y el ministro de Planificación e Inversión de Vietnam.
Con el propósito de fortalecer el conocimiento mutuo, se suscribieron 24 acuerdos (14 más que en el 2016), nueve de ellos particularmente con China, y quedó constituido el Comité Empresarial Cuba-Corea del Sur. Con México, España, Holanda, Italia, Rusia, Suiza, Hungría, Vietnam, Panamá, Ucrania, Chile y el propio gigante asiático, ya llegan a 13 esos comités.
Según el informe sobre la resolución 70/5 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, titulada Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba, presentada en octubre pasado, las afectaciones provocadas por la injusta política al comercio exterior de la Isla entre abril del 2015 y abril del 2016, ascendió a 4 106 878 558 dólares, lo que «significó un aumento de 255 962 129 dólares, en comparación con las afectaciones registradas en el período anterior».  
El texto indica que los ingresos dejados de percibir por exportación de bienes y servicios cubanos a los Estados Unidos o a terceros países, como consecuencia de la aplicación del bloqueo económico, constituye el indicador que mayores pérdidas registra en el sector. Solo en la etapa citada, Cuba dejó de percibir ingresos en el orden de 3 149 284 420 dólares por ese concepto.
No obstante, en el contexto del restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, que reconoce el carácter limitado de las medidas aprobadas por la administración de Barack Obama, Malmierca Díaz ha explicitado que Cuba no discrimina a las empresas norteamericanas por su origen, sino que defiende la existencia de negocios mutuamente ventajosos.
UNA NUEVA ERA CON LA UNIÓN EUROPEA
Tras 20 años de asumida la llamada Posición Común de la Unión Europea (UE) hacia Cuba, el pasado 12 de diciembre La Habana y Bruselas formalizaron un Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación en el que se trabajaba desde hace casi una década. Si bien el pacto espera a ser ratificado por el Consejo de Ministros de la UE y precisa del consentimiento del Parlamento Europeo, en palabras del presidente cubano, demostró que el país está abierto a la construcción de una nueva etapa en las relaciones con la UE, sobre bases de respeto y reciprocidad.
La unilateral Posición Común, adoptada por el bloque en 1996 y marcada por las sanciones , fue considerada siempre por la Isla de injerencista y discriminatoria. De hecho, Cuba era el único país latinoamericano con el que la UE no tenía un acuerdo bilateral de asociación o de cooperación.
Desde la óptica del canciller, Bruno Rodríguez Parrilla, el nuevo acuerdo con la Comisión Europea es la base para lograr una convivencia pacífica, civilizada y provechosa, independientemente de sus dimensiones, modelos sociopolíticos o niveles de desarrollo.
Una de las tres esencias del texto radica en el capítulo Económico y de Comercio que, para la viceministra del Mincex, Ileana Núñez Mordoche, es un instrumento para facilitar el intercambio y la cooperación en lo relacionado con el comercio y las inversiones entre Cuba y los socios de la UE.
La funcionaria ha expresado que el Acuerdo, de conjunto con el reordenamiento de la deuda con el Club de París y la apertura de facilidades financieras, crea mejores condiciones para incrementar la presencia del Viejo Continente en los planes de desarrollo de Cuba a mediano y largo plazo.  
Lo cierto es que la UE es el segundo socio comercial del país caribeño, luego de Venezuela, y el mayor inversor extranjero y punto de origen de un tercio de los turistas que recibe. Dicho de otro modo, entre los diez principales socios de la Isla hay tres naciones miembros de la UE: España, Italia y Alemania.
Del 2008 a la fecha, en el impulso a la integración cubana a la economía mundial, se han apoyado proyectos de cooperación (20 de ellos en ejecución) por un monto de más de 90 000 000 de euros, asociados a la cultura, la seguridad e inocuidad alimentaria, el bienestar animal, la energía renovable, el transporte y la protección patrimonial y medioambiental.

Cómo el capital financiero gobierna el mundo

Nick Beams, wsws.org, Jaque al Neoliberalismo

Un artículo publicado la semana pasada en la página web de noticias australiana The Conversation ha puesto en dominio público algunos hallazgos importantes sobre el alcance de la dominación global del capital financiero.

Basado en una investigación llevada a cabo en el 2009, el artículo de David Peetz y Georgina Murray, académicos de la Universidad Griffith en Queensland, Australia, sintetiza su análisis del control ejercido por el capital financiero sobre las 299 mayores corporaciones del mundo (o CMGs).

A pesar de que la investigación ya tiene más de siete años, los autores señalan que, “desde entonces hemos descubierto que la tendencia es de creciente concentración en varios países en las últimas tres décadas”.

Su artículo comienza disipando el mito de que las grandes corporaciones públicas son propiedad de una gran cantidad de accionistas —una ilusión promovida continuamente en los medios de comunicación para potenciar el argumento de que los trabajadores tienen un “interés” en la bolsa de valores.

“Cuando una sola organización [el fondo de inversión estadounidense Black Rock] controla más del 6 por ciento de las acciones en las corporaciones más grandes del mundo y 30 controlan más de la mitad de todas las acciones en estas corporaciones, eso representa una concentración muy alta".

“Nuestro estudio del 2009 descubrió que varias formas de capital financiero controlaban la gran mayoría (68,4 por ciento) de las acciones en las grandes corporaciones del mundo. Los individuos o familias poseían sólo una proporción mínima (3,3 por ciento), y las compañías industriales poseían relativamente poco”.

La investigación está basada en una base de datos compilada por Bureau van Dijk, que combina información de alrededor de 100 fuentes, cubriendo casi 63.000 compañías en todo el mundo.

En un trabajo de investigación publicado en el 2009, titulado “Quién gobierna el mundo —propiedad y el capital financiero”, ambos autores informaron que unas 30 organizaciones, bancos e instituciones financieras poseían o controlaban entre ellas el 51,4 por ciento de las 299 CMGs en su base de datos.

Es decir, sólo el 1,5 por ciento de los accionistas controlaban más de la mitad de las acciones.

Este informe señalaba cuál es el mecanismo principal mediante el cual el capital financiero ejerce su control sobre las compañías en las que posee acciones.

Las instituciones financieras ejercen su poder “no a través de la voz”, es decir, teniendo directivos en las empresas, sino “a través del retiro” —la amenaza continua de retirar fondos de las acciones de las CMGs “si no llegan las ganancias adecuadas”. Mediante el uso de su poder en los mercados financieros y la presión que ejercen sobre los gerentes para mejorar “el valor para los accionistas”, el capital financiero es capaz de dictar los términos.

En efecto, le hace entender a la gerencia a través de los mercados financieros: “Si no haces todo lo posible para maximizar las ganancias —ya sea a través de una mayor productividad, una expansión a gran escala o la reducción de costos—, venderemos nuestra participación financiera o, de lo contrario, los desplazaremos como gerentes”.

Este modo operativo lleva a una conclusión importante que los autores logran sacar. Desde el punto de vista de la lógica esencial del sistema, la distinción entre capital industrial y capital financiero es engañosa. “Esto es porque, al final, el capital industrial es el capital financiero. Si alguna vez hubo un tiempo en el que el mundo era dominado por grandes corporaciones poseídas por unas pocas familias e individuos cuyos valores personales, caprichos y preferencias definieron el comportamiento de las corporaciones, ese tiempo ha pasado. El mundo es dominado por corporaciones que siguen la lógica del capital financiero—la lógica del dinero—porque eso es lo que son. Su lógica no es la lógica de los individuos, sino la lógica de una clase”.

Los datos sobre el país de origen de las grandes corporaciones y de las instituciones financieras que las controlan permiten una lectura interesante y políticamente significativa.

El mayor número de las CMGs, 86 en total, o el 29 por ciento, es originario de Estados Unidos. Los siguientes cuatro países en la lista son: Japón con 48; Gran Bretaña con 23; Francia con 23; Alemania con 20. Luego vienen en orden Corea, China, Italia y Australia.

La concentración de propiedad en las mayores potencias capitalistas es aún más pronunciada cuando se trata de corporaciones financieras. De las 10 principales corporaciones financieras que dominan a las CMGs, 6 tienen su origen en EEUU, 3 en Francia y 1 en Gran Bretaña. EEUU es el país de origen de 10 de las principales 21 entidades financieras. Fuera de este grupo, 18 tienen acciones en por lo menos 100 de las 299 corporaciones más grandes.

Dos instituciones financieras de EEUU se destacan: Black Rock y Capital Group. Ambas tienen el mayor número de acciones en una importante cantidad de compañías. En el caso de Black Rock, es el principal accionista de 42 o el 13 por ciento de sus participaciones. En el 55 por ciento su participación accionaria, Black Rock está entre los 5 accionistas principales, al igual que Capital Group con el 45 por ciento de sus participaciones.

El significado político de estos hallazgos es que refutan las afirmaciones hechas por virtualmente todos los grupos de pseudoizquierda de que Rusia y China son potencias imperialistas. No basan estas definiciones en ningún análisis económico, ya que ni las instituciones chinas ni las rusas figuran entre las principales entidades financieras que controlan las grandes corporaciones.

Como Lenin dejó claro en su obra El imperialismo, la época imperialista se caracteriza por la dominación global del capital financiero, controlado por un puñado de grandes potencias.

Este punto también fue subrayado por Trotsky cuando se opuso a varias tendencias que argumentaban que la Unión Soviética era “capitalista de Estado” y que la expansión territorial que la burocracia estalinista buscaba en relación con Europa del Este era “imperialista”. Un gran número de grupos de pseudoizquierda surgieron de esta corriente.

“En la literatura contemporánea, por lo menos la literatura marxista, el imperialismo se entiende como la política expansionista del capital financiero, que tiene un contenido económico muy bien definido”.

Decir otra cosa es sembrar la confusión, continuó Trotsky. Este es exactamente el objetivo de la pseudoizquierda. Dejando de lado cualquier análisis económico científico, ellos usan la palabra “imperialista” como un epíteto. Esto surge de sus motivaciones políticas, ya que se alinean detrás de sus “propias” potencias imperialistas, sobre todo EEUU, en la cada vez más intensa campaña de guerra contra Rusia y China.

Además, la investigación de Peetz y Murray es una confirmación sorprendente del análisis entero de Lenin en El imperialismo.

Él insistió en que el imperialismo no era una política preferida que podía ser reemplazada por alguna otra orientación, sino que éste surgió de una fase definida del desarrollo capitalista, su fase superior y final, reemplazando al capitalismo de libre competencia del siglo XIX.

Lenin enfatizó que el capital financiero buscaba la dominación económica no sólo de los países coloniales y sus recursos, sino de todo el mundo, tanto de países avanzados como oprimidos. Su política fluía de su economía —dando fin a la democracia liberal y la libertad e imponiendo reacción “en toda la línea”.

Él estaba escribiendo al comienzo de la época imperialista, que anunció su llegada con la erupción de la Primera Guerra Mundial, el 4 de agosto de 1914.

Muchas cosas han cambiado desde el siglo pasado, pero lo sorprendente es que las tendencias básicas de desarrollo económico han seguido el curso esbozado por Lenin. Por ejemplo, él enumeró cinco países —EEUU, Gran Bretaña, Francia, Alemania y Japón— como el núcleo del sistema imperialista. Como deja claro el análisis de Peetz y Murray de los datos sobre las CMGs y las instituciones financieras más prominentes, esas potencias permanecen en lo más alto de la lista.

Lenin identificó al conflicto entre las grandes potencias como la fuerza motriz objetiva de la guerra, en la medida en que cada una lucha por el dominio del mundo y entra en conflicto violento con las demás.

El desarrollo de corporaciones e instituciones financieras globales llevó a un punto crítico la contradicción fundamental del modo capitalista de producción: entre el desarrollo de la economía a nivel mundial y el modelo de Estado nación en el que está arraigado el sistema de lucro privado.

Como explicó León Trotsky, en el análisis final, la guerra fue una “revuelta de las fuerzas productivas contra la forma política de Estado y nación”. El imperialismo buscó resolver este problema de forma militar para decidir “cuál país debe transformarse de una gran potencia a ser la potencia mundial”.

En oposición al imperialismo, la clase trabajadora tenía que avanzar su propia resolución e impedir el paso de la civilización al barbarismo a través de la revolución socialista mundial —el derrocamiento del sistema de lucro privado capitalista y del Estado nación— con el fin de sentar las bases para establecer una organización socioeconómica superior a nivel global

Lenin hizo hincapié en el mismo tema en El imperialismo. La transformación del capitalismo competitivo del siglo XIX en imperialismo, o capitalismo monopólico, no sólo creó las condiciones para la guerra. También sentó las bases objetivas para una economía socialista mundial planificada. La dominación del capital financiero, el crecimiento de las corporaciones que organizan la producción a escala mundial, la interrelación de las participaciones de los bancos y las corporaciones implicaron una transformación en las relaciones sociales de la producción—la enorme socialización de la producción y la mano de obra.

Durante el boom económico de la posguerra, muchos observadores miopes—economistas burgueses y también algunos que afirmaban ser marxistas—sostuvieron que el análisis de Lenin y Trotsky se había vuelto obsoleto.

Ha sido reemplazado, dijeron, por desarrollos políticos y económicos. Las colonias de las potencias imperialistas habían logrado la independencia —no sin una lucha considerable— y estaban buscando un desarrollo económico nacional.

En el frente económico, el capital financiero, sobre el que el movimiento marxista puso un gran énfasis, había pasado a un segundo plano ya que actuó como siervo de las grandes corporaciones industriales que llegaron a dominar el panorama económico.

Pero dentro del marco del desarrollo económico e histórico más amplio, este fue un episodio corto. El auge económico de la posguerra duró sólo un cuarto de siglo, terminado a inicios de la década de 1970. La profundización de la crisis de la rentabilidad que puso fin al boom fue la fuerza motriz detrás de una vasta reestructuración del capitalismo mundial, basada en la globalización de la producción para aprovechar fuentes de mano de obra barata, alcanzando un grado de explotación más allá de lo logrado en la era del colonialismo directo y de la expansión del capital financiero.

El resultado es que la tendencia de desarrollo ha retornado, a un nivel superior, al camino trazado por Lenin. Y el avance cada vez más profundo hacia la guerra ha sido su resultado inevitable.

Al mismo tiempo, la integración de la producción ha sentado las bases objetivas para el desarrollo de una economía socialista mundial planificada. Esto se refleja no sólo en los hallazgos del estudio de Peetz y Murray, sino también en la investigación llevada a cabo en 2011.

Un artículo publicado en la revista internacional científica New Scientist en septiembre de ese año, titulado “La red de control corporativo global”, detalló tanto la enorme socialización de la producción como la dominación del capital financiero.

Mostró que en el corazón de la red de 43.000 corporaciones transnacionales había una “súper-entidad” de 147 empresas unidas más estrechamente, que controla una gran porción de la riqueza de toda la red. Según James Glattfelder, uno de los tres coautores del informe, “En efecto, menos del 1 por ciento de las compañías fue capaz de controlar el 40 por ciento de la riqueza total de la red”.

Las 20 principales compañías de este grupo estaban controladas por el capital financiero, como Barclays Bank, JPMorgan Chase y Goldman Sachs.

En la conclusión de su informe del 2009, escrito inmediatamente después de la crisis financiera global, Peetz y Murray apuntan que los Estados necesitan ejercer “cierto control sobre el capitalismo”, argumentando que “permitirle libertad sin restricciones es invitar nuevas crisis”.

Pero la posibilidad de algún tipo de reforma del capitalismo y de sus mandos en el capital financiero es una ilusión.

De hecho, el análisis de los dos autores es por sí mismo una refutación de su perspectiva política. Como señalan significativamente, la lógica del sistema es la lógica del dinero mismo.

La lógica del dinero, como la expresión material del capital, es decir, el valor que se expande sobre sí mismo, es derribar todas las barreras para su crecimiento.

El capital financiero no sólo domina y rige sobre las corporaciones. Como aclaró Lenin, también determina las políticas de Estados nominalmente independientes, incluso los más poderosos. Hoy, dicta todas las políticas gubernamentales, atacando servicios sociales vitales como la educación y la salud, exigiendo la reestructuración del mercado laboral de acuerdo a la necesidad de mayores ganancias.

Las experiencias de los últimos 30 años demuestran este hecho económico. A principios de la década de 1980, cuando el presidente francés, François Mitterrand, trató de poner algunos controles sobre los bancos, sus políticas fueron dinamitadas a través de las operaciones de los mercados financieros.

Otra experiencia importante ocurrió en 1992, cuando el capital financiero, en forma del fondo de inversión perteneciente a George Soros, forzó la devaluación de la libra esterlina al vender en corto la moneda británica y embolsarse alrededor de 2.000 millones de dólares en el proceso, a expensas del Banco de Inglaterra.

Cada gobierno vive ahora con miedo a una retirada masiva de su moneda y al veredicto de las agencias de calificación crediticia sobre sus políticas.

A fines de 1993, cuando el rendimiento de los bonos se elevó debido a la preocupación sobre el nivel de déficit del gobierno de EEUU, el gobierno de Clinton implementó una serie de medidas para imponer recortes significativos en asistencia social a fin de satisfacer las exigencias del capital financiero. En su momento, James Carville, asesor político de Clinton, comentó: “Solía pensar que si existía la reencarnación, quería regresar como el presidente de EEUU o el Papa o como un gran bateador de béisbol. Pero ahora me gustaría regresar como el mercado de bonos. Puedes intimidar a todos”.

Hay dos cuestiones básicas a tener en cuenta aquí.

En primer lugar, el capital financiero no es una figura extraña de la economía capitalista, alguna serpiente diabólica que se las ha arreglado para deslizarse en el auténtico Jardín del Edén de la ganancia y la propiedad privada, sino que surge de los cimientos de este sistema.

Al inicio de su trabajo preparatorio para El Capital, Karl Marx se enfrentó a los conceptos adelantados por el socialista pequeñoburgués Pierre-Joseph Proudhon, quien sostenía que era posible frenar los estragos financieros conservando la propiedad privada y el mercado capitalista de dónde surgió.

Como Marx señaló, esto era como tratar de acabar con el Papa conservando la Iglesia Católica.

En segundo lugar, lo esencial para el análisis de Lenin, confirmado por la investigación de Peetz, Murray y otros, es que el aumento y la dominación del capital financiero, que traen consigo la privación social y el peligro siempre creciente de una guerra mundial, no es una política u opción preferida, sino el resultado de una fase o etapa definida en el desarrollo del sistema capitalista en sí.

Esto significa que la única perspectiva viable y realista para finalizar la marcha hacia la guerra, para asegurar la paz e igualdad genuinas —el tema de la celebración de este año del Día Internacional del Trabajador de parte del Comité Internacional de la Cuarta Internacional— es la lucha por el programa de la revolución socialista mundial de la clase trabajadora internacional, cuya situación objetiva la coloca en oposición al capital.
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Escenarios económicos: las incertidumbres críticas

Por Pedro Monreal, El Estado como tal.

Los factores que influyen en la trayectoria futura de la “actualización” son numerosos, pero ¿cuáles serían los dos más importantes? El ejercicio de escenarios demanda la simplificación del proceso de análisis, reduciendo al mínimo el número de variables con las que se trabaja, a la vez que trata de mantenerse la consistencia interna de los escenarios.
En la nota anterior sobre escenarios describí sucintamente lo que pudiera ser el primer paso de un trabajo de escenarios –las reglas del juego- donde la pregunta clave era: ¿Sobre qué podemos tener certeza de que ocurrirá, pero no podemos controlar?
Sugiero avanzar ahora hacia la descripción de un segundo paso donde la pregunta clave sería: ¿Qué es es lo que no conocemos y que no podemos controlar, pero que es importante para el futuro de un asunto determinado? La respuesta a la pregunta se relaciona con la identificación de las llamadas incertidumbres críticas.
Un ejemplo que permite ilustrar la diferencia entre las reglas del juego y las incertidumbres criticas es el siguiente: “los precios del petróleo varían” es una regla del juego (tenemos la certeza de que ocurrirá, pero no podemos controlarlo), mientras que “el precio efectivo del petróleo” es una incertidumbre crítica (no conocemos el precio del petróleo en el futuro y no podemos controlarlo).
Es importante tener en cuenta que los pasos que he anotado respecto a un hipotético ejercicio de escenarios responden a la intención de explicar el trabajo de escenarios de la manera más simple posible. Existen métodos muy diversos para construir escenarios, y cada uno de ellos tiene su propia definición de los pasos a seguir y su combinación muy específica de técnicas de trabajo. Ver aquí,  aquí, y aquí.
En cualquier caso, conviene resaltar que la identificación de las incertidumbres críticas son un paso crucial. De hecho, los tres criterios con los que se juzga la efectividad de un ejercicio de escenarios –plausibilidad, consistencia interna y utilidad decisoria- dependen en alto grado de una buena selección de las incertidumbres críticas que se utilizan para construir escenarios.
Esencialmente, las incertidumbres críticas son factores que influyen en la trayectoria que convierte el presente de un fenómeno en su futuro, pero no todos esos factores son iguales. En los ejercicios de escenarios, esos factores son divididos en dos grandes grupos: los “elementos predeterminados” y las “incertidumbres críticas”.
Los primeros son aquellos factores relativamente estables o predecibles. El ejemplo clásico es el factor demográfico de un país. Por otra parte, las incertidumbres críticas son los factores relativamente inestables o con baja predictibilidad, como pudieran ser la tasa de crecimiento económico para un momento determinado del futuro, o los precios del petróleo.
A los efectos del trabajo de escenarios, una incertidumbre critica es aquella que es juzgada como crucial para el tipo de decisión que supuestamente pudiera ser adoptada para lidiar con los escenarios. Nótese que se trata de un juicio respecto a un factor. Los escenarios son el resultado de un proceso subjetivo, a diferencia de otras técnicas de modelar la transformación de sistemas complejos, que se basan en análisis de datos.
La naturaleza subjetiva del ejercicio de escenario requiere que estemos conscientes de tres cuestiones: primero, que la mejor manera de tratar de compensar la inconsistencia que pudiera derivarse de la subjetividad consiste en la adopción de un enfoque “disciplinado”, es decir, de la utilización de un método que permita reducir al mínimo posible las inconsistencias lógicas que pudieran minar la credibilidad de los escenarios. En segundo lugar, el trabajo de escenarios usualmente se hace de manera colectiva, como mecanismo para atenuar el peso de la subjetividad individual en el proceso. En tercer lugar, esa subjetividad se encuentra en la base de muchas de las críticas –a veces severas- que se hacen al trabajo de escenarios.
Cuando decide hacerse un ejercicio de escenarios, pudieran identificarse inicialmente muchos factores que potencialmente funcionarían como incertidumbres críticas, pero un factor clave de la construcción de escenarios es la simplificación del proceso y, en ese sentido, existe consenso de que habría que seleccionar solamente dos incertidumbres críticas.
Son muy numerosas las variables impredecibles que pudieran ser consideradas como importantes para el futuro de cualquier fenómeno. Como son tantas, se dificulta en extremo hacer un análisis enfocado que pudiera ser de utilidad para los decisores de políticas
Hacer escenarios es una forma de modelación de un proceso, lo cual –por definición- equivale a simplificar la representación mental de la forma en que este funciona y se transforma. En ocasiones, se suele criticar el trabajo de esos escenarios por esa simplificación, pero considero que una crítica tan general no es adecuada. Lo que pudiera criticarse –en casos específicos- es la simplificación incorrecta.
Tratar de construir escenarios con más de dos incertidumbres criticas aumenta de manera exponencial el riesgo de transformar muy rápidamente un intento de “narrativa multi-variable” en verdaderos galimatías, como este –muy deficiente- publicado por la Fundación Konrad-Adenauer, con el título de “Escenarios de transición en Cuba”.
Concluimos entonces con una sugerencia de cuáles pudieran ser las dos incertidumbres críticas a considerar en la preparación de escenarios sobre el modelo económico y social de Cuba:
  • Incertidumbre crítica # 1: Grado de predominio estatal en la regulación económica
  • Incertidumbre crítica # 2: Crecimiento inclusivo
En ambos casos se trataría de un factor importante, cuyo estado futuro no conocemos, y que no podemos controlar.
Ya sé que pudiera decirse que el grado de predominio estatal y la igualdad social son factores “controlables”. En realidad no lo son, cuando se refiere al futuro. Invito a que se revise el estado actual de ambos factores y que se contraste con lo que se decía sobre ellos hace veinte años atrás.
La incertidumbre crítica # 2 -crecimiento inclusivo- combina dos indicadores: la tasa de crecimiento económico y el índice de Gini que mide la distribución del ingreso. Se expresaría como una línea con dos extremos, uno donde se combina bajo crecimiento y distribución desigual (Gini alto), y otro donde coexisten alto crecimiento y distribución equitativa (Gini bajo).
La incertidumbre crítica # 1 -grado de predominio estatal en la regulación económica- se expresaría en una línea que también refleja posibles situaciones extremas, calificadas como “alto” y “bajo”.
Al ordenar ambas incertidumbres criticas como los ejes de una posible matriz de escenarios, su representación gráfica pudiera ser la siguiente:
Chart Escenarios y variables
A partir de esta representación gráfica, puede entonces comenzar la construcción de los posibles escenarios. Ese será el tema de una próxima nota.

Falta en Cuba comprensión sobre agroecología, aseguran especialistas.

Fuentes especializadas consideran que el movimiento agroecológico pudiera perder el terreno ganado en la isla caribeña en un eventual mayor acceso a la tecnología convencional.




Los organopónicos y huertos intensivos semi-protegidos producen el 50 por ciento de los vegetales que se consume en las ciudades .

Foto: Jorge Luis Baños/ IPS

La Habana, 22 abr.- Con capacitación, sensibilización, intercambio de buenas prácticas, uso de productos naturales y diversificación de cultivos, Cuba persigue avanzar hacia una agricultura sostenible sobre bases agroecológicas, que reduzca las fuertes importaciones anuales de alimentos por 2.000 millones de dólares.

Esa noble aspiración avanza, no sin tropiezos, trascendió esta semana en un programa televisivo dedicado a la agricultura agroecológica. Los obstáculos que persisten son el uso de fertilizantes y plaguicidas químicos, exceso de laboreo y alto consumo de agua y otros recursos, indicaron especialistas invitados, el 20 de abril, al espacio Mesa Redonda Informativa.

“En Cuba hay un modo de producción establecido que dificulta la aceptación por técnicos y agricultores de una propuesta de agricultura sostenible sobre bases agroecológicas, porque no hay un completo entendimiento de lo que significa la agroecología”, dijo Roberto A. Caballero, coordinador del Programa Agroecológico de la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (Actaf).

Caballero aclaró que esta práctica “no es un conjunto de tecnologías, ni es un modelo productivo”, sino “una ciencia que se nutre de los saberes campesinos, de la cultura agraria local… del estudio detallado del sistema en que se desarrolla la agricultura, la finca, la empresa, el lugar donde debe desarrollarse el proceso de producción y (…) de los conceptos más avanzados de la ciencia cubana e internacional”.


“La agroecología suministra el saber para hacer la tecnología”, apuntó.

A su juicio, esta tendencia resulta coherente con el programa de reforma económica y social emprendido desde 2008 por el gobierno de Raúl Castro, “donde está claramente definido que pretendemos el logro de un socialismo próspero y sostenible”.

En el país, consideró, la seguridad alimentaria es un asunto de seguridad nacional y “si no tenemos seguridad alimentaria, resultará muy difícil lograr un socialismo próspero y sostenible”.

“Una agricultura próspera y sostenible debe ser eficiente en el uso óptimo de los recursos técnicos y humanos”, con mayor uso de la ciencia, sin elevados insumos, pero que a la vez reporte mayor rendimiento y estabilidad productiva.

A su juicio, tiene que tener una reducida dependencia externa, ser resiliente a las condiciones climáticas adversas, ambientalmente responsable y socialmente justa.

No son nuevos los caminos de Cuba por esta senda, que promueven de forma separada pero confluente la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y la Actaf.

A este modelo que quiere extenderse no se llegó por voluntad propia, sino que tomó fuerza por la casi desaparición de los insumos propios de la agricultura convencional por la crisis económica que comenzó en 1991 y se extiende hasta la actualidad. Hoy el país dispone de recursos financieros solo para insumos de cultivos muy específicos.

De acuerdo con Adilén Roque, coordinadora del movimiento agroecológico de la ANAP, en esa organización la agroecología, que llegó en 2007 con la metodología llamada De campesino a campesino, tiene como antecedente la sabiduría del agricultor.

“Desde ese momento hasta la actualidad hemos llegado hasta 150.000 familias campesinas que hoy producen de forma agroecológica por convicción. Hoy tenemos agrupadas más de 200.000 fincas con diferentes integraciones agroecológicas”, dijo.

Para ello, establecen tres categorías: finca iniciada en el camino agroecológico, finca en transformación agroecológica y fincas agroecológicas, que también propician la integración familiar, la participación de mujeres, juventud, niñez y personas de la tercera edad.

Durante el espacio televisado se mostraron ejemplos de unidades de producción donde acciones como la diversificación e intercalado de cultivos, uso de medios biológicos y la creación de bancos propios de semillas han permitido avances en los rendimientos, tanto en fincas pequeñas como en grandes cooperativa.

Las prácticas agroecológicas también ocupan un lugar privilegiado en la agricultura urbana.

El ingeniero Francisco Martínez, investigador del estatal Instituto de Suelos y miembro del Grupo Nacional de Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, explicó que los organopónicos y huertos intensivos semi-protegidos creados en las ciudades suman 8.300 hectáreas y son responsables de la producción de 50 por ciento de los vegetales que se consumen.

En el caso del movimiento de frutales, en la agricultura urbana, suburbana y familiar se incorporan 100 nuevas cooperativas en las cuales se han introducido 57 especies de frutales, incluso aquellos escasos o en peligro de extinción, con las prácticas agroecológicas, entre ellas la producción de abonos orgánicos y de semillas.

Idalmis Nazco, presidenta de Actaf, organización que celebró en febrero pasado su 30 aniversario, destacó que en el camino hacia la sustentabilidad se potencia la atención a los hombres y mujeres vinculados al sector. (2017)