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lunes, 6 de julio de 2015

Certifican calidad de producción de refinería de Cienfuegos

La empresa mixta recibió el aval por tener implantado un sistema de gestión de la ca­lidad que satisface los requisitos de la NC-ISO 9001: 2008

Por Opciones| digital@opciones.cu
6 de julio de 2015

La Empresa Mixta Cuvenpetrol S.A. Re­fi­nería de Petróleo Camilo Cienfuegos recibió el Certificado que la acredita “por tener implantado un sistema de gestión de la ca­lidad que satisface los requisitos de la NC-ISO 9001: 2008”, aval con validez has­ta el año 2018.

Dicho mérito lo recibió el ingeniero venezolano Ramón Cu­ra­piaca Me­dina, subgerente general, de manos de Lázara Moré Cor­dové, se­cre­taria general del Sindicato de Energía y Mi­nas en Cien­fuegos.

El pergamino otorgado por la Oficina Nacional de Nor­malización destaca el alcance del primer proyecto del ALBA en Cu­ba, en el procesamiento de petróleo crudo para la refinación y comercialización de varios productos derivados.

El ingeniero Dessie González Fragoso, director de Ope­rac­i­o­nes, señaló que “hasta el cierre de mayo del presente año se había corrido una cifra superior a los 9 500 000 barriles de crudo, para el 39 % de cumplimiento del plan anual, estimado en 17 mi­llones 860 000 barriles”, y destacó el rendimiento, observación estricta del cronograma y eficacia operacional.

A ello se añade una excelente labor en el plano de la calidad; así como un trabajo consolidado a favor de la preservación y el cuidado del medio ambiente en sus diferentes áreas.

El momento fue propicio para que el colectivo de la empresa cubano-venezolana celebrase el aniversario 204 de la tierra de Simón Bolívar, el próximo 5 de Julio; y se entregase la Distinción Ñico López a trabajadores con 20 o 25 años en el sector.

El Proyecto ALBA Empresa Mixta Refinería de Petróleo Camilo Cienfuegos fue inaugurado el 2007 por los presidentes Raúl Castro y Hugo Chávez y se ocupa de la refinación de petróleo para la fabricación de gas licuado, gasolinas, turbo combustible, diésel y fuel oil.

En consonancia con los Lineamientos del VI Congreso del Partido, la planta alcanza sus metas anuales con ahorros significativos en portadores energéticos como agua, energía eléctrica, reactivos químicos, aceites lubricantes y fuel oil equivalente, que favorecen el margen de refinación. (Periódico Granma)

Debaten crítica situación de la ganadería en Niceto Pérez

Al presidir en esta localidad un análisis sobre el comportamiento de las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) y Unidades Empresariales de Base (UEB) agrícolas, dirigido al incremento de sus producciones, Machado fue informado que ante la falta de agua y alimento han muerto 768 cabezas en lo que va de año y se han tenido que sacrificar por de­pauperación 982.
En el municipio de mayor potencial ganadero del territorio está dañado, de una manera u otra, el ciento por ciento de la masa (unas 33 500 reses), lo que ha provocado que la producción de leche se incumpla en casi 700 000 litros y se adeuden a la industria algo más de medio millón.
Para atenuar los estragos de la escasez de lluvia y de agua, así como pastos y forrajes, el municipio recurre a innumerables iniciativas, como la recuperación de pozos y molinos de vientos, a la producción artesanal de una pequeña planta de pienso criollo, a la búsqueda de comida alternativa como masa verde, cepas de plátano y derivados de la producción de azúcar. También ha reubicado en la propia provincia un grupo de cabezas y otra parte se ha vendido a varios territorios.
Machado Ventura mostró su desacuerdo con el alto número de reses sacrificadas por desnutrición, pues dijo estar convencido, como ilustraron los debates del tema, que no se han explotado todas las acciones posibles para salvar a buena parte de esos animales. De seguir esa tendencia, llegaríamos a conformarnos con la desaparición de la ganadería en Niceto Pérez, co­mentó.
Previamente, en la sesión matutina, se había realizado similar encuentro en el municipio de Guantánamo, solo que a la presencia de las UBPC y UEB se sumó el desempeño de las granjas estatales de nuevo tipo.
Los productores asistentes a este intercambio coincidieron en que disponen de potencialidades para producir más y que para alcanzar ese objetivo es necesario mejorar la calidad de insumos como limas, machetes, sogas y guantes; incrementar los abastecimientos de piezas para reparar tractores y camiones, así como de neumáticos y rodamientos para carretas de bue­yes.
Hay que atender con premura esos problemas y encontrarles solución, significó Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba, quien asistió a ambos encuentros, junto a Denny Legrá Azahares y Nancy Acosta, primer secretario del Partido en Guantánamo y presidenta del Gobierno, respectivamente.

Poner fin a la sangría de Grecia

Incluso los partidarios más fervientes de la Unión Europea deberían respirar aliviados




Un operario realiza tareas de mantenimiento en la sede del BCE, en Fráncfort (Alemania). /HANNELORE FOERSTER (GETTY)

Europa esquivó una bala el domingo. Frustrando muchas predicciones, los votantes griegos respaldaron con contundencia el rechazo de su Gobierno a las demandas de los acreedores. E incluso los partidarios más fervientes de la Unión Europea deberían respirar aliviados.

Naturalmente, no es así como lo ven los acreedores. Su versión, de la que se ha hecho eco buena parte del sector mediático, es que el fracaso de su intento por amedrentar y someter a Grecia ha sido un triunfo de la irracionalidad y la irresponsabilidad sobre los sensatos consejos tecnócratas.

Sin embargo, la campaña de la intimidación —el intento de aterrorizar al pueblo griego cortando la financiación de los bancos y amenazando con el caos general, con un objetivo casi ostensible de echar al actual Gobierno de izquierdas— fue un episodio vergonzoso en una Europa que afirma creer en los principios democráticos. Si dicha campaña hubiese tenido éxito, se habría sentado un precedente terrible, aun cuando los acreedores tuvieran razón.

Para más inri, no la tienen. La realidad es que los supuestos tecnócratas europeos son como los médicos medievales que insistían en sangrar a sus pacientes, y cuando su tratamiento los debilitaba aún más, exigían nuevas sangrías. Un sí en Grecia habría condenado al país a más años de sufrimiento con políticas que no han funcionado y que, aritmética en mano, no pueden funcionar: es probable que la austeridad contraiga la economía a mayor velocidad de lo que reduce la deuda, con lo que todo el sufrimiento es en vano. La victoria aplastante del no ofrece al menos una oportunidad para esquivar esta trampa.

¿Pero cómo se puede ingeniar un escape semejante? ¿Existe alguna forma de que Grecia continúe en el euro? Y en cualquier caso, ¿es lo ideal?

La pregunta más inmediata concierne a los bancos griegos. Antes del referéndum, el Banco Central Europeo cortó el acceso a los fondos adicionales, propiciando el pánico y obligando al Gobierno a cerrar los bancos e imponer controles de capitales. Ahora el BCE se enfrenta a una decisión peliaguda: en caso de reanudar la financiación normal estará admitiendo que la congelación previa era política; pero si no lo hace, a efectos prácticos estará obligando a Grecia a introducir una nueva moneda.

En concreto, si el dinero no empieza a fluir desde Frankfurt (sede central del BCE), Grecia no tendrá más remedio que empezar a pagar los sueldos y las pensiones con pagarés, lo que constituiría de hecho una moneda paralela, y que pronto podría convertirse en el nuevo dracma.

Supongamos, en cambio, que el BCE reanuda los préstamos normales y que la crisis bancaria amaina. Eso no resuelve la cuestión de cómo reanudar el crecimiento económico.

En las negociaciones fracasadas que condujeron al referéndum del domingo, el principal escollo era la petición griega de obtener un alivio permanente de la deuda que eliminase el nubarrón que cubre su economía. La troika —las instituciones que representan los intereses de los acreedores— se negó, aunque ahora sabemos que uno de los miembros de la troika, el Fondo Monetario Internacional, había llegado a la conclusión, de manera independiente, de que la deuda de Grecia no puede pagarse. ¿Se lo pensarán mejor, ahora que el intento para echar del Gobierno a la coalición de izquierdas ha fracasado?

No tengo ni idea, y en cualquier caso, ahora existe un argumento potente de que la salida de Grecia del euro es la mejor de las malas opciones.

Imaginemos, por un momento, que el país heleno nunca hubiese adoptado la moneda común; que se hubiera limitado a establecer el valor del dracma con relación al euro. Según un análisis de economía elemental, ¿qué habría que hacer ahora? La respuesta, abrumadora, sería que Grecia debería devaluar, dejar caer el valor del dracma, tanto para fomentar las exportaciones como para salir del ciclo de deflación.

Por supuesto, Grecia ya no tiene su propia moneda, y muchos analistas solían afirmar que la adopción del euro era un paso irreversible; a fin de cuentas, cualquier indicio de salida desencadenaría un pánico bancario y una crisis financiera devastadora. Sin embargo, a estas alturas, esa crisis financiera ya se ha producido, y los mayores costes de la salida del euro ya se han pagado. Así pues, ¿por qué no ir en busca de los beneficios?

¿Funcionaría la salida de Grecia del euro igual de bien que la exitosísima devaluación islandesa de 2008 y 2009, o el abandono en Argentina de la política de equiparar el peso al dólar de 2001 y 2002? Puede que no; pero pensemos en las alternativas. A menos que Grecia obtenga una quita considerable de su deuda, y puede que ni siquiera entonces, abandonar el euro supone la única vía de escape plausible de su interminable pesadilla económica.

Y seamos claros: que Grecia acabe abandonando el euro no significará que los griegos son malos europeos. El problema de la deuda griega refleja tanto la irresponsabilidad de los acreedores como la de los deudores y, en cualquier caso, los griegos ya han pagado con creces por los pecados de su Gobierno. Si no pueden salir adelante con la moneda común europea es porque dicha moneda no ofrece un respiro a los países en apuros. Ahora, lo más importante es hacer todo lo que sea necesario para acabar con la sangría.

Paul Krugman recibió el premio Nobel de Economía en 2008.

© The New York Times Company, 2015.

Traducción de News Clips.

¿Es Puerto Rico la Grecia del Caribe?


Publicado: 6 jul 2015 15:20 GMT



Existen paralelismos evidentes entre la crisis económica de Puerto Rico y el desastre que vive Grecia. Ambos países, eclipsados por una poderosa economía al norte, tienen problemas presupuestarios, sufren altos niveles de desempleo y la caída de las inversiones. ¿Hasta qué punto son comparables ambas situaciones?

Los gobiernos de Puerto Rico y Grecia afrontan crisis financieras semejantes: ninguno tiene liquidez suficiente para pagar el dinero que les fue prestado, informa 'The Washington Times'.

Entre los rasgos que asemejan ambas realidades destacan la enorme evasión fiscal, la corrupción gubernamental y la falta de transparencia que aqueja a sus finanzas públicas.

Además, ni Puerto Rico ni Grecia gozan de la posibilidad de devaluar sus actuales monedas para fortalecer su competitividad económica.

Al mismo tiempo, existen ciertas diferencias. Según los economistas, la crisis económica de la isla caribeña no es tan complicada como la de Grecia, dado que la economía de Puerto Rico está integrada en la de EE.UU. y recibe inyecciones de fondos federales. Asimismo, la deuda per cápita en Puerto Rico es menor que en Grecia.

Sin embargo, a diferencia de Puerto Rico, para Grecia es más fácil declararse en bancarrota. Incluso puede abandonar el euro y buscar préstamos de emergencia en las instituciones internacionales.

"La deuda de Grecia la posee en primer lugar el FMI, después la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. En nuestro caso se trata de miles de bonistas. Por lo tanto, los procesos de renegociación son distintos, porque Grecia se puede sentar con cuatro o cinco personas y Puerto Rico no puede sentarse con un representante de todos los deudores",asegura el economista puertorriqueño Elías Gutiérrez.

Dimite el ministro de Finanzas griego Yanis Varufakis

Yanis Varufakis


El ministro de Finanzas griego Yanis Varufakis ha presentado su dimisión después de que se conociera el aplastante triunfo del 'no' en el referéndum griego.


Después de la rotunda victoria del 'no' en el referéndum griego celebrado el 5 de julio, el ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, ha presentado su dimisión, argumentando que esto ayudaría al primer ministro Alexis Tsipras a negociar un mejor acuerdo con los acreedores extranjeros.

"Momentos después del anuncio de los resultados del referéndum, fui informado sobre cierta preferencia por parte de algunos participantes del Eurogrupo, y varios 'socios', acerca de mi… "ausencia" en sus negociaciones; una idea que el primer ministro consideró como potencialmente útil, que podría ayudarle a alcanzar un acuerdo. Por esta razón, hoy dejo el Ministerio de Finanzas", ha anunciado Varufakis en un comunicado.

"Opino que es mi deber ayudar a Alexis Tsipras a usar, tal como lo vea oportuno, el capital que el pueblo griego nos otorgó en el referéndum de ayer", se ha añadido en el comunicado. Asimismo, ha añadido que llevará "el odio de los acreedores con orgullo".

Después de que Varufakis anunciara su dimisión, la atención mundial se centra ahora en los posibles candidatos a sustituirle. Todas las quinielas apuntan hacia Euclides Tsakalotos, viceministro griego de Relaciones Económicas Internacionales, que el pasado mes de abril sustituyó al propio Varufakis como jefe negociador con los acreedores internacionales de Atenas.

El 5 de julio, el pueblo griego expresó un rotundo rechazo al programa de rescate de los acreedores al obtener más del 61% de los votos en el referéndum. No obstante, las consecuencias de esta decisión de la nación helena aún no están claras, puesto que dependen, en gran parte, del éxito de las negociaciones que se reanudarán en los próximos días.

Las transformaciones económicas en Cuba: la visión externa (III)

Imagen de jose
Por José Luis Rodríguez
Fotos Claudia Camps
6 Jul 2015 - 7:35am
Avenida del Puerto, La Habana Vieja
Entre las múltiples interpretaciones externas sobre la política económica cubana en años recientes, puede encontrarse también a autores que no toman como premisa una transición inevitable a la economía de mercado, sin que se pretenda en este breve artículo hacer un listado exhaustivo de los mismos.
Profundo conocedor de la economía cubana, a la que ha estudiado durante muchos años, el economista sueco Claes Brundenius, actualmente profesor honorario del Research Policy Institute de la Universidad de Lund, elaboró uno de los libros más importantes sobre el desarrollo socioeconómico en la Isla: Cuba revolucionaria: el desafío del crecimiento económico con equidad (Revolutionary Cuba: The Challenge of Economic Growth with Equity, Westview Press, Boulder, 1984), al que siguieron numerosos artículos y libros de especial valor -varios de ellos elaborados en esos años con el destacado profesor Andrew Zimbalist del Smith College. Entre los trabajos más significativos se destaca “Revolutionary Cuba at 50: Growth with Equity Revisited” (Cuba revolucionaria a los 50: crecimiento con equidad revisados), publicado en Latin American Perspectives, Volume 36, Nº 2, March 2009.
En uno de sus libros más recientes, coeditado con Ricardo Torres: No más comida gratis. Reflexiones sobre el proceso cubano de reformas y desafíos para la transformación (No More Free Lunch. Reflections on the Cuban Economic Reform Process and Challenges for Transformation, Springer, London, 2014), Brundenius ofrece una evaluación sobre los cambios en Cuba y las reformas económicas en Vietnam.
Sin dejar de plantear ideas que pueden resultar polémicas, Brundenius arriba -como en trabajos anteriores- a conclusiones más objetivas y balanceadas al afirmar en este libro: “Es un poco irónico que mientras nosotros hablamos sobe la crisis del modelo socialista en Cuba, el capitalismo en todo el mundo atraviesa su crisis más profunda desde la Gran Depresión (…) Pero claramente, el capitalismo no es ‘el fin de la historia’ y es ahora más que nunca importante buscar modelos alternativos que puedan combinar la eficiencia de la competitividad de los modelos de mercado con sostenibilidad ambiental, equidad, solidaridad y democracia. Modelos cooperativos pueden ser una importante parte de esas soluciones, como se discute en este volumen”.
Además de Emily Morris, ya mencionada anteriormente, diversos autores se han destacado por aportes puntuales al análisis socioeconómico de la realidad cubana desde posiciones igualmente objetivas.
Entre ellos vale la pena destacar la labor de Albert Campbell, profesor de mérito de la Universidad de Utah, que durante años ha emprendido estudios de indudable relevancia sobre Cuba en el campo de la economía política y la filosofía, y que fue el editor del más reciente libro publicado en Estados Unidos escrito totalmente por autores cubanos residentes en nuestro país: Economistas cubanos sobre la economía cubana (Cuban Economist on the Cuban Economy, The University Press of Florida, Gainesville, 2013).
En este grupo pueden incluirse, con diversos matices, los británicos George Lambie -uno de los editores del International Journal of Cuban Studies, del International Institute for the Study of Cuba- y Mervyn Bein, y el canadiense John Kirk, durante muchos años estudioso de la colaboración internacional brindada por Cuba en el campo de la salud y editor de la colección Contemporary Cuba de la University Press of Florida.
Además, los académicos norteamericanos Nelson Valdés, profesor emérito de Sociología en la Universidad de Nuevo México y profundo conocedor de la realidad cubana, creador de uno de los proyectos de investigación más completos sobre Cuba contemporánea (Cuba-L Direct); Frank Thompson, profesor de la Universidad de Michigan; Paolo Spadoni, profesor asistente de Georgia Regents University y autor del libro La economía de Cuba socialista hoy. Navegando los retos y el cambio (Cuba’s Socialist Economy Today. Navigating Challenges and Change, Lynne Rienner, Boulder, 2014), en el que se realiza un análisis macroeconómico -no exento de criterios debatibles pero interesantes- acerca de las transformaciones en desarrollo en Cuba, y Jorge R. Piñón, un destacado especialista en temas energéticos y director del Latin America and Caribbean Energy Program en la Universidad de Texas en Austin.
Lógicamente, con posterioridad al 17 de diciembre de 2014 el tema de Cuba y su economía ha pasado a ocupar un destacado lugar en todos los análisis, tanto por los especialistas como por aquellos que comienzan a enfrentarse al estudio de nuestro país.
Un examen sobre estas nuevas visiones y las diferentes teorías que se enarbolan para sustentarlos merecerá una evaluación más detenida en la misma medida en que se vayan despejando obstáculos que -como la permanencia del bloqueo norteamericano contra Cuba- no permiten una proyección clara de los posibles derroteros de las relaciones económicas entre ambos países a corto plazo.
Por el momento, resulta de mucha importancia para los economistas cubanos mantener un seguimiento de todos los trabajos que se publican en el exterior, especialmente de aquellos académicos que han demostrado una mayor rigurosidad en sus análisis hasta el presente, tomando en cuenta su posible contribución al debate científico y a la profundización en el  desarrollo de los estudios sobre la economía cubana.

* El autor es asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial.
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Hacia una necesaria discusión sobre el “sector privado”

Hacia una necesaria discusión sobre el “sector privado”
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El rol del sector privado en la economía cubana viene tomando un gran destaque en el debate sobre la realidad del país y las trayectorias futuras.  Los cambios que tienen lugar desde 2011 han venido a reposicionar esta cuestión en la esfera pública, gubernamental y académica.  Los criterios suelen pasar por no pocas opiniones extremas.  El proyecto cubano durante 50 años se ha distinguido por una extrema cautela en lo relativo al involucramiento del sector privado en la actividad productiva, muy especialmente de la propiedad privada nacional.
La profunda crisis económica de principios de los noventa creó las condiciones para un gran reacomodo en el sistema de propiedad, el primero desde el advenimiento de la Revolución.  Fue tal su entidad que requirió una reforma constitucional desde la Asamblea Nacional. Como resultado de ese primer paso, se abrieron camino un número reducido pero simbólicamente importante de “cuentapropistas”, lo que se correspondería en otros contextos con la pequeña propiedad privada[1]. Este dinamismo inicial languideció desde finales de la propia década del noventa en la medida en que no hubo continuación en los cambios, y muchos de ellos fueron revirtiéndose.  En varias actividades se postergó indefinidamente el otorgamiento de nuevas licencias, mientras que otros cerraron los negocios a partir de un endurecimiento de las exigencias de las agencias estatales vinculadas con la regulación del sector.  Con estos antecedentes, no resulta extraño que la ampliación del espacio que ocupa el llamado “cuentapropismo” a partir de las transformaciones que ha adelantado el Gobierno desde 2007 haya generado una gran atención, dentro y fuera de Cuba.
Salón de peluquería privada en Santiago de Cuba. Foto: Dado Galdieri (BLOOMBERG).
Salón de peluquería privada en Santiago de Cuba. Foto: Dado Galdieri (BLOOMBERG).
A partir de las reformas en la estructura de propiedad de la tierra en busca de un nuevo modelo agrícola y la posterior flexibilización de condiciones para la operación del “trabajo por cuenta propia” en septiembre de 2010, se han creado las condiciones para que el tamaño del sector no estatal sea, a la altura de 2015, el mayor desde los inicios de la década de 1960.  En la actualidad se ubica aquí el 27% de la fuerza de trabajo, un número sin precedentes en 50 años.  Una de las características de las nuevas políticas,  es que no todo lo “no estatal” se percibe de la misma forma. Públicamente, se ha defendido la legitimidad de estimular más la formación de cooperativas, [2] mientras que se verifica menos resistencia a involucrar a empresas extranjeras que a ampliar la participación del “sector privado” nacional.
Desafortunadamente, la forma actual de concebir la participación del sector privado en la economía nacional limita sus potenciales efectos positivos mientras crea no pocos problemas. Por ejemplo, su mayor presencia podría estimular un mejor desempeño de las entidades estatales sobre la base de una mayor competencia.  Hasta el momento, el solapamiento a nivel de sectores es mínimo entre “estatal” y “no estatal”.  De hecho, lo que está ocurriendo es que se acelera la competencia dentro del propio sector no estatal.
El “cuentapropismo” y las cooperativas urbanas están concentrándose en un ámbito sectorial muy semejante, mientras que en otros ámbitos se mantiene una costosa protección al sector público. Y se podría aducir que la competencia puede llegar a ser desleal, dado que las cooperativas disfrutan de personalidad jurídica propia y un régimen tributario más laxo. Es decir, a priori se ha decidido estimular una forma de propiedad específica, independientemente de sus resultados en el terreno. Dado que la ineficiente asignación de recursos es asunto de primer orden en el escenario cubano, esta es una pobre elección de política.  ¿Por qué no premiar a los más exitosos, los que crean más puestos de trabajo, o innovan más, o generan exportaciones? De esa manera más recursos (desde fuerza de trabajo y capital físico hasta insumos de todo tipo) irían a parar a las organizaciones que mejor los usan. Esa política no es desconocida en Cuba, se practica hoy en la agricultura (o por lo menos es lo que se dice).
Un «cuentapropista» técnico en reparación de móviles, en su local de La Habana. Foto: EFE.
Un «cuentapropista» técnico en reparación de móviles, en su local de La Habana. Foto: EFE.
Otro de los efectos perversos se observa en el mercado laboral.  El tipo de actividades aprobadas para el “cuentapropismo” no se corresponde con el nivel educacional de la fuerza laboral cubana.  La inmensa mayoría de las actividades autorizadas se pueden clasificar como primarias, manualidades de bajo valor agregado. Adicionalmente, las diferencias en la retribución pueden estar induciendo un desplazamiento de fuerza de trabajo calificada hacia posiciones que no requieren necesariamente una alta preparación profesional.  Esto representaría un beneficio a corto plazo para el individuo, pero constituye un derroche de recursos a nivel social. Este fenómeno se ve acentuado por la lenta y extraviada reforma en la empresa estatal.
El movimiento de fuerza de trabajo no es un peligro en sí mismo, ni debe apreciarse como una amenaza en sentido estricto.  En las condiciones actuales, la existencia de un círculo vicioso que corre desde la hipertrofia del empleo en el sector público, hacia la depresión del salario real y los nocivos incentivos que genera, termina afectando el desempeño global de la productividad.  Sin embargo, los probables beneficios de un reacomodo del empleo pueden ser más que anulados si la productividad media en los nuevos empleos es más baja.  En casos extremos, estos pueden ubicarse en actividades informales o ilegales.  Incorporar sectores más complejos puede ser una buena oportunidad para crear empleos mejor remunerados, mejorar la distribución del ingreso (la instrucción es quizá el activo mejor distribuido en Cuba) y [re] balancear el sector terciario hacia actividades intensivas en conocimiento, en correspondencia con las tendencias de las economías modernas. Muchas de ellas proveen servicios claves para mejorar la competitividad de las demás empresas.
Los dueños del hostal «Compostela», en su negocio en La Habana. Foto: Reuters.
Los dueños del hostal «Compostela», en su negocio en La Habana. Foto: Reuters.
Otro asunto tiene que ver con el tamaño de los emprendimientos y sus posibilidades de expandirse. Diversos estudios en América Latina documentan una relación inversa entre el tamaño de las empresas y la productividad media.  Uno de los problemas estructurales que tienen muchos países subdesarrollados es que nacen demasiadas PYMES que no logran crecer, manteniéndose en un umbral de baja productividad, eficiencia y escasa innovación.  Romper ese círculo requiere de un “ecosistema” bastante sofisticado que incluye un sistema financiero diferente, nuevos sistemas de mercadeo y aprovisionamiento, educación especializada, ambiente institucional que incluye reconocimiento legal, además de abrir el debate social sobre su rol y contribución esperada. Esto toma tiempo, probablemente una generación, pero es importante comenzar cuanto antes.
La discusión acerca de la función del sector privado debe ser adecuadamente asentada en un contexto más amplio, prestando atención a los contornos de la sociedad cubana actual.  En un escenario donde las empresas públicas son dominantes y mayormente ineficientes, no se socializa riqueza.  ¿Qué valor tiene una entidad que siendo pública, registra pérdidas continuadas o crece por debajo de su potencial, no crea empleos bien remunerados, contamina el medio ambiente, y ofrece bienes y servicios de escasa calidad?  Estas preguntas deberían formar parte de un debate social serio.  Existen mecanismos para propiciar que incluso cuando la riqueza se crea a través de empresas privadas, esta pueda ser redistribuida a favor del bien común y el proceso de producción mismo tome en cuenta los intereses de los trabajadores. Un tejido social denso y control democrático efectivo pueden proveer el balance requerido.
[1] También ganaron terreno las cooperativas agrícolas (a partir de las UBPC principalmente) y las empresas extranjeras.
[2]Más allá de la agricultura, a través de un proceso de aprobación vertical y prolongado, muchas veces a partir de empresas estatales consideradas no estratégicas e inviables.
(*) El Doctor Ricardo Torres es economista del Centro de Estudios de la Economía Cubana.