Las experiencias derivadas de la importación y exportación en el sector del turismo pueden propiciar rutas en beneficio del país.
Una de las actividades económicas fundamentales para la economía cubana es el turismo. Desde mediados de los 90 esta actividad ha experimentado un positivo desarrollo en el país, el número de visitantes que se recibe ha crecido hasta superar los 2,7 millones de turistas en 2011, los ingresos obtenidos se han multiplicado y se han ampliado las capacidades hoteleras con la creación de polos turísticos de reconocido prestigio.
Cuba se erige hoy como uno de los principales destinos turísticos del Caribe. Este crecimiento de la actividad ha generado un incremento de la demanda de alimentos. Acerca de los estándares mínimos de jugos, frutas frescas y hortalizas establecidos por el Ministerio de Turismo (Mintur) para ser ofertados en restaurantes bufé de las instalaciones turísticas, se establecen diversos requisitos para valorar las posibilidades de ubicar producciones nacionales.
El turismo, al igual que la exportación, es un destino exigente, pero con requerimientos relativamente menores. Por demás, tiene la ventaja de que no precisa de transportación a largas distancias y los problemas que ello entraña para lograr que las frutas y vegetales arriben a sus destinos con los parámetros requeridos. Desde este punto de vista, se trata de un espacio intermedio entre la exportación y el actual mercado agropecuario doméstico, con prácticamente nulas exigencias de calidad y precios elevados que garantizan al productor ingresos importantes con menores esfuerzos productivos.
Adicionalmente, el hecho de que los principales países de las exportaciones de frutas y hortalizas frescas cubanas se encuentren entre los primeros emisores de turismo hacia Cuba, es una coincidencia que debe ser aprovechada. Entre las ventajas más visibles asociadas a esta realidad se encuentran:
• la existencia de una infraestructura aérea para el movimiento de personas que pudiera ser empleada, además, para transportar mercancías.
• la posibilidad de realizar estudios de mercado a través de la aplicación de encuestas u otros métodos, en el propio territorio nacional, a los turistas que visitan Cuba. Esta constituiría una opción más económica para el país, y contribuiría a revelar las preferencias y exigencias de los consumidores europeos, canadienses y de otras nacionalidades, hacia las cuales se quiere dirigir las ventas.
• una oportunidad para promocionar frutos exóticos que sean poco conocidos por estos consumidores así como productos orgánicos del país y cuentan con una amplia aceptación y cotizaciones más elevadas. Esto permitiría, con el tiempo, ganar determinados espacios de mercado.
Es importante, asimismo, considerar que en la actualidad la Isla realiza importaciones para satisfacer la demanda turística, que bien pudieran adquirirse en el mercado doméstico. En el 2010 fue necesario importar 1 360 toneladas de productos como cebolla, zanahoria, col y limón.
Abastecimiento al turismo
Tradicionalmente, el abastecimiento de productos agropecuarios al turismo ha estado en manos de empresas estatales especializadas, como es el caso de Frutas Selectas (con dependencias en todo el país), perteneciente al Grupo Empresarial Frutícola del Ministerio de la Agricultura.
La institución de La Habana es Diseños Tropicales. Mediante entrevistas a trabajadores con diferentes responsabilidades dentro de la empresa se conoció que sus suministradores son campesinos privados, empresas agropecuarias estatales y algunas cooperativas, fundamentalmente de créditos y servicios. Las principales producciones contratadas son: frutas (frutabomba, guayaba, mango, naranja), hortalizas (ajo, cebolla, tomate, pepino, pimiento), legumbres y viandas.
La empresa también se abastece a partir de productos importados, aunque no importa directamente. Los principales productos importados son vegetales congelados como: espinaca, brócoli, coliflor, maíz dulce, pimiento rojo, pimiento mezcla, zanahoria, col de Bruselas, papa prefrita, etc.
Las ventas de esta empresa se dirigen, en su mayoría, al turismo de La Habana. Cuando la entidad no cuenta con los productos nacionales que demanda el mencionado sector en la provincia, tiene la responsabilidad de localizarlos en otros territorios y conformar los pedidos.
Se comercializan tanto productos frescos como procesados. Cuenta con una línea donde se procesan las hortalizas. Este procesamiento consiste en beneficiar los productos, cortarlos en diferentes variantes y, posteriormente, envasarlos al vacío, que le posibilita una mayor duración.
A criterio de varios trabajadores, la mayor dificultad que tienen para la realización de su actividad es la carencia de una planta de beneficio. Este procedimiento se realiza de manera completamente rústica y depende de la posibilidad y la voluntad de unos pocos que benefician los productos manualmente. Las empresas de otros territorios que cuentan con plantas de beneficio se encuentran en franca ventaja, ya que copan espacios de mercado que Diseños Tropicales no puede cubrir, aún teniendo el producto.
Esta barrera incide también en el incumplimiento de los contratos por parte de las entidades turísticas demandantes, las cuales obvian su compromiso con tal de adquirir los productos con la calidad deseada. Se pone de manifiesto así la existencia de dificultades en el proceso de contratación, ya que en ese debe quedar reflejado que la entidad demandante debe cumplir con lo acordado, pero también debe aparecer la calidad con la cual desean aquello que han contratado. De esta forma pudiese penalizarse a cualquiera de las partes que incumpla con el compromiso pactado.
Otra de las dificultades que limita el desempeño de Diseños Tropicales es la poca disponibilidad de medios de transporte para abastecer el mercado turístico de la capital. En ocasiones solo cuentan con dos medios, que en adición no tienen mucha capacidad, lo que incrementa el número de viajes. Esta situación provoca que no siempre puedan llevarse los pedidos en tiempo, lo que a su vez deriva a veces en pérdida de demandas que son cubiertas por empresas que sí pueden cumplir en el tiempo adecuado.
Las mayores fortalezas de Diseños Tropicales radican en la posibilidad de refrigerar los productos que lo requieren, y en que poseen el control en la venta de granos al sector turístico.
Otra alternativa para el abastecimiento
Desde diciembre de 2011 quedó aprobada la venta de productos agrícolas no industrializados, arroz y carbón vegetal por parte de empresas estatales, cooperativas de producción agropecuaria y de créditos y servicios (CPA, CCS), y unidades básicas de producción cooperativa (UBPC) a instalaciones turísticas de manera directa, o sea sin mediación de ninguna empresa estatal.
Las resoluciones mediante las cuales quedó regulada esta modalidad de comercialización son las siguientes: No. 122/2011 del Ministerio de la Agricultura; No. 369/2011 del Ministerio de Finanzas y Precios; 121/2011 del Ministerio de Turismo; y 90/2011 del Banco Central de Cuba. Este nuevo mecanismo de ventas directas no sustituye al ya existente, sino que es una opción adicional. Esta decisión forma parte de la implementación de los Lineamientos 185 y 263.
La modalidad está encaminada a agilizar el acopio y la comercialización de las producciones agropecuarias mediante mecanismos de gestión que contribuyan a simplificar los vínculos entre la producción primaria y el consumidor final, lo que redunda en menores gastos de transportación, minimización de las mermas y una oportunidad de beneficio tanto para los productores como para los consumidores, en este caso, la actividad turística.
Para los productores significa un mercado seguro y con cotizaciones atractivas, la oportunidad de promocionar frutos poco conocidos por los turistas, y también el reto de lograr estándares de calidad superiores, que incluyen el desarrollo de producciones orgánicas. Para las instalaciones turísticas constituye el abaratamiento de sus suministros, una mayor variedad y frescura, entre otras.
Los precios de los productos se establecen en CUP y por acuerdo entre las partes. Como las entidades turísticas operan en CUC, el pago a los productores se realiza a través del banco, quien utiliza un factor de convertibilidad de 7 CUP por 1 CUC para las instalaciones turísticas. Este llamado factor de convertibilidad actúa en la práctica como una nueva tasa de cambio. Pudiera considerarse esta experiencia como un ensayo para la futura modificación del tipo de cambio oficial actual que establece 1USD=1CUC=1CUP, lo cual distorsiona completamente la actividad económica.
Reconocida la necesidad de transformar esta realidad, una de las alternativas a considerar es justamente el realizar movimientos en el tipo de cambio en una actividad determinada, para con el tiempo, extender esta modificación a otras hasta llegar a un tipo de cambio oficial que refleje la realidad económica del país.
Tras pocos meses de su implementación, son varias las formas productivas que se han incorporado. Los obstáculos a vencer ahora son múltiples, relacionados justamente con el comienzo de la modalidad y por ende la falta de experiencia. Entre ellos pueden mencionarse la falta de embalajes adecuados y la carencia, por parte de los productores, de medios de transporte adecuados y/o del combustible para realizar la transportación.
Las importaciones
Los porcentajes de la producción nacional hortofrutícola que se destinan al abastecimiento del turismo y a la red de tiendas recaudadoras de divisas en la actualidad son bajos, al igual que los destinados a la exportación, quedando un potencial productivo no suficientemente aprovechado para los dos destinos que pudiera mejorar la disponibilidad de divisas del país.
Sin embargo, es conocido que para satisfacer estas demandas se importan materias primas y productos de frutas tropicales que bien pudieran ser nacionales. Tal es el caso de las pulpas de mango, guayaba, coco deshidratado y varios vegetales como el tomate, cuyas producciones domésticas se han recuperado considerablemente como se ha podido apreciar.
También es preciso señalar que en ocasiones una parte de estas producciones se pierde en los campos debido a dificultades de diversa índole, que encara el sector agropecuario: infraestructurales, logísticas, organizativas, entre otras.
Las importaciones totales de legumbres y frutas realizadas entre los años 1998 y 2008 han crecido, tanto en términos de valor como en volumen. Sin embargo, puede observarse una contracción a partir del 2008, como parte de la política del país de disminuir las importaciones.
Es obvio que las compras de origen hortofrutícola que realiza el país solo podrán sustituirse en parte, en tanto las importaciones de frutas no tropicales continuarán necesariamente realizándose para satisfacer su demanda, ya que por las condiciones climáticas resulta imposible satisfacerla a partir de la producción doméstica.
Por todo ello, se considera que la sustitución de importaciones de frutas y vegetales constituye otra posibilidad de ahorro de divisas, que puede llevarse a cabo a la par que se diversifican las exportaciones. Incluso, resulta una opción para que los productores ganen ciertas habilidades en los cultivos, de manera tal que se acerquen paulatinamente a los estándares que se exigen a nivel internacional y que, de esta forma, el país esté en mejores condiciones para abrirse paso en un entorno cada vez más complejo y competitivo.
Sin dudas, potenciar los propósitos de sustitución de importaciones y promoción de exportaciones resulta una tarea compleja. Sin embargo, como se ha expresado con anterioridad, se considera necesario avanzar en este camino en aras de aprovechar las potencialidades que tiene el país en este campo para contribuir a la generación de divisas.
Detectar las causas de la escasa dinámica exportadora de los rubros objeto de estudio y la asincronía de las exportaciones cubanas de frutas y hortalizas con su recuperación productiva resulta imprescindible si se desea elaborar una estrategia para cambiar esta realidad.
El país debe no solo empeñarse en lograr una exportación exitosa, sino que se comporte regularmente, ya que la pérdida de mercados trae consigo un esfuerzo posterior para poder posicionarse nuevamente. Para ello resulta importante realizar estudios de los destinos, así como las exigencias en cuanto a envase, embalaje y etiquetado que necesitan los distintos productos.
Para lograr exportaciones hortofrutícolas exitosas debiera valorarse la participación extranjera para la obtención de capital, tecnologías, insumos, asesoría técnica y acceso a mercados, fundamentalmente, tomando en consideración la situación de descapitalización que padece el sector agropecuario en su conjunto, la necesidad de lograr productos competitivos a nivel internacional, así como la experiencia de exportación de cítricos que ya cuenta con inversión foránea.
Una dificultad que afecta ambos actividades, la sustitución de importaciones como la promoción de exportaciones, es que actualmente se pone el mayor énfasis en el proceso productivo y en la necesidad de incrementar los volúmenes de frutas y hortalizas, obviando el hecho de que aunque la producción es el eslabón más importante de la cadena productiva, no es el único. Si bien es cierto que no puede distribuirse lo que previamente no ha sido creado, también es realidad que nada hacemos con cuantiosos volúmenes productivos que luego no pueden llegar a sus destinos por la falta de engranajes entre los diversos eslabones de la cadena productiva. Así ocurre que, en ocasiones aun contando con producciones nacionales, se realizan importaciones por no contar con medios de transporte, plantas de beneficio, envases para acopiar los productos, entre otros.
En aras de sustituir las importaciones de frutas y hortalizas que hoy se realizan resulta positiva la estrategia de comenzar por el sector turístico, que constituye un espacio de demanda creciente y exigente, que en no pocas ocasiones se satisface con productos importados.
*La autora es Máster en Ciencias Económicas e investigadora del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC)