Creado el Miércoles, 04 Mayo 2016 15:58 | Lissett Izquierdo Ferrer
La Habana, 4 may (ACN) Aunque vacacionar en Cuba continúa vedado para los estadounidenses, tras el nuevo escenario abierto entre ambos países y bajo el amparo de flexibilizaciones aprobadas por el presidente Barack Obama, cada vez más se incrementan las visitas de norteamericanos a la Isla.
Así lo confirmó Manuel Marrero, titular cubano de la llamada industria del ocio, en la primera jornada de trabajo de la Feria Internacional de Turismo, FitCuba 2016, en la cual participan 200 empresarios y representantes del sector turístico de Estados Unidos. .
Ante Jorge Cuevas Ramos, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba; Ulises Rosales del Toro, vicepresidente del Consejo de Ministros, y Taleb Rifai, secretario general de la Organización Mundial del Turismo, el ministro abundó sobre el efecto que ha tenido en los viajes a Cuba el nuevo escenario con ese país norteamericano.
De acuerdo con Marrero, a causa de las 12 categorías autorizadas por el inquilino de la Casa Blanca llegaron a la Isla en 2015 un total de 161 mil 233 estadounidenses, superior en un 76 por ciento a lo registrado en el año anterior.
En ese calendario, cuando Cuba rompió récord en los arribos de turistas, dijo que también estuvieron en la Isla 390 mil cubanoamericanos.
El titular subrayó que durante estos primeros meses del año ya han visitado la Mayor de las Antillas 94 mil ciudadanos estadounidenses, cifra que representa un crecimiento del 96 por ciento en comparación con igual período de 2015.
Señaló que el estabelecimiento de los vuelos regulares directos entre los dos países contribuirá de manera importante al aumento de los viajes de norteamericanos a la Isla, un destino al cual todavía no pueden venir a vacacionar a causa de las restricciones incluidas en el bloqueo que impone EE.UU. a Cuba.
Marrero destacó que también favorecerá las visitas la llegada de cruceros, y citó al Adonia, propiedad de la compañía Fathom, filial de Carnival Corp, que reabrió este lunes la ruta marítima entre ambas naciones.
Aseveró que la actividad crucerista cierra la temporada con muy buenos resultados, sobresaliendo los arribos del Thomson Dreams, Louis Cristal y MSC Opera, de la firma MSC Crociere, la cual incluirá otra embarcación en la etapa 2016-2017.
Además, manifestó que la compañía norteamericana Royal Caribbean solicitó para la próxima temporada comenzar sus operaciones con 72 escalas entre La Habana y Miami.
Si bien los norteamericanos no pueden hacer turismo en Cuba, restricción que solo el Congreso puede eliminar, el último paquete de flexibilizaciones aprobadas por Obama incluye la posibilidad de que vengan de forma individual, dentro de la categoría de “viajes educacionales de pueblo a pueblo”.
Según expertos, una vez dejen de existir tales prohibiciones vigentes desde el año 2000, visitarían Cuba un millón de ciudadanos de Estados Unidos, principal mercado emisor para el Caribe.
Los acuerdos que regularizan la deuda cubana fueron firmados por el vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba Ricardo Cabrisas Ruiz y por la parte española, Luis De Guindos Jurado, ministro de Economía y Competitividad. Foto: Eugenio Martínez (Embajador de Cuba en Madrid)/ Facebook
Cuba y España firmaron hoy en Madrid, los acuerdos que reordenan la deuda a mediano y largo plazos de la Isla con el Reino de España, los cuales suponen una contribución positiva al desarrollo de las relaciones económicas, comerciales y financieras entre las dos naciones.
El ministro de Economía español Luis de Guindos y el vicepresidente cubano Ricardo Cabrisas firmaron el acuerdo en vísperas de que el ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo, viaje a Cuba.
En noviembre ya se firmó un acuerdo para la restructuración de la deuda a corto plazo, durante una visita del ministro De Guindos a la isla.
Estos acuerdos entre España y Cuba son resultado de la minuta alcanzada en diciembre de 2015, con el Grupo de Acreedores de Cuba en el Club de París y de las negociaciones bilaterales entre ambos países.
En febrero pasado el Vicepresidente cubano reconoció el activo papel de España en estas negociaciones para alcanzar un acuerdo de beneficio mutuo en este tema.
Durante la visita el funcionario cubano destacó que es un buen momento para continuar profundizando los intercambios en el área económica y el incremento de las inversiones de acuerdo a las prioridades establecidas en Cuba que podrán beneficiarse de los acuerdos rubricados hoy a partir de la creación de una fondo de contravalor mediante el cual las empresas españolas podrían beneficiarse para cubrir gastos en moneda nacional de inversiones en Cuba a partir de nuevos financiamientos a mediano y largo plazos.
En febrero pasado España reabrió la cobertura de operaciones de seguro de crédito a la exportación a Cuba a medio y largo plazos por parte la CESCE.
Los acuerdos que regularizan la deuda cubana fueron firmados por el vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba Ricardo Cabrisas Ruiz y por la parte española, Luis De Guindos Jurado, ministro de Economía y Competitividad, Emma Navarro Aguilera, directora del Instituto de Crédito Oficial (ICO), banco público adscrito al Ministerio de Economía y Competitividad y Beatriz Reguero, directora de área de Cuentas del Estado de la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (CESCE). Estuvieron presentes en el acto el Secretario de Estado de Comercio de España, Jaime García Legaz y por Cuba Arnaldo Alayón Bazo, vicepresidente del Banco Central de Cuba, Amelia Morales Domínguez, viceministra de Economía y Planificación y Eugenio Martínez Enríquez, embajador en España, entre otros.
Por Roberto Veiga González y Lenier González Mederos; Cuba Posible
Nuestro país se encuentra inmerso en una profunda dinámica de transformaciones, donde el tema del envejecimiento poblacional y el sistema de pensiones de seguridad social y la asistencia serán temas claves en el futuro inmediato del país. Es por ello queCuba Posibledialoga con un cubano que se ha convertido en uno de los principales expertos latinoamericanos en el tema: el profesor Carmelo Mesa-Lago.
1. A muchos cubanos les interesa profundizar en cuestiones relacionadas con la seguridad social e ir delineando una proyección para hacer evolucionar positivamente los mecanismos actuales llamados a garantizarla. ¿Cuáles serían los elementos más importantes a tener en cuenta?
En sentido amplio la seguridad social abarca varios programas: 1) el seguro social (como pensiones, licencia monetaria por maternidad, accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, y desempleo); 2) la salud (que puede ser administrada por el seguro social o ser pública); y 3) la asistencia social para los desamparados no cubiertos por el seguro social. En Cuba el término seguridad social se aplica sólo a las pensiones, pues el sistema de salud es público e integrado, la asistencia social es escasa y declinante, y no hay seguro de desempleo. Un buen sistema de seguridad social debe seguir los principios forjados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) por casi un siglo: cobertura universal, prestaciones suficientes, unidad y trato uniforme, solidaridad social, equidad de género, eficiencia administrativa y costos de gestión razonables, rol del Estado, participación social en la gestión, y sostenibilidad financiera-actuarial.
Cuba ha logrado avances en varios de los principios: una cobertura de la fuerza laboral entre las mayores en América Latina (aunque no hay estadísticas); un sistema unificado y con normas uniformes (salvo el esquema de las Fuerzas Armadas que goza de condiciones y prestaciones superiores, lo cual es típico en la región, salvo en Costa Rica); solidaridad social, equidad de género, y rol del Estado (el mayor en toda la región y excesivo). Por otra parte, las pensiones no son suficientes (y la cobertura de los necesitados por la asistencia social es notoriamente baja), el sistema sufre un grave desequilibrio financiero y, aún más, actuarial, y son palpables ineficiencias administrativas y no existe participación social en la gestión.
2. ¿Desde hace cuánto tiempo usted trabaja en la seguridad social cubana y de qué forma?
En 1959 había en Cuba 54 cajas o fondos de pensiones con grandes desigualdades en términos de condiciones de acceso y prestaciones, y la mayoría de ellas estaban quebradas. Mi tesis doctoral en Madrid fue sobre este tema y propuse la unificación de dichas cajas y la uniformidad de sus normas. En 1959 tuve la oportunidad de llevar a la práctica en Cuba lo que proponía en mi tesis. Por medio siglo he trabajado en procesos similares en toda América Latina, a fin de evitar la enorme desigualdad y desequilibrio financiero-actuarial que eso ha generado. No hay que tirar por la ventana la unidad e integración que tiene Cuba, pues iría en la dirección contraria al resto de América Latina. De hecho, he propuesto en muchos países (el más reciente, Chile, en 2015), integrar al sistema general, el esquema separado privilegiado de pensiones de las Fuerzas Armadas porque es muy generoso, costoso y subsidiado por el fisco. He tratado el tema de la seguridad social cubana en múltiples libros y artículos, comparándola con el resto de América Latina.
3. ¿Cuáles podrían ser las debilidades mayores del actual sistema de seguridad social cubano?
La principal es la falta de sostenibilidad financiera y actuarial. El sistema actual es de reparto, sin reserva alguna (el Estado recibe las contribuciones y paga las pensiones) por lo que no puede haber inversiones cuyos réditos serían más importantes que las contribuciones para aumentar las pensiones futuras. El costo del sistema alcanzó su cénit en 7,6 por ciento del PIB, en 2009-2010, pero ha disminuido después a 6,9 por ciento, en 2014. El sistema siempre ha arrojado un déficit financiero (ingresos menos egresos) sufragado por el Estado, que siguió aumentando después de la reforma de 2008: de 40,5 por ciento a 43,8 por ciento en 2013 y de 2,9 por ciento a 3.2 por ciento del PIB. Sin embargo, en 2014 ocurrió, por primera vez, una disminución de ambas cifras: el déficit mermó a 35,2 por ciento y en relación al PIB declinó a 2,4 por ciento. La principal razón de esto es que la reforma de 2008 aumentó la edad de retiro en cinco años; esto se hizo gradualmente en un período de siete años que terminó en 2015, por tanto, un sector importante de la población ha tenido que posponer su retiro y, a corto plazo, debe reducirse el déficit y el costo fiscal.
Sin embargo, en el futuro, el déficit financiero y su carga sobre el PIB volverán a crecer debido a la ascendente esperanza de vida de la población y su acelerado envejecimiento: desde 2015, Cuba tiene la población más envejecida en la región, superando a Uruguay. El déficit actuarial (ingresos para pagar pensiones en el largo plazo) es mucho mayor que el financiero, a pesar de la ligera mejoría en 2014, y el sistema es insostenible a largo plazo por la razón explicada.
La segunda debilidad es la insuficiencia de las pensiones: la pensión media “real” (ajustada a la inflación) cayó a la mitad en 1989-2014 y básicamente es igual desde 2009. La pensión pagada en CUP equivale a 11 CUC o dólares mensuales, la mitad del salario medio en el sector estatal.
Hay ineficiencias, como las largas colas para cobrar las pensiones, el proceso complejo para aprobarlas, el hecho de que sólo una minoría de los trabajadores contribuye al sistema, y la no indexación de la pensión al costo de vida (como en las pensiones, el gobierno decide los aumentos nominales que han estado por debajo de la inflación y se han deteriorado). Por último, los trabajadores no participan en la gestión del sistema.
4. ¿Cuáles son las experiencias latinoamericanas en las reformas de pensiones y qué ha hecho Cuba?
Entre 1980 y 2011, once países de América Latina implementaron reformas estructurales que privatizaron la totalidad o parte de las pensiones de seguridad social, lo cual aumentó el capital acumulado en los fondos privados y mejoró la eficiencia administrativa de las cuentas individuales. Por otra parte, las reformas no ampliaron la cobertura de la fuerza laboral, en muchos casos la competencia no funcionó, los costos administrativos fueron sumamente altos y los costos de transición aún mayores y por mucho más tiempo que el previsto inicialmente.
Las re-reformas aplicadas en Chile, Argentina y Bolivia, entre 2008 y 2010, aumentaron el papel del Estado en las mencionadas pensiones.
En Argentina se cerró el sistema privado y se transfirió a todos los asegurados (2 millones), junto con sus fondos (9.000 millones de dólares), al sistema público, lo cual ha creado un serio riesgo para el pago de las pensiones futuras. Algo parecido ocurrió en Bolivia, pero su reforma garantizó las cuentas de ahorro individuales. Bajo el primer gobierno de Michelle Bachelet, en 2008, Chile mantuvo el sistema privado, aunque lo mejoró con pensiones más altas, afianzó la solidaridad social y la igualdad de género, fortaleció la competencia y el rol de Estado, y creó una comisión de usuarios que evalúa anualmente el cumplimiento de las reformas y hace recomendaciones al gobierno. Una nueva re-reforma, con 58 recomendaciones, fue propuesta por la Comisión Presidencial de Pensiones en 2015, en la cual tuve el honor de participar. En estos momentos en El Salvador hay una propuesta de re-reforma del sistema privado de pensiones y en Perú ha comenzado su discusión (estoy envuelto en ambas). Por último, con algunas excepciones, los sistemas públicos de reparto se enfrentan a crecientes déficits financieros y actuariales, así como a ineficiencias, además de pagar pensiones bajas.
Cuba rechaza la reforma estructural de pensiones; su reforma también, en 2008, se limitó a la modificación de algunos parámetros, por ejemplo: incremento de la edad de retiro en 5 años, de 55 a 60 la mujer y de 60 a 65 el hombre (estas edades aún resultan muy bajas frente a la alta esperanza de vida). Como se ha dicho, en el largo plazo dicha reforma no resolverá el déficit financiero ni el actuarial. Por otra parte, se ha deteriorado el valor real de la pensión a la mitad, así que existe la contradicción entre pensiones muy magras y costos muy altos. La razón principal de este fenómeno es que Cuba tuvo, por 46 años, edades de retiro excesivamente bajas (entre las inferiores en la región) a par de gozar de una esperanza de vida muy alta, de forma que el déficit creció e impidió pagar pensiones adecuadas.
5. ¿Qué modelos serían convenientes evaluar y comprender para enrumbarnos, adecuadamente, hacia las reformas necesarias en la materia?
Cualquier reforma del sistema ha de ser precedida de un diálogo social en que participen todos los sectores involucrados, así como de un estudio que evalúe el déficit actuarial del sistema actual. Esto sentaría bases sólidas para un nuevo sistema, que determine el nivel de las pensiones y de las contribuciones, y estime las reservas necesarias para asegurar pensiones adecuadas a largo plazo. La OIT podría hacer el estudio actuarial.
Cuba debería cerrar el régimen actual y crear un nuevo sistema mixto, independiente, con dos pilares: el primero, solidario, o sea, un régimen de reparto (pero con una reserva) y administración pública, que otorgue pensiones básicas (superiores a las pensiones de asistencia social). El segundo, sostenido por un pilar de ahorro en cuentas individuales y administración mixta. Los actuales asegurados, hasta cierta edad, se pasarían al primer pilar y podrían, voluntariamente, contribuir al segundo (este es un régimen de transición que desaparecería); los trabajadores jóvenes pasarían a los dos pilares y los aportes al de ahorro serían obligatorios. Todos los nuevos trabajadores entrarían en el sistema mixto con los dos pilares (modelo costarricense y uruguayo).
El sistema se podría financiar, como es lógico, con contribuciones (porcentajes sobre el salario) de empleadores y trabajadores (según una norma de la OIT, los últimos no deben pagar más del 50% de la contribución total). Los trabajadores que estén solo en el primer pilar, cotizarían junto con sus empleadores a dicho pilar. Los trabajadores que estén en los dos pilares, unidos a sus empleadores, cotizarían a los dos pilares. Las tasas de contribución serían determinadas por el estudio actuarial mencionado. El Estado tendría que hacerse cargo del costo de transición del antiguo sistema cerrado hasta que este desaparezca cuando mueran todos sus retirados y pensionados. Las inversiones de los dos fondos deberían ser variadas, con adecuada regulación legal, procurando inversiones productivas y altos rendimientos a fin de mejorar las pensiones futuras. Las administradoras del pilar de ahorro individual podrían ser privadas o cooperativas, así como una estatal, y todas bajo las mismas reglas. Habría que crear una superintendencia de pensiones autónoma, que supervise todo el sistema. Los trabajadores deberían ejercer vigilancia sobre el sistema a través de una comisión asesora.
6. ¿Sería posible integrar, debidamente, sus propuestas con las actuales reformas estructurales que se desarrollan en Cuba?
Las reformas estructurales están bien orientadas económicamente (aunque requieren más velocidad y profundidad), pero generan efectos sociales adversos, por ejemplo: extracción de bienes de la libreta de racionamiento y una venta libre muy superior al precio anterior de racionamiento, eliminación de gratuidades y subsidios, aumento del desempleo, etc. El resultado de esto es una mayor población en estado vulnerable y pobreza, que requiere una ampliación de la asistencia social; lo cual demanda una economía sólida. No obstante, la asistencia social, que tiene la menor asignación del presupuesto, mermó de 2,1 por ciento a 0,4 por ciento del PIB entre 2008 y 2014 (1,7 puntos porcentuales) y sus beneficiarios en relación con la población total menguaron de 5,2 por ciento a 1,5 por ciento (3,7 puntos porcentuales).
Una razón del deterioro en los indicadores de asistencia social ha sido la implementación de ciertos Lineamientos de 2011, lo cuales estipulan que los beneficiarios que tengan familia con capacidad para ayudarlos, dejarán de recibir la asistencia. Esta medida no tiene en cuenta el nivel generalizado de necesidad en Cuba y que el valor del salario promedio en el sector estatal (ajustado a la inflación) en 2014 era 28 por ciento del nivel de 1989.
Habría que crear una red mínima de protección social de las personas necesitadas y vulnerables, con un mecanismo de focalización (prueba de ingreso) para evitar “polizontes” (recepción del beneficio sin estar necesitado). En tal caso, la focalización debería basarse en el estado de necesidad de la persona y esto aumentaría notablemente el número potencial de beneficiarios. Por otro lado, el sistema podría financiarse por ingresos provenientes del sistema tributario, que ha mejorado en parte por el aporte del sector no estatal y también por una mejor ejecución de la ONAT. Sin embargo, habría que tener en cuenta incentivos capaces de hacer evolucionar una propuesta de este tipo, por ejemplo: el nivel de la prestación asistencial debería ser, aproximadamente, entre un tercio y una mitad de la pensión mínima, para evitar así los desincentivos a la afiliación al pilar contributivo del sistema mixto propuesto.
Las medidas propuestas crearían un sistema de pensiones (contributivas y asistenciales) que reduciría la pobreza, aumentaría la sostenibilidad financiera-actuarial, mejoraría las pensiones futuras y generaría recursos para inversión doméstica. Esto actuaría como un colchón protector que facilitaría la aceleración y profundización de las reformas estructurales, al suavizar buena parte de sus efectos sociales adversos.
A las 9:00 am, hora de Cuba, asomó su nariz el Adonia en el Puerto de La Habana. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
El Adonia trae 561 pasajeros -18 nacieron en Cuba y 405 son tripulantes. Salvo los cuatro oficiales que se ocupan de mover el barco, todos están asomados a estribor a las nueve de la mañana en que el crucero de Fathom, empresa de Carnival Corp, penetra la boca de la bahía. Muchas caras no se distinguen porque están detrás de las cámaras o de los teléfonos móviles. Toman la foto de la primera vez, después de medio siglo, en que ciudadanos estadounidenses comunes y corrientes podrán presumir de La Habana vista desde el mar en esta mañana espléndida de mayo.
Además de histórico, el espectáculo debe ser para ellos alucinante a juzgar por la expresión que traen. Pocas ciudades de cara al océano tiene este planeta tan favorecida por la geografía y el color, tan abigarrada y barroca, tan olorosa. En Islas en el Golfo,Ernest Hemingway narra una Habana que se siente, más que que se ve, desde la bahía. Describe la calle San Isidro, el barrio de Atarés, los muelles del puerto, el barrio de Jesús María, las colinas de Casablanca. “Del otro lado de la bahía -escribe-, vio la antigua iglesia amarilla y el desparramo de las casas de Regla, casas rosadas, verdes y amarillas… y detrás de todo ello, las colinas grises próximas a Cojímar”. El Nobel estadounidense, “americano bueno”, dejó miles de testimonios de cuánto amó a esta ciudad ancha y llana, con el cielo abierto y a la vista, de edificios bajos para que el sol se propague como le venga en ganas.
El capitán del barco, David Box, hizo notar estas escenas a los pasajeros cuando se encontraban a unas 8 millas de la ciudad y La Habana se divisaba en el horizonte, con las primeras luces del día. El Morro, la Catedral, la silueta del Malecón arbolado por faroles y palmas, eran ya claramente visibles. “Nunca olvidaremos este día”, dijo a través de los altoparlantes poco después de las siete de la mañana. Luego, avanzarían por la Bahía y atracarían por la zona norte de la Terminal de Cruceros, situado de proa por la parte de estribor, guiados por el barquito del práctico que al lado del Adonia parece de juguete, en una maniobra que sorteó el canal del túnel asentado en las profundidades de esta ensenada.
Ahora ya han desembarcado los pasajeros y pasan rápidamente por el puesto de migración para salir a la calle, animados por una rumba y un coctel de bienvenida. El Adonia está casi desierto y luce inmenso en su soledad, aunque este es uno de los barcos más pequeños de Carnival, me aclara un oficial del puerto. Aún así, la cantidad de gente que transporta y que acaba de pasar la escalerilla es como si desembarcaran en la Plaza San Francisco, al mismo tiempo, dos Boeing 477 repletos de pasajeros.
A partir de hoy veremos este despliegue cada 15 días. Por supuesto, la primera pregunta que cualquiera se hace frente a esta avalancha es si La Habana Vieja podrá atender a tanta gente y cómo se conectarán las nuevas condiciones de tráfico entre los dos países con la estrategia de desarrollo cubana. Sin una suficiente infraestructura turística, con bloqueo estadounidense aún en pie y muchos otros problemas, el año pasado la Isla recibió casi 20 000 visitantes a bordo de cruceros europeos y las perspectivas para este año son mucho más generosas, a juzgar por el Adonia.
“Quizás todo el que viva por aquí tenga que aprender a servir mojitos y a tocar ‘La Guantanamera’”, sugiere Ana María, la mujer que tiene apostado su carrito a un costado de la Lonja del Comercio, frente a la Terminal de Cruceros y que pretende cobrarme por una botella de agua dos CUC (moneda convertible cubana equivalente al dólar). Víctor Veloso Pimienta, presidente de Havanatur que conversa brevemente con los periodistas, lo tiene más claro: “Es una oportunidad para nosotros. Cada negocio que se incorpora a una cartera lleva un estudio de factibilidad. También en Cuba.”
Según fuentes gubernamentales cubanas, la Isla podría aprovechar la capacidad operativa creada para recibir aproximadamente 1 200 000 cruceristas, con más de mil escalas de esos buques en un año. Podrían generarse ingresos por más de 139 millones de dólares.
Llegan pasajeros, no turistas
Oficialmente no es todavía “turismo”. Los que vengan a la Isla desde Estados Unidos solo podrán viajar desde el supuesto de “intercambio cultural, artístico, religioso o humanitario”, como la compañía Carnival, la mayor empresa crucerista del mundo, ha advertido una y otra vez desde que comenzaron las negociaciones para este viaje. Mientras el Congreso de Estados Unidos no levante la prohibición de viajar libremente a Cuba -una de las trabas más controversiales del bloqueo-, ningún estadounidense que visite la Isla puede darse un chapuzón en una playa, salvo si viene como estudioso de los fondos marinos, los caracoles, las algas o algún pretexto que lo salve en su país de una multa de cinco dígitos.
Desde finales de enero de 2015, el Congreso tiene una propuesta de ley bipartidista para acabar con la absurda prohibición. La “Ley de Libertad para Viajar a Cuba 2015”, sin embargo, todavía no ha avanzado lo suficiente en el largo proceso legislativo. En la cámara alta, senadores como el republicano Marco Rubio, ex fracasado candidato presidencial, o el demócrata Bob Menéndez, se oponen ferozmente a cualquier gesto hacia la isla donde nacieron sus padres. “El Congreso debería hacer su trabajo y acabar con la idiota prohibición de los viajes”, reacciona una pasajera sesentona, que lleva en la mano dos banderitas, de Cuba y de Estados Unidos, y que repite una y otra vez, alternando el inglés y el español, para todo el que quiera oírla: “estoy feliz”, “wonderful”, “buenos días, Cuba”, “I’m very happy”.
Arnaldo (Arnie) Pérez, asesor jurídico de Carnival, es el primero en bajar del barco y acercarse para hacer declaraciones a la prensa, que ha estado recluida tras unas cintas de seguridad a un lado de la entrada de pasajeros de la Terminal. “Soy cubano”, dice emocionado. Llegó a La Habana con su esposa Carmen y su hermana. Pérez se fue de Cuba en brazos de su madre. Tenía 9 meses y no había vuelto hasta que la empresa para la cual trabaja comenzó las negociaciones con el gobierno de la Isla. “Estamos muy orgullosos y honrados de tener esta oportunidad”, y sin soltar la mano de Carmen, admite: “La entrada en La Habana fue muy especial”.
Esta puede ser una relación mutuamente beneficiosa para Cuba y Estados Unidos, reconoce ante los periodistas, y los datos lo corroboran. A finales de 2015 había 298 cruceros disponibles en todo el mundo, con capacidad para transportar a casi medio millón de pasajeros. El mercado está en manos de tres grandes grupos con sede en Miami: Carnival, Royal Caribbean y Norwegian, que controlan más del 80% del negocio. Para los viajeros de América del Norte, los países del Caribe fueron los principales puertos de destino, con más de 60 millones de días de viaje.
Hay una sensación general de que estamos viviendo un momento importante para Cuba. No solo porque son buenas noticias para la economía y se pone fin a una prohibición absurda y unilateral que impide el tráfico marítimo entre los dos países, sino porque se restituye una condición histórica y geográfica a una Isla que los viejos navegantes llamaron con toda razón “La llave del Nuevo Mundo” y el “Antemural de las Antillas”. Durante siglos esta llave abría las rutas americanas a las comunicaciones comerciales entre el Norte y Sur. De las costas cubanas salieron en 1539 las naves al mando de Hernando de Soto que conquistaron la Florida para España. La Habana construyó durante siglos los buques para las antiguas colonias norteñas, sin contar que hay más distancia entre La Habana y Pinar del Río, que entre el Malecón y el extremo sur de Cayo Hueso.
“Es bueno para Cuba y es bueno para Estados Unidos esto que está ocurriendo”, añade Arnold W. Donald, presidente de la compañía Carnival en diálogo con los periodistas. “Agradezco al gobierno Cuba y al gobierno de Estados Unidos que mi compañía sea la primera en abrir este puente”.
Arnold W. Donald, presidente de la compañía Carnival, en diálogo con los periodistas. A su lado, Víctor Veloso, presidente de Havanatur. Carnival y las agencias de viaje Havanatur y Celimar tienen un acuerdo para los viajes a la Isla en las categorías autorizadas por el gobierno de EEUU. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Very Happy
Pregunto a los pasajeros qué ocurrió con la famosa flotilla que protestaría en el puerto de Miami al iniciarse el viaje, anuncio de los extremistas que presionaron para evitar que Carnival inaugurara su crucero a Cuba. Shirley Thurman dice que tenía noticias de la protesta en el mar, pero que de ella solo vio un bote que paseó con la palabra “democracia” y por poco tiempo.
Cuando comenzaron los preparativos para el crucero, Carnival tropezó con una norma cubana que impedía el viaje, a bordo de embarcaciones estadounidenses en tránsito a Cuba, de ciudadanos nacidos en la Isla. Varios hechos pesaban en la decisión, según explicó la propia compañía y reafirmaron las autoridades cubanas. La nación caribeña sufrió en este medio siglo centenares de ataques terroristas desde la costa de la Florida y otras localidades, en una gama que ha ido de los sabotajes, los secuestros y los asesinatos, hasta tiroteos desde embarcaciones a hoteles en las costas de La Habana, algunos en fechas no tan lejanas. La invasión de Playa Girón llegó por mar. También, la entrada y salida vía marítima de los cubanos facilitó el flujo de la emigración ilegal.
“Son razones históricas las que precipitaron esa ley. Pero ahora son otros los tiempos. Los ataques terroristas han desaparecido y aunque la emigración ilegal continua siendo un problema, Cuba ha decidido cambiar la regla y permitir que los cubanos entren a la Isla por mar. En las nuevas condiciones de respeto y sin agresiones, esa política debía ser derogada y se hizo”, afirma a Cubadebate el abogado especializado en inmigración, José Pertierra, cuyo bufete está en Washington.
Así es. Estamos en el 2016 y parece que ha llovido lo suficiente en los últimos 16 meses, desde que los presidentes de ambos países anunciaron el inicio del proceso hacia la normalización. Estados Unidos y Cuba han renovado los lazos diplomáticos, están tratando de forjar una nueva relación en un mar borrascoso y con grandes diferencias, pero en el que ambas partes tienden puentes, entre ellos el servicio de cruceros. Y la verdad es que los pasajeros, los tripulantes y los cientos de habaneros que llegaron al Malecón a saludar al Adonia, están felices. No hubo nadie que no lo expresara a la prensa o con algún gesto evidente: banderas, sonrisas de oreja a oreja, bailes, besos, aplausos.
El capitán David Box se mostró tan contagiado como los demás. Recorrió a pasos largos el puente que une al Adonia con la Terminal, saludó a las autoridades portuarias, tomó el “Cuba Libre” que le brindraron -ese fue el coctel de bienvenida para todos los recién llegados- y lo alzó hasta la altura de sus ojos: “¡Viva Cuba Libre!”, dijo con voz fuerte y en perfecto español. Después, apuró su trago y regresó a su barco ahora deshabitado.
Posdata a propósito del comentario de un lector
La singularidad de este viaje es que se lleva a vías de hecho el levantamiento de una sanción que tiene más de medio siglo de vida. Estados Unidos ha concedido por primera vez licencias para operar servicios de transporte de pasajeros desde puertos norteamericanos hacia Cuba. Aunque el turismo sigue oficialmente prohibido, esto supone un paso importante en la flexibilización de los viajes a la isla en el contexto del proceso de la normalización de relaciones anunciada por los presidentes Raúl y Obama el 17 de diciembre de 2014. El crucero-escuela de la Universidad de Pittsburg y algunos viajes que se dieron durante la administración Carter, fueron excepciones en una regla de mínima flexibilidad. Una golondrina en el verano. Ahora se cambió la regla y esto beneficia a ciudadanos comunes y corrientes de los Estados Unidos, aunque no pueden venir en calidad de turistas. Esta restricción discriminatoria, como me dijo una pasajera, es bastante idiota y eventualmente debe desaparecer.
El Adonia pasa frente al Cristo de La Habana, que está ubicado en la colina de Casa Blanca. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
El Adonia, que zarpó de Miami poco antes de las 5 de la tarde del domingo, tardó casi 17 horas en cruzar el Estrecho de Florida. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Este martes el Adonia sigue rumbo a Cienfuegos y luego a Santiago de Cuba, para regresar al puerto de Miami el próximo 8 de mayo. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
La llegada del Adonia a La Habana. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Un grupo de niños en la Terminal de Cruceros “Sierra Maestra”. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
El Presidente de Carnival ofrece declaraciones a la prensa. A su lado, con guayabera blanca, Arnie Pérez, el primer pasajero que bajó del barco: “Estamos muy orgullosos de traer el primer crucero de EEUU a Cuba en 50 años. Esperamos que esta iniciativa pueda acercar más nuestros pueblos de los dos países y que haya en el futuro más conexiones”, dice Pérez. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Una rumba en la Terminal de Cruceros. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Las hermanas Maritza (izquierda) y Teresita de Jesús Torrecillas, cubanas, pasajeras del Adonia, con sus “Cuba Libre” de bienvenida. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
El cuentapropismo en acción. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Cuba podría aprovechar la capacidad operativa creada para recibir aproximadamente un millón 200 mil cruceristas, con más de mil escalas de esos buques en un año, lo cual generaría ingresos por más de 139 millones de dólares. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Recibimiento a la salida de la Terminal de Cruceros. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
La llegada del Adonia a La Habana. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate