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martes, 26 de julio de 2016

Las melancólicas melodías de las vacilaciones de la economía mundial

Robert J. Shiller, a 2013 Nobel laureate in economics, is Professor of Economics at Yale University and the co-creator of the Case-Shiller Index of US house prices

NEW HAVEN – Las desaceleraciones económicas a menudo pueden ser caracterizadas como períodos de vacilación. Los consumidores vacilan sobre la compra de una casa nueva o un automóvil nuevo, pensando que ya sea su casa o su automóvil antiguos durarán en buenas condiciones por un tiempo más. Los gerentes vacilan en cuanto a expandir su fuerza de trabajo, sobre si deben comprar un nuevo edificio de oficinas o comprar una nueva fábrica, todos ellos se quedan a la espera de noticias que les permita dejar de lado sus preocupaciones sobre comprometerse con nuevas ideas. Visto desde esta perspectiva, hoy en día ¿cuán preocupados deberíamos estar sobre los efectos de las vacilaciones?

Vacilar es a menudo un concepto similar a procrastinar. Uno puede tener dudas vagas y sentir una necesidad de rumiar y reflexionar sobre asuntos; mientras tanto, otros temas se entrometen en el pensamiento y no se toman decisiones. Pregunte a las personas por qué procrastinan, y probablemente no obtendrá una respuesta clara.

Por lo tanto, ¿cómo tal comportamiento se generaliza lo suficiente para provocar una caída económica? De hecho, puede ser difícil discernir cuáles son las razones para posponer actividades que estimularían la economía.

Uno piensa primero en los comentarios de retroalimentación provenientes de otros que están vacilando. Los efectos sobre los ingresos y la psicología multitudinaria pueden amplificar cada vacilación. Sin embargo, debe haber existido algún factor inicial que comenzó el ciclo de retroalimentación – alguna fuente subyacente de vacilación.

La pérdida de “confianza” económica es una posible causa. Los índices de confianza publicados, disponibles desde la década de 1950, se basan en encuestas que preguntan a consumidores o empresarios sobre sus percepciones a cerca de la actividad empresarial y sus expectativas sobre futuros ingresos y empleo.

La “incertidumbre” sobre la política económica es otra posible fuente de vacilación. Si los empresarios no saben qué regulaciones, qué impuestos, o peor aún, qué nacionalizaciones sobrevendrán, pueden ponerse nerviosos. La idea es antigua, y fue expresada durante la Gran Depresión de la década de 1930; pero dicha incertidumbre no se midió bien, al menos no hasta hace poco.

En un documento de trabajo del año 2015 los economistas Scott R. Baker, Nicholas Bloom y Steven J. Davis construyeron índices de Incertidumbre sobre la Política Económica (EPU, por su denominación en inglés) para una docena de países, para ello utilizaron archivos digitales de noticias. Los índices (que incluyen índices para Canadá, China, Francia, Alemania, India, Italia, Japón, Rusia, Corea del Sur, España, Reino Unido y Estados Unidos) fueron creados mediante el recuento, en cada país y cada mes, del número de artículos de prensa que en los que aparecía la trifecta de términos formada por las palabras “economía” (E), “política” (P) e “incertidumbre” (U).

El índice para cada mes se determinó según el número total de artículos que contenían esas tres palabras, dividido por la cantidad mensual total de artículos en los periódicos determinados como fuente de estudio durante ese mismo período. Se consultó a personas cuya lengua materna es la del país cuáles eran las traducciones apropiadas para las tres palabras. Los índices preparados cubrieron varias décadas, y en dos países, Estados Unidos y el Reino Unido, el estudio incluso se remontó hasta el año 1900. El índice de Estados Unidos se correlaciona con la volatilidad implícita de los precios de las acciones en los mercados de opciones (VIX).

Estos economistas hallaron que el índice EPU de su creación presagia las contracciones económicas en los 12 países estudiados, y que en los dos países para los que prepararon índices a largo plazo, los valores EPU fueron altos durante la Gran Depresión. Pero, se preguntaron: ¿son las contracciones las que provocan incertidumbre? o, ¿es la incertidumbre la que provoca las contracciones? Dado que sabemos que las personas son altamente reactivas a lo que una dice a la otra, la causalidad más probable es la que funciona en ambos sentidos; es decir, en un bucle de retroalimentación.

La interrogante más profunda y más interesante se refiere a qué es lo que inicia esta incertidumbre. Para responder a dicha interrogante se requiere de caracterizaciones impresionistas de las historias e ideas existentes que podrían influir en los pensamientos del público sobre la economía – o podrían influir en la evitación de dichos pensamientos.

En lo que se refiere a la Gran Depresión, uno se pregunta si el alto grado de EPU estaba vinculado a las tendencias sociales después de los excesos de la década de 1920, impulsadas por el temor al comunismo y, en Estados Unidos, el temor a la política denominada como“New Deal”. Uno se pregunta si el miedo a los regímenes fascistas, y el miedo a una guerra que se avecina, prolongó la depresión después de que Hitler llegó al poder en el año 1933. La atención dedicada al libro de Johannes Steele del año 1934 titulado The Second World War, que predijo que evento del mismo nombre, indica que se debe haber hablado lo suficiente sobre el miedo a la guerra para apuntalar algunas vacilaciones. Para las personas que vivieron durante la Primera Guerra Mundial, la idea de una secuela de la misma debe haber sido una pesadilla que les quitaba el sueño.

Por supuesto, no se puede probar si la Gran Depresión fue o no fue realmente prolongada por estas historias. ¿Cómo podemos saber cuáles historias estaban afectando la forma de pensar de las personas? No obstante, por otra parte, podemos estar lo suficientemente seguros de que algunas de estas historias realmente afectan a la incertidumbre económica percibida.

Los psicólogos han demostrado que las personas muestran una “heurística afectiva” o una tendencia a etiquetar los recuerdos con las emociones y dejar que las emociones afecten la toma de decisiones, incluso cuando la decisión no se relaciona con lo que provocó las emociones. Un mal emparejamiento de emociones puede causar disfunción ejecutiva, inacción y vacilación.

Algunos tipos de historias que circulan hoy en día – que se relacionan con el creciente nacionalismo o el miedo a que los inmigrantes desafíen los valores culturales tradicionales – podrían apuntalar y dar lugar a mayores vacilaciones. La votación Brexit del mes pasado en el Reino Unido ha sido vista en todo el mundo, con un nivel extraordinario de alarma, como una señal de inestabilidad política. El incremento de la incidencia de terrorismo ha añadido un vívido ángulo emocional a tales acontecimientos.

¿Impulsarán estos miedos la suficiente vacilación económica como para provocar otra recesión mundial? Cualquier respuesta en este momento sería impresionista e imprecisa. Dada la importancia de las consecuencias, sin embargo, nosotros no debemos amilanarnos a momento de considerar cómo tales temores están afectando la toma de decisiones económicas.

Traducción del inglés de Rocío L. Barrientos.

Perfecciona turismo cubano cálculos de ingresos

La Habana, 26 jul (PL) Un informe oficial señala hoy que el Ministerio cubano de Turismo (Mintur) persigue perfeccionar la metodología vigente para calcular los ingresos derivados de los visitantes extranjeros que se hospedan en casas privadas.

Ello se debe a que la oferta de particulares aumenta y gana huéspedes entre quienes llegan a este país en plan de vacaciones desde el exterior.

El ministro de turismo cubano, Manuel Marrero, agregó oportunamente que como parte de la política para la implementación del sector no estatal en el turismo, se trabaja en el diseño de su información estadística.

Dijo que en manos de los llamados cuentapropistas se contabilizan más de 16 mil habitaciones y alrededor de mil 700 restaurantes paladares.

Según el Ministro, ante el auge de esa modalidad resulta imprescindible integrar los reportes de la oferta oficial y la privada, en pos de estimar el impacto real de la industria del ocio en la economía nacional.

Datos aportados por el Mintur refieren que las habitaciones del sector no estatal reciben alrededor del 25 por ciento de los visitantes extranjeros que llegan a este destino caribeño.

Al cierre del primer semestre del presente año arribaron a Cuba dos millones 147 mil 600 turistas, lo que representa un crecimiento del 11,7 por ciento con respecto a similar periodo de 2015.

Los mayores aumentos los reportan Estados Unidos, España e Italia, cuyos ciudadanos prefieren, por lo general, los hostales particulares.

Una muestra de que la actividad no estatal resulta hoy un importante complemento turístico se palpa en Viñales, occidental provincia cubana de Pinar del Río.

También son destacables en ese sentido lugares como Trinidad (Sancti Spíritus, centro de la isla) y Baracoa (Guantánamo, oriente), donde es mayoritaria la oferta privada en cuanto a casas de rentas, restaurantes y cafeterías.

En esos territorios, al igual que en otros del país, las agencias de viajes del turismo tienen suscritos contratos con arrendadores de habitaciones, paladares (restaurantes privados) y transportistas.

Esos servicios son utilizados en los programas de recorridos, circuitos y excursiones.

Al cierre del 2015 las entidades estatales establecieron convenios con cerca de cuatro mil arrendatarios por cuenta propia, lo cual permitió hospedar a alrededor de 555 mil foráneos en esas instalaciones.

En el sector de la industria de los viajes funcionan, además, 17 cooperativas no agropecuarias asociadas a los grupos de turismo Palmares y Gaviota.

A partir del año pasado se implementó también la contratación en pesos convertibles (CUC) de 37 modalidades del trabajo por cuenta propia, con impacto positivo en las inversiones y en el mantenimiento de las locaciones, siempre de acuerdo con el Mintur.

Un informe de la Oficina Nacional de Estadística e Información de este país refleja que en 2015 el turismo aportó ingresos a Cuba por dos mil 800 millones de dólares, segunda fuente de ingreso del país detrás de la exportación de servicios.

Comentario HHC:  Muy Bien !!!! Mas vale tarde que nunca.

Del multilateralismo al neoregionalismo

Oscar Ugarteche, Jorge Arturo Luna, Alainet

El Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) es el tratado comercial plurilateral más grande (12 países miembros) desde el Tratado de Ottawa de Cooperación Imperial de 1932 (58 estados miembros) por el que se fortalecía el Imperio Británico y se consolidaba la zona monetaria de la libra esterlina. El TPP, incluye a Estados Unidos, Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam, quienes en total suman cerca del 40% de la economía global. De esto, Japón y Norte América suman las cuatro quintas partes.

No es el tamaño del acuerdo ni su concentración lo que sorprende, sino la forma en la que se han llevado a cabo las negociaciones y los alcances que podría tener. En general si hay algo que esconder es una mala señal en los tiempos de la transparencia. En términos comerciales de bienes no ofrece nada nuevo y poco adicional dado que existen TLC entre casi todos los 12 países miembros y entre éstos y Estados Unidos con pocas excepciones como Australia y Nueva Zelandia. En esto es análogo al Tratado de Ottawa de 1932, siendo Gran Bretaña el centro del acuerdo de la época y sin excepciones.

Evocando el acuerdo de 1932 dice Obama en el Washington Post “El mundo ha cambiado. Las reglas cambian con él. Los Estados Unidos y no China, debería de escribirlas.” Obama enterró el multilateralismo de la OMC con esa frase y está listo a que Estados Unidos de manera unilateral defina las reglas. Quizás como el acuerdo de 1932 deba ser bautizado como un “acuerdo imperial”. De todos modos es un acuerdo que señala al debilitamiento del multilateralismo. La manera de las negociaciones quizás señala hacia la privatización de la gobernanza global. No se negocia como un acuerdo público sino como acuerdos privados.

Desde su creación las negociaciones se llevaron a cabo en secreto y ahora que poco a poco va saliendo a la luz puede observarse distintos ángulos que dicho tratado trae consigo. Los derechos de propiedad intelectual, las patentes de medicinas, la posibilidad de que las empresas demanden a los gobiernos, así como menores requisitos a las normas de origen, son temas que generan mucha inquietud. Igualmente merecen atención los capítulos 9 y 11 sobre inversiones y servicios financieros.

Médicos sin Fronteras alertó que el TPP extenderá el periodo de vigencia de las patentes más allá de los 20 años previstos actualmente, con lo que se retrasa o bloquea la disponibilidad de medicamentos genéricos. Los altos precios de los medicamentos de marca los mantendrán inalcanzables para las personas más pobres y con eso la calidad de la salud de las personas en las economías menos prosperas de la región no verá mejora a pesar de existir retrovirales, medicinas para el corazón y tratamientos de cáncer, por nombrar algunos que están con las patentes por vencer. En el Perú, el presupuesto de salud para el programa de retrovirales dobló entre el 2010 y 2015 pero la cobertura se redujo a la mitad. Hay tres muertos al día de SIDA, una enfermedad que ya no es letal si es tratada correctamente. Habría que ver si la relación es directa entre esto y el ingreso del Perú al TLCAN o si es efecto de la intervención de la iglesia católica en el Ministerio de Salud.

El endurecimiento en los temas de propiedad intelectual afecta además el acceso a música, películas, libros y materiales y hace que el conocimiento en general se mantenga mucho más difícil y costoso, dificultando así el desarrollo de las economías emergentes.

El TPP también pone en riesgo la soberanía de los países. Un documento revelado por WikiLeaks hace unos años muestra que el TPP permitirá a las grandes empresas demandar a los gobiernos y solicitar millonarias indemnizaciones a cuenta de los contribuyentes cuando sus intereses o ganancias se vean afectados por regulaciones internas. Esto lo está trabajando Gutiérrez Haces en detalle para el conjunto de países con BITs, acuerdos bilaterales de inversión, por sus siglas en inglés en el marco del CIADI.

Según Gutiérrez Haces, en el CIADI las empresas pueden demandar a los gobiernos ante paneles de arbitraje integrados por abogados corporativos que eviten los tribunales nacionales y que anulen la voluntad de los Parlamentos en caso de no conseguir lo que quieren. Los juicios en el CIADI pueden ser incluso por ganancias esperadas no logradas. Es decir, si se anticipa 12% de rentabilidad de una inversión minera pero se incrementa el canon, por ejemplo: entonces la empresa enjuicia para que el Estado le restituya lo pagado. Con esto se destruiría por completo la legislación y los derechos fundamentales de los Estados democráticos que entrarán en riesgo más allá de los acuerdos de estabilidad fiscal de inversión inicial.

En cuestiones laborales, el TTP obliga a los estados miembros a modificar sus legislaciones laborales, para garantizar una mayor explotación de la fuerza de trabajo; esto no sólo tiene consecuencias para los países económicamente dependientes, también para la clase obrera norteamericana, que tendrá como presión el traslado de sus fuentes de empleo a otros países, y con ello la disminución de sus respectivos salarios y la pérdida de empleos. El beneficio para los otros once es la generación de empleo que ahora carece de derechos tras las reformas laborales que disolvieron los sindicatos, al menos en América Latina. Los sindicatos que sobreviven son los protegidos por partidos de gobierno.

El tratado también establece menores requisitos en las reglas de origen en la industria automotriz, un sector muy importante para naciones como México. Esto lo convierte en una atracción para Argentina cuyo socio automotriz es Brasil. De este modo Argentina pide ingresar a la Alianza del Pacifico (AdelP) como observador camino al TPP. Por eso está un país del Atlántico buscando entrar en la AdelP.

Los países Latinoamericanos que son parte del tratado pueden esperar poco dinamismo en sus exportaciones, Perú, México y Chile, ya son hoy en día socios de muchos de los miembros. Colombia, que tiene industria, banca y burguesía nacional no se suma al TPP. La burguesía compradora, como fue bautizada hace varias décadas por Amílcar Cabral en referencia a África, no lo hace. El problema para estos últimos es que no tienen mucha alternativa: venden materias primas o mano de obra barata. Son inversionistas financieros en el mejor de los casos.

Los países firmantes del TPP tienen grandes diferencias entre sí. Por ejemplo, mientras un australiano tiene un ingreso medio de 60 mil dólares anuales, un vietnamita gana 2 mil dólares. En cuanto a ingreso per cápita, del grupo de países firmantes, México sólo supera a Vietnam y Perú. La desigualdad entre los países que conforman el TPP nos hace pensar quienes serán los ganadores y quienes los perdedores. Lo que separa a los países desarrollados de los países en desarrollo es una brecha en el conocimiento, y el TPP hará que esa brecha sea más difícil de cerrar.

El TPP representa asimismo una maniobra geopolítica encabezada por Estados Unidos para influir en la Cuenca del Pacifico que ha sido dominada por China en los últimos años. Al mismo tiempo busca destruir aquellas integraciones regionales suramericanas que dejen fuera a Estados Unidos, tal es el caso del MERCOSUR en Suramérica. En ese sentido, Mauricio Macri, presidente de Argentina, ha dejado en claro en repetidas ocasiones que buscará ser parte del TPP.

Por otro lado, China ha puesto en marcha su propia versión del TTP, el llamado Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP, su sigla en inglés) que cubrirá un mercado de 3.400 millones de personas y estará compuesto por los diez países que integran la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), es decir Malasia, Indonesia, Brunei, Vietnam, Camboya, Laos, Myanmar, Singapur, Tailandia y Filipinas, además de seis países con los que la Asean mantiene tratados de libre comercio: Australia, China, India, Japón, Corea del Sur y Nueva Zelandia. La ventaja del RCEP con respecto al TPP es que contara con reglas menos estrictas, lo cual podría hacerlo más atractivo para los países en desarrollo. El comercio intra RCEP se hará en yuanes.

A pesar de todo el misterio detrás del TPP, las intenciones están claras, se sabe quiénes serán los beneficiados y quienes los afectados, de nuevo son las grandes corporaciones las que se llevaran la mejor parte, dando como resultado una mayor concentración del capital que se suma a los argumentos ya conocidos de Anthony B. Atkinson, Thomas Piketty, and Emmanuel Saez.