Por Lissette
Díaz de Villegas Jordán
Facultad
de Economía, Universidad de La Habana
*Agradezco la colaboración prestada en
esta investigación de Sheila López, de la Facultad de Economía de la
Universidad de La Habana.
RESUMEN
El funcionamiento de las tasas de cambio
es un tópico que ha ocupado a los economistas durante mucho tiempo. Una de las
teorías más antiguas para la determinación del tipo de cambio real de
equilibrio es la teoría de paridad de poder adquisitivo. La misma se
utiliza para analizar las desviaciones del tipo de cambio en su nivel de largo
plazo, para efectuar comparaciones homogéneas de macroindicadores a nivel
internacional, así como para analizar el grado de encarecimiento del nivel de
vida de un país respecto a otro. En Cuba, no son amplios los estudios en torno
a la temática, por lo cual existen numerosas interrogantes en cuanto a la
evolución y estado actual de la paridad de compra del consumidor. Este trabajo
representa un avance preliminar que tributa a tal fin, centrándose en la
tendencia que ha tenido la paridad absoluta y relativa desde 2005 frente a la
zona euro.
Economía y
Desarrollo. 2015. 153 (Número Especial).
Introducción
Tradicionalmente, el mecanismo de funcionamiento de
las tasas de cambio en una economía ha sido una temática que ha intrigado a los
economistas por un largo periodo de tiempo. Sin embargo, excepto en el régimen
de Bretton Woods, el comportamiento de los tipos de cambio, sobre todo en países
desarrollados, ha tenido una trayectoria cíclica singular.
Actualmente, existen
muchas teorías que intentan explicar los determinantes de los tipos de cambio,
que abarcan tanto factores del ámbito financiero, componentes de expectativas y
variables de la esfera real de la economía, lo cual tiene mucho sentido si se
recuerda que se trata de un precio clave en todo país. De ahí que existan
múltiples modelos (monetarios, de portafolio, diferenciales de productividad)
cuyo objeto de estudio es la evolución del tipo de cambio real.
En este sentido, una
de las teorías más antiguas para la determinación del tipo de cambio real de
equilibrio es justamente la teoría de paridad de poder adquisitivo
(PPA), que explica las fluctuaciones de esta variable a partir del cambio en
los niveles de precios de dos países, estableciendo que la tendencia del mismo
depende de los cambios en el poder de compra.
El propósito de este
trabajo es efectuar un análisis sobre la evolución de la paridad de compra del
consumidor en Cuba, dado que no existen amplios antecedentes en torno al tema.
Para ello, se toman como referencia los principales aspectos conceptuales y los
resultados de algunas investigaciones empíricas, que permiten una aproximación
a la tendencia de la paridad absoluta y relativa en un escenario de poca
disponibilidad de información. Por ello, se propone el cálculo de indicadores
que toman como insumo los índices de precios de dos regiones, como alternativa
para solventar la ausencia de datos sobre precios promedios que son necesarios
para obtener ratios de paridad. El objetivo es obtener una primera aproximación
sobre la dinámica temporal de la paridad del consumidor en el país, que permita
extraer señales para futuras investigaciones sobre el tema, ya más orientadas hacia
un enfoque espacial.
La
teoría de la paridad de poder adquisitivo. Una breve revisión teórica
La
«paridad del poder adquisitivo» (PPA) o «paridad del poder de compra» (PPC)
surge como una teoría para la determinación de los tipos de cambio nominales a
partir de una idea desarrollada en el siglo XVI por miembros de la
Escuela Monetarista de la Universidad de Salamanca. Dicha idea concibe que la
tasa de cambio de una moneda respecto a otra está dada por la cantidad de
bienes que cada una de ellas puede comprar en el país de emisión. Lo anterior
sugiere que el algoritmo de análisis involucra a los niveles de precios y a los
tipos de cambio en una relación de causalidad.
Sin embargo, esta teoría no fue enunciada
formalmente hasta principios del siglo XX por el economista sueco Gustav Cassel, quien en 1918
divulgara la teoría de los tipos de cambio situando en su centro a la categoría
PPA. Siguiendo a este autor, la teoría de la paridad de poder adquisitivo se
cumple cuando la tasa de cambio de equilibrio iguala el poder adquisitivo de
una moneda en el interior de un país, con lo que dicha moneda podría comprar en
el exterior si fuera cambiada por una moneda extranjera. Del enunciado de esta
teoría se deduce el carácter comparativo tomando como referencia los niveles de
precios de dos territorios cualesquiera, lo cual también incluye el respectivo
precio de sus monedas.
Ciertamente, la explicación de la relación
de causalidad entre precios y tipos de cambio que subyace en la teoría transitó
desde una versión absoluta con muy fuertes requerimientos, hacia una versión
relativa mucho más coherente con la realidad económica.
El cumplimiento de la
primera versión, o versión absoluta, corresponde a un contexto muy
simplificado, en el que no hay barreras naturales ni artificiales a la
movilidad internacional de los bienes. Dado este escenario, se cumple la ley de
precio único siempre que exista la posibilidad de arbitraje de bienes entre
países. En función de lo anterior, el tipo de cambio entre las dos monedas (E)
queda igualado a la razón de los niveles generales de precios (P) en los dos
países involucrados. De esta manera, el arbitraje toma la forma de la versión
absoluta de la PPA:
PPAa Edólar /
euro = Pdólares / P*euro
La interpretación correspondiente a dicha
expresión plantea que el precio en dólares de una canasta de bienes en Estados
Unidos es igual al precio en euros de la misma canasta en Europa, multiplicado
por la tasa de cambio vigente entre ambas monedas. Cuando los ratios de precios
correspondientes a cada bien componente de la canasta son iguales a un mismo
valor, entonces se cumple la versión absoluta de la PPA. De lo anterior se
deriva el siguiente corolario: la paridad absoluta del poder de compra (PAPC)
no es más que una extensión de la ley de precio único, pero ahora aplicada a
los precios de una canasta de bienes común entre países (Salas et al.,
2010).
Por su parte, la segunda versión de esta teoría, conocida como la versión
relativa de la PPA, constituye una representación más suavizada de la
realidad, en tanto admite como excesivamente rígida el cumplimiento de la ley
de precio único y por ende de la versión absoluta. Esta alternativa
replantea la teoría en términos de variaciones porcentuales en los niveles de
precios y tipos de cambio. El ajuste que realiza consiste en considerar los
factores reales asumidos como inexistentes en la versión anterior, pero
asumiéndolos constantes en el periodo considerado. En esas condiciones, la explicación del comportamiento del tipo de cambio ya no descansa
en el arbitraje en mercados competitivos, sino en el supuesto de que los
movimientos de precios en cada país están dominados por shocks
monetarios neutrales en el largo plazo. En rigor, el análisis consiste en que
una moneda, cuyo precio avance más rápidamente en un contexto inflacionario, se
depreciará frente a la otra en un porcentaje igual al diferencial entre el
crecimiento de precios en uno y otro país, manteniéndose con ello la paridad
del poder de compra entre ambas monedas (Dornbusch, 1985).
En suma, si la teoría
de la PPA absoluta es un principio basado en niveles de precios y tipos de
cambio, la teoría de la paridad relativa del poder de compra (PRPC) la traduce
en un principio basado en las variaciones porcentuales o tasas de crecimiento
en los niveles de precios (tasas de inflación) y en los tipos de cambio. De
este análisis, Dornbusch (1985) deriva la posibilidad de expresar la PPA en
términos de los índices de precio del consumo (IPC) en uno y otro país.
Otras
variantes de utilización de
la categoría paridad de poder adquisitivo (PPA)
Si bien la utilización de esta teoría tiene su origen
como enfoque para determinar y explicar la evolución de los tipos de cambio en
un país, su uso trasciende este único objetivo, lo que implica que los análisis
derivados de sus resultados no se restrinjan únicamente al comportamiento de
este precio de la economía.
En el ámbito
económico existe una serie de indicadores globales que concentra el denominado
sistema de cuentas nacionales (SCN), utilizados como rasero o referencia del
desempeño económico de cada país. A su vez, existe otro conjunto de índices y
variables monetario-financieras que permiten al analista obtener una
descripción bastante integral de la evolución de la actividad
económico-financiera. Estas medidas de referencia, usadas incluso para
complementar análisis en el plano social, son calculadas y publicadas por todas
las naciones con cierta periodicidad y grado de homogeneidad metodológica, para
lo cual se siguen las pautas que se establecen en los manuales y revisiones del
SCN.
Sin embargo, este conjunto de indicadores no solo es utilizado para
análisis internos dentro de cada país, sino que se toman como referencia para
establecer comparaciones internacionales. El carácter abierto y cada vez más
universal de las transacciones de cada economía determina la necesidad de que
los hacedores de política y sociedad en general concentren esfuerzos, no solo
en tener una visión del desempeño nacional, sino en observar el dinamismo de
economías competidoras, socios comerciales, principales potencias globales,
etcétera. Al respecto, las recientes crisis han demostrado que existen altos grados
de interconexión global que propician fuertes efectos contagio y que más allá
de los fundamentos económicos, nadie está exento de sus consecuencias. De ahí,
que desde hace varias décadas se hayan aunado esfuerzos en pos de estilizar los
instrumentos y cálculos de indicadores a la hora de establecer un marco
comparativo, de forma que permitan efectuar análisis más certeros y
consistentes con la infraestructura, grado de desarrollo y otras
particularidades de cada región.
Es bien conocido que
los instrumentos de medida clásicos que se han utilizado para estas
comparaciones han sido los tipos de cambio establecidos internamente por cada
país. Como es de esperar, en este tipo de segmentación saltan como líderes los países más desarrollados y se visualizan las economías
más atrasadas. Sin embargo, esta sencilla metodología asume que las diferencias
entre los tipos de cambios domésticos frente al USD (moneda de referencia) solo
responden a características estructurales o de desbalances entre oferta y
demanda, obviando que existe un importante componente especulativo, de
incertidumbre y riesgo-país que distorsiona por completo esta variable.
No obstante, desde
mediados del siglo pasado la literatura sobre el tema se ha centrado en el
concepto de PPA o PPC. En esta línea, son pioneros los trabajos realizados a
partir de 1950, auspiciados por la Organización para el Desarrollo y
Cooperación Económica, por el Council for Mutual Economic Assistance y por la
Conference of European Statisticians. Todos estos trabajos dan como resultado
la creación del Programa de Comparación Internacional (PCI) de Naciones Unidas
en el año 1968, cuyas actividades continúan en la actualidad.
El objetivo de este programa es obtener
estimaciones de los principales agregados macroeconómicos de los países, que
permitan su comparación. Para ello, el PCI utiliza el concepto de PPA en vez
del de tipo de cambio para convertir datos en una moneda común. UN (2002)
define el concepto de PPA como: «El número de unidades de dinero requerido para
comprar bienes equivalentes a los que se pueden comprar con una unidad de
moneda de un país base».
Por ende, si se usa
únicamente el tipo de cambio para homogenizar los agregados macroeconómicos de
un grupo de países, solo se tiene en cuenta el precio de la moneda; mientras
que si se usa el concepto de PPA, también se tiene en cuenta el precio de los
bienes o servicios que se quieren comparar. Concretamente, lo que se hace es
redefinir el tipo de cambio basando su nuevo valor en la relación que mantienen
los niveles de precios existentes en los países (Feijoó et al., 2004).
Como resultado se
obtiene un ratio de paridad de poder adquisitivo, que no es más que un factor
de conversión que permite transformar a una unidad de medida homogénea los
precios, niveles de gasto o ingreso de diferentes países para su correcta
comparación. Ello permite evaluar el desempeño relativo de distintas economías,
al mismo tiempo que constituye una base común para evaluar políticas públicas.
A su vez, su uso posibilita identificar los niveles de incidencia de la pobreza
sobre bases comparables de un país a otro y obtener estimaciones agregadas a
nivel regional. Además, mediante la PPA es posible estudiar la competitividad y
productividad de los países. Por tanto, los cálculos a partir de la PPA
ilustran si una economía es más o menos cara que el país de referencia, con las
consecuentes implicaciones en términos de bienestar de su sociedad.
Evidencia
empírica en torno a la categoría PPA
En el plano empírico, son múltiples y
variados los trabajos en torno a esta categoría, así como los métodos
utilizados en función del enfoque que se quiera contrastar. Específicamente,
cuando se trata de probar la validez de la teoría como variable explicativa de
la determinación de los tipos de cambio, tanto en su versión absoluta como
relativa, los resultados son diversos y en muchos casos contradictorios.
Al respecto, Ossa (2001) realiza un análisis de este modelo en su
versión de precios flexibles, la cual contrasta con la alternativa de precios
rígidos en el corto plazo. Para el escenario de flexibilidad total de precios, en un
contexto de libre movilidad de bienes en el que los términos de intercambio
quedaban determinados por los precios nacionales y en el que no existían
movimientos internacionales de capital compensatorio, el autor demuestra los
canales de transmisión mediante los que, ante una perturbación monetaria, el
tipo de cambio nominal y el nivel de precios en la economía se incrementan
proporcionalmente, manteniéndose el tipo de cambio real en su nivel de
equilibrio y cumpliéndose por ende la versión absoluta de la PPA.
En el escenario de precios rígidos en el corto plazo, los canales de
transmisión presentados por el autor ante una perturbación monetaria conducen a
una sobrerreacción del tipo de cambio nominal (overshooting),
desviándolo del valor de la paridad absoluta en el corto plazo.1 La principal conclusión de este análisis es que en el corto plazo el
tipo de cambio sobrerreacciona, aumentando en mayor proporción que la oferta
monetaria, debido a la inflexibilidad de los precios; dicho de otra forma, las
variaciones del tipo de cambio nominal generadas por una perturbación monetaria
se traducen en variaciones del tipo de cambio real porque la PPA no se cumple;
pero en el largo plazo los precios se ajustan y sí se verifica la versión
absoluta de esta teoría.
Por su parte, Sánchez
et al. (2004) explican las expectativas de tipo de cambio con un modelo
de los mercados de bienes y capital con paridad descubierta de tasas de interés
(PDI), una variable aleatoria y las PPA. Uno de sus hallazgos es que las
desviaciones de la PPA y de la PDI resultan significativas en la explicación de
las expectativas del tipo de cambio.
En Isard (2007) se
establecen seis metodologías posibles para llevar a cabo la estimación del tipo
de cambio real de equilibrio. Dos de ellas son la paridad de poder de compra y
la paridad de poder de compra ajustado por diferenciales de productividad. El
análisis desarrollado en esta investigación permite concluir que la pregunta de
si el tipo de cambio real está desalineado y en qué magnitud lo está tiene
tantas respuestas como metodologías se apliquen en su determinación.
Respecto a la hipótesis de la PPA y a sus
distintas versiones, se señala que desde finales de los años setenta los
modelos basados en ellas no han logrado explicar las fluctuaciones del tipo de
cambio real.
Realmente, la
evidencia empírica relacionada a esta perspectiva revela que se han utilizado
diversos métodos cuantitativos para probar el cumplimiento de la teoría de la
PPA, desde el más sencillo de los mínimos cuadrados ordinarios hasta las
pruebas de causalidad de Engle-Granger, el mecanismo de corrección de errores
para vectores autorregresivos, así como la prueba de cointegración de
Johansen-Juselius. En general, cada uno de estos estudios confirma que esta
teoría es fuertemente criticable como hipótesis descriptora del comportamiento
del tipo de cambio en el corto plazo. Sin embargo, en la medida en que las
prácticas econométricas han avanzado, se ha confirmado con más frecuencia que
existe una relación estacionaria entre el tipo de cambio, los precios internos
y externos de las economías. Al respecto, vale resaltar los estudios de Asea y
Mendoza (1994) e Isard et al. (1996), los cuales han verificado que las
tasas de cambio para la mayoría de los países industrializados tienden a su
valor promedio histórico en un periodo de tiempo largo.
Por otra parte, se han concentrado numerosos esfuerzos, ya no en la
explicación de los tipos de cambio, sino en la obtención de un ratio de PPA que
permita homogeneizar las
estadísticas internacionales en el proceso de comparación internacional. En
Heston y Summers (1993) se realiza una comparación entre el valor explicativo
que tienen los PIB per cápita convertidos a partir de la tasa de cambio y el
valor de los PIB per cápita convertidos mediante la PPA, en el análisis de un
conjunto de variables de índole social, económico y demográfico. El resultado de
dicho estudio fue que la PPA, como factor de conversión, tenía mayor valor
explicativo en términos reales que los tipos de cambio.
Organismos
especializados como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI)
se nutren de estas estimaciones para los análisis comparativos correspondientes
a cada uno de ellos. El Banco Mundial utiliza los valores de la paridad para
comparar los niveles de vida en diferentes países, a partir de contrastar la
expresión a PPA de los gastos de consumo de hogares per cápita. En cambio, el
FMI reporta el tamaño de las economías y el crecimiento potencial de cada una
expresando el ratio Inversión/PIB a PPA. Asimismo, la Organización
Mundial de la Salud y la UNESCO utilizan las PPA para medir los gastos
reales en salud, educación, ciencia y cultura (World Bank, 2005).
En World Bank (2005), al examinar el
estatus de las economías en la comunidad internacional se contrastan ejemplos
en que el posicionamiento difiere considerablemente en función del factor de
conversión utilizado. Tal es el caso de las economías de India y China, las
cuales representan un tercio de la población mundial y cuya contribución al
crecimiento económico global es alrededor de tres veces más alta utilizando
como factor de conversión la PPA, en lugar de la tasa de cambio.
Existe la posibilidad
de utilizar los ratios de PPA para análisis territoriales dentro de un mismo
país o región, constatándose casos de estudio con resultados muy interesantes.
En Argentina fueron calculadas las paridades de poder de compra del consumidor
dividiendo al país en seis regiones fundamentales y utilizando una de ellas
como la base de la comparación. El algoritmo utilizado para la obtención de las
paridades fue el índice de Paasche, el cual obtiene paridades absolutas
mediante los ratios de precios correspondientes a cada región respecto a la
región base, utilizando las cantidades consumidas en la regiones numerarias
(Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, 2002). Los resultados obtenidos
fueron agregados hasta el nivel de nueve divisiones correspondientes a la
estructura de gasto argentina y revelaron cuáles eran las regiones con
estructura de precios más elevadas, y en consecuencia con un coste de vida
encarecido.
Centrando el análisis en los métodos de formulación y contrastación de
la paridad absoluta del poder compra, a pesar de que todos los autores enuncian
la teoría en términos de una variable precio agregada correspondiente a una
cesta de consumo homogénea entre los territorios objetos de comparación, Feijoó
et al. (2002a) alertan que aunque dicha cesta es una medida fidedigna de
la carestía de la vida, su cálculo exige una homogenización en precios de
bienes y servicios que no lo son. En consecuencia, es más usual contrastar las
convergencias de precios entre dos o más territorios a través de la comparación
de sus inflaciones, calculadas sobre la base de los IPC. Ante este hallazgo, Feijoó et al. (2002b) y (2004) proponen
una nueva medida que permite seguir usando como variable explicativa los IPC,
pero que resuelve los problemas de interpretación al relacionarlos con la PPA o
PPC, y más concretamente, al analizar su convergencia a nivel espacial en
términos absolutos. La
solución propuesta por los autores consiste en utilizar un estadístico
igualmente basado en la información que aportan los IPC, e incluso lo aplican a
territorios entre los que circula una misma moneda.
Partiendo de la concepción tradicional de
la paridad absoluta del poder de compra, y retomando conceptualmente qué
expresa el IPC, los autores obtienen el siguiente índice para territorios con
moneda común:
(1)
En esta expresión, Iti e ItG se corresponden con
los IPC del territorio i y del mercado global respectivamente, en el
instante temporal t, estando ambos expresados en el mismo instante base.
Cuando en el mercado
global están presentes territorios con distintas monedas, el estadístico
anterior solo hace referencia a los cambios que se producen en la PAPC debido a
los cambios en los precios. Para incorporar el efecto del tipo de cambio, en
este trabajo se propone utilizar este nuevo estadístico, indicando el subíndice
0 el instante de referencia de los IPC:
(2)
El estadístico constituye una medida de la
paridad relativa del poder de compra, ya que relaciona directamente la PAPC
entre dos instantes cualesquiera de tiempo cuantificando sus cambios pero
siempre en relación a un único valor de dicha PAPC, específicamente, a la que
existía en el instante de referencia del índice. En consecuencia, el referido
estadístico también permite medir si las PAPC de los distintos territorios que
conforman el mercado global presentan una senda compatible con la ley de la
PAPC. Esta medida es utilizada en Feijoó et al. (2002a) para
estudiar las singularidades en precios que presentan las comunidades autónomas
españolas en el periodo 1979-2001.
Antecedentes
en el estudio de la paridad de poder de adquisitivo en Cuba
En Cuba, son escasas las investigaciones
en las cuales se ha tomado como referencia la citada teoría desde sus distintos
enfoques de análisis. Sin embargo, se han sistematizado algunos estudios con el
objetivo fundamental de obtener un indicador de producto interno bruto (PIB) a
PPA que sirva como referente en las comparaciones internacionales. Esta
sistematicidad no se traslada a los estudios de determinantes de tipo de
cambio, donde se contraste la hipótesis de la PPA en sus dos versiones, ni a la
comparación entre territorios, tanto internos como externos, para obtener una
aproximación de la evolución de los diferenciales de precios y su impacto en el
costo de la vida del consumidor.
En el caso de la hipótesis de la PPA como
factor que explica la evolución del tipo de cambio real en Cuba, Miranda (2002)
obtuvo un resultado en el que se muestra la evolución de los precios relativos
y de los tipos de cambio nominal, al tiempo que brinda una señal de alerta del
comportamiento de los tipos de cambio real efectivos. Se elaboran los índices
de tipo de cambio real efectivo bilateral para Cuba en el periodo 1980-2000, en
aras de analizar el comportamiento de la variable en la economía cubana en
dicho lapso. Para ello, se tomaron como base las series de los IPC
correspondientes a diez socios comerciales seleccionados más Estados Unidos, lo
cual sitúa a esta experiencia en una tentativa de validación de la versión
relativa de la PPA. Luego es realizado un proceso de agregación de dichos
índices para obtener un índice de tipo de cambio real efectivo multilateral, haciendo
uso de las diferentes ponderaciones del comercio exterior relativas a cada
socio comercial seleccionado. Los resultados obtenidos arrojaron que el tipo de
cambio nominal de la moneda cubana no se había depreciado lo suficiente como
para compensar las fluctuaciones de los niveles de precios y la espiral
inflacionaria creada en la década de 1990.
Por otra parte, en el Instituto Nacional de Investigaciones Económicas
(INIE) se han concentrado esfuerzos sistemáticos para la estimación del PIB per
cápita a PPA, como resultado de recomendaciones de instituciones
internacionales. Al respecto, es necesario puntualizar que no se ha logrado aún
una estimación directa, sino que los métodos aplicados conducen a estimaciones
indirectas. En una primera tentativa de estimación, se optó por emplear
aplicaciones econométricas y métodos no convencionales mediante redes
neuronales, ambos métodos basados en inferencias factibles de establecer a
partir de un conjunto determinado de variables explicativas. En esta primera
aproximación no se aplicaron las técnicas recomendadas de encadenamientos
espaciales debido, por una parte, a la no disponibilidad de la información
comparativa necesaria entre países y, por otra, a las características
específicas de la economía cubana tal como la dualidad cambiaria y monetaria,
así como un IPC todavía segmentado por mercados. Ambas cuestiones daban al
traste con la posibilidad de realizar los engarces necesarios para los
encadenamientos espaciales (U-Echevarría et al., 2002).
En Álvarez y Duarte (2006) se realiza una estimación indirecta en
retrospectiva para el año 1990 del PIB per cápita en Cuba en términos de PPA,
motivado por la coyuntura de implementación del Modelo de Equilibrio General
orientado a la solución de las metas del milenio, utilizándose el resultado
obtenido como indicador básico en las microsimulaciones de los escenarios
posibles. Siguiendo esta misma línea de investigación, Duarte (2010) presenta
una estimación del PIB a PPA por métodos indirectos para el año 2008, con
vistas a su inclusión en el informe del IDH del año 2010.
Asimismo, en
U-Echevarría y Duarte (2013) se procedió a la estimación indirecta del ingreso
nacional bruto (INB) a PPA en paralelo a la realizada por CEPAL y ONU-DAES para
el año 2011. En este trabajo el método utilizado fue el de encadenamientos
espaciales, pero tomando como referencia tanto variables contables como
físicas. Sin embargo, según muestra la tabla 1, las estimaciones mejor
validadas de las investigaciones previas no muestran divergencias considerables
al ser contrastadas con los valores publicados por CEPAL y otras instituciones
de la ONU.
Tabla 1. Resumen de estimaciones
indirectas del PIBpc(PPA) para Cuba en
US$ para años seleccionados
|
INIE
|
|
CEPAL
|
UNIV.
|
INFORME IDH (PNUD)
|
|
|
|
|
DEPENN.
|
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1990
|
5 324,4
|
|
|
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|
2000
|
5 000 - 5
|
600
|
4
000-5
|
5 259
|
4 500
|
|
|
|
000
|
|
|
|
|
|
|
|
|
2003
|
5 440
|
|
|
|
5 259
|
|
|
|
|
|
|
2011
|
5 446
|
|
|
|
5 416
|
|
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Fuente: López, 2014.
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A su vez, recientemente se efectuó un
estudio sobre la evolución de la paridad de poder de compra del consumidor
dentro del territorio nacional. En este, López (2014) obtiene los ratios
correspondientes a las distintas provincias del país, para la cesta de consumo
definida en el IPC y para dos monedas (CUP, CUC). La metodología aplicada toma
como referencia el trabajo del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de
Argentina (2002), en el cual se identifican las principales divergencias de
precios entre territorios que comparten una moneda común. Así, se logró un
análisis del binomio caro-barato entre distintas provincias de Cuba para el
periodo 2011-2013, dado que hasta el momento era un campo aún inexplorado.
Derivado de ello, se propuso y se aplicó una metodología para cubrir ese vacío
existente.
Aproximación
al cálculo de un índice de PRPC en Cuba
Tomando como referencia el trabajo de
Feijoó et al. (2004) mencionado en este artículo, se realizó una primera
estimación de los índices propuestos para la economía cubana en el periodo
2005-2012, tomando como referencia el año 2005. En el caso cubano, los datos se
presentan en un corte anual para el IPC general (CUC+CUP) y en CUC, misma
frecuencia temporal que se utilizó para el IPC armonizado de la zona euro. Para
un análisis preliminar, la figura 1 ilustra la tendencia de los IPC entre ambos
territorios en el periodo seleccionado, para ambos tipos de moneda.
Como se observa, la tendencia de los
índices en Cuba en una u otra moneda refleja un cambio en el patrón de
comportamiento sustantivo. Cuando se analiza el IPC CUC, cuyas captaciones se
producen en un mercado formal estatal con precios regulados, se identifica que
el ritmo de incremento de precios en Cuba es inferior al que experimenta la
zona euro, al menos como tendencia. Según este comportamiento, pudiera parecer
que el costo de vida en Cuba es menor, pero este indicador no incluye la
variable de tipo de cambio ni trabaja con niveles de precios absolutos, lo que
impide a simple vista identificar la situación de partida en términos del
binomio caro-barato durante la comparación entre Cuba y la zona euro.
A su vez, cuando se
observa la evolución del IPC generalizado que incluye otros mercados como el
agropecuario, cuyo mecanismo de formación de precios es más flexible, la
tendencia anterior se revierte.
En aras de verificar si los cambios en la
paridad absoluta del poder de compra (PAPC) de Cuba frente a la región
seleccionada para la comparación fueron sustantivos o marcados como
consecuencia del cambio en la tasa de crecimiento de los precios, se calculó el
índice propuesto en la expresión (1) por Feijoó et al. (2004).
Para ello, se utilizó
la información de los mencionados índices de precios, tomando como instante de
referencia tanto el año 2005 como el periodo anterior, de forma de capturar una
media móvil en la base del índice. Los resultados obtenidos se muestran en la
siguiente figura 2.
Si se
recuerda, este indicador tomaba como punto de partida los índices de precios al
consumidor (IPC) para capturar los cambios en la paridad de compra en
territorios donde circulaba una única moneda. En este caso, el índice solo
captura los cambios en esta paridad por concepto de crecimiento de precios, lo
que puede indicar dónde se acelera más rápidamente la mejoría o deterioro del
poder de compra del consumidor. No obstante, este índice no brinda información
respecto a la situación inicial o el ratio de PPA, pues no trabaja con el set
de precios promedios para una canasta homogénea de productos. Este insumo
informativo es lo que permitiría saber si en un corte espacial o momento
específico del tiempo, Cuba es un país más caro o más barato que la zona euro.
Sin embargo, con la información de los IPC disponibles en todas las
estadísticas nacionales, este indicador permite visualizar si el poder
adquisitivo en Cuba mejora rápida o lentamente frente a la zona euro, para un
mismo instante de referencia.
Al respecto, se observa que el índice para un año base 2005 presenta una
tendencia creciente en gran parte del periodo, tanto en CUC como en moneda
total (CUC+CUP). Esto implica que respecto al instante de referencia, los
precios en Cuba como promedio están creciendo frente a la zona euro. Es
importante destacar que para el índice generalizado este crecimiento es más
marcado a partir del año 2011, aunque sistemáticamente el valor se encuentra
por encima de la unidad. Esto indica que durante el periodo la dinámica de
crecimiento de los precios en el país es más acelerada que en la zona euro, con
lo cual está aumentando el costo de vida del consumidor más rápidamente. Para
el IPC CUC, el patrón de crecimiento es más agudo a partir del año 2007, y se
corrobora la tendencia creciente para el final del periodo. No obstante, nótese
que los valores del indicador no superan la unidad, lo que indica que hubo
crecimiento de precios en CUC respecto a 2005, pero a ritmos o tasas inferiores
que la zona euro. Esto pudiera responder a la naturaleza de los mecanismos de
formación de precios en esta moneda, cuya flexibilidad es más acotada por la
naturaleza de los mercados donde se efectúan las captaciones.
Por otra parte, cuando se toma como instante base el año anterior al que
se analiza, las fluctuaciones del indicador son más volátiles, con crecimientos
significativos durante el periodo 2008-2010. Sin embargo, el comportamiento
previo solo responde a las tasas de crecimiento de los precios y no captura la
incidencia que pueden tener las fluctuaciones del tipo de cambio en el poder
adquisitivo del consumidor.
Por ello, se calculó
el indicador que se presenta en la expresión (2), de forma de incorporar un
índice de tipo de cambio cuyo año base se corresponde con el de los IPC
utilizados. Este estadístico tiene una interpretación que relaciona
directamente la PAPC entre dos instantes cualesquiera del tiempo cuantificando
sus cambios. Sin embargo, tampoco permite obtener el valor de dicha paridad
para ningún instante del tiempo. Específicamente, si el resultado que se
obtiene es B =1, se puede demostrar que la paridad de poder de compra en
el territorio i con respecto al mercado global es la misma en el
instante t que la que había en el instante base del índice. Asimismo, si
B >1 significa que el país i es ahora más caro con respecto al
mercado global que lo que lo era en el instante de referencia del IPC. Teniendo
en cuenta los resultados anteriores, si el índice es menor que 1 es inmediato
concluir que ello supone que el nivel de vida de los habitantes del territorio i
en el instante t ha mejorado con respecto al mercado global y al
instante base.
En general, cuando se
incorpora el efecto del tipo de cambio entre la moneda doméstica y el euro, la
figura 3 revela que no se generan cambios drásticos en los patrones de
comportamiento del indicador. Ciertamente, cuando se analiza la tendencia
respecto al año 2005, se observa en el índice general mayor volatilidad
respecto a la zona euro, al mismo tiempo que el efecto del tipo de cambio
refuerza la velocidad a la que se deteriora la paridad absoluta del poder de
compra en el periodo 2010-2012. En este intervalo de tiempo, el crecimiento del
índice calculado es mayor que aquel que solo contempla el efecto del cambio en
los precios. Para el índice en CUC, se mantiene la tendencia volátil, pero los
valores se mantienen en rangos más acotados, sobre la base de que existe menor
inestabilidad en los precios de los bienes y servicios denominados en esta
moneda. A su vez, en los años en que se obtuvieron valores del índice menores a
la unidad, se puede deducir que el nivel de vida en Cuba mejoró respecto a
2005, en comparación con la evolución de la zona euro.
Un análisis similar al mostrado en la figura 2 se
obtiene cuando se cambia periódicamente el instante de referencia, pues los
valores más altos del indicador se concentran en el periodo 2008-2010.
Asimismo, cuando se incorpora el efecto del tipo de cambio los valores
obtenidos son superiores, lo que implica que esta variable acentúa la velocidad
con que se deteriora el poder de compra en la economía doméstica frente a la
región de comparación.
Como en términos generales el índice obtenido se mantuvo por encima de
uno (B >1), se puede concluir que el país es ahora más caro respecto
al mercado europeo que lo que era en el instante de referencia (2005), lo que
conlleva a que los habitantes hayan empeorado el nivel de vida respecto al
mercado global; en este caso Europa. No obstante, este es un análisis
preliminar que solo contempla las variables tipo de cambio e IPC, cuya
metodología de cálculo y año base ha sido recientemente modificada, lo cual
pudiera cambiar o corroborar los resultados de esta primera aproximación.
Sin embargo, una
limitante del mencionado indicador es que no permite obtener el valor
específico de la paridad para conocer si en el año de referencia Cuba era un
país más o menos caro que la zona euro. Así, observando los cambios en este
ratio se podría saber si al final del periodo de análisis los consumidores
cubanos enfrentan un mayor costo de la vida que los europeos. De ahí que se
defina otro estadístico que permite comprobar el cumplimiento o no de la PRPC
(Feijoó et al., 2004). El término se expresa como sigue:
(3)
Este índice constituye una medida de la
PRPC, ya que mide los cambios en la PAPC, pero respecto a un único valor de
paridad absoluta, la que existía en el instante de referencia. Concretamente,
captura si el cambio que se ha producido en un año en la PAPC ha supuesto
reducir, mantener o incrementar su PAPC con respecto a la situación existente
en el instante base.
Si el indicador es igual a la unidad, es
reflejo del cumplimiento de la PRPC en el periodo de análisis, o sea, la
evolución del país en estudio y el mercado en general ha sido la misma. Por el
contrario, si el estadístico es mayor a uno, la evolución durante el intervalo
de tiempo seleccionado ha propiciado el encarecimiento del país objeto de
estudio respecto al mercado general.
En el caso cubano, el
cálculo del indicador de referencia arrojó los siguientes resultados:
Como se observa, los valores son
periódicamente superiores a la unidad y fluctúan erráticamente durante el
periodo. Por tanto, los cambios que se experimentan en la PAPC de Cuba respecto
al mercado europeo, durante el lapso 2005-2012, no reflejan una evolución
similar en ambos territorios. Este índice corrobora la idea que se venía
exponiendo previamente, según la cual los cambios en la paridad de compra en
Cuba no están sincronizados con los de la zona euro, pues los ritmos de
crecimiento de precios o tipo de cambio no coinciden. Por tanto, si bien no se
puede contrastar el cumplimiento de la ley de paridad absoluta de poder de
compra, sí se puede inferir que no se cumple la paridad relativa del poder de
compra, según la cual las variaciones en los precios deben ser compensadas por
ajustes proporcionales en las tasas de cambio, de forma que los shocks
monetarios se neutralicen y se retorne al tipo de cambio real de equilibrio de
largo plazo.
Consideraciones
finales
La PPA o PPC es un término que permite
identificar una tasa de cambio real de equilibrio a la que debe tender toda
economía. Su sustento teórico se basa en la ley de precio único y parte de la
idea de lograr un tipo de cambio que iguale el poder de compra de los
consumidores en dos países objetos de comparación. Partiendo de esta tesis
central, se define la paridad absoluta, cuyo cumplimiento se sustenta en
economías de competencia perfecta y fuertes requerimientos teóricos. A su vez,
se define la paridad relativa que admite supuestos más realistas y se centra en
la idea de que las variaciones de precios serán compensadas por ajustes en las
tasas de cambio, de forma de retornar a la tasa de equilibrio.
Esta teoría, si bien
surge como tentativa para identificar un tipo de cambio de equilibrio,
trasciende este terreno y se convierte en factor de conversión ampliamente
utilizado para lograr la comparabilidad internacional de los principales
agregados macroeconómicos de las naciones. Este ratio de PPA también se utiliza
para cuantificar en qué medida un país o región es más cara que otra, con el
consecuente impacto en el costo de la vida de la sociedad.
En el caso cubano, no son numerosas las investigaciones previas en torno
al tema, por lo que existen pocas estimaciones de indicadores (PIB, INB) a PPA,
y actualmente no existe una claro referente de un ratio absoluto de PPA. Por
tal motivo, son numerosas las interrogantes en torno al punto de partida y
evolución que ha tenido en los últimos años la paridad de compra de un
consumidor en el país. En esta investigación se propuso un método alternativo
para estudiar los cambios de la paridad absoluta del poder de compra desde una
perspectiva temporal, tomando como referente a la zona euro como patrón de
comparación y el año 2005 como periodo base para el cálculo de cada indicador.
La principal ventaja
de los indicadores propuestos es que utilizan como insumo informativo los
índices de precios al consumidor (IPC) nacionales y los tipos de cambio frente
al euro. Así, se evita el inconveniente de disponer de un vector de precios
promedios para una canasta homogénea de bienes y servicios, información que
comúnmente no se genera por los sistemas estadísticos nacionales.
Se hicieron cálculos para el IPC en moneda total y en CUC, teniendo en
cuenta las actuales distorsiones del tipo de cambio oficial, así como las
peculiaridades del comportamiento de los precios en cada mercado. Un primer
indicador, calculado a partir de diferenciales de IPC respecto al año base,
arroja que los precios en el país durante los últimos años han crecido, como
tendencia, de forma más acelerada frente a la zona euro, lo que implica un
deterioro más rápido del poder de compra. Esta tendencia no es constante
durante todo el periodo, pero se observan valores superiores a uno del
indicador calculado. Esto sucede fundamentalmente cuando se utiliza el IPC
general, pues al efectuar el análisis en CUC la tendencia al alza se mantiene,
pero los valores máximos que se alcanzan son inferiores al caso anterior. En
síntesis, los precios en esta moneda arrojan una tendencia al alza en su ritmo
de crecimiento, pero muchas veces su dinámica no supera las tasas de
crecimiento de los precios en la zona euro, lo cual pudiera asociarse a la poca
capacidad de respuesta de los precios denominados en CUC, dada la regulación en
los mercados donde se capta la información. A su vez, se replicó el
procedimiento cambiando cada año el instante base y los resultados son más
volátiles, pero no implican cambios drásticos en el patrón de comportamiento
antes descrito.
Por su parte, se calculó otro indicador que recoge la influencia del
tipo de cambio en la paridad de compra del consumidor, pues en países con
diferentes monedas este es otro elemento que incide en el costo de la vida y
por ende en la paridad absoluta. Al respecto, se obtuvo una evolución similar
en el índice calculado, con la particularidad de que en ciertos periodos la
influencia de la tasa de cambio acelera el deterioro del poder de compra en
Cuba frente a la zona euro. No obstante, se mantiene el comportamiento más
estable para el cálculo en CUC, teniendo en cuenta los factores mencionados.
En resumen, estos indicadores permiten analizar los cambios en la
paridad absoluta del poder de compra respecto a un instante base y un mercado
global, lo que permite apreciar si mejora o empeora el costo de la vida de los
ciudadanos del país objeto de estudio desde una perspectiva temporal. Sin
embargo, esta propuesta no permite calcular un ratio absoluto de PPA, pues se
requieren los vectores de precios promedios para una canasta previamente
definida. Por ello, estos indicadores no permiten conocer si en el año base
Cuba era más cara o barata que la zona euro, ni la situación de este binomio
caro-barato al final del periodo. Sin embargo, arroja indicios sobre cómo ha
evolucionado el poder de compra respecto a un marco de referencia. Por tal
motivo, no se puede asegurar si se cumple o no la ley de la paridad absoluta de
poder adquisitivo.
No obstante, se
incluyó otro indicador en la investigación que permitió contrastar el
cumplimiento de la paridad relativa del poder de compra, el cual fue calculado
para el caso cubano. Las conclusiones no distan de lo anteriormente expuesto:
existe gran volatilidad en los resultados de los índices calculados y su valor
dista mucho de la unidad. Por tanto, se puede afirmar que no se cumple la
paridad relativa en la economía cubana frente a la zona euro.
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Díaz de Villegas Jordán. Facultad de Economía, Universidad de La Habana. Correo
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NOTAS
ACLARATORIAS
1. El primero en realizar este análisis fue
Dornbusch en 1976.