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sábado, 26 de noviembre de 2016

En el Día del Economista y Contador Cubano

Por Manuel David Orrio

La Habana, noviembre 26.- Este 26 de noviembre se celebra el Día de Economista y Contador Cubano, en homenaje a aquel de 1959 en que Ernesto “Che” Guevara asumió la Presidencia del entonces Banco Nacional de Cuba.

Viene por ello a la mente de este periodista un recuerdo del 2005. Invitado de honor al Congreso de la Asociación de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC) que tenía lugar por aquellos días, pudo acceder y comentar una carta del Héroe de la República de Cuba Ramón Labañino Salazar, entonces prisionero en los Estados Unidos por actuar como agente encubierto a favor de Cuba. La misiva, por supuesto, conmovió a los asistentes; en la misma, el hoy vicepresidente de la ANEC apuntó una frase que parece como dicha para hoy mismo: “Que el crecimiento económico no sea sólo una cifra estadística, sino un beneficio tangible en el nivel de vida de la sociedad, tal como sabemos es premisa cimera del economista cubano”.

Hoy, cuando por otro lado llegan noticias poco halagüeñas sobre el crecimiento de la economía cubana – apenas incremento del Producto Interno Bruto; el salario real aún por debajo de 1989; un aumento de la desigualdad social, la unificación monetaria y cambiaria por realizar - las palabras de Ramón Labañino me zumban en los oídos. 

Son palabras, nada más que palabras, pero cuyo significado convoca a meditar, porque por otro lado la prensa cubana informa sobre aumentos en los precios de los alimentos, entre otros, que sí invitan no solo a preocuparse, sino a ocuparse. Vale reproducir este reporte de Radio Reloj, una de las emisoras de su tipo más escuchadas de Cuba:

“La Habana, Cuba. – Durante un recorrido por diferentes mercados de oferta y demanda de La Habana, Radio Reloj recogió algunos criterios sobre los altos precios en los que se venden tanto verduras, hortalizas como granos…Isidro López, vecino de Habana del Este, afirmó que en la Zona No.6 la libra de frijoles negro ya cuesta 20 pesos (CUP) y con su salario no le alcanza para poder comprarlos con frecuencia…Igual criterio comparte Tahís Álvarez, quien refirió además que en el Mercado Estatal de Tulipán, en el barrio del Cerro, en pocas ocasiones ha podido adquirir vegetales, por lo que se ve obligada a consumir en los de oferta y demanda pagando una libra de tomate hasta en 30 pesos (CUP)…Yangiset Sanz, afirmó que a pesar de que existe una política de tope de precios en los Mercados Estatales, la poca presencia de algunos de los productos más consumidos obliga a acudir a los restantes puntos de venta…”

Cuba cerró el 2015 con un salario medio mensual de 587 pesos no convertibles (CUP). De este modo, una libra de frijoles anda por algo más del 3% de ese salario medio; una treintena de huevos va por el 5 % y al momento de estas líneas la tendencia es al aumento. 

Sin dudas, un conjunto de procesos han tenido efectos beneficiosos en la economía cubana, el más dinámico el turismo, aunque otros de impacto negativo han disminuido o quizás hasta revertido ese positivo efecto. También hechos como el reordenamiento de la deuda han aportado parabienes; pero cuando se analiza el problema desde la mesa del cubano de a pie, desde su cotidiana circunstancia, “eso”, no se ve.

Por otro lado, tras la elección de Donald Trump como Presidente de los Estados Unidos, se corre el peligro de que los avances obtenidos en las relaciones entre Cuba y ese país puedan revertirse. De inicio, en el equipo de transición presidencial de Trump hay un tal Mauricio Claver-Carone, quien se ha caracterizado por ser un crítico del proceso de normalización de relaciones entre ambas naciones, y un adversario por tanto del turismo estadounidense. Guste a quien guste, pese a quien pese, el impacto positivo de esa compleja normalización sí ha tenido un efecto beneficioso para la economía cubana, aunque en la mesa del cubano de a pie no se vea. De modo que una reversión sí puede ser dañina para Cuba, tomando en cuenta el peso que el turismo va tomando en el balance de exportaciones de bienes y servicios, y en lo cual la presencia norteamericana gana peso por días.

Basta citar al analista Rafael Betancourt : “Mientras el valor tanto de las exportaciones como de las importaciones de bienes y servicios en el último lustro toparon en 2013, con una disminución de 16 y 9 %, respectivamente, entre 2014 y 2015, los ingresos asociados al turismo internacional (turismo más transporte) crecieron 11 % en ese mismo año y un total de 27 % entre 2010 y 2015. Su peso en el total de las exportaciones de bienes y servicios aumentó del 14 % en 2011 al 19 % en 2015.”

Escribe este periodista, y se pregunta si divaga. Entretanto, como zumbar en los oídos, las palabras del Héroe y economista Ramón Labañino: “Que el crecimiento económico no sea sólo una cifra estadística, sino un beneficio tangible en el nivel de vida de la sociedad, tal como sabemos es premisa cimera del economista cubano”.

La era de la desglobalización ha comenzado



Hasta hace pocos días, el modelo a seguir era uno solo: la globalización. Pero desde el triunfo de Donald Trump y el Brexit, la palabra de moda es el antónimo: desglobalización. Durante casi medio siglo, el mundo solo escuchó hablar de las ventajas de la apertura y el libre cambio. Este discurso adquirió toda su fuerza cuando hace 25 años se disolvió la Unión Soviética. Parecía que iban a caer todas las fronteras en un mundo hegemonizado por Estados Unidos. Sin embargo, las cosas que nos prometen eternas también terminan. Esto ya sucedió al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914, que puso fin a 40 años de extendido crecimiento del comercio internacional.

En un artículo publicado en The New York Times, Ruchir Sharma analiza la recurrencia de estos ciclos de apertura y de proteccionismo, y señala que no se trata de periodos cortos, sino que abarcan décadas de la historia. La brutal contracción provocada tras el fin de la Primera Guerra y de la Gran Depresión de 1929, redujo el comercio mundial a solo un 10% del producto bruto global, cuando en 1914 era del 30%. Los inmigrantes a Estados Unidos, que llegaban al millón por año antes de 1914, se redujeron a unas pocas decenas de miles al finalizar el conflicto bélico. Después de 1945, la rueda volvió a girar. En 1970, el comercio mundial logró recuperar los niveles de 1914 y desde entonces se duplicó, llegando al 60% del producto global. Pero a partir de 2008, empezamos el camino inverso: el comercio mundial cayó a 55%, el flujo de capital se redujo a menos del 2% del producto bruto mundial, cuando había llegado a ser del 16% en 2007. Y la migración también se frenó: a pesar de la oleada de refugiados en Europa, la migración a los países ricos se redujo a cuatro millones de personas entre 2011 y 2015, según los datos aportados por Sharma. Antes de que Trump empiece a aplicar sus medidas, desde 2011, el número de mexicanos que se han ido de Estados Unidos ha superado a los recién llegados en 140.000. 

Las dos oleadas se parecen en la enorme desigualdad que produjeron y el grosero aumento de la riqueza: entre 1870 y los años 20, el porcentaje del ingreso del 1% más rico de Estados Unidos creció hasta llegar al 20%. "El sueño americano ha muerto. El obrero industrial de la zona central del país donde solía haber una industria manufacturera, hoy tiene una calidad de vida inferior a la que tuvo sus padres. Pero lo que más le preocupa no es su retroceso social sino que su hijo va a tener una calidad de vida inferior a la que tiene hoy. Todo lo contrario a lo que prometía el sueño americano donde las generaciones debían estar cada vez mejor", dijo a Sputnik Miguel Ponce, experto en comercio internacional. 

Para Roberto Conde, antiguo vicecanciller uruguayo y experto en materia de integración, Trump recogió el voto de ese cinturón desindustrializado como consecuencia de la deslocalización de las empresas. En los últimos 25 años se han perdido unos seis millones de trabajos industrializados bien remunerados, explicó. "La llegada de Trump al poder muestra un claro rebrote de los movimientos de desglobalización. Confirma lo que viene sucediendo en Europa con los partidos antisistema ultranacionalistas. Hoy en día tener un discurso proteccionista y aislacionista como el de Trump es un discurso antiglobalizante", dijo a Sputnik Damián Jacubovich, licenciado en geopolítica. Trump aseguró que "ni su país ni su gente se pondrán a los pies del falso canto de la globalización". Para Jacubovich, su llegada al poder indica el "principio del fin" para los partidos tradicionales, con los que la población de Occidente siente un "gran descontento".

Las críticas de Trump al Tratado Transpacífico de libre comercio (TPP, por sus siglas en inglés), el acuerdo firmado por 12 países de la cuenca del Pacífico, fueron una de las claves de su victoria. En su discurso de aceptación de la candidatura, en junio, había dicho que "el TPP será el golpe de muerte para la manufactura estadounidense", porque "abrirá aún más nuestros mercados a los que especulan agresivamente con las divisas", y "hará más fácil a nuestros competidores enviar bienes baratos subsidiados a nuestros mercados", obligando a los trabajadores de EEUU "a competir con los de Vietnam, uno de los países con los salarios más bajos de la Tierra". 

El anuncio del nuevo presidente electo, el 21 de noviembre, de que retirará a Estados Unidos del TPP, se realizó justo un día después de que el presidente Barack Obama ratificara su adhesión a este acuerdo moribundo, en la Cumbre de Lima de los Líderes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). En la declaración final de la Cumbre, los líderes de la APEC, que reúne 21 países de la cuenca del Pacífico, incluyendo a Perú y Chile, se propusieron "revertir las medidas proteccionistas y distorsionadoras del comercio, que debilitan el comercio y frenan el progreso y la recuperación de la economía internacional". Se abrazan al mástil de la globalización, ahora que la misma potencia que la expandió por el mundo, ha decidido abandonarla.
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