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sábado, 10 de diciembre de 2016

Países productores de petróleo alcanzan un acuerdo histórico sobre la reducción de la explotación


Publicado: 10 dic 2016 12:39 GMT | Última actualización: 10 dic 2016 18:38 GMT

Los países fuera de la OPEP han acordado reducir la extracción petrolera en 558.000 barriles al día.

Los países miembros de la OPEP y 12 países exportadores de petróleo que no forman parte de la organización, han alcanzado este sábado el acuerdo acerca del volumen de la reducción de la explotación de crudo, durante la reunión celebrada en Viena.

Según el ministro de Energía e Industria de Catar, Mohammed Saleh Abdulla Al Sada, los países fuera de la OPEP han acordado reducir la extracción petrolera en 558.000 barriles al día, a lo que se ha referido como a un "acuerdo histórico". El acuerdo sobre la reducción de la explotación de crudo ha sido el primero de este tipo en 15 años.

Según ha declarado el ministro de Energía de Rusia, Aleksandr Novak, Rusia reducirá la extracción de petróleo en 200.000 barriles diarios para el 31 de marzo de 2017.

México ha señalado su disposición a bajar la extracción en 100.000 barriles diarios, Azerbaiyán en 35.000 barriles y Omán en 40.000 barriles, según la agencia Bloomberg.

Las negociaciones en la capital austriaca se celebran después de que la OPEP y Rusia no consiguiesen alcanzar un acuerdo para reducir la producción el pasado mes de abril en Doha por la negación por parte de Arabia Saudita. Según Novak, el fracaso de Doha causó un grave impacto, pero ha sido tomado en cuenta.

El pasado 30 de noviembre los países de la OPEP alcanzaron el acuerdo de reducir la extracción de petróleo en 1,2 millones de barriles al día, con lo cual la producción diaria será fijada en 32,5 millones de barriles. El acuerdo entrará en vigor el 1 de enero de 2017.

Tiempo de aires asfixiantes

La política medioambiental de Donald Trump es impermeable a la ciencia y la razón


Central térmica a carbón Scherer, en el estado de Georgia, la más contaminante de EE UU. JOHN AMIS AP

Muchas personas votaron a Donald Trump porque se creyeron la promesa de que nos devolvería a lo que imaginan que fueron los buenos tiempos (la época en que Estados Unidos tenía montones de puestos de trabajo tradicionales extrayendo carbón y fabricando productos manufacturados). Van a llevarse un buen chasco: la desaparición de los trabajos manuales tiene que ver sobre todo con el cambio tecnológico, no con la globalización, y por mucho que escriban en Twitter o que reduzcan los impuestos, esos puestos de trabajo no van a volver.

Pero, en otros aspectos, Trump sí que puede devolvernos a la década de 1970. Puede, por ejemplo, devolvernos a la época en que, con demasiada frecuencia, respirar aire no estaba exento de peligro. Y ha empezado con buen pie al escoger a Scott Pruitt, enemigo acérrimo del control de la contaminación, para dirigir el Organismo de Protección del Medio Ambiente. ¡Hacer que Estados Unidos vuelva a ahogarse!

Muchos de los comentarios sobre el nombramiento de Pruitt se han centrado en su rechazo a la ciencia del clima y en la alta probabilidad de que el Gobierno entrante deshaga los importantes avances contra el cambio climático que el presidente Obama empezaba a conseguir. Y, a la larga, esto es lo realmente grave.

Al fin y al cabo, el cambio climático pone en peligro la existencia de un modo en que no lo hace la contaminación, y la llegada del equipo de Trump al poder tal vez signifique que hemos perdido la última oportunidad de llevar a cabo un esfuerzo de cooperación para frenar esa amenaza.

Todos los que han contribuido a este resultado —especialmente, si se me permite decirlo, los periodistas que convirtieron el asunto esencialmente trivial de los correos electrónicos de Hillary Clinton en el tema dominante de la información sobre la campaña— son en parte responsables de lo que podría acabar siendo un acontecimiento que destruya la civilización. No, no es una exageración.

Pero el cambio climático es una amenaza de avance lento y en gran medida invisible, difícil de explicar y demostrar a la ciudadanía (que es una de las razones por las que los negacionistas del cambio climático, espléndidamente financiados, han tenido tanto éxito confundiendo al respecto). Así que vale la pena señalar que la mayoría de las normas medioambientales tienen que ver con amenazas mucho más evidentes, inmediatas y en ocasiones mortíferas. Y es muy probable que gran parte de esa normativa vaya camino del olvido.

Piensen en cómo era Estados Unidos en 1970, el año en que se fundó el Organismo de Protección del Medio Ambiente. Seguía siendo un país industrial, en el que aproximadamente la cuarta parte de los trabajadores se dedicaban a la fabricación, a menudo con sueldos relativamente altos gracias, en parte, a un movimiento sindical todavía fuerte. (Resulta curioso que los trumpistas que prometen restaurar los viejos tiempos nunca mencionen ese detalle).

Sin embargo, también era un país muy contaminado. En las grandes ciudades era bastante frecuente que el aire fuese irrespirable por la niebla tóxica; en la zona de Los Ángeles, eran bastante habituales los avisos de contaminación extrema, a veces acompañados de advertencias sobre que incluso los adultos sanos debían evitar el exterior y moverse lo menos posible.

Ahora está muchísimo mejor (no perfecto, pero mucho mejor). Hoy en día, para experimentar la clase de crisis de contaminación que antes era tan frecuente en Los Ángeles o Houston, hay que ir a sitios como Pekín o Nueva Delhi. Y la mejora de la calidad del aire ha tenido beneficios claros y medibles. Por ejemplo, se está viendo que la función pulmonar de los niños de la zona de Los Ángeles está mejorando considerablemente, un hecho claramente vinculado a una menor contaminación.

La cuestión clave es que la mejora del aire no es algo casual: es consecuencia directa de la normativa (la cual se topó a cada paso con una oposición radical por parte de intereses creados que criticaban las pruebas científicas sobre el daño causado por la contaminación, mientras insistían en que limitar las emisiones destruiría empleo).

Como habrán adivinado, esos intereses creados se equivocaban en todo. Los beneficios para la salud de un aire más limpio son clarísimos. Por otra parte, la experiencia demuestra que el crecimiento económico es perfectamente compatible con la mejora del medio ambiente. De hecho, la reducción de la contaminación reporta grandes beneficios económicos cuando se tienen en cuenta el coste de la atención sanitaria y los efectos de una menor contaminación sobre la productividad.

Mientras tanto, una y otra vez se ha comprobado que las afirmaciones sobre los grandes costes empresariales de los programas medioambientales son erróneas. Tal vez no resulte sorprendente, dado que los grupos de interés intentan defender su derecho a contaminar. Resulta, sin embargo, que hasta el propio Organismo de Protección del Medio Ambiente ha tenido tendencia a sobrestimar el coste de sus normas.

Así que el deterioro de la protección medioambiental que se avecina será malo en todos los sentidos: malo para la economía, y malo también para la salud. Pero no esperen que los argumentos racionales al respecto persuadan a las personas que pronto dirigirán la Administración. Después de todo, lo que es malo para Estados Unidos puede seguir siendo bueno para los hermanos Koch y otros como ellos. Además, mis contactos siguen diciéndome que defender una medida política basándose en hechos y cifras es arrogante y elitista, toma ya.

La buena noticia, o algo así, es que algunas de las nefastas consecuencias ambientales del trumpismo probablemente salten a la vista —literalmente— muy pronto. Y cuando volvamos a los tiempos del aire contaminado, sabremos exactamente a quién culpar.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía.
© The New York Times Company, 2016.
Traducción de News Clips.

Cuba. Lineamientos de la política económica y social, periodo 2016-2021. XI. POLÍTICA PARA LAS CONSTRUCCIONES, VIVIENDAS Y RECURSOS HIDRÁULICOS

XI. POLÍTICA PARA LAS CONSTRUCCIONES, VIVIENDAS Y RECURSOS HIDRÁULICOS 

LINEAMIENTOS CONSTRUCCIONES 

226. Continuar perfeccionando la elaboración del Balance de los Recursos Constructivos del país sobre la base de una mayor coordinación con el proceso de planificación de la economía, la preparación de las organizaciones, la descentralización de facultades y un mayor control, incorporando las nuevas formas no estatales de gestión. 

227. Elevar la eficiencia en las construcciones empleando sistemas de pago por resultados y calidad, más efectivos, aumentando el rendimiento del equipamiento tecnológico y no tecnológico, introduciendo nuevas tecnologías en la construcción y adoptando nuevas formas organizativas, tanto estatales como no estatales. 

228. Incrementar la creación de empresas especializadas de alcance nacional en las funciones de proyectos y construcción para programas priorizados y otros sectores de la economía que lo requieran. 

229. Aplicar la actualización de los precios de las construcciones en correspondencia con la política de los precios aprobada y asegurar su ulterior perfeccionamiento. 

VIVIENDAS 

230. Mantener la atención prioritaria a las acciones constructivas de conservación y rehabilitación de viviendas. Recuperar viviendas que hoy se emplean en funciones administrativas o estatales, así como inmuebles que pueden asumir funciones habitacionales. 

231. Mantener la atención prioritaria al aseguramiento del pro-grama de viviendas a nivel municipal, incrementando la producción local y la comercialización de materiales de la construcción empleando las materias primas y tecnologías disponibles, que permitan incrementar la participación popular, mejorar la calidad y disminuir los costos de los productos. 

232. Se adoptarán las acciones que correspondan para priorizar la construcción, conservación y rehabilitación de viviendas en el campo, teniendo en cuenta la necesidad de mejorar las condiciones de vida, las particularidades que hacen más compleja esta actividad en la zona rural y la política para atender los elevados niveles de envejecimiento de la población, con el objetivo de contribuir al completamiento y estabilidad de la fuerza de trabajo en el sector agroalimentario. 

233. Establecer el Programa Nacional de la Vivienda de forma integral, que abarque las directivas principales de la construcción, las formas de gestión para la producción, incluyendo la no estatal y por esfuerzo propio, la rehabilitación de viviendas y las urbanizaciones, definiendo las prioridades para resolver el déficit habitacional, teniendo en cuenta un mayor aprovechamiento del suelo y el uso de tecnologías más eficientes. 

234. Actualizar, ordenar y agilizar los trámites para la remodelación, rehabilitación, construcción, arrendamiento de viviendas y transferencia de propiedad. 

235. Adecuar la legislación sobre la vivienda al modelo de desarrollo económico y social, asegurando la racionalidad y sustentabilidad de la solución al problema habitacional, manteniendo los principios sociales logrados por la Revolución y diversificando las formas para su acceso y financiamiento. 

RECURSOS HIDRÁULICOS 

236. Consolidar el balance de agua como instrumento de planificación e instrumentar la evaluación de la productividad del agua para medir la eficiencia en el consumo. 

237. Continuará desarrollándose el programa hidráulico con inversiones de largo alcance para enfrentar el impacto del cambio climático y materializar las medidas de adaptación: la reutilización del agua; la captación de la lluvia; la desalinización del agua de mar y la sostenibilidad de todos los servicios asociados, que permita alcanzar y superar los objetivos de desarrollo sostenible. 

238. Se priorizará y ampliará el programa de rehabilitación de acueductos y alcantarillados con la utilización de nuevas tecnologías en correspondencia con las capacidades financieras y constructivas, con el objetivo de garantizar la cantidad y calidad del agua, disminuir las pérdidas, incrementar su reciclaje, reducir el consumo energético y los servicios asociados a los sistemas de aprovechamiento, acueducto y alcantarillado. 

239. Implementar el reordenamiento de los acueductos y alcantarillados, las tarifas del servicio y regular de manera obligatoria la medición del caudal y el cobro a los usuarios, con el objetivo de propiciar el uso racional del agua, reducir el derroche y la disminución gradual del subsidio.

240. Garantizar el acceso sistemático del abasto de agua a la población, de acuerdo con las posibilidades de la economía, con la potabilidad y calidad requeridas a partir de la materialización de inversiones para dar respuesta a las necesidades del consumo de la población. 

241. Perfeccionar la gestión integrada del agua en la cuenca hidrográfica como unidad de gestión territorial, con prioridad en las estrategias preventivas para la reducción de la generación de residuales y emisiones en la fuente de origen, que contribuya a asegurar la cantidad y calidad del agua. 

242. Modernizar la red de monitoreo del ciclo hidrológico y la calidad del agua que contribuya al fortalecimiento del sistema de alerta temprana para la mitigación y enfrenta-miento a los eventos extremos del clima y afectaciones epidemiológicas, implementando un programa multisectorial para la erradicación paulatina de las fuentes contaminantes categorizadas como principales, que afectan las aguas terrestres. 

243. Priorizar programas multisectoriales para garantizar el aprovechamiento del agua con inversiones asociadas a fuentes subutilizadas, la hidrometría, el mejoramiento de los sistemas de riego, la introducción de tecnologías eficientes y la automatización de los sistemas de operación y control, que permita el incremento del área agrícola bajo riego.

Continuará