Cuando en abril del 2011 el 6to.Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) aprobó los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, el proceso de actualización económica iniciado en el país tomaba nuevos cauces.
Recordemos que, no sin esperar obstáculos y contradicciones en su concreción, los Lineamientos definieron que el sistema económico prevaleciente seguiría basado en la propiedad socialista de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción, regido por el principio de distribución (también socialista) «de cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo».
A partir de entender que solo el socialismo es capaz de vencer las dificultades y preservar los ideales revolucionarios de igualdad y justicia, la economía nacional continuaría dirigida por la planificación, que, al mismo tiempo, atendería las tendencias del mercado y otorgaría más autonomía a las empresas estatales y nuevas formas de gestión.
En palabras de quien fuera el ministro cubano de Economía entre 1995 y 2009, José Luis Rodríguez, se trata de mantener la propiedad social sobre los medios de producción que resultan determinantes para el desarrollo del país, establecer límites al desenvolvimiento de la propiedad no estatal, reduciendo su capacidad de acumulación, y asegurar la prestación de servicios sociales básicos, de manera universal y gratuita.
Además de conservar como protagonista a la empresa estatal socialista, la actualización, ya sabemos, reconoce y promueve «las modalidades de la inversión extranjera, las cooperativas, los agricultores pequeños, los usufructuarios, los arrendatarios, los trabajadores por cuenta propia y otras formas».
De acuerdo con Rodríguez, asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, abrirle espacios a la pequeña propiedad privada (autoempleo o trabajo por cuenta propia), la cooperativa agropecuaria y no agropecuaria y las empresas mixtas con capital foráneo es una manera de darles participación en el avance del país «sin ser predominantes y si se les encauza adecuadamente, es decir, sin que se conviertan en preponderantes».
Desde la óptica de la Sicóloga María del Carmen Zabala, especialista en temas sobre equidad social y asesora del Programa Cuba de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, los Lineamientos están comprometidos con la equidad y suponen la puesta en marcha de medidas que resultan importantes alternativas de empleo y de obtención de ingresos para beneficio de las familias.
Por eso, refiere el estratégico documento «en las formas de gestión no estatales no se permitirá la concentración de la propiedad en las personas jurídicas o naturales» y el sistema tributario establecerá mayores gravámenes para los ingresos más altos, a fin de «atenuar las desigualdades entre los ciudadanos».
Tal como dejara claro el presidente cubano, Raúl Castro Ruz, durante el 7mo. Congreso del PCC, en abril del 2016 en La Habana «las fórmulas neoliberales que propugnan la privatización acelerada del patrimonio estatal y de los servicios sociales, como la salud, la educación y la seguridad social, nunca serán aplicadas en el socialismo cubano».
El también primer secretario del Comité Central del PCC ha expresado que «una Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes», como la definió Fidel, con una innegable obra social construida «jamás encontrará solución a sus problemas de espaldas al pueblo, ni con la restauración del capitalismo, que conllevaría a la aplicación de terapias de choque a las capas de la población con menos recursos y destruiría la unidad y la confianza de la mayoría de nuestros ciudadanos en torno a la Revolución y al Partido». En Cuba, ha reiterado en más de una ocasión «nadie quedará desamparado».
MEDIANAS, PEQUEÑAS Y MICRO
Después de un quinquenio de implementación de los mecanismos para la actualización, el sector no estatal de la economía ha dado un salto exponencial. Mientras el empleo estatal era de un 81,2 % en el 2010, llegó a 70,8 en el 2015.
Mientras había 157 371 cuentapropistas en septiembre del 2010, se registraban algo más de medio millón al cierre del 2016.
Aunque «el incremento del trabajo por cuenta propia y la autorización de la contratación de fuerza de trabajo ha conllevado en la práctica a la existencia de medianas, pequeñas y microempresas privadas que hoy funcionan sin la debida personalidad jurídica y se rigen ante la ley por un marco regulatorio diseñado para las personas naturales dedicadas a pequeños negocios que se realizan por el trabajador y su familia», en correspondencia con el compañero Raúl, se va conformando una atmósfera que no discrimina ni estigmatiza el trabajo no estatal.
Amén de que en Cuba socialista y soberana la propiedad del pueblo sobre los medios fundamentales de producción constituye la base del poder real de los trabajadores, ha explicado igualmente el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros que se favorece el éxito de las formas no estatales de gestión, sobre la base, en todos los casos, del estricto cumplimiento de la legislación vigente y con límites bien definidos.
Al respecto, ha afirmado que «no somos ingenuos ni ignoramos las aspiraciones de poderosas fuerzas externas que apuestan a lo que llaman el “empoderamiento” de las formas no estatales de gestión, con el fin de generar agentes de cambio en la esperanza de acabar con la Revolución y el socialismo en Cuba por otras vías».
Asimismo, ha defendido que «las cooperativas, el trabajo por cuenta propia y la mediana, pequeña y microempresa privada no son por su esencia antisocialistas ni contrarrevolucionarias» y la enorme mayoría de quienes allí laboran son patriotas.
Con el desarrollo económico, la lucha por la paz y la firmeza ideológica como las principales misiones del PCC, el funcionamiento de cooperativas de producción no agropecuarias, especialmente del comercio, gastronomía, servicios técnicos, pequeña industria y construcción, sigue un proceso experimental.
UN PROCESO ORDENADO Y PAULATINO
Vale la pena revisar más de cerca las pautas que rigen el proceso paulatino y ordenado de la separación de las funciones estatales y empresariales, y cuyo obstáculo fundamental ha sido el lastre de una mentalidad obsoleta. El presidente de la Mayor de las Antillas ha alertado que es preciso asegurar más explicación al pueblo, más disciplina y exigencia y un mayor y más cercano seguimiento al proceso de cambios. «Hay que tener, como ya hemos dicho, los oídos y los pies bien puestos sobre la tierra».
El otorgar mayores potestades a las empresas, reestructurar el empleo y los salarios para eliminar las plantillas infladas en todas las esferas de la economía y garantizar que el trabajo sea la forma principal de obtención de ingresos de la población facilitará que el Estado se libere de la administración de pequeñas empresas.
Por otro lado, se ha ido avanzando en el desarrollo de mercados de aprovisionamiento que vendan a precios mayoristas y brinden los servicios de alquiler de medios y equipos, sin subsidio, al sistema empresarial, al presupuestado y a las formas de gestión no estatal.
Los Lineamientos abarcan incluso la posibilidad de hacer más flexible el objeto social de las empresas para que puedan desplegar al máximo sus potencialidades, y la necesidad de que las entidades manejen su capital de trabajo e inversiones hasta un límite previsto.
Otro punto de evolución está en el conocido como «pago por resultados». Tan fácil como que los ingresos de los trabajadores en instalaciones tanto estatales como no, se encuentren vinculados a los resultados que obtengan.
La conceptualización del modelo económico, propuesta durante el 7mo. Congreso del PCC, plantea que «la consolidación y desarrollo sostenible del socialismo solo es posible a partir de preservar los valores e incrementar la productividad del trabajo, de modo que crezca la riqueza para su justa distribución y con ello el nivel y calidad de vida, así como la realización de las aspiraciones colectivas e individuales de las personas».
A la vez, el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030 define ejes estratégicos que son pilares y fuerzas motrices del desarrollo cubano que se centran en: un gobierno eficaz y socialista, la integración social, la transformación productiva e inserción internacional, el desarrollo de infraestructura, el potencial humano, la ciencia, la tecnología, la innovación, los recursos naturales y el medioambiente, el desarrollo humano, la equidad y la justicia.
No olvidemos que todos estos cambios se dan en una realidad definida por el lento crecimiento demográfico de la población, bajas tasas de fecundidad y mortalidad, un saldo migratorio negativo y el sostenido proceso de urbanización y envejecimiento poblacional, que le impone grandes retos sociales y económicos al país.