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sábado, 29 de abril de 2017

La vida en la ‘zona Trump’


Los amantes de las series antiguas de televisión tal vez recuerden un episodio clásico de La dimensión desconocida titulado Es una buena vida. Trataba de un pueblo aterrorizado por un niño de 6 años que, por alguna razón, tenía misteriosos superpoderes, además de una completa inmadurez emocional. Todo el mundo vivía con un miedo constante, empeorado por la necesidad de fingir que todo iba bien. Después de todo, cualquier insinuación de descontento podía provocar una terrible represalia.

Pues ahora ya saben ustedes cómo debe de ser el trabajar para el Gobierno de Trump. De hecho, se parece un poco a cómo es vivir en el Estados Unidos de Trump. ¿Qué ha provocado esta cadena de asociaciones? A lo mejor les sorprende la respuesta: ha sido el “plan” fiscal publicado el miércoles por el Gobierno. La razón por la que uso comillas es que el documento de una sola página que la Casa Blanca ha hecho circular esta semana no guarda semejanza alguna con lo que normalmente entendemos cuando hablamos de plan fiscal. Es cierto que menciona unos cuantos tipos impositivos, pero no dice nada de los umbrales de renta a los que se aplican dichos tipos.

Por otra parte, el documento decía algo de eliminar algunas desgravaciones fiscales, pero sin especificar cuáles. Por ejemplo, ¿se mantendrá la desgravación para los planes de jubilación? La respuesta, según la Casa Blanca, era sí, o tal vez no, o de nuevo sí, dependiendo de a quién se le preguntase y cuándo se le preguntase. De modo que si buscaban ustedes un documento que pudiesen utilizar para calcular, aunque fuese de manera aproximada, cuánto acabará pagando una persona concreta, mala suerte. Está claro que la Casa Blanca propone enormes desgravaciones fiscales para las grandes empresas y los ricos, especialmente grandes para los que pueden eludir los impuestos personales habituales canalizando sus ingresos hacia actividades privilegiadas en materia tributaria: personas llamadas, por ejemplo, Donald Trump. De modo que Trump tiene intención de disparar enormemente el déficit, principalmente en beneficio propio; pero eso es prácticamente todo lo que sabemos.

¿Por qué entonces ha publicado la Casa Blanca un documento tan bochornoso? ¿Por qué ha accedido el Departamento del Tesoro a participar en esta payasada? Por desgracia, conocemos la respuesta. Todas las informaciones procedentes de la Casa Blanca transmiten la impresión de que Trump es como un niño temperamental, al que los detalles le aburren y que se frustra con facilidad cuando las cosas no van como él quiere; ser un buen miembro del personal significa por lo visto encontrar maneras de hacer que se sienta bien y apartar su mente de cosas que parecen darle una mala imagen.

Si dice que quiere algo, por ridículo que sea, uno contesta, “¡Sí, Señor Presidente!; como mucho, intenta minimizar daños. En estos momentos, según todos los testigos, el niño-hombre en jefe está de mal humor por la posibilidad de que las noticias sobre sus primeros 100 días concluyan que no ha conseguido mucho, si es que ha conseguido algo (porque no lo ha hecho). De modo que la semana pasada anunció la inminente publicación de algo que podía llamar un plan fiscal.

Según The New York Times, esto dejó “sin palabras” al personal del Tesoro, que no tenía ni mucho menos un plan listo. Pero nadie se atrevió a decirle que era imposible. En vez de eso, publicaron… algo, que nadie sabe con seguridad qué es. Y la ausencia de un verdadero plan fiscal no es lo único que el círculo más cercano parece no atreverse a decirle.

Evidentemente, nadie se ha atrevido aún a decirle a Trump que lo de acusar al ex presidente Barak Obama de haber realizado escuchas telefónicas de su campaña fue absurdo y vil; en cambio, los funcionarios del Gobierno se pasaron semanas intentando encontrar algo, lo que fuera, que diese contenido a la acusación. O piensen en la atención sanitaria. El intento de revocar y sustituir el Obamacare fracasó estrepitosamente, por muy buenas razones. Después de tanto protestar, los republicanos no lograron dar con una idea mejor. Por el contrario, todas sus propuestas conducirían a una pérdida masiva de cobertura y a un enorme aumento de los gastos para los más vulnerables.

No se debate la rebaja fiscal ni nada, solo van y vienen trozos de papel cuyo objetivo es mitigar las papeletas del jefe

Está claro que Trump y compañía deberían dejar el tema y pasar a otra cosa. Pero eso exigiría cierta madurez, una cualidad imposible de encontrar en esta Casa Blanca. Así que siguen en ello, con propuestas que todos aquellos a quienes conozco llamarían Trumpcare zombi 2.0, 3.0 y así sucesivamente. Y no quiero ni siquiera pensar en la política exterior. En el frente interno, tranquilizar el frágil ego del presidente con proclamas aparentemente enérgicas pero incoherentes puede ser relativamente inocuo; en el plano internacional, es una buena forma de caer en una crisis diplomática, o incluso en una guerra.

En cualquier caso, me gustaría rogarles algo a mis compañeros de los medios de comunicación: no finjáis que esto es normal. No actuemos como si eso que se publicó el miércoles, fuese lo que fuese, se pareciese, por ejemplo, a la rebaja fiscal implantada en 2001 por Bush. Yo me opuse firmemente a esa rebaja, pero al menos era comprensible.

No finjamos que estamos manteniendo un verdadero debate sobre, pongamos, cómo afectarán al crecimiento los cambios en el impuesto sobre sociedades. No, lo que estamos viendo aquí no es política; son trozos de papel cuyo objetivo es mitigar las pataletas del jefe. Por desgracia, puede que su terapia nos toque pagarla a todos.

PAUL KRUGMAN ES NOBEL DE ECONOMÍA

©THE NEW YORK TIMES COMPANY, 2017

TRADUCCIÓN DE NEWS CLIPS.

9 datos sobre la desigualdad en el mundo



1. 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el resto del planeta

De acuerdo con Oxfam, ocho hombres, entre los que destacan Bill Gates, Amancio Ortega, Carlos Slim y Mark Zuckerberg, poseen la misma riqueza que 3,600 millones de personas a nivel mundial. Esto implica que ocho personas acumulan una riqueza igual a 50% de la población mundial. En este sentido, los 1,810 millonarios que figuran en la lista de Forbes poseen 6,500 millones de dólares, lo que equivale a la riqueza que ostenta 70% de la población más pobre en todo el mundo

2. 10 empresas en el mundo obtuvieron una facturación superior a los ingresos públicos de 180 países juntos

Las empresas disfrutaron de un buen año entre el 2015 y el 2016. Compañías como Apple, Alphabet, Microsoft, Exxon Mobil y Facebook registraron más ingresos que 180 países juntos. La estrategia para incrementar los beneficios de estas empresas casi siempre implica una reducción salarial para los trabajadores, lo que alienta la ampliación de la brecha económica entre los grandes directivos y los trabajadores que trabajan para éstos. De acuerdo con el estudio de Oxfam, “las grandes empresas son un elemento vital de la economía de mercado, y cuando operan en beneficio de la población, constituyen un factor esencial para construir sociedades prósperas y justas. Sin embargo, cuando operan cada vez más al servicio de los ricos, las personas que más lo necesitan se ven privadas de los beneficios del crecimiento económico generado.

3. Lo mismo que 10,000 trabajadores de las fábricas textiles de Bangladesh gana en un año el director general de cualquier empresa incluida en el índice bursátil FTSE 100

El salario de los trabajadores se ha estancado e incluso se ha reducido, a diferencia de los ingresos de los directivos y altos ejecutivos de las grandes compañías en todo el mundo. Los directores generales de cualquier empresa enlistada en el índice FTSE 100, como AstraZeneca, Barclays y Unilever, gana lo mismo que 10,000 trabajadores de las fábricas textiles de Bangladesh. De acuerdo con la Organización Mundial del Trabajo, 21 millones de personas, en su mayoría mujeres y niñas, son obligadas a trabajar con una paupérrima remuneración, a pesar de que su desempeño genera beneficios por alrededor de 150,000 millones de dólares al año.

4. 100,000 millones de dólares pierden los países en desarrollo como consecuencia de la evasión y elusión fiscal de grandes empresas a través de paraísos fiscales

Otra de las formas en las que las empresas intentan maximizar sus beneficios es la evasión fiscal. “Se estima, por ejemplo, que en el 2014, Apple tributó por sus beneficios en Europa a un tipo efectivo de 0.005 por ciento”, de acuerdo con Oxfam. Las grandes empresas recurren a paraísos fiscales o buscan que los países compitan por su inversión para sacar provecho de los beneficios fiscales que otorgan. La población más pobre de los países en desarrollo son los más afectados por estas prácticas, ya que son quienes más dependen de los subsidios y de los servicios públicos que podrían promoverse en caso de contar con los recursos que las empresas deberían pagar en impuestos.

5. En 1970, en el Reino Unido, 10% de los beneficios empresariales se distribuía entre los accionistas, mientras que en la actualidad éstos perciben 70%

El único objetivo de muchas empresas a nivel mundial es maximizar la rentabilidad de sus accionistas e inversores. Los beneficios a corto plazo entre los directivos, así como el incremento de los dividendos para los accionistas son solo algunas razones de que lo único que motive a las compañías sea el beneficio que obtienen sus inversores. “Cada dólar de beneficios que se entrega a los accionistas de las grandes empresas es un dólar que podría haberse dedicado a remunerar mejor a los productores o a los trabajadores, a pagar más impuestos, o a invertir en infraestructuras e innovación”, refiere Oxfam.

6. 70% del total de los servicios de telefonía móvil y el 65% de las líneas fijas de México son controladas por Carlos Slim

La elaboración de políticas que benefician a las empresas, al proteger sus intereses y mejorar su rentabilidad, es otro de los mecanismos con los cuales estas compañías amplían la brecha de la desigualdad económica. Sectores como el petrolífero, el farmacéutico y el textil se han convertido en expertos en promover privilegios fiscales, políticos y económicos dentro de los gobiernos de distintos países alrededor del mundo. No obstante, un sector como el tecnológico, que en el pasado se desempeñaba en apariencia con más ética, en nuestros tiempos recibe cada vez más acusaciones. “Alphabet, la empresa matriz de Google, se ha convertido en uno de los mayores lobistas de Washington (...) El capitalismo clientelar beneficia a los dueños del capital y a quienes están al mando de estas grandes corporaciones, en detrimento del bien común y la reducción de la pobreza.

7. 8 son las falsas premisas de la economía que originan la desigualdad

Oxfam menciona las ocho premisas sobre las que se basa una economía que beneficia a sólo 1% de la población mundial: 1) El mercado nunca se equivoca y hay que minimizar el papel de los gobiernos; 2) las empresas tienen que maximizar sus beneficios y la rentabilidad de los accionistas a toda costa; 3) la riqueza individual extrema no es perjudicial sino síntoma de éxito, y la desigualdad no es relevante; 4) el crecimiento del PIB debe ser el principal objetivo de la elaboración de políticas; 5) nuestro modelo económico es neutral desde el punto de vista del género; 6) los recursos de nuestro planeta son ilimitados.

8. Las mujeres ganan entre 31 y 75% menos que los hombres a causa de la brecha salarial y de otras desigualdades económicas

La posibilidad de que una mujer sea incluida en el mercado laboral sigue estando casi 27 puntos porcentuales por debajo de la de un hombre. De acuerdo con Oxfam, es más probable que las mujeres en la mitad inferior de la escala de distribución de los ingresos. Esto es relevante a los ojos de la lista de los ocho hombres que son más ricos que la mitad de la humanidad, ya que ninguna mujer figura en este conteo. En regiones como Oriente y el norte de África, solamente un cuarto de las mujeres con capacidad laboral pueden incorporarse al mercado. Asimismo, si una mujer logra encontrar empleo, es también más probable que su trabajo no cuente con los beneficios y la seguridad que imponen las legislaciones locales. En este sentido, las mujeres perciben entre 31 y 75% menos ingresos que los hombres en prácticamente todo el mundo.

9. 69 de las 100 mayores entidades del mundo son empresas, no Estados

Las grandes empresas son cada vez más grandes. De acuerdo con el estudio de Oxfam, 69 de las 100 entidades más grandes del mundo son empresas y no Estados-nación. “En conjunto, las 10 mayores corporaciones del mundo (una lista que incluye a WalMart, Shell y Apple) tienen una facturación superior a los ingresos públicos de 180 países en conjunto, entre los que se encuentran Irlanda, Indonesia, Israel, Colombia, Grecia, Sudáfrica, Irak y Vietnam”, refiere el organismo. Para comprender la dimensión de este fenómeno, es preciso afirmar que las 10 empresas más rentables en Estados Unidos generaron en el 2015 beneficios por 226,000 millones de dólares, lo que si se repartiera entre todas las personas que habitan el planeta, a cada una le tocarían 30 dólares, que en muchos países es una cantidad mayor al salario mínimo de los trabajadores.