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lunes, 18 de septiembre de 2017

Irma y el desarrollo sustentable



Vedado, días después del paso del huracán Irma. Foto: Buen Ayre Visual.


18 septiembre, 2017 1 comentario


La coincidencia de tres huracanes y un sismo, casi todo en el mismo momento y en la misma región, para muchos es el resultado de eso que hemos llamado calentamiento global y que no es otra cosa que el costo de una manera muy irresponsable de desarrollo, una manera ciertamente vieja, y fuera de contexto, que surgió en aquella época en que el homo sapiens aún pensaba que su presencia en la naturaleza tenía apenas efectos marginales y que los recursos naturales todos ellos, jamás serían una restricción a sus aspiraciones de convertirse en Dios.

Aquella época en que el “dominio de la naturaleza” era la frase de moda y demostrar la capacidad de “dominar la naturaleza” era una de las claves de demostrar el poder que los países tenían. Hacer la mayor represa del mundo, o la mayor hidroeléctrica, tener las extensiones de cultivos más y más grandes a expensas de todo ser viviente, arrasando miles de hectáreas de bosques o contaminando centenares de kilómetros de ríos o bahías enteras, era casi siempre alabado como una demostración más del poderío del homo sapiens.

Lo interesante es que todos los países y quizás también una buena parte de los políticos, independientemente de su credo ideológico sucumbieron a esa filosofía, es cierto y ha sido lamentable. La Siberia soviética es tan buen ejemplo como la Amazonía brasileña, o las grandes planicies del medio oeste norteamericano ya hoy sin aquellos bisontes legendarios, ni que decir de los bosques españoles que un día Feliz Rodríguez de la Fuente nos enseñara habían casi desaparecido en aquella serie documental que tanto disfrute y que se titulaba “El Hombre y la Tierra”.


Centro Habana después de Irma. Foto: Natalia Favre.

No sé si Irma tiene que ver directamente con esa loca carrera del ser humano por convertirse en Dios, pero como un cubano más que fue testigo presencial y sufriente, estoy convencido de que en algún momento después de esta tormenta de este siglo y de esta batalla por recuperarnos, al menos nosotros, isleños que padecemos esa maldita circunstancia del agua (salada) por todas partes, debemos hacer un ejercicio colectivo de pensamiento sobre el cambio climático, sobre nuestro futuro y el de nuestros nietos y biznietos.

Irma tendrá costos inmediatos, algunos inconmensurables, en especial los asociados a la pérdida de seres humanos. Ya no cuentan las causas de esas pérdidas, aunque la mayoría eran evitables. Otros, dolorosos también pero de otra cualidad, son aquellos asociados a la destrucción y las pérdidas materiales, personales y colectivas, del país y de las familias. Algunos también evitables si la previsión hubiera sido mayor. Otros imposibles de evitar debido a la fiereza inaudita de un huracán que parecía empeñado en cambiar la geografía de toda la Isla.

Para las aspiraciones de crecimiento a corto plazo de Cuba el huracán Irma es, sin duda, un duro golpe, difícil de cuantificar en pesos y centavos. Así el crecimiento del 1 por ciento del PIB al que se aspiraba en 2017, reconociendo que sin Irma ya estaba muy comprometido, será ahora una meta casi imposible de alcanzar.


Irma visitó todos nuestros polos turísticos importantes, no dejó ninguno de lado, cuando la temporada alta de la cosecha turística está casi a las puertas; se paseó por nuestras tierras de cultivos como un gigante de siete leguas, acostó plátanos y caña de azúcar, destruyó naves de producción y fábricas, dañó más de nueve decenas de pozos de petróleo, apagó una de las centrales eléctricas más importantes del país; centenares de viviendas hoy no pueden ser habitadas y muchas no lo serán más.

Al costo de la destrucción habrá que sumar el costo de la reconstrucción y el del tiempo empleado para ello, y no empleado en otras tareas, difícil, muy difícil de cuantificar. Esforzarse más es siempre el recurso más inmediato, incluso para este pueblo que se ha esforzado muchísimo en estos últimos 26 años y ha tenido que enfrentar y vencer una combinación muy difícil de huracanes de diverso tipo, desde la desaparición de la URSS, el incremento del bloqueo estadounidense, el período especial, las administraciones Bush, etcétera, etcétera. No creo que haya muchos que duden de esa capacidad de esfuerzo y sacrificio.

Pero igual que nos dedicaremos hoy a la reconstrucción inmediata, debemos, en algún momento hacer una pequeña parada en el camino y pensar en ese futuro nuevo que el cambio climático nos depara.

Prever es la mejor manera de ganar, adecuarnos a la naturaleza en vez de dominarla y competir con ella es también la forma más eficiente de reducir pérdidas.

Mientras caminaba por la carretera que va de mi pueblo (Santiago de las Vegas) hacia el Cacahual, apenas pasado Irma, pensaba en cuánto daño se pudo haber evitado si se hubieran podado adecuadamente los árboles que todos sabían dañarían el tendido eléctrico y el telefónico.

Debemos repensar nuestra cuidad, nuestra manera de construir, nuestras infraestructuras. Quizás podamos encontrar, siempre mirando a futuro, otro tipo de árboles, menos frondosos, con sistemas radiculares más fuertes, pues lo que no podemos imaginar es nuestras ciudades sin árboles. Debemos pensar formas organizativas que nos permitan mantener la poda de forma sistemática, sin depender de un esfuerzo supremo de empresas e instituciones del Estado en momentos críticos.


Centro Habana fue una de las zonas más perjudicadas por los fuertes vientos y las inundaciones costeras. Foto: Claudio Pelaez Sordo.

Tenemos que procurar que la alternativa de la energía solar microlocalizada, no solo se convierta en una forma de ahorrar combustible fósil, sino también en una manera de lograr soluciones a pequeña escala para situaciones como esta que hemos vivido. Pero las azoteas de nuestras ciudades permanecen hoy vacías de paneles fotovoltaicos. Es cierto son aún costosos, es cierto que se necesita capacidad de respaldo, es cierto que no es algo que podamos hacer ahora mismo, solo llamo la atención acerca de que cuando miremos al futuro, tal cual aparece en nuestra visión de país, la sostenibilidad debe ser una condición inexcusable. Proporcionarles a las familias cubanas la posibilidad de servirse de paneles solares es mucho más que una buena fórmula económica.

Y nuestras construcciones, las ya existentes, algunas de ellas que resisten hoy en un ejercicio de “estática milagrosa”, pero sobre todo esas nuevas que construiremos deberán ser capaces de entenderse cada vez mejor con este “cambio climático” que nos augura un futuro más complejo.

Y mejorar nuestras infraestructuras. Quizás lo más costoso, pero también de lo más difícil de recuperar.

Nuestros sistemas de provisión de agua, ¡AGUA!, en los que se ha trabajado tanto en estos últimos años, pero donde en buena parte permanecen con vidas miles de cisternas individuales (quizás de la más ineficiente y de las más primitivas de todas las formas de distribución y almacenamiento) que no solo se contaminan, sino que prácticamente obligan a multiplicar la dotación de agua. Las cisternas individuales han sido la solución más manida de los ciudadanos para garantizarse su agua, pero ni por mucho es la más eficiente y racional.


Problemas con abastecimiento de agua después del paso de Irma. Foto: Claudio Pelaez Sordo.

Las redes de electricidad y teléfono: ahí hay otro reto. Cuba tiene la inmensa ventaja de un sistema nacional de electricidad totalmente conectado, de Pinar del Río a Guantánamo. Es cierto que las redes soterradas son más costosas, pero son más seguras. Debemos pensar que para proyecciones futuras de nuestras ciudades, el propósito de redes soterradas debería estar dentro del planeamiento urbano. Lo mismo diría respecto de la telefonía.

Los sistemas de drenaje y alcantarillado, al menos en esta capital de todos los cubanos, deberían ser una de esas prioridades. No hace falta un huracán como Irma para que se inunden nuestras calles, desde la avenida 5ta. de Miramar hasta cualquier “cuatro esquina” de un barrio más modesto. Reparar los drenajes es una inversión difícil de recuperar, pero el costo de no repararlos se paga todos los años, a veces todas las semanas, cada vez que un buen aguacero nos recuerda que estamos en el trópico. Es nuevamente un ejercicio de difícil solución, pues la escasez de recursos y a veces también de personas que quieran trabajar en esas labores, no permite una solución inmediata ni sencilla.


Centro Habana inundada después de Irma. Foto: Natalia Favre.

Mientras tanto, en lo que se llega a concretar ideas parecidas en desarrollo sostenible de ciudades amigables con la naturaleza, la previsión es decisiva y la mejora de los sistemas asociados es fundamental.

Cierto que todo esto cuesta, cuesta mucho y es muy difícil de afrontar para un país en las condiciones de Cuba hoy. Pero imaginar nuestras ciudades en el futuro, incorporando estas cuestiones, nos ahorrará una parte de ese costo.

Nuestra situación hoy, después de Irma, es mucho mejor que la de algunas otras islas vecinas. Nuestros sistemas de alerta temprana funcionaron bien, nuestra capacidad de recuperación ha sido retada por un fenómeno cuya intensidad ha sido extraordinaria. La frecuencia de fenómenos de este tipo no parece ser muy alta, pero nadie puede afirmarlo. Es nuevamente un ejercicio de aprendizaje, es también –lo está siendo– un ejercicio de esfuerzo y solidaridad.

Ya que Irma pasó y ni siquiera la fuerza de sus vientos nos pudo mover del Caribe y por lo tanto este archipiélago seguirá en esta misma latitud y longitud, entonces, cuando tengamos el respiro que todo nuestro pueblo se merece, deberíamos mirar un poco más allá.

Y todos nosotros, ciudadanos, habitantes de estas, nuestras ciudades deberíamos ser también mucho más amigables y respetuosos con ellas. Es cierto que aún nos faltan sistemas y que los que tenemos a veces no funcionan como debería ser, pero es cierto también que nuestro irrespeto hacia la ciudad, hacia nuestros barrios, contribuimos a que esas fallas se hagan mucho mayores. Es todo un ejercicio colectivo el que debemos hacer.

Pensar en cómo deben ser nuestras ciudades futuras no es un ejercicio de ciencia ficción, no es una “pérdida” de tiempo, no es una idea rara de un grupo de locos desconectados del presente, es también parte del compromiso irrenunciable que tenemos con el futuro, es algo que podemos hacer, es algo que les permitirá a nuestros nietos vivir más tranquilos, aun cuando otros “Irmas” azoten nuestro país.

Recorre viceministro de las FAR zonas afectadas por Irma en Ciego de Ávila

En este artículo: Ciego de Ávila, Cuba, Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), Huracán, Huracán Irma, Viviendas
18 septiembre 2017 | + |

Joaquín Quintas Solá, viceministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en intercambio con damnificados de la provincia.
Joaquín Quintas Solá, viceministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en intercambio con damnificados de la provincia.
Joaquín Quintas Solá, viceministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en intercambio con damnificados de la provincia de Ciego de Ávila, luego del paso del huracán Irmaconvocó a trabajar con orden y disciplina por la recuperación de las afectaciones, y llamó a tener confianza, porque el Estado no dejará a nadie desamparado.
En su condición de jefe del Consejo de Defensa de la Región Estratégica Central, compartió con familias afectadas en los poblados de Máximo Gómez y Punta Alegre, donde más del 90 % del fondo habitacional sufrió severos daños.
Acompañado por Félix Duarte Ortega, presidente del Consejo de Defensa en la provincia, y otras autoridades, conoció que, además de las casas, los perjuicios se extendieron a las telecomunicaciones y las redes eléctricas –restablecidos en más del 60 % con el funcionamiento de grupos electrógenos–.
En el poblado de Máximo Gómez, el general de cuerpo de Ejército visitó a Milagros Alemán Cruz, quien perdió parte de su hogar por la caída de un árbol; luego de que la anfitriona lo invitara a un café, Mary Blanca Ortega Barredo, titular del Mincin, explicó a los vecinos reunidos allí, las gestiones a seguir para iniciar los trámites encaminados a la restauración de los daños de las viviendas.
Dijo que en cada zona de defensa habrá una oficina para esos fines, en aras de que la población no tenga que trasladarse a grandes distancias para realizarlos, pues en el país Irma dejó a más de 100 000 damnificados que esperan por soluciones ágiles y ordenadas.
Al referirse a las formas de pago enumeró el desembolso en efectivo, el crédito bancario, la bonificación, el subsidio, o la combinación de las cuatro modalidades, de acuerdo con las posibilidades de cada familia.
Poco después, Quintas Solá y su comitiva se trasladaron hacia el poblado de Punta Alegre –distante unos cuatro kilómetros de Máximo Gómez– y allí también dialogaron con residentes del lugar, quienes patentizaron la confianza de que la Revolución no abandonará a nadie en las difíciles circunstancias que atraviesan varias provincias del país.
En la Unidad Empresarial de Base Flota Marina Punta Alegre, se interesó por el estado en que quedaron las embarcaciones después del huracán y preguntó cuándo volverían al mar. Raúl García García, el director, dijo que la rápida desconcentración hacia el refugio impidió mayores daños, en tanto solo un barco quedó hundido (ya fue rescatado), y solo queda por traer a La Aguja, una de las enviadas, que la fuerza del viento y la elevación del mar la llevó hacia un área de manglares en la zona donde se le dio abrigo.
(Con información de Granma)

Trabajadores de la termoeléctrica Guiteras laboran intensamente para su recuperación


La fuerza de las olas movió piezas de hormigón de un peso increíble. Foto: Ventura de Jesús García
La extensión del litoral norte de la ciudad de Matanzas fue una de las víctimas predilectas de Irma. En ese tramo, conocido como zona industrial, arrasó con muchas de las construcciones más cercanas a la costa. Allí encontró también a la central termoeléctrica (CTE) Antonio Guiteras.
La llamada casa de circulación de agua de mar de ese bloque se desmoronó como un castillo de naipes. Armazones que servían de rompe olas, con siete anillos de hormigón que terminaban por completar cerca de 70 toneladas de pesos, fueron movidas y cayeron sobre la imprescindible estructura.
En un abrir y cerrar de ojos llegaron decenas de hombres y equipos. A toda prisa, como si en la CTE hubieran decretado un incendio. Operarios y fuerzas combinadas comenzaron una incansable actividad por restablecer la planta, lo que se dice un vendaval de trabajo que se extiende ya por más de una semana.
Al llegar allí es fácil captar el estado de ánimo. Se lee en el rosto de los trabajadores.
Cada vez que la Guiteras sufre una rotura o es víctima de algún accidente extraño van en busca de los especialistas más capacitados. En ese grupo selecto no falta nunca Alcides Meana, ingeniero principal, ya jubilado, que laboró en los cimientos de la termoeléctrica. Nadie la conoce como él; es capaz de reproducirla en sus menores detalles.
Este ingeniero eléctrico, un hombre tranquilo en apariencia, apenas si ha dormido estas últimas noches. Al igual que los directivos de la planta yumurina, sigue empeñado en sacarla del mal momento.
Recuerda que llegó por primera vez a ese lugar en enero de 1982. «Esto era manigua, costa, riscos y algunas casas de recreo en los alrededores. Entonces realizaban la investigación geológica necesaria para la elaboración del proyecto.
«El país había decidido invertir en una central térmica ante el crecimiento de la demanda de electricidad. Se escogió este territorio por la existencia de la bahía y la posibilidad de captar agua de mar para el enfriamiento del sistema. Una planta única con una capacidad para generar 330 MWh.
«Se construyó en seis años y medio. Uno de los grandes tropiezos fue la aparición de una grieta justo debajo de donde iba la turbina. Era una abertura de 30 metros de caída libre por debajo del nivel del mar, inclusive navegable a lo largo de un kilómetro y medio en dirección a la ciudad de Matanzas.
«Fue algo desconcertante y atrasó la inversión. Luego de realizados los estudios pertinentes se procedió a un relleno con piedras y posteriormente hormigón. Luego se fundió una losa puente, de un borde de la grieta al otro y en ella asentamos el cimiento de la turbina. Otro retraso significativo fue el ciclón Kate. Debido a esto, desaparecieron todas las facilidades temporales en el área de la obra.
«La entregamos finalmente en 1988 y sincronizó al Sistema Electroenergético Nacional (SEN) desde marzo de ese año. Fidel estuvo aquí con nosotros, recorrió la planta y dialogó con los trabajadores».
–Alcides, ¿por qué le atribuyen una significación particular a la CTE matancera?
–Porque se trata de una unidad que con una sola máquina es capaz de generar, y lo hace además con un bajo consumo de combustible. Es la que más estabilidad ofrece al SEN, uno de sus bastiones principales.
–¿Puede referirse a la extensión del desastre provocado por el huracán Irma?
–La peor consecuencia del huracán es el desplome del edificio de la casa de circulación, encargada de tomar el agua de mar para el enfriamiento del sistema de la central térmica. Sin ella no puede funcionar la central.
«El sistema de defensa contra olas en el borde costero colapsó. La energía de las olas empujó bloques de un increíble peso y los impactó contra el edificio de la casa de bomba de agua. También sufrió daños la planta de hipoclorito. La sala de maquina se inundó casi un metro de altura y lógicamente tenemos que desarmar equipos, sacar motores, limpiarlos, darles mantenimiento, quitar la humedad, volver a reconectarlos y comprobarlos. Esos son trabajos colaterales».
–¿Cómo disipar el problema, cuál ha sido la estrategia para preparar esta especie de desquite?
–El objetivo esencial es ver cómo, en primer término, podemos echar a andar una de las dos bombas, lo cual garantiza la generación de hasta 230 MWh. En una segunda etapa daremos vitalidad a la segunda bomba y se construirá una caseta provisional para proteger esos equipos, en tanto se levante el edificio definitivo de la casa de bombas, lo cual no debe interferir en el funcionamiento de la planta y cuyo diseño tendrá en cuenta lo sucedido.
«Está claro que los trabajos no son de poca monta. Hasta la fecha se han extraído alrededor de 5 000 metros cúbicos de escombros del área afectada. El obstáculo mayor en estos momentos es la limpieza de los cuatro conductos de la piscina de aguas tranquilas. Una draga marítima, con el auxilio de varios buzos, labora para liberar los escombros y lograr su comunicación con el mar una tarea extremadamente compleja».
–¿Qué fuerzas participan en los trabajos de recuperación y de qué equipos disponen?
–Mayormente participan el Micons Varadero y el de Matanzas, así como Obras Marítimas y la Empresa de Mantenimiento a Centrales Termoeléctricas. No han faltado brazos. Todos se han alzado como un solo hombre. Llama la atención los potentes retromartillos para las grandes demoliciones. Entre otros equipos contamos con buldóceres, cargadores de gomas y grúas desde 100 hasta 30 toneladas de capacidad de izaje. Ventura de Jesús/Granma

La agricultura tunera busca su reanimación tras el paso de “Irma”

La agricultura tunera busca su reanimación tras el paso de "Irma"
La agricultura tunera busca su reanimación tras el paso de “Irma”
Aun cuando las afectaciones a la agricultura fueron considerables en el norte de la provincia, ya se trabaja en la recuperación de áreas y el uso eficiente de los productos cosechados.
En “Jesús Menéndez”, los daños principales se registraron en mil 45 hectáreas de plátano, en cuyos dominios hoy clasifican lo que puede servir para el consumo de la población y de los animales. Este municipio tiene tierra lista para la producción de alimentos de ciclo corto, aprovechando la humedad de los suelos.
Otras de las acciones que recoge el norte de la provincia son estrategias de salvación de las áreas de esa vianda y la localización de la semilla.
En “Jesús Menéndez”, por ejemplo, la contratación en las formas productivas antes del paso del huracán Irma reconocía la posibilidad de unas 615 toneladas de comida para la población. Ahora, el reto de este territorio será recuperarse para su localidad y para el envío a otros municipios.
Puerto Padre ya trabaja en la siembra de productos de ciclo corto. Allí, la dirección de Azcuba tiene un programa para recobrar las áreas de cultivos varios. Lo cierto es que la Villa Azul tuvo afectaciones en más de tres mil hectáreas, sobre todo de plátano, e impacto en varias instalaciones del porcino y la agricultura. Las producciones  recuperadas se  destinan a los evacuados y a los consejos populares.
La Agricultura, se especificó en el programa radial Latir del pueblo, está reajustando la campaña de siembra de frío, para lo cual dispone de semilla y fertilizante.
Autoridades del sector en la provincia consideran que los municipios más afectados están en condiciones de salvar cada parcela de tierra para la siembra. Una tarea imprescindible es el rescate del plátano.
Igualmente, tanto las autoridades competentes como los pobladores no deben permitir el desvío de recursos. Solo el cuidado y la protección de los productos disponibles darán un vuelco a la situación actual de la agricultura en la parte norte del territorio.
(Con información de Periódico 26)

FAO asistirá en Cuba rehabilitación de la producción agrícola y pesquera

La FAO anunció que ha activado su Fondo Especial para Actividades de Emergencia y Rehabilitación-Capacidad de Respuesta a Insumos Agrícolas con la contribución del gobierno de Bélgica, para asistir la rehabilitación de la producción agrícola y pesquera ante los daños ocasionados por el Huracán Irma en el Caribe


La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) anunció que ha activado su Fondo Especial para Actividades de Emergencia y Rehabilitación-Capacidad de Respuesta a Insumos Agrícolas (SFERA-AIRC), con la contribución de 300000 dólares del gobierno de Bélgica, para asistir la rehabilitación de la producción agrícola y pesquera ante los daños ocasionados por el Huracán Irma en el Caribe.

De acuerdo con el comunicado, esta es la primera contribución que recibe la FAO para un plan cuya meta es alcanzar los 7 millones de dólares, y cuyo propósito es rehabilitar los ecosistemas productivos en los sectores agrícola, ganadero y pesquero, a partir de un buen manejo de los recursos suelo y agua.

Con vistas a coordinar este proceso, viajará a La Habana un oficial técnico de la Oficina Subregional de la FAO en los próximos días, anunció la nota emitida por esta agencia de Naciones Unidas.

Respecto a Cuba, uno de los países del Caribe más golpeados por el intenso fenómeno meteorológico, el comunicado explicó que «entre las acciones de la respuesta inmediata a las afectaciones que ha traído el huracán Irma al archipiélago cubano, y además como parte de la acción integrada del Sistema de Naciones Unidas en el sector de seguridad alimentaria y nutricional, la FAO tributará insumos y equipos para reponer los techos y cubiertas de unidades productoras de huevo, carne de cerdo y de cultivos de ciclo corto, y acelerar así la producción de alimentos».

«Igualmente aportará equipos, partes y repuestos de sistemas de riego, fertilizantes y herbicidas, motosierras y pertrechos para poder realizar limpieza y agilizar el acceso a unidades productivas y cultivos, así como insumos para la reparación de embarcaciones pesqueras acuícolas y artes de pesca», sostuvo el anuncio.

Reponer a los productores los medios de los que dependen estos para sustentar a sus familias y rehabilitar las producciones de alimentos en las comunidades afectadas por el huracán, para garantizar el consumo local y recuperar su exportación a otras provincias del país, incluida la capital, son los objetivos fundamentales de FAO, refiere el texto.

Si alguna lección nos deja Irma, reflexionó Theodor Friedrich, representante en Cuba de la FAO, es que es tiempo de actuar en lo que se llama «adaptación al cambio climático», expresó a Granma.

«Irma fue uno de los más potentes huracanes de la historia, y dejó destrucción y desesperación por donde pasó. Después del huracán Matthew, con su impronta destructora en el oriente de Cuba, este es el segundo meteoro de categoría 5, que visita el país en el lapso de menos de un año. Y en la región fue acompañado por otros huracanes fuertes, como Harvey y José. Frente a estos hechos, nadie puede negar que el cambio climático sea una realidad, pues cada vez tenemos eventos climáticos extremos más frecuentes y más intensos. Hace muy poco tiempo Cuba entera estaba preocupada por la sequía que había mantenido el país en suspenso por los últimos años; ahora las mismas zonas están luchando con inundaciones y deslaves de tierras», comentó Friedrich.

Tenemos que aceptar que estos eventos nos amenazan, y tenemosque preparar nuestras vidas a estas realidades nuevas, manifestó.

Uno de los retos y principales reflexiones que dejan estos eventos, dijo, es ¿cómo podemos proteger nuestros cultivos, la base de nuestra alimentación y sobrevivencia en esta tierra?

Si bien es cierto que será difícil garantizar que los cultivos resistan a las fuerzas del viento de un huracán categoría 5, los daños a la vegetación sí se pueden recuperar en muy poco tiempo en caso de cultivos de ciclo corto, y en un tiempo un poco más largo en cultivos permanentes, como café, cacao y coco, subrayó.

«Lo que resulta más difícil y costoso, para no decir imposible de reponer, son los daños a nuestro capital fundamental de la agricultura: el suelo».

En ese sentido destacó el trabajo conjunto que realiza la FAO con los ministerios de la Agricultura y de la Industria Alimentaria y la Pesca, en una hoja de ruta que permita implementar la agricultura de conservación, también conocida como agricultura climáticamente inteligente, es decir, que funciona igual en cualquier evento climático extremo, ya sea sequía o lluvia en exceso, frío o calor, garantizando una verdadera adaptación al cambio climático.

«Tal agricultura no es un sueño inalcanzable, constituye ya realidad en muchas partes del mundo y resultaría perfectamente factible para Cuba», dijo.

Luego de Irma, la lección podría ser entonces aprovechar este llamado de atención para aumentar los esfuerzos y acelerar la implementación de la Agricultura de Conservación el país.

Adopta Gobierno cubano medidas en beneficio de personas afectadas por el Huracán Irma

En este artículo: Ciclón, Cuba, Desastres Naturales, Huracán, Huracán Irma
18 septiembre 2017 
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Barrio El Machete, en Santa Cruz del Norte, Mayabeque, duramente golpeado por el embate del huracán Irma. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate
Información a la Población
Tomando en consideración las severas afectaciones causadas por el huracán Irma y a partir de las positivas experiencias obtenidas durante la recuperación de los daños ocasionados por los huracanes Sandy y Matthew, el Gobierno decidió que el Presupuesto del Estado financie el 50 por ciento del precio de los materiales de la construcción que se venderán a las personas damnificadas con la destrucción total o parcial de sus viviendas. A tales efectos se indica:
1- Los Consejos de Defensa certificarán la magnitud de los daños ocasionados en cada vivienda y aprobarán los recursos a asignar para solucionar las afectaciones producidas.
2- Para la adquisición de los materiales, los damnificados podrán solicitar crédito bancario con baja tasa de interés y devolución en mayor número de años.
3- En los casos de derrumbes totales de viviendas y de techos, el Presupuesto del Estado asumirá el pago de los intereses al Banco.
4- A las personas cuyos ingresos no les resulten suficientes para asumir los gastos, el Consejo de Defensa les evaluará la aprobación de subsidios para la compra de materiales de la construcción.
5- Excepcionalmente se aprueba otorgar subsidios para acciones constructivas en las viviendas a las personas que fueron objeto de este beneficio con anterioridad y a las que mantengan adeudos por créditos bancarios otorgados por este concepto.
17 de septiembre de 2017