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martes, 21 de noviembre de 2017

Exitoso desempeño del turismo de cruceros en Cuba

Por: Dr.C. José Luis Perelló Cabrera, Especial para Excelencias News Cuba 

Tras un septiembre caracterizado por el azote del huracán Irma, las alertas de viajes por parte del gobierno estadounidense por los supuestos ataques sónicos y el anuncio de nuevas restricciones y regulaciones para viajar a Cuba, que provocaron la desaceleración en el ritmo de crecimiento de las llegadas internacionales de visitantes; el mes de octubre concluyó con un comportamiento favorable, creciendo un 4,3% con respecto a octubre de 2016. 

El acumulado en las llegadas internacionales al cierre de octubre fue de 3 millones 935 mil visitantes, que representa el 21,3% de crecimiento en relación a igual período de 2016; de estos, 3,3 millones de turistas de estancia y 477 mil a bordo de buques cruceros. Estos resultados permiten prever el arribo de poco más de 4,7 millones de visitantes al finalizar el actual año. 

Para la actual temporada alta el sector turístico oferta todos los productos y modalidades, que en su conjunto identifican el producto turístico integrado de la Mayor de las Antillas; con 68 mil habitaciones en 382 hoteles, 88 de estos administrados por 20 cadenas hoteleras internacionales. 

El turismo canadiense continúa como principal mercado con 965 mil turistas hasta el cierre de octubre, a pesar de mostrar una desaceleración en su crecimiento producto de la devaluación del dólar canadiense y el aumento en los precios de los paquetes turísticos para el destino cubano. 

Resultados significativos se presentan en el crecimiento acumulado de todos los mercados principales procedentes de Alemania (4,7%), Francia (19,4%), Reino Unido (9,2%) España (14,1%), Italia (1,2%), México (7,2%), Argentina (1,5%), Rusia (89,3%) y China (14,2%). 

Situado como segundo mercado, después de Canadá, el segmento de viajeros estadounidenses crece en el 163,4% en que 544 mil estadounidenses han visitado el país hasta octubre; la mayoría de ellos a bordo de buques cruceros. 

Crece en importancia el turismo de cruceros 

El turismo de crucero, una de las modalidades turísticas más extendidas a nivel mundial, representa una opción viable para garantizar un crecimiento en los flujos de visitantes, ante una oferta de servicios de alojamiento que no garantiza la demanda de estancia en varias islas caribeñas. 

El Caribe se ha convertido en la principal zona del crucerismo mundial, con el 40% de cuota de participación; mientras que, durante varios años, Cuba se mantuvo excluida de los itinerarios de las mayores líneas de cruceros del Caribe. 

Hasta el cierre del mes de octubre de 2017, se reporta un sostenido flujo de visitantes de cruceros; teniendo como principal puerto de atraque a La Habana, que ha recibido 28 buques cruceros que han realizado más de 270 escalas portuarias. 

Según un informe del 4 de noviembre del presente año elaborado por U.S.- Cuba Trade and Economic Council, Inc., con sede en New York, se expone que las tres grandes compañías de cruceros de EE.UU. que incluyen a Cuba en sus itinerarios, dejarán más de 623 millones de dólares en ingresos a estas navieras, entre los años 2017 y 2019. 

Según datos ofrecidos por el informe, los 286 viajes hacia Cuba, que en esos años se espera que realicen las compañías Norwegian Cruises Lines (NCL), Carnival y Royal Caribbean, transportarán unos 455 mil pasajeros. 

El informe puntualiza que en 2016, cuando se restablecieron estos viajes desde Estados Unidos a Cuba, los ingresos brutos de estas tres compañías de cruceros sumaron en conjunto 28 mil 800 millones de dólares, correspondientes a todos los viajes de sus 144 embarcaciones y operadas con sus diferentes marcas. 

También se calcula que los viajes de los barcos de estas tres compañías significarán para Cuba, ganancias por 64 millones de dólares en gastos de cruceristas y 19 millones de dólares por concepto de tasas portuarias. 

El presidente de U.S.- Cuba Trade and Economic Council, John S. Kavulich, informó que el ingreso bruto de las 52 compañías estadounidenses que desde 2014 han tenido presencia en Cuba suman un millón de millones, una cifra nada despreciable para las empresas de Estados Unidos, que las regulaciones y restricciones del gobierno de Donald Trump pretenden suprimir. 

Dr.C. José Luis Perelló Cabrera, Especialista en Desarrollo Turístico. 

Excelencias News Cuba se reserva los derechos de este artículo, en caso de compartir el contenido, por favor, respetar el crédito. 

http://www.excelenciascuba.com/noticia/exitoso-desempeno-del-turismo-de-cruceros-en-cuba

JOAQUIN BENAVIDES. Sobre un programa de estabilidad económica para Cuba

Por Joaquin Benavides

Las propuestas hechas por Humberto Pérez * y por Pedro Monreal ** han estimulado los comentarios de Joaquín Benavides Rodríguez, autor invitado de este blog, quien ocupó los cargos de Ministro- Presidente del Comité Estatal de Trabajo y Seguridad Social de Cuba (1980-1986) y de Ministro de Gobierno y Presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Dirección de la Economía (1986-1991), desempeñando, además, la responsabilidad de Viceministro de Economía del Ministerio de Transporte entre 1991 y 2003.

* Ver, Humberto Perez. “Comentarios sobre la unificación de las tasas de cambio en Cuba” , 20 de noviembre de 2017 https://elestadocomotal.com/2017/11/20/humberto-perez-comentarios-sobre-la-unificacion-de-las-tasas-de-cambio-en-cuba/

** Ver, Pedro Monreal. “Un programa de estabilidad económica para Cuba”, 15 de noviembre de 2017 https://elestadocomotal.com/2017/11/15/un-programa-de-estabilidad-economica-para-cuba-2/


20 de noviembre de 2017

Estimados Pedro y Humberto:

Me referiré indistintamente a los documentos de ambos para hacer más fácil mi exposición. Trataré de exponer mis opiniones y comentarios sin entrar en contradicción explícita con ninguno de los dos, claro que en varios aspectos será evidente que no coincidimos.

Me referiré a las excelentes imágenes de las hélices y las lanchas. Facilita mucho la comprensión del orden de cómo proceder e incluso del ritmo.

Estoy convencido que hay que comenzar por la hélice de la creación de condiciones básicas para el establecimiento de un sector cooperativo y privado que en dos o tres años sea capaz de absorber más de un millón de trabajadores. Sin esta medida no creo que sea posible ni pensar siquiera en un Programa de Estabilidad Económica de Cuba, con las consecuencias políticas que no poderlo hacer conllevaría.

Es verdad que con el desarrollo del sector privado y cooperativo algunos pudieran acumular riquezas en demasía, socialmente inaceptables según los principios de nuestra filosofía política, pero hay medidas para contrarrestar el problema y mantenerlo bajo control. Pero lo más importante es que una legislación que regule al sector privado y cooperativo, permitiría erradicar el desorden que la falta de regulación está permitiendo, a los ojos de todos, que se estén creando y proliferando verdaderos capitales clandestinos que se alimentan del robo a los activos estatales y que ninguna Contraloría puede resolver. Lo más que puede hacer es constatarlo en la falta de control. Pero una vez terminada la contraloría continua el robo y se incrementa la corrupción, alimentado todo por la escasez de cualquier cosa. Eso no es Socialismo.

En la legislación que se elabore, tendría que ser obligatorio el registro de cada empresa grande, mediana o pequeña y también de las cooperativas que actúen como una empresa, en las oficinas de la ONAT o una creada a esos efectos en el Ministerio de Finanzas. También tendría que ser obligatorio abrir una cuenta bancaria en pesos cubanos CUP en la sucursal de uno de los bancos que operan en el país y una cuenta en divisas (USD, EURO, u otra) solo para ingresar. Una vez acreditado el dinero recibido en la cuenta, el banco transferiría a la tasa de cambio del día a la cuenta en CUP del cliente privado o cooperativo. No sería legal y por tanto no se admitirían pagos entre empresas sean privadas, cooperativas o estatales en otra moneda que no sea el Peso Cubano (CUP).

Podrían operar en igualdad de condiciones con las empresas del Estado. Las empresas privadas y cooperativas tendrían que llevar contabilidad avalada por la firma de un contador con estatus reconocido. El impuesto que se les imponga, que debe ser aprobado por la Asamblea Nacional, debe establecerse sobre la utilidad, igual que a las empresas del Estado.

Yo que tuve alguna experiencia en elaborar legislaciones y someterlas a aprobación del Gobierno, estoy seguro de que 6 meses es un término más que suficiente para preparar un Decreto Ley que regule todo lo concerniente a la creación de empresas privadas y cooperativas. Se le puede dar vigencia por tres años y pasado ese periodo revisarla. Esa Legislación es lo estrictamente necesario para poder echar a andar la segunda hélice y también la tercera.

La lancha con la segunda hélice, que sería la del saneamiento de la empresa estatal debe comenzar a navegar en cuanto se haya publicado en la Gaceta Oficial la legislación sobre el sector privado y cooperativo.

De la empresa estatal a la empresa pública

Yo soy partidario, según lo expresé en otro documento, en convertir las llamadas empresas estatales en Empresas Públicas, o sea en S.A, propiedad del Estado Cubano (Ver, “PYMES estatales”, 29 de junio de 2017, https://elestadocomotal.com/2017/06/29/joaquin-benavides-rodriguez-pymes-estatales/). Parece lo mismo, pero no es igual. No me voy a extender, porque no es el tema principal en este asunto, pero permitiría que la contabilidad que surja, después de saneadas, refleje la realidad, porque en las empresas estatales la cuenta de capital es ficticia y por lo tanto el cuadre se puede ajustar. Por otra parte, ante la lista que ha publicado el Gobierno de EE.UU de casi todas nuestras empresas que formalmente pudieran ser estimadas como empresas militares, el convertir en Empresas Públicas todas las empresas cuyo único dueño fuera el Estado Cubano, haría inoperante el listado. Por supuesto tendría que haber un Registro Oficial donde aparecerían todas esas empresas con los datos que aparecen en todos los registros de empresas del mundo.

Coincido con la propuesta de Humberto de que, con la segunda hélice, navegando en la segunda lancha, podría comenzar de inmediato el proceso de saneamiento de la empresa estatal, introduciéndole a modo de prueba la nueva tasa de cambio de 1CUC=25 CUP, lo que contribuiría hacer a priori más transparente su contabilidad a la que se sumarian, también a modo de prueba, el efecto de los nuevos salarios aprobados y también el de los nuevos precios mayoristas. Todo ello, repito, a modo de prueba y para poder examinar el efecto.

La tercera hélice, la adopción de una tasa de cambio única, tendría, en mi opinión que comenzar a operar casi simultáneamente con la del saneamiento, pero diferenciándola en su ritmo. He venido defendiendo y continúo haciéndolo, que la tasa única de cambio que se adopte debe ser la misma que la de la población, o sea 1CUC=25CUP. Si van a coexistir un sector privado y cooperativo organizado en empresas con el sector estatal, no creo posible ni justo para el sector estatal que quede en condiciones de inferioridad con el privado. Pero su aplicación al sector estatal no debería ser al mismo tiempo para todas las empresas.

Se debería comenzar a aplicar la tasa única de cambio de 1×25 a las empresas exportadoras y a aquellas otras que, como las del turismo, se supone que aplicándoles esa tasa van a ser ampliamente beneficiadas, sanearles su contabilidad y extraerles la fuerza de trabajo sobrante, si la tuviese. A esas empresas se les pudiera aplicar el impuesto “visible” a que se refiere Monreal, pero también se les podría obligar a adquirir bonos del Estado, redimibles en un determinado período de tiempo y para objetivos también determinados como inversiones, pero que pudieran aparecer en su contabilidad como parte de sus activos.

Considero que en ese momento también se les debe aumentar el salario a todos los trabajadores, en base no a una Reforma Salarial, que considero muy complicada y no se ajusta a nuestra situación actual, pero si a una Escala Salarial, aprobada por el Gobierno para aplicársela a los trabajadores que hayan quedado en las plantillas reajustadas una vez concluido el saneamiento de la empresa.

Hay un principio que defiendo desde los años 80: los incrementos salariales deben ser para los trabajadores que quedan en las empresas racionalizadas o saneadas. El salario debe estar relacionado con el trabajo y no con la seguridad social y cuando en un centro de trabajo se le paga a un trabajador por no trabajar o por trabajar menos de lo que debe, eso es seguridad social y no salario. Por tanto, el incremento del salario debe ser posterior a la reestructuración de la empresa y su costo debe financiarse con la reducción que se ha hecho de gastos o con el incremento de la productividad.

Lo decisivo para que -con la devaluación y los nuevos precios mayoristas- pueda extraerse fuerza laboral de las empresas que no logren trabajar en condiciones de rentabilidad, es que el sector privado y cooperativo haya alcanzado la necesaria pujanza para absorber esa fuerza laboral. Si no es así habrá que durante un tiempo subsidiar la fuerza de trabajo para no crear desempleo y dejar las familias desamparadas.

Precisando la secuencia

Resumiendo, mi opinión en términos de hélices y lanchas: La primera hélice que debe ir en la lancha más rápida, pero sin violar pasos, o sea que se le dote de una legislación bien elaborada y que evite chapucerías, debe ser la creación de condiciones para que las empresas privadas medianas y pequeñas y las cooperativas, puedan comenzar a operar y desarrollarse a fin de que les sea posible ir asimilando a los trabajadores que no tendrán empleo en las empresas estatales saneadas y reestructuradas.

La segunda hélice, que corresponde a la del saneamiento y reestructuración de las empresas comenzando por las exportadoras y del turismo, comenzaría a moverse en una lancha más lenta a partir de que la legislación para la empresa privada y cooperativa haya sido promulgada y avanzaría determinando la situación rentable de las empresas importadoras, estableciendo un orden en base a la complejidad de la solución en función de los intereses de no afectar la economía. En la medida que el sector privado y cooperativo vaya creciendo, el ritmo de la segunda lancha puede ser mayor.

La tercera hélice, que corresponde a la adopción de una tasa de cambio única de 1CUC=25 CUP con la devaluación correspondiente iría en la lancha más lenta que comenzaría a aplicarse en las empresas exportadoras, y del turismo, una vez saneadas y reestructuradas. Después abordaría las importadoras netas con un criterio de solucionar primero las menos complejas y después a las más complejas, hasta llegar a aquellas que no tengan solución salvo liquidarlas como empresas. Si en ese momento no se han reubicado todos sus trabajadores habrá que subsidiarlos por la asistencia social durante un periodo determinado. En todos los casos de la tercera hélice, una vez concluido el trabajo y extraído los trabajadores sobrantes, se aplicaría la escala salarial aprobada por el Gobierno a los trabajadores que hayan quedado en la empresa con mayor contenido de trabajo.

Costos y salarios

Coincido con la opinión de Humberto de que al pasar la tasa de cambio actual de 1CUC=1CUP a la tasa que en este caso propongo de 1CUC=25 CUP deben recalcularse los inventarios existentes y todos los elementos del costo que resulten influidos por esta devaluación del CUP y su reflejo en los costos totales y en los precios mayoristas de las empresas. Habrá que establecer nuevos precios de empresa. Los precios mayoristas habrá que calcularlos para el mercado mayorista que deben ser similares a los que se apliquen a las ventas al sector estatal y al sector privado y cooperativo.

Soy partidario de producir un importante aumento de salarios en las tarifas que perciban los trabajadores que en definitiva queden trabajando en las empresas saneadas y que queden trabajando en condiciones de rentabilidad. A los trabajadores que en ese proceso pasen a trabajar en el sector privado y cooperativo los salarios que les corresponderían se rigen por otras reglas.

Esa es una de las razones, pero no la única por la que no propondría realizar una Reforma General de Salarios. Una Reforma General de Salarios implica un proceso bastante complejo que supondría definiciones con respecto a la Organización de los Salarios para las cuales las empresas y el país en su conjunto carecen de cuadros y especialistas con la suficiente preparación para llevarla a cabo. Eso podría convertirse en un elemento de trabazón adicional a los que ya tenemos en la organización de la economía.

Yo sería partidario de un método más sencillo: a partir de un incremento global del fondo de salarios para las empresas estatales, calculado centralmente, aplicar el incremento en las tarifas de las empresas una vez saneada su contabilidad y certificada de que pueden operar rentablemente. Separar y calcular diferenciadamente el salario de la Educación y la Salud, que no pudieran quedarse fuera de un incremento del salario en el país. Suponiendo que se lograran trasladar del sector estatal al privado y cooperativo en tres años un total de un millón de trabajadores ello significaría un importante ahorro una parte del cual podría dedicarse a mejorar el salario de los trabajadores que continuarían en las empresas estatales y demás actividades priorizadas del país.

Subsidios y transferencias de activos estatales

No tengo claro donde se concentran los 14,465 millones de pesos para subsidios a la exportación y la sustitución de importaciones. Incluso tengo menos claro lo de que el sector agropecuario concentre el 67% de las empresas estatales irrentables del país. No cuestiono los números, sino la causa y el origen de los números.

Recuerdo que cuando en los años 90 se decidió crear las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) a partir de las empresas agrícolas estatales, realmente no se crearon cooperativas, sino que en vez de sanearles su contabilidad y convertirlas en verdaderas cooperativas, se les dejaron todos sus activos fijos, constituidos en una gran cantidad de maquinaria, implementos e instalaciones totalmente inutilizadas, y se incorporaron a la contabilidad de las empresas agropecuarias, sobre todo las de cultivos varios. Que yo sepa, esos activos no se liquidaron nunca y aunque quizás a algunos se les dio de baja por los métodos establecidos, es posible que una buena cantidad continúen depreciándose y como ese proceder puede convertir en irrentables a muchas empresas, el presupuesto resuelve el problema subsidiándolas. No estoy seguro que sea así, pero sería necesario despejar bien el asunto.

Por esa razón, entre otras, las UBPC no son verdaderas cooperativas, sino son un engendro adscrito a las empresas estatales agropecuarias, que deciden casi todo sobre su funcionamiento y planes. Habría que convertirlas en cooperativas agropecuarias, con una legislación específica para ellas procediendo a extraerles todos los activos fijos sobrantes. La Corporación para la Transformación de Activos Estatales (CTAE) que propone Monreal puede ser el instrumento adecuado para ello.

No soy partidario de que los activos que sean extraídos de las empresas estatales, en el proceso de saneamiento, pasen a ser propiedad directamente de las empresas cooperativas y privadas. Soy partidario que con ellos se realice un proceso de evaluación que determine, aunque sea aproximadamente, su valor real y que puedan ser adquiridas mediante compra por las empresas cooperativas y privadas, aunque para ello tengan que recibir un crédito “blando”. Hay que erradicar para siempre de nuestra economía el traspaso de activos que no sea mediante compra-venta.

Metas sociales, flexibilidad institucional y agregación política 

En cuanto a las etapas y su duración estoy de acuerdo con lo que propone Monreal, pero sometido a la flexibilidad que permiten las hélices y las lanchas.

Asimismo, estoy de acuerdo con que el posible costo de la devaluación sobre los precios al consumidor sea compensado mediante un subsidio a productos y servicios básicos y también a los grupos poblacionales vulnerables.

Por supuesto que estoy absolutamente de acuerdo con que las metas sociales son predominantes y en general con la formulación que hace Monreal sobre el desempleo, los salarios y las condiciones homogéneas para los contratos laborales para todos los sectores de propiedad y gestión en lo relativo a derechos laborales esenciales.

Coincido con Humberto en que debe abrírseles a las empresas privadas y cooperativas, posibilidades de importación y exportación a través de un esquema especializado de comercio exterior. Darles la posibilidad de comprar recursos productivos en empresas mayoristas creadas al efecto y que empresas ferreteras y de suministro de otros insumos, de capital totalmente extranjero o mixtas, puedan abastecerlas, utilizando mecanismos de consignación, e incluyendo formas de pagos online desde el extranjero por parte de socios o familiares que los apoyen y contribuyan al país con capital fresco en divisas.

Coincido también con Humberto en que debe autorizarse el desarrollo de entidades mixtas entre empresas estatales y cooperativas, entre empresas estatales y empresarios privados nacionales y entre cooperativas y empresarios privados que aporten capital fresco para ayudar a nuestros planes de desarrollo.

Finalmente coincido totalmente con Humberto en las propuestas que hace acerca de cómo organizar socialmente a los empresarios cubanos y a los cooperativistas. En los inicios de la Revolución todos apoyamos a la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y esos agricultores eran tan empresarios privados como los que ahora queremos incorporar activamente a la economía nacional. Nadie podría poner en duda el carácter patriótico y de apoyo decisivo al Socialismo que en nuestro proceso desempeñó la ANAP. No tenemos derecho de dudar de otros cubanos, que en una situación económica compleja y difícil para la nación se incorporen al empresariado privado y se asocien en apoyo al país y al Socialismo cubano.

La desigualdad salarial en América Latina: Entender el pasado para prepararse ante el futuro



ENVIADO POR JOANA SILVA
COAUTORES: JULIÁN MESSINA

A comienzos del siglo XIX, el científico y explorador prusiano Alexander von Humboldt caminó por las calles de Ciudad de México y Lima y describió su consternación por la miseria y la opulencia, la “desnudez” y el “lujo”, la “inmensa desigualdad en la fortuna”. Esta imagen perdura. La región, junto al África subsahariana, es hoy en día la más desigual del mundo.

Pero las cosas están cambiando. Desde principios del nuevo milenio, la desigualdad cayó de manera significativa en prácticamente todos los países latinoamericanos, y sigue descendiendo. Millones se beneficiaron de más educación y de salarios crecientes, en especial los trabajadores no calificados.
 
Julián Messina, del Banco Interamericano de Desarrollo, y yo explicamos esta tendencia notable en nuestro informe “Desigualdad salarial en América Latina”.
 
El principal hallazgo es que las reducciones en desigualdad salarial —en lugar de capital o rentas— fueron clave en el fuerte impulso regional. En 16 de los 17 países estudiados, la desigualdad salarial cayó de manera significativa desde el cambio de milenio.
 
En América Latina, las diferencias salariales se acotaron entre trabajadores con educación y experiencia laboral similares empleados por empresas diferentes. Estas diferencias también se redujeron entre trabajadores de alta y baja capacitación. Cada uno representó alrededor de la mitad de la reducción de la brecha salarial general. Esto contrasta fuertemente con la lucha contra una desigualdad salarial constante o creciente en el resto del mundo. Este gráfico ilustra esta tendencia:

 

El auge de las materias primas de la década de 2000 fue fundamental para la reducción de la desigualdad en Sudamérica. El dinero llovió sobre los países de toda la región. Individuos, empresas y gobiernos se abocaron a una fiesta de gasto, derrochando en sectores no transables como los servicios, mientras que las monedas se apreciaron.
 
El crecimiento derivó en salarios más equilibrados a través de dos canales. Primero, dado que estuvo asociado a apreciaciones reales del tipo de cambio en Sudamérica, impulsó al sector no transable en donde los salarios entre empresas (para trabajadores con capacitación similar) son más parejos que en el sector transable. Segundo, redujo el número de empresas exportadoras. Los exportadores requieren de puestos de trabajo de alta capacitación. Por ende, a medida que su número se redujo, la demanda de habilidades disminuyó.
 
Auge educativo 
El auge económico también coincidió con una enorme transformación educativa. La asistencia a la educación secundaria se disparó. Millones de jóvenes fueron a la universidad por primera vez. Aunque esto también significó que la prima salarial por educación disminuyó a medida que más latinoamericanos con título terciario ingresaban a la fuerza laboral. Los salarios para trabajadores poco capacitados aumentaron porque había menos de ellos para contratar. Asimismo, la prima salarial para trabajadores mayores bien educados disminuyó, tal vez debido a su incapacidad para adaptarse a las nuevas tecnologías.
 
Claro que también jugaron otros factores. Los niveles de informalidad disminuyeron durante la década del 2000. Las empresas contrataron más trabajadores de baja cualificación y mejoró la aplicación de las regulaciones, lo que dio a los trabajadores un mayor poder de negociación cuando se trataba de beneficios y salarios. Con ña aprobación de nuevas leyes aumentaron los salarios mínimos de manera notable en varios países, incluidos Brasil y Argentina. Las políticas redistributivas como las transferencias condicionadas en efectivo también jugaron su papel. Pero en términos de un menor nivel de desigualdad salarial, estos factores son secundarios comparados con el crecimiento y el mayor nivel educativo.  
 
Un futuro de menor crecimiento
Si bien la desigualdad sigue disminuyendo, el ritmo al que lo hace se ralentizó desde mediados de 2011. El descenso de la desigualdad en los países de Sudamérica ahora se parece al que tiene lugar en México y Centroamérica.
 
A futuro, es probable que la expansión de la educación se mantenga, estimulando la igualdad. Sin embargo, el nuevo patrón de menor crecimiento posterior a 2011, asociado a depreciaciones reales en el tipo de cambio, desacelerará la reducción de la desigualdad salarial. Asimismo, ahora hay menos espacio para un aumento del salario mínimo. Si bien el salario mínimo puede ayudar a asegurar que los pobres no queden atrás en tiempos de bonanza, los aumentos del mismo pueden llegar a deprimir el empleo formal en períodos de crecimiento más lento. Por ejemplo, el crecimiento económico en Brasil fue bajo entre 1995 y 2003. Los aumentos del salario mínimo durante este período de hecho impulsaron la desigualdad salarial en tanto que estos salarios más elevados redujeron las contrataciones por parte de las empresas; muchos trabajadores terminaron en puestos de trabajo informales y mal pagados o percibiendo menos que el salario mínimo.    
 
Como sostenemos en el reporte, existen dos áreas en donde los gobiernos pueden ayudar al crecimiento con igualdad: educación y productividad.
 
Los esfuerzos deben enfocarse en seguir ampliando la cobertura y calidad de la educación y la capacitación. La calidad, no solo el acceso, es clave. Esto significa mejorar la educación de los jóvenes de hogares desfavorecidos a través de mejores escuelas públicas. También significa invertir en las habilidades de la población en edad laboral.
 
El nuevo patrón de crecimiento puede derivar en un mayor número de empresas productivas. Esto puede ser beneficioso para el crecimiento a largo plazo. Las políticas no deberían obstaculizar el crecimiento de la productividad. Eliminar aquellas políticas que protegen a las empresas ineficientes (p. ej. eliminando los subsidios corporativos) o reformando las políticas antimonopólicas y de competencia, pueden ser pasos importantes. Los cambios tecnológicos deben ser adoptados, no temidos.
 
Sí, estamos en una desaceleración. Pero no tenemos por qué ser observadores pasivos. Debemos celebrar la reciente y gran reducción de la desigualdad y redoblar esfuerzos para asegurarnos de que el progreso continúe.

Empobrecer al pueblo cubano, para que sea más libre

Ricardo Torres • 21 de noviembre, 2017


LA HABANA. Un año ha transcurrido desde las elecciones que llevaron a un nuevo inquilino a la Casa Blanca. Algunos de los peores pronósticos sobre el previsible giro en la política hacia Cuba se han hecho realidad. Esta vez, sin embargo, nos parecemos un poco más al resto del mundo. El caos que se ha instalado en la política exterior de Estados Unidos, no toca solo a Cuba o algunos de los que no son considerados amigos, sino que también llega a sus aliados.

El panorama actual comprende el retroceso que anunció el memorándum presidencial del 16 de junio, junto al “castigo” diplomático derivado de los alegados ataques acústicos, sobre los cuales hasta el momento hay más preguntas que respuestas. Pero eso no es importante.

El memorándum presidencial del 16 de junio y las regulaciones recientemente publicadas plantean que el giro en la política hacia Cuba contribuirá a defender los intereses de Estados Unidos y los del pueblo cubano, así como las libertades políticas y económicas de este. En realidad, aunque las nuevas normas contienen algunas innovaciones como las listas restrictivas, su esencia no modifica la práctica de casi seis décadas, ni tampoco cambiará el resultado.

La política hacia Cuba ha descansado en dos pilares esenciales. En el marco de la Guerra Fría, no cabía la posibilidad de ser blando con un Estado que se acercó demasiado a la Unión Soviética (o fue empujado dirían algunos, o una combinación de ambas), y que adoptó una ideología que se opone radicalmente a los principios del modelo estadounidense, especialmente en lo relativo a su política exterior. Las expropiaciones o la cercanía a movimientos de izquierda en otros países son muestras de este antagonismo.

Para vender esta idea, y sobre todo para defender esta política hasta nuestros días, cuando ya terminó la Guerra Fría, se promueve la noción compartida por algunos círculos de poder en Estados Unidos de que existen estándares universales sobre derechos humanos y que estos deben ser interpretados y aplicados uniformemente en todos los países del mundo. A esto se suma, el supuesto deber y derecho de ese país de “promover” activamente, incluso mediante el uso de la fuerza militar y sanciones políticas y económicas, la adopción de estos derechos. Lo verdaderamente importante es que algo que puede ser muy loable se aplica convenientemente, en dependencia de si el país se alinea con la política de Estados Unidos o no. Los países que cuestionan la hegemonía de Estados Unidos están sujetos a diversos niveles de sanciones, en dependencia de su relevancia económica o militar. Los más pequeños como Cuba, deberán soportar las sanciones más punitivas, dada la asimetría en poder económico o militar.

La segunda cuestión es más específica del caso cubano y tiene que ver con el posicionamiento político de la comunicad de cubanos en ese país. Este despliegue permite defender exitosamente la aspiración de una parte de esa comunidad de conformarse en ser la portavoz legítima del pueblo cubano, decidir el tipo de sociedad que debe existir en Cuba, y demandar la devolución de las propiedades confiscadas.

La combinación de estas acciones supone una afectación inmediata y directa a los viajes hacia Cuba, y a la concreción de nuevas iniciativas de negocios entre entidades de ambas partes. A ello habría que adicionar el efecto adverso en la percepción que terceros se forman sobre Cuba. No es casual la elección del contenido y el momento, en tanto el turismo internacional ha destacado como el sector más dinámico en años recientes, y la inversión extranjera se ha identificado por una prioridad para la Isla.

El mayor perdedor es el pueblo cubano, una vez más. El naciente sector privado está estrechamente relacionado con los visitantes extranjeros, en tanto una buena parte del mismo depende de ese mercado para establecerse y crecer. Su tamaño ha aumentado notablemente en los últimos siete años, representando en la actualidad casi el 30% de los ocupados, incluyendo a los campesinos y las cooperativas. Además, el turismo es uno de los mayores generadores de empleo en Cuba, y la mayoría de sus trabajadores reciben ingresos por encima de la media del sector estatal. Adicionalmente, las probables afectaciones a las empresas que se han incluido en la lista, llegarán a una gran cantidad de cubanos, tanto en su condición de empleados de las mismas, como a través del deterioro del volumen y la calidad de los servicios que prestan o los productos que fabrican.

La ampliación de las categorías de funcionarios afectados en el envío de recursos y regalos, tendrán un impacto indiscutible en las condiciones de vida de estos y sus familias. Pareciera que todos los que serán afectados, que se cuentan por millones, no forman parte del pueblo cubano.

También pierden los ciudadanos norteamericanos, en el ejercicio de su proclamado derecho constitucional de viajar libremente a cualquier país, en este caso uno que no constituye una amenaza de ningún tipo a la seguridad nacional de Estados Unidos. Otros perdedores son las empresas de ese país, coartadas en el derecho de comerciar y establecer relaciones de negocios con entidades en otro país.

Políticamente, la elección no puede ser peor. Enajenar a sectores tan vastos de la población cubana solo contribuye a radicalizar el debate sobre las transformaciones en Cuba, y empodera a los sectores más conservadores. Asimismo, contribuye directamente a cimentar el uso de la amenaza externa como argumento para desviar la atención de otros problemas de mayor relevancia.

En contraste con estas visiones, la mayoría de los cubanos está convencido que el destino del país debe ser decidido en La Habana, no en Washington D.C. o Miami. Esta es probablemente la principal ideología a que se adscriben los habitantes de la Isla en la actualidad. La evolución de la sociedad cubana transcurriría de forma más natural y pacífica en la medida en que todos los sectores interactúen más activamente con contrapartes de otros contextos, lo que enriquecería enormemente la matriz de ingredientes y matices disponibles para atravesar esas transformaciones.

Más de 60 años de aislamiento y castigo solo han servido para empobrecer al pueblo cubano; limitar severamente sus contactos con la comunidad internacional, la comunidad cubana en ese país y el propio pueblo estadounidense; y promover las interpretaciones más extremistas y paranoicas de la historia y la relación bilateral en la propia sociedad cubana. Doce administraciones diferentes en ese país no pueden mostrar que han avanzado siquiera uno de los intereses que el memorándum presidencial contiene.

Y han sido seis décadas en las que Cuba ha atravesado los más diversos contextos doméstico y externo. El modelo cubano ha probado ser resiliente y flexible, y todo el que esté interesado en hacer un aporte positivo a la construcción de una Cuba mejor debe aceptar que, aunque el gobierno cubano enfrenta formidables desafíos en casa e internacionalmente, es un gobierno estable cuya máxima prioridad en la actualidad es garantizar un traspaso tranquilo de la jefatura del Estado y el Gobierno a una nueva generación de líderes.

En términos prácticos, es necesario considerar el contexto. Además de estas regulaciones, las relaciones se han resentido en otros ámbitos. A partir del pretexto de la ocurrencia de ataques acústicos a su personal diplomático en La Habana, el Departamento de Estado redujo el personal destacado en Cuba, afectados severamente las actividades del consulado. A su vez, se requirió lo mismo de la embajada cubana en Washington. A ello se sumó la emisión de dos alertas de viaje relacionadas con Cuba, una debido al huracán Irma (no se emitió ninguna otra para el Caribe) y la segunda relacionada con el peligro potencial que representan los eventos sónicos que se alegan.

No deja de ser llamativo el hecho de que tantos intereses legítimos sean sacrificados para aplacar a un sector cada vez más minoritario de la comunidad cubanoamericana, alguno de cuyos portavoces se mostraron decepcionadosporque los cambios se aplicaron muy suavemente, previsiblemente a partir de las quejas de un creciente sector vinculado con la Isla. El contexto en Estados Unidos ha cambiado. De hecho, casi todos los analistas coinciden en que este retroceso es parcial, y confirma la elevada popularidad del cambio introducido por la administración anterior.

Los sinsentidos de la política actual tienen pocos paralelos en la historia contemporánea. Se ha instalado la idea, y nadie parece cuestionársela, de que es posible defender la libertad de los cubanos, imponiendo restricciones a la libertad en Estados Unidos, y empobreciendo a los propios cubanos. Se ha adoptado el principio de que arremeter contra empresas cubanas no causará privaciones adicionales a los cubanos. A pesar de la patológica ausencia de resultados en seis décadas, se proclama que la asfixia del país obligará al gobierno cubano a huir despavorido o aceptar condiciones leoninas en una eventual mesa de negociaciones. Se afirma que forzar el colapso de Cuba redundará en la construcción de un país estable y próspero. También se vende la ilusión de que un país empobrecido aceptaría sin contratiempos un acuerdo de compensación para empresas e individuos estadounidenses y cubanos que implicarían una carga adicional insoportable para su población.

Lamentablemente, nada de esto se hará realidad en el futuro previsible. Parece que todos saldrán perdiendo con este “mejor acuerdo”. Los sectores extremistas en Miami tendrán que seguir esperando por su revancha, que ya parece ser su única prioridad, mientras los cubanos de la Isla miran atentamente. Quizá les conviene repensar su postura. Este enfoque los hace mucho menos elegibles para participar de alguna forma en el futuro de Cuba. Aquellos que han promovido el acercamiento entre ambos países en Estados Unidos deben reconsiderar otras opciones.

La política actual con las modificaciones recientes va en contra de toda racionalidad económica y de negocios, especialmente cuando se trata de un vecino. Pero no solo eso. Tiene una cuestionable base moral, y una oscura agenda política, que se aleja peligrosamente de la realidad cubana contemporánea. Finalmente, el mundo de hoy no es el de los años noventa. La enajenación de Cuba puede terminar empujándola hacia otras latitudes. Recuerden que la fuerza de gravedad puede vencerse creativamente. La era espacial es una prueba de ello.

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Casi 200 millones de personas son esclavos modernos o hacen trabajo infantil

Por Trévon Austin, WSWS
21 noviembre 2017

Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), un brazo de la Organización de Naciones Unidas (ONU), casi 200 millones de personas son víctimas de la esclavitud moderna o del trabajo infantil en todo el mundo. En el 2016, 40,3 millones de hombres, mujeres y niños fueron víctimas de la esclavitud moderna y casi uno de cada diez niños, o 151,6 millones de ellos fueron víctimas de trabajo infantil.

El informe define la “esclavitud moderna” como “las diversas formas de coerción prohibidas en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos y normas laborales”. Esta definición incluye la esclavitud, el trabajo forzado impuesto por el Estado, el matrimonio forzado y la trata de personas. Una de cada cuatro víctimas de trabajo forzoso son niños, y el 71 por ciento del total de víctimas son mujeres.

En un día determinado en 2016, aproximadamente 16 millones de personas fueron forzadas a trabajar en el sector privado. Más de la mitad fue en los sectores doméstico, manufacturero y en construcción. En promedio, las víctimas son retenidas durante 20,5 meses antes de escapar o ser liberadas.

El estudio también informa que 4,8 millones de personas son víctimas de explotación sexual forzada. En promedio, las víctimas permanecen detenidas durante 23,4 meses antes de escapar o ser liberadas. La gran mayoría son mujeres y niñas, y los niños representan más del 20 por ciento de las víctimas.

Por región, África tiene la tasa más alta de esclavitud moderna, con 7,6 por cada 1000 personas. La tasa es de 6,1 por cada 1000 personas en Asia y el Pacífico; 3,9 por 1000 en Europa y Asia Central; 3,3 por 1000 en los Estados árabes; y 1,9 por 1000 en las Américas. Los países que están siendo o han sido recientemente devastados por la guerra experimentan niveles más altos de explotación.

La OIT no incluye en su definición de trabajo infantil a quienes trabajan en formas legales de empleo. La definición utilizada en el estudio incluye trabajos peligrosos, la demanda de horas de trabajo excesivas, que a menudo privan a los niños de tiempo para juego y educación, y labores que ponen en riesgo su bienestar. A pesar del alcance limitado de la definición, el estudio aún da una idea del asombroso nivel de trabajo infantil en todo el mundo.

Según el estudio, poco menos de la mitad de los niños que realizan trabajo infantil (72,5 millones) están realizando trabajos peligrosos que ponen en riesgo su salud, seguridad o desarrollo moral. Más de 19 millones de niños entre las edades de 5 y 11; más de 16,3 millones entre 12 y 14; y 37 millones entre 15 y 17 están involucrados en trabajos peligrosos. Las horas que los niños son obligados a trabajar también son terribles. Aproximadamente el 63,3 por ciento de los niños entre 15 y 17 años que están involucrados en trabajo infantil se ven obligados a trabajar 43 horas o más por semana.

Casi un tercio de los niños involucrados en el trabajo infantil están fuera del sistema educativo. Quienes asisten a la escuela tienden a desempeñarse peor que sus compañeros que no trabajan. El tiempo y la energía empleados interfiere con la capacidad de beneficiarse plenamente de las horas de clase e impide el tiempo de estudio fuera del aula.

Al igual que con la esclavitud moderna, una proporción significativa del trabajo infantil se encuentra en países afectados por conflictos y desastres. Aproximadamente el 17 por ciento de los niños en países devastados por la guerra están involucrados en el trabajo infantil, casi el doble del promedio mundial.

Los países incluidos en el informe como afectados por conflictos armados incluyen Afganistán, la República Centroafricana, Colombia, Iraq, Mali, Nigeria, Filipinas, Sudán del Sur, Ucrania, Yemen y la República Democrática del Congo. Otros países, como Siria y Libia, no fueron incluidos ya que no hay estimaciones disponibles.

En África, uno de cada cinco niños está involucrado en el trabajo infantil, por lo que es la región donde el trabajo infantil está más concentrado, seguido de Asia y el Pacífico. Sin embargo, el trabajo infantil no se limita a las regiones de bajos ingresos. De hecho, más de la mitad de los niños afectados viven en países de ingreso medio-bajo y medio-alto, mientras que el 1,3 por ciento de los niños en países de altos ingresos son niños trabajadores.

Si bien el porcentaje de niños involucrados en el trabajo infantil ha disminuido ligeramente con respecto a 2012 en todo el mundo, en realidad ha aumentado en la África subsahariana.

La epidemia de la esclavitud y el trabajo infantil es uno de los aspectos de la explotación capitalista. La Organización Internacional del Trabajo estima que cada año se generan $150 mil millones en ganancias en el sector privado por trabajo forzoso.

El problema se agrava en los países que son víctimas de la explotación neocolonial y la conquista imperialista. Un video publicado por CNN esta semana mostró que jóvenes fueron subastados como trabajadores agrícolas en Libia, un país devastado por una guerra respaldada por Estados Unidos y lanzada por la Administración Obama.

Una investigación del 2016 de Amnistía Internacional reveló que niños de tan solo siete años trabajan en condiciones peligrosas en la República Democrática del Congo para extraer cobalto que termina en teléfonos inteligentes, automóviles y computadoras vendidos a millones en todo el mundo. Dichas minas les suministran materiales a corporaciones como Apple, Microsoft y Vodafone.

La ONU y los líderes de los países industrializados han si acaso tomado medidas modestas para abordar los problemas de la esclavitud moderna y el trabajo infantil. Esta epidemia no es una cuestión de leyes y reformas, sino una consecuencia del capitalismo.

Secretaria de Economía ve a España un ejemplo para países que reestructuren deuda con Cuba

Madrid, 21 nov (EFECOM).- La secretaria de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Irene Garrido, ha valorado hoy que España haya liderado el proceso de acercamiento de Cuba con la comunidad internacional y sea una "referencia" para los planes de reestructuración de deuda que harán Francia o Italia con Cuba.

Durante su comparecencia en la Comisión de Cooperación Internacional para el Desarrollo del Congreso, Garrido ha incidido en que es un "hito" que Cuba esté dentro de todo el proceso de pago de deuda con España y del cumplimiento de sus compromisos internacionales.

"Desde que se ha producido esta reconversión de la deuda, las autoridades cubanas están cumpliendo con sus obligaciones en 2015 y 2016", ha señalado la secretaria de Estado de Economía, que ha insistido en que España "tiene muchas esperanzas en el giro que quiere dar la economía cubana para ajustarse a las normas".

Ha destacado que el importante volumen de deuda que tenía la isla con España suponía un obstáculo en las relaciones entre ambos países y ha reiterado que el plan de reestructuración de deuda "normalizará" la situación económica y financiera bilateral.

Ha indicado que España debe estar "orgullosa" porque ha liderado el proceso de acercamiento de Cuba con el resto de la comunidad internacional, ya que ha conseguido que el grupo de países acreedores con Cuba incluido en el denominado "Club de París" también hayan accedido a reestructurar su deuda con el Gobierno de La Habana.

Al respecto ha dicho que el plan acometido por España y que fue apoyado por los grupos parlamentarios hace dos años "será una referencia" para los programas de reconversión de deuda de Francia, Japón e Italia.

"España ha sido el primer país que ha firmado un acuerdo de reconversión con Cuba y se han hecho enormes esfuerzos, debido al funcionamiento de la economía cubana que está altamente centralizada", ha reconocido.

6 indicadores en los que Estados Unidos está al nivel de los países subdesarrollados

Por Ángel Bermúdez (@angelbermudez)BBC Mundo


Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage caption La única superpotencia tiene altos índices de desigualdad.
"Nos estamos convirtiendo en un país del tercer mundo", fue la advertencia que lanzó Donald Trump el 16 de junio de 2015, cuando anunció su postulación a la presidencia de Estados Unidos.
La afirmación, que Trump repitió en otras ocasiones durante el casi año y medio que duró la campaña electoral, se basaba en el desempeño de EE.UU. en materia educativa en comparación con otros países del mundo y fue desestimada como exagerada por sus críticos.
Sin embargo, en realidad hay varios indicadores de bienestar que sí ubican a la superpotencia a la cola de los países ricos y, en ocasiones, incluso al nivel de países sustancialmente menos desarrollados.
Se trata de un tema de debate en el país, donde expertos y ciudadanos difieren en la valoración que tienen sobre la situación de los pobres en el país.
Un estudio del Centro de Investigaciones Pew señala, por ejemplo, que una mayoría de los estadounidenses de clase alta y media están de acuerdo con la idea de que "los pobres hoy en día tienen las cosas fáciles porque pueden recibir beneficios del gobierno sin hacer nada a cambio".
En contraste, dos tercios de los ciudadanos de bajos ingresos coinciden con la afirmación de que "los pobres tienen una vida difícil porque los beneficios sociales no son suficientes para ayudarles a vivir una vida decente".
BBC Mundo te cuenta cuáles son algunos de los indicadores que ponen en cuestión los niveles de desarrollo y bienestar en Estados Unidos.

1. Esperanza de vida

El informe más reciente del Programa de la ONU sobre Desarrollo Humano (PNUD) indica que la esperanza de vida de los estadounidenses es de 79,2 años.
Una familia pobre afroestadounidense.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLos indicadores de bienestar de las familias afroestadounidenses son, en promedio, inferiores a las de las familias blancas.
Ese datolo ubica en el puesto número 40 del mundo, por detrás del conjunto de naciones desarrolladas pero también por debajo de países latinoamericanos como Chile, Costa Rica y Cuba.
El país del mundo con mejores resultados es Japón, con 83,7 años, y el último de la lista es Suazilandia con 48,9 años.
Este dato, que se refiere al promedio nacional, varía sensiblemente cuando se analiza desde el punto de vista de la educación y la raza.
Mientras la esperanza de vida de un hombre blanco con estudios universitarios es de 80 años, la de un hombre afroestadounidense con poca formación es de 66 años, según datos de una investigación publicada por el Centro Nacional sobre Pobreza de Estados Unidos (NPC, por su sigla en inglés).

Esperanza de vida

(países seleccionados)

83,7
Japón
  • 82 Chile
  • 79,6 Costa Rica y Cuba
  • 79,2 Estados Unidos
  • 48,9 Suazilandia
"El tema en Estados Unidos es que el bienestar se encuentra increíblemente estratificado", le explica a BBC Mundo uno de los autores del estudio, Luke Shaefer, profesor y director de la Iniciativa para la Solución de la Pobreza de la Universidad de Michigan.
"El país luce bastante bien si comparas la parte alta de la sociedad estadounidense con el resto de países ricos. El tema es la increíble diferencia en bienestar entre los pobres y los ciudadanos con más recursos", agrega e indica que para 2008 la esperanza de vida de los hombres afroestadounidenses sin educación superior era equivalente a la de los ciudadanos de Pakistán, Bután y Mongolia.

2. Mortalidad infantil

La cifra de mortalidad infantil —el número de niños que fallecen por cada 1.000 nacimientos vivos— es otro indicador clásico de bienestar social.
De acuerdo con el más reciente informe del PNUD, que utiliza datos de 2015, en Estados Unidos esa cifra se ubica en 5,6. Esto le coloca en el lugar 44 del mundo, nuevamente superado por el conjunto de países ricos, así como por Cuba, Bosnia Herzegovina y Croacia.
En este caso, además, las diferencias sociales dentro de Estados Unidos también se hacen evidentes. Según Shaefer, para 2011 la tasa de mortalidad infantil para afroestadounidenses era similar a la de Togo y a la de isla de Granada.
El bienestar de los niños en EE.UU. también aparece afectado cuando se abordan los indicadores de pobreza infantil.
De acuerdo con un estudio de Unicef publicado en 2012, que comparaba la situación de los niños en 35 países con economías avanzadas, Estados Unidos aparecía en el penúltimo lugar, solo por delante de Rumania.
El indicador de pobreza infantil relativa, que mide el porcentaje de niños que viven en un hogar cuyo ingreso —ajustado al tamaño y composición de los miembros de la familia— es menor al 50% del ingreso medio nacional, ubicaba en esta situación a 23,1% de los menores estadounidenses.
Dos niños limpian un colchón que se ensució por las inundaciones.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEstados Unidos tiene un nivel de pobreza infantil más alto que los países ricos europeos.

3. Mortalidad materna

Desde inicios de este siglo, Estados Unidos ha registrado un aumento en las cifras de mortalidad materna, cuya tasa pasó de 17,5 muertes por cada 1.000 nacimientos en el año 2000 a 26,5 en el año 2015, de acuerdo con una investigación publicada por la revista The Lancet en enero de 2017.
Se trata de un fenómeno que va a contracorriente de las tendencias en el resto del mundo industrializado donde se produjo un descenso en el mismo periodo. Así ocurrió, por ejemplo, en Japón ( de 8,8 a 6,4), Dinamarca (de 5,8 a 4,2), Canadá (de 7,7 a 7,3) o Francia (de 11,7 a 7,8).
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Más aún, la cifra registrada en Estados Unidos es superior a la de Costa Rica (24,3), China (17,7), Vietnam (15,6) o Líbano (15,3).
En este caso, también hay una clara divergencia dentro de Estados Unidos pues la mortalidad materna entre mujeres blancas es de 13, pero entre mujeres afroestadounidenses se ubica en 44.

4. Tasa de homicidios

La seguridad personal, la posibilidad de salvaguardar la propia vida, es considerada como otro elemento básico del bienestar social.
De acuerdo con el informe más reciente de la Oficina de la ONU contra las Drogas y el Delito (UNDOC, por su sigla en inglés), EE.UU. registra una tasa de homicidios de 4,88 muertos por cada 100.000 ciudadanos, lo que le coloca en el puesto 59 del mundo.
Dos mujeres colocan flores en memoria de víctimas de un tiroteo masivo.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLa tasa de homicidios en Estados Unidos es muy superior a la del resto de países industrializados.
Es cifra contrasta con las de países europeos como Austria (0,51) o los Países Bajos (0,61), pero también con Canadá (1,68) e incluso Albania (2,28), Bangladesh (2,51) y Chile (3,59, según el dato de 2014, el más reciente).
En el estudio publicado por el Centro Nacional sobre la Pobreza, Shaefer indica que si en lugar de tomar el dato nacional de homicidios se mira a lo que ocurre en las ciudades estadounidenses de más de 200.000 habitantes y con una tasa de pobreza de 25%, la cifra de homicidios se eleva a 24,4, (según datos correspondientes a 2012).

Tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes

(Países seleccionados)

0,0
Andorra y Liechtenstein
  • Austria 0,51
  • Sierra Leona 1,92
  • Chile 3,59
  • Estados Unidos 4,88
Getty Images
Ese resultado ubica a esas urbes de Estados Unidos en una situación apenas ligeramente mejor que Colombia (26,50) y Brasil (26,74), pero mucho peor que Argentina (6,53), Perú (7,16) o Uruguay (8,42).

5. Embarazos adolescentes

Además de acarrear riesgo para la salud de las jóvenes, los embarazos adolescentes suelen estar asociados a distintos tipos de problemas sociales.
Campaña contra el embarazo adolescente.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionPese a que en los últimos años han descendido las cifras, Estados Unidos sigue teniendo un número muy alto de embarazos adolescentes.
Según cifras del Banco Mundial correspondientes a 2015, EE.UU. registra una tasa de 21 nacimientos de este tipo por cada 1.000 mujeres entre 15 y 19 años de edad, lo que coloca a ese país en el puesto 68 en todo el mundo, al mismo nivel que Yibuti y Aruba, y muy por encima del promedio en los países de altos ingresos que es de 13.
Este indicador contrasta con los registros de otros países ricos como Japón (4), Alemania (6) o Francia (9), así como con otros como Túnez (7). Sri Lanka (14) o Serbia (19).

6. Educación

Cuando durante el lanzamiento de su candidatura, Trump dijo que EE.UU. se estaba convirtiendo en un país del tercer mundo, se refería a datos sobre el desempeño en materia educativa.
Es la sede de decenas de las mejores universidades del mundo. Pero eso no implica que la formación promedio de los estadounidenses esté a la altura de esas casas de educación superior.
De acuerdo con un estudio realizado en el marco del Programa Internacional para Evaluación de Competencias (PIAAC, por su sigla en inglés), entre países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la primera potencia tuvo un desempeño que, en el mejor de los casos, resultó mediocre.
Donald Trump.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionDurante la campaña electoral, Donald Trump advirtió que Estados Unidos tenía algunos indicadores propios de países menos ricos.
La investigación medía tres niveles educativos distintos en cuanto a capacidad lectora y habilidad numérica: personas que no habían concluido los estudios secundarios, individuos con estudios secundarios y otros con al menos dos años de educación universitaria.
En el análisis participaron 23 Estados: Australia, Austria, Canadá, República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Irlanda, Italia, Japón, Países Bajos, Noruega, Polonia, Corea del Sur, Eslovaquia, España, Suecia, EE.UU., Bélgica y Reino Unido.
En la prueba sobre capacidad lectora, entre aquellos que no habían terminado la secundaria, los estadounidenses estuvieron entre los cinco países con peores resultados; mientras que entre los que sí habían terminado estos estudios quedaron por debajo de la media de todos.
En el caso de las personas que contaban con al menos dos años de estudios universitarios, los estadounidenses quedaron por encima de ocho países, empataron con otros seis, pero fueron superados por siete naciones.
Adicionalmente, Estados Unidos fue el país que registró la mayor brecha entre los resultados obtenidos por quienes no terminaron los estudios secundarios y quienes cuentan con al menos dos años de cursos universitarios.
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En la evaluación sobre habilidades numéricas, los estadounidenses estuvieron consistentemente por debajo de la media de la OCDE en los tres niveles educativos estudiados. Más aún, el país quedó en último lugar tanto entre aquellos que no concluyeron la secundaria y los que sí la terminaron.
En cuanto a quienes han cursado al menos dos años de educación superior, EE.UU. superó a España e Italia e igualó a otros cinco países, quedando por detrás de otras 15 naciones.

Las causas de la brecha con los países ricos

Al explicar por qué EE.UU. registra indicadores de desarrollo tan importantes por debajo de otros países ricos, Shaefer apunta a las peculiaridades de la red de bienestar social.
"Estados Unidos siempre ha tenido una red de seguridad social menos generosa. Los programas sociales están dirigidos a los pobres, en lugar de ser beneficios universales como ocurre en muchos de los demás países industrializados donde, además, no tienes estas enormes disparidades en riqueza que tenemos acá", explicó.
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Shaefer publicó un libro titulado "Dos dólares al día. Viviendo con casi nada en Estados Unidos", en el que hizo seguimiento de familias estadounidenses que sobrevivían con menos de US$2 al día por persona, un indicador que usualmente es utilizado para marcar la pobreza en el mundo en desarrollo.
"Lo que hace diferencia en Estados Unidos es que muchos de ellos tienen además seguro médico y vales de alimentación, pero no tienen efectivo. ¿Y qué haces en Estados Unidos cuando no tienes efectivo para pagar la electricidad o las cosas que necesitas para acudir a una entrevista de trabajo? En 2011, había 1,5 millones de familias y más de 3 millones de niños en EE.UU. que vivían así", indicó.
Sin embargo, esta visión sobre la pobreza en el país y las fallas del sistema de bienestar no es compartida por todos.
Un estudio de la Fundación Heritage cuestionaba la idoneidad de las cifras de la Oficina de Censo Estadounidense que en 2014 estimaba que había casi 15 millones de niños viviendo en la pobreza y señalaba que esa cifra no tomaba en cuenta muchos de los beneficios sociales que las familias de esos niños reciben del Estado.
Heritage apuntaba que las familias con niños que aparecen oficialmente en las estadísticas de pobreza viven en condiciones favorables.
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"El hogar pobre promedio en Estados Unidos tiene aire acondicionado, un auto o camioneta, televisión por cable, una computadora, un teléfono celulary (si hay niños en la casa) un sistema de videojuegos. Tienen suficiente para comer y no están desnutridos", señala el estudio.
"Viven en una vivienda cómoda que se encuentra en buen estado y tienen más espacio que el promedio de las personas no pobres en Alemania, Francia, Suecia y Reino Unido", agrega.
Shaefer, sin embargo, cuestiona esta visión y advierte que aunque muchas familias pobres en Estados Unidos residen en casas grandes que normalmente incluso tienen instaladas las tuberías, muchas veces no tienen dinero para pagar el alquiler o servicios básicos como la calefacción.
"Si los pobres en Estados Unidos tienen tantos recursos, entonces ¿por qué sus resultados son tan malos? Cuando sabemos que indicadores como la esperanza de vida están claramente vinculados con los ingresos y los pobres estadounidenses tienen una tasa tan inferior", apuntó.
"La gente dice que los pobres en Estados Unidos son ricos según los estándares internacionales, pero claramente no es cierto porque sus resultados son mucho peores que los del resto de la sociedad", concluyó.