En medio del tiempo que permite la atención de asuntos laborales correspondientes a mi actual responsabilidad, he leído ahora con mayor atención los textos de Pedro Monreal y Humberto Pérez sobre los posibles planes de estabilización y reforma de la economía cubana y digo con mayor atención debido a los ácidos y no muy respetuosos comentarios realizados a ambos colegas por en un par de artículos del economista Carlos García Valdés cuya lectura me sorprendió.
No veo en ambos colegas ni en sus textos nada que pueda calificarse como “desfachatez”, o epítetos como “catalina suelta”, etc. Lo que han escrito ambos compañeros (más allá de cualquier discrepancia y debate) son textos serios, comprometidos, ilustrados y fundamentados que deberían ser tratados con gran respeto por mucho que se discrepe de ellos. Digo esto porque el debate es cada vez más intenso y necesario en Cuba y los actuales medios de comunicación lo facilitan mucho, por lo tanto mantener ciertas normas, nivel intelectual, humildad y respeto es esencial para que ese debate sea fecundo, de nada ayudan calificaciones innecesarias e irrespetuosas menos aún cuando se debate con compañeros de mucho prestigio y comprometidos desde siempre con el proceso revolucionario cubano. Al menos eso es lo que pienso.
Lo que aprecio en los textos de Monreal y de Humberto, a pesar de los puntos discrepantes entre ambos, es un esfuerzo serio e informado para contribuir a un debate que es hoy en Cuba esencial. En ambos casos ellos han dedicado tiempo y esfuerzo intelectual para avalar lo que proponen con las estadísticas y los datos disponibles (que no siempre son todos los necesarios) para incidir positivamente sobre una cuestión que nadie, creo, puede negar hoy: los bajos niveles de productividad y eficiencia que afectan a la economía nacional. El sostenimiento de una alternativa socialista en Cuba hoy pasa por la capacidad que se tenga de rearticular una economía con mayores niveles eficiencia y capacidad de inserción competitiva en la economía mundial que es, lamentablemente, la economía bajo hegemonía de las grandes corporaciones del capital transnacional. La situación mundial de hoy no es ni siquiera la de 1959, es peor!
Hemos insistido en que mantener una opción socialista para Cuba es irrenunciable, pero definir cuál es esa opción y que reformas concretas exige es esencial, incluso y digámoslo sin más vueltas, definir que entendemos todos por socialismo, quizás sucede que muchas veces no nos entendemos porque no hemos definido bien esa pregunta esencial y primaria. En mi caso personal no tengo ninguna ambigüedad en declarar mi pensamiento y compromiso socialista, pero tampoco tengo ninguna reticencia en asumir con claridad que si vamos a definir con exactitud qué entendemos por ese concepto seguramente aparecerán diferencia fundamentales con otros compañeros que participan hoy en Cuba en estos debates. Por decirlo de manera breve voy a repetir una vez más lo que desde 1995 afirmábamos en un libro citado por el Profesor García y del cual Monreal y yo somos coautores junto con Luis Gutiérrez Urdaneta: El socialismo no es la supresión del mercado ni siquiera la supresión de la propiedad privada, el socialismo es la supresión de la hegemonía del capital. El socialismo no es la primera sociedad no mercantil, sino, en el mejor de los casos, la última de las sociedades mercantiles a lo cual habría que añadir que supone el establecimiento de una estructura donde la propiedad social sea determinante y controle los medios fundamentales de manera que el interés privado esté subordinado al interés público y el mercado a la democracia. Donde la capacidad de resolver las necesidades materiales y espirituales de toda la sociedad sea sostenible y creciente (para lo cual es esencial una economía eficiente) y donde la conquista de nuevas libertades y mayores niveles de participación real sean una preocupación permanente de la política, sin concesiones de soberanía.
Creo que de manera clara ahí queda definido una concepción que seguramente no todos comparten completamente y claramente no el Profesor García, como he expresado ya tampoco otros que participan en estos debates en diferentes blogs y publicaciones y si así fuera pues que cada cual defienda y sobre todo fundamente bien sus argumentos con respeto y responsabilidad.
Creo también que aunque necesita el aterrizaje que hemos intentado en otros artículos y comentarios, esa definición cabe perfectamente en las establecidas por el recientemente aprobado documento sobre la Conceptualización.
A mi no me preocupa que esas diferencias entre los que participamos de estos debates se asuman claramente y se discutan, lo que me preocupa es que el debate no sea constructivo, de nivel intelectual y respetuoso. No he visto yo ni a Monreal ni a Humberto (a quienes conozco muy bien, y admiro más) usar adjetivos descalificadores, ironicos o irrespetuoso, salvo que lo hagan como respuesta a alguna ofensa inaceptable.
En la reforma económica profunda que el país necesita, debe haber sin dudas una etapa previa de estabilización macroeconómica qué pasa tanto por la reforma monetaria como cambiaria, lo cual supone un análisis complejo y propuestas concretas sobre sus contenidos, secuencia y magnitudes, así como un análisis, no sólo económico, sino también social y político acerca de sus parámetros e impactos sobre los diferentes sectores de la población y por supuesto sobre las empresas estatales, que en cualquier propuesta socialista deben ser el sector fundamental, esencial (no único) de la economía.
Yo creo que en eso coinciden Humberto y Monreal, más allá de los diferentes matices, los cálculos sobre las tasas de cambio, las secuencialidades y las proporciones. En cualquier caso es muy útil el serio esfuerzo de cálculo que ellos han hecho para hacer propuestas concretas acerca del porcentaje de empresas que serían afectadas, el impacto en el empleo, hasta dónde y hasta cuando habría que establecer subsidios compensatorios, hasta donde habría que extender el sector privado y cooperativo para asimilar parte de la fuerza de trabajo suplementaria que sobra en el sector estatal de manera que este pueda reducir sus costes y crear condiciones para elevar su eficiencia para que sostenga el lugar de liderazgo que le corresponde en una economía socialista, yo añadiría redefinir las políticas de asistencia social que exija la nueva situación bajo el principio irrenunciable de que no quede nadie abandonado.
Lo que yo leo en los textos de ambos es coherente con eso y no veo que Monreal esté favoreciendo una “privatización de la economía” como afirma el Profesor García. Monreal lo que ha hecho porque a su formación, conocimiento y talento le ha añadido el interés y el tiempo requerido para esa tarea, es colocar datos, números, estadísticas, cálculos que permitan contextualizar y entender la realidad concreta del país para actuar sobre ella de manera adecuada, “poniendo los pies en la tierra” pero poner los pies en la tierra y con datos afirmar por ejemplo, que en estos momentos es el sector privado y cooperativo el que está creando empleo neto que permite compensar la reforma del sector estatal, que implica necesariamente, cómo se ha visto, la liberación de fuerza de trabajo sobrante allí, no quiere decir que se esté proponiendo debilitar el sector estatal, sino todo lo contrario. Para decirlo de manera clara la ampliación y la estabilidad jurídica del sector no estatal hoy en Cuba es imprescindible para tener un sector estatal eficiente, determinante y con liderazgo, acaso hay que recordar que la economía es un sistema complejo donde unas partes influyen sobre las otras. Es el Estado y la política quien sobre la base de las condiciones y los límites que impone la realidad establece y defiende las proporciones y las prioridades correspondientes en una economía necesariamente diversa y compleja.
Humberto incluyó importantes precisiones y llamadas de atención sobre estos impactos y Monreal en sus respuestas las incorporó de una manera muy constructiva, de inmediato llegaron otras contribuciones importantes y constructivas como las de Benavides (otro compañero de gran prestigio) hasta que apareció este texto del Profesor García que dice algunas cosas interesantes y atendibles pero todas para fundamentar una crítica ácida e irrespetuosas (más sobre Monreal que sobre Humberto) a compañeros que creo ni siquiera conoce.
Que sentido tiene eso?, me pregunto. El debate de ideas y análisis no sólo es importante, es imprescindible, pero las ofensas innecesarias, los adjetivos y las descalificaciones injustificadas sólo hacen amargar el ambiente y cerrar el diálogo e intercambio que tanto se necesita hoy en Cuba.
Hasta aquí algunas consideraciones muy rápidas que no podía dejar de expresar al leer los textos referidos. Ojalá lleguen a todos, reenvíenlo ustedes a quienes consideren.
Julio Carranza