Las cifras ofrecidas referidas a algunas ramas de los sectores “Producción de bienes” y “Servicios básicos” (transporte y comunicaciones 3,0%; agricultura 3,0%, y construcción 2,8%) no permiten sacar conclusiones respecto al crecimiento del Producto, dado que el impacto en dicho crecimiento de las variaciones anuales de ambos sectores no han sido las de mayor peso, tal como se observa en el gráfico siguiente.
De hecho el sector “Producción de bienes” en algunos años presenta variaciones inversas a las del Producto, y lo que es más importante, no se observa la estabilidad necesaria en las variaciones relativas de ambos indicadores, para poder extraer conclusiones estadísticamente válidas sobre el comportamiento esperable de la variación del PIB, basadas en la variación positiva del sector que aglutina la producción de bienes, al menos esto es lo que proyectan los dos gráficos siguientes.
Con respecto a la rama del turismo, el apelativo del indicador se presta a confusión, asumiendo que el incremento de 4,4% refiere a los ingresos asociados a ese sector es necesario tener en cuenta lo siguiente: el turismo influye en el crecimiento del producto dado su relevante aporte a los ingresos por exportaciones de bienes y servicios, lo cual contribuye a financiar los flujos de importaciones que son los que impactan, directamente, en el crecimiento del producto doméstico en el caso de la economía cubana, amén de lo que enseñe cualquier identidad escolástica de equilibro. Pero, al parecer, en 2017 las importaciones no crecieron o se estancaron. En el informe económico del año solo se dice que este flujo tuvo “afectaciones”, pero no se ofrecen cifras.
Las relaciones directas entre las variaciones de los ingresos asociados al turismo y las del Producto no aportan mucho criterio explicativo, se trata de relaciones inestables y estadísticamente poco relevantes, como se muestra en el siguiente panel de gráficos.
Por otro lado, solicito al lector que preste atención a la diferencia entre la tasa de crecimiento de los visitantes por turismo, 11,9%, y la de los ingresos asociados a este sector, 4,4%, en 2017. En realidad, en este año se constata un decrecimiento de la variación por ingresos asociados al turismo de algo más de la mitad con respecto al 2016, como se observa en el segundo gráfico del panel anterior.
Desde las ventanas de los sectores productivos no se puede, entonces, ver mucho del crecimiento de 1,6% del PIB en 2017; tampoco desde la azotea soleada del turismo. Sin embargo, paradójicamente, se puede mirar mejor el panorama desde la acera de la circulación mercantil minorista.
Del informe del ministro de Economía a la Asamblea Nacional del Poder Popular, se deduce que la circulación mercantil minorista aumentó en 3,8%, (3,818%), esto es 14,6% por encima de lo que se había planificado para esta tasa, 3,3%, según constaba en el plan económico elaborado un año antes (Cabrisas, 2017).
Un porfiado modelo econométrico nos dice, sin embargo, que la tasa de crecimiento de la circulación mercantil tuvo que ser del 7.6%, exactamente el doble de la señalada por las cifras oficiales, si el crecimiento del PIB fue de 1.6% y se partió de una tasa inicial del PIB de -09%. Para resolver la discrepancia se pudiera asumir que la circulación minorista aumentó en productos y alimentos que se le adicionaron a la circulación en 1 190 millones de pesos, de auerdo con el crecimiento de 3,8% señalado por las cifras oficiales, y en otros 1 190 millones solo por precios, para alcanzar una variación total de 7,6% que es la que corresponde a un crecimiento de 1,6% del PIB.
Otra manera de expresar el mismo asunto es: según el modelo, si la tasa del PIB fue negativa en 0,9% en 2016 y la circulación minorista aumentó en 3,8% en 2017, entonces el PIB creció en 0,8% en 2017. Si las cifras oficiales dicen que el crecimiento fue de 1,6%, pues la mitad que exactamente le falta se puede atribuir a un crecimiento implícito de precios que no ha sido detectado por los deflactores.
En la solución de discrepancias entre lo esperado y lo oficial se debe siempre tener presente que el modelo únicamente expresa una relación coherente de los comportamientos de variables; no que el crecimiento de la circulación mercantil pueda ser el pivote del crecimiento del PIB, por mucha venta en bares y restaurantes que pueda haber noctambulado a lo largo del año, como disfrute de una capa minoritaria de la población que concentra el ingreso que otros muchos generan.
El modelo nos dice entonces que, implícitamente, las cifras oficiales expresan que al menos 0,8 del crecimiento de 1.6% del PIB, o sea la mitad, es crecimiento de precios. Pero tal recoveco no es lo suficiente amplio si se quiere ser riguroso; en realidad, si las importaciones no crecen, el PIB no puede crecer, es un asunto de la estructura actual de la economía cubana.
En rigor, la inflación implícita que, al parecer, en el caso de la economía cubana no logra emerger por ninguna técnica de “deflactación”, debe rondar 7,6%, y es este el resultado que se obtiene cuando se fermenta al PIB en 1,6% sin levadura importada y en la misma caldera agrietada en la que crecen, virulentamente, los precios de la circulación mercantil minorista. Frente a tal engorrosa cifra del crecimiento del PIB, otra más modesta de 0,8% sería un paliativo estadísticamente aceptable y defendible que no debería avergonzar, sino, por el contrario, enorgullecer, por el enorme esfuerzo de todos los trabajadores que implicó alcanzarla en la compleja situación en la que se desenvolvió la economía cubana en el año que ya concluyó.
En base a los criterios señalados, el crecimiento propuesto de 2% para 2018 no parece difícil de alcanzar. Como ya se señaló, los incrementos positivos de las ramas productivas no son, precisamente, la condición para lograrlo, aunque sea una verdad de Perogrullo la importancia que ello tiene para un real y sano crecimiento del Producto. Por lo pronto, las cifras que se ofrecen del plan para el venidero año no abarcan todos los sectores, lo cual impide una evaluación sistémica del plan; pero algunas cosas, sin embargo, se pueden entresacar.
Se prevé que las actividades de construcción crezcan 12% en 2018 (Cabrisas, 2017), lo cual, sin dudas, es un salto de envergadura. Para poder relativizarlo se elaboraron dos gráficos, en el primero se presentan las tasas de crecimiento anuales del sector desde 2007 hasta el presente y se incluye también la cifra propuesta para 2018, que entonces destaca como la segunda por su dimensión en once años. La situación secuencial de los últimos años es entonces: en 2016, el sector decreció 4,6%, en el año finalizado aumentó 2,8%, y se proyecta 12% de crecimiento para el próximo, en un plan fundamentado.
Una mejor perspectiva la ofrece quizás el segundo gráfico: este expresa números índices para igual período, tomando como base el año 2015, en el cual las actividades constructivas alcanzaron un mayor monto de valor. La conclusión que se desprende del último gráfico es inequívoca, los recursos de todo tipo: cemento, áridos en general, materias primas, aditamentos constructivos, combustible, etc., tendrán una disponibilidad igual o mayor en 2018 que en el año base, y lo mismo debe ocurrir con los equipos y maquinarias. Es esperable, además, que los niveles de organización y eficiencia mejoren ostensiblemente en el sector y que también aumente, por cualquier medio, la capacidad laboral constructiva del país.
Un 12% de crecimiento de las actividades de construcción es una meta ambiciosa. Ahora bien, si esta no se puede alcanzar, no necesariamente el crecimiento de 2% del PIB estaría en peligro. En efecto, se ha planificado un aumento de la circulación mercantil minorista de 7,4%% (Cabrisas, 2017), que es más o menos coherente con un crecimiento del Producto de 2%. Se invita al lector a que compare tales cifras con las que proyectó el modelo de estimaciones econométrico para 2017.
Si se toma como cifra del crecimiento del Producto para 2017 la oficial de 1,6% y se asume un crecimiento de la circulación mercantil minorista de 7,4% para 2018, el modelo egresa un crecimiento de 2,7% para este último año; pero si en vez de ello se toma como punto de partida un crecimiento en 2017 de 0,8%, entonces el modelo arroja 2,1% como crecimiento del PIB para el año recién comenzado.
En 2018 el crecimiento de la circulación mercantil minorista se planifica para 7,4%, algo que obviamente se reflejará en un alza de precios, se proyecta entonces un rango de variación del PIB entre 2% y 2,7% para 2018. No es difícil darse cuenta de que propiciar un aumento del PIB cercano a 2,7%, acudiendo a la inflación implícita, y registrar solo una variación de 2%, permite compensar, estadísticamente, las desavenencias del crecimiento del indicador en 2017 y la de 2018, cuya medida es, en ambos casos, precisamente, 0,8%.
La connotación de un incremento del PIB anclado a la circulación mercantil minorista es algo que desborda la interpretación estrictamente económica y no es el tema de la planificación y la evaluación del crecimiento real de la economía cubana que ahora se aborda.
2018 será entonces un año muy difícil para la economía de país, presionada sobre todo por los desbalances acumulados de su sector externo, y también lo será para la sociedad cubana, agobiada por las restricciones inevitables de las importaciones que sostienen parte de su consumo y por el alza de los precios; pero el crecimiento planificado del PIB, con independencia de lo que ello verdaderamente signifique, se podrá cumplir.
Modelo Econométrico: Serie de tiempo 1990-2016
LPIBr = + 0.7333*LPIBr_1 - 0.06137*I:1991 - 0.04997*I:1993 - 0.07326*I:1996
(SE) (0.0151) (0.0122) (0.0112) (0.00929)
- 0.04045*I:1998 + 0.1241*I:2001 + 0.06695*I:2005 - 0.02193*I:2014
(0.00942) (0.00971) (0.00984) (0.00939)
+ 0.6314*I:2016 + 0.08897*S1:1991 + 0.06608*S1:2001 - 0.06622*S1:2002
(0.15) (0.0114) (0.01) (0.0106)
+ 0.7557*S1:2015 + 0.2107*LCMERcorr
(0.146) (0.0122)
sigma 0.0104924 RSS 0.00132109217
R^2 0.999425 F(11,12) = 1895 [0.000]**
Adj.R^2 0.998897 log-likelihood 83.6337
mean(LPIBr) 10.4439 se(LPIBr) 0.315924
AR 1-2 test: F(2,10) = 0.42057 [0.6678]
ARCH 1-1 test: F(1,22) = 0.44650 [0.5110]
Normality test: Chi^2(2) = 2.5331 [0.2818]
RESET23 test: F(2,10) = 0.33206 [0.7251]