Creado el Martes, 15 Mayo 2018 14:36 | Ana Leticia López Enamorado
La Habana, 15 may (ACN) Luego de un proceso inversionista, el Complejo Lácteo de La Habana restableció en los últimos días sus niveles de producción de 80 mil bolsas de yogur de soya diariamente, destinadas a la canasta familiar normada, la merienda escolar y el mercado liberado.
La instalación, con un alto costo de inversión en recursos de importación, ya cuenta con nuevos equipos, entre ellos sistemas de generación de vapor y de refrigeración, los cuales favorecen que ese alimento salga con mayor calidad e inocuidad, informó a la ACN Jesús Rodríguez, vicepresidente primero del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria (GEIA)
El directivo puntualizó que se adquirieron máquinas para el embolsado del yogur, en aras de lograr un control riguroso del pesaje, y de que el consumidor reciba la cantidad establecida, un litro, asunto que generó muchas quejas en la población.
Manifestó que aunque otros equipos no fueron cambiados, sí sufrieron un importante mantenimiento.
Según Rodríguez, el proceso de reparación y montaje del Complejo Lácteo de La Habana duró un año y cinco meses, hecho que canaliza en gran medida los problemas de rotura y obsolescencia de las piezas y las maquinarias con más de cuatro décadas de explotación.
Con respecto a los sabores del producto que salieron al mercado mencionó naranja-piña, coco, plátano, caramelo y fresa, este último el más demandado por los consumidores.
Precisó que se dispone de las materias primas indispensables para la elaboración y almacenamiento del yogur, con vistas a que se mantenga ininterrumpidamente el flujo de producción.
Señaló que, además del apoyo del Gobierno y el Partido de La Habana, en la ejecución civil de la obra participaron trabajadores de cooperativas no agropecuarias, y en el proceso de montaje las empresas de servicios especializados del GEIA.
De acuerdo con el funcionario, en la Empresa Láctea de Santiago de Cuba se culminó en marzo la recuperación de los sistemas de calderas y refrigeración, de las líneas tecnológicas y del área de envase.
Asimismo, aseveró que en el resto del país se realizan reparaciones parciales en las industrias lácteas para estabilizar el proceso de entrega de yogur a sus destinos.
Es lo suficientemente optimista que Royal Caribbean International lanzó el lunes un nuevo barco más grande, la Majestad de los mares de 880 pies de eslora, en respuesta a una mayor demanda de cruceros a La Habana. Hasta octubre, Majesty of the Seas ofrecerá cruceros de cuatro y cinco noches desde Tampa a La Habana que incluyen estadías diurnas o nocturnas.
El Majesty of the Seas puede transportar más de 2.700 pasajeros. En comparación, el verano pasado Royal Caribbean usó su crucero más pequeño, el Empress of the Seas con 1.602 pasajeros, para su primer verano de cruceros de Tampa a Cuba.
“Vimos una demanda y aprovechamos eso, y aquí estamos hoy con el Majesty of the Seas”, dijo el capitán Trym Selvag antes de emprender viaje por cinco días.
El Oasis of the Sea no es el mayor barco de la flota de Royal Caribbean. Mide aproximadamente 1.200 pies de largo y es mucho más ancho y más alto, con espacio para más de 6.000 pasajeros y 2.200 tripulantes. Pero incluso con las chimeneas que pueden retraerse 21 pies, no podría caber debajo del Sunshine Skyway.
Aún así, el Majesty of the Seas “tiene ese encanto de barco pequeño”, dijo el veterano pasajero de crucero Steven Piper, de 61 años, quien realizó 19 o 20 viajes en algunos de los barcos más grandes de Royal Caribbean, incluido el Oasis of the Seas, con su esposa Becky.
“Solo por el aspecto, es mejor que los que teníamos antes”, dijo otro pasajero, Colby Krodel, de 24 años, de Jasper, Indiana.
Mientras tanto, Carnival Cruise Line también anunció recientemente que agregará otro crucero de Tampa a La Habana a su calendario el año próximo. El 18 de noviembre de 2019, Carnival Paradise partirá para un viaje de cinco días con una visita nocturna en La Habana y una parada en Key West. Eso se suma a otros 31 cruceros de Tampa a Cuba durante 2019 que Carnaval anunció previamente.
La Habana, 15 may (PL) Integrar y potenciar las capacidades de la industria cubana en función del desarrollo de la economía es uno de los objetivos y retos más importantes que afronta sector productivo de cara a la planificación al 2030.
En declaraciones a Prensa Latina el viceministro primero del Ministerio de Economía y Planificación (MEP), René Hernández, explicó que es necesario identificar las posibilidades de sustitución de importaciones, la conciliación y la integración de las industrias en el encadenamiento productivo.
Todo ello, deberá estar insertado con la inversión extranjera en todas sus modalidades, agregó, nuestra capacidad en sí misma no es suficiente para afrontar todos los programas y retos del desarrollo. De ahí, la necesidad de la inserción del capital foráneo para lograr una mayor participación como elemento fundamental para el progreso del país.
Reconoció que la industria cubana está conciente de la importancia de la integración, y una evidencia es la amplia presencia en la V Feria de Negocios -hasta el 23 de mayo en el recinto ferial de Expocuba-, y el trabajo comprometido con los objetivos estratégicos de la nación.
Hay que reconocer y potenciar las producciones con elevados estándares de calidad, y tener la perspicacia para en la conformación de los planes identificar esas prioridades y asegurarlas, remarcó.
Hernández amplió que dada las circunstancias en las cuales nos desenvolvemos sería ilógico atomizar los recursos disponibles o tratar de cubrir todos los frentes, sino tratar de concentrarlos en aquellos que por su propia capacidad pueden reproducirse o amortizar las inversiones, o por otro lado, sustituir importaciones.
Amplió que la industria cubana aunque adolece de modernización tecnológica, inversiones, recursos materiales y financieros, trabaja en función de superar esos obstáculos.
Este sector, consideró, debe reforzar las acciones asociadas a la gestión de los inventarios, y ejemplificó que en cuatro de días de feria la industria alimentaria vendió por concepto de inventarios ociosos dos millones de pesos, cifra que a nivel de país no representa un número significativo para una empresa es conveniente.
La V Feria de Negocios involucra a todos los actores de la economía nacional, incluidas las nuevas formas de gestión, y entre sus objetivos se encuentra potenciar la capacidad de respuesta de la industria nacional en función de la demanda de la isla.
Sobre el evento estimó que es necesario por varias razones: desde el orden metodológico para preparación del plan, como una plaza que facilita el intercambio y el conocimiento para identificar nuestros mercados.
Sobre la sustitución de importaciones, el viceministro apuntó que durante la cita ya la feria se identificaron posibilidades en las capacidades de producción de la industria del envase con destino al sector del turismo.
Existen otros casos asociados a la industria ligera, sobretodo en las producciones del confort, amenetis y recursos para los programas de desarrollo de turismo que con sus esquemas de financiamientos respaldan esas producciones, señaló.
Agregó que ya están aseguradas con la industria nacional, y a pie de obra, prácticamente todos los insumos que requieren las inversiones de los próximos hoteles que se abrirán en la rivera del Malecón habanero.
En términos de calidad y participación la V Feria de negocios supera las anteriores, aseguró, esta ocasión cuentan con unas ocho mil personas registradas en diferentes modalidades.
Sin embargo, más allá de la estadística el vicetitular del MEP hizo hincapié en la gestión de la calidad y en todas las acciones que se desarrollan con los participantes a la Feria de Negocios.
Contribuir a la superación de los jóvenes es una de las proyecciones de la ZEDM
¿QUÉ buscan los inversionistas en Cuba? Cuando alguien decide invertir en un país persigue sobre todo un lugar viable y con condiciones en correspondencia a sus intereses. Cuba tiene muchas características que la acompañan. Sus atributos de dignidad, alta calidad profesional, seguridad y ser un país social y políticamente estable entran entre los estándares a tomar en cuenta. Pero de igual manera, tienen que existir ventajas económicas y eso es lo que está mostrando hoy la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM).
Unido a sus características de ubicación regional estratégica, extensión, presencia de infraestructura, cercanía a la capital y otras que le agregan valor, la ZEDM desde su apertura en el año 2014, tiene previsto un plan de crecimiento por etapas.
Dividida en nueve sectores que completan los 465,4 kilómetros cuadrados (km²) con que cuenta esta área, se trabaja en el sector «A», dedicado específicamente a pilares como la biotecnología e industrias farmacéuticas, la actividad logística y las manufacturas avanzadas.
Este sector, ubicado al oeste de la bahía de Mariel, tiene un área total de 43,7 km² y representa el 9% de la superficie total. Previsto en el Plan de Ordenamiento Territorial y Urbano para desarrollarse en tres fases, vive su segunda etapa (de consolidación) e incorpora actividades de mayor valor agregado a la ZEDM.
Atraer empresas y captar negocios acordes a las características de esta área en desarrollo y a los intereses del país depende, en gran medida, del trabajo de la Oficina de la ZEDM, explica Ana Teresa Igarza, su directora general.
«Nosotros tenemos identificados a partir de un programa de desarrollo y de negocios, las industrias pilares, los principales países emisores de inversión, las empresas presentes en el mundo, los diferentes mercados, y con esa información invitamos a posibles inversores.
«Hemos atraído a varias empresas y en eso nos han apoyado mucho las embajadas cubanas en el exterior. Las sedes diplomáticas se han volcado en función del tema económico del país y han colaborado en la captación de negocios. Mientras más crezcamos como usuarios, lograremos mayores resultados en la ZEDM y eso es lo que queremos», agrega.
EL PROCESO INVERSIONISTA
Pero, ¿cómo se desarrolla todo este proceso en la Zona Especial de Desarrollo Mariel? Según explica Ana Teresa Igarza, los resultados dependen de todos los que se involucran en el proceso y de cuán serio sea el cumplimiento del plan de trabajo.
«Lo primero que hacemos, incluso antes de aprobar la inversión es conciliar con ese inversionista el cronograma previsto. Así, todo lo relacionado con licencias, permisos y autorizaciones (inscripción en el registro mercantil, licencia bancaria, solicitud de la licencia ambiental y de micro localización, etc…) debe ser tramitado para iniciar el proceso de construcción», puntualiza Igarza.
Sobre esa base y siempre que exista la documentación, los términos se cumplen, agrega. Existe cohesión de trabajo entre la Oficina, los miembros de la Comisión de Evaluación y a su vez con el Consejo de Ministros. Hasta el momento con los 34 usuarios se ha cumplido en los términos establecidos para su aprobación.
Una vez realizado ese paso comienza la construcción de la obra. Pero iniciarla implica también que los proyectos técnicos ejecutivos estén terminados, que la solicitud de la licencia sea aprobada, y que se negocie con las constructoras que trabajarán a pie de obra. Según explica la Directora de la Zona Especial iniciar la obra continúa siendo el proceso más dilatado.
«Esas son cuestiones pendientes en las que hay que trabajar y en las que la Oficina ha tenido que compulsar el trabajo de las empresas. Hay constructoras extranjeras que, incluso teniendo todas las condiciones para comenzar el trabajo, no lo han hecho por problemas organizativos internos y de preparación de la inversión», expresa Igarza.
Hemos percibido, añade la funcionaria, que el problema de preparación de la inversión no es solo de Cuba. Nuestra experiencia nos ha demostrado que las empresas extranjeras también tienen deficiencias en este sentido y por ello la Oficina ha tenido que involucrarse más en el proceso. Hoy los miembros del Consejo de Dirección de la entidad atienden al menos dos inversiones en la ZEDM y chequean el avance del proceso constructivo.
La Directora general asegura que el 2018 es decisivo, porque deben aumentar las operaciones y terminar el año con al menos 15 en desarrollo. Por eso, han creado un sistema de atención en el que se le da seguimiento a la obra semanalmente. La Oficina chequea que se tramiten todas las licencias y certificaciones necesarias durante el proceso constructivo, lo que obliga también al usuario a mantener sus papeles al día. En ocasiones, se han visto obligados a imponer multas a los usuarios, un tema que asegura no es la relación que se desea tener.
«Nuestra intención es realizar el trabajo en armonía. Hay inversiones que han funcionado muy bien, lo cual demuestra que es posible. Womy Equipmet Rental B.V desde enero empezó el movimiento de tierra y en octubre ya estaba trabajando. Logística Hotelera del Caribe S.A avanza correctamente. Por su parte BDC TEC S.A y BDC LOG S.A, (pertenecientes a Business Development Cooperation International S.A., de Bélgica) presentaron dificultades, pero han logrado estar al día. Sin embargo, hay otros que han sido lentos y esto tiene que ver también con problemas en la importación de los suministros que se necesitan para la inversión», declara Igarza.
Aun cuando cumplir el cronograma de determinadas inversiones en la ZEDM puede presentar contratiempos, se percibe un avance en el entorno constructivo. Además del sector “A”, con 10 proyectos en desarrollo, se hace el planeamiento del sector “H” (actividades turísticas y agropecuarias), y se inician las conversaciones para la proyección del sector “B” (Industria).
¿CÓMO SE CAPTA LA FUERZA DE TRABAJO?
En la Zona Especial de Desarrollo Mariel la fuerza de trabajo se capta de forma libre, pero no directa. Este es un proceder muy común en las zonas especiales y se hace a través de una empleadora. ¿Por qué? Porque si usted es extranjero y llega a invertir un país que no conoce va a necesitar muchos trabajadores.
La entidad empleadora, que está integrada por quienes captan recursos humanos en Almacenes Universales S.A., BioCubaFarma, Cubatabaco, Tecnosime, Petroempleo y la construcción, recibe de la Oficina un grupo de información e interactúa con ella para conocer las necesidades de los usuarios. Hoy, por ejemplo, existe una bolsa con una demanda directa de lo que se necesita.
«La entidad empleadora es la catalizadora de la ZEDM y la que necesita la economía para inyectar fuerza laboral. Es un trabajo en el que intervienen la empleadora, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, la Oficina, universidades y ramas de la enseñanza media. Buscamos que sea un ciclo cerrado, eficaz y donde el inversionista sienta que la cantidad de trabajadores que demanda esté, y pueda escoger cuáles son los que necesita e incluso, cuando los quiera devolver, igual va allá para reponer», subraya Ana Teresa Igarza.
Actualmente el 56 % de la fuerza laboral contratada en la ZEDM (más de 2 000 trabajadores) han sido propuestos por la entidad empleadora. El otro 44 % lo ha hecho el inversionista. Los directivos, por ejemplo, los decide el inversionista y pueden ser cubanos o extranjeros. La experiencia, según Igarza, ha sido muy provechosa. Hoy existen directivos cubanos en una parte importante de la dirección de las inversiones, lo que demuestra, además, los resultados positivos de la empleadora.
«Antes, la entidad empleadora no desempeñaba el mismo rol. Hace cuatro años constituía una fuente de ingresos para el país y no se veía como un proveedor de servicios. Hoy la visión es diferente y hay muchas ideas para mejorar ese trabajo. Actualmente ya se pueden establecer escalas salariales a partir de los cargos básicos de la ZEDM (antes eran 12, hoy son cinco) y están especializadas por sectores de la logística, actividad de la construcción e industrial, entre otras.
«Otra de las funciones de la empleadora es pactar el salario de sus trabajadores con la empresa que lo contrata. Esa labor de captación tiene un costo que puede ser de hasta un 20 % del valor del salario del empleador y en eso se está trabajando. Debemos ir minimizando ese costo para que se vea como un servicio más profesional y ágil», agrega la Directora general de la ZEDM.
LOS JÓVENES EN EL MARIEL
La impronta de la mujer joven en puestos claves de la economía cubana y en cargos de dirección resulta cotidiana en la Isla caribeña, un ejemplo de ello está en la ingeniera Nathaly Suárez Palmero, directora de Administración de Obras, en la Empresa de Construcción y Montaje de la ZEDM.
Sorprende en ella el dominio de cada una de las extensas áreas geográficas destinadas a la construcción de un megaproyecto, pensado para fomentar la producción y comercialización de una amplia gama de artículos y servicios como renglones exportables cubanos.
La joven relata que, al graduarse de ingeniería civil, quiso laborar en la ZEDM, porque lo asumió como una obra importante para el futuro económico de su país. «Me siento totalmente realizada, porque aquí he visto un gran despliegue tecnológico y ponemos en práctica todo lo estudiado en la carrera universitaria. Trabajo en los viales, arquitectura y construcción de edificaciones», señala.
La ingeniera Suárez Palmero se encarga de administrar y controlar la ejecución del presupuesto en cada uno de los objetos de obras contratadas a la empresa estatal por otras foráneas o nacionales. En esta etapa se asume también la urbanización del lugar con la construcción de puentes, calles, parques y plazas.
«Hoy laboramos en 35 obras, -manifiesta la joven-, me refiero a la construcción de inmuebles desde el movimiento de tierra hasta la decoración de interiores. Asumimos redes ferroviarias, almacenes, oficinas, y satisfacemos los gustos del cliente desde el diseño arquitectónico pactado, jardines y patios».
Bajo su mando se encuentran unos 4 000 trabajadores, quienes accionan más de mil equipos de equipos de carga y montaje, camiones, ómnibus, , más tecnologías complejas como una máquina para fabricar aceras y contenes, una planta para asfaltar y brindar una mayor durabilidad a los viales. Igualmente procesan el hormigón en dos plantas para estos fines.
Un punto fundamental en este proceso productivo resulta ser el control de la calidad, que cuida cada trabajador en su actividad. «Si un trabajo no está certificado bajo las normas estandarizadas requeridas, simplemente no se paga al trabajador y debe volverlo a realizar, bajo una multa salarial. Exigimos y obligamos a velar por la calidad».
La Empresa de Construcción y Montaje del Mariel se constituyó en diciembre de 2014 con el objetivo de satisfacer la creciente demanda de servicios constructivos en la Zona Especial de Desarrollo, a través de una eficiente gestión de la calidad, los costos, los plazos y los financiamientos para las diferentes fases de sus proyectos y obras.
Esta joven directiva destaca que la entidad garantiza la sustentabilidad de sus inversiones y contribuye activamente al desarrollo sostenible del país. Pretenden convertirse en una empresa líder en los servicios constructivos a nivel nacional, que garantice eficacia y eficiencia en los proyectos encomendados, que logre superar las más exigentes expectativas de sus clientes.
Para ello deben lograr el cuidado sostenible del medioambiente y accionar sobre una mejora continua del sistema de gestión de la calidad, todo lo cual permita obtener resultados competitivos que consolide su posición en el mercado.
Incorporar fuerza laboral joven en la ZEDM ha sido uno de los propósitos desde sus inicios. Pero ahora las ambiciones son mayores y buscan vincularlos desde la universidad.
Si bien algunos inversionistas en ocasiones se muestran un poco reticentes ante la propuesta, han podido comprobar la calidad profesional de los jóvenes y han entendido la importancia que tiene prepararlos más allá de las aulas.
«Estamos trabajando en intencionar y ver cómo lograr una política que incentive el trabajo. Queremos que desde la universidad ese estudiante pueda hacer sus prácticas laborales en la ZEDM, incluso acompañado de sus profesores, porque estamos en un ambiente donde los buenos valores hay que mantenerlos. Queremos que se inserten, haga su práctica laboral, y que luego el empresario diga: a ese es el que yo quiero cuando se gradúe, porque desde ahora me está demostrando que puede hacerlo bien», asegura Ana Teresa Igarza, directora general de la ZED-Mariel.
Actualmente cuentan con empresas dispuestas a recibir a los estudiantes. También se pretende poner aulas dentro de las instalaciones para formar a los jóvenes en actividades vinculadas a los equipos de izaje, su reparación y el mantenimiento de esa maquinaria.
La Zona Especial de Desarrollo Mariel es un espacio en total crecimiento. Exigencia, superación; y una constante crítica constructiva son las claves de los que aquí trabajan. Contribuir no solo a la economía, sino también a la preparación de futuros egresados universitarios cubanos son iniciativas que agregan valor a este proyecto con nuevos retos que van más allá de lo económico. •
OTROS DATOS
¿Cuál es el objetivo de las inversiones en Mariel?
La inversión en la Zona Especial de Desarrollo Mariel tiene hoy como objetivo específico desarrollar industrias pilares definidas. El interés del país es atraer grandes industrias y servicios básicos que permitan potenciar esa industria y donde actualmente solo encuentran lugar las empresas. Como planes para el próximo año, se tiene prevista la construcción del primer centro comercial en la Zona y es ahí donde se comenzarán a generar servicios y acciones de compraventa. Cuando haya condiciones esas actividades crearán las bases para incluir nuevos servicios.
FASES
El Plan de Ordenamiento Territorial y Urbano del sector “A” se desarrollará en tres fases:
Fase de lanzamiento. A corto plazo, consistente en actividades logísticas e industriales alrededor del puerto.
Fase de consolidación. A mediano plazo, con la incorporación de actividades de mayor valor agregado.
Fase de maduración. A largo plazo, con la consolidación del sector de altas tecnologías.
DETALLES
Las industrias pilares que se desarrollarán en el sector “A” de la ZED-Mariel son:
Servicios logísticos
Biotecnología e industria farmacéutica
Manufacturas de avanzada, con prioridad en el procesamiento industrial de alimentos, envases y embalajes, materiales y tecnologías de la construcción, transformación del acero, y producción de bienes de consumo con tecnologías altamente eficientes y automatizadas.
En horas de la madrugada de este martes falleció el reconocido Dr. Ismael Clark, expresidente de la Academia de Ciencias de Cuba. Miembro de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba, que presidió de 1996 a 2017.
Formó parte del Ejecutivo de la Red Mundial de Academias de Ciencias y de su equivalente interamericana. Es Miembro Correspondiente de varias academias caribeñas y Miembro de Honor de las Sociedades Cubanas de Epidemiología, de la de Promoción de Energías Renovables (Cubasolar) y de la de Microbiología y Parasitología. En 2004 se le otorgó la condición de Miembro de la Legión de Honor de México.
Ismael Clark fue también colaborador de Cubadebate, con valiosos artículos de opinión entre los que destacan La ciencia como herramienta revolucionaria. Nuestro sitio, además, tuvo el privilegio de entrevistarlo el pasado enero:
La ciencia como un factor asociado al progreso en el devenir humano. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.
Apreciar la ciencia como un factor asociado al progreso en el devenir humano es criterio de probable intuición general, pero identificarla y esgrimirla como herramienta para la transformación social y la dignificación de las personas no ha sido nada común. Tal es sin embargo, como se puede demostrar, uno de los rasgos sobresalientes de Fidel Castro Ruz como luchador revolucionario.
Cuando se le destaca con justicia entre los grandes revolucionarios y estadistas del siglo XX se mencionan ante todo su extraordinario talento político, su enorme capacidad de persuasión e infatigable espíritu de lucha, a lo cual se suma, como en pocos otros casos, una singular capacidad para la dirección militar.
A estas virtudes básicas vendría a sumarse, con el paso del tiempo, una inusual capacidad para estudiar, analizar e interpretar complejos fenómenos de la contemporaneidad, con profundidad no habitual entre los dirigentes políticos mundiales.
Los factores mencionados son de tal relevancia que no debe producir extrañeza el hecho de que se pase por alto, a menudo, la faceta sobre la que pretendo ganar la atención del lector: su clara comprensión de lo que significa la ciencia utilizada como herramienta al servicio del progreso social.
Lejos de la tendencia de aquellos que han recelado y aún recelan del avance científico, avizorando en él únicamente peligros y amenazas para el futuro de la Humanidad, Fidel percibe desde temprano en el conocimiento un instrumento de liberación y un factor potencial contribuyente de primera importancia para la dignificación y al bienestar de la gente y a la promoción de la equidad y la justicia social, dentro de una proyección de transformación revolucionaria.
Es bastante conocida su temprana intuición del futuro de Cuba como uno “de hombres de ciencia, de hombres de pensamiento”, contenida en su célebre discurso del 15 de enero de 1960. Ahora bien, el alcance de esa visión se aprecia en todo su alcance al repasar otras reflexiones contenidas en esa misma intervención.
En fecha tan temprana como aquella, reclamaba que “hay que despertar el interés de nuestra juventud, para que investigue, para que conozca, para que se entrene, ya que esos conocimientos tienen valor en todos los órdenes” (1960).
Ese reclamo tiene lugar en un contexto histórico de especial trascendencia, en el cual “Cuba necesita mucho de los hombres de pensamiento, (…)porque vivimos (…) momentos en que el papel del pensamiento es excepcional, porque solo el pensamiento puede guiar a los pueblos en los instantes de grandes transformaciones y en los momentos en que se emprenden grandes empresas como esta” (1960).
Según avanzaba en el país la obra revolucionaria, su llamado al dominio de la ciencia y la técnica se fue afirmando, en especial hacia los jóvenes. A mediados de los 60, al dirigirse a miembros de las brigadas técnicas juveniles, fue enfático al afirmar que “ninguna revolución social podría conducir al socialismo sin una revolución técnica” (1966).
El compromiso con la verdad científica incluye en su concepto la labor de los que dirigen la sociedad. Fue absolutamente claro al afirmar que “es obligación de cualquier hombre de responsabilidad pública tratar de disponer del mínimo de conocimientos para poder evaluar lo que los científicos, los técnicos, los especialistas, puedan indicar en un sentido u otro” (1969).
El quehacer científico–técnico tiene un rol que va más allá de los asuntos meramente domésticos. Así desde mediados de los 70 reflexiona que:
“La humanidad del futuro tiene retos muy grandes en todos los terrenos. Una humanidad que se multiplica vertiginosamente…que ve con preocupación el agotamiento de algunos de sus recursos naturales… que necesitará dominar la técnica, y no sólo la técnica sino incluso hasta los problemas que la técnica pueda crear, como son los problemas, por ejemplo, de la contaminación del ambiente” (1974)
Sólo la actuación social comprometida éticamente, unida al avance científico y tecnológico, podrán sacar adelante a la Humanidad. En sus palabras:
“Para tener acceso a la producción moderna y dominar las tecnologías avanzadas es imprescindible instruir a los hombres y mujeres que las van a manejar, formarlos para el mayor conocimiento de sus especialidades y dotarlos de una conciencia social, patriótica e internacionalista que permita realizar tanto los proyectos económicos y sociales propios como contribuir al desarrollo de la parte de la humanidad más urgida y que sufre en peor grado las consecuencias del pasado colonial” (1981).
En los hechos, la concepción fidelista del papel de la ciencia, del pensamiento, se ha venido expresando no sólo en las trascendentes realizaciones de los científicos cubanos en diversos campos sino se ha manifestado también, multiplicada, en el uso humanitario, altruista, del conocimiento científico y las herramientas tecnológicas, sean estos propios o de cualquier origen, de los cuales se han servido las legiones internacionalistas cubanas en campos como la salud y la educación.
Su profunda convicción revolucionaria y su confianza en la ciencia se reafirman en su histórico discurso ante la llamada Cumbre de la Tierra de Rio de Janeiro. De él me permito entresacar, en aras del espacio, algunas ideas esenciales que ilustran la profundidad de su pensamiento acerca de los dilemas mundiales y sus posibles salidas:
“Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación” (1992).
En ese complicado contexto mundial, el dominio de la ciencia y la técnica, junto a la decisión de lucha, resultaría un escudo de la nación en tiempos difíciles. Con las primeras sombras del periodo especial, tras el derrumbe del campo socialista europeo, se renovaba su llamado a aplicar el talento creador.
Afirmó así, ante los participantes del Foro Nacional de Ciencia y Técnica que: “La supervivencia de la Revolución y del Socialismo, la preservación de la independencia del país, depende hoy, fundamentalmente, de la ciencia y la técnica. Es decir, este esfuerzo de la ciencia y la técnica requiere de una premisa política, que es la voluntad de luchar y de vencer.”(1991)
No se trata, en lo absoluto, de una concepción coyuntural. Por el contrario, en tiempos tan difíciles como aquellos se reafirmaría una visión de muy largo alcance del papel del avance científico en el desarrollo del país: “La ciencia y las producciones de la ciencia deben ocupar, algún día, el primer lugar de la economía nacional. Tenemos que desarrollar las producciones de la inteligencia. Ese es nuestro lugar en el mundo, no habrá otro…” (1993).
Es así como, sobre la base del audaz empeño iniciado desde la década de los 80, que, en medio de las enormes dificultades internas y externas del Período Especial, con éxitos y reveses, la ciencia cubana devino en los noventa un bastión de la resistencia de nuestro pueblo y tiene lugar desde entonces, de manera gradual, el surgimiento de un creciente sector exportador de productos y servicios de alta tecnología.
No es que sea esta una época fácil. En coincidencia con el advenimiento del Milenio, la situación global de la humanidad se ha ido tornando más y más compleja, y no es posible pensar en vías de solución improvisadas para tan graves problemas. De nuevo se muestra en el pensamiento de Fidel la confianza en el valor resolutivo del conocimiento científico:
“Las nuevas generaciones van a tener realmente muchas más dificultades, más problemas, más desafíos que esta generación. Hay que pensar en el siglo XXI en términos de la lucha que hay que librar contra todos estos fenómenos, desde los fenómenos de tipo político, de tipo social, hasta los de tipo económico; nuevas enfermedades surgen, se extienden; el cambio de clima impone a los hombres una lucha tremenda y muy especialmente a los científicos…” (1997).
Para Cuba es preciso no obstante abrirse paso en ese complicado contexto mundial y para mejor lograrlo hay que luchar por sanear las reglas del juego global. En un discurso en el último año del siglo anterior, sostendría la necesidad de “conectarnos al conocimiento y participar en una verdadera globalización de la información que signifique compartir y no excluir, que acabe con la extendida práctica del robo de cerebros,… un imperativo estratégico para la supervivencia de nuestras identidades culturales de cara al próximo siglo” (1999).
Ante las sombrías predicciones de hambre y agotamiento del planeta, Fidel levanta la voz para afirmar que ello no habrá de ocurrir de modo inexorable. A su juicio: “las capacidades científicas, tecnológicas y de salud —si se apoyan en las necesarias voluntad política y cooperación internacional y son movilizadas por políticas sociales y económicas apropiadas— pueden producir un progreso sustancial en las dos décadas próximas hacia un futuro humano sostenible” (1999).
Tal sería, en primer lugar, la responsabilidad de los dirigentes políticos y de una opinión pública suficientemente informada y comprometida. Pero en el enfrentamiento a estos enormes desafíos hay también tareas “de choque” para los científicos. Dentro de ese marco de referencia, la confianza en el valor del conocimiento, aplicado en consonancia con ideas justas, se mantiene inalterable: “El ser humano necesita aferrarse a una esperanza, buscar en la propia ciencia una oportunidad de supervivencia, y es justo buscarla y ofrecérsela” (2007).
En Cuba, en particular, se dan en la actualidad condiciones que le confieren trascendencia especial al desarrollo científico-técnico. Por un lado, la condición de “país pequeño” hace imposible basar el desarrollo en el poder de atracción de la demanda doméstica, que es y será pequeña, por lo que el desarrollo tiene que basarse en exportaciones de bienes y servicios de alto valor añadido. Por otro, la reconocida escasez de recursos naturales, especialmente energéticos, limita cualquier desarrollo exportador de productos primarios.
A lo expresado se une la transición demográfica que experimenta nuestra población, la cual implica una fuerza laboral envejecida y por ende potencialmente más productiva en los sectores que dependen de la tecnología y la experiencia.
No obstante, nuestra patria tiene que construir su futuro, que ha de ser prosperidad y sostenibilidad, aún en medio de esas limitaciones. A falta de otro tipo de recursos, existe siempre la capacidad, resaltada desde el discurso de enero del 60, de “abrir oportunidades a la inteligencia”. De nuevo destaca ante nuestra vista la vigencia de la visión expresada por Fidel, apoyada en la obra revolucionaria, hace ya un cuarto de siglo:
“Lo que tengamos en el futuro tenemos que crearlo nosotros, tenemos que conquistarlo con nuestros brazos, con nuestro sudor y con nuestra inteligencia. Podemos llegar a hacer mucho y podemos llegar muy lejos, porque tenemos lo que no tienen otros: la cantidad de talento acumulado en nuestra sociedad, la cantidad de inteligencias desarrollada. Con lo que tenemos podemos alcanzar lo que queramos.”
Llamamos capital a la unidad diferenciada de valor que articula relaciones sociales de explotación y dominio. En el mundo del capital toda relación de dominio de clases (para diferenciarlo de formas de opresión o de poder que no son constitutivamente de clases: padre/hijo; profesor/alumno; hombre/mujer, médico/paciente, etc.) es simultáneamente relación de explotación (directa, sobre trabajadores activos, o indirecta, sobre trabajadores inactivos) y toda relación de explotación es, a su vez, relación de dominio de clases.
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El capital no puede revelarse en el mundo fenoménico como explotación y dominio, porque la burguesía es portadora de la promesa civilizatoria de conformar un mundo de hombres libres e iguales. A pesar de violentar esa promesa, sin embargo debe reconstituirla. Para ello debe conformar la ficción real de un mundo de hombres libres e iguales. Ficción, porque encubre y desvirtúa la esencia de su ser. Real, sin embargo, porque dicho trastocamiento actúa y alcanza consistencia. Opera de manera efectiva.
Por ello el capital necesita presentarse de manera distorsionada, al revés de lo que es. Esto forma parte de su proceso de fetichización, que le posibilita crear un “mundo encantado, invertido y puesto de cabeza” 1/ . Por medio de la fetichización el ser se manifiesta ocultándose. Aquí nos interesa develar algunos de los procesos que hacen posible sostener aquella ficción.
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Un primer paso del capital en ese proceso de ocultarse y revelarse de manera distorsionada implica la ruptura de su unidad económico-política, conformando éstas dimensiones como esferas autónomas e independientes, ya no como diferencias en el seno de una unidad. El desarrollo de esta tendencia llevará a la conformación de saberes con “objetos” particulares: la ciencia de la economía o ciencia económica, y la ciencia de la política o ciencia política. De allí a constituirse en disciplinas, en momentos en que los saberes sociales se disciplinan, se presentará como un paso normal.
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Para comprender en su complejidad la unidad económico/política del capital y el proceso de ruptura de esa unidad es pertinente considerar la particularidad de la primera fase de la circulación, en donde se realiza la compra y venta de medios de producción y de fuerza de trabajo. Allí los portadores de capital y trabajo se presentan como sujetos libres, que de manera soberana llevan a cabo el proceso de intercambio. Por ello, dice Marx, el mercado, aparece como el reino de la libertad 2/. El obrero es dueño de su fuerza de trabajo y de manera libre, sin coacción visible ni sujeción a otros sujetos, se presenta a vender su mercancía, al igual que el burgués, quien también de manera libre llega al mercado con mercancía dinero, dispuesto a comprar fuerzas de trabajo.
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En ese proceso de libre intercambio importa destacar el obscurecimiento de los procesos políticos que lo hacen posible, y que ponen de manifiesto la coacción y la ficción de libertad en que se encuentra el vendedor de fuerza de trabajo 3/. Primero, porque él y su clase han sido objeto de violencia en los procesos de despojo y expropiación de tierras y herramientas, quedando desnudos de medios de producción. Segundo, porque el monto de dinero percibido por la venta de su fuerza de trabajo, sólo le permite al trabajador su reproducción diaria. Esto implica que necesariamente deba presentarse un día con otro nuevamente en el mercado a vender su mercancía, ya que de lo contrario es su propia existencia, como ser vivo, la que queda en entredicho. Lo que tenemos entonces es una nueva coacción política imperando en la “libertad” de los trabajadores y su cotidiana presencia en el mercado. Tercero, porque el trabajador es expropiado de valor , a lo menos del que excede al valor de su fuerza de trabajo, lo que implica explotación, y un Estado de derecho (dominio) que hace posible dicha explotación.
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La fuerza de trabajo reposa en la corporeidad viva del trabajador, (músculos, cerebro, sistema nervioso, esqueleto, corazón, pulmones, etc.). No hay forma de separar a una del otro. Por tanto, cuando el trabajador vende su fuerza de trabajo, el capital no sólo se lleva aquella mercancía, sino también la corporeidad viva total del trabajador. Y todo lo que le suceda a esa fuerza de trabajo, trabajando, en términos de extenuantes jornadas, intenso trabajo, para no hablar de agotadoras horas de traslado de la vivienda al trabajo y viceversa, es al trabajador y a su cuerpo al que le sucede. Aquí radica el punto central del poder del capital sobre la vida, o biopoder. Y es por desconocer o relegar este proceso por lo que las formulaciones de Michel Foucault y Giorgio Agamben 4/ , en su radicalidad, terminan dejando de lado el proceso fundamental y generalizado que explica la capacidad del poder (del capital) sobre la vida, y de ponerla de manera permanente en entredicho en nuestro tiempo 5/.
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Es la presencia de una violencia institucional (consagrada por leyes en un Estado de derecho), de una coacción encubierta, lo que explica que no tengan que presentarse policías a sacar de sus camas a los trabajadores a altas horas de la mañana, ni a golpearlos para que se dirijan a los centros de transporte público y de allí a sus trabajos. Aquella violencia de despojo ancestral, a la cual se añade ahora la violencia cotidiana (expropiación diaria de plusvalía), los obligan a buscar un salario para sobrevivir. Este es el cuadro de la libertad del vendedor de fuerza de trabajo. Lo que se presenta como operaciones simplemente económicas son también operaciones políticas de sometimiento, violencia y coacción encubiertas.
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Históricamente la ruptura entre economía y política toma forma en las últimas décadas del siglo XIX, con la llamada revolución marginalista. Para la economía política clásica, que cristaliza en la segunda mitad del siglo XVIII y primera del siglo XIX, la reflexión de la economía remitía de manera directa hacia las clases sociales y las formas de apropiación de la riqueza social. Así ocurría en el fisiócrata Francois Quesnay con su Cuadro económico (1758); en el primer libro, de los cinco que conforman La riqueza de la naciones (1776), de Adam Smith, o en David Ricardo, con su teoría de la distribución del ingreso en Principios de Economía Política (1817) 6/. Con el inglés William Stanley Jevons, el francés León Walras y el austríaco Anton Menger, antecedidos por el francés Antoine Augustin Cournot, la política explícita de la economía es definitivamente abandonada, para dar paso a una economía cada vez más circunscrita a asuntos de la circulación y del mercado, alejándose de los problemas de la producción y despolitizada en su apariencia, y que se plantea como sustento de cientificidad la sofisticación matemática y estadística 7/ .
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La despolitización de la economía (que no es sino otra forma de operación política) tiene como uno de sus efectos abandonar la mirada sobre el conjunto de las fases del proceso económico para concentrar su atención en la circulación y particularmente en la segunda fase, allí en donde las mercancías valorizadas son lanzadas al mercado para su realización. Problema nada irrelevante para un capitalismo que hace crecer considerablemente la masa de valores de uso como resultado de las elevaciones de la productividad (y de la intensidad) y con ello propiciando la tendencia recurrente a las crisis. Las condiciones de equilibrio entre oferta y demanda, competencia perfecta, precios, utilidad marginal, entre otros temas, pasarán a constituirse en temas privilegiados de la nueva ciencia económica y su mirada reduccionista.
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No es ocioso señalar que como resultado del quiebre antes señalado en el seno de la economía (que implica el paso de la economía política a manos del marxismo) y frente al incremento de las luchas sociales que acompañan el paso del capitalismo manufacturero al industrial, resultado a su vez de la constitución de un proletariado cada vez más extenso y organizado, surge la necesidad de una nueva disciplina en las ciencias sociales, ahora la sociología, que se hará cargo de explicar los problemas sociales, pero desde una perspectiva donde prevalece impedir el desorden social (o la anomia), bajo la impronta empírico/positivista de analizar los hechos sociales como cosas, al decir de Durkheim, en manos de quien cristaliza la nueva disciplina 8/.
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La conformación de la economía y la política como disciplinas independientes, deja sin embargo a cada una bajo el espectro de las relaciones sociales que las constituyen, de explotación a una y de dominio a la otra. Esto implica un problema demasiado serio aún para el proceso del capital de revelar-ocultando. Por ello es necesario llevar a cabo una segunda ruptura, ahora en el seno de cada esfera, a fin de romper con las relaciones sociales que las constituyen.
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Romper relaciones y asumir “cosas” como objeto de reflexión es una característica de los saberes que pone en marcha el mundo del capital 9/. Este paso, relegar relaciones y asumir cosas, se encuentra en la base del individualismo metodológicoque prevalece en las ciencias sociales. El individuo cumple con todas las exigencias de la ciencia empírica y experimental que caracteriza en lo fundamental a los saberes en la modernidad capitalista. Por ello no tiene nada de extraño que se le asuma como la unidad básica desde la cual los saberes actuales piensan los procesos de la sociedad.
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Fracturadas las relaciones sociales y establecido el privilegio de las cosas como objeto de las ciencias, en la esfera económica el mercado se conforma en la entidad fundamental de una economía ya no-política. Es allí en donde interactúan los individuos, llevando a cabo operaciones de compra y venta. Pero en el mercado tenemos además a individuos libres: nadie los coacciona, que no sean las razones del propio mercado, en sus procesos de intercambios. La ficción de un mundo de hombres libres gana posiciones en las rupturas que realiza el capital.
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En la esfera política, autonomizada de la economía y abandonadas las relaciones sociales, suceden operaciones semejantes. En los relatos prevalecientes son individuos -que reclaman pasar del estado de naturaleza (allí donde el hombre es un lobo para los demás hombres) al estado político- los que establecen un contrato social y los que darán vida al Estado. Ninguno de ellos tiene la capacidad de imponerse sobre los otros. Por ello el Estado podrá erigirse en la autoridad de todos. La igualdad política de los que acuerdan es fundamental para sostener el imaginario de un Estado de todos. El relato contractualista juega así un papel central en la fetichización del capital en torno al imaginario de una sociedad de hombres iguales.
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Con la constitución del ciudadano y más tarde con el sufragio universal aquel proceso alcanza una nueva vuelta de tuercas. Cada cabeza es un voto y un voto es igual a cualquier otro voto. La democracia liberal termina por consagrar la igualdad política de los individuos.
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El doble proceso de fractura señalado -entre economía y política, inicialmente, y luego de las relaciones sociales que las constituyen- le permiten al valor que se valoriza (capital) reforzar la ficción-realidad de un mundo de hombres libres e iguales. Y que lo que acontece en una esfera no tiene relaciones con lo que sucede en la otra. En pocas palabras, la doble fractura permite que la economía se manifieste como no-política, para que a su vez la política se manifieste como no-económica 10 /
. Esto implica asumir que nada de lo que acontece en la economía (y más particularmente en el mercado) es resultado de decisiones políticas (lo que sería muy gravoso).Y que nada de lo que acontece en la política es resultado de la acción de poderes económicos (lo que rompería la ficción de iguales).
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En el plano económico, el capital no puede ocultar sin embargo que el mundo que construye está conformado por notables desigualdades sociales. La riqueza y la pobreza son visibles, como visible es su desigual reparto. El problema inicial será naturalizar estos procesos. En pocas palabras, presentar que no existen relaciones sociales que los generan. Así se dirá que el mercado, en tanto mecanismo neutro socialmente, se encarga de distribuir la riqueza a través de criterios puramente técnicos, en función de las diferencias en materia de esfuerzo, talento y capacidades de los individuos. De este modo la desigualdad social imperante en la esfera económica se presenta como no-política: no hay nada de dominio y de poder -en tanto relaciones entre agrupamientos clasistas-, sino sólo operaciones técnicas, las presentes en la generación de riqueza y pobreza en el capitalismo. Las responsabilidades por la presencia de una y de otra reposan a su vez en razones puramente individuales: cada individuo, según sus esfuerzos, capacidades y talentos, es el dueño de su suerte social.
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La desigualdad social no sólo es un resultado puramente técnico para el relato del capital. Constituye además –para ese relato- un gran motor en el desarrollo de la sociedad. Aquellos individuos que perciben menores proporciones de la riqueza social -y teniendo a la vista la riqueza y el bienestar de otros-, se verán impulsados a realizar mayores esfuerzos y a buscar mejores capacitaciones con el fin de acceder a escalones superiores de bienestar. De esta forma las acciones individuales en favor del ascenso social traen consigo mejoras para la sociedad en su conjunto.
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Las preguntas clásicas de la economía: ¿qué se produce? ¿cómo se produce? ¿Para quién (es) se produce?, ponen de manifiesto que en momentos históricos determinados son los proyectos de determinados capitales los que prevalecen y organizan la vida en común. Porque cuando decimos capital, en el fondo decimos muchos capitales, inscritos unos en la producción, otros en la circulación, terceros en la banca y las finanzas, y además de tamaños y peso diferenciado y, lo más relevante, orientados a mercados sociales distintos. No es lo mismo valorizar el capital produciendo automóviles, que produciendo pan. En otras palabras, no existe un proyecto de reproducción que permita a todos los capitales resolver sus necesidades por igual. El capitalismo es un sistema de competencia entre capitales y son algunos -en momentos históricos determinados- los que logran sacar adelante sus proyectos, en desmedro de los intereses de otros capitales. Esto se expresa a su vez hacia los sectores dominados, donde los proyectos del capital tienen consecuencias diferenciadas en sus condiciones de existencia 11/.
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El hecho que sean determinados proyectos del capital los que prevalezcan en momentos determinados (que significa decir: los intereses de determinadas clases, fracciones o sectores dominantes son los que prevalecen) nos traslada de manera inmediata al terreno de la política y del Estado. Quiere decir que los proyectos de determinadas clases, fracciones y sectores dominantes se han hecho hegemónicos y que en ese proceso han subordinado a otros proyectos de agrupamientos dominantes, que con mayor o menor fuerza, ventajas y desventajas, se articularán en torno a los proyectos hegemónicos, dando forma a una articulación particular del bloque en el poder. Con ello nos acercamos a responder uno de los interrogantes claves del análisis político: ¿quién(es) detentan el poder? 12/
Desde esta perspectiva, la noción de hegemonía asume necesariamente una connotación económica/política, expresando dimensiones diferenciadas de la unidad del capital.
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Que la política aparezca como no-económica es una dimensión fundamental para mantener el imaginario de una sociedad en donde la política, esto es, la capacidad de los sujetos de decidir sobre el curso de la vida en común, es un asunto de todos en condiciones de igualdad política. Este imaginario se rompería si las desigualdades sociales imperantes en la economía se expresaran sin mediaciones como fuerza diferenciada en lo político, con lo que la mayor riqueza de algunos se manifestaría como mayor poder político. Todas las fracturas que realiza el capital en su despliegue impiden que se erijan esos puentes y se establezcan esas ecuaciones.
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El sufragio universal apunta a resanar las fisuras que tienden de manera permanente a producirse en esa realidad. Cada cabeza es un voto y sólo un voto. Por tanto, a la hora de decidir sobre los asuntos de la vida en común, el dueño de Teléfonos de México (Telmex), Carlos Sl 13/, sólo deposita un voto y con ello el grado de decisión proporcional correspondiente, igual que acontece con el voto que deposita el portero de aquella empresa. Al final, uno y otro sólo dispusieron de un átomo de poder en la decisión general. El recuento final mostrará la correspondencia entre votos y ciudadanos participantes. Y para disipar dudas se pueden poner urnas transparentes en donde vía medios electrónicos todos pueden ser testigos que Carlos Slim sólo introduce una papeleta en la urna, igual que cualquier otro ciudadano.
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En una esfera política así conformada se construye además la ficción que en las elecciones fundamentales (las presidenciales en un régimen presidencial, las parlamentarias en un régimen parlamentario) se encuentra en juego todo o casi todo, salvo la democracia misma. En definitiva, que es el curso y la organización de la vida en común lo que se pone en disputa cuando se elige a las máximas autoridades. Con ello se fortalece a su vez la ficción del poder de los ciudadanos: los ciudadanos, en este relato, no pueden ser sino sujetos empoderados 14/
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En los hechos los ciudadanos eligen en un campo de juego que ha sido previamente delimitado y en donde las opciones a elegir han sido filtradas por las reglas y procedimientos inscritas en aquella delimitación. El Estado de derecho imperante expresa los límites del campo de juego y las reglas al interior de ese campo a las que deben someterse los jugadores-ciudadanos y sus órganos de representación, los partidos políticos. De esta forma, en tales procesos, sólo se encuentra en juego lo que aquellas delimitaciones permiten. Ello explica el enorme peso que alcanzan las exigencias a los contendientes sobre el respeto al Estado de derecho.
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Destacar lo anterior permite poner de manifiesto que todo Estado de derecho expresa el poder de clases que subyace en -y que establece- un orden social, previo a cualquier elección. Por tanto tiene sentido que el dueño de Telmex y el portero de dicha empresa depositen cada uno solo un voto. En los hechos Carlos Slim y todos sus iguales ya han votado (o más claro, decidido) de manera previa, estableciendo las fronteras de lo legal y lo ilegal, de lo posible y lo imposible, del juego, del campo de juego y de sus reglas. Y son esas decisiones previas, en tanto poder constituido, las que organizan el curso de la vida en común y, por supuesto, también las elecciones. Por ello, tendencialmente, quienes expresan ese poder siempre ganan en las elecciones, cualquiera sea el resultado. Y el voto de los porteros y sus iguales contará como la cuenta de los que no-cuentan al decir de Rancière 15/. Por eso, cualquiera sea el resultado, tendencialmente siempre pierden.
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En las elecciones de la democracia liberal no está puesto en juego el poder político del Estado. No se convoca para dirimir si la vida en común la organizaremos en torno a la propiedad común o en torno a la propiedad privada de los medios de producción. En las elecciones sólo se dirime qué fuerzas políticas y/o personeros asumirán los principales cargos del aparato de Estado, es decir, quienes encabezarán las instituciones en donde se administra el poder político, no quienes detentan el poder político. Ese aparato de Estado no está para servir a intereses sociales cualesquiera, ya que constituye la cosificación de las relaciones de poder del Estado. Por ello aún si se diese el caso de que fuerzas y personeros anti-capitalistas ganarán en elecciones y alcancen las cúspides del aparato, éste operará como un verdadero pantano político en donde aquellas fuerzas y personeros, mientras más se muevan en sus límites, más terminarán hundiéndose y desvirtuándose sus proyectos.
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Dentro del marco de las relaciones sociales existentes, con el arribo de una clase reinante con proyectos distintos a los prevalecientes e incluso encontrados u opuestos, se pueden producir modificaciones en las relaciones de fuerza entre las clases dominantes y las clases dominadas, sin que se altere el fundamento del poder y del dominio. También se pueden producir modificaciones en el seno del bloque en el poder y en el campo de las relaciones de fuerza entre el bloque de las clases dominadas.
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La eficacia de estos procedimientos se puede medir por el enorme número de elecciones realizadas a lo ancho del planeta, y en cada sociedad, en un periodo que cubre casi un siglo desde que se estableció el sufragio universal, bajo las reglas de la democracia liberal, y los pobres resultados alcanzados en materia de transformaciones políticas para el mundo de los dominados.
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Sólo asumiéndose como negación de lo alcanzado, y por tanto como paso posible, pero transitorio y rupturista, incluso con lo alcanzado, en la ruta de la destrucción de las relaciones sociales imperantes, es que aquellos triunfos electorales podrán revestirse de nuevas potencialidades rupturistas. Instalarse en el aparato y suponer que desde allí pueden llevarse a cabo las transformaciones sociales es quedar atrapado en la telaraña fetichista construida por el poder político imperante, que terminará de entrampar y desgastar a los que se suponían triunfadores.
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La promulgación de leyes en favor de los explotados y dominados por gobiernos populares insertos en el aparato de Estado burgués es algo bueno. Pero ello no puede hacernos perder de vista que esas leyes se inscriben en un Estado de derecho que como unidad protege y defiende los intereses de las clases dominantes que lo establecieron y promulgaron y que crearon un poder para sostenerlo. También por ello promulgar un nuevo Estado de derecho o una nueva Constitución, sin crear el poder de los dominados para imponerlo y defenderlo, no deja de ser una operación bien intencionada, pero condenada al fracaso. Y en esta materia los fracasos tienen duros costos humanos y políticos y son de larga duración.
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Discutir sobre las acciones políticas de gobiernos populares no significa desconocer su significación, aún para proyectos que se plantean transformar y revolucionar el orden social existente. Simplemente se trata de establecer sus límites y romper con el fetichismo que lleva a hacer creer que instalándose en el aparato de Estado es posible no sólo someter al capital, sino incluso construir un mundo ajeno al mismo. El Estado burgués y el aparato de ese Estado no son el lugar para una ni para otra cosa. Sólo desde una política que busque ganar y acumular fuerzas para destruir las relaciones sociales imperantes tendrá sentido ocupar posiciones en el aparato de Estado, de manera transitoria, si ello es posible. Pero desde esta perspectiva, pronto se hará presente la necesidad de romper y negar aquello que se ha ganado, porque su carga y su condición de obstáculo para acumular fuerzas será cada día mayor y mayor el desgaste de los sectores populares.
Notas:
1/ Marx [1973], El Capital, México, Fondo de Cultura Económica, México, t. III, p. 768.
2/ “La órbita de la circulación o del cambio de mercancías, dentro de cuyas fronteras se desarrolla la compra y la venta de la fuerza de trabajo, era, en realidad, el verdadero paraíso de los derechos del hombre. Dentro de estos linderos, sólo reinan la libertad, la igualdad, la propiedad…”. Marx [1973], El Capital, Op. Cit., vol. I, pág. 128. (itálicas en el original).
3/ “El contrato por medio del cual (el obrero, JO) vendía se fuerza de trabajo al capitalista demostraba a ojos vistas (…) que disponía libremente de su persona. Cerrado el trato se descubre que el obrero no es “ningún agente libre”, que el momento en que se le deja en libertad para vender su fuerza de trabajo es precisamente el momento en que se ve obligado a venderla…”. Marx [1973], El Capital, op. Cit., p. 240. (Itálicas en el original).
4/ Del primero puede verse [1977], Historia de la sexualidad I. La voluntad de poder, México, Siglo XXI Editores;[2000], Defender la sociedad, Argentina, Fondo de Cultura Económica, y [2006], Seguridad, territorio, población, México, Fondo de Cultura Económica. Del segundo, véase [1998], Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida.Valencia, Pre-Textos.
5/ Para el desarrollo de estos problemas, véase de Osorio [2012], Estado, biopoder, exclusión. Análisis desde la lógica del capital, Barcelona, Anthropos/UAM.
6/ Véase de Marx [1980], Teorías sobre la plusvalía, México, Fondo de Cultura Económica, tomos I y II.
7/ Véase de Meek [1977], “ La revolución marginal y sus consecuencias”, E. K. Hunt y J. G. Schwartz, Crítica de la teoría económica, México, Lecturas del Fondo de Cultura Económica, 21. También de Dobb [1977], “La tendencia de la economía moderna”, en Hunt y Schwartz, op. cit.
8/ Véase de Marini [1983], “Razón y sinrazón de la sociología marxista”, Sergio Bagú et. al, Teoría marxista de las clases sociales, México, Cuadernos de Teoría y Sociedad, UAM-Iztapalapa. Una lúcida exposición de estos y otros problemas presentes en los orígenes de la sociología puede verse en el libro de Therborn [1980], Ciencia, clase y sociedad. Sobre la formación de la sociología y del materialismo histórico. Madrid, Siglo XXI Editores.
9/ Pérez Soto, Desde Hegel. Para una crítica radical de las ciencias sociales [2008], Itaca.
10/ Como acertadamente lo ha señalado Ávalos en el libro de Ávalos y Hirsch [2007], La política del capital, México, UAM-X.
11/ Los problemas anteriores remiten a la noción Patrón de reproducción del capital. Para su tratamiento véase de Osorio [2016], Teoría Marxista de la dependencia, Itaca-UAM, México. También de Osorio [2004b] el capítulo 2 “Patrón de reproducción del capital: una alternativa en el análisis económico”, Crítica de la economía vulgar. Reproducción del capital y dependencia. México, Miguel Ángel Porrúa-UAZ.
12/ El otro interrogante clave es: ¿cómo se ejerce el poder?. Véase de Osorio [2004a], El Estado en el centro de la mundialización. La sociedad civil y el asunto del poder. México, Fondo de Cultura Económica.
13/ Uno de los hombres más ricos del mundo de acuerdo a las clasificaciones de revistas como Forbes.
14/ Pero empoderados bajo formas (de violencia) institucional establecidas. De allí el temor y la sorpresa cuando los ciudadanos expresan su poder en las calles, por ejemplo, y además no de manera atomizada, sino bajo formas supra-individuales.
15/ Véase Ranciére [1996], El desacuerdo. Política y filosofía. Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 1996.
Bibliografía:
Agamben . [1998], Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida.Valencia, Pre-Textos.
Ávalos y Hirsch [2007], La política del capital, México, UAM-X.
Dobb [1977], “La tendencia de la economía moderna”, en Hunt y Schwartz, Crítica de la teoría económica, México, Lecturas del Fondo de Cultura Económica, 21.
Foucault [1977], Historia de la sexualidad I. La voluntad de poder, México, Siglo XXI Editores;[2000], Defender la sociedad,Argentina, Fondo de Cultura Económica, y [2006], Seguridad, territorio, población, México, Fondo de Cultura Económica.
Marini [1983], “Razón y sinrazón de la sociología marxista”, Sergio Bagú et. al, Teoría marxista de las clases sociales, México, Cuadernos de Teoría y Sociedad, UAM-Iztapalapa.
Marx [1973], El Capital, México, Fondo de Cultura Económica.
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Osorio [2004a], El Estado en el centro de la mundialización. La sociedad civil y el asunto del poder. México, Fondo de Cultura Económica.
Osorio [2004b], “Patrón de reproducción del capital: una alternativa en el análisis económico”, En Crítica de la economía vulgar. Reproducción del capital y dependencia. México, Miguel Ángel Porrúa-UAZ.
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Osorio [2012], Estado, biopoder, exclusión. Análisis desde la lógica del capital, Barcelona, Anthropos/UAM.
Ranciére [1996], El desacuerdo. Política y filosofía. Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires.
Therborn [1980], Ciencia, clase y sociedad. Sobre la formación de la sociología y del materialismo histórico. Madrid, Siglo XXI Editores.
Jaime Osorio es profesor/investigador, Departamento de Relaciones Sociales, UAM-Xochimilco.