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sábado, 29 de septiembre de 2018

Los republicanos y el juramento hipócrita


La mayoría de los estudiantes de medicina pronuncian al licenciarse una versión u otra del antiguo juramento hipocrático, una promesa de actuar moralmente en su función de médicos. Siendo como es la naturaleza humana, algunos rompen esa promesa. Pero aun así, esperamos que aquellos que proporcionan cuidados médicos se comporten de manera más ética que la media de la sociedad.

Sin embargo, en lo que se refiere a cómo se relacionan los políticos con la atención sanitaria, hemos llegado a esperar lo contrario, al menos en uno de los bandos. A menudo se tiene la impresión de que los políticos republicanos han adoptado secretamente el juramento hipócrita: la promesa de engañar a los votantes en la medida de sus posibilidades y afirmar que apoyan las protecciones a los enfermos que precisamente tratan de debilitar a toda costa.

Para entender a qué me refiero, piensen en el caso de Josh Hawley, que compite con Claire McCaskill para el puesto de senador por Missouri. Hawley es uno de los fiscales generales de 20 estados que han presentado una demanda intentando revocar una de las cláusulas clave de la Ley de Atención Sanitaria Asequible (ACA por sus siglas en inglés y conocida como Obamacare): la que protege a personas con afecciones médicas preexistentes, al exigir que las aseguradoras cubran a todas las personas de la misma edad con la misma prima, con independencia de su historial médico. Si se elimina esa cláusula, millones de estadounidenses vulnerables perderán su seguro.

Tengo que decir que es casi admirable la absoluta desfachatez de su deshonestidad a este respecto. Porque el proyecto de ley que Hawley ofrece es un fraude: está lleno de lagunas jurídicas que permiten a las aseguradoras discriminar de maneras que acabarían haciendo que la sanidad básica resulte inasequible para quienes más la necesitan. Por ejemplo, si bien les exigiría ofrecer un seguro a, pongamos por caso, pacientes con cáncer, les permitiría vender pólizas que no cubren tratamiento contra el cáncer, lo que significaría que las pólizas que sí cubriesen ese tratamiento se volverían prohibitivamente caras.Pero hay un problema: proteger la cobertura de afecciones preexistentes es muy popular, con un respaldo mayoritario incluso entre los republicanos. Y McCaskill ha estado machacando a Hawley por su participación en esa demanda judicial. De modo que Hawley ha respondido con anuncios en los que afirma que también él quiere proteger a las personas con afecciones preexistentes, como queda supuestamente demostrado por su apoyo a un proyecto de ley que propone proporcionar esa protección.

Y dejando a un lado la fraudulencia de este proyecto de ley, ni siquiera la reglamentación seria y no fraudulenta de las compañías aseguradoras no basta por sí sola para proporcionar cobertura asequible para las afecciones preexistentes. Si eso es todo lo que se hace, quienes soliciten la cobertura estarán mucho más enfermos que quienes no lo hacen, lo que significa un grupo de riesgo malo, lo que a su vez significa primas altas. Esa fue la experiencia de Nueva York: antes de la ACA, tenía unas reglamentaciones estrictas para las aseguradoras, pero las primas eran tan altas que solo personas con problemas de salud se hacían una póliza en el mercado individual, y eso a su vez mantenía las primas elevadas.

Para hacer que la reglamentación funcione, es necesario respaldarla con incentivos para que la gente sana se haga una póliza, como subvenciones para ayudar a familias con rentas más bajas. En otras palabras, si realmente se quiere hacer que la atención esencial esté disponible para afecciones preexistentes y al mismo tiempo seguir utilizando las empresas de seguro privadas, sería necesario un sistema que se pareciese mucho al Obamacare. De hecho, las primas en Nueva York bajaron a la mitad cuando la ACA entró en vigor.

Pero en este universo, los republicanos han decidido que deben ocultar su intención de retirarles la atención sanitaria a quienes más la necesitan. De modo que hacen lo que está haciendo Hawley: recurrir a una combinación de sabotaje y cortina de humo. Por un lado, erosionan los bordes de la Ley de Atención Sanitaria Asequible con la esperanza de que implosione. Y por el otro, fingen querer las mismas cosas –como la cobertura garantizada de las afecciones preexistentes– que tratan de destruir.De ahí lo del juramento hipócrita. A los republicanos les repugna la idea de garantizar que todos reciban la atención sanitaria básica, y francamente odian los impuestos a las rentas más altas que contribuyen a pagar las subvenciones establecidas en la ley de Obama. Y se pueden imaginar un universo político alternativo en el que el Partido Republicano admitiese abiertamente sus objetivos, justificándolos sobre la base de la libertad económica o algo por el estilo.

Por cierto, esta es la razón por la que muchos demócratas hablan de atención médica (Medicare) para todos. La ley de Obama era una reforma de los seguros sanitarios favorable al mercado, pensada en parte para ablandar a los conservadores; la respuesta de estos fue una oposición a ultranza, seguida por una serie de intentos de aprovechar la confusión ciudadana acerca de cómo funciona la Ley y lo que costará sostenerla. De modo que tiene lógica buscar un sistema más sencillo que fuese más difícil de manipular políticamente.

Porque hay que admitir que la estrategia cínica del Partido Republicano está funcionando hasta cierto punto. Es cierto que los sondeos muestran que los demócratas aventajan en mucho a los republicanos cuando se les pregunta a los ciudadanos en qué partido confían más en relación con la atención sanitaria. Pero esa diferencia sería sin duda aún mayor si más votantes se diesen cuenta de lo que verdaderamente intenta hacer el Partido Republicano.

De modo que seamos claros: si ustedes padecen una afección médica preexistente, sepan que los republicanos están intentando quitarle el seguro. Si dicen lo contrario, mienten.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía

© The New York Times Company, 2018

Traducción de News Clips

Trump: ¿un discurso predecible?


Por Esteban Morales. 

El discurso del Presidente de los Estados Unidos, no ha sido inesperado. Por suerte, Trump es predecible. 

Su discurso fue coherente con la visión que tiene de lo que debe ser el mundo. Un mundo para Estados Unidos, por encima de todo y de todos. 

Muy pocas veces es posible ver a un Jefe de estado ser tan cínica mente coherente en lo que dice. Que diga tantas verdades a medias y una colección de mentiras, sin inmutarse y en tan poco tiempo. El actual presidente de Estados Unidos, es capaz de eso y de mucho más. Como tirar paquetes de papel sanitario a las víctimas del reciente ciclón que acabó con Puerto Rico. 

Les faltó el respeto a todos los presentes, considerándolos como tontos. Menos a la embajadora de Estados Unidos en la ONU, que lo miraba con admiración. Muchos miembros del Departamento de Estado, sentirían no poca vergüenza ajena, al darse cuenta de que el Presidente hacia el ridículo ante los cientos de espectadores, nada menos que jefes de Estado y representantes de sus países, que llenaban la sala de Naciones Unidas. 

Al decir, “En menos de dos años mi administración ha conseguido más que cualquier otra en la historia del Pais””, las carcajadas atronadoras fueron el sonido predominante en la sala, aunque no deben haber faltado algunas discretas trompetillas. 

Pero ese es Trump, por suerte, no está duplicado. 

Es larga la lista de mentiras, ofensas y medias verdades, que repitió en esta ocasión. 

-No acepta, según dijo, el Acuerdo del Cambio Climático, de Paris, porque tendría que contribuir con recursos monetarios para alejar un mal en el que no cree y del cual parece pensar que podrá liberarse. 

-No acepta el Acuerdo Nuclear con Irán, que dice beneficia a este último en más de un 40%. El resto de sus Aliados que lo aceptan son tontos. 

-Ha declarado una guerra comercial que parece no tener fin. 

-Mantiene las sanciones contra Corea del Norte, a pesar de lo que han avanzado las dos coreas en sus pacificas relaciones pacíficas. 

-No acepta las reglas de la Organización Mundial de Comercio, que, según él, no benefician en nada a Estados Unidos. 

-No acepta la Comisión Internacional de Derechos Humanos. Y no volverá a ella, hasta que no la vea cambiar en la dirección de intereses. 

-No acepta la Corte Penal Internacional. 

-Presiona para cambiar las reglas Del Tratado de Libre Comercio 

Con México y Canadá. 

-No acepta ningún cambio de las reglas de Naciones Unidas y en 

particular, del Consejo de Seguridad. 

-Se retiró del Acuerdo Asia-Pacifico. 

-Según su versión, no está dispuesto a que le roben más el dinero a Estados Unidos. 

Para Trump, estos organismos constituyen una burocracia internacional, que quiere dirigir a Estados Unidos y según dijo, no quiere que le dirijan el país, desde afuera. 

Todo ello lo hizo amenazando con sancionar y cortar relaciones con todo aquel país, que se niegue a seguirlo en su política. Por lo que solo los amigos de su política podrán contar con Estados Unidos. 

Critica a Alemania, por caer en las manos de Rusia, con el acuerdo firmado para la construcción del gasoducto. 

Agrede fuertemente a China incrementando continuamente las sanciones en el comercio. 

Agrede continuamente a Rusia incrementando las sanciones de todo tipo. 

Presiona sobre Cuba y Venezuela, amenazando a esta última con la agresión militar. 

Mantiene la política de bloqueo contra Cuba, destinando millones de dólares para la subversión interna. Habiendo reafirmado la Ley de Comercio con el Enemigo de 1917, que ahora solo ha quedado vigente para Cuba. 

Presiona contra Cuba, con regulaciones migratorias, usando como instrumento una acusación de “ataques sónicos”, que nadie ha podido demostrar. Complicando sobremanera las relaciones migratorias, con las cuales afecta a todos los cubanos de cualquier lado. 

Sigue con la idea del muro y de votar de Estados Unidos a todos los ilegales y también a los llamados Dreamers. 

Tal política exterior, sobre todo la exterior, cuenta internamente con el apoyo de los peores sectores de extrema derecha dentro de la política norteamericana, a los que se suma, la exigua y ya fracasada derecha cubano-americana, liderada por el senador Marcos Rubio; quien hace todo lo posible, por frustrar cualquier intento de acercamiento a Cuba. 

Sin embargo, los intentos por acercarse a Cuba, cuentan con el apoyo de no menos del 70% de la sociedad norteamericana y con esfuerzos bipartidistas y empresariales, como ha sido el caso de los contactos de Google con el gobierno cubano y de otros congresistas, que adoptan posiciones bipartidistas positivas sobre la política hacia Cuba. Proceso que va acelerándose, según se acercan las elecciones de medio término, en noviembre del 2018. 

Pero Trump, quien está jugando a una agresiva política exterior, afronta los retos políticos de un ambiente interno, que no le beneficia y en el que no puede acumular más problemas. 

Supuestamente, para Trump, la economía norteamericana va bien. Pero premios nobeles de economía, como P. Krugman y J. Stiglitz, consideran, que puede haber sorpresas muy negativas según se agudiza la guerra comercial, sobre todo con China, si Estados Unidos, continúa presionando con las altas tarifas arancelarias, que pronto hará sentir sus efectos negativos, dentro de la propia economía norteamericana. Las presiones sobre el comercio interno, con la afectación a las ganancias y la inflación se harán sentir. 

China y Rusia, parecen estar actuando de manera muy inteligente y Estados Unidos no puede estar seguro que ganará la pulseada de las tarifas arancelarias. Pues el déficit comercial norteamericano no baja y China parece resistir, respondiendo con ataques similares. 

En el corto plazo, Trump se siente muy esperanzado con los resultados económicos, proclamándolos como los mejores en largo tiempo. 

Pero la política de Trump, tiene otra parte débil y complicada. Sobre todo, porque los aliados, no comparten su política económica, que consideran como un peligro, no solo para los interesas de China y Rusia, sino también contra sus propios intereses económicos. Por lo que se trata entonces, de una guerra a la que Estados Unidos tiene que responder solo. Y es que los aliados, no se están beneficiando de la guerra comercial, que Trump ha provocado. Todo lo contrario. 

En el aspecto político, Estados Unidos, no cuenta ya con el apoyo de sus aliados, en el proceso de abandono provocado por Trump, que los aísla del mundo. 

Por primera vez no existe coincidencia entre la política exterior norteamericana y la de sus aliados, sobre quienes presiona para que lo secunden, sin lograrlo. Los aliados tienden a desmarcarse, de una política que no es conveniente a sus intereses. Habiendo expresiones claras, como, por ejemplo, la actitud con relación al acuerdo con Irán. 

Uno de los más graves errores de Trump, está en provocar que sus aliados, no sigan ni defienden sus políticas, como si fueran propias; como ocurría anteriormente. Por lo que, en su interés de llevar a Estados Unidos al primer lugar, lo que está consiguiendo es quedarse solo. 

En su afán de mirar solo para sí, para Estados Unidos como potencia, parece no percatarse de lo que significaron siempre los aliados, en el propósito de que ese país, alcanzara el lugar predominante que logró con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial y hasta principios de los ochenta. 

Ese tipo de egoísmo exacerbado, lleva a Trump a la ruina y algunos, que siempre lo apoyaron en todo, ahora se acercan a Rusia, China y otros, lo que unos años atrás podía considerarse como algo no imaginable. El acuerdo para un gasoducto entre Putin y Merkel, es una señal que Trump no acaba de descifrar. 

En su reciente discurso de Trump en Naciones Unidas, ratifica las preocupaciones que sus antiguos fieles aliados ya tienen sobre un Estados Unidos no confiable a sus intereses. Púes tal discurso, es la más completa confirmación, de que su gobierno, va contra el mundo todo. Confirmando, qué Estados Unidos no tiene amigos, sino solo socios; qué lo son, si comparten su política. El resto, podrían llegar a ser tratados, incluso, como enemigos. 

La confirmación de la Doctrina Monroe, considerada ya hace tiempo como obsoleta; que no quiere decir otra cosa, que “América para Estados Unidos”, pone en alerta, no solo a las fuerzas revolucionarias en el mundo, de modo particular en América Latina y el caribe, sino incluso, a muchos aliados, que antes pensaron que podían compartir intereses con Estados Unidos. Pudiendo casi concluir ahora, que con Trump, están frente a un Estados Unidos, que quiere el mundo solo para sí y no lo va a compartir con nadie. 

Pero no estamos ante una batalla fácil. Púes son muchos, dentro y fuera de Estados Unidos, los que comparten esa política con Trump. 

Una política de ese tipo, es compartida por el gran capital, que, en sus áreas geográficas, o dentro de determinados países, tampoco quieren compartir el poder con nadie. Por lo que las reglas que Trump trata de aplicar, también son de su conveniencia. Y de ella, podrán beneficiarse solo las clases subalternas que, dentro de cada país, les ayuden a cumplir las tareas de la subordinación. 

Luego Trump tiene muchos aliados. Especialmente, dentro de la sociedad norteamericana. Que no son pocos y a la vez, son los más poderosos. 

Por eso, las elecciones del próximo noviembre, serán una extraordinaria prueba. 

Si el Partido Demócrata logra mayoría en el congreso, ello puede representar un peligro para Trump. Porque su forma de gobernar y sus “meteduras de pata” han sido tan grandes, que estará a un centímetro del “juicio político”. De no ser así, lo tendremos dos años más, envalentonado con la “brillantez” de sus políticas y más cerca de que tengamos que soportarlo cuatro años más. 

El sabe que tiene que jugar fuerte y sin escrúpulos en estas elecciones. Por lo que su discurso en ONU, no está separado de la confianza que tiene que imprimirles a las fuerzas internas que deben apoyarlo en el próximo noviembre. Es por eso que su discurso, fue también un discurso electoral. 

Confiemos entonces, que el extraordinario dinamismo de la política norteamericana lo pueda sacar del poder. 

Septiembre 25 del 2018.

Premio Nobel de Economía predice recesión en EEUU de aquí a un año


"Una recesión dentro de seis a doce meses es realista", dijo Edmund Phelps.

Estados Unidos se expone a una recesión de aquí a un año, cuando pase el efecto de la bajada de impuestos decidida por Donald Trump, consideró el jueves el premio Nobel de Economía, Edmund Phelps, en una entrevista al diario austriaco Die Presse.

“Una recesión dentro de seis a doce meses es realista. Esto puede llevar un poco más de tiempo según las circunstancias pero también puede ocurrir antes”, declaró el macroeconomista estadounidense, coronado en 2006 por sus estudios sobre el crecimiento.

La economía en los Estados Unidos difícilmente podría funcionar mejor en este momento, ¿verdad? 

Edmund Phelps: Bueno. Es cierto que la economía se recuperó excelentemente de la gran crisis de hace diez años. El empleo se encuentra ahora en un nivel que no será sostenible a largo plazo. Vemos un verdadero boom. Sin embargo, es un boom que normalmente vemos antes de una próxima recesión.

Según él, el fuerte crecimiento observado actualmente en Estados Unidos tiene las características “que normalmente preceden a una recesión”. Fue alimentado artificialmente por Trump, sobre todo con las medidas fiscales añadió.

“Dopa la economía a corto plazo. Puede aguantar un año aproximadamente. Pero para conseguir este resultado, el presidente aumentó mucho el endeudamiento del Estado. Va a producirse un contragolpe”, juzgó Edmund Phelps.

Esta crisis puede desatarse con el desarrollo de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, así como con la incertidumbre ligada a la política “populista” en Italia, que podría “dividir la zona euro”, advierte el economista.

En este contexto, el Banco Central Europeo parece desarmado, según él. Si su presidente Mario Draghi “sube las tasas, asfixia la débil recuperación económica. Si las mantiene a cero, no tiene cartuchos para poder relanzarla” cuando sea necesario.

La manzana de la discordia


Foto. Julio César Guanche

Por Ailynn Torres Santana

Muchas manzanas se están disputando en Cuba en las últimas semanas. Quince mil de ellas las compró un mismo bolsillo en el mercado habanero de La Puntilla. Un ciudadano convirtió el hecho en denuncia e intentó –con éxito– que lo sucedido fuera interpretado como arquetipo de corrupción, falta de civismo, antípoda de lo que Cuba es / dice ser / quiere ser.

Una semana después, la empresa CIMEX anunció que normaría la compra de cuarenta y ocho productos “de línea económica y primera necesidad” para evitar el acaparamiento. Es esperable que las manzanas no se clasifiquen como tal. Hasta el momento se desconoce la lista.

Mientras, los emprendimientos privados continúan sin mercados mayoristas. Y la cadena de tiendas Caribe vende –monopólicamente– sus productos con hasta un 200 por ciento por encima de su precio de costo. El esfuerzo redistributivo del Estado, que era la razón de tamaña recaudación, ha mermado considerablemente.

Se deben evitar todos los acaparamientos.

En el caso de marras, quienes permitieron la compra masiva de manzanas fueron sancionados. Terminó, al menos temporalmente, la discordia.

Las quince mil manzanas se disputaron al mismo tiempo que se discute el Proyecto de la Constitución Cubana.

Manzanas ¿de la concordia?

Hay muchos asuntos sobre los que deliberar colectivamente durante los debates del Anteproyecto de la Constitución. Pero no está claro que eso esté sucediendo.

En la propuesta, el Estado garantiza el acceso y gratuidad a los servicios de salud, pero no es él quien está obligado a prestar el servicio. El Artículo 83 lo establece como sigue:

La salud pública es un derecho de todas las personas. El Estado garantiza el acceso y la gratuidad de los servicios de atención, protección y recuperación. La ley define el modo en que los servicios de salud se prestan.

El Artículo 50 de la Constitución vigente sí especifica quién ofrece el servicio. Allí se consigna que el Estado garantiza el derecho a la salud “con la prestación de la asistencia médica y hospitalaria gratuita”.

La nueva redacción es sólo aparentemente similar. Dicho como está en el Artículo 83, sería posible, eventualmente, que el Estado contratara empresas privadas para que ofrecieran el servicio. En principio, ello no tendría que causar resquemor, si no fuera porque esa estrategia tiene probadas consecuencias negativas en otros lugares del mundo, debido a la disminución de la calidad de los servicios.

El mismo Artículo 83 elimina de cuajo el compromiso estatal con la “prestación de asistencia estomatológica gratuita”, que desaparece de la Constitución que se propone debatir y aprobar.

Otro asunto de igual importancia, la educación, cambia radicalmente en el Anteproyecto. Mientras el Artículo 51 de la Constitución vigente garantiza el derecho a la educación “en todos los tipos y niveles de enseñanza”, el Artículo 84 del Anteproyecto define que los servicios de educación gratuitos garantizados por el Estado abarcarán “desde el preescolar hasta la enseñanza universitaria de pregrado”. En el futuro, y con amparo constitucional, la educación posgraduada podría ser privatizada. En un país que defiende la educación como derecho fundamental, y donde los servicios profesionales son uno de los rubros más importantes en los ingresos nacionales, la propuesta del Artículo 84 debería cuestionarse.

La explotación del “hombre por el hombre”, antaño principio socialista, desaparece en la propuesta de texto constitucional; aunque el socialismo continúa siendo irreversible.

Por otra parte, el documento en debate señala que la principal forma de propiedad es la “socialista de todo el pueblo”, pero el Estado funge como propietario, y no quienes trabajan. Una declaración similar consta en la Constitución vigente, que define que es el Estado quien administra “los bienes que integran la propiedad socialista de todo el pueblo”.

El otorgamiento al Estado de la potestad exclusiva para representar al pueblo como propietario, o administrar en solitario todo el espectro de lo público, ha asegurado fatales consecuencias: burocratización, corrupción, nulidad de participación de quienes trabajan en la gestión de lo que les pertenece. No todo lo que proviene del pueblo es virtuoso ni asegura democracia. Pero fórmulas de control popular y gestión colectiva han dado, durante siglos, mejores resultados.

En la Constitución vigente no se habla del derecho de propiedad. El Anteproyecto sí lo considera en su artículo 57:

El Estado garantiza el uso, disfrute y libre disposición de la propiedad, de conformidad con lo establecido en la ley.

Es loable el nuevo texto. Sin embargo, podría debatirse la pertinencia de garantizar, también, el derecho al acceso a la propiedad. La propiedad no es un derecho fundamental, es un derecho patrimonial –puede alienarse, embargarse, no es universal– pero el acceso a la propiedad sí puede considerarse tal. Tener propiedad asegura autonomía individual y colectiva. Podría incluirse ese derecho, por su radical contenido democrático.

La obligatoriedad estatal de organizar instituciones como los círculos infantiles, uno de los empeños más democratizadores de la vida pública y privada desde 1961, también se fue a bolina. En la Constitución vigente se recoge en el Artículo 44.

Aunque en el Anteproyecto el Estado atribuye a las familias “responsabilidades y funciones esenciales” en el cuidado y atención de adultos mayores y de las nuevas generaciones, no se reconoce como trabajo al trabajo de cuidados –mayoritariamente desempeñado por mujeres. Las mujeres cuidadoras no remuneradas quedan al margen de la protección estatal como trabajadoras.

El Artículo 90 propuesto señala que el Estado promueve la cultura de conformidad con la política cultural –y la ley–; muchos empeños creativos podrían quedar al margen de una política cultural definida centralmente.

El glosario del Anteproyecto define como leyes no las normas aprobadas por la ANPP, sino “cualquier tipo de norma con independencia del órgano que la emita”. La consecuencia, es que los derechos constitucionales podrían quedar regulados por normas de cualquier jerarquía, formuladas por cualquier instancia estatal o de gobierno, y no necesariamente por la ANPP, que es el único órgano habilitado para aprobar leyes. Entonces, donde el Anteproyecto dice que un derecho debe ser regulado o definido por la ley, podría leerse por cualquier norma. La asiduidad con la cual se proclaman decretos leyes, decretos o resoluciones en Cuba, en sustitución de leyes, asegura suma vulnerabilidad e inestabilidad a las garantías de los derechos.

Por último, el proyecto de nueva Constitución otorga una clara y firme centralidad al Estado. La importancia de aquel nunca ha estado en duda, sobre todo después de la experiencia neoliberal latinoamericana y global; pero su monopolio ha demostrado amargas consecuencias.

La manzana de la discordia en la Constitución cubana

A pesar de la polémica que podría suscitar cualquiera de esos asuntos, la notoriedad la posee el Artículo 68. Según el periódico local Adelante, de las 2 374 reuniones celebradas en Camagüey hasta el jueves pasado, solo en treinta y dos no hubo alusión al respecto.

La propuesta sobre ese artículo, debatida en la ANPP, afirma que el matrimonio será la unión entre dos personas con aptitud legal para ello. De aprobarse esa redacción, y de modificarse el Código Civil y las otras normas legales debidas, Cuba podría tener matrimonio igualitario en el futuro cercano. Ello contribuiría a la realización del principio de igualdad ante la ley de toda la ciudadanía. Todos los derechos para todas las personas. Ni más, ni menos.

Sin embargo, se ha activado un disenso inesperado en la sociedad civil cubana. El 28 de junio pasado la Iglesia Evangélica Pentecostal Asambleas de Dios, las Convenciones Bautistas Occidental y Oriental, la Liga Evangélica de Cuba y la Iglesia Metodista de Cuba socializaron una carta pública que aseguraba intransigencia de líderes y feligreses respecto al asunto. “El matrimonio es exclusivamente la unión de un hombre y una mujer”, dijeron.

En el mismo documento se habló de “ideología de género”, de regeneración, arrepentimiento, comunismo, Unión Soviética, China, Vietnam, Corea del Norte. El documento mostró rebosante fundamentalismo religioso.

En los meses sucesivos han aparecido otros pronunciamientos en la misma línea. Campañas callejeras, volantes, pegatinas, intervención en redes sociales a favor del “diseño original” de la exclusiva familia heterosexual.

El 29 de agosto el arzobispo católico de Santiago de Cuba, monseñor Dionisio García, expresó que el cambio del artículo 68 “preocupa a muchos” y que el rechazo proviene de “un abanico en el que está representado todo nuestro pueblo”. El Presidente de la Conferencia de Obispos de Cuba listó consecuencias negativas de la modificación. Entre ellas, la autorización a parejas homosexuales para la adopción de niños y niñas, o cambios en los contenidos educativos en las escuelas.

No sabemos el alcance real de la agenda anti-68, pero parece que va aumentando. En el último comunicado del pasado 21 de septiembre no fueron solo cuatro los firmantes. Se añadieron la Iglesia Evangélica Independiente, la Iglesia Santidad Pentecostal, la Iglesia de las Buenas Nuevas, la Iglesia de la Fe Apostólica, y otras muchas. Suman veinte.

Ese texto ya no habla de los “países comunistas”, como el anterior. Habla del “amor de Dios”, de la realidad científicamente comprobada de “la estructura binaria de la sexualidad humana”, de la “institución divina” que es el matrimonio y, resalto, del derecho de la Iglesia Cubana a la “voz pública”.

Múltiples discordias

El despliegue público y organizado de esas voces religiosas tiene contrincantes. El primero y más sólido es la laicidad del Estado cubano, refrendado en la Constitución vigente y en el nuevo proyecto. Las políticas, normas a instituciones estatales no deben atención ni apego a preceptos religiosos. Eso debería bastar, pero no basta, porque se someterá a consulta un derecho humano: la igualdad ante la ley. Aunque el Estado sea laico, un derecho humano deberá asegurarse mayoría.

Otro obstáculo para la oposición al artículo 68 es que la ANPP aprobó ese texto, en presencia de sus seiscientos cinco miembros. Sin embargo, esa misma instancia bloqueó la iniciativa de deslindar la institución del matrimonio a la función reproductiva de sus miembros. Ahora es ese, precisamente, otro de los argumentos esgrimidos: las parejas homosexuales no deben poder casarse porque no pueden tener descendencia.

En la sociedad civil han aparecido voces alternativas. Colectivos LGTBI+ y feministas han elaborado campañas en redes sociales, productos audiovisuales y declaraciones individuales y colectivas. Frente al “diseño original”, intentan posicionar el “diseño cubano” de familias diversas.

También hay disenso en el propio campo religioso. La Iglesia de la Comunidad Metropolitana en Cuba se desmarcó de los comunicados y acciones de los colectivos religiosos citados antes. Los catalogó de fundamentalistas y cuestionó las bases teológicas de su agenda de discriminación hacia personas con identidades y orientaciones sexuales diversas.

El Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo, con sede en la ciudad de Cárdenas, prepara un evento para debatir sobre el fundamentalismo religioso en el país. La pasada semana se reunieron en su sede co-partes de la Diakonía, que incluyen los Centros Martin Luther King, Oscar Arnulfo Romero, y el Movimiento Estudiantil Cristiano.

La Cuba que está en disputa, y el velo de las manzanas

Para algunas personas, la polémica en torno al artículo 68 es un velo que opaca debates fundamentales –económicos, políticos, culturales y sociales– para Cuba. Quienes defienden ese criterio, consideran que ese es un asunto menor, o que es legítimo e importante, pero no tanto como para obliterar todo lo demás.

La defensa del 68, por su parte, reclama seriedad, sensibilidad y lucidez para entender lo mucho que se juega en ese artículo: la coherencia con el principio de igualdad, la defensa de derechos, la virtud de atemperar la Constitución al país real.

Pero el debate sobre el matrimonio igualitario permite leer, también, la Cuba que tenemos. Por primera vez en muchos años, una voz no oficial con alcance en todos los lugares del país, disiente sobre un asunto de interés colectivo y se organiza para ello. Las iglesias actuantes en contra del 68 no están aisladas –ni dentro de Cuba, ni de sus pares fuera—y tampoco piden permiso a poderes públicos para cada paso que dan.

La sociedad civil no religiosa a favor del matrimonio igualitario es, ciertamente, más endeble y fragmentada. Opera sobre todo a través de redes sociales y en espacios mucho más acotados. Sin embargo, también se organiza.

Es probable que este debate siente precedentes. Para las iglesias conservadoras, prueba su capacidad de organización e incidencia. Esto podría adelantar agendas sobre otros temas (¿derecho al aborto aún no legalizado en el país, aunque sí institucionalizado? ¿enseñanza de posgrado religiosa?).

Para los otros sectores de la sociedad civil se está probando la capacidad para activarse desde abajo, la creatividad en la formulación de estrategias y la posibilidad de alianzas.

Para los poderes estatales no hay marcha atrás. No hay posibilidad de repliegue. Donde ha primado la unanimidad, habrá que afrontar la fragmentación social respecto a un tema.

Por todo, el debate sobre el 68 no es un velo; es la manzana de la discordia en un contexto donde, es cierto, podría haber mucha más discordia y producirse mejores consensos.

Al contrario, las quince mil manzanas de La Puntilla sí parecen ser un velo. Una lista de cuarenta y ocho productos normados, y ninguna política efectiva para combatir la agobiante escasez, no merece atención mediática ni ciudadana. Celebrarlo es, solo y lamentablemente, morir de éxito.



Se reproduce con autorización expresa de la autora

fuente: https://oncubamagazine.com/columnas/sin-filtro/la-manzana-la-discordia/

Ailynn Torres Santana. (La Habana, 1983). Licenciada en Psicología (2006). Máster en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de la Habana (UH) (2010). Doctora por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede Ecuador. Investigadora del Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello (desde 2006). Profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana (2006-2012). Miembro del Consejo Editorial de la Revista Sin Permiso (Barcelona), de la Red de Investigadores del DEI, y de grupos de trabajo de CLACSO y FLACSO.

Reitera Díaz-Canel voluntad de diálogo amplio y franco con emigrados cubanos (+ fotos)



“Contamos con ustedes. Somos Cuba”, aseguró Díaz-Canel a emigrados de la isla residentes en Estados Unidos. (Foto: @CubaMINREX)

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, aseguró este viernes que el fortalecimiento de los vínculos entre el país caribeño y sus nacionales en el exterior es continuo e irreversible

Como en el 1978, nuestro Gobierno quiere reiterarles la voluntad de continuar desarrollando un diálogo franco y amplio con nuestros connacionales en el exterior, manifestó ante emigrados residentes en Estados Unidos que se reunieron con él en la Misión Permanente de la isla ante la ONU.

El jefe de Estado hizo alusión a ese año, porque fue entonces cuando se realizó el primer diálogo del Gobierno cubano con personas representativas de la comunidad de la isla en el exterior.

De acuerdo con el mandatario, el objetivo fundamental fue entonces, y sigue siendo hoy, estrechar y fortalecer los vínculos con esos cubanos.

‘Aunque era un estudiante recién ingresado a la Universidad, recuerdo muy bien aquel primer contacto, por el documental 75 hermanos, donde algunos de ustedes aparecen tan jóvenes que ahora cuesta identificarlos’, expresó a los asistentes a la cita de este viernes.

En la familia separada por la emigración, aquel diálogo tuvo un impacto tremendo. Y en los que no teníamos familia emigrada, también, porque cualquiera tenía una novia, un compañero de aula o un vecino que emigró a Estados Unidos, recordó el dignatario.

De manera que creo que nadie fue indiferente, agregó, a aquel encuentro del que emergieron los primeros cambios trascendentales en la política migratoria cubana y en el tratamiento hacia nuestros nacionales en el exterior.

El presidente cubano apuntó que aquel contacto de 1978 ocurrió en uno de esos periodos que han durado poco en las relaciones con Estados Unidos, cuando comenzaban a tener lugar discretos cambios en la política del Gobierno norteamericano hacia la nación antillana.

Pero esa todavía era una etapa difícil para desarrollar nuestros vínculos, el terrorismo originado en Estados Unidos contra Cuba continuaba generando un grado de desconfianza que obligaba a priorizar la defensa de la patria y dificultaba el acercamiento, aún con la voluntad de ambas partes de avanzar, lamentó.

A pesar de las dificultades, agregó el gobernante, la tendencia a favor del entendimiento y los vínculos se fue imponiendo año tras año, con avances concretos, y la emigración dejó de ser políticamente homogénea y de ser llamada en bloque ‘exilio’, con el impulso de nuevos migrantes y generaciones de cubanos.

Ello se ha dado muy a pesar de la corriente minoritaria y extremista que aún promueve la confrontación entre los cubanos residentes en el exterior y su patria, señaló.

Palabras del Presidente Miguel Díaz-Canel en el encuentro con los cubanos que viven en Estados Unidos.
El fortalecimiento de los vínculos entre Cuba y sus nacionales en el exterior es continuo e irreversible, aseguró Díaz-Canel.

Buenas noches, compatriotas:

Compatriotas. Venía pensando en esa palabra: compatriotas. Suena tan común cuando se está en la Patria y tan especial cuando se está lejos de ella. Me preguntaba si eso sólo nos pasa a los cubanos, por aquello que decía Martí sobre el misterio de ternura de nuestro gentilicio, de “esa dulcísima palabra: cubano…” o sólo nos pasa aquí, en territorio oficialmente hostil.

·Esta es mi primera visita a Nueva York y, como supondrán, traigo un programa muy intenso, dentro y fuera del Segmento de Alto Nivel de la Asamblea General de Naciones Unidas, pero quería que supieran que nos empeñamos en encontrar el espacio para compartir con ustedes, los cubanos y cubanas residentes en los Estados Unidos.

En menos de dos meses se cumplirán 40 años del llamado “Primer diálogo del Gobierno Cubano con personas representativas de la comunidad cubana en el exterior” o “Diálogo del 78”.

Aunque era un estudiante recién ingresado a la Universidad, recuerdo muy bien aquel primer contacto, por el documental “55 hermanos”, donde algunos de ustedes aparecen tan jóvenes que ahora cuesta identificarlos.

En la familia separada por la emigración, aquel diálogo tuvo un impacto tremendo. Y en los que no teníamos familia emigrada, también, porque cualquiera tenía una novia, un compañero de aula o un vecino que emigró a Estados Unidos, de manera que creo que nadie fue indiferente a aquel encuentro del que emergieron los primeros cambios trascendentales en la política migratoria cubana y en el tratamiento hacia nuestros nacionales en el exterior.

El objetivo fundamental fue entonces y sigue siendo hoy estrechar y fortalecer los vínculos con los cubanos residentes en el exterior.

La reunión fue 20 y 21 de noviembre de 1978, un período -de esos que siempre han durado poco en las relaciones con nuestro poderoso vecino- en que comenzaban a tener lugar discretos cambios en la política del gobierno de los Estados Unidos hacia Cuba.

Se habían establecido ya los primeros contactos diplomáticos bilaterales y había una tendencia creciente de acercamiento pacífico y constructivo de nuestra comunidad residente en el exterior con su país de origen.

Pero esa todavía era una etapa difícil para desarrollar nuestros vínculos. El terrorismo originado en los Estados Unidos contra Cuba continuaba generando un grado de desconfianza que obligaba a priorizar la defensa de la patria y dificultaba el acercamiento, aún con la voluntad de ambas partes de avanzar en el acercamiento.

A pesar de las dificultades, la tendencia a favor del entendimiento y los vínculos se fue imponiendo año tras año, con avances concretos.

La emigración dejó de ser políticamente homogénea y dejó de llamarse en bloque “exilio”, con el impulso de nuevos migrantes y nuevas generaciones de cubanos y muy a pesar de la corriente minoritaria y extremista que aún promueve la confrontación entre los cubanos residentes en el exterior y su patria.

Hoy, como en el 78, nuestro Gobierno quiere reiterarles la voluntad de continuar desarrollando un diálogo franco y amplio con nuestros connacionales en el exterior, sobre la base del respeto mutuo, del respeto a la soberanía y la independencia de Cuba y con el compromiso de poner fin al injusto bloqueo impuesto contra nuestro pueblo.

No olvido ni por un segundo el precio que debió pagar, incluso en vidas, la comunidad de cubanos residentes en Estados Unidos y en Puerto Rico, por abrir el escabroso camino, plagado de peligros y dificultades que nos ha traído hasta este momento. Y quisiera rendir homenaje, especialmente a los iniciadores y a sus mártires: Carlos Muñiz Varela y Eulalio Negrín Santos.

Desafortunadamente el hijo de Carlos, Carlos Muñiz Pérez, no pudo acompañarnos en la noche de hoy. Su padre fue asesinado en Puerto Rico, el 28 de abril de 1979, por promover el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, propósito por el cual los cubanos en el exterior continúan luchando.

Indispensable en un encuentro como éste la evocación de José Martí, artífice y promotor incansable de la unidad entre todos los cubanos, en función del objetivo supremo: la lucha por la independencia, la soberanía y la autodeterminación de Cuba.

“Contamos con ustedes. Somos Cuba”, aseguró Díaz-Canel a emigrados de la isla residentes en Estados Unidos. (Fotos: @CubaMINREX)

Cuando se aproxima el 150 aniversario del inicio de nuestras guerras por la independencia y el 60 aniversario de la Revolución, volvemos a la historia nacional buscando interpretar sus resortes visibles y secretos y la unidad se nos aparece como el elemento central, determinante. Cada vez que falló, perdimos. Sólo cuando la blindamos, vencimos. Martí lo vio antes que nadie y fundó por eso un Partido para la nación, no dos ni diez para la pelea inútil que enfrenta y debilita.

Son esos aportes fundamentales de José Martí los que nos juntan en torno a su legado como nos reunieron a muchos de los que nos encontramos en esta sala a participar en el acto en que se develó la estatua ecuestre en el parque 13 de Marzo de La Habana Vieja, para rendir justo homenaje al aniversario 165 de su natalicio. Por pura coincidencia hace hoy exactamente 8 meses de aquel acto inolvidable.

Esa hermosa réplica de la estatua que existe desde hace muchos años aquí en Nueva York, sintetiza la pasión cubana por nuestro Héroe Nacional y que el proyecto llegara a feliz término fue obra de muchos, entre ellos algunos de ustedes, cubanas y cubanos residentes en los Estados Unidos. A todos los que de una forma u otra contribuyeron al éxito de tan bello propósito, les reitero nuestro agradecimiento.

Este encuentro es para nosotros, también, un sentido tributo al Líder Histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, principal artífice del fortalecimiento de los vínculos con los cubanos residentes en el exterior.

Su visión estratégica, continuada por el Primer Secretario Raúl Castro Ruz, nos llevó a promover la reforma migratoria más profunda realizada durante los últimos 60 años, piedra angular de la política de nuestro gobierno hacia sus nacionales en el exterior.

Permítanme confirmarles que el fortalecimiento de los vínculos entre Cuba y sus nacionales en el exterior es continuo e irreversible, como muestra de la continuidad de la Revolución y de la Unidad de la Nación.

Ejemplo irrefutable de esa continuidad y hecho inédito hasta hoy, es la decisión de que todos los cubanos en el exterior, sin excepciones, participen de manera activa y totalmente voluntaria en el debate sobre el Proyecto de nueva Constitución que los cubanos y cubanas queremos darnos para el presente y el futuro de la Patria.

Cualquier de ustedes que haya estado recientemente en el país puede dar fe de la extraordinaria movilización popular en torno a esa consulta. Y yo los exhorto a contribuir con sus opiniones al mejoramiento y desarrollo de nuestra Nación: soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible.

En Cuba decimos que “ninguno de nosotros solo sabe y puede tanto como todos nosotros juntos” y en ese todo los incluimos a ustedes.

Sólo el consenso de lo que aportemos todos, propiciará la construcción de una sociedad cada vez más justa e inclusiva y hará prevalecer la prédica martiana de que la “Ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.

La participación de los cubanos que viven fuera de la patria en este proceso de debate, es coherente con nuestra democracia participativa y un espejo del momento actual de nuestra historia, caracterizado, entre otros aspectos, por vínculos crecientes y diversos entre los cubanos residentes en el exterior y su país de origen.

En este punto, permítanme ejemplificar con cifras el impacto de ese proceso, que ha permitido el fortalecimiento de esos vínculos raigales entre la Nación y los cubanos que residen en el exterior, tomando como punto de referencia un antes y un después del 14 de enero de 2013, fecha en que se dieron a conocer un conjunto de medidas migratorias que funcionan con total normalidad y han tenido gran aceptación.

1. A más de 5 años de su aplicación, continúa el aumento de salidas del país con pasaporte corriente, periodo en el que se realizaron 2 millones 674 mil 76viajes por parte de nuestros nacionales.

2. En paralelo, se aprecia un incremento sostenido en la entrada de cubanos residentes en el exterior, fundamentalmente desde territorio estadounidense. Desde el 14 de enero del 2013 hasta el 14 de enero del 2018 se registraron 2 millones 080 mil 043 entradas, de ellas, 1 millón 585 mil 575 desde los Estados Unidos.

3. En el año 2017, 432 mil 786 entradas fueron desde ese país, cifra récord en este indicador. En los primeros siete meses del 2018, alcanzan las 301 mil 987, lo que significa un crecimiento del 20%, comparado con igual periodo del año 2017. A partir de esta tendencia es previsible que por primera vez en 2018 se rebase la cifra de medio millón de viajes de cubanos residentes en Estados Unidos a nuestro país.

Sin embargo, no será posible alcanzar relaciones totalmente normales en el ámbito migratorio hasta tanto el Congreso de este país abrogue o elimine la llamada Ley de Ajuste Cubano, que estimula la continuidad de un flujo irregular y restringe la posibilidad de los cubanos de obtener visas para visitar Estados Unidos y establecer contactos normales con sus familiares.

Estos datos son irrefutables y demuestran que hoy, los cubanos viajamos de manera creciente, no emigramos de manera masiva.

Este es el resultado de los pasos constantes y crecientes de Cuba en materia migratoria; a pesar de que, lamentablemente, desde el mismo triunfo de la Revolución cubana, el gobierno de Estados Unidos utilizó la migración desde nuestro país como punta de lanza de su política de agresión contra Cuba.

Hoy nadie discute que la inmensa mayoría de los cubanos en el exterior, y sus familias en Cuba, apoyaron y apoyan el proceso hacia la normalización de relaciones entre La Habana y Washington, iniciado el 17 de diciembre de 2014, interrumpido de manera unilateral por la actual administración estadounidense con la complicidad de sectores minoritarios pero extremadamente reaccionarios de la comunidad cubana en este país.

Tras el Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de los Estados Unidos hacia Cuba, firmado y dado a conocer por el presidente Trump el 16 de junio de 2017, en Miami, en un evento cuya insultante factura ofende la historia y la dignidad de nuestro pueblo, se ha retomado la vieja y fracasada fórmula de recrudecer el bloqueo y la subversión contra Cuba.

A lo anterior se agrega la suspensión de los servicios consulares en La Habana y la expulsión de un importante número de funcionarios diplomáticos cubanos en Washington y sus familiares, muchos de los cuales trabajaban en nuestro único Consulado en este país, con el consiguiente impacto negativo para miles de cubanos que requieren de esos servicios y las afectaciones a su derecho de viajar e incluso, de emigrar, si ese fuese su deseo.

El obligatorio traslado a Colombia y Guyana — a este último país a partir de junio del presente año- de los ciudadanos cubanos que deseen obtener visas de inmigrantes, y a terceros países para todos los cubanos que deseen obtener una visa para viajar temporalmente a los Estados Unidos, hace prácticamente inviable el proceso, al demandar altos costos económicos, humanos y de seguridad para los viajeros.

Por nuestra parte, hemos reiterado la disposición a conversar con el gobierno de los Estados Unidos, sobre la base de la igualdad y el respeto a la soberanía y la independencia de nuestro país, así como a proseguir el diálogo respetuoso y la cooperación en temas de interés común.

Continuaremos trabajando para preservar los espacios de intercambio establecidos en los últimos años. Por eso, desde el primer momento, nuestro Gobierno apoyó decididamente el Proyecto “Artes de Cuba” con el cual, más de 400 artistas cubanos que viven y trabajan dentro y fuera de la Isla, mostraron recientemente lo mejor de nuestra cultura al pueblo estadounidense en el Lincoln Center de esta propia ciudad.

Si el retroceso en las relaciones no ha sido mayor, como era el deseo de la ultraderecha anticubana, radicada en el sur de la Florida, y de algunos aliados dentro del Gobierno, todos interesados y beneficiados en mantener un ambiente de confrontación entre ambos países, se ha debido a la fuerte oposición de numerosos sectores y personalidades en los Estados Unidos, incluidos ustedes, que junto a otros cubanos que residen en diferentes países, pudieron constatar y recibir los beneficios de una relación diferente con Cuba.

Los exhorto a continuar trabajando por hacer cumplir la voluntad del 63% de los cubanos residentes en este país, los cuales abogan por el fin del bloqueo, según la más reciente encuesta de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), uno de cuyos autores es el profesor Guillermo Grenier.

Poniendo fin al bloqueo, estaríamos eliminando, sin lugar a dudas, el principal obstáculo al desarrollo económico de Cuba y a las relaciones con los Estados Unidos y con los compatriotas que aquí viven.

Al concluir el «Diálogo del 78», el Comandante en Jefe enfatizó a los participantes: “No se desalienten por la mala fe de alguien. No se desalienten jamás por las campañas, las intrigas, las mentiras, los insultos. Sosténganse en la convicción de que han hecho algo absolutamente correcto, lo más correcto que puede hacerse. Y estoy seguro de que tanto ustedes, como nosotros, nos sentiremos siempre satisfechos de este esfuerzo que en común hemos realizado”.

Apenas dentro de doce días, marcaremos un aniversario más del grito de la Demajagua. Hace 150 años, el alzamiento revolucionario protagonizado por Carlos Manuel de Céspedes lanzó a los cubanos, para siempre, en el largo camino de la lucha por la independencia y la fragua de la Nación.

Desde entonces, ha sido un empeño extremadamente difícil, y enfrentado por peligros y amenazas, en las condiciones de un país pequeño, víctima del colonialismo y la esclavitud y muy cercano a una potencia en franca expansión. La lucha de los cubanos por su soberanía ha sido y es una epopeya en el tiempo y en ella tienen legítima participación los cubanos que hoy no viven en la patria. Ese fue el espíritu que nos legó el Diálogo del 78.

Los exhorto a fortalecer la unidad en aras de la independencia, la soberanía de nuestra Patria, y la eliminación del bloqueo, y les reitero nuestra más firme voluntad de continuar fortaleciendo los vínculos con todos los cubanos de buena voluntad, así como nuestro agradecimiento por las innumerables muestras de apoyo y solidaridad que nos han dado en esta larga lucha y en estos días en territorio oficialmente hostil.

Nunca olvidaremos la oportunidad que nos han dado hoy de acercarnos a la Patria extendida en ustedes, aquí, en la misma ciudad donde dicen que los humildes emigrados cubanos dieron a Martí el título de Apóstol.

Las semanas y meses por venir, nos reservan la intensidad de la creación de una nueva ley de leyes, que ustedes han de enriquecer también con sus análisis y aportes. Juntos vamos a cumplir el anhelo martiano de una República con todos y para el bien de todos.

“Ese es el sueño mío –dijo el Apóstol en Tampa- el sueño de todos: las palmas son novias que esperan y hemos de poner la justicia tan alta como las palmas.” Contamos con ustedes. Somos Cuba.

Muchas gracias.

El eslabón más débil en la guerra entre China y EEUU

Por Marco A. Gandásegui, Alai

La reacción agresiva de EEUU contra Panamá, El Salvador y República Dominicana tiene que ver con la guerra comercial declarada por Washington contra China. Además, tiene que ver con el interés de la potencia norteamericana de desestabilizar los gobiernos latinoamericanos. El presidente Donald Trump aumentó unilateralmente los aranceles a productos chinos que entran al mercado norteamericano. Esta medida fue rechazada por China, los grandes industriales norteamericanos y el resto del mundo. El próximo año los consumidores norteamericanos sentirán la medida en sus bolsillos.

EEUU también alimenta un conflicto territorial con Pekín sobre el Mar del Sur de China. Desde la incursión inglesa en esa área de intenso comercio regional en el siglo XIX y el triunfo norteamericano en la II Guerra Mundial (1945) esas aguas le eran vedadas a los chinos. En el siglo XXI, Pekín quiere recuperar su soberanía sobre ese mar propio. Para sumar ofensivas, EEUU acaba de imponer sanciones a la empresa Equipment Development Department (EDD) -responsable de las armas y el equipo del Ejército chino - y a su director, Li Shangfu - por haber comprado armamento a la firma estatal (rusa) Rosoboronexport, la mayor exportadora de armamento, que anteriormente había sido sancionada por Washington.

Estos puntos constituyen el contexto en el cual EEUU da a conocer su amenazante comunicado que genera preocupación en la región latinoamericana.

EEUU acusa a “los países en la región” de buscar “relaciones con socios desconocidos”, que usan “métodos (que) carecen de un record positivo” y tienen una “tendencia perturbadora”. El comunicado de Washington agrega que “muchas de estas transacciones carecen de transparencia”. A pesar de la ambigüedad y falta de transparencia del comunicado, queda claro que EEUU pretende crear zozobra en la región por sus relaciones con China.

EEUU se arroga el derecho de “prevenir y combatir la corrupción” en América Latina. Las acciones que pueda tomar Washington “es esencial para tener democracias fuertes y funcionales en todo el continente americano”. El comunicado fue emitido por la embajada de EEUU en El Salvador. Por alguna razón que desconozco no se emitió por el Departamento de Estado en Washington. Sin embargo, es una clara adenda a la Doctrina Monroe promulgada hace 200 años.

En su estrategia intervencionista, EEUU hace énfasis en el ‘combate a la corrupción’. No es casualidad que logró enjuiciar a Lula en Brasil por acusaciones infundadas de corrupción. Igual está haciendo con gobernantes antiguos en Argentina y Ecuador. Pretende hacer lo mismo con los presidentes en funciones de Bolivia, Nicaragua y Venezuela. Todos en su momento han cuestionado las políticas arbitrarias de EEUU. La respuesta ha sido rápida y contundente por parte de Washington.

Es un mensaje claro a los partidos políticos gobernantes de los tres países del área centroamericana y del Caribe. Especialmente el FMLN que ha mantenido un equilibrio muy difícil entre sus políticas sociales y sus relaciones con EEUU durante dos períodos. Con una clara mayoría electoral en El Salvador, el exejército guerrillero tiene las manos atadas por Washington. La conexión china puede darle a los intereses más retrógrados en EEUU la oportunidad para iniciar una campaña desestabilizadora similar a la promovida en Nicaragua.

En el caso de Panamá, el presidente Varela respondió que la decisión de Trump de llamar a consultas a los diplomáticos "son temas internos del Gobierno de EEUU" y que Panamá respeta y aseguró que la relación con China va a traer muchos beneficios al istmo y en nada va a afectar la relación con un socio estratégico. Varela le recuerda al gobierno norteamericano que las relaciones con China no pretenden desconocer la relación especial que Panamá tiene con EEUU.

El problema de fondo que explica la ‘guerra comercial’ y la diplomacia agresiva de Washington hay que buscarlo dentro de EEUU. El estancamiento económico ha generado problemas políticos internos que se traducen en fenómenos –incomprensibles para muchos- como Trump. Las protestas sociales con ribetes clasistas y racistas aparecen cada vez con más fuerza. Estos fenómenos se traducen en una crisis de hegemonía del establishment que perdió la Casa Blanca y quiere evitar el colapso de su proyecto de “globalización”.

China forma parte del proyecto de “globalización” del establishment. Es el motor de la economía capitalista mundial que es aceitada por quienes controlan las finanzas a escala global. Trump representa, en cambio, al sector del capital norteamericano que quiere concentrar la industria en EEUU y habla de “hacer América grande otra vez”. Para el inquilino de la Casa Blanca el enemigo es China. En cambio, el amigo es Rusia.

En este juego geopolítico fueron atrapados los eslabones más débiles de América Latina: Panamá, República Dominicana y El Salvador.