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sábado, 27 de abril de 2019

¿Adónde emigran los cubanos? Un mapa revela destinos y cifras


Un total de 1,558,312 cubanos, el 13.57% de la población, vive fuera de la isla, revela un mapa interativo alojado en el sitio en internet de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de Naciones Unidas.

La aplicación Global Migration Stock rastrea a los migrantes de todo el mundo y permite conocer a dónde se desplazan. En el caso de Cuba, el mapa muestra un amplio abanico, con líneas a todos los continentes.

El mayor número de migrantes cubanos se concentra en Estados Unidos (1,252,037) y España (132,378), seguidos por Italia (34,057), México (18,111), Canadá (15,509), Alemania (14,576), Puerto Rico (12,988), Venezuela (11,601), Costa Rica (5,791), Francia (4,852), República Dominicana (3,927), Suiza (3,379), Chile (3,173), Ecuador (3,083), Panamá (2,917), Haití (2,555), Suecia (2,755), Brasil (2,544), Sudáfrica (2,533), Rusia (2,228) y Reino Unido (2,184).

Viven más de mil cubanos en Colombia (1,945), Bolivia (1,842), Jamaica (1,803), Guinea (1,735), Portugal (1,649), Holanda (1,415), Argentina (1,147), y Noruega (1,039).

Cientos de isleños se han asentado en Austria (967), Nicaragua (961), Australia (940), Perú (927), San Martín (857), Islas Caimán (704), Guatemala (686), Namibia (629), Honduras (618), Finlandia (564), Dinamarca (554), Hungría (582), Congo (544), Bahamas (417), Bulgaria (405), Checoslovaquia (397), Grecia (345), Polonia (235), Eslovaquia (143), Timor (114).

Viven cubanos hasta en países donde no esperarías encontrar ninguno, como en Irlanda (89), Eslovenia (75), Islandia (60), Romania (55), Turquía (49), Latvia (45), Bielorrusia (43), Chipre (37), Serbia (28), Estonia (16) y Georgia (12).

El Global Migration Stock señala que el corredor de migrantes más grande del mundo, según datos de 2017, es el que se extiende entre México y Estados Unidos, con 12, 683,066.

(Con información de la OIM)

Colaboración del Dr. Jose Luis Rodriguez


 

Doce verdades esenciales y urgentes sobre la ciencia en Cuba

Autor(es):  Agustín Lage , Temas

Resumen: 

Presenciamos en estos días un debate nacional sobre la ciencia en Cuba y sus funciones en la construcción de un modelo económico socialista, próspero y sostenible. Dado el pequeño tamaño de nuestro país y la carencia de recursos naturales, nuestro desarrollo no tiene otra opción que basarse en producciones de bienes y servicios de alta tecnología, surgidos de la ciencia, la tecnología y la innovación. ¿Cómo lo hacemos? Es la pregunta central de los debates sobre la ciencia cubana. Para responderla hay que partir de ideas esenciales surgidas de nuestra experiencia histórica. Este artículo identifica doce de ellas.

La ciencia cubana está en un momento de inflexión. Enfrenta una compleja coyuntura dada por los efectos diferidos del Período especial, la actualización del modelo económico y la continuada globalización de la economía. Se da en el contexto de una sociedad exitosa en sus indicadores sociales (educación, salud, seguridad, empleo y otros), pero limitada en su desempeño económico por factores externos —principalmente— e internos.

El Período especial, fue una batalla larga y difícil del pueblo cubano, pero victoriosa. Si nos guiamos por los datos de producto interno bruto (PIB), esta etapa duró desde 1990 hasta 2005 aproximadamente, cuando recuperamos el PIB de 1989 y retomamos el crecimiento a partir de ahí. Salimos adelante. Se preservaron las principales conquistas sociales, desaparecieron los largos apagones, se expandió el componente de servicios en la economía, se equilibraron las finanzas internas y la balanza comercial externa, se mantuvo la soberanía nacional, la cohesión social y la orientación socialista del proyecto de desarrollo, y nadie quedó desamparado. El pueblo venció.

Pero de las batallas, aun de las victoriosas, se suele salir con heridas. Ahora es el momento de identificarlas y hacerlas sanar. Cómo hacerlo es el tema de los amplios debates sobre los documentos del VI y VII congresos del Partido Comunista de Cuba (PCC, 2016; 2018), y más recientemente sobre el Proyecto de Constitución (Parlamento Cubano, 2018). En el mismo centro de la nueva batalla de los cubanos, está la economía, y en ella el desarrollo científico y tecnológico.

La superación del Período especial y la construcción de un socialismo próspero y sostenible ocurrirán; pero ello no va a ser un retorno a los 80. Será diferente porque el mundo es diferente. La economía mundial ha cambiado bajo las presiones de la tecnología y la globalización. Los países pequeños no pueden asentar su soberanía en una autosuficiencia económica imposible, sino en una inserción inteligente en la economía mundial, en sus flujos de bienes, servicios y conocimientos.

Por el tamaño de su población, Cuba no tiene, como China, una enorme demanda interna que atraiga la industrialización; ni como Venezuela o Bolivia, recursos minerales y energéticos en que basar sus exportaciones; ni como Argentina o Brasil, enormes extensiones de tierra para la agricultura, la ganadería y las agroexportaciones. Nuestra palanca de crecimiento económico tendrá que ser los bienes y servicios exportables y de alto valor añadido, basados en la ciencia y la técnica.

La interpretación de nuestras realidades y posibilidades es, algo muy complejo, por la mezcla de tendencias de largo plazo y de problemas coyunturales. Conecta con otros temas igualmente complicados, tales como la disponibilidad de liquidez, la dualidad monetaria, las capacidades de inversión, las políticas salariales y las educacionales, la dinámica migratoria, el espacio y contenido de la planificación, el papel del sistema bancario, las atribuciones de las empresas estatales, las relaciones internacionales, y una larga lista de «otros».

La tercera década del presente siglo ya no será «un período»; sino un momento en que se harán evidentes tendencias nacionales y mundiales, y se implementarán estrategias de largo alcance. En él tomarán forma los rasgos y las potencialidades de la sociedad socialista justa, solidaria y próspera que los cubanos, mayoritariamente, queremos construir.

Pero junto con las complejidades, nuestro modelo económico tiene también urgencias. Concurren procesos que nos acercan y otros que nos alejan del proyecto socialista, y es imprescindible lograr que los primeros operen más rápida y eficazmente. La experiencia histórica enseña que hay momentos en que la dirección de los caminos estratégicos se define en muy poco tiempo, y las decisiones se hacen irreversibles.

Hay que discutir, innovar con audacia, y decidir entre opciones, pero no tenemos todo el tiempo del mundo para ello. El desarrollo científico y tecnológico es un asunto de soberanía nacional. Para no confundirnos, en momentos como este hay que regresar a las ideas esenciales y reforzar el consenso sobre ellas. José Martí (1884) escribió: «Hay un cúmulo de verdades esenciales que caben en el ala de un colibrí, y que son sin embargo la clave de la paz pública, la elevación espiritual y la grandeza patria».

Sobre el consenso que logremos construir en esas verdades esenciales, urgentes y relevantes para el tema de la ciencia en Cuba, podremos interpretar mejor los detalles y las coyunturas, construir estructuras y estrategias. Aquí propongo doce de esas verdades.

1. La ciencia formó parte de las raíces fundacionales de la nacionalidad cubana

Uno de los aspectos que identifica a nuestra historia es el lugar que ocupó la ciencia en el surgimiento de la nacionalidad cubana. La lucha independentista armada en el siglo xix estuvo precedida por más de cien años de batallas de ideas. Esta rebelión de pensamiento, con antecedentes ya identificables desde el xviii, tiene sus principales conductores en el sacerdote Félix Varela durante la primera mitad decimonónica, y en el intelectual y revolucionario José Martí en la segunda. Para ambos, la ciencia fue un arma en sus combates y una aspiración fundacional para la nación cubana.

Desde su cátedra de Filosofía, Varela rompió con el pensamiento escolástico con que se había fundado la Real y Pontificia Universidad de La Habana, y defendió la enseñanza de las ciencias. Es el primero que emprende estudios de Física experimental con instrumentos. Su pensamiento vincula el patriotismo independentista con la ciencia.

Seguidores de las ideas de aquel fueron José de la Luz y Caballero y Felipe Poey, quienes continuaron la batalla por una enseñanza científica en Cuba, vinculada a la conciencia nacional. Ética, ciencia y política surgieron entrelazadas en el pensamiento cubano.

La Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana se fundó en 1861 y fue la primera de ese tipo (científica, electiva, basada en méritos) fundada fuera de Europa.

José Martí sorprende por su nivel de información y la agudeza de sus percepciones sobre el desarrollo científico y tecnológico de su tiempo. En su fascinante obra nos dejó crónicas y reflexiones sobre física, química, antropología, y ciencias de la tierra, médicas y agropecuarias: «Que se trueque de escolástico en científico el espíritu de la educación […] Que la enseñanza científica vaya, como la savia en los árboles, de la raíz al tope de la educación pública» (Martí, 1883).

Cuba fue pionera en la introducción de avances tecnológicos tales como el ferrocarril, las vacunaciones, la refinación de azúcar, y otros.

Surgimos al mundo como nación ya con la idea de rebelarnos no solamente contra dominaciones políticas y económicas, sino también contra dogmas y vasallajes intelectuales; con la idea de que podemos absorber lo mejor del pensamiento científico, donde quiera que haya surgido, enriquecerlo con nuestros propios aportes, y convertirlo en base de nuestra educación y componente de nuestra cultura.

2. La racionalidad científica y la idea del socialismo están vinculadas desde el nacimiento de ambas

Socialismo y racionalidad científica fueron dos ideas que surgieron juntas en el siglo xix. Rebeliones contra los explotadores y luchas por una sociedad más justa han existido desde hace mucho tiempo; pero la idea del socialismo, estructurada como la conocemos hoy, tiene un momento de maduración conceptual en 1867: año de publicación de la obra monumental de Carlos Marx, El Capital. A partir de ese momento, el ideal socialista ya no sería solamente una justa aspiración humana sobre bases morales, sino también una consecuencia objetiva de las leyes del devenir de los sistemas económicos.

Marx y Engels eran profundos estudiosos de lo que ocurría en su época con las ciencias naturales. Las teorías marxianas integraron el pensamiento revolucionario al racionalismo y a la ciencia, y movilizaron a millones de personas. Ellas se cumplieron medio siglo después de la muerte de Marx.

El primer país que se lanzó a la construcción del socialismo, la Unión Soviética, fue la única nación industrial que escapó de los efectos de la gran depresión económica en los años 30 del siglo xx. Entre 1929 y 1940, la producción industrial de la URSS se triplicó y su participación en la manufactura mundial pasó de 5% a 18%. En comparación con los Estados Unidos, en el pasado siglo, producía 80% más de acero, el doble de hierro, y cinco veces más de tractores. El índice de crecimiento de la economía soviética en los 50 era mayor que el de cualquier otro país del mundo capitalista occidental. El socialismo convirtió a la URSS en una potencia industrial en pocos años. Esa proeza fue esencial para salir victoriosa de la Segunda guerra mundial. En los años 50 y los 60, tomó la delantera en la carrera espacial.

La ciencia, que había sido parte de las raíces del pensamiento socialista desde el siglo xix, seguía siendo parte integrante de la consolidación del primer Estado socialista del mundo. Miles de jóvenes científicos cubanos conocieron de cerca esa experiencia.

3. La Revolución cubana incluyó tempranamente el desarrollo científico en su proyecto, y lo logró

Si quisiéramos desmontar el argumento (explícito o implícito) de que el desarrollo científico es para «los buenos tiempos», cuando hayamos resuelto otros problemas más urgentes, ningún arma es mejor que el pensamiento de Fidel Castro.

La emblemática frase que marca el Día de la Ciencia en Cuba, «El futuro de nuestra Patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, de hombres de pensamiento» (Castro, 2014), fue pronunciada en enero de 1960, un año antes de la Campaña de alfabetización. Luego, en 1990, cuando ya se desplegaba la crisis del campo socialista europeo y se planteaba la ingente tarea de defender nuestra soberanía, Fidel expresó: «La independencia no es una bandera, o un himno, o un escudo. […] no es cuestión de símbolos. La independencia depende del desarrollo, […] de la tecnología, […] de la ciencia en el mundo de hoy». Y después, en 1993, año en que tocó fondo la crisis económica del Período especial, retomó la idea de las funciones de la ciencia en la economía y dijo:

La ciencia y las producciones de la ciencia deben ocupar algún día el primer lugar de la economía nacional, pero partiendo de los escasos recursos, sobre todo de los recursos energéticos que tenemos en nuestro país, tenemos que desarrollar las producciones de la inteligencia, y ese es nuestro lugar en el mundo, no habrá otro.

Fidel habló de la ciencia, y actuó en consecuencia, en situaciones económicas mucho más difíciles que las que podamos tener hoy.

A la visión de 1960 sobre el futuro de hombres de ciencia siguió una secuencia de eventos coherentes: la Campaña de alfabetización; la siembra masiva de escuelas; la formación científica de miles de jóvenes; las impresiones de libros científicos; la universalización de la enseñanza universitaria; la fundación de la Academia de Ciencias, del Centro Nacional de Investigaciones Científicas, y de instituciones científicas dentro de los ministerios de Salud Pública, Agricultura, etc.; los programas de colaboración con la URSS y otros países socialistas; el viaje conjunto cubano-soviético al cosmos; el sistema nacional de grados científicos; los centros de investigación-producción de la biotecnología, la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA); la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), y otros tantos, cuya completa enumeración es imposible. Nunca antes en un país subdesarrollado la ciencia había sido convocada tan temprano a tener un papel protagónico en un programa revolucionario.

Es esta una herencia histórica que tenemos y que marca nuestras perspectivas sobre este tema.

4. El desarrollo de la biotecnología a partir de los 80 demostró que es posible construir un sector industrial y exportador basado en la ciencia, en las condiciones concretas de Cuba

El esfuerzo cubano en el sector de la biotecnología comenzó, en 1981, con la creación del Frente Biológico y del primer centro para producciones biotecnológicas, el Centro de Investigaciones Biológicas (CIB). Fue un precoz debut en un área apenas emergente. Para Cuba, entrar en este campo no fue una etapa más: marcó la conexión directa de la ciencia con la economía, y el surgimiento de organizaciones de investigación y producción.

Una tras otra, fueron surgiendo instituciones que, en 1992, se agruparon en el Polo Científico de La Habana; y más adelante, en 2012, se integraron con la industria farmacéutica en la Organización Superior de Dirección Empresarial BioCubaFarma (la segunda después de Azcuba).

El Polo Científico produjo innovadores fármacos y vacunas, que hoy se exportan a más de cuarenta países. BioCubaFarma, además, aporta más de 60% del cuadro básico de medicamentos.

Pero, a los efectos de los debates actuales, lo importante no está en las innovaciones en la biología molecular o la inmunología, sino en las organizacionales. La biotecnología cubana no surgió como un desarrollo dentro de los marcos institucionales y económicos que teníamos antes: fue una discontinuidad que requirió audaces decisiones. Veamos las principales:

1. Las nuevas instituciones surgieron a partir del sector presupuestado, y se convirtieron luego en empresas. Contrariamente a lo que algunos divulgan y muchos creen, las grandes innovaciones en el mundo —la ingeniería genética, Internet, los microchips, las energías renovables, etc.— provienen casi siempre de emprendimientos estatales presupuestados, no del sector empresarial. Las empresas capturan después las innovaciones, las perfeccionan, las hacen escalables y comercializables; pero no las generan.

2. Para impulsar la transformación hubo inversión del Estado socialista, antes de poder calcular los montos y los plazos de recuperación.

En los sectores productivos basados en la ciencia, el valor de los «estudios de factibilidad» es limitado. Ello se debe a que esos cálculos implican hipótesis sobre el impacto de las innovaciones, y su valor y penetración en los mercados, cuya concreción no se conoce en el momento de decidir la inversión. Solo el Estado puede aportar la visión de futuro y la necesaria asimilación de riesgos. Invertir cuando la inversión es «segura», como algunos pretenden, equivale a invertir tarde.

3. La inversión incluyó la creación de capacidad de producción, no solo expansión de la científica. Los nuevos centros nacieron dotados de fábricas. Lo esencial del desarrollo de la biotecnología cubana no estuvo en «hacer buena ciencia» (que ya se realizaba desde antes), sino en conectarla con la producción y la economía; y en darle institucionalidad a esa conexión.

4. Los nuevos centros tuvieron atribuciones de exportación e importación directas: nacieron con empresas comerciales propias.

En los países pequeños el mercado doméstico no tiene volumen suficiente para asimilar los costos fijos de la investigación y de los complejos sistemas de calidad asociados. Las empresas basadas en ciencia y en productos novedosos solamente pueden hacerse rentables con las exportaciones; y los canales para estas son tan complejos y tan específicos de cada tecnología, que no se logra construirlos por empresas exportadoras «generales».

La decisión de que los nuevos centros tuviesen funciones directas de importación y exportación los expuso a las exigencias de los mercados externos. Fue una fuente de recursos, pero también de conocimientos.

5. Los nuevos centros fueron protegidos, durante más de una década, por un sistema especial de atención. En la gestión empresarial clásica, las empresas son presionadas para la rentabilidad a corto plazo. Ello desvía la atención del desarrollo de nuevos productos, los cuales tienen, en sus primeras etapas, costos mayores que los productos ya «maduros». Obviamente, en algún momento hay que hacer la transición y asumir las reglas de juego del sector empresarial, pero solo cuando la empresa adquiera cierta madurez. Para la biotecnología cubana esto ocurrió en 2012, con el surgimiento de BioCubaFarma.

6. El financiamiento de la investigación científica se subsumió en los costos, no en las utilidades. En la industria, la investigación-desarrollo (I+D) suele financiarse con parte de las utilidades; pero en los sectores de alta tecnología hay que garantizar una fuerte inversión en ella aun, y especialmente, en las etapas fundacionales, cuando las ganancias son escasas.

7. El financiamiento tuvo un componente de liquidez en divisas convertibles. En los primeros años provenía directamente de la reserva estatal. No fue mucho, como algunos piensan, pero sí previsible y transparente, y con las decisiones sobre su utilización tomadas en las organizaciones de base. Cuando la biotecnología comenzó a exportar, los ingresos en divisa se reutilizaban por el mismo canal de la reserva estatal, sin entrar a competir con las necesidades de otros sectores de la economía.

8. La atención directa por el máximo nivel de dirección del país permitió procedimientos ágiles de toma de decisiones, especialmente en las negociaciones internacionales y las inversiones.

Los salarios, al menos durante las primeras dos décadas, no se vincularon al desempeño económico inmediato. Posiblemente hoy esta sea una afirmación polémica, pero es la que describe lo que sucedió.

9. El capital humano fue protegido por una política de estimulación salarial colectiva vinculada al desempeño económico de todo el sector, no al de cada institución y, menos aún, al de cada individuo. Muchos se asombrarán de esta decisión, especialmente a la luz de los procedimientos actuales, pero funcionó y, además, fue una manera de construir cohesión e integración, y garantizar la atención al mediano y el largo plazo.

10. Los centros fueron atendidos de cerca y dependían directamente del Consejo de Estado, con la frecuente participación personal del propio Fidel. Adicionalmente al estímulo y compromiso moral que significó su atención directa y la certeza de sus orientaciones, hay también un componente de lógica económica: cuando las presiones automáticas de la regulación económica —ganancia a corto plazo, productividad, vinculación del salario al valor agregado, etc.— se reducen para proteger las organizaciones y permitir la atención al mediano plazo y la asimilación de riesgos, pasa a primer plano la permanente evaluación cualitativa de lo que sucede en las instituciones. A las nacientes hay que protegerlas, pero a las «protegidas» no se les puede dejar evolucionar solas, pues ello entraña el riesgo de estar protegiendo la ineficiencia y la falta de perspectiva. Esta estrategia no implicó, una erosión de la institucionalidad, sino —bajo la conducción de la máxima dirección del Estado— la construcción de una más adecuada al nuevo nivel de desarrollo tecnológico y a las características propias de las instituciones que iban surgiendo

¿Se puede repetir esta historia? Con sus adaptaciones al contexto actual, pensamos que sí; pero para ello hay que analizar las innovaciones organizacionales que acompañaron el desarrollo de la biotecnología cubana (no solamente las científicas). Para lograr desarrollos novedosos y audaces, hay que impulsarlos con novedosos métodos de dirección.

5. El Período especial erosionó el potencial científico cubano, y ese efecto todavía no ha concluido

El reforzamiento del bloqueo norteamericano en el momento de desaparición de la URSS fue un acto de genocidio contra Cuba. Muchos suelen vincular el Período especial solo a la desaparición del campo socialista, lo que tuvo, ciertamente, mucho impacto; pero no se puede olvidar que en 1992 se firmó la Ley Torricelli, en 1996 la Helms-Burton y en 2004 el llamado «Plan Bush» contra Cuba.

La persecución organizada a las transacciones financieras de Cuba se multiplicó. El comercio exterior se redujo en más de 80%, el PIB cayó 35%, pasamos de consumir trece millones de toneladas de combustible al año a menos de tres. La capacidad de inversión se contrajo: la formación bruta de capital, que alcanzó 26,3% en 1989, se redujo a 5,2% en 1994. Los ingresos reales de los trabajadores también se redujeron. La disponibilidad de alimentos y medicamentos disminuyó.

Los indicadores de volumen y productividad de la actividad científica fueron, obviamente, erosionados durante esta etapa; al igual que el capital humano para la ciencia. Después de momentos de grandes dificultades económicas, la ciencia, por su propia orientación hacia el largo plazo, tiende a recuperarse más lentamente que otras esferas de la sociedad.

Las decisiones especiales sobre la biotecnología, ya mencionadas, protegieron parcialmente este sector, y propiciaron su crecimiento. Pero esa protección no fue posible en muchos otros sectores y la actividad científica se contrajo, especialmente en las universidades, donde se encuentra la acumulación mayor de capital humano.

En el momento en que se escribe este artículo (2018), aunque el PIB de la economía cubana ya rebasó el nivel de 1989, los indicadores principales de volumen e impacto social de la actividad científica todavía no se han recuperado.

Los gastos en ciencia y tecnología en los últimos años han estado creciendo hasta alcanzar 0,7% del PIB en 2015, pero ese crecimiento ha sido lento y no llega al nivel de los países más innovadores; se mantiene, incluso, por debajo del de varios países de América Latina y, además, la continuidad de la dualidad monetaria y cambiaria impide evaluar cómo ese indicador se traduce en disponibilidad de recursos reales para la ciencia.

Dentro del costo en ciencia y tecnología, el peso mayor lo tienen los gastos corrientes, no las inversiones de capitalización del sistema, lo que perpetúa el retraso tecnológico.

La cantidad de trabajadores vinculados al sistema de ciencia y técnica, incluyendo a los investigadores, muestra una tendencia decreciente. Tenemos el octavo lugar en América Latina en producción de publicaciones científicas. El componente de productos de alta y media-alta tecnología en nuestras exportaciones no rebasa 15%. Mantenemos una peligrosa disociación entre nuestra elevada capacidad de generar capital humano y la de traducir ese potencial en crecimiento económico y valor agregado de nuestros productos y servicios.

Esas son las secuelas del Período especial, y tenemos que enfrentarlas con la misma energía, realismo y coherencia con que enfrentamos exitosamente las dificultades en aquel momento.

Los daños que sufrió nuestro sistema de ciencia, tecnología e innovación nos duelen, pero son reales y peligrosos. Entrañan el riesgo de irreversibilidades negativas, y hay que mirarlos de frente.

6. Para Cuba no habrá desarrollo económico posible en el siglo xxi sin inserción de la ciencia en toda la economía, no en nichos de excelencia

Cualquier producción tiene un contenido de conocimientos y tecnología grande y creciente en el mundo de hoy. Un componente esencial del desarrollo es el «valor agregado» de las producciones, es decir, la diferencia entre el valor de los insumos materiales y el valor final de lo producido. Esa diferencia la crea el trabajo, pero su función transformadora depende cada vez más de los conocimientos y las tecnologías. Ningún país se desarrolla produciendo mucho, con grandes cantidades de personas y esfuerzo, pero con escaso valor añadido.

El científico argentino Bernardo Houssay, Premio Nobel de Medicina en 1947, acuñó esta frase: «Los países ricos lo son porque dedican dinero al desarrollo científico-tecnológico, y los países pobres lo siguen siendo porque no lo hacen» (El Intransigente, 2013). Es una frase bella, pero equivocada. El origen de la división entre países ricos y pobres no está en la ciencia, sino principalmente en el colonialismo y la depredación, y en el injusto orden económico internacional capitalista que todavía prevalece.

Pero una vez que procesos políticos emancipadores, como la Revolución cubana, ponen en manos del pueblo las palancas del poder y los recursos de la economía, entonces la inversión en capital humano y, a partir de esta, en ciencia, tecnología e innovación, se hacen determinantes para el desarrollo económico. E igualmente para la continuidad del desarrollo social, pues los recursos para financiar extensos y muy justos programas públicos de educación, salud, cultura, seguridad social y otros, tienen que salir del valor agregado creado por la actividad económica.

7. Sin capacidad científica no habría capacidad de asimilar tecnologías foráneas

La capacidad de utilizar el conocimiento y asimilar tecnologías de origen externo está, cada vez más, vinculada a la de generar los propios. En este siglo xxi, las tecnologías cambian mucho y rápido. Es la práctica de producir conocimiento nuevo lo que habilita a una sociedad para interpretar, adaptar, mejorar y asimilar el que se genera en otros países.

La experiencia mundial indica que rara vez la inversión extranjera directa transfiere capacidad de creación científica y tecnológica. Estas quedan en las casas matrices, que conservan el poder de adaptar y perfeccionar continuamente las tecnologías que tienen, dejando las etapas distales del proceso productivo para los receptores, que solamente aplican, y a veces mal, lo que ya se sabe.

8. Como país pequeño, el desarrollo de Cuba depende de su capacidad de inserción en la economía mundial, lo que será posible con las palancas de la ciencia y la técnica. Ello es parte de la defensa de la soberanía nacional

Para los países pequeños es esencial la economía externa, el valor que capturan de sus transacciones con el mundo. La demanda internacional evoluciona hacia bienes y servicios cada vez más sofisticados y técnicamente complejos. Nuestra oferta tiene que evolucionar en paralelo con esa tendencia.

Para Cuba, la palanca principal del crecimiento económico no puede ser el tamaño de la demanda interna. Tiene que ser nuestra inserción en la economía mundial; y esto no lo podemos hacer, como lo hacen, por ejemplo, los países petroleros, con recursos naturales. Los productos primarios, además, continuamente bajan de precio. Nuestra inserción en las cadenas productivas transnacionales y en los flujos mundiales de bienes, servicios y capitales tendrá que usar las palancas de la ciencia y la técnica.

Producir bienes de alto contenido tecnológico y valor añadido no es, con escasas excepciones, rentable para una demanda interna pequeña, por los altos costos fijos y de capital que tienen. La disyuntiva es clara: o creamos capacidades para exportar o producimos bienes y servicios de escaso valor.

Además, en los países de mayores ingresos la inversión tiende a desplazarse de los bienes tangibles hacia los intangibles (proyectos científicos, patentes, marcas, etc.) que se hacen directamente transables. Muchos países pobres no están en condiciones de generar gran cantidad de ellos. Cuba, por su alto desarrollo educacional, sí lo está y eso puede ser una oportunidad de conexión con la economía mundial y construcción de cadenas productivas transnacionales, aun antes de las costosas inversiones tangibles.

Ello requiere estrategias eficaces para que el capital humano genere bienes intangibles, de propiedad de empresas estatales y capitalizables en negociaciones internacionales. Si no lo hacemos bien, la conexión internacional se hará con el capital humano mismo, es decir, con emigración de fuerza de trabajo calificada, lo cual genera muy poco valor agregado para el país.

9. Sin una economía técnicamente desarrollada no es posible el socialismo

Necesitamos ciencia y tecnología no solamente para desarrollarnos, sino también para que ese desarrollo sea socialista. El socialismo es una consecuencia objetiva del desarrollo de las fuerzas productivas. No era viable con las del siglo xix, a pesar de la superioridad moral de la distribución socialista. Son las fuerzas productivas técnicamente avanzadas las que hacen imprescindible la socialización de la producción, y las que obtienen ventaja comparativa del contexto de educación, cultura y equidad social, que solo puede provenir de la inversión presupuestada del Estado socialista; además, hacen inviable que sea el mercado la forma principal de relaciones entre las personas.

Una economía de «chinchales» enlazados por las fuerzas del mercado sería no solamente una economía más pobre, sino también menos soberana y menos socialista.

10. El Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación en Cuba tiene que crecer, no en proporción a las posibilidades económicas, sino antes que ellas

Puede ser una afirmación polémica, especialmente a la luz de las dificultades financieras del momento; pero es inevitable asumir este objetivo. La ciencia y la tecnología no son solamente consecuencias del desarrollo económico; son principalmente factores causales de él.

La media de investigadores por millón de habitantes en el mundo es hoy 1 083, pero en las economías de altos ingresos esa cifra es 3 814. Si aspirásemos a ella deberíamos tener 42 000 investigadores en Cuba; hoy tenemos menos de 7 000. La media de gasto en I+D es 1,7% del PIB, y ha seguido creciendo aun después de la crisis financiera de 2008. La cifra equivalente de los países altos ingresos es 2,31%. La nuestra es 0,7% del PIB, similar a la media de América Latina. Habría que triplicarla.

Los números siempre son discutibles, y hay matices en los métodos de cálculo, pero con cualquier aproximación, la conclusión cualitativa es que no tenemos un sistema de ciencia, tecnología e innovación con volumen suficiente para ser catalizador del desarrollo en todos los sectores de la economía y de la sociedad.

Hay un «efecto de volumen» en la actividad científica que hace que su productividad sea mayor que lineal. El doble de científicos significa no solamente más personas trabajando, sino también más interacciones entre ellas, de potenciación o crítica, lo cual multiplica la productividad.

Se asombrarán algunos, pero cambiar radicalmente esta situación está dentro de nuestras posibilidades. Una vez nos planteamos ser el país del mundo con más médicos por habitante, y lo logramos. ¿Por qué no con los otros científicos, cuya cifra absoluta será siempre menor? Aquí hay otro «Sí, se puede» que proclamar.

11. La tarea principal es conectar la ciencia con la economía y las funciones de la empresa estatal socialista. Pero también, hay que crecer en la ciencia en el sector presupuestado

La tarea que tenemos por delante no se limita al crecimiento de la actividad científica. Este se puede medir en términos de cantidad de científicos, instituciones, publicaciones, patentes, etc.; pero todos miden el volumen de la actividad, no las conexiones de la ciencia con la economía.

Construir esas conexiones es lo más importante. Si no se hacen sólidas y duraderas, la ciencia podría, en el mejor de los casos, funcionar como consecuencia distal del crecimiento económico (que permite disponer de más recursos), pero no como factor causal de él.

La experiencia del proceso revolucionario cubano ha sido muy exitosa en convertir escasos recursos económicos en desarrollo social. Es por ello que tenemos envidiables indicadores de salud, educación, paz y seguridad ciudadana, entre otros; a pesar de que el país posee un PIB pequeño. Pero no hemos sido tan exitosos en cerrar el lazo y convertir el desarrollo social en palanca de desarrollo económico.

Por supuesto que tener capital humano abundante y de calidad es condición necesaria para esa tarea, pero no suficiente. Necesitamos buenas instituciones que sean el dispositivo conector de la ciencia con la economía, el transformador del potencial humano en realización económica.

Aquellas instituciones tienen que ser principalmente las empresas estatales socialistas que expresan la propiedad social sobre los medios de producción y la distribución socialista según el trabajo, y realizan y protegen la inversión a mediano plazo. Deben ser habilitadas para esa función, lo que transita por la construcción en ellas de «capacidad de absorción» para la ciencia y la tecnología. El desarrollo científico no es solo poder generar conocimiento, sino, sobre todo, la capacidad de utilizarlo. Eso hay que construirlo intencionalmente en todas nuestras empresas mediante la preparación de los cuadros, la estructuración de relaciones entre empresas, universidades y centros científicos, las regulaciones que les den a las empresas capacidad e incentivos para la inversión a mediano plazo, y el reforzamiento de su conexión directa con los mercados externos que demandan productos novedosos.

La conexión de la ciencia con la economía transita también por reforzar la actividad científica en el sector presupuestado. La necesidad de incrementar la participación del sector empresarial en la financiación y la gestión de la actividad científica no debe conducirnos al extremo de intentar que toda la ciencia tenga una función empresarial. Ese sector captura los resultados de la ciencia y los enriquece, haciéndolos más cercanos a su utilización en la producción y los servicios; pero esa «cosecha» termina por agotarse si no es repuesta permanentemente desde el sector presupuestado.

La ciencia en el sector empresarial consume capital intelectual, no lo genera. La capacidad social de utilizarla como palanca de desarrollo se garantiza en la institucionalidad científica del sector presupuestado: universidades, institutos académicos, actividad científica en la salud, las ciencias sociales, etc. Así se logra, no solamente capacidad de captura y trasmisión del conocimiento, sino, también, desarrollo del proceso por el cual el conocimiento se crea, es decir, cultura de pensamiento científico. Esta se siembra con la práctica de la investigación en las instituciones educacionales, que son el principal multiplicador de cultura, valores y capacidades.

12. Se puede lograr, pero necesitaremos creatividad financiera e institucional, y creatividad en las conexiones internacionales de la actividad científica

La ciencia en Cuba nació, creció, se institucionalizó y generó resultados como obra de la Revolución. Capturó la imaginación de cientos de miles de jóvenes, de varias generaciones. En sesenta años de construcción revolucionaria la ciencia ha sido siempre protagonista. Lo fue también en la heroica resistencia al Período especial. Ahora debe probar que puede seguir siéndolo en el nuevo contexto, marcado por la continuidad del bloqueo comercial, económico y financiero de los Estados Unidos, por una contracción de la capacidad de inversión con los ahorros internos, por la ausencia del campo socialista europeo, por gobiernos derechistas y neoliberales en América Latina, y por una economía mundial globalizada, de exigencias tecnológicas crecientes, y esencialmente capitalista y depredadora. La buena noticia es que todo lo que hay que hacer, podemos hacerlo. La soberanía nacional, el carácter socialista de nuestra economía, y la cultura técnica y política construida nos dan las herramientas para ello.

Requeriremos de empresas activas en la ciencia y la tecnología, e instituciones científicas y universitarias mejor conectadas con ellas. Tendremos que crear e implementar el marco jurídico para ello. Los centros científicos y las empresas tendrán que cambiar. Hay que diseñar el espacio específico de las «empresas de alta tecnología», así como de qué forma podrían surgir otras de ese tipo a partir de organizaciones académicas o universitarias. Nuestra inserción en la economía mundial implicará negociaciones basadas en productos intangibles y en el conocimiento mismo. Deben ser simples y ágiles. Tendremos que aprender cómo organizar el comercio exterior sobre esas bases. Nuestra defensa está en la solidez y diversidad de nuestra red de interacciones internacionales.

Habrá que trabajar mucho, pero con gran creatividad. Dijo una vez Simón Rodríguez (1830), el maestro de Bolívar, que «inventamos o erramos». La manera en que un país pequeño y sin recursos naturales accede al desarrollo con las palancas de la ciencia, la tecnología y el socialismo es algo que no está «establecido» en ninguna parte.

Cuando hablamos de creatividad, no nos referimos solo a las innovaciones en campos específicos de la ciencia y la tecnología, sino también a las propias innovaciones socioeconómicas y organizacionales que debemos introducir tanto en la macro como en la microeconomía empresarial y en el sector presupuestado.

La ciencia se construye, al igual que otros sectores, con tres ingredientes que interactúan entre sí: las personas, los recursos y las formas de organización que los conectan. No se puede avanzar trabajando solamente sobre uno de los vértices de ese triángulo.

Tenemos que innovar en el tratamiento al desarrollo y preservación del capital humano. Habrá que innovar en el financiamiento, equilibrando el componente presupuestado y el empresarial, que hoy sigue sesgado hacia el primero, pero sin invertir el balance; es decir, preservando siempre la vitalidad de la ciencia en el sector presupuestado, principalmente en las universidades. Hay que diseñar un programa estratégico para la colaboración internacional, no una colección de oportunidades puntuales. Y necesitaremos también innovaciones en la institucionalidad de la ciencia, que superen las estructuras verticales que ya tuvieron su papel, pero hoy limitan las potenciaciones mutuas entre componentes diversos del sistema, y dilatan las decisiones.

Y todo eso hay que llevarlo a cabo sin renunciar a la propiedad social sobre el dispositivo científico y sus resultados, que es garantía de soberanía y consustancial al socialismo. Lo podemos hacer, y el pueblo lo sabe.

Citas.

Castro, F. (1990) Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la clausura de «Pedagogía 90», Efectuada en el teatro «Carlos Marx», el 9 de febrero de 1990, «Año 32 de la Revolución». (Versiones taquigráficas-Consejo de Estado). Disponible en <http://cort.as/-DcRu> [consulta: 4 enero 2019].

______ (1993) Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la clausura del Acto central por el XL Aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, efectuado en el Teatro Heredia, Santiago de Cuba, el 26 de julio de 1993, «Año 35 de la Revolución». (Versiones taquigráficas-Consejo de Estado). Disponible en <http://cort.as/-CvqY> [consulta: 10 diciembre 2018].

______ (2014)) «El futuro de nuestra Patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia». Granma, a. 18, n. 70, 11 de marzo. Disponible en <http://cort.as/-Cv3X> [consulta: 10 diciembre 2018].

El Intransigente (2013) «Bernardo Alberto Houssay: Sus frases célebres» [en línea], miércoles 10 de abril. Disponible en <http:// cort.as/-DjDW> [consulta: 8 enero 2019].

Martí, J. (1883) «Educación científica». La América, septiembre. Disponible en <http://cort.as/-Crlu> [consulta: 9 diciembre 2018].

______ (1884) «Maestros ambulantes». Revista Científica y Literaria, Santo Domingo. Disponible en <http://cort.as/-DjBQ>[consulta: 8 enero 2019].

Parlamento Cubano (2018) Proyecto de Constitución de la República de Cuba. Disponible en <http://cort.as/-Crzl> [consulta: 9 diciembre 2018].

PCC (Partido Comunista de Cuba) (2016) «Documentos del Sexto Congreso del Partido». Granma, 30 de marzo. Disponible en <http://cort.as/-Crjc> [consulta: 9 diciembre 2018].

______ (2018) Documentos del VII Congreso del PCC. Disponible en <http://cort.as/-CrkU> [consulta: 9 diciembre 2018].

Rodríguez, S. (1830) El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de armas defendidos por un amigo de la causa social. Arequipa: Imprenta Pública. Disponible en <http://cort.as/-DjD9> [consulta: 8 enero 2018].

Cloacas, guetos, blancos y desdén

El desprecio por el interior del país está mucho más extendido entre la derecha
que en la izquierda

PAUL KRUGMAN


Celebración del 4 de julio en Virginia. ANDREW LICHTENSTEIN (GETTY IMAGES)

Si vives en el Medio Oeste ¿dónde quieres residir aparte de Chicago? Uno no quiere vivir en Cincinnati o Cleveland, o ya saben, las cloacas de Estados Unidos”. Esto lo declaraba Stephen Moore, el hombre al que Donald Trump quiere instalar en el Consejo de Administración de la Reserva Federal, durante un encuentro organizado en 2014 en una fundación llamada Heartland Institute. Los asistentes se rieron.

Moore constituye una opción indefendible en muchos aspectos. Aunque no hubiese demostrado ser profundamente misógino y tener un desagradable historial personal, su trayectoria en economía —siempre equivocado, sin admitir jamás un error ni aprender de él— lo descalifica por completo. Sin embargo, sus comentarios sobre el Medio Oeste no solo ponen de relieve su ineptitud para la Reserva Federal, sino que también ilustran algo que llevo un tiempo observando: el desdén apenas velado que las élites conservadoras sienten hacia los votantes del interior del país de los que dependen.

Esta no es la historia que se oye normalmente. Por el contrario, estamos inundados de afirmaciones de que los progresistas desprecian al corazón de Estados Unidos. Hasta los propios progresistas interiorizan a menudo estas observaciones, se reprenden a sí mismos por haberse mostrado condescendientes y prometen mejorar.

¿Pero de dónde mana ese relato? Si observamos de dónde procede la creencia de que los progresistas no respetan al interior, veremos que no está relacionada con afirmaciones que hayan hecho los demócratas, y mucho menos con sus políticas. Es más bien un guion repetido incansablemente por Fox News y otras organizaciones.

El desprecio conservador, en cambio, es real. Evidentemente, el comentario sobre las “cloacas” de Moore no escandalizó a su público, probablemente porque las opiniones despectivas sobre el interior de Estados Unidos están extendidas entre los intelectuales de derechas y, más discretamente, entre los políticos de derechas.

Seamos claros: hay una verdadera crisis económica y social en lo que un análisis reciente denominaba el “este del interior”. Esta región sufre un desempleo persistente entre los varones y se ha observado un repunte de la mortalidad por alcoholismo, suicidio y consumo de opiáceos, o “muertes por desesperación”, como las llaman Anne Case y Angus Deaton.

¿Qué subyace tras esta crisis? Hasta donde yo sé, la opinión entre la mayoría de los progresistas es que refleja un descenso de las oportunidades económicas, cambios en la economía que han favorecido a las zonas metropolitanas en detrimento de las rurales. La disminución de las oportunidades ha provocado una alteración social, del mismo modo que la desaparición de la industria urbana perjudicó al centro de las ciudades hace medio siglo.

Sin embargo, muchos conservadores culpan a las víctimas. Atribuyen los problemas del interior a un misterioso desplome de la moralidad y de los valores de familia que de algún modo no ha afectado a las ciudades costeras. El desplome moral es el tema de libros como Coming Apart: The State of White America (Desmoronándose: El estado del Estados Unidos blanco) de Charles Murray, y de innumerables artículos. Un ensayo muy leído de National Review llegaba a calificar la deprimida zona oriental del interior de “gueto blanco”, cuyos habitantes son demasiado indolentes para trasladarse a donde hay trabajo.

Entonces, ¿quiénes son exactamente los que no respetan al Estados Unidos del interior? Naturalmente, en lo que respecta a los políticos, lo que dicen es mucho menos importante que lo que hacen. Pero, ¿qué nos dicen las elecciones políticas de los sondeos progresistas y conservadores sobre la importancia que atribuyen al interior?

Algunos demócratas, principalmente Elizabeth Warren, han presentado propuestas reales para ayudar a las zonas rurales. Probablemente no basten para invertir la decadencia económica, lo cual resultaría difícil incluso con mucho dinero y la mejor voluntad del mundo, pero sí ayudarían.

Por otra parte, todo lo que los republicanos ofrecen son fantasías sobre la recuperación de empleos perdidos en sectores como la minería del carbón o la fabricación. En realidad, desde que Trump llegó a la presidencia, los cierres de minas de carbón han continuado y el déficit comercial del sector de la fabricación ha aumentado.

Y lo que es más importante, piensen en lo que les ocurrirá a las zonas deprimidas de Estados Unidos si los republicanos consiguen lo que intentaron hacer en 2017 e imponen recortes salvajes en Medicaid (atención sanitaria a personas sin recursos) y otros programas de seguridad social.

Siempre me viene a la mente Virginia Occidental, donde Medicaid atiende a casi un tercio de la población no anciana. No es solo una cuestión de atención sanitaria, sino también de empleos. Más del 16% de los habitantes de Virginia Occidental trabajan en atención sanitaria, frente a solo un 3% de empleos proporcionados por la minería. Los hospitales son los principales creadores de empleo en muchas partes del Estados Unidos rural. ¿Qué cree usted que les sucederá a esos puestos de trabajo si se eliminan los fondos del Medicaid?

La cuestión es que si nos fijamos en lo que los conservadores se dicen unos a otros, y no en lo que fingen creer, queda claro que el desprecio por el interior de Estados Unidos está mucho más extendido en la derecha que en la izquierda. Y este menosprecio se refleja en el programa político de la derecha, que perjudicaría terriblemente a aquellos a quienes afirma considerar los únicos estadounidenses verdaderos.

Sé que será difícil hacer que este argumento se entienda. De hecho, estoy seguro de que algunos habitantes del interior interpretarán cualquier esfuerzo para convencerles de que están siendo engañados como un ejemplo más de la falta de respeto progresista. Pero todos los estadounidenses, vivan donde vivan, merecen que se les diga la verdad.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía © The New York Times, 2019. Traducción de News Clips

Análisis de la restricción externa de la economía de Cuba en el actual contexto de incertidumbre


Por Juan Carlos Palacios Cívico.
Profesor en el Departamento de Historia Económica, Instituciones, Economía Mundial y Política de la Universidad de Barcelona (España). Correo electrónico: jcpalacios@ub.edu. 

 Revista de la CEPAL N° 127 • abril de 201


Resumen 


La presente investigación se plantea con el doble propósito de contrastar la restricción externa de la economía cubana y de identificar las principales oportunidades y amenazas que esta enfrenta en el actual contexto de incertidumbre. Para ello, se estima un modelo de crecimiento restringido por la balanza de pagos en el que, por primera vez, se hace una estimación del efecto de los diferentes flujos de divisas en el crecimiento de corto y largo plazo de la economía caribeña.


I.          Introducción

La historia reciente de Cuba muestra la imagen de una economía altamente vulnerable a los cambios ocurridos en su entorno. Acontecimientos como la inserción en el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), la desaparición de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) o la integración a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) han de ser necesariamente considerados en el análisis del crecimiento económico del país caribeño en las últimas décadas. De igual modo, ese contexto de dependencia externa ayuda a entender la relevancia que pueden tener determinados choques externos, como la crisis política y económica por la que atraviesa la República Bolivariana de Venezuela o el nuevo marco de relaciones con los Estados Unidos, en la determinación de las condiciones materiales de la población cubana durante los próximos años.

Con la presente investigación se persigue, por una parte, contrastar empíricamente la restricción externa que podría estar limitando el crecimiento económico cubano, y, por la otra, estimar de forma desagregada el efecto que pueden tener los principales flujos de divisas (exportaciones, inversión extranjera directa (IED), remesas y créditos con el exterior) en el crecimiento del PIB cubano, con el objeto último de identificar las principales oportunidades y amenazas que se presentan en la actual coyuntura. La metodología propuesta se basa en la estimación econométrica de un modelo de crecimiento restringido por la balanza de pagos y, más concretamente, en el modelo teórico descrito en Thirlwall y Hussain (1982), en el que la renta de un país se expresa en función del crecimiento de las exportaciones, los términos de intercambio y el financiamiento externo. A su vez, las fluctuaciones en el corto plazo respecto del equilibrio se estiman a partir de un mecanismo de corrección de errores. El período objeto de estudio es el comprendido entre 1975 y 2013. La información estadística disponible para las diferentes variables incluidas en el modelo justifica su elección.

El artículo se estructura de la siguiente forma: en la sección II se describen el marco teórico y los principales trabajos empíricos sobre modelos de crecimiento restringido por la balanza de pagos, tanto a nivel general como para el caso de Cuba. En la sección III se evalúa la correlación existente entre el PIB cubano y los flujos de comercio exterior, y se analizan los principales escenarios y políticas que pueden incidir, favorable o desfavorablemente, en el equilibrio de la balanza de pagos de Cuba y en su crecimiento económico. En la sección IV se estima un modelo de crecimiento restringido por la balanza de pagos para Cuba y se confirma la importancia que han tenido el acceso a capitales extranjeros y la firma de acuerdos preferenciales en el aligeramiento de la restricción externa cubana. Por último, en la sección V se presentan las conclusiones y recomendaciones de política económica.


II.    Marco teórico y evidencia empírica anterior

La identificación de los determinantes del crecimiento económico y de las diferencias de renta entre los países ha sido uno de los temas más recurrentes en la literatura económica desde los orígenes de la economía como ciencia. Autores clásicos como Adam Smith, Thomas Malthus, John Stuart Mill, David Ricardo o Karl Marx plasmaron en sus trabajos la preocupación por el crecimiento de la economía.

A partir de los resultados sobre el equilibrio estático de John Maynard Keynes, los economistas R. Harrod y D. Domar situaron en el largo plazo el análisis sobre la inestabilidad del capitalismo e inspiraron posteriores estudios sobre crecimiento equilibrado con pleno empleo, que darían forma a las teorías modernas de crecimiento económico.

Más tarde, algunos economistas cuestionaron el carácter exógeno de los factores productivos y recuperaron el papel de la demanda en la explicación del crecimiento económico. Entre los argumentos utilizados se encontraban la flexibilidad del factor trabajo para adaptarse a los ciclos económicos, la naturaleza de bien producido del factor capital o el crecimiento sostenido de ambos factores a lo largo de la historia. Esta línea de pensamiento, cuyo origen y fundamento teórico puede encontrarse en los trabajos de Kaldor y Thirlwall, explicaba el crecimiento a partir de la expansión de la demanda agregada y, más concretamente, por ser el único componente autónomo de esta, de las exportaciones.

Thirlwall (1979) parte del multiplicador del comercio exterior de Harrod para acabar concluyendo que, en el largo plazo, las tasas de crecimiento de las economías se encuentran restringidas por la disponibilidad de divisas, determinadas, a su vez, por las exportaciones y la elasticidad renta de la demanda de importaciones. La idea básica es que ningún país puede crecer más rápido que la tasa consistente con el equilibrio de su balanza de pagos, al no poder mantener déficits sostenidos en el tiempo.

Entre los aspectos más cuestionados de los modelos de crecimiento restringido por la balanza de pagos estuvieron el supuesto de estabilidad de precios o el hecho de no haber considerado el efecto del financiamiento externo en la determinación de la tasa de crecimiento de largo plazo (un flujo de divisas de especial relevancia para el caso de los países menos desarrollados). En respuesta a esta segunda crítica, Thirlwall y Hussain (1982) añadieron el financiamiento externo como variable explicativa del crecimiento en el largo plazo.

La evidencia empírica sobre modelos de crecimiento restringido por la balanza de pagos ofrece un elevado consenso sobre el cumplimiento de la Ley de Thirlwall. Su contraste para economías desarrolladas puede encontrarse, entre otros, en trabajos como los de McCombie y Thirlwall (1994), Atesoglu (1997) o Hieke (1997). Por su parte, los de Moreno-Brid (1998), Moreno-Brid y Pérez (1999), López y Cruz (2000), Holland, Vilela y Canuto (2002), Yongbok (2006) o Arevilca y Risso (2007) han sido algunos de los estudios en los que se ha contrastado la restricción externa al crecimiento de economías en desarrollo.

En los estudios empíricos de Mendoza y Robert (2000), Moreno-Brid (2000), Cribeiro y Triana (2005), Alonso y Sánchez (2005), Vidal y Fundora (2008) y Fugarolas, Matesans y Mañalich (2009) se ha abordado esta cuestión y se ha confirmado la validez de los modelos de crecimiento restringido por la balanza de pagos para el caso de Cuba. La elasticidad ingreso de la demanda de importaciones estimada en la literatura permite inferir que, en el largo plazo, el crecimiento de un 1% del PIB de Cuba ha requerido un crecimiento de sus exportaciones en torno al 2%. Otras conclusiones compartidas por la mayoría de los estudios son el signo negativo de la elasticidad precio de las importaciones y los problemas de estabilidad de los parámetros estimados.


III.    La restricción externa de la economía cubana: oportunidades y amenazas para el crecimiento en el corto y mediano plazo

La consideración del equilibrio de la balanza de pagos como una restricción al crecimiento económico parece una hipótesis plausible para el caso de una economía abierta y en desarrollo como la cubana. La escasez de reservas de divisas y las dificultades a las que ha tenido que hacer frente el país para acceder a financiamiento internacional en las últimas décadas (como consecuencia del bloqueo económico y de la suspensión de pagos en 1986) se presentan como posibles causas de la gran sensibilidad que las importaciones cubanas han mostrado históricamente respecto del comportamiento de las exportaciones. En el gráfico 1 se muestra la evolución paralela que ambas series han mantenido durante el período 1975-2013, así como la fuerte correlación de ambas con la serie del PIB1.

1   El coeficiente de correlación con el producto es de 0,85 para la serie de importaciones y de 0,96 para la serie de exportaciones.





Si bien es cierto que correlación no siempre implica causalidad, el análisis de las series y de sus diferentes puntos de inflexión muestra una evidente sensibilidad del PIB cubano a los cambios en las condiciones del sector externo, lo que sugiere la causalidad en ese sentido.

De ese modo, la primera etapa de crecimiento sostenido coincide con el ingreso de Cuba al CAME, mediante lo cual se garantizaba un trato preferencial para sus exportaciones e importaciones2. Un segundo punto de inflexión en la serie del PIB se corresponde con la desintegración de la URSS en 1990 y el fin de las ventajosas relaciones comerciales mantenidas con el bloque socialista. Como respuesta, a principios de los años noventa el Gobierno cubano implementó un programa de reformas que permitió la rápida reinserción del país en la economía internacional y la recuperación del PIB a partir de 1994. Esta recuperación se aceleraría a partir de 2004 como consecuencia, nuevamente, de cambios vinculados al sector externo: por una parte, el aumento de los precios internacionales de productos de gran importancia para el país, como el níquel o el tabaco (Chuairey, 2008, pág. 77), y, por la otra, los acuerdos comerciales firmados en el marco de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). En virtud de dicho acuerdo, Cuba exportaría servicios profesionales e importaría petróleo venezolano en condiciones preferenciales. El deterioro de los términos de intercambio3, la propagación de la crisis económica internacional, la amortización de deuda cubana y la crisis de la República Bolivariana de Venezuela han vuelto a contraer las importaciones cubanas entre 2010 y 2014, reduciendo el crecimiento promedio de ese período a un exiguo 0,81% anual4.

  
2   Los términos de intercambio mejoraron un 90% entre 1973 y 1975 (ONEI, varios años).
3   Los términos de intercambio empeoraron un 38% en 2008 (ONEI, varios años).

4   Según la Asamblea Nacional del Poder Popular cubana, en 2016 se planificó pagar alrededor de 5.299 millones de dólares en concepto de deuda externa. Véase [en línea] http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/01/18/la-economia-cubana-2016-2017-valoracion-preliminar-ii/#.WTBBN8YlHIU.


  
La aparente sensibilidad del PIB cubano a la evolución de la balanza de pagos invita a revisar los factores que, en el actual contexto de incertidumbre, pueden alterar los flujos de divisas recibidos por la economía cubana durante los próximos años.


1.       Acuerdos y medidas aprobadas por el Gobierno de Obama y no revertidas por Donald Trump

La llegada del presidente Barack Obama a la Casa Blanca supuso la flexibilización de algunos aspectos del bloqueo a Cuba y desde abril de 2009 se relajaron las restricciones para viajar y enviar remesas al país vecino5. El 17 de diciembre de 2014, durante su segundo mandato, el diferendo cubano-estadounidense viviría un día histórico: los presidentes Raúl Castro y Barack Obama anunciaban al mundo el inicio de un proceso con el que se pretendía normalizar las relaciones entre ambos países. En el ámbito político, se acordó el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, la reapertura de las respectivas embajadas, la retirada de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, la liberación de presos de uno y otro lado, y la eliminación de la política migratoria especial para los cubanos que lleguen a territorio estadounidense (comúnmente conocida como política de “pies secos, pies mojados”). En la esfera económica, el Gobierno de Obama impulsó medidas como la flexibilización de las condiciones para viajar a Cuba6 y para enviar remesas desde los Estados Unidos7, la aprobación de nuevas regulaciones comerciales y la autorización a los viajeros estadounidenses para abrir y mantener cuentas en Cuba, a las aerolíneas y compañías de transporte marítimo estadounidenses para viajar a Cuba sin autorización específica de la Oficina de Control de Activos Extranjeros y a las empresas estadounidenses para establecer y mantener oficinas, almacenes y otras instalaciones en Cuba en sectores como el periodístico, el agrícola, la construcción, las telecomunicaciones o las empresas de viajes8.

A continuación, se evalúa el potencial de las anteriores medidas para incrementar el volumen de divisas disponibles en Cuba. Teniendo en cuenta que los productos incluidos en los acuerdos representan un porcentaje muy pequeño del total de exportaciones cubanas de bienes, el potencial impacto del comercio de bienes es muy limitado9. Un segundo factor que limita considerablemente el potencial impacto de los acuerdos sobre el conjunto de exportaciones cubanas de bienes deriva del monopolio estatal del comercio exterior y de la condición de limitarlas al sector no estatal y de no favorecer al entramado empresarial del Ejército.

Muy diferente puede ser, sin embargo, el impacto de las nuevas regulaciones en los ingresos por exportaciones de servicios y, más concretamente, en los ingresos del sector turístico. A pesar de las restricciones que limitan los motivos de viaje y de los nuevos cambios anunciados por el presidente Trump (según los cuales se prohíben los viajes educativos individuales “pueblo a pueblo”),


5  Con ello se eliminaban todas las restricciones, tanto para viajar como para enviar remesas, a los residentes en los Estados Unidos con familiares cercanos en Cuba y se flexibilizaban las condiciones para el resto de los residentes en los Estados Unidos, a quienes se les permitía, a partir de ese momento, enviar dinero a Cuba (con un tope de 500 dólares por trimestre) y algunas modalidades de viaje (por motivos educativos, religiosos o “pueblo a pueblo”).

6   Se autorizaron 12 motivos por los que los ciudadanos estadounidenses sin lazos familiares en la isla podrían viajar a Cuba y gastar sin límite alguno durante su estancia.

7   En septiembre de 2015 se eliminaron los límites a las remesas enviadas a Cuba en concepto de donativo o que llevaran consigo los viajeros autorizados.

8   Con el objeto de fomentar la actividad privada, el Gobierno de Obama autorizó las exportaciones a Cuba de materiales de construcción, herramientas, equipos agrícolas y productos tecnológicos vinculados a las telecomunicaciones. Asimismo, el sector no estatal cubano pasaría a poder exportar café, productos textiles y aplicaciones para móviles a empresas estadounidenses que, a su vez, podrían contratar a trabajadores cubanos.

9   En 2015, las exportaciones de café, té, cacao, especias y sus preparados apenas representaron el 0,25% del total de exportaciones de mercancías cubanas. Las de hilados, tejidos y artículos confeccionados con fibras textiles, en tanto, solo alcanzaron el 0,01% (ONEI, 2016).


  
las nuevas regulaciones abren la posibilidad de viajar a Cuba al conjunto de estadounidenses, lo que aumenta significativamente el mercado potencial del sector turístico cubano. La relevancia de las nuevas regulaciones sobre viajes a Cuba se explica sobre la base de tres factores: la importancia del sector turístico para la economía cubana, la cercanía y el tamaño (demográfico y económico) del mercado estadounidense, y el interés que despierta viajar a un destino prohibido durante más de 55 años y con un sistema político y económico diferente10. En algunas de las proyecciones realizadas antes del cambio de Gobierno, como la de la consultora Boston Consulting Group, se estimó que el número de turistas estadounidenses que habrían visitado Cuba para 2015 superaría los dos millones anuales; un potencial que parecía avalado por el ritmo de crecimiento de los últimos años, pero que puede verse, en parte, limitado por las regulaciones del nuevo Gobierno estadounidense11.

Uno de los ámbitos en los que las nuevas regulaciones han generado resultados más visibles es, sin duda, el de las remesas. Los cambios regulatorios introducidos en 2009 por el Gobierno de Obama han permitido que las remesas a Cuba experimentaran el mayor crecimiento de toda América Latina entre 2008 y 2015, al pasar de 1.447 millones de dólares en 2008 a 3.355 millones de dólares en 2015 (Morales, 2016). La nueva flexibilización acordada en septiembre de 2015, y que no ha sido modificada por el Gobierno de Trump, hace prever que dicho crecimiento continuará en los próximos años, sobre todo si se tiene en cuenta que el volumen total de remesas recibido por Cuba sigue siendo inferior al que llega a otros países de la región con características similares.

2.       Vuelta a los mercados internacionales de capitales

El acercamiento impulsado por Obama generó nuevas oportunidades en una esfera de especial relevancia para el crecimiento y desarrollo de un país, como el financiamiento de mediano y largo plazo a un costo razonable. El acceso de Cuba a los mercados de capitales se ha visto enormemente limitado en las últimas décadas por dos factores: el bloqueo estadounidense y el impago de la deuda en 1986. Si bien los acuerdos entre Cuba y los Estados Unidos no incluyeron el fin de las sanciones a entidades financieras, han permitido a Cuba financiar las importaciones no agrícolas y mejorar sus expectativas de crecimiento en el mediano y largo plazo (y, con ello, la confianza de los mercados) y el nivel de apoyo de la comunidad internacional al proceso de reformas ratificado en el VI y el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC)12.

Un segundo factor clave en la mejora de la confianza de los mercados ha sido la prioridad otorgada por el Gobierno cubano al cumplimiento de los compromisos de pago acordados en el proceso de reestructuración de deuda de los últimos años. En virtud de dicha reestructuración, 14 de los 20 miembros del Club de París condonaron cerca del 80% de la deuda cubana y extendieron el vencimiento de los pagos hasta los 18 años13. Como resultado, la deuda externa cubana se ha reducido considerablemente en los últimos años al pasar de 35.000 millones de dólares en 2001 a 15.000 millones de dólares en 2016. Con ello, el Gobierno de Cuba ha comenzado a sentar las bases de la reinserción de la economía en los circuitos financieros internacionales. Si bien los resultados de la nueva estrategia serán lentos y graduales, la mejora de la confianza en Cuba ya ha ofrecido los primeros resultados, como queda de manifiesto en la revisión al alza de la calificación crediticia del país por parte de la agencia Moody’s en 2015, en los importantes acuerdos financieros firmados en

10Con unos ingresos de 2.800 millones de dólares en 2015, el turismo representa la segunda fuente de divisas para Cuba, solo por detrás de la exportación de servicios profesionales (ONEI, 2016).

11El número de turistas estadounidenses que visitaron Cuba en 2016 triplicó la cifra registrada en 2014 (Fitzgerald, 2017).

12Según informaba la agencia EFE en enero de 2017, entre diciembre de 2014 y enero de 2016, “la administración Obama ha multado a 11 entidades (7 estadounidenses y 4 extranjeras) por valor de unos 2.843 millones de dólares” (véase [en línea] https://www.efe.com/efe/espana/mundo/cuba-denuncia-multas-de-eeuu-a-ong-y-banco-canadiense-por-violar-el-embargo /10001-3150572).

13El importe condonado ascendió a 8.500 millones de dólares, de un total de 11.000 millones de dólares.




los últimos años con Arabia Saudita, China y la Federación de Rusia o en el ingreso como socio al Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) en abril de 201714.

3.       Expansión de la inversión extranjera

Si bien en la literatura en que se ha abordado el efecto de la IED en el crecimiento se ofrecen conclusiones dispares, en el caso de Cuba parece existir un consenso generalizado acerca del efecto positivo que esta inversión ha tenido en la economía desde su autorización en 1994 (Pérez, 1999).

Además de constituir una importante vía para acceder a nuevos capitales, la IED recibida por Cuba ha permitido el acceso a nuevas tecnologías y a mercados internacionales en sectores clave de su economía (como el turismo, la minería, la energía o las telecomunicaciones). El Gobierno cubano también parece compartir este balance positivo al identificar la promoción de la IED como un elemento fundamental del proceso de actualización del modelo, aprobar una nueva ley de IED en marzo de 2014 (mediante la cual se autorizaba la inversión extranjera en todos los sectores menos en educación, salud y defensa, y se ofrecían mayores beneficios fiscales y protección al capital foráneo) o publicar anualmente, desde 2014, una cartera de oportunidades de inversión de más de 300 proyectos con los que se busca atraer capitales extranjeros15. El vicepresidente Marino Murillo cifraba en mayo de 2014 un objetivo de entre 2.000 millones de dólares y 2.500 millones de dólares anuales de IED, muy por encima de las cantidades recibidas por Cuba desde la autorización de la IED en 1994, y que adelanta el notable crecimiento que es muy probable que esta partida experimente en los próximos años16.

A los atractivos naturales de la isla se añaden otras fortalezas, como el elevado nivel de seguridad, la estabilidad política y social, y una población altamente cualificada, que sitúan la capacidad de absorción de inversión extranjera lejos de los niveles actuales.

Sin duda, los esfuerzos para atraer capital extranjero han encontrado en las nuevas relaciones con los Estados Unidos y en los acuerdos de reestructuración de deuda dos magníficos aliados. Respecto de las inversiones procedentes de los Estados Unidos, y aunque siguen vigentes grandes limitaciones, las nuevas regulaciones han comenzado a dar sus frutos, como muestran las inversiones (autorizadas por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos) anunciadas por Cleber LLC o Starwood Hotels and Resorts Worldwide, o el inicio de la actividad de American Express o MasterCard en Cuba. Otra muestra del interés que ha despertado el nuevo escenario en las empresas estadounidenses puede encontrarse en las cerca de 500 autorizaciones para invertir en Cuba (por un importe global de 4.300 millones de dólares), emitidas en 2015 por el Departamento de Comercio de los Estados Unidos17. No obstante, el mayor potencial de crecimiento de la IED en el país se encuentra fuera de las fronteras estadounidenses por el mayor interés hacia Cuba que el proceso de normalización ha despertado en gran parte de la comunidad internacional tras el acercamiento de los Estados Unidos y la mejora en las expectativas de negocios —vinculadas principalmente al sector turístico— que se han abierto con el nuevo escenario18.
  

14En su informe de evaluación del riesgo de diciembre de 2015, la agencia Moody’s elevaba las expectativas sobre Cuba de estables a positivas.

15La identificación de la promoción de la IED como un elemento fundamental del proceso de actualización del modelo queda recogida en los lineamientos 78 y 79 aprobados en el VII Congreso del PCC.

16Entre 1994 y 2013 se estima un flujo anual de IED de 328 millones de dólares.

17 Véase [en línea] https://noticias.infocif.es/noticia/cuba-la-espera-de-la-inversion-estadounidense.

18 El interés que ha despertado el proceso de normalización queda demostrado en el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación entre Cuba y la Unión Europea, firmado el 12 de diciembre de 2016, y mediante el cual se ponía fin a la posición común.


  
4.       Relanzamiento del proceso de reformas

Otra importante oportunidad para dinamizar el crecimiento económico cubano y mejorar el equilibrio de la balanza de pagos podría venir del impulso al proceso de reformas. El crecimiento de las desigualdades y el incumplimiento de las expectativas generadas han causado un creciente malestar en parte de la población, que ha aumentado las resistencias internas dentro del partido y prácticamente ha detenido el proceso de implementación. A pesar de ello, el programa de reformas ratificado en el VII Congreso del PCC sigue presentando un notable potencial para aumentar los niveles de eficiencia de la economía cubana.

A tenor de los resultados cosechados hasta el momento, se antoja necesario diseñar un programa integral de reformas, compatible con un sistema socialista, que plantee en forma simultánea las medidas que sean complementarias y las secuencie en función de las condiciones necesarias para su eficaz implementación y de los resultados esperados. Entre las principales reformas aprobadas en el VI Congreso del PCC, que seis años más tarde aún siguen pendientes de aplicación, se encuentra la unificación monetaria y cambiaria. Esta es una medida central que, sin embargo, ha sido postergada principalmente por dos motivos: el impacto negativo que podría tener en los precios y en el poder adquisitivo de los salarios, y el elevado porcentaje de empresas estatales que registrarían pérdidas como consecuencia del encarecimiento de las importaciones. Una posible opción para limitar las presiones inflacionarias y conceder un mayor margen para la reestructuración empresarial y laboral podría ser una devaluación secuencial, en la que cada una de las múltiples devaluaciones parciales fuera precedida de mejoras en la productividad. Esto permitiría visibilizar el nivel de eficiencia real de las empresas y mejorar la competitividad de las exportaciones cubanas y el equilibrio en la balanza de pagos.

Entre las principales amenazas a las que se enfrenta el crecimiento económico cubano en los próximos años destacan las siguientes:


a)       El endurecimiento del bloqueo por parte del Gobierno de Donald Trump

A pesar de que hasta el momento los cambios anunciados no afectan a la mayoría de los acuerdos impulsados por el Gobierno de Obama, es evidente que la actitud de Trump hacia Cuba ha enfriado las expectativas generadas por el proceso de acercamiento. Por lo tanto, en la nueva coyuntura no se descartaría un mayor endurecimiento de las condiciones que rigen las relaciones entre ambos países. El sustento principal de dicha hipótesis es que el nuevo presidente está haciendo de la reversión de las políticas de Obama su principal política. Este escenario se haría aún más factible en el caso de que el fin del chavismo en la República Bolivariana de Venezuela provocara una fuerte crisis económica en Cuba, que pudiera verse como una oportunidad para desestabilizar política y socialmente al país vecino.

No obstante, existen múltiples razones para pensar que el camino señalado por Obama en diciembre de 2014 no será desandado por completo. Entre las más relevantes cabe subrayar la valoración positiva del acercamiento a Cuba por parte de la mayoría de los votantes, tanto de Florida como del conjunto de los Estados Unidos19, los importantes intereses de empresas estadounidenses en juego (como los de los sectores agropecuario, turístico o de las telecomunicaciones), las continuas visitas a Cuba de gobernadores y legisladores del Partido Republicano, la firma de importantes acuerdos portuarios o la demostrada ineficacia del bloqueo20


 19 Según la encuesta realizada en 2016 por la Florida International University, el 64% de los cubano-estadounidenses de Miami apoya las políticas de acercamiento impulsadas por Obama. Otra encuesta, publicada en febrero de 2014 por el Atlantic Council, situaba el nivel de apoyo al deshielo en un 64% en el conjunto de los Estados Unidos y en un 67% en Miami.

20Los puertos de Lake Charles, Luisiana, Nueva Orleans, Alabama y Virginia han firmado acuerdos con Cuba, incluso durante la actual legislatura.


   
b)       El cambio de Gobierno en la República Bolivariana de Venezuela

Las relaciones de Cuba con la República Bolivariana de Venezuela han ido estrechándose desde 2000 hasta hacer de esta última el principal inversionista extranjero y socio comercial de la mayor de las Antillas21. Este nivel de dependencia se ha hecho aún más evidente con la grave crisis política y económica por la que atraviesa la República Bolivariana de Venezuela y ha supuesto una reducción del 51% en el intercambio comercial entre ambos países entre 2012 y 2015 (ONEI, 2017), el recorte en el suministro de petróleo venezolano (de 105.000 barriles diarios exportados hasta septiembre de 2014 a 55.000 barriles diarios suministrados desde entonces), la contracción de las importaciones de servicios médicos cubanos y la ausencia de inversiones venezolanas en Cuba (Mesa-Lago, 2015, pág. 3). Como resultado, en 2016 el PIB cubano se alejaba del crecimiento planificado del 2% para retroceder un 0,9%, en la que ha sido la primera contracción del producto desde 1993.


IV. Estimación de un modelo de crecimiento restringido por la balanza de pagos para el caso cubano

La idea principal en la que se basa el modelo propuesto por Thirlwall (1979) es que los desequilibrios en la cuenta corriente no pueden mantenerse indefinidamente en el tiempo, por lo que es necesario que en el largo plazo el crecimiento de los países sea compatible con el equilibrio de su balanza de pagos. En su análisis, el autor sitúa las exportaciones y la elasticidad ingreso de la demanda de importaciones como las variables fundamentales en la determinación del crecimiento económico de largo plazo.

Una derivación lógica del modelo es el hecho de que todas las economías del mundo no pueden estar restringidas por la balanza de pagos al mismo tiempo, si bien bastaría con que un país o un grupo de países no estuviesen restringidos para que el resto sí lo estuviese.

El análisis parte de la identidad que define el equilibrio de la balanza de pagos:

P td X t + E t Ft = P tf Mt
(1)

Donde XT representa las exportaciones reales, Ptd el precio de las exportaciones en moneda nacional, FT el flujo de capital medido en moneda extranjera, MT las importaciones reales, PTF el precio de las importaciones en moneda extranjera y ET el tipo de cambio nominal expresado en unidades de moneda nacional por cada unidad de moneda extranjera.

En el modelo planteado, la economía tiene dos fuentes de divisas: las exportaciones y el financiamiento externo. La participación relativa de las primeras en el volumen total de divisas viene dada por la siguiente expresión:


21Entre 2010 y 2015, el 40% del total de los intercambios comerciales de Cuba fueron con la República Bolivariana de Venezuela (ONEI, 2017), país que satisfizo más de la mitad de las necesidades cubanas de combustible e importó la mayoría de sus servicios médicos (Quiñones y Mañalich, 2010, pág. 11).





Los datos utilizados en el análisis econométrico son series anuales a nivel agregado para el período 1975-2013.

La serie del PIB se incluye a precios constantes de mercado (con base en 1997) y se obtiene a partir de ONEI (varios años). El cambio metodológico en la medición del PIB cubano hace recomendable la corrección de la serie original para el período 2007-2013. Los servicios sociales y personales que, hasta ese momento, habían sido valorados en virtud de sus costos, pasaron a calcularse a precios estimados de mercado. Como resultado, el producto de este sector creció en 2004 más de un 84% (pasó de representar el 11,6% del PIB en 2003 al 31,3% del PIB en 2004) y desde entonces infló las tasas de crecimiento a nivel agregado22. A partir de ese año, el producto se recalcula aplicando la tasa de crecimiento de la esfera productiva (no afectada por el cambio de metodología) al dato del año anterior23.

Los datos de exportaciones de bienes y servicios se obtienen a partir del detalle de la balanza de pagos incluido en los anuarios estadísticos de Cuba y de información facilitada por el Instituto Nacional de Investigaciones Económicas (INIE).

En gran parte de la literatura sobre crecimiento restringido por la balanza de pagos, la variable de financiamiento externo es aproximada mediante el déficit en cuenta corriente. El interés por captar el efecto que las remesas y la IED han podido tener en la economía cubana justifica que en la aproximación del financiamiento externo que se plantea se diferencie entre los principales flujos externos de esta economía: créditos procedentes del exterior, remesas e IED. Los créditos externos se aproximan mediante la diferencia entre el déficit comercial (ONEI, varios años) y los flujos de IED y de remesas. Esto al considerar que en una economía sin reservas de divisas, como la cubana, la mayor parte del déficit no financiado mediante IED ni remesas deberá financiarse por medio de créditos externos24.

Dado que los anuarios estadísticos solo cuentan con datos oficiales sobre el flujo de IED de Cuba para el período 1994-2001, se hace necesario completar la serie a partir de las estimaciones de la Economist Intelligence Unit (s/f).

Del mismo modo, los datos oficiales de remesas se encuentran disponibles únicamente para el período comprendido entre 1994 y 2004 (ONEI, varios años), por lo que es necesario completar la serie a partir de los datos del Havana Consulting Group para el período 2005-2013. Ambas series se expresan en precios corrientes. Para los términos de intercambio se utilizan los datos facilitados por la ONEI y el INIE.

En el gráfico 2 se presenta la evolución de las series incluidas en el análisis.



22Para 2004, 2005, 2007 y 2008, las tasas de crecimiento del conjunto de la economía eran más del doble que las observadas en la esfera productiva (ONEI, varios años).

23Se asumen las tasas de crecimiento y la definición de sector productivo propuesta por la ONEI, que incluye al sector agropecuario, industria, minería y energía, turismo, construcción y transporte y comunicaciones.

24Siguiendo a Vidal y Fundora (2008), a toda la serie se suma dos veces el valor mínimo en valor absoluto para no tener datos negativos en los años en que el déficit en cuenta corriente fue inferior al volumen de IED, con el objeto de expresar las variables en logaritmos y obtener sus elasticidades.


  





  
Cuadro 1
Prueba de estacionariedad de las series, 1975-2013a
(Resultados estadísticos con el logaritmo de los datos)


Estadístico-t
Constante y tendencia
Rezagos




Y
-1,846
1




XBS
0,962
No
1




REM
0,403
No
0




IED
-1,723
Constante
0




TIT
-1,933
Constante
0




CRE
-1,702
No
0




6Y
-2,927*
No
0
6XBS
-3,561*
No
0




6REM
-5,673*
No
0
6IED
-7,790*
No
0
6TIT
-5,527*
No
1
6CRE
-6,718*
Constante
0
Residb
-6,672**
No
0

FUENTE: Elaboración propia.
NOTA:     Y: PIB; XBS: exportaciones de bienes y servicios; REM: remesas; IED: inversión extranjera directa; TIT: términos de

intercambio; CRE: financiamiento externo vía créditos.
a     Prueba de Dickey-Fuller aumentada.
b     Residuos estimados de la ecuación 12.
*     Estacionaria al 1%.

**   Los valores calculados del estadístico t (tau) se comparan con los valores críticos tabulados en Engle y Yoo (1987), dado que, en este caso, los valores críticos de Dickey-Fuller o de MacKinnon (1996) no derivan de la realización directa de un proceso estocástico subyacente.


Los resultados de las pruebas de Dickey-Fuller aumentadas muestran que todas las series utilizadas en el análisis econométrico son no estacionarias con orden de integración 1, I(1), lo que permite analizar la posible relación de cointegración existente entre ellas.

Para eso se estima alternativamente la transformación logarítmica de las ecuaciones (8) y (10), con el objeto de identificar cuál de las dos especificaciones aproxima mejor el crecimiento económico cubano de las últimas décadas. Además, se incluye en el modelo una variable ficticia que adopta el valor 1 para los años en que Cuba ha mantenido acuerdos comerciales preferentes y el valor 0 para el resto, con el propósito de captar los beneficios derivados de dichos acuerdos, no recogidos en las estadísticas oficiales25.

log Yt = A 1 + A2logXBS t + et
(11)


log Yt = B 0 + B 1 log XBS t + B 2 log IED t + B 3 log REM t + B 4 log TITt + B5logCRE t + APt + et (12)


Donde ET es el término de error aleatorio ruido blanco y los parámetros representan las elasticidades de largo plazo de las respectivas variables explicativas.

Los resultados de la estimación por mínimos cuadrados ordinarios (MCO) de las ecuaciones (11) y (12) se presentan en el cuadro 2.


  
25Cuba mantuvo acuerdos comerciales preferentes entre 1975 y 1989 con la URSS y entre 2001 y 2013 con la República Bolivariana de Venezuela.




Cuadro 2
Cuba: estimación por mínimos cuadrados ordinarios (MCO) de las ecuaciones (11) y (12)a
(Resultados estadísticos con el logaritmo de los datos)

PIBT
Ecuación (11)

Ecuación (12)







Coeficiente
t-estadístico

Coeficiente
t-estadístico











Constante
5,920b
19,737

3,419b
5,893

XBS
0,501b
14,993

0,496b
29,279

IED

0,025b
3,274

CRE

0,239b
4,938

REM

-0,007c
-2,425

TIT



-0,324b
-7,186

AP



0,114b
4,374

R2 ajustado
0,865

0,980


Akaike (Schwarz)
-1,598
(-1,513)
-3,424
(-3,126)







Durbin-Watson
0,322

2,020










FUENTE: Elaboración propia.
NOTA:     XBS: exportaciones de bienes y servicios; IED: inversión extranjera directa; CRE: financiamiento externo vía créditos;

REM: remesas; TIT: términos de intercambio.
a     Errores estándares corregidos por heterocedasticidad (Huber-White).
b     Significativo al 1%.
c     Significativo al 5%.


La mayor capacidad explicativa mostrada por el R2 ajustado y la mejoría en los valores de Akaike y Schwarz y en el estadístico Durbin-Watson confirman la conveniencia de utilizar, para el caso cubano, modelos de crecimiento restringido por la balanza de pagos en los que también se consideren los términos de intercambio y otros flujos de divisas diferentes a las exportaciones (como la IED, los créditos procedentes del exterior o las remesas). Ambos modelos cumplen con los supuestos de homocedasticidad y normalidad de los residuos y de ausencia de cambio estructural. Los problemas de autocorrelación detectados en los residuos estimados en la ecuación (11) desaparecen con la inclusión en la ecuación (12) del resto de flujos de divisas, los términos de intercambio y la variable ficticia (véase el anexo).

La cointegración entre las variables se analiza a partir de la metodología desarrollada en Engle y Granger (1987), según la cual puede encontrarse un vector de cointegración que cuando las variables del modelo sean integradas del mismo orden permita una combinación de estas de orden menor26. En nuestro caso, los resultados de la prueba de Dickey-Fuller aumentada incluidos en el cuadro 1 muestran que los residuos estimados son estacionarios, lo que confirma la relación de cointegración entre las variables del modelo27. El hecho de descartar que la correlación entre las variables se deba a una posible relación espuria permite interpretar los parámetros del modelo en logaritmos como las elasticidades a largo plazo. Todos los parámetros resultan significativos con un nivel de confianza del 95%.

La elasticidad renta de las exportaciones estimada (2,02), calculada en los modelos de crecimiento restringido por la balanza de pagos como la inversa del parámetro asociado a las exportaciones (1/ 2), resulta significativa, positiva y muy próxima a los valores estimados en trabajos anteriores en los que se han aplicado modelos de crecimiento restringido por la balanza de pagos al caso cubano. Respecto de la IED, su elasticidad confirma el efecto positivo en el crecimiento de

26En el presente trabajo se opta por la metodología de cointegración desarrollada en Engle y Granger, puesto que el test de Johansen registra algunos problemas en el caso de muestras pequeñas, al generar en ese caso matrices casi singulares (Matesanz, Fugarolas y Candaudap, 2007, pág. 36).

27Para el contraste de cointegración, los valores calculados del estadístico t (tau) se comparan con los valores críticos tabulados en Engle y Yoo (1987), dado que, en este caso, los valores críticos de Dickey-Fuller o de MacKinnon (1996) no derivan de una realización directa de un proceso estocástico subyacente, sino que son el resultado de una serie construida después de estimar los parámetros del modelo.


  
la economía cubana. De igual modo, el signo positivo del parámetro asociado a la variable CRED, conforme a lo esperado, sugiere que la rentabilidad de las inversiones cubanas financiadas con créditos externos ha sido mayor que los altos intereses cobrados por dichos préstamos. Por otra parte, la elasticidad precio negativa recogida en el signo del parámetro asociado a los términos de intercambio coincide con el obtenido en anteriores estudios del caso cubano y podría explicarse por la menor relevancia de la variable precio en los intercambios comerciales entre Cuba y el área del CAME, y por la estructura de las importaciones cubanas, con un elevado porcentaje destinado a bienes básicos y, por lo tanto, con una demanda menos sensible a la evolución de los precios. El único parámetro para el que se obtiene un resultado contrario a lo esperado es el asociado a las remesas. Si bien es cierto que la falta de información pública y homogénea sobre las remesas que recibe la isla obliga a ser cauto en la valoración de los resultados, su signo negativo podría deberse al restrictivo marco regulatorio cubano en materia de inversión, que limita enormemente la inversión productiva de las remesas y obliga a destinarlas, en su totalidad, a mejorar la cesta de consumo de sus beneficiarios o a actividades de muy bajo valor añadido y alta informalidad.

Tras la estimación de largo plazo, el cumplimiento del teorema de representación de Granger —según el cual si un vector de variables es CI (1,1) existe un mecanismo de corrección de errores (MCE) válido para representar el proceso generador de datos (Intriligator, Bodkin y Hsiao, 1996)— permite aplicar en nuestro análisis un modelo MCE. Al combinar variables en niveles con variables en primeras diferencias, dicho modelo permite vincular el análisis de equilibrio de largo plazo con la dinámica de ajuste de corto plazo y estimar la velocidad con que se corrigen los posibles desajustes respecto del equilibrio de largo plazo.

Para ello, se sigue la metodología en dos etapas de Engle y Granger, consistente en incluir en el modelo MCE los residuos estimados retardados un período.

D log Yt
= B 0 + B 1 D log XBS t
+ B 2 D log IED t
+ B 3 D log CRE t
+ B4DlogREMt
(13)







+ B 5 DlogTITt + B 6 APt + B7errorLPt 1 + et

Los resultados de la estimación de la ecuación (13) se muestran en el cuadro 3, donde también se incluyen los resultados obtenidos después de eliminar las variables con parámetros no significativos en la primera regresión.

Con un nivel de confianza del 95%, el modelo cumple con los supuestos de homocedasticidad, no autocorrelación y normalidad de los residuos (véase el anexo). Por su parte, la relación de cointegración se ve confirmada con la significancia del término de corrección de errores. El parámetro de velocidad del ajuste estimado es de 0,706, lo que muestra que las desviaciones temporales del equilibrio de largo plazo se ajustan por completo en menos de dos años. Las elasticidades estimadas en el corto plazo mantienen el signo para todas las variables, si bien en el corto plazo solamente las exportaciones, los términos de intercambio y la variable ficticia son significativas. Esto sugiere que los créditos, la inversión extranjera y las remesas requieren de períodos más largos para concretar su efecto en el PIB.


 Cuadro 3
Mecanismo de corrección de erroresa
(Resultados estadísticos con el logaritmo de los datos)

PIBT
Ecuación (13)

Ecuación (13)b

Coeficiente
t-estadístico

Coeficiente
t-estadístico











Constante
-0,006
-0,689









6XBS
0,351c
6,552

0,337c
5,424

6lED
0,007
1,937









6CRE
0,183
1,551









6REM
-0,001
-0,150









6TIT
-0,204c
-2,722

-0,176c
-2,738

AP
0,024c
2,304

0,016d
2,121

errorLP(-1)
-0,722c
-2,883

-0,706c
-3,069

R2 ajustado
0,682

0,666


Akaike (Schwarz)
-3,817
(-3,473)
-3,852
(-3,680)








Durbin-Watson
1,886



1,931









FUENTE: Elaboración propia.
NOTA:     XBS: exportaciones de bienes y servicios; IED: inversión extranjera directa; CRE: financiamiento externo vía créditos;

REM: remesas; TIT: términos de intercambio.
a     Errores estándares corregidos por heterocedasticidad (Huber-White).
b     Estimación de la ecuación (13), excluidas las variables no significativas al 5%.
c     Significativo al 1%.
d     Significativo al 5%.


V.       Conclusiones y recomendaciones de política económica

La condición de pequeña economía abierta, sin reservas de divisas y con un escaso y oneroso acceso a los mercados internacionales de capitales explica la alta sensibilidad que muestra el crecimiento económico cubano respecto del comportamiento de su sector exterior.

El análisis de cointegración propuesto confirma dicha hipótesis y permite concluir que, si bien el impacto de los flujos de remesas en el PIB no ha sido el esperado durante el período de estudio, la IED, los créditos exteriores y los acuerdos preferenciales han tenido un efecto significativo y positivo en la determinación de las tasas de crecimiento de largo plazo de la economía cubana.

En consecuencia, el desarrollo de políticas industriales y comerciales dirigidas a reducir la dependencia importadora representa uno de los principales retos de la economía de la isla para el largo plazo. También debe tenerse muy en cuenta la restricción externa a la hora de diseñar una política económica capaz de afrontar las principales amenazas y oportunidades a las que se enfrenta el país en los próximos años. El cambio de Gobierno en la República Bolivariana de Venezuela o el endurecimiento del bloqueo por parte del Gobierno de Trump socavarían notablemente el volumen de divisas disponibles en Cuba y es muy probable que conduzcan al país a una nueva crisis económica, en un momento de mayor incertidumbre política, luego de la llegada al poder de Miguel Díaz-Canel, como sucesor de Raúl Castro. Ante ese posible escenario, parece razonable que el Gobierno cubano aproveche las oportunidades que le brinda el nuevo marco de relaciones con los Estados Unidos y reimpulse el proceso de reformas internas.

Muy probablemente, flexibilizar la restricción externa cubana también requerirá estimular la IED, continuar con el proceso de vuelta a los mercados de capitales e introducir cambios en la regulación  que permitan la inversión productiva de las remesas. Para ello, las inversiones en el sector no estatal deberían abrirse a profesiones y actividades de mayor productividad, permitiendo aprovechar el enorme capital humano del que dispone Cuba (actualmente subempleado en actividades que apenas requieren formación). El potencial y la sostenibilidad del nuevo marco dependerán, a su vez, de la capacidad del Gobierno cubano para compatibilizar la mejora de la eficiencia y la expansión de las capacidades productivas con el respeto por los principios socialistas, priorizando formas de propiedad cooperativas e implementando una política tributaria que limite las desigualdades y permita mejorar el salario real del conjunto de la población.


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Anexo A1

Cuadro A1.1
Test estadísticos.
Estimación por mínimos cuadrados ordinarios (MCO)

Ecuación
BPa
BPGb
Jarque Bera
(1)
1,010
1,379
4,451




(2)
22,855
14,481
0,858




(3)c
0,741
0,641
2,655

FUENTE: Elaboración propia.
a     Test de autocorrelación de Breusch-Pagan.
b     Test de heterocedasticidad de Breusch-Pagan-Godfrey.
c     Estimación de la ecuación (13) después de eliminar las variables redundantes.