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viernes, 6 de diciembre de 2019

¿Qué impuesto a la riqueza?


MILÁN – Las propuestas para un impuesto amplio a la riqueza no son nuevas, pero sí están recibiendo una atención renovada en Estados Unidos. La desigualdad de ingresos y riqueza sostenidamente en alza ha planteado cuestiones sociales y éticas, inclusive entre algunos ricos. Esta tendencia, junto con la caída de la movilidad social, contribuye a una polarización política que, a su vez, deriva en elecciones políticas pobres y erráticas. Y la historia nos ha enseñado que la creciente desigualdad y la polarización social y política cada vez más intensa pueden conducir a desenlaces más dramáticos e incluso violentos. 

Afortunadamente, existe un cuerpo cada vez mayor de investigación de primer nivel sobre la magnitud, las dimensiones, la historia y las trayectorias de la desigualdad de ingresos y riqueza. Si existe una creciente demanda de algún tipo de respuesta de política fiscal para el problema, tenemos maneras de determinar qué medidas serían más efectivas, dependiendo del objetivo específico.

Si uno escucha a los contendientes para la candidatura presidencial del Partido Demócrata, parecería que quienes proponen el impuesto a la riqueza tienen, en verdad, objetivos muy diferentes. Bernie Sanders, que ha dicho que “los multimillonarios no deberían existir”, parece considerar que la desigualdad extrema es ofensiva en sí misma. Pero otros se centran más en qué significa la desigualdad para quienes están en la mitad o en los dos tercios inferiores de la distribución de ingresos y riqueza. Elizabeth Warren, por ejemplo, quiere gravar a la riqueza para solventar una ambiciosa expansión de la seguridad social y otros servicios.

Un impuesto a la riqueza es, esencialmente, un gravamen que reduce los retornos sobre la inversión. Un impuesto del 3% a la riqueza llevaría un retorno pre-impuestos del 10% sobre la inversión a un 7%, lo que representa un impuesto del 30% sobre los retornos de la inversión, a pagarse cuando esos retornos se conviertan en ingresos. Sin embargo, el mismo impuesto sobre un retorno pre-impuestos del 5% sería equivalente a un impuesto del 60%, mientras que sobre un retorno pre-impuestos del 20% equivaldría a un impuesto del 15%. Es una gran diferencia. Como demuestran estos ejemplos, cuando un impuesto a la riqueza se mantiene constante, la magnitud del impuesto a los retornos sobre la inversión cae proporcionalmente a medida que aumenta el retorno pre-impuestos.

Es más, los individuos ricos por lo general tienen acceso a una amplia gama de clases de activos, muchos de ellos líquidos. Debido a diversas restricciones regulatorias y la prima de iliquidez, los retornos pre-impuestos sobre estas clases de activos tienden a ser más altos. En este caso, un impuesto a la riqueza del 2% sobre activos por un valor de 500 millones de dólares y del 3% sobre activos de 1.000 millones de dólares (como en la propuesta de Warren) no sería tan alto. Una referencia de 500 millones de dólares no limitaría la capacidad de gasto de la mayoría de la gente, que quedaría en libertad para invertir en activos líquidos de mayores retornos para los cuales el impuesto incremental implícito sobre los retornos de la inversión sería relativamente bajo.

Hay otro punto importante a tener en cuenta: en el sistema actual, el impuesto efectivo sobre el ingreso derivado de la inversión baja sustancialmente en tanto aumenta el período de diferimiento. Los individuos ricos que han creado compañías valiosas tienden a no desprenderse de las acciones y pueden diferir la realización de las plusvalías durante períodos prolongados –o inclusive indefinidamente si donan los activos-. Si, por ejemplo, el impuesto sobre un ingreso de inversión realizado es del 30%, el retorno pre-impuesto sobre los activos es del 15% y la realización de las plusvalías se difiere por 25 años, el impuesto efectivo sobre los retornos de la inversión llega apenas al 10,5%. El diferimiento durante 25 años reduce la tasa impositiva a un tercio de su valor y permite casi duplicar los activos después de impuestos.

Claramente, el diferimiento tiene un efecto muy importante en las tasas de impuestos efectivas. También es una práctica normal entre los ricos y los moderadamente acomodados (digamos, el 5% superior de la escala). Un impuesto a la riqueza, sin embargo, es difícil de diferir, porque conservar una amplia colección de activos que no tienen un valor de mercado realizado no es fácil.

En la práctica, entonces, un impuesto a la riqueza probablemente se aplicaría en base a algo aproximado al valor actual real de un activo, quizá con un descuento modesto para las inversiones más recientes. Y los impuestos a los retornos sobre la inversión seguirían aplicándose a las ganancias realizadas.

Considerando que un impuesto a la riqueza es menos diferible, y que su impacto depende (inversamente) de los retornos pre-impuestos, es razonable que un impuesto a la riqueza modesto sólo conduzca a una tasa de impuesto efectiva implícita ligeramente superior sobre los retornos de la inversión que en el sistema actual.

Aun así, quienes se oponen a un nuevo impuesto a la riqueza ofrecen varios argumentos en su contra. Uno –el argumento de pie en la puerta- sostiene que una vez que se implementa un impuesto a la riqueza, aumentará con el tiempo. Pero la trayectoria hacia abajo de las tasas del impuesto a las ganancias en Estados Unidos en las últimas décadas no parece respaldar este argumento.

Un segundo argumento es que la productividad, el crecimiento y los empleos se verán afectados. ¿Pero se supone realmente que debemos creer que los empresarios que han creado compañías altamente valiosas (y merecen ser ricos) abandonarían sus esfuerzos si supieran que su riqueza después de impuestos se reduciría de, digamos, 12.000 millones de dólares a 8.000 millones de dólares? La realidad es que los aumentos incrementales de la riqueza en el nivel que se discute (por encima de los mil millones de dólares) tienen poco que ver con el consumo y el estilo de vida. Son señales de éxito y estatus. Un impuesto a la riqueza ajustaría las escalas, pero no cambiaría los rankings generales.

Finalmente, algunos sostienen que deberían poder conservar toda su riqueza porque se la ganaron con su propio esfuerzo. Pero este argumento ignora la realidad: cualquiera que tiene éxito en Estados Unidos es un beneficiario de un sistema más amplio que le ofreció los medios y la oportunidad para hacerlo.

En tanto los debates sobre la desigualdad han cobrado impulso, un grupo influyente de individuos ricos ha pasado a defender un impuesto a la riqueza moderado, siempre que se lo aplique de manera tal que amplíe las oportunidades disponibles para el 50% inferior de los asalariados. Hay un desacuerdo legítimo sobre si la mejor manera de hacerlo es a través de una transferencia directa del ingreso a los hogares de ingresos más bajos, o a través de una expansión de los servicios sociales financiados con dinero público centrados en opciones educativas y laborales. 

Es importante dar este debate, pero es una cuestión separada. En cualquier caso, las propuestas actuales para un impuesto a la riqueza moderado merecen una atención dedicada. Debe de haber mejores y peores maneras de encarar la trayectoria distributiva catastrófica de la economía de Estados Unidos. Pero la peor opción claramente es no hacer nada.


MICHAEL SPENCE, a Nobel laureate in economics, is Professor of Economics at New York University’s Stern School of Business and Senior Fellow at the Hoover Institution. He was the chairman of the independent Commission on Growth and Development, an international body that from 2006-2010 analyzed opportunities for global economic growth, and is the author of The Next Convergence: The Future of Economic Growth in a Multispeed World.

Fort Myers y La Habana se enlaza con apertura de vuelos chárter

Foto: Radio Cadena Agramonte (RCA)
El interés que se mantiene hoy en Estados Unidos por los viajes a Cuba, pese a las restricciones del Gobierno norteamericano, se ratifica con la apertura de vuelos chárter entre Fort Myers y La Habana.
La compañía Cubazul, que hasta hace poco solo llevaba pasajeros a Cuba desde el aeropuerto internacional de Miami, comenzó a realizar dos vuelos semanales directamente desde el aeropuerto internacional Southwest Florida, de Fort Myers, hasta la capital del país caribeño.
Victoria Moreland, portavoz de esta última terminal área, informó al periódico The News-Press que la nueva oferta de Cubazul los convierte en el único proveedor de vuelos con viajes sin escalas entre esa ciudad de Florida y la mayor de las Antillas.
De acuerdo con el medio, Cubazul también realiza viajes desde Miami hacia otros destinos del país caribeño, como Santa Clara, Camagüey, Holguín y Varadero.
Las noticias sobre los nuevos recorridos se difunden poco antes de que el próximo día 10 entre en vigor una nueva medida de la administración de Donald Trump contra Cuba, mediante la cual quedan prohibidos los vuelos regulares de las aerolíneas estadounidenses a cualquier lugar fuera de La Habana.
Tal restricción, anunciada el 25 de octubre último, se une a las acciones adoptadas por el Gobierno del republicano para golpear los viajes a la Isla, luego de que en los últimos años hubo un incremento sustancial de las visitas de los estadounidenses al país vecino.
La suspensión de vuelos a destinos fuera de la capital cubana fue criticada por legisladores que quieren eliminar las restricciones de viajes a la mayor de las Antillas, cubanos residentes en este país y organizaciones que desean mejores nexos bilaterales.
¿Cómo se supone que los cubanoamericanos visiten a sus seres queridos si no hay vuelos a la mayor parte del país? Entendemos que los políticos que hacen esta medida probablemente nunca hayan estado en Cuba, pero incluso ellos deberían ser capaces de ver que la gran mayoría de los cubanos no viven en La Habana, dijo entonces Marguerite Jiménez, directora para Cuba de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos.
La restricción no afecta, sin embargo, a las compañías de vuelos chárter, por lo que Maykel Constantin, director de operaciones de Cubazul, señaló que buscan expandirse pronto con vuelos desde Fort Myers hacia áreas como Holguín y Camagüey.
Según declaró a The News-Press, «la demanda de los recorridos desde Fort Myers ha sido extremadamente alta. Cada minuto hay una nueva reserva en nuestro sitio web. Estamos recibiendo muy buenos comentarios», apuntó.
Fuente: Radio Cadena Agramonte

El hombre de los aranceles

El Derecho en Estados Unidos ofrece mucha más capacidad de acción al presidente en materia de comercio


Donald Trump habla en el Club Económico de Nueva York. S. PLATT (GETTY)


Hace casi exactamente un año que Donald Trump declaró “soy un hombre de aranceles”. Por una vez, decía la verdad.

A estas alturas, he perdido la cuenta de cuántas veces se han recuperado los mercados al creer que Trump estaba relajando su guerra comercial para, a continuación, enfrentarse al anuncio de que el esperado acuerdo no iba a producirse. La pasada semana volvió a ocurrir: los mercados apostaron por la llegada de la paz comercial entre Estados Unidos y China, pero poco después recibieron el mazazo de la declaración de Trump de que podría no haber acuerdo antes de las elecciones y de la imposición de nuevos aranceles a Brasil y Argentina. De modo que Trump es realmente un hombre de aranceles. ¿Pero, por qué? Después de todo, los resultados de su guerra comercial han sido sistemáticamente malos, tanto desde el punto de vista económico como desde el político.

Les daré una respuesta breve. Pero, primero, hablemos de lo que ha conseguido de hecho la guerra comercial de Trump.

Un aspecto peculiar de la economía de Trump es que, si bien el crecimiento en conjunto ha sido sólido, las áreas de debilidad coinciden precisamente con aquello que el presidente deseaba estimular. Recuerden que el único gran logro legislativo de Trump ha sido un enorme recorte fiscal para las grandes empresas que debía conducir a un repunte de la inversión. En lugar de eso, esas grandes empresas se embolsaron el dinero y la inversión empresarial ha caído.

Por otra parte, se suponía que su guerra comercial iba a disminuir el déficit comercial y a revitalizar la producción estadounidense. Pero el déficit comercial ha crecido, y la producción industrial está debilitándose. Lo cierto es que incluso a los economistas que se oponían a los recortes fiscales y a los aranceles de Trump les sorprende lo mal que estos están funcionando. La explicación más común que se da a estos malos resultados es que la política arancelaria trumpiana está creando mucha incertidumbre, y eso está dando a las empresas un fuerte incentivo para posponer cualquier plan que pudieran tener de construir nuevas fábricas y crear puestos de trabajo.

Sin embargo, en ese caso, ¿por qué no hace Trump lo que los mercados siguen equivocadamente esperando que haga y se olvida del tema? Su continua obsesión con los aranceles parece particularmente extraña teniendo en cuenta que cada vez hay más pruebas de que le está perjudicando en el plano político.

Es importante comprender que el proteccionismo trumpiano no ha sido una respuesta a una corriente de opinión pública. Lo que puedo decirles después de la interminable serie de conversaciones en restaurantes con tipos blancos (que son, como todos sabemos, los únicos estadounidenses que importan), estos votantes se guían más por la animosidad hacia los inmigrantes y la sensación de que los estirados progresistas los miran por encima del hombro que por la política comercial.

Y la opinión pública parece haberse vuelto mucho menos proteccionista a medida que Trump ha ido aumentando los aranceles, y el porcentaje de estadounidenses que opinan que los tratados de libre comercio son buenos es más alto que nunca.

De modo que la guerra comercial de Trump está perdiendo apoyo, no ganándolo. Y un análisis reciente concluye que fue un factor que perjudicó a los republicanos en las elecciones de mitad de mandato de 2018, y les hizo perder un número significativo de escaños en el Congreso.

No obstante, Trump persiste. ¿Por qué lo hace? Una respuesta es que Trump tiene desde hace mucho una fijación con la idea de que los aranceles son la respuesta a los problemas de Estados Unidos, y no es el tipo de hombre que reconsidere sus prejuicios a la luz de las pruebas. Pero hay algo más: el derecho comercial estadounidense le ofrece más libertad de acción —más capacidad para hacer lo que quiera— que cualquier otra área política.

La historia básica es que hace mucho —de hecho, tras la desastrosa ley arancelaria de Smoot-Hawley aprobada en 1930— el Congreso limitó deliberadamente su intervención en la política comercial. A cambio, le dio al presidente la capacidad de negociar con otros países acuerdos comerciales que después serían sometidos a votaciones de aprobación o rechazo sin enmiendas.

Sin embargo, siempre estuvo claro que este sistema requería cierta flexibilidad para responder a los acontecimientos. De modo que se daba al poder ejecutivo la capacidad de imponer aranceles temporales en determinadas situaciones: aumento excesivo de las importaciones, amenazas a la seguridad nacional o prácticas desleales de gobiernos extranjeros. La idea era que unos expertos independientes determinasen si estas condiciones se daban y en qué momento, y el presidente decidiese entonces si actuar o no.

Este sistema funcionó bien durante muchos años. Sin embargo, ha resultado ser extremadamente vulnerable ante alguien como Trump, para quien todo es partidista y para quien “experto” es un insulto. Las justificaciones que Trump ha hecho de los aranceles han sido a menudo claramente absurdas. En serio, ¿quién piensa que las importaciones de acero canadiense hacen peligrar la seguridad nacional? Pero no hay una forma clara de impedirle que imponga aranceles siempre que le apetezca.

Y tampoco hay una forma clara de impedir que sus funcionarios concedan a determinadas empresas exenciones arancelarias supuestamente basadas en criterios económicos, pero que en realidad son una recompensa a su respaldo político.

Así que esta es la razón de que Trump sea un hombre de aranceles: le permiten ejercer un poder sin restricciones para recompensar a sus amigos y castigar a sus enemigos. Cualquiera que piense que va a cambiar de estilo y empezar a comportarse de manera responsable vive en un mundo imaginario.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía. © The New York Times, 2019. Traducción de News Clips

Incorporados 22 centrales a la presente zafra

Por Amado de la Rosa Labrada

En la actual zafra azucarera 2019-2020, ya muelen 22 centrales, la mitad del grupo que se incorporará en esta temporada, informó el Grupo Azucarero AzCuba, al cierre de esta edición.

Otras 17 fábricas activarán sus máquinas, de acuerdo con lo previsto, antes del cierre de año, mientras las restantes cinco deben comenzar a fabricar azúcar a partir del próximo mes de enero, todos con el principal compromiso de lograr molidas estables para garantizar mayor eficiencia y aprovechamiento de la capacidad industrial.

Liobel Pérez Hernández, comunicador de AzCuba, informó a Opciones que hasta la fecha los centrales activos aprovechan la norma potencial a 69 %, con ascenso gradual del rendimiento industrial ya en 7,60; “ambos elementos, apuntó el especialista, marcan la eficiencia productiva, en correspondencia con lo previsto hasta la fecha”.

Añadió que se mantiene la calidad del azúcar producida, apoyado sobre todo en el suministro de una mejor materia prima. “Hay mayor calidad de la caña que se recibe en los ingenios en esta temporada, superior en igual fecha a la de la zafra anterior; por ejemplo, la presencia de materias extrañas está ahora en 13 % y el año pasado era de 26 %”.

Reiteró que en esta temporada 97 % de los cortes se hará de forma mecanizada en los 44 centrales de 13 provincias, excepto La Habana, Pinar del Río y el municipio especial Isla de la Juventud.

Marchan sin contratiempos

Mientras en la provincia de Camagüey tras casi dos semanas de cosecha, iniciada por el central Siboney -primero del país-, seguido por el Carlos Manuel de Céspedes, del municipio de igual nombre, la contienda azucarera marcha sin contratiempos, territorio donde esperan incorporar otros dos ingenios a la producción en diciembre, destaca el sitio www.adelante.cu.

El ingeniero Maximiliano Hernández Suárez, director de las fábricas de AzCuba en Camagüey, precisó que en la presente zafra intervendrán 17 centros camagüeyanos de acopio y limpieza de la caña, que se enviará a los basculadores del Siboney, Céspedes, Panamá y Batalla de las Guásimas, en Vertientes, a través del transporte ferroviario.

El directivo de AzCuba apuntó que de acuerdo con la envergadura de las reparaciones y la tardanza de insumos para los preparativos industriales de zafra de cada ingenio, los dos últimos, deben ser los próximos en incorporarse a la fabricación de azúcar en Camagüey, con antelación a las fechas iniciales previstas.

La saga del azúcar

SINE DIE 89 SD2
Por  JUAN M FERRAN OLIVA
 DICIEMBRE 6 DE 2019

Durante años me dediqué a la economía del azúcar y aún quedan vestigios de sacarosa en mi sangre. Recientemente Benavides y Edison han abordado el punto y avivado mi nostalgia. Es una provocación que no puedo eludir. Lo extenso del tema me obligaría a romper mi voto de brevedad. Para preservarlo dedico 4 números a su exposición. Disculpen la bien intencionada trampa. JMFO

I - Cualquier tiempo pasado fue peor

Cuando los escribas de Alejandro Magno llegaron a la India descubrieron que sus naturales producían una miel sin el concurso de las abejas[1]. Muchos siglos después se había desarrollado la tecnología de los trapiches que tuvo por epicentro al Mediterráneo. Fue llevada por los árabes. De allí pasó a Canarias y los conquistadores la trasplantaron a América.

En un principio Brasil se convirtió en el primer productor mundial. Se le unieron las Sugar Islands británicas, más cercanas a los mercados En el siglo XVIII Haití ocupó esa posición. La perdió y entonces la primacía pasó a Cuba a fines de dicha centuria. Durante su primera mitad destacó la figura del cubano Álvaro Reinoso como científico de la caña de azúcar. El método que propugnaba no fue aplicado en Cuba debido a razones crematísticas. Era la época de los ingenios primitivos. Cuando el rendimiento agrícola decaía, eran trasladados a otro espacio previamente tumbado, Fue un procedimiento bárbaro. Sobreponía la ganancia a la deforestación. Pero el trapiche devino obsoleto. Fue sustituido por el ingenio central movido a vapor y dotado de clarificadores, equipos al vacio y centrifugas[2].

En 1886, tras abolirse la esclavitud, unos 1700 ingenios primitivos fueron sustituidos por alrededor de 200 grandes ingenios centrales.  En su conjunto producían más azúcar que los anteriores, con costes competitivos y un producto de calidad muy superior. El paso de la manufactura a la industria mecanizada provocó también un cambio social. Los antiguos propietarios de trapiches quedaron como productores de caña[3]. Eran los llamados colonos en contraposición a los hacendados, capitalistas dueños de la nueva y costosa industria.

Algo tardíamente Cuba se puso al día y continuó como azucarera del mundo. La entonces colonia política española comenzó a depender económicamente de Estados Unidos[4], cuyos lobbies refinadores apoyaron la intervención militar en 1898. En los primeros 25 años del siglo XX la industria azucarera cubana actuó como su abastecedora de crudo.

Pero en 1928 estalló la gran crisis mundial y se animó el proteccionismo norteamericano. Cesaron las inversiones en centrales. Cuba sobrevivió atada por las cuotas de importación. Se inició un largo proceso de descapitalización sólo interrumpido levemente después de la segunda Guerra Mundial. Era escaso el capital y relativamente abundantes la tierra y ello permitía disponer de una reserva de alrededor del doble del área necesaria. La capacidad industrial máxima era de unos 6 millones de toneladas de azúcar[5].

En 1958, en condiciones de trabajo manual, abundancia de tierras, cultivo en secano y ausencia de fertilizantes, el rendimiento agrícola era uno de los más bajos del mundo. Dependía de la lluvia[6]. Sin embargo, el contenido de sacarosa en caña era elevado; es una virtud natural de las tierras y el clima de la Isla.

Después de 1959 se produjo un drástico cambio[7]. No fue hasta 1963 que se concretó una estrategia de desarrollo económico. Partió de la fortaleza azucarera cubana y las oportunidades que le brindaba la URSS. El país disponía entonces de 161 centrales y sus entidades complementarias.

La  Zafra los Diez Millones en 1970 fracasó como objetivo olímpico pero dejó a la industria en condiciones de producir 8 millones TM anuales de azúcar.. Además se recapitalizaron las fábricas, la agricultura cañera se mecanizó en buena medida y mejoró sensiblemente la calificación del personal. También se desarrolló la investigación y crecieron las producciones de derivados y otras actividades inducidas. En la década de 1980 se construyeron 8 nuevos centrales de unas 7.000 TM de capacidad de molida cada uno[8].

Las condiciones estipuladas con la URSS favorecieron la extensión de las zafras a 150 días en contraste con los 90 ó 100 anteriores. Ello redujo los rendimientos industriales y condujo al aumento de los costos de producción. De todas formas, los de la ineficiente industria remolachera socialista rondaban los relativamente altos precios pagados por el azúcar de la Isla.

La pertenencia al CAME no favoreció estratégicamente a Cuba que  continuó siendo exportadora de productos primarios. Sin embargo, recibió muchas ventajas de la URSS. Al desaparecer ésta se perdió la exportación de azúcar a precios diferenciados. En lo sucesivo las zafras redujeron su extensión intentando acercarse a los volátiles precios del mercado mundial. También incidió la carencia de recursos de refacción y la falta de caña. En ocasiones, incluso, fue necesario importar el dulce producto.

Afortunadamente el país ha logrado transformar su economía externa. Es un éxito del que poco se habla. Los ingresos perdidos son compensados por la exportación de invisibles. De todas formas, el azúcar continúa formando parte del elenco exportable.

II- AZÚCAR, ETANOL Y BAGAZO


La Crisis del Petróleo en 1973 indujo al gobierno de Brasil a crear el programa Pró-álcool encaminado a desarrollar un biocombustible renovable nacional. Fue el etanol. Se diseñaron planes para su producción a gran escala y la industria automovilística de aquella época se adaptó a dicha alternativa. Fueron incorporados dos versiones de autos, unos operaban con gasolina común y otros con alcohol. En 1986 el 76% de los vehículos brasileños utilizaban este último (1).

Con posterioridad el precio del azúcar subió y declinó la producción de alcohol a base de caña. La industria tenia la alternativa de producir uno y otro renglón de acuerdo con el mercado. Pero en la década del 90 el aumento de la cotización del petróleo devolvió su importancia al etanol. Entonces comenzó a mezclarse con la gasolina en alrededor del 20%.

En el año 2003 el Grupo Fiat desarrolló un combustible llamado comercialmente flex fuel. Podía utilizarse indistintamente en sus automóviles convencionales de gasolina, de etanol o de la mezcla de ambos. Adicionalmente reducía entre un 50% y un 70% los gases de efecto invernadero. La competencia espoleó a las demás marcas que se sumaron al empleo de combustibles flexibles (2). En 2008 la flota brasileña de vehículos flex alcanzaba 6 millones de autos.

En Estados Unidos también se desarrolló la producción de etanol, pero a base de maíz, lo que encarece el cereal y lo resta del capítulo de la alimentación humana y animal. El litro brasileño tenía un costo de $0.22 ($0.83 por galón), mientras que el norteamericano costaba $0.30 ($1.14 por galón). Este último disfrutaba además de un subsidio federal (3).

Al presente Brasil es el mayor exportador mundial de etanol y el segundo mayor productor. Estados Unidos es el primero. Entre ambos acopian el 70% del total y casi el 90% del utilizado como combustible. La producción mundial actual debe rondar los 30.000 millones de litros.

El etanol brasileño es competitivo (4) si el precio del petróleo se mantiene por encima de US$ 40 dólares el barril. El estadounidense deberá ser US$ 60 y el europeo US$ 80. Se pronostica que los precios del barril de petróleo se moverán entre US$ 48 y US$ 62 hasta 2030 (5)

En marzo de 2007 se suscitó una polémica alrededor del tema. Los entonces presidentes de Brasil y Estados Unidos, respectivamente Luiz Inázio Lula da Silva y George W. Busch promovieron la producción y uso del etanol en América Latina. La iniciativa provocó reacciones negativas. El entonces Presidente de Venezuela Hugo Chávez repudio el plan considerando que afectaría la producción de alimentos. Igual postura adoptó Cuba (6).

Las disponibilidades de área en Brasil, e incluso en Venezuela, son muy superiores a las de Cuba.

Las mencionadas declaraciones fueron hechas hace 12 años. La reestructuración azucarera cubana llevada a cabo entre 2002 y 2007 implicó, en teoría, que del fondo inicial de tierra quedaran 760.000 Ha. dedicadas a caña y otras 1.340.000 Ha a labores agropecuarias (7). A mediados de 2017 se consignan 894.000 Ha.8 que no son reclamadas por los particulares. Tal circunstancia puede cambiar algunos criterios que han prevalecido. Uno de ellos es la liza entre la producción de alimentos y el combustible.

El bagazo es también utilizable en la fabricación de papel y tableros. En el pasado Cuba lo quemaba en plantas ineficientes con el propósito de liquidarlo como molesto excedente. La crisis energética ha cambiado la mentalidad. Ahora es más proclive la idea de emplearlo como combustible en plantas de alta eficiencia.

En el 2010 el entonces presidente brasileña Lula inauguró una termoeléctrica anexa a un gran central del país. Forma parte de un grupo de 8 de este tipo. Son alimentadas con el bagazo propio y el acopiado en plantas cercanas. Su capacidad conjunta es de 543 megavatios de energía9 y significó una inversión de US$ 496 millones de la época. Las plantas térmicas a partir de biomasa representaban en el año 2010 el 6.6% de la matriz energética de todo Brasil. En Cuba la prensa ha anunciado la reciente puesta en marcha de una planta que también recolectará bagazo del entorno. Otras dos plantas similares están a punto de iniciar sus actividades. Bienvenidas sean.

Ha pasado mucha agua bajo el puente. Cabe preguntarse si merece la pena reconsiderar, mediante estudio, la conveniencia de producir etanol, sus proporciones y el destino y uso del bagazo.

III- EL IMPLACABLE MERCADO

El medio siglo anterior a 2010 registró mundialmente un importante incremento en el uso de edulcorantes sintéticos. La cultura alimentaria redujo los per cápita de ingesta de azúcar en países ricos. Usualmente consumían 40 ó 50 kg per cápita anuales (1). La lucha por la salud y los sucedáneos los han hecho descender a niveles de 30 a 40 kg per cápita, y aún menos (2). Al mismo tiempo, países de gran población como India consumen tan sólo 20 Kg per cápita y algo similar ocurre en muchos del tercer mundo. En otros casos prevalece el hábito adquirido en los grandes países productores (3). En base a todo ello el consumo global crece insistentemente a ritmo pausado.

La competencia ha generado pintorescas batallas propagandísticas. Así, por ejemplo, un grupo vinculado a intereses cañeros o remolacheros puede encargar un estudio sobre determinado edulcorante al que se le descubrían propiedades negativas. Puede ocurrir lo contrario cuando productores de sucedáneos promueven investigaciones que dramatizaban la incidencia del azúcar en la obesidad, las caries y otros males. La ciencia al servicio del marketing.

En la actualidad más de 100 países fabrican azúcar, mayormente a base de caña. Constituyen aproximadamente la mitad de los Estados vigentes. En 1960 se producían unos 50 millones TM; en el año 2019 superarán los 170 millones TM. La lista es encabezada por Brasil. En 2015 Cuba ocupaba el lugar 18 y se hallaba aún entre los primeros 25 grandes productores (4).

Más de las 2/3 partes de la producción son absorbidas por los propios países que lo elaboran. Suelen comercializarse al amparo de acuerdos con cuotas y precios protegidos que oscilan entre 20 y 30 centavos/libra (448 $/TM y 672 $/TM). El resto va al mercado mundial regido por la oferta, la demanda y los stocks. Quienes producen a más bajo costo son Australia, Brasil, Guatemala, Zambia y Zimbabue. Se mueven entre 7.58 y 8.1 centavos de dólar (US$167 y US$179 por TM) (5).

Una economía abierta no vive de lo que exporta, como habitualmente se dice, sino de la diferencia entre sus costos de producción y los precios que logra en el mercado.

Según estudios externos (6), los costos del azúcar crudo en Cuba debían ser superiores a 10 centavos por libra (224 $/TM) (7) entre los años 1995 al 1999. En esa época los precios del mercado mundial se movieron entre 6,6 centavos y 12,25 centavos por libra (148 $/TM y 274 $/TM). Más tarde y hasta 2008, fueron algo superiores sin ir más allá de los 15 centavos/libra (336 $/TM).

En las nuevas condiciones tras la desaparición de la URSS no era posible para Cuba regresar a zafras al viejo estilo ni al de la etapa previa a 1959. La actividad requería enormes gastos inversionistas y operativos. La baja eficiencia generaba un círculo vicioso. La ausencia o estrechez de ganancias acarreaba insolvencia y ello dificultaba el acceso a créditos. Tan sólo en diesel, la enorme industria existente requería más de 450.000 TM anuales.

A partir de 1996 comenzaron a paralizarse centrales y en el año 2000 algo más de 50 no trabajaban. Para colmo en los años 2001 y 2004 los precios internacionales del azúcar bajaron a alrededor de 6 centavos por libra (132 $/TM). A su vez se producía el acrecentamiento de precio en los combustibles fósiles y en los fletes. Entre 1997 y 2002 la producción azucarera cubana bajó a casi la tercera parte de su capacidad.

En abril de 2002 se inició la reestructuración de la industria. En dos etapas que terminaron en diciembre de 2007, fueron eliminados 94 centrales de los que dependían 109,000 trabajadores (8) que se incorporaron a nuevas labores. Muchas actividades logísticas pasaron a otros organismos (9). La reestructuración implicó que del fondo inicial de tierra quedaran sólo 760.00 Ha. dedicadas a caña y el gran resto de 1.340.000 Ha a otras labores agropecuarias (10). Cada año hacen zafra sólo algunos centrales, según las circunstancias y la decisión estatal.

IV - ¡SALVEMOS AL AZÚCAR!

En la industria azucarera influyen decisivamente dos tipos de rendimientos. Uno es el agrícola consistente en el volumen de caña obtenido en un área determinada. Otro es el tenor de sacarosa de la caña que al ser recuperado en el central se convierte en el rendimiento industrial. Dicho contenido disminuye tras el corte. Para evitarlo, en muchos centrales modernos se ha implantado la cosecha nocturna. Del corte al molino.

La economía azucarera no depende sólo de factores técnicos. Los económicos suelen ser decisivos. En 1958 abundaba la tierra y la mano de obra. Escaseaba el capital. Ello condujo a la descapitalización azucarera y a la ausencia de fertilizantes y regadío. Sin embargo el contenido de sacarosa en caña era elevado. Quizás tales condiciones justificaran los pobres rendimientos agrícolas.

En 1963 el Gobierno Revolucionario adoptó una estrategia de desarrollo que tenia al azúcar como pivote. Con la ayuda de la URSS se llevó a cabo un proceso renovador. Mejoró la calificación del personal y la agricultura cañera se mecanizó en buena medida. Las nuevas exigencias de demanda y los precios preferenciales subvaloraron los factores económicos. Importaba más ell volumen de la producción y la caña recibió el impulso de los fertilizantes, plaguicidas y regadío. Un tema polémico fue el sistema de cosecha tradicional y el de la quema. También se desarrolló la investigación y crecieron las producciones de derivados y otras actividades inducidas. Brotó, asimismo, la preocupación por la mecanización agrícola. Che fue su principal impulsor. Surgieron diversos intentos, entre ellos el del olvidado ingeniero Henderson. Grupos ingenieriles cubanos, soviéticos, checos y búlgaros concretaron finalmente los modelos de combinadas en uso y de producción nacional. Han ido incorporando eclécticamente lo mejor y posible de la técnica mundial.

El regadío es uno de los factores que más incide en la obtención de altos rendimientos cañeros. Existen las condiciones materiales para implantarlo. La red de instalaciones hidráulicas cubana tuvo un desarrollo impresionante. Los 8 espejos de agua existentes en 1959 llegaron a 239 medio siglo más tarde. Su capacidad de represar creció desde 42 millones m3 a 8.774 millones m3.  La llamada Voluntad Hidráulica ha tenido un enfoque principalmente social, con atavíos técnicos.  Sus beneficios se proyectan en la extensión del suministro de agua a la población, el control de inundaciones, el almacenamiento y la alimentación del manto freático. Los resultados económicos son inciertos. Baste señalar los exiguos rendimientos en las distintas producciones agrícolas. Los de la caña se mueven entre los más bajos del mundo. Valdría la pena un estudio integral de la inmensa obra hidráulica realizada. Sería un análisis económico post mortem, pero revelaría potencialidades que no se aprovechan. Ignoro si se ha realizado.

Entre los años 1981 y 2000, el país dedicó 1.268 millones de hectáreas al cultivo de la caña. De 2002 a 2010 se vieron reducidas a una tercera parte, probablemente la mejor. Paradójicamente, sus rendimientos agrícolas decayeron, como promedio, desde las pobres 45.5 Tm/Ha. (52 961 @/caballeria)[2] anteriores, a las paupérrimas 32.4 Tm/Ha. (37 810 @/caballeria)  obtenidas de 2002 a 2010[3].

Rendimientos agrícolas cañeros en distintas  zonas[1]
zona
(TM/ha)
@/caballeria.
Hawái (EEUU)
183.6
  214.236
Guatemala
121.0
    141.205  
Senegal
118.0
    137.704  
Egipto
112.7
    131.519  
Malawi
107.7
    125.684  
Chad
103.1
    120.316  
Zambia
102.6
    119.732  
Burkina Faso
100.5
    117.282  
Suazilandia
96.1
    112.147  
Nicaragua
96.0
    112.030  
Irán
94,5
    110.249  
Australia
77,4
      90.280  
Malaysia
75,4
      87.958  
Tailandia
73,4
      85.602  
Florida (EEUU)
73.1
  85.250
India
68,0
      79.412  
Indonesia
67,8
      79.152  
China
66,4
      77.433  
Filipinas
66,2
      77.305  
MUNDO
65,8
      76.790  
Texas (EEUU)
60.5
      78.578
Japón
58,3
      68.074  
Sri Lanka
57,0
      66.594  
Vietnam
53,0
      61.855  
Luisiana (EEUU)
48.1
  56.092
Islas Fiji
47,8
      55.812  
Cuba 1981-2000
45.5
      52.961  
Myanmar
45,2
      52.789  
Bangladesh
39,9
      46.621  
Nepal
37,8
      44.107  
Cuba 2002-2010
32.4
     37.810
Bután
31,2
      36.433  





[1] Datos tomados de FAO, ONEI y otras fuentes. Corresponden aproximadamente al entorno del año 2015.

Las cifras son obstinadas. En la tabla se comparan dichos resultados con los de diversas zonas. La media mundial es de 65.9 Tm/ha (76.790 @/caballería).
Llama la atención Hawái debido a su tecnología sui generis. Su orografía permite reservorios de agua en zonas montañosas y puede fabricar la caña. Riegan cuando conviene y le dan un crecimiento de dos años. Ello implica complicados métodos de cosecha y beneficio, pero son compensados por una zafra de casi todo el año y los estratosféricos rendimientos agrícolas. Desconozco el costo, pero en el peor de los casos evita importaciones.

Un caso notorio es Guatemala[4]. Sus zafras son de pocos meses, convencionales. Es un país tropical con una extensión y cifra de habitantes parecidos a los de Cuba. Produjo 2.9 millones de TM de azúcar en la zafra 2018-2019. Dedica la tercera parte al consumo interno, por lo que deben exportar unos 2 millones de TM que significaron ventas por US$ 965.5 millones, incluyendo los derivados (entre ellos el etanol). Es el segundo exportador de azúcar de Latinoamérica, precedido por Brasil. Ocupa el tercer lugar mundial en cuanto a rendimientos agrícolas cañeros.

Florida dispone de 7 grandes centrales. Cinco de ellos surgieron a raíz de la eliminación de la cuota de Cuba en 1960. Luisiana contaba con numerosas unidades pequeñas; algunas dedicadas a elaborar miel para el ganado.

Este indicador es importante pues refleja el aprovechamiento del recurso tierra. Pero no es el único a considerar. Los rendimientos cañeros dependen de factores que implican costos como las variedades utilizadas, el mencionado regadío, el deshierbe, el periodo de reposición de la cepa, la lucha contra las plagas, el tiempo de crecimiento de la planta y el transporte.  Otros son aleatorios como la lluvia, la calidad de los suelos y la temperatura. Los hay también institucionales; tales son el modelo de dirección y la programación del corte.

El rendimiento agrícola sugiere el nivel técnico, pero no ha de tomarse como meta olímpica.. Lo verdaderamente importante es la diferencia entre el costo de producción del azúcar y los precios obtenidos al exportarlo. Si, por ejemplo, el costo total de la tonelada de azúcar y sus derivados fuese de 100 en la agricultura y 100 en la industria, o sea 200 en total, y todo se vendiese en 250 se obtendrían 50 de ganancia. Pero si la aplicación de medidas para aumentar el rendimiento por área elevase el costo agrícola a 150, no habría beneficio.
Joaquín Benavides afirma que entre 2013 y 2018 la producción azucarera cubana disminuyó un tercio[5]. Opina que hay suficiente tierra –de regadío o secano- para lograr zafras de 3 millones de toneladas de azúcar. Afirma, con lógica, que una caña bien sembrada con regadío, en 18 meses es capaz de producir 120 mil arrobas por caballería (112 TM/Ha.). Yo añado que aún en secano, se alcanza un rendimiento parecido en un primer corte de la cepa, pero sustituirla anualmente puede resultar muy costoso. Finalmente dice que en el 2022 podremos estar exportando 3 millones de toneladas de azúcar. Menos el medio millón o más dedicado al consumo interno, digo yo. En consecuencia serian unos 2 millones, cifra nada despreciable aún para una ex campeona.

Como ya se expresó, firmas externas estimaron los costos del azúcar cubano algo superiores a 10 centavos por libra (224 $/TM) entre los años 1995 al 1999. Suponiendo que se hayan basado en la falacia contable de equiparar al cup con el US$, el costo real ha de ser inferior a pesar del tiempo transcurrido. De ser así, constituiría un buen aporte a la balanza comercial si resulta favorable el elemento exógeno, que son los precios externos. En el peor de los casos, el país mantendría su presencia en el mercado y siempre sería beneficioso el flujo de caja.
Es todo cuanto puedo apuntar desde mi cómoda grada de la plaza de toros. Hay buenos suelos, un elevado pol en caña, centrales adecuados, personal calificado, know how, disponibilidad de regadío, etc... Pero algo falla. No tengo sugerencias concretas.  Me limito a afirmar que la primerísima y assoluta industria del país merece una eficiencia superior. Ya el azúcar no es la locomotora económica, pero continua en el tren, lamentablemente muy cerca del furgón de cola.




                                                           FIN

CITAS

I-

[1] Se trataba del azúcar en su forma más primitiva logrado simplemente concentrado el guarapo mediante cocción  hasta lograr una meladura.
[2] La tecnología del ingenio central creó un cuello de botella en el acarreo de caña que finalmente fue superado con el ferrocarril Éste a su vez, ya en el siglo XX, se eclipsó con el desarrollo del transporte automotor especializado.  .
[3] Hubo excepciones por supuesto e incluso algunos centrales poseían tierras propias en las que satisfacían parte de su demanda de caña.
[4] La penetración azucarera norteamericana la iniciaron los Arkins en el cienfueguero central Soledad.
[5] En 1952 se logró una zafra récord de algo más de 7 millones TM.
[6] En su momento establecí la correlación entre el volumen de las zafras cubanas y las lluvias del año anterior. Tenía un alto coeficiente.
[7] La industrialización era uno de los seis objetivos planteados en La Historia me absolverá y se demolieron 9 cachimbos como rechazo a la mono producción.
[8] La capacidad óptima de un central en las condiciones de Cuba es de unas 7000 TM diarias de molida y se corresponde con el tamaño máximo de un solo tándem de molinos en aquella época. Ver Ferran Oliva, Juan M. ¿Cuál es el tamaño óptimo de un  central? Revista de la Asociación de Técnicos Azucareros de Cuba (ATAC)- julio agosto de 1975. Pág. 4-21.

II- 

1 La producción de vehículos en 1986 fue 619.854. Volkswagen, Fiat, Ford y General Motors eran los establecidos en Brasil en aquella época.

2 En 2005 incluían 2 marcas norteamericanas, una italiana, tres francesas, una alemanda y 3 japonesas
3 Fuente: Associação Nacional dos Fabricantes de Veículos Automotores
4 Informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Biocombustibles. Nov. 2006.
5 Según Agencia Internacional de la Energía, los precios del petróleo se mantendrán entre US$ 48 y US$ 62 hasta 2030
6 Castro, Fidel. El uso del etanol y los alimentos. Periódico Granma. Marzo 18 de 2007
7 Labrada Fernández, Nelson, y Sáenz Cooopat, Tirso. Agroindustria Azucarera. En Estructura Económica de Cuba 2008. Colectivo de Autores. Centro de Estudios de Economía y Planificación Juan F. Noyola. Editorial CEEP. La Habana. 2010.
8 Según el Noticiero de TV de agosto 16 del 2017, hay aún 894.000 Ha. de tierra ociosas. Han sido entregadas 1.900.000 ha a quienes las han solicitado para trabajarlas..
9 El Nacional. Caracas, Venezuela. Octubre 11 de 2010. Circulado por EFE.

III- 

1 En el hogar, la gastronomía y el consumo indirecto industrial
2 Estados Unidos tiene un consumo perca pita de 29 Kg. Han contribuido también a ello los edulcorantes sintéticos y el jarabe de maíz
3 Es el caso de Australia, México y la propia Cuba con sus niveles de alrededor de 50 kg.
4 ED & F Man - 2007/08, Oct/Sep basis y ISA (International Sugar Organization). En el año 2015 la producción mundial alcanzó 172,4 millones de TM. Cuba ocupaba el lugar 18
5 Datos procesados por el autor a partir de la información tomada de S. Haley, US and World Sugar and HFCS Production Costs. 1994/95 -1998/99. Sugar and Sweetener Situation &Outlook, set. 2001 ERS/USDA. Citado en Costes de producción del azúcar: Un estudio marco inicial. Comité de evaluación del mercado. Consumo y estadística. International Sugar Organization ISO. Londres. 2 de abril de 2004. Pág.
6 S. Haley, US and World Sugar and HFCS Production Costs. 1994/95 -1998/99. Sugar and Sweetener Situation &Outlook, set. 2001 ERS/USDA. Citado en Costes de producción del azúcar: Un estudio marco inicial. Comité de evaluación del mercado. Consumo y estadística. International Sugar Organization ISO. Londres. 2 de abril de 2004. Pág. 1
7 El promedio para los principales exportadores era 9,73 centavos y 10,6 centavos. Pero en el grupo están los más eficientes, por lo que Cuba, probablemente estará por encima del promedios señalado.
8 Labrada Fernández, Nelson, y Sáenz Cooopat, Tirso. Agroindustria Azucarera. En Estructura Económica de Cuba 2008. Colectivo de Autores. Centro de Estudios de Economía y Planificación Juan F. Noyola. Editorial CEEP. La Habana. 2010.
9 Puertos, vías férreas, caminos, medios de transporte ferroviario y automotor, servicios de electricidad, oficinas de proyectos, plantas mecánicas, acueductos, telefonía, recogida de basura, etc.
10 Labrada Fernández, Nelson, y Sáenz Cooopat, Tirso. Obra citada

IV


[1] Datos tomados de FAO, ONEI y otras fuentes. Corresponden aproximadamente al entorno del año 2015.
[2] Antiguamente se emplearon las arrobas y la caballería. En la actualidad se ha adoptado el sistema métrico decimal..
[3] Datos de ONEI
[4] Informe de la Asociación de Azucareros de Guatemala (Asazgua) 2019.
[5] Benavides Joaquin. ¿Qué pasa con la producción de azúcar? 26 de Noviembre de 2019. Reproducido en Habana Insider de Abelardo G. Mena en 27 de noviembre de 2019.