Por Pedro Monreal
28 de
febrero de 2020
La pregunta inevitable - ¿qué
vendrá a continuación? - es difícil de responder, sobre todo porque todavía
es muy escasa la información relativa al encuentro.
La página de Facebook de la Red de
Emprendimiento de la Universidad de La Habana solamente ha divulgado el
evento de manera general y la otra única información que parece estar
disponible es la que aporta en su página de Facebook Oniel Díaz, un conocido
emprendedor que participó en el evento y que fue informando sobre el
intercambio en tiempo real.
Me permito citar en extenso los datos aportados por Oniel Díaz:
“Esta es sin dudas una mañana diferente. Sentados
juntos en un mismo lugar los gobiernos municipales de la capital y un grupo de
emprendedores para discutir sobre alianzas público-privado. Una reflexión cada
día más pertinente. Un evento organizado por la Red de Emprendimiento de la
Universidad de La Habana y el Centro de Estudios de Administración Pública de
la UH.
¿Qué ha dicho
el gobierno hasta ahora en la reunión?
-Se reconoce que hay resistencia al cambio a la hora
de vincularse con TCP en los niveles locales.
-El sector privado tiene que ser visto como un cambio
favorable para el país y tenemos que ser activos en nuestra relación con ellos.
- Tenemos voluntad de lograr alianzas público
privadas. Estamos abiertos al intercambio.
- Los impuestos que pagan los privados son importantes
para sostener los servicios sociales del país y los miembros del sector pueden
estar orgullosos de esa contribución.
-Este tipo de encuentro hay que sistematizarlo y
aterrizar lo que hablamos en acciones concretas.
- Lograr alianzas con los privados no es un favor del
gobierno, estamos obligados a ello.
... y nos trataron de "Hermanos"
¿Qué hemos dicho los emprendedores en la reunión?
Algunas ideas:
-La necesidad de revisar los niveles de contribución
definidos en la escala progresiva para el pago de impuestos.
-Cómo conocer las prioridades en el desarrollo de los
territorios para sumarse a ellos.
-Qué se puede hacer para enfrentar la corrupción.
-La importancia que existan licitaciones públicas para
optar por locales y contratos públicos.
-Cómo la burocracia y las regulaciones actuales frenan
nuestro aporte.
-Cómo constituir ONG u otros actores similares para el
caso de los proyectos comunitarios.
-Cómo participar de las exportaciones que el país
requiere.
-La necesidad de establecer espacios regulares para la
comunicación entre ambas partes.”
Asumiendo el riesgo de comentar un hecho sobre el que se dispone de tan
poca información pública, adelanto algunas consideraciones.
Comienzo por los aspectos que considero claramente positivos a partir
de evidencias concretas y no solo de declaraciones:
1.El evento reveló la existencia de “voluntades” convergentes
favorables al intercambio entre diversos actores: el
gobierno cubano (a nivel municipal), emprendedores no estatales (sin poder
identificar claramente si había actores privados y también cooperativos), y
académicos en función de “mediadores” activos. La confianza entre los actores
económicos es un aspecto crucial de cualquier reforma económica y no surge
espontáneamente. Hay que construirla progresivamente y requiere determinación y
paciencia.
2.La calidad intelectual del
diseño del evento estuvo asegurada por el hecho de que
la organización del encuentro estuvo a cargo de la Red de Emprendimiento de la
Universidad de La Habana, acompañada del Centro de Estudios de Administración
Pública y del Centro de Estudios de Economía Cubana, también ambos de la
Universidad de La Habana, instituciones todas con reconocimiento por su trabajo
académico riguroso.
3.La información disponible
parece indicar que existió una dinámica de intercambio positiva. Aunque no lo asegura por sí mismo, esto pudiera contribuir a un
trabajo colectivo de aprendizaje y de seguimiento, incluyendo la posible
organización de nuevos encuentros, quizás con funcionarios de un mayor nivel de
jerarquía.
-Circunscribir básicamente
el funcionamiento de los emprendedores al ámbito de la economía local (municipios).
-La noción de que están
“pendientes” de identificación las trabas al sector privado a nivel local, cuando en realidad se trata de problemas
suficientemente conocidos.
-La ausencia de una agenda
de demandas esenciales por parte de los emprendedores. Todas las demandas expresadas durante el encuentro ciertamente tienen
importancia respecto a cuestiones específicas del funcionamiento de los
emprendedores, pero, exceptuando la solicitud relativa a “la necesidad
de obtener personalidad jurídica” (legalización de PYMES), ninguna de las otras
demandas parece tener un carácter estratégico para el desarrollo del sector
privado.
¿Cuáles debería ser las principales demandas estratégicas que pudieran
considerar los emprendedores cubanos?
La respuesta a esa pregunta requiere reconocer dos problemas
relacionados, pero cada uno con su identidad propia.
En primer lugar, se necesita definir claramente el reto primordial que
tienen los emprendedores cubanos. En segundo lugar, identificar los principales
obstáculos específicos que tiene hoy el avance del sector privado en Cuba.
En este plano, aquello de que sea un sector privado “subordinado” al
estatal no significa que necesariamente tenga que tratarse de un sector
económicamente más atrasado que el sector estatal.
Obviamente, es un reto que tiene componentes que rebasan ampliamente el
plano económico. Por una parte, existe una dimensión ideológica relacionada con
la tradicional “sospecha” que pudiera existir respecto a lo privado.
Por otra parte, hay también una dimensión política: la noción de que no
debe permitirse que se salga del control oficial aquello identificado por
algunos especialistas como “el impulso hacia la auto-organización” por parte
del sector privado.
-la ausencia de empresas
privadas legales,
-la ausencia de mecanismos para
el acceso estable al capital (a un precio razonable), incluyendo las divisas, y
-la ausencia de un mercado de
medios de producción que posibiliten alcanzar el nivel que requieren las
unidades económicas privadas para insertarse en cadenas productivas en las que
los otros participantes son empresas “modernas” (estatales, mixtas, extranjeras)
y para poder “avanzar” en esas cadenas, mejorando cualitativamente la oferta.
Es improbable que una cadena productiva pueda ser competitiva si tiene
eslabones débiles en forma de “chinchales” privados.
Por supuesto, me refiero a un escenario en el cual el sector privado
debe concebir su funcionamiento -en alto grado- de manera “incorporada”, es
decir, bajo la forma de empresa.
Inevitablemente, siempre habrá un segmento de trabajo por cuenta propia
(TCP), pero un sector privado que funcione en un marco de complejidad económica
como la actual no puede aspirar a girar en torno al TCP.
Los tres grandes obstáculos anteriormente apuntados son aspectos
estratégicos para el sector privado cubano que necesariamente (eso no es una
opción) deberían funcionar como tres demandas básicas de los emprendedores en
los intercambios que pudieran tener con los funcionarios, para poder articular
adecuadamente la relación “estructural” que aspiran tener con la economía
estatal.
Sin una visión de largo plazo sobre esos problemas y sobre la
centralidad de esas demandas, los intercambios con los funcionarios pudieran
correr el riesgo de enfocarse en cuestiones secundarias.
Una alianza estratégica público-privado: ¿y eso qué pudiera ser?
Uno de los temas que más ha llamado la atención es la utilización del
término “alianza público privado”.
Asumo que se trata de un concepto que ha sido desarrollado por los
colegas cubanos, con aplicación directa al caso de nuestro país, y espero poder
encontrar algún texto que explique el concepto.
Creo que esa precisión pudiera ser útil por dos razones:
-
Aunque el término “alianza
publica- privada” tiene varias acepciones, la predominante (utilizada por el
Banco Mundial) se refiere a otra cuestión: es un eufemismo para hablar de
privatización de activos y de servicios públicos, lo cual, obviamente, nada
tiene que ver con lo que se abordó en el encuentro.
-
En los estudios sobre la relación
entre el sector privado y el estatal en el marco de reformas de modelos
socialistas (específicamente en el caso de China) se utilizan otros términos:
“integración de empresas privadas”, “absorción política” de los empresarios
privados, y también el término de “incrustamiento institucional”. La ventaja
que tienen esos términos es que dejan claro que no se trata de relaciones entre
actores “iguales”, lo cual permite abordar de manera realista (creo que
“cruda”) la Economía Política de un tipo de reforma en la que el Partido
Comunista de China se ha ocupado de “absorber” a lo que se le ha llamado
oficialmente en China “los representantes de las fuerzas productivas
avanzadas”.
Como siempre digo, todo eso de China lo menciono para que se entienda
que es un tema sobre el cual han corrido ríos de tinta y que incluye análisis
muy interesantes sobre un complejo rejuego de intereses en el que el sector
privado no funciona de manera pasiva, sino tratando de optimizar su adaptación.
Resumiendo, me parece que ha sido un evento interesante y considero que
sería conveniente estimular el debate más amplio posible sobre el tema.