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viernes, 6 de marzo de 2020

Se alista Holguín para el comercio electrónico y otros procesos de informatización de la sociedad



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Holguín, 6 mar (ACN) El comercio electrónico es uno de los proyectos más atractivos que se consolidan por estos días en la provincia de Holguín como parte del proceso de informatización de la sociedad que demanda la contemporaneidad y los nuevos mecanismos de gobernabilidad en el país.
Entre las prioridades para el presente año se encuentra la implementación de modalidad de venta en dos aristas fundamentales, una de ciudadano a entidad y entre  instituciones, para influir directamente sobre las gestiones de compra de la población, precisó a la ACN Agustín Chiong Aguilera, director de la Oficina Territorial de Control de las Comunicaciones.
Como primer propósito en este sentido, explicó, se implementará la venta de las entradas del Complejo Teatral Eddy Suñol, un proceso que inició en 2019 con la conformación de su página web y varias plataformas para la descarga gratis de información relacionada con su programación, a cargo de la Empresa Xetid.
Este será uno de los obsequios por los 300 años de fundación del pueblo de Holguín por celebrarse el cuatro de abril próximo y constituirá el inicio de una plataforma que se extenderá a otros espacios como restaurantes y puntos de venta.
A partir de una nueva estructura de gobierno existen otros proyectos de desarrollo local que independientemente se deben promover y es necesario avanzar, como la consolidación de los portales del ciudadano, de los cuales se tiene presencia en los catorce municipios del territorio holguinero, puntualizó el directivo.
Se pretende lograr que estos portales adquieran un nivel de actualización de la información a través de todos los parámetros que destinó el país para el gobierno electrónico y que, al mismo tiempo, tengan una alta interacción con los ciudadanos, para lo que se trabaja sobre las publicaciones de interés para la población y que de esta manera se amplíe la utilidad de estos espacios.
También en el presente año, enfatizó, se debe masificar la presencia de las entidades en Internet, a través de los sitios web y las redes sociales, pues es una vía de enriquecer los dominios nacionales, más baratos para navegar y gestionar contenidos en Internet.
Otra de las acciones importantes para este período es la digitalización de los trámites a la población, que no solamente se realiza a los ciudadanos, sino también hacia los procesos internos de las instituciones para garantizar la eficiencia de los servicios, destacándose en este sentido las empresas Eléctrica y Etecsa con los pagos a través del Transfer Móvil de facturas telefónicas y la electricidad.
Se prevé, además, intensificar los pagos electrónicos con tarjetas magnéticas, que mejoraría la infraestructura en las entidades comerciales del territorio, así como la implementación de la televisión digital a través la instalación de cuatro trasmisores digitales en HD, en Moa, Sagua de Tánamo, Ramón de Antilla y Guardalavaca, y uno con tecnología SD en el telecentro de Gibara.
La infraestructura tecnológica también se ampliará en Holguín a partir de un mayor acceso de los clientes a las plataformas digitales y de la conexión del sistema educacional a Internet y se extenderá el establecimiento del sistema de radiobases de la cuarta generación (4G) en zonas sin estas prestaciones, posibilitando la descongestión de la 3G y otros servicios móviles.
Para materializar todos estos proyectos, resaltó Agustín Chiong, un elemento muy prominente es la ciberseguridad, por lo que es importante la capacitación de directivos y ciudadanos a fin de lograr que toda la actividad se realice sobre plataformas digitales seguras, además de alertar con respecto a las buenas prácticas en las redes sociales y las leyes legales sobre las que se rigen las mismas.

De nuevo los Diez Millones

Por Juan M. Ferrán Oliva 

No, no se asusten. No se repite la aventura. En ¿Volverán las oscuras golondrinas? – SINE DIE 107 del pasado 29 de febrero [Ver debajo, a continuación de este texto]- afirmé que los actuales centrales cubanos pueden exportar 2 millones de toneladas de azúcar (1). Reportarían alrededor de US$ 500 millones en valor, según el precio del mercado. Ya el dulce no es locomotora, pero continúa en el tren de la economía.

El trabajo se honró con la lectura y criterio positivo de Newton Briones Montoto. Sólo pide que aclare porque no se conoce el valor puntual de cada tonelada de aquel azúcar, y el del costo de oportunidad que tuvo la economía del país en su intento por materializar la llamada Zafra de los Diez Millones.

El común amigo Aurelio Alonso sirvió de intermediario. Trabajó en el Cordón de La Habana (2) y aporta un ejemplo. En su momento hubieron de desmantelar dos vaquerías modernas. Disponían de 54 Ha de pastoreo, naves, ordeño mecánico y miles de metros de costoso alambre de púas. Fueron entregadas para sembrar caña. Es un botón de muestra. Hubo muchos más. Aurelio también comenta la situación de penuria contable agudizada en la época.

La ilusión productiva se convirtió en obsesión política. Pareciera que con ella se resolverían todos los problemas económicos del país. La propaganda le dio apoyo y el slogan los diez millones van…de que van, van, fue tan difundido que hasta una orquesta popular lo adoptó como nombre. Aún existe.

El turbulento periodo 1966-1970 se caracterizó por la predisposición hacia las relaciones mercantiles. El idealismo desbordado y la pretensión de construir el socialismo y el comunismo simultáneamente engendraron un estrambótico modelo de dirección. A fines de 1965 fue disuelto el Ministerio de Hacienda y se redujeron las funciones del Banco. El presupuesto de 1967 no llegó a aplicarse pues a mediados de ese año se eliminaron los pagos y cobros entre empresas estatales (3). Dentro de este baile de idealismos se implantó un nuevo sistema contable más sencillo. Fra Luca Pacioli (4) debió estremecerse en su tumba al conocerlo. La aplicación de fórmulas simplificadoras obviaba la partida doble y como mal colateral agregó un apagón estadístico parcial. En medio de la euforia se desató una política insostenible de gratuidades. En muchos lugares se sustituyó el control de entrada y salida por el horario de la conciencia. Salarios y normas se desvincularon y se suprimieron los impuestos a los campesinos y los intereses a los préstamos bancarios. Fue la apoteosis de los estímulos morales. Incluso algunos soñaron con eliminar el dinero.

La falta de personal calificado influyó también. La industria azucarera era la mejor dotada en tal sentido y logró mantener controles tradicionales, pero de manera casi clandestina; constituyó una notable pero insuficiente excepción. Es dudoso el registro de los salarios y gastos del personal ajeno ubicado temporalmente en la dirección de los centrales y áreas cañeras, y los recursos externos.

Durante dicho quinquenio se invirtieron 334 millones de pesos de la época en las instalaciones industriales azucareras; el 30% correspondieron a reparaciones y el 70% a ampliaciones. Las tierras dedicadas a la caña se incrementaron en un 35%. Fueron introducidas nuevas variedades; ampliado el regadío; introducido el uso de herbicidas y fertilizantes, y el de combinadas (5). El verdadero sentido del plan fue la ampliación de capacidades, no la Zafra de 1970 convertida en objetivo olímpico. Finalmente se logró una producción de 8.4 millones TM, un record que superaba al de 7.2 millones TM alcanzado en el lejano año 1952. La movilización general de hombres y recursos, como en una guerra, paralizó y desarticuló la economía.

El costo de oportunidad consiste en el valor que se percibiría de emplearse un recurso determinado en otro quehacer alternativo. Se trata de un referente analítico. Si se elige, por ejemplo, beneficiar a la acumulación, esta tendrá un costo de oportunidad equivalente a la cuantía dejada de consumir. En la Zafra de los Diez Millones se tomó caña dejada del año anterior y otra anticipada de la venidera. El costo de oportunidad en tal caso, fue el azúcar dejado de producir con anterioridad y el que pudiera esperarse en el año futuro.

Llegado el momento de la verdad se colocó en posiciones de zafra a dirigentes de alto nivel. Procedían de todas las esferas y eran ajenos a la actividad azucarera. Su denominador común era la confianza revolucionaria y la experiencia de dirección. Su responsabilidad era transitoria. El humor popular bautizó la campaña como ZAFRA DE LAS ESTRELLAS. Grandes capacidades industriales, agrícolas y de servicios quedaron mal atendidas en función de la zafra sacralizada. Fueron costos de oportunidad de la economía nacional.

En tales circunstancias no es extraño afirmar que el valor puntual de cada tonelada de aquel azúcar no se conoce. Mucho menos se sabrá el costo de oportunidad que tuvo la economía del país en su ingente intento por materializar aquella ilusión productiva.

No obstante, la capacidad y condiciones de la industria azucarera mejoraron, como lo evidencian las altas producciones alcanzadas en años posteriores. La gesta de 1970 fue faraónica y su imagen fue de fracaso. De no haberse convertido en auto de fe y abusado de la aberrante carga propagandística hubiera pasado como un simple incumplimiento de un plan anual normal.

La utilidad de los errores consiste en aprender a no repetirlos.

Notas:

1 Requerirían 2.5 millones de los cuales 500.000 serían para el consumo interno.

2 Ver SINE DIE 26, de noviembre 6 de 2019 titulado “Ubre Blanca”. En él se describe el Cordón de La Habana iniciado el 17 de abril de 1967. Después de 1969 sobrevino un silencio mediático absoluto. Nunca más se habló de él.

3 Informe Central del Primer Congreso del PCC. Diciembre de 1975.

4 Fra Luca Pacioli (1445 – 1517) Fraile franciscano y científico italiano. Se distinguió en el campo de las matemáticas. Su obra más divulgada se refiere a la divina proporción o número áureo y a la contabilidad. Dio impulso al empleo de la partida doble.

5 Informe I Congreso PCC. Pág. 56.

El coronavirus está apagando la economía mundial

Carlos Elordi, eldiario.es

Mientras la epidemia avanza sin causar, por ahora, destrozos catastróficos en la salud de las poblaciones afectadas, su impacto negativo en la economía mundial, y en la de cada uno de los países implicados, ya empieza a tener dimensiones extraordinarias. Las bolsas siguen cayendo, sin responder a las medidas que se están tomando para impedirlo. Los principales organismos internacionales reducen drásticamente sus previsiones de crecimiento. Y también lo está haciendo la producción, particularmente la industrial, pero también la de los servicios. Y, además, a un ritmo acelerado.

El miedo es el motivo principal, casi el único, de esta plaga que está paralizando la economía del mundo globalizado. El miedo a que caigan los beneficios de las empresas cotizadas explica que las bolsas estén sufriendo su peor crisis desde los dramáticos acontecimientos de 2008. El miedo a perder el dinero es la razón de que las inversiones se estén reduciendo hasta casi la nada. Pero el parón que se extiende por todo el mundo se debe, sobre todo al miedo de que la epidemia continúe aún durante mucho tiempo, hay quien habla de un año e incluso de dos.

Que en solo dos meses, de finales de enero a principios de marzo, el Fondo Monetario Internacional haya reducido su previsión de crecimiento de la economía mundial del 3,3% al 2,9% del PIB global y que la OCDE lo haya hecho para los países de su ámbito del 2,9% al 2,4% advirtiendo, además, que si la situación sanitaria no mejora podría caer hasta el 1,5%, confirma la preocupación de las autoridades y la gravedad de la situación.

Y varios de los analistas más respetados de los grandes diarios económicos del mundo han coincidido en decir que lo peor está por venir. Porque los efectos negativos del pánico que está paralizando los mercados van a seguir llegando y sumándose a los que hasta ahora ya se han producido. Y porque en el horizonte no se atisba remedio alguno para frenarlos. El ejemplo más claro de ello es la bajada de los tipos de interés anunciada hace pocos días para los Estados Unidos, rompiendo la férrea resistencia a hacerlo por parte de de Donald Trump, que no ha impedido que la bolsa de Nueva York siga cayendo y con ella las demás del mundo.

Porque por el momento, que más adelante también podría serlo, el rasgo principal de los actuales problemas no es de tipo financiero, sino de parálisis creciente de los mercados, porque en ellos están coincidiendo una caída de la oferta y otra paralela de la demanda. Se está reduciendo la producción y, al tiempo, está cayendo el consumo. En el primer caso, el origen del problema está en China, que desde diciembre está cerrando fábricas que suministran productos a todo el mundo sin que hasta ahora se hayan vuelto a abrir. Esa producción cesante no tiene alternativas en la mayoría de los casos, pero lo peor es que buena parte de la misma es de componentes imprescindibles para decenas de miles de empresas, grandes, pequeñas y medianas, de todo el mundo.

Desde el punto de vista de la demanda, la caída ha empezado afectando a las compañías aéreas, a los aeropuertos, a los cruceros, a la hostelería y a la restauración y también al sector de productos de lujo, de los que China es uno de los líderes mundiales. La reducción drástica de toda suerte de importaciones por parte de China -el 20% del PIB mundial- está dañando gravemente a las empresas de países punteros, y a la cabeza de ellos a Alemania. Y todas y cada una de esas tendencias podrían perfectamente agravarse en el futuro. Porque está claro, y ninguna autoridad sanitaria lo ha desmentido, que la epidemia va a proseguir su marcha.

El sector financiero está sufriendo mucho en las bolsas de todo el mundo, particularmente en la española. Y si el proceso de deterioro no se interrumpe sus problemas podrían agravarse. Porque la banca está al final de la cadena. Y encima, empieza a agitarse otro fantasma: el del formidable endeudamiento mundial, de los estados y de las empresas, que ha alcanzado niveles récord, superando el 330% del PIB del planeta. En las reflexiones de los analistas, la posibilidad de una crisis financiera como consecuencia de la fragilidad del sector empieza a abrirse espacio.

Los diarios económicos de todo el mundo detallan día tras día la lista de víctimas. Empieza a haber quiebras de empresas, aunque por ahora no son muchas, y son más frecuentes las restricciones de plantillas y de producción, por no hablar de las medidas de prevención ante la enfermedad que están tomando cientos de empresas, algunas de ellas entre las más importantes del mundo. El sector turístico es uno de los más afectados y podría sufrir graves contracciones en los meses que vienen y particularmente en el verano.

Por el momento no hay ninguna reacción colectiva por parte de los gobiernos. En Europa hay alguna reunión que no concluye en nada consistente, porque lo que haría falta es un drástico cambio de la política económica que colocara al Estado y a su capacidad de gasto como antídoto principal y de eso no pocos países de la UE no quien ni oír hablar. Una Norteamérica metida de lleno en su campaña presidencial, y con un Trump que empieza a dudar seriamente de su reelección, sigue a lo suyo. China bastante tiene con hacer frente a la epidemia y al destrozo económico que ha provocado y su anterior beligerancia en la guerra comercial con Estados Unidos no es el mejor antecedente para llegar a acuerdos con el resto del mundo. Japón, Corea del Sur, Australia y el resto de países asiáticos, incluido India, que esperaba salir de una recesión de años, se buscan la vida cada uno por su lado.

Pero tarde o temprano habrá una reacción. Porque si se abandona el proceso a su suerte el drama está servido. Y ningún país se va a escapar del mismo.