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sábado, 4 de abril de 2020

Coronavirus en el mundo y Cuba 04.04.2020. Comentario HHC









Observese que los nuevos casos (19), solo representan un crecimiento del  (+7.06 %)  por debajo del ritmo de crecimiento promedio acumulado (+20.56 %) y así tenemos siete días así, esto solo quiere decir que el ritmo es menor y es algo positivo,  pero se siguen acumulado los casos confirmados y los ingresados también. 

El tercer gráfico todavía muestra la linea de tendencia ascendente ( en rojo).  Las próximas tres semanas son decisivas. 

El mundo sigue de manera galopante acumulando casos ( 1 201 591)  y el centro de la pandemia es Estados Unidos, en relación al día de ayer  hay +33  348 nuevos casos confirmados y un incremento de +1 680 fallecidos, y según el presidente Trump se esperan cerca de 200 000 muertos , lo cierto es que su irresponsabilidad esta pasando factura, esperemos que por el pueblo se logre controlar.

España pasó a segundo lugar en confirmados e Italia el pais de mas fallecidos, empieza a mejorar tímidamente.


Cuba que todavía no ha cumplido su primer mes desde que se detectaron los primeros casos,  descendió del lugar 83 al 103 en un solo día a nivel mundial en casos confirmados y eso es bueno, al tiempo que ha mantenido en los últimos cinco días, el numero de fallecidos en 6, aunque hay  algunos enfermos graves. Esto demuestra  que se controla en lo fundamental hasta el presente , pero veremos igual en las dos semanas siguientes el papel y el numero de los asintomáticos de hoy.

¿Es moral mantener intactas las sanciones internacionales en medio de la pandemia?


El impacto de los castigos en la lucha contra el virus varía según los países


Hospital temporal para tratar a pacientes de coronavirus en el centro internacional de exhibiciones del norte de Teherán, este jueves.EBRAHIM NOROOZI / AP


La crisis del coronavirus ha obligado a repensar muchas estrategias de política exterior, entre ellas las sanciones económicas contra países duramente golpeados en estos momentos por la pandemia. Sus críticos sostienen que las medidas suelen estar mal concebidas y rara vez logran modificar el comportamiento que sancionan, mientras que sus partidarios defienden que su eficacia ha aumentado en los últimos años. Desde Naciones Unidas se ha hecho un llamamiento a suspender temporalmente buena parte de estas medidas que hasta la fecha Estados Unidos, su principal promotor, ha ignorado.

Las sanciones económicas son un mecanismo en manos de Gobiernos u organismos internacionales para tratar de alterar decisiones estratégicas de otro Estado —o empresa— que afecta a sus intereses o viola normas internacionales. “En general, estoy en contra de la mayoría de las sanciones económicas. Pero dadas las circunstancias creo que deberían ser suspendidas para el resto del año en aras de la solidaridad global para combatir la Covid-19”, asegura por correo electrónico el economista Jeffrey Sachs. Para Jonathan Masters, del Council on Foreign Relations, sin embargo, la ausencia de sanciones hubiera dado más alas a actores como la Rusia de Vladímir Putin.

De hecho, para el presidente ruso el alivio de las sanciones en estos momentos es un tema “de vida o muerte”. El presidente ruso propuso hace unos días al resto de líderes del G20 el levantamiento temporal de estas medidas. “Idealmente deberíamos introducir moratoria conjunta sobre las restricciones a los bienes esenciales, así como a las transacciones financieras para su compra”, remarcó Putin. “Estoy hablando de los países que más sufren esta pandemia. Al final del día, es una cuestión de vida o muerte, este es un asunto puramente humanitario”, dijo.

Desde que se anexionó la península ucrania de Crimea en 2014, Rusia ha estado bajo una oleada de sanciones que han ido aumentando por su participación en el conflicto del Este de Ucrania y su injerencia en procesos políticos en países occidentales.

Roland Freudenstein, directivo del Wilfried Martens Centre for European Studies, explica que Rusia está intentando debilitar las sanciones mediante su segmentación. “Pero la causa, la anexión de la península ucrania y su intervención en el país no han desaparecido y Moscú no está cooperando para cumplir los acuerdos internacionales. Así que Putin recurre a razones humanitarias”, remarca.

Analistas como Freudenstein señalan sin embargo que no hay ninguna conexión entre las sanciones impuestas a Rusia —a ciertas personas y empresas, tecnología sobre todo armamentística y transacciones financieras— y la emergencia sanitaria. “No es nada nuevo que en ese país y otros ha habido críticos potentes contra las sanciones. Así que el Kremlin se ha aprovechado de la frustración causada por la falta de ayuda desde la Unión Europea contra el coronavirus con esta acción publicitaria con el fin de manejar la opinión pública”, argumenta Freudenstein. Diplomáticos occidentales enmarcan en ese contexto acciones como el envío a Italia de material sanitario y médicos militares.

Frente a esta actitud, Irán y Estados Unidos han convertido la crisis en arma arrojadiza, encastillados en la enemistad y desconfianza recíprocas. Teherán ha responsabilizado a las sanciones estadounidenses de sus dificultades para combatir el brote, obviando su notoria mala gestión. Solo con las muy cuestionadas cifras oficiales, Irán lleva cerca de 50.000 casos confirmados y más de 3.000 muertos. También se le atribuyen el 90% de los contagios de Oriente Próximo.

Expertos en salud pública y activistas de derechos humanos señalan que las sanciones están dificultando la lucha contra el coronavirus. La práctica expulsión de Irán del sistema financiero internacional hace casi imposible para el país importar los suministros necesarios. Solo esta semana se logró la primera transacción para facilitar la exportación de productos médicos a través del mecanismo europeo Instex, creado hace un año. La actitud orgullosa de los dirigentes iraníes tampoco ayuda. Han rechazado no solo la ayuda humanitaria de EE UU, sino también la de Médicos Sin Fronteras, prueba de que anteponen la utilización política del virus a la salud de sus ciudadanos.

Washington ha seguido reforzando sus medidas desde que decidiera retirarse del acuerdo nuclear en 2018 con el indisimulado objetivo de poner al régimen iraní contra las cuerdas. Una decisión que se le puede volver en contra. Según Karim Sadjadpour, analista del centro de reflexión Carnegie, en contra de “las esperanzas de Washington de que la Covid-19 pueda acelerar el colapso de la República Islámica, lo más probable es que el virus acelere el paso de un régimen clerical a uno militar”.

En plena pandemia, Corea del Norte ha retomado su campaña de lanzamiento de misiles, los últimos el pasado fin de semana. De ahí que no parezca que el régimen de Kim Jong-un tenga gran interés en frenar los castigos internacionales pese a la debilidad de su economía.

Un análisis de imágenes vía satélite que publicaba recientemente el Royal United Services Institute (RUSI) apuntaba que buena parte de la flota que Corea del Norte ha utilizado habitualmente para aprovisionarse de productos se encuentra varada en los puertos del país, una aparente consecuencia del impacto del coronavirus en su actividad. “Recientes imágenes tomadas en febrero y marzo muestran más de un centenar de barcos inmovilizados en las mismas áreas, un fenómeno sin precedentes en el puerto norcoreano de Nampo, habitualmente lleno de actividad”. Ello, apunta el think tank, plantea “dudas significativas sobre el aguante de la ya frágil economía norcoreana”.

Cuba sufre las sanciones de Washington desde hace 60 años, tras la aprobación de la primera ley de Reforma Agraria, que supuso la nacionalización de latifundios de empresas norteamericanas. En 1962 John F. Kennedy ya decretó el “embargo total” del comercio con Cuba y, a partir de ahí congeló todos los activos cubanos en su territorio, vetó las importaciones de la isla y prohibió la realización de transacciones en dólares con Cuba, dando comienzo a la persecución financiera.


Dos mujeres caminan frente a un grafiti de la bandera cubana, este jueves en La Habana.YANDER ZAMORA

Durante décadas el Gobierno de Fidel Castro capeó las sanciones gracias a su inclusión en el campo socialista, pero tras la desaparición de este bloque sobrevino la gran crisis del Periodo Especial. En 1996 Bill Clinton aprobó la Ley Helms-Burton, abriendo la posibilidad de demandar a compañías extranjeras que supuestamente “traficasen” con bienes expropiados a empresas estadounidenses. Una norma que se mantuvo en suspenso durante 20 años, hasta la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. El Gobierno cubano, que estima el impacto total del embargo en 90.000 millones de dólares, somete todos los años a discusión en la ONU una resolución que pide el fin del bloqueo, obteniendo un respaldo casi unánime (el año pasado, 187 naciones votaron a favor, EE UU, Israel y Brasil en contra, y Colombia y Ucrania se abstuvieron).

Las sanciones contra el régimen de Nicolás Maduro —adoptadas principalmente por Washington y seguidas en mucha menor medida por la Unión Europea— son el principal engranaje del aislamiento internacional de Venezuela. Las medidas se intensificaron en 2017, coincidiendo con la suspensión del Parlamento de mayoría opositora decretado por la justicia controlada por el chavismo, y se han convertido en el pretexto oficial del Gobierno, que trata de ocultar su mala gestión culpando a Estados Unidos de la grave emergencia social y política que sufre el país, mucho antes de la aparición del coronavirus. Al mismo tiempo, las sanciones encarnan una esperanza para la oposición y Juan Guaidó, el jefe del poder legislativo reconocido como presidente interino por más de 50 países. Las medidas tienen un carácter esencialmente económico y financiero y buscan redoblar la presión contra el entorno del propio Maduro y asfixiar los recursos de las empresas públicas, empezando por Petróleos de Venezuela (Pdvsa), la petrolera estatal y principal fuente de ingresos del país.

El último paso de la Administración de Donald Trump consistió, la semana pasada, en acusar al sucesor de Hugo Chávez y a otros 11 dirigentes de tráfico internacional de drogas. El Departamento de Justicia ofreció una recompensa de entre 10 a 15 millones de dólares por información que conduzca a la captura de los dirigentes señalados. Esa decisión va más allá de las sanciones, pero se enmarca en la misma estrategia, que persigue inhabilitar al régimen para cualquier tipo de negociación y desalojar a Maduro del poder a cualquier precio.

Desde el pasado verano, Venezuela “es parte del muy exclusivo club de Estados canallas”. Son palabras de John Bolton, exconsejero de Seguridad Nacional de Trump. Eso se traduce en que en agosto de 2019 quedaron bloqueados todos los activos del Gobierno venezolano en territorio estadounidense y se prohibió formalmente a las empresas estadounidenses mantener relaciones comerciales con Caracas.

La plana mayor del chavismo no puede viajar a Estados Unidos pero muchos de los colaboradores de Maduro, desde el presidente de la Asamblea Constituyente, Diosdado Cabello, a la vicepresidenta Delcy Rodríguez, tampoco pueden hacerlo a Europa o a la mayoría de los países de América Latina. A las medidas de Washington se suman las tomadas por la Unión Europea o el llamado Grupo de Lima, encabezado por la vecina Colombia, cuyo objetivo es redoblar el “cerco diplomático” al régimen, que en el pasado estaba amparado por Gobiernos regionales de ideología bolivariana, como Ecuador. Las sanciones han profundizado la soledad del Gobierno en el tablero internacional y regional aunque han contribuido al fortalecimiento de las relaciones económicas entre Caracas y países como Rusia, Turquía, China o Irán. En el último intento de lograr un giro político en Venezuela, Estados Unidos las ha usado como moneda de cambio. El secretario de Estado, Mike Pompeo, prometió levantar las sanciones si Maduro si hace a un lado para dar paso a una transición.

Con información de María R. Sahuquillo desde Moscú, Ángeles Espinosa desde Dubái, Mauricio Vicent desde La Habana, Macarena Vidal Liy desde Pekín, Francesco Manetto desde México y Alicia González desde Madrid.

Alain Touraine, sociólogo: “Esta crisis va a empujar hacia arriba a los cuidadores”

El sociólogo francés Alain Touraine en París en 2015.
El sociólogo francés es uno de los últimos supervivientes de una generación que marcó el pensamiento Occidental. Dice que ahora siente un gran vacío.

El sociólogo francés Alain Touraine en París en 2015.

Alain Touraine (Hermanville-sur-Mer, 1925) es uno de los últimos supervivientes de una generación brillante que marcó las ciencias sociales y el pensamiento occidental desde mediados del siglo XX hasta el inicio del XXI. Como sociólogo, su campo de estudio ha abarcado desde las fábricas que en la posguerra levantaron el país a la sociedad postindustrial, y desde los movimientos sociales a la crisis de la modernidad. Con sus intervenciones en el debate público —en Francia, pero también en otros países europeos como España y en América Latina—, Touraine se convirtió en un referente de lo que en su país llaman la segunda izquierda —de carácter socialdemócrata y netamente antitotalitaria—. El sociólogo, premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2010, conversó con Ideas por teléfono desde su confinamiento en París.

PREGUNTA. Estamos en guerra, dicen Emmanuel Macron, Pedro Sánchez, Donald Trump. ¿Es correcto?

RESPUESTA. Técnicamente la guerra enfrenta a un ejército A que invade el territorio del país B. Hacen falta al menos dos y ocurre entre humanos. Aquí, en cambio, lo que vemos es lo humano contra lo no humano. No critico el empleo de la palabra guerra pero sería una guerra sin combatientes. No hay un estratega: el virus no es un jefe de Gobierno. Y, del lado de lo humano, creo que vivimos en un mundo sin actores.

P.¿Sin actores?

R. Nunca había visto un presidente de Estados Unidos tan raro como Donald Trump, tan poco presidencial, un personaje tan fuera de las normas y fuera de su papel. Y no es casualidad: Estados Unidos ha abandonado el papel de líder mundial. Hoy ya no hay nada. Y en Europa, si se fija en los países más poderosos, nadie responde. No hay nadie en lo alto de la tabla.

P. ¿Y abajo?

R. No existe un movimiento populista, lo que hay es un derrumbe de lo que, en la sociedad industrial, creaba un sentido: el movimiento obrero. Es decir, hoy no hay ni actores sociales, ni políticos, ni mundiales ni nacionales ni de clase. Por eso, lo que ocurre es todo lo contrario de una guerra, con una máquina biológica de un lado y, del otro, personas y grupos sin ideas, sin dirección, sin programa, sin estrategia, sin lenguaje. Es el silencio.

P. ¿Recuerda un momento similar en su vida?

R. Quizá existió la misma sensación durante la crisis del 29, yo había nacido un poco antes: todo desaparecía y no había nadie, ni en la izquierda ni en los Gobiernos. Pero es verdad que el vacío fue rápidamente llenado por el señor Hitler. Lo que más me impresiona ahora, en tanto que sociólogo o historiador del presente, es que hacía mucho tiempo que no sentía un tal vacío. Hay una ausencia de actores, de sentido, de ideas, de interés incluso: la única preferencia del virus es hacia los viejos. Tampoco hay remedio ni vacuna. No tenemos armas, vamos con las manos desnudas, estamos encerrados solos y aislados, abandonados. No hay que estar en contacto y hay que encerrarse en casa. ¡Esto no es la guerra!
“Nuestros países europeos se definen hoy por su actitud ante los migrantes”
P. Usted tenía 14 años en 1940, al inicio de la verdadera guerra, la Segunda Guerra Mundial. ¿Le recuerda a aquel momento?

R. No. En aquel momento, para un chico francés de mi edad en aquella época, no había nada más banal que una guerra franco-alemana. Aquello ya se había jugado varias veces. La ocupación, después, sí marcó toda mi juventud. Ahora es otra cosa: estamos en el vacío, reducidos a la nada. No hablamos, no debemos movernos, ni comprender.

P. ¿Cómo hemos llegado aquí?

R. Hemos vivido dos buenos siglos en la sociedad industrial, en un mundo dominado por Occidente durante unos 500 años. Hoy hemos creído, y fue el caso en los últimos 50 años, que vivíamos en un mundo americano. Ahora quizá viviremos en un mundo chino, pero tampoco estoy en absoluto seguro. América se hunde y China está en una situación contradictoria, que no puede durar eternamente: quiere practicar el totalitarismo maoísta para gestionar el sistema mundial capitalista. Nos encontramos en ningún lugar, en una transición brutal que no ha sido preparada ni pensada.

P. ¿Habla de hoy mismo, en pleno confinamiento, o de nuestra época en general?

R. De ambos. Pero me gustaría dar el punto de vista de alguien encerrado. Yo mismo me encuentro en ningún lugar, puesto que no tengo derecho a salir a la calle.

P. ¿Le angustia esta situación?

R. No, porque mi vida consiste en estar en casa trabajando. Me siento, de alguna manera, protegido en las mismas condiciones que todos los días.
“Hay posibilidades de que un choque económico produzca reacciones de tipo fascista”
P. ¿Dónde está Europa?

R. ¿Usted ha escuchado muchos mensajes europeos estos días? Yo no. Soy muy europeísta, probablemente demasiado. La marcha de Reino Unido no es poca cosa. El ascenso de los iliberales como Matteo Salvini en Italia tampoco. Esta epidemia tiene lugar en un periodo en el que no sabemos ni cómo ni por qué. Es demasiado pronto para saber qué hacer económicamente, y políticamente no se nos pide otra cosa que quedarnos encerrados en casa. Estamos en el no-sentido, y creo que mucha gente se volverá loca por la ausencia de sentido.

P. ¿Habrá un regreso del nacionalismo y el populismo?

R. Pero esto ya estaba aquí. Ahora hay dos decisiones fundamentales para Europa. Primero, la liberación por medio de las mujeres. Es decir, el derrumbamiento de la razón en el centro de la personalidad y la recomposición de los afectos en torno a la razón y la comunicación, una sociedad del care [en inglés, cuidados]. Y segundo, la acogida de los migrantes, que considero un problema de peso. Nuestros países europeo se definen hoy por su actitud ante los migrantes.

P. ¿El virus no lo cambia todo? Las consecuencias económicas, nuevas costumbres sociales con más distancia, otras prioridades…

R. No lo creo. Habrá otras catástrofes. Me extrañaría mucho que en los diez años que vienen no hubiese catástrofes ecológicas importantes, y los diez últimos años se han perdido. Atención, las epidemias no lo son todo. Y creo que entramos en un nuevo tipo sociedad: una sociedad de servicios, como decían los economistas, pero de servicios entre humanos. Esta crisis empujará hacia arriba la categoría de los cuidadores: no pueden seguir estando mal pagados. Al mismo tiempo, con estas crisis hay posibilidades de que un choque económico produzca reacciones que llamo de tipo fascista. Pero no me gustaría hablar demasiado del futuro, prefiero centrarme en el presente.

P. Hoy nos gobierna el virus.

R. No el virus, sino nuestra impotencia para combatirlo, pero se acabará encontrando una vacuna.

EEUU en descomposición: La movilización que ha de empezar ahora

Con el coronavirus hundiendo nuestra economía, debemos desplegar ahora todos nuestros recursos para sobrevivir. Así, un día podremos florecer

James K. Galbraith (The Nation)

Muy simple: se ha desmoronado el castillo de naipes. Un mundo entero de ilusiones, autoengaños y sofismas ha muerto. Hemos llegado al final de una larguísima cadena, una cadena que se lleva desenrollando desde los triunfos de Milton Friedman y Friedrich von Hayek, popularmente relacionados con Margaret Thatcher y Ronald Reagan, pero semejantes también a Jimmy Carter y Bill Clinton, a Tony Blair y Gordon Brown, a Bush y Obama, y a otras figuras menores. Una catastrófica coalición binacional y bipartidista en el orden de ideas anglosajón. Donald Trump y Boris Johnson son consecuencias, no causas, de esta catástrofe conceptual.

El espejismo es la economía tal y como la conocemos. Aquí han primado dos conceptos: la auto-organización y el velo monetario (veil of money). El primero aboga porque los mercados y toda la sociedad esté sujeta a la ley de la oferta y la demanda. Sus supuestas virtudes eran la competencia, la flexibilidad, los incentivos, la eficiencia; la realidad es una frágil red tejida con hebras de cristal. El segundo sumergió el sistema financiero (bancos, inversores o especuladores), convirtiendo a estas personas e instituciones en simples mensajeros sin importancia e invisibles.

Los más ilusos son los que peor salen parados. En un primer momento, el aturdido gobierno británico, un país dirigido por banqueros, inversores y oradores de la Oxford Union, se inclinó por dejar arder el fuego. Darwinismo social al nivel de la Gran Hambruna irlandesa. Mientras malgastaban el tiempo, el incendio se fue desmadrando. El 16 de marzo, cambiaron de rumbo: en Reino Unido empezaba la guerra. En Estados Unidos, nuestros líderes planean inyectar dinero como “estímulo”, y creen que con eso el mercado se auto-organizará. Es otro espejismo.

Europa se ha disuelto. Un amigo, encerrado solo en su apartamento en Roma, me corrigió: Europa en realidad nunca ha existido. Igual que la ficción de una sociedad organizada por el mercado, el espejismo de una unión gestionada por ministros de economía y por bancos centrales se ha evaporado. Macron habla solo para Francia; Merkel para Alemania y para ningún otro sitio. No hubo auxilio sanitario alemán para Italia en esos momentos de necesidad. La respuesta del Banco Central Europeo (la compra de algunos bonos) quedó eclipsada por el torpe comentario de Madame Lagarde.

Cuando colapsó la Unión Soviética, los Estados que la sucedieron sufrieron seis años en un infierno de privación, violencia, desesperación y suicidios. El problema no era, como muchos pensaron, un asunto de capacidad interna. Las fábricas existían, pero estaban inactivas; los campos existían, pero quedaron abandonados. La causa fue una parálisis con aspecto de shock: la incapacidad de soportar saqueos internos, privatización y la apertura a suministros extranjeros. La recuperación empezó en 1998 bajo el mandato del primer ministro Yevgeny Primakov, con un impago de la deuda, una devaluación y con una vuelta a un semisocialismo modernizado, ahora ampliamente desarrollado, como ha podido apreciar cualquiera que haya visitado Rusia últimamente.

Mientras tanto, en China hemos podido ver el poder del Estado, apoyado por una ciudadanía muy comprometida y cooperativa. Dígase lo que se quiera sobre los medios, que incluyeron vigilancia digital, control social, una cuarentena de 60 millones de personas y la cruda decisión de sacrificar a miles para salvar a cientos de miles. Así es la guerra. Pero China parece haber controlado el brote y quedado socialmente intacta. El caso de Corea no es tan claro pero resulta esperanzador por su competencia, su organización, su capacidad productiva y sus cortas cadenas de suministro.

La situación en Estados Unidos

¿Y Estados Unidos? También está en descomposición. Las autoridades federales, salvo contadas excepciones, son abusivas, indiferentes o simplemente estúpidas. Los líderes del Congreso parecen bloqueados. Las únicas manos dispuestas son las de algunos gobernadores –de ambos partidos–, de muchos alcaldes, de jueces de condado y de otras autoridades locales.

Para la población es una prueba de carácter. El estadounidense medio suele tener vocación de servicio, estar preparado para seguir instrucciones y hacer lo correcto, si el resto hace lo mismo. A mi alrededor, en Austin, la gente está restringiendo sus actividades mientras continúan yendo a sus trabajos en medio del riesgo creciente. Las piscinas, los parques infantiles y las bibliotecas están cerradas, según nos dicen, por varias semanas. Todos sabemos que pueden ser meses y meses.

En California, se ha instado a casi 6 millones de ancianos a quedarse en casa. Muchos viven solos o en pareja. ¿Quién les alimentará? El gobernador respondió: 'Buena pregunta'

Todos sabemos también que no se han hecho las suficientes pruebas. No hay reservas de camas ni equipos hospitalarios. Las cadenas internacionales de suministro están rotas, y faltarán medicinas de todo tipo. La única ventaja posible de estar en Estados Unidos ahora mismo es que es un país grande, por lo que la mayoría de las personas vive con más espacio y podrá aislarse más fácilmente por un tiempo. Lo cual no es consuelo para los pobres, ni para los neoyorquinos, ni para aquellos que dependen de una asistencia que no podrán obtener.

Es duro vislumbrar el colapso del sistema de salud, pero hay otros desastres más profundos en el camino. En California, se ha instado a casi 6 millones de ancianos a quedarse en casa. Muchos de ellos viven solos o en pareja. ¿Quién les alimentará? A esto el gobernador respondió: “Buena pregunta”. La realidad es que en este país hemos hecho un buen trabajo manteniendo a muchas personas ancianas y frágiles vivas, uno pésimo en mantenerlas sanas y nos encontramos sin ningún sistema para alimentarlas. Puede que ni sepamos dónde están.

Nos dicen que hay comida de sobra en el país. ¿Llega a las tiendas? Por ahora sí, pero ¿por cuánto tiempo? ¿Cuánto tiempo seguirá habiendo gente para colocar, vender, cobrar en caja y mantener la seguridad? La distribución y la seguridad son los puntos débiles de la industria alimentaria. Si bien el mercado nos ha dado eficiencia y altos estándares de vida, la otra cara de la moneda es la falta de resiliencia, de capacidad extra, de coordinación o de liderazgo, es decir, nos ha dado también fragilidad. Una red de cristal. El pánico es así tanto la respuesta racional como el enemigo. Si el pánico toma el control acabará con todo lo que quede.

¿Qué hacer?

La economía norteamericana debe ponerse a luchar contra la pandemia inmediatamente y con todas sus fuerzas. Sería necesaria ahora una institución pública, al estilo de la Corporación de Reconstrucción Financiera de la Gran Depresión y de la Segunda Guerra Mundial, con poder para tomar prestado y redistribuir, así como para afrontar los problemas que lleguen. Se deben desplegar los cuerpos de seguridad del Estado y todos sus recursos, así como todos los recursos civiles. Todos los seres humanos disponibles deben ser alistados.

Las necesidades sanitarias inmediatas son suministros, camas y personal. Hemos aprendido que se pueden construir hospitales en días. Los espacios pueden ser requisados; los hoteles y las residencias están vacíos. Se dice que el Ejército sabe lidiar con sucesos graves y masivos. La Ley de Producción para la Defensa otorga la autoridad necesaria para producir mascarillas, tanques de oxígeno o respiradores. Hay empleos ilimitados, como limpiar y realizar otras funciones básicas. Son trabajos que implican riesgos, por lo que deben estar decentemente pagados. Si se garantiza el trabajo, la población lo hará. China dirigió todo esto, y muchas personas se presentaron voluntarias.

La siguiente necesidad es estabilizar los suministros básicos civiles: alimentos, medicinas, limpieza. El sistema existente puede aguantar un poco más. Lo esencial es atarlo a lo local, apoyando a los trabajadores para que puedan seguir: conductores, reponedores, vendedores, limpiadores, cocineros y ayudantes de cocina. Si los productos básicos siguen viniendo, la población continuará tranquila y en paz con los demás. Como en Corea, se podría movilizar a los taxistas y otros conductores profesionales para que desinfecten los automóviles y repartan comida o medicinas. De repente, todos estos trabajadores son esenciales y deben ser tratados como tal.

Deberán repensarse todos los servicios de información y, mientras esto dure, se tendrán que suspender los pagos de las correspondientes facturas domésticas: teléfono, internet, móvil. Que los gobiernos federales compensen a las empresas por los costes básicos. Asegurar la comunicación y el entretenimiento alentará a las personas a quedarse en sus casas. El aumento de los ingresos disponibles ayudará en proporción inversa a la riqueza: aquellos que dejen de percibir sus salarios son los que más se beneficiarán.

Entre las grandes empresas más necesarias del momento están aquellas que llevan redes de distribución masiva: Amazon, Walmart, FedEx, UPS, así como las farmacias y las principales cadenas de supermercados. Deberían ser gestionadas como servicios públicos por ahora. Esto significa hacer envíos de productos de primera necesidad a precio de coste y cancelar todas las florituras. Los altos ejecutivos deben contribuir con su tiempo, mientras que los trabajadores deberían percibir aumentos de sueldo, atención sanitaria, equipos de protección y sindicatos. A cambio de continuar en su trabajo durante la emergencia, esos trabajadores también deberían salir de esta situación en una posición totalmente distinta a la que tenían hasta el momento.

Muchos empleadores grandes, pequeños y medianos están en las últimas y quizás se enfrenten pronto a la bancarrota: aerolíneas, cadenas hoteleras, centros comerciales, centros de convenciones. Es imposible enumerarlos todos. El capital desaparecerá, por lo que será necesario usar la financiación para mantener las operaciones esenciales y asegurar la estabilidad de los activos físicos y de ingeniería. Es fundamental para mantener a raya a los prestamistas y a los buitres establecer una moratoria en el pago de créditos. Obviamente, los desahucios, las ejecuciones hipotecarias y los cortes de luz, agua y otros recursos básicos deben detenerse inmediatamente. Si fuera necesario, es mejor racionar los suministros. Al desmoronarse las empresas, los banqueros también. Cuando pase la tormenta, habrá que ver qué se puede reconstruir.

Durante todo este proceso las personas deben ser reconfortadas. Debemos cuidar a aquellos que están en casa. Y a los que sigan sanos se les deberá proveer con trabajos útiles. Solidaridad, organización, determinación. Estas son nuestras palabras ahora.
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Tomado de ctxt. Traducción de Blanca Planells Merchán

Rico Mc Pato,Trump y el covid-19

SINE DIE  118

SD2
juan m ferran oliva                                         abril 4 de 2020


Rico McPato es un escocés y tío multimillonario del Pato Donald. Ambos son personajes de ficción en historietas y animaciones creadas por The Walt Disney Company.

Fred Trump fue un neoyorkino, pichón de alemán, y acaudalado empresario inmobiliario[1]. Casó en 1936 con la escocesa Mary AnneMcLeod con la que tuvo 5 hijos. El penúltimo resultó ser Donald, actual presidente norteamericano. Es un personaje real, lamentablemente.

El hecho de llamarse Donald, su linaje escoces y ser un Creso contemporáneo, me sugieren una asociación. Veo al presidente como un Donald McPato virtual. Lo supera, pues se lanzó a la arena política y en 2017 logró la presidencia del país. El poder crea hábito y aspira a la reelección. Todos sus actos se encaminan a ello y a evitar, en lo posible, medidas que afecten las ganancias del gran capital.

Henry Ford tuvo la previsión de poner su apellido en el morro de los automóviles que fabricaba. Donald McPato, hace algo por el estilo y su apellido adorna sus numerosos negocios. Quizás el más célebre sea la Torre Trump en Nueva York. En sus 58 pisos alberga oficinas, tiendas, apartamentos, sedes e incluso su propia residencia.

En Donald McPato prevalece el mercachifle que pretende virtudes inexistentes para su poción curalotodo. Defiende la clase financiera a la que pertenece. Da prioridad al dinero. Lo acusan de racista, xenófobo, misógino, prepotente, grosero y mentiroso. Le angustia pensar que cada mes de confinamiento restaría al país dos puntos a su Producto Interno Bruto[2].

En enero del año en curso, en el foro de Davos, aseguró que la pandemia estaba controlada en Estados Unidos.  En ese momento sólo se consignaba un enfermo procedente de China. Una golondrina no hace verano. El 26 del propio mes volvió a insistir en la insignificancia de la epidemia a la que calificó de vulgar gripe[3].

Desoyó a los especialistas. Insistía en que el riesgo para los norteamericanos era insignificante. En pocos días todo pasaría. En abril, con el calor cesaría. Se ufanaba del buen trabajo médico de su equipo de gobierno. Uno de sus paniaguados consideró que era conveniente sacrificar ancianos para salvar la economía.

A inicios de febrero había 11 casos confirmados. Estados Unidos estaba desarrollando una vacuna. Una autoridad en el tema afirmó que tardaría más de un año en estar lista. En marzo 25 tras tardías medidas, el presidente prometió que para junio 30 volverían a la normalidad.

En abril primero las inexorables estadísticas confirman  a la  primera potencia mundial como el nuevo epicentro mundial de la pandemia del covid-19.Estados Unidos encabeza la tragedia pandémica mundial. Supera incluso a Italia y España que ya han dejado bien atrás a China donde ya parece recular..
El 12 de marzo Donald se dirigió a la Nación anunciando vacilantes disposiciones, luego ralentizadas.

En varios estados federados tomaron por su cuenta  medidas más avanzadas que la de la posición presidencial. New York y California son dos ejemplos.

No puede taparse el sol con un dedo. Estados Unidos se ha convertido en campeona de la pandemia con miles de contaminados y muertos. Ahora Donald McPato expresa; vamos a pasar dos semanas muy difíciles. ¿Semanas?

Los hechos son obstinados dicen los ingleses. Dejando atrás su fementida comparación con la gripe, el mandatario concluyó que el virus es lo peor que ha visto el país.

Estados Unidos es la primera potencia mundial en economía,  fuerza militar y  otros aspectos. Ahora se ha convertido también en la máxima expresión del Coronavirus. Las causas son varias, pero los golpes de timón de Donald McPato tienen gran peso.
Fin



[1] Después de la Segunda Guerra Mundial, Fred se pretendió de origen sueco pues muchos de sus clientes eran judíos.
[2] Es el estimado de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
[3] Gil, Tamara. BBC News Mundo.


Alternativas provechosas en empresa espirituana de productos lácteos


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Sancti Spíritus, 4 abr (ACN) La fabricación de renglones nuevos u otros que reaparecen, constituyen alternativas provechosas en la Empresa de Productos Lácteos Río Zaza, en esta ciudad, para contribuir al sustento alimenticio de la población en medio de la pandemia mundial del nuevo coronavirus SARS CoV-2.
Sayli Cruz Álvarez, directora adjunta de la entidad, expresó a la ACN que ante el déficit de volúmenes de leche fresca por la intensa sequía que reina en Cuba, se buscaron opciones que permitieran abastecer los mercados, a partir de productos elaborados mediante los llamados extensores como la leche de soya y el suero de leche fresca.
Los principales productos que han visto la luz por estos días son la leche de soya saborizante, yogur extendido (contiene 60 por ciento de leche fresca y el resto de leche de soya), helado obtenido en igual proporción de materia prima, crema bombón para repostería, suero saborizante y requesón.
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Gerardo Cáceres Lizano, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Sancti Spíritus, de la mencionada empresa, manifestó que esas manufacturas han exigido ligeros cambios tecnológicos en la industria, e inventivas del colectivo obrero para adaptar las líneas, pero ese esfuerzo, aseguró, ayuda a la alimentación de los espirituanos en las contingencias impuestas por la dolencia de la COVID-19 que azota a la humanidad.
Tamara Aguilar Cardoso, jefa del Departamento de Producción en la UEB, expresó que anteriormente se empleaba la soya, pero en algunos renglones y en menor cuantía, pero la escasez de leche fresca obligó a la búsqueda de las noveles opciones.
Agregó la especialista que antes el suero se desperdiciaba o se destinaba a la alimentación animal, pero ahora forma parte de los ingredientes de determinados productos que ya han tenido aceptación en los consumidores.
A estas producciones en la Río Zaza se agregan las tradicionales, tales como el queso crema (en diferentes formatos) yogur de leche, queso fresco, queso fundido, helado y leche pasteurizada, esta última principalmente con destino a la canasta básica familiar (para niños y dietas médicas).
La mayoría de esos renglones continúan yendo a establecimientos con acceso a la población, al consumo social y al turismo, cuyos destinos ahora se ven favorecidos, también, con los nuevos surtidos.
Reinaldo Valle Pérez, chofer de uno de los camiones de acopio y distribución de productos en la empresa, labora diariamente unas 15 horas en las circunstancias actuales, pero afirma que se siente complacido porque está ayudando a la población que asiste a los diferentes tipos de mercado para adquirir alimentos.
Jael Árias, quien siempre está atento a las ventas en las unidades donde se expenden productos alimenticios, aseveró que los nuevos renglones tienen buena calidad y puso de ejemplo la leche saborizante y el yogur extendido, los cuales son del gran agrado de muchas personas.

Posibilidades del Grupo Azucarero AZCUBA para contribuir a la producción de alimentos


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La Habana, 1 abr (ACN) El Grupo Azucarero AZCUBA y su infraestructura productiva tiene potencial para contribuir a asegurar los alimentos que requiere el país en medio de la pandemia del nuevo coronavirus y sin que el bloqueo económico, financiero y comercial de EE.UU. haya cedido un ápice
Para ello, cuenta con 23 proyectos de desarrollo local y de cadenas productivas y de víveres relacionados con la industria del azúcar, señalaron especialistas del sector.
Añadieron que también dispone de 57 planes de investigación con universidades y 36 de encadenamiento con la economía nacional, aunque en todos los casos de lo que se trata, exactamente, es de combinar los intereses y las necesidades del país con las potencialidades de la agroindustria.
Los objetivos en ese sentido están contenidos en del Programa de Desarrollo Azucarero cubano hasta 2030, en el que sobresale el incremento de los ingresos por exportaciones y la sustitución de importaciones mediante la diversificación de las producciones
Igualmente estipula fortalecer los encadenamientos con la economía nacional, las entidades de ciencia, la inversión extranjera y la colaboración, en línea con el programa nacional de desarrollo económico y social y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU.
Establece la necesidad de un mayor uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones, así como las acciones del Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático, conocido por Tarea Vida, la mecanización de la cosecha y el tiro de la caña, y la automatización e informatización de los procesos, entre otros aspectos.
Las ambiciosas proyecciones en el tiempo ni siquiera tienen un año de existencia, aunque están muy bien conectadas con las realidades nacionales, por el hecho de que ejecutivos de AZCUBA las presentaron en junio pasado en la XV edición del Congreso Internacional sobre Azúcar y Derivados, Diversificación 2019, efectuada en el Hotel Nacional de Cuba.
Más que azúcar como renglón exportable, la agroindustria de la caña es un sector estratégico, «por ser una fuente de alimento humano y animal, por el potencial de encadenamiento con la industria nacional, por ser la mayor fuente de biomasa para la generación de energía, porque crea empleos y además está fuertemente ligada a la identidad y cultura de la nación», destacó entonces Noel Casañas Lugo, vicepresidente del mencionado Grupo.
Los objetivos estratégicos en ese sentido concuerdan con la explotación al máximo de la tierra y los recursos disponibles, asuntos que centraron la atención de las tres reuniones territoriales, efectuadas recientemente en el oriente, centro y occidente del país, promovidas por José Ramón Machado Ventura, Segundo Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba; y Salvador Valdés Mesa, vicepresidente de la República.
Machado Ventura dijo que debe actuarse en correspondencia con la organización y capacidad de respuesta con que se combate en Cuba la COVID-19 y se enfrenta, a la vez, la reducción de la disponibilidad de alimentos debido a la caída de las importaciones por el impacto de la pandemia en la economía mundial, además de las pérfidas intenciones del Gobierno de Estados Unidos que, en lugar de ocuparse de la grave situación interna provocada por la enfermedad, intenta aprovechar la oportunidad para provocar el colapso definitivo de la Revolución Cubana.
Valdés Mesa, al referirse a las paralizaciones de actividades en algunos sectores a causa del nuevo coronavirus, recalcó la importancia de reorientar con racionalidad la fuerza de trabajo hacia actividades de siembra, cultivo y cosecha, No se trata de movilizar por movilizar, sino que dé productividad. «Ahora hay que contratar todo y evitar los desvíos. Eso debe ser controlado por los gobiernos locales».