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jueves, 16 de abril de 2020

Coronavirus en el mundo y Cuba 16.04.2020. Comentario HHC



Para COVID-19 se estudiaron mil 386 casos, resultando 48 muestras positivas. El país acumula 21 mil 837 muestras realizadas y 862 positivas (3.9%). Por tanto, al cierre del día de ayer se confirman 48 nuevos casos, para un acumulado de 862 en el país.

Los 48 nuevos casos confirmados fueron cubanos. De ellos, 31 fueron contactos de casos confirmados o sospechosos y se investiga la fuente de infección de 17.
De los 48 casos diagnosticados, 27 pertenecen al género femenino (56,2%) y 21 al masculino (43,7%). El 47.9% (23) de los casos positivos fueron asintomáticos, los grupos de edades más afectados son: de 40 a 60 años y los ayores de 60 años, con 16 casos cada uno y un porcentaje de un 33,3% respectivamente. Las provincias más representativa son La Habana con 23 casos (45 %) y Villa Clara con 19 casos (39%). De los casos de Villa Clara 17 pertenecen a un brote en el Hogar de ancianos No.3 de Santa Clara. ( MINSAP)

Con los casos acumulado confirmados se alcanzo la cifra  862 , de ellos el 3.13 % lamentablemente han fallecidos, el 19.84 %  fue dado de alta  y un 0.23 % corresponden a los evacuados, con ello podemos calcula los casos que tenemos ACTIVOS (1), que constituyen el 76.8 % de los confirmados, estos adicional de los asintomáticos que desconocemos,constituyen la fuente de contagio fundamental conocida.
Del total de Casos Activos (662)  se observa que el 97.58 %  presenta una situación estable, el 1.51 % critica y el 0.96 % graves. 
Es decir la tasa de sobrevivencia de la enfermedad hasta el presente es del 96.87 %.


A pesar de que en números absolutos de incrementan los casos confirmados, la tasa de crecimiento diaria acumulada ha bajado a 17.66 %, y  llevamos  17 días consecutivos por debajo de esa cifra  y los últimos siete días  el crecimiento es por debajo del 10 %, con un promedio del +7.65 %, y esto es un primer paso positivo, aunque no es suficiente aún.  # QuedateenCasa.



En este sencillo gráfico por provincias vemos con menos casos confirmados a  las Tunas con solo 7 y la que mas, es La Habana con 320, es decir la capital  tiene el  37.1 % de los que tiene el país.

Si representamos a la tasa de confirmados por  millón de habitantes por provincia , entonces vemos que la Isla de la Juventud tiene la tasa mas alta, Ciego de Avila segunda y La Habana en tercer lugar , y en este orden de ideas la provincia que mejores resultados tiene es Granma, y le siguen Las Tunas y Guantanamo y el país presenta una tasa de 76.86 hasta el día de hoy.
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El Mundo alcanzó 2 152 647 de confirmados con 143 802 fallecidos y los EEUU tiene las máximas cifras en ambos.
España continúa  con la mayor tasa de confirmados por millón de hab,  e Inglaterra ya sobrepaso a Italia en la de fallecidos. 
Cuba rompe la barrera de tres en los fallecidos y alcanza  3.13

En un día, observen que Francia tuvo la  mayor tasa de crecimiento en confirmados +186.98 seguido de España con +156.40.  De todas formas todos los países seleccionados que representan el 69.72 % de los casos confirmados, crecieron en el último día.
EEUU alcanza su máxima cota en fallecidos con 4 591 en un día, sin embargo, aunque Francia tuvo 753 decesos en un día , su tasa bajo - 0.57 y España -0.15.  Y destacar ( negativo) a México con el  mayor crecimiento  en la tasa de fallecidos con un + 0.79.
Evolución de casos diarios en el Mundo del 23 /01/2020  al 15 de Abril del 2020.
Nos queda un tiempo aún, para alcanzar la normalidad y no continúe la afectación a la población y a la economía. Ese es el reto. 
Notas 
(1) Su cálculo fue a sugerencia del Profesor Oscar Fernandez Estrada.

Minrex: La pandemia demuestra la necesidad de cooperación pese a las diferencias políticas

En este artículo: Bloqueo, Bloqueo contra Cuba, Cooperación, Coronavirus, COVID-19, Cuba, Estados Unidos, Gobierno, Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), Organización Mundial de la Salud (OMS), Relaciones Cuba Estados Unidos, Salud, Salud Pública, SARS-CoV-2, Solidaridad, Virus

El impacto de la COVID-19 puede medirse ya y podrá evaluarse en el futuro por la impresionante cantidad de personas infectadas, por las cifras inaceptables de muertes, por el daño indiscutible a la economía mundial, a la producción, el comercio, el empleo y los ingresos personales de millones de personas. Es una crisis que rebasa con creces el ámbito sanitario.
La pandemia llega y se propaga en un escenario previamente caracterizado por la abrumadora desigualdad económica y social entre y dentro de las naciones, con flujos migratorios y de refugiados sin precedentes; en el que la xenofobia y la discriminación racial vuelven a aflorar; y en el que los impresionantes avances de la ciencia y la tecnología, particularmente en materia de salud, se concentran cada vez más en el negocio farmacéutico y la comercialización de la medicina, en vez de dirigirse a asegurar el bienestar y la vida saludable de las mayorías.
Llega a un mundo lastrado por patrones de producción y consumo que se sabe son insostenibles e incompatibles con la condición agotable de los recursos naturales de los que depende la vida en el planeta, particularmente en los países más industrializados y entre las élites de los países en desarrollo.
Antes de que se identificara al primer enfermo, había 820 millones de personas hambrientas en el mundo, 2 mil 200 millones sin servicios de agua potable, 4 mil 200 millones sin servicios de saneamiento gestionados de forma segura y 3 mil millones sin instalaciones básicas para el lavado de las manos.
Ese escenario resulta más inadmisible cuando se conoce que a nivel global se emplean al año unos 618 mil 700 millones de dólares estadounidenses solo en publicidadjunto a un billón 8 mil millones de dólares estadounidenses en gasto militar y de armamentosque resultan totalmente inútiles para combatir la amenaza de la COVID-19, con sus decenas de miles de muertes.
El virus no discrimina entre unos y otros. No lo hace entre ricos y pobres, pero sus efectos devastadores se multiplican allí donde están los más vulnerables, los de menos ingresos, en el mundo pobre y subdesarrollado, en los bolsones de pobreza de las grandes urbes industrializadas. Se siente con especial impacto ahí donde las políticas neoliberales y de reducción de los gastos sociales han limitado la capacidad del Estado en la gestión pública.
Cobra mayores víctimas donde se han recortado los presupuestos gubernamentales dedicados a la salud pública. Provoca mayor daño económico donde el Estado tiene pocas posibilidades o carece de opciones para salir al rescate de quienes pierden el empleo, cierran sus negocios y sufren la reducción dramática o el fin de sus fuentes de ingresos personales y familiares. En los países más desarrollados, produce más muertes entre los pobres, los inmigrantes y, específicamente en Estados Unidos, entre los afroamericanos y los latinos.
Como agravante, la comunidad internacional afronta esta amenaza global en momentos en que la mayor potencia militar, económica, tecnológica y comunicacional del planeta despliega una política exterior dirigida a atizar y promover los conflictos, las divisiones, el chovinismo y posiciones supremacistas y racistas.
En instantes en que enfrentar globalmente la pandemia requiere impulsar la cooperación y estimular el importante papel de las organizaciones internacionales, particularmente la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), el actual gobierno de los Estados Unidos ataca al multilateralismo y busca descalificar el reconocido liderazgo de la OMS. Continúa, además, en su mezquina intención de aprovechar el momento para imponer su dominación y agredir a países con cuyos gobiernos tiene discrepancias.
Son ejemplos ilustrativos las recientes y graves amenazas militares contra la República Bolivariana de Venezuela y la proclamación anteayer, por parte del presidente de los Estados Unidos, del Día y la Semana Panamericanos del 14 al 18 de abril, acompañada de declaraciones neocoloniales e inspiradas en la Doctrina Monroe contra Venezuela, Nicaragua y Cuba, en recordación de la Conferencia Panamericana, condenada hace 130 años por José Martí. Por esos mismos días, se produjeron, en 1961, los combates de Playa Girón.
Otro ejemplo es el ataque inmoral y persistente contra el esfuerzo cubano de brindar solidaridad a aquellos países que han solicitado cooperación para enfrentar la COVID-19. En vez de dedicarse a promover la cooperación y estimular una respuesta conjunta, altos funcionarios del Departamento de Estado de ese país dedican su tiempo a emitir declaraciones de amenaza contra aquellos gobiernos que, ante el drama de la pandemia, optan soberanamente por solicitar ayuda a Cuba.
Estados Unidos comete un crimen y lo saben sus funcionarios cuando, al atacar en medio de una pandemia la cooperación internacional que brinda Cuba, se propone privar a millones de personas del derecho humano universal a los servicios de salud.
La dimensión de la actual crisis nos obliga a cooperar y a practicar la solidaridad, incluso reconociendo diferencias políticas. El virus no respeta fronteras ni ideologías. Amenaza la vida de todos y es de todos la responsabilidad de enfrentarlo. Ningún país debería asumir que es suficientemente grande, rico o poderoso para defenderse por sí solo, en aislamiento y desconociendo los esfuerzos y las necesidades de los demás.
Es urgente compartir y ofrecer información de valor y confiable.
Hay que dar los pasos que permitan coordinar la producción y distribución de equipamiento médico, medios de protección y medicinas, con un sentido de justicia. Aquellos países con mayor disponibilidad de recursos deben compartir con los más afectados y con los que llegan a la pandemia menos preparados.
Con ese enfoque se trabaja desde Cuba. Con él se intenta aportar la humilde contribución de una nación pequeña, con escasas riquezas naturales y sometida a un largo y brutal bloqueo económico. Hemos podido acumular durante décadas experiencia en el desarrollo de la cooperación internacional en materia de salud, reconocida generosamente por la Organización Mundial de la Salud y nuestras contrapartes.
En las últimas semanas, hemos respondido a solicitudes de cooperación sin detenernos a evaluar coincidencias políticas o ventajas económicas. Hasta el momento, se han destinado 21 brigadas de profesionales de la salud para sumarse al esfuerzo nacional y local de 20 países, que se añaden o refuerzan a las brigadas de colaboración médica en 60 naciones, que se han incorporado al esfuerzo de combatir esta enfermedad en donde ya prestaban servicios.
También hemos compartido algunos de los medicamentos producidos por la isla que, según nuestra práctica, tienen eficacia probada en la prevención o el tratamiento de la enfermedad.  Adicionalmente, nuestro personal médico ha participado desde Cuba y vía teleconferencias en consultas y debates sobre tratamientos específicos para pacientes o grupos particulares de estos en varios países.
Ese esfuerzo se lleva a cabo sin descuidar la responsabilidad de proteger a la población cubana, lo cual se cumple con rigor pese a las inmensas limitaciones que impone el bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos. Todo el que desee conocer, encontrará los datos que sustentan esta afirmación, pues son públicos. Todo el que tenga un ápice de decencia, comprenderá que el bloqueo plantea a Cuba una presión extraordinaria para garantizar los insumos materiales y los equipos que sostienen el sistema de salud pública y las condiciones específicas para enfrentar esta pandemia.
Un ejemplo reciente fue el de un cargamento de ayuda procedente de China que no pudo trasladarse a Cuba porque la empresa transportista alegó que el bloqueo económico de los Estados Unidos se lo impedía. Frente a él, altos funcionarios del Departamento de Estado han tenido la desvergüenza de declarar que los Estados Unidos sí exportan a Cuba tanto medicinas como equipos médicos.  No son capaces, sin embargo, de respaldar esas falsedades con un solo ejemplo de alguna transacción comercial entre los dos países.
Es sabido y está más que fundamentado que el bloqueo económico es el principal obstáculo para el desarrollo de Cuba, para la prosperidad del país y para el bienestar de los cubanos. Esa dura realidad, que se debe única y exclusivamente a la empecinada y agresiva conducta del gobierno de los Estados Unidos, no nos impide ofrecer nuestra ayuda solidaria. No la negamos a nadie, ni siquiera a ese país que tanto daño nos provoca, si fuera el caso.
Cuba tiene el convencimiento de que el momento reclama cooperación y solidaridad. Sostiene que un esfuerzo internacional y políticamente desprejuiciado para desarrollar y compartir la investigación científica y para intercambiar las experiencias de diversos países en la labor preventiva, la protección de los más vulnerables y las prácticas de conducta social, ayudará a acortar la duración de la pandemia y a reducir el ritmo de las pérdidas de vidas. Cree firmemente que el papel y el liderazgo de las Naciones Unidas y de la Organización Mundial de la Salud son imprescindibles.
La expansión viral se detendrá eventualmente, más rápido y con menos costo, si actuamos de conjunto.
Quedará entonces la crisis económica y social que viene provocando a su paso y cuyas dimensiones nadie es capaz de vaticinar con certeza.
No puede esperarse a ese momento para aunar voluntades en aras de superar los grandes problemas y amenazas que encontraremos y responder a los que arrastramos desde antes que la pandemia comenzara a cobrar las primeras vidas.
Si no se garantiza para los países en desarrollo el acceso a la tecnología que suele concentrarse en los países más industrializados, incluyendo especialmente en el ámbito de la salud, y si estos no se disponen a compartir sin restricciones y egoísmos los avances de la ciencia y sus productos, la inmensa mayoría de la población del planeta quedará tan o más expuesta que hoy, en un mundo cada vez más interconectado.
Si no se eliminan las medidas económicas coercitivas motivadas por razones políticas contra países en desarrollo y si a estos no se les exonera la agobiante e impagable deuda externa y se les libra del tutelaje despiadado de las organizaciones financieras internacionales, no se podrá confiar en la ilusión de que habrá una mejor capacidad de respuesta a las desigualdades económicas y sociales que, aun sin pandemia, matan cada año a millones, sin discriminar niños, mujeres o ancianos.
La amenaza a la paz y la seguridad internacional es real y las agresiones constantes contra determinados países la agravan.
Es muy difícil esperar que el fin eventual de la pandemia conducirá a un mundo más justo, más seguro y más decente si la comunidad internacional, representada por los gobiernos de cada país, no se apresura desde ahora a conciliar y adoptar decisiones que hasta el momento han demostrado ser tercamente evasivas.
Quedará también la incertidumbre sobre cuán preparada estará la Humanidad para la próxima pandemia.
Aún es tiempo de actuar y de movilizar la voluntad de los que hoy tienen la responsabilidad de hacerlo.  Si se deja para las futuras generaciones, podrá ser demasiado tarde.
La Habana, 16 de abril de 2020
(Tomado de CubaMinrex)

Respuesta al coronavirus: ¿Por qué Cuba es un caso tan interesante?

 Por Emily Morris y Ilan Kelman

The Conversation, 15 de abril, 2020
Algunos países parecen estar capeando la pandemia del coronavirus mejor que otros. Un país que se movió rápidamente para hacer frente a la amenaza emergente fue Cuba.
Cuba tiene varias ventajas sobre muchos estados, incluyendo la atención médica universal gratuita, la mayor proporción de médicos a población del mundo, e indicadores de salud positivos, como una alta esperanza de vida y baja mortalidad infantil. Muchos de sus médicos se han ofrecido como voluntarios en todo el mundo, construyendo y apoyando los sistemas de salud de otros países mientras adquieren experiencia en emergencias. Una población altamente educada y una industria de investigación médica avanzada, que incluye tres laboratorios equipados* y con personal para realizar pruebas de virus, son fortalezas adicionales.
Además, con una economía centralizada y controlada por el Estado, el gobierno de Cuba puede movilizar recursos rápidamente. Su estructura nacional de planificación de emergencias está conectada con organizaciones locales en todos los rincones del país. El sistema de preparación para desastres, con evacuaciones obligatorias para personas vulnerables como los discapacitados y las mujeres embarazadas, ha dado como resultado, anteriormente, a una pérdida notablemente baja de vidas debido a los huracanes.
Sin embargo, la COVID-19 presenta diferencias. La falta de recursos de Cuba, que dificulta la recuperación ante desastres, también contribuye a la escasez de viviendas que hace más difícil el distanciamiento físico. Y la pobre infraestructura de la isla crea desafíos logísticos.
Además, la pandemia llega en un momento particularmente difícil, ya que las sanciones estadounidenses más estrictas han reducido drásticamente las ganancias del turismo y otros servicios, disuadido la inversión extranjera, obstaculizado el comercio (incluidas las importaciones de equipos médicos) y obstruido el acceso a financiamientos internacionales, incluidos los fondos de emergencia.
Dadas estas fortalezas y debilidades, Cuba ofrece un interesante estudio de caso de cómo responder a la pandemia actual.
La reacción de Cuba a la amenaza del coronavirus fue rápida. Un plan de “prevención y control”, preparado en enero de 2020, incluía capacitar al personal médico, preparar instalaciones médicas y de cuarentena e informar al público (incluidos los trabajadores del turismo) sobre los síntomas y las precauciones. Así, cuando se confirmaron los tres primeros casos reportados el 11 de marzo, se tomaron medidas para rastrear y aislar los contactos, movilizar a los estudiantes de medicina para encuestas puerta a puerta en todo el país para identificar a las personas vulnerables y verificar los síntomas, y poner en marcha un programa de pruebas.
El 20 de marzo, con el reporte de 21 casos confirmados, el gobierno anunció la prohibición de las llegadas de turistas, el aislamiento de las personas vulnerables, la provisión de trabajo a domicilio, la reasignación de trabajadores a tareas prioritarias, la protección del empleo y la asistencia social.
A medida que surgieron problemas, el gobierno cubano ajustó su respuesta. Por ejemplo, cuando las máscaras faciales y el distanciamiento físico resultaron insuficientes para mantener seguro el transporte público, se suspendieron los servicios y se contrataron vehículos y conductores estatales y privados para transportar pacientes y trabajadores esenciales. Y para reducir el hacinamiento en las tiendas, se reorganizó el sistema de distribución y se introdujeron las compras en línea. También se ha intensificado el enfrentamiento a casos de incumplimiento del distanciamiento físico.
Con 766 casos reportados para el 15 de abril (68 casos por millón de habitantes), Cuba se encuentra en la mitad del rango de América Latina y el Caribe.
América Latina y el Caribe: casos reportados por millón de habitantes, 13 de abril de 2020. Organización Mundial de la Salud
La calidad de los datos varía enormemente entre los países, y algunos gobiernos subinformaron sustancialmente los casos. Los casos notificados por Cuba se basan en pruebas que utilizan los protocolos de la OMS. Dos vecinos del Caribe, utilizando métodos similares, proporcionan comparaciones útiles. La República Dominicana, la más comparable en términos de población, ingresos y dependencia turística, muestra cómo la enfermedad podría haberse propagado si las medidas hubieran sido menos eficaces. Por el contrario, Jamaica parece haber logrado detener la propagación de la enfermedad.
La respuesta inicial de Jamaica fue similar a la de Cuba, pero se registraron menos casos en el país sin ser detectados antes de que se detuviera el turismo. Habiendo identificado 16 grupos de brotes ahora, las autoridades cubanas todavía están luchando para evitar un despegue.
Lo que suceda a continuación en Cuba dependerá en gran medida de la cantidad de pruebas. Un indicador de compromiso con esta tarea es la relación entre las pruebas y los casos notificados. Según los datos disponibles, Cuba (con 18,825 pruebas realizadas) lidera la región con una proporción1 de 25:1, en comparación con 16:1 en Jamaica y 3:1 en la República Dominicana. (Vietnam y Taiwán tienen más de 100:1, Alemania 10:1, US 5:1 y UK 4:1.) Alrededor del 40% de los resultados positivos recientes de Cuba provienen de casos asintomáticos.
Si el régimen de pruebas y rastreo de contactos de Cuba logra frenar la enfermedad, su experiencia podría ofrecer lecciones para controlar la pandemia, y más de sus médicos estarán disponibles para ayudar con el esfuerzo de combatir la pandemia en el extranjero.
Pero las pruebas son costosas, en torno a 50USD cada una, por lo que si su dura batalla contra COVID-19 se prolonga, la falta de acceso a recursos financieros en Cuba podría resultar fatal*.
(Traducción: Juan Alfonso Fernández González)
1Cantidad de pruebas por cada caso confirmado. (Nota del traductor)
Notas de LPI:
*Cuba ya cuenta con cinco laboratorios capaces de diagnosticar en tiempo real el COVID-19.
**En la conferencia de prensa diaria que realiza el Ministerio de Salud Pública cubano para informar sobre el enfrentmiento a la epidemia se ha informado que a pesar de los costos Cuba cuenta con las pruebas necesarias para la etapa más intensa de la pandemia y ha asignado el financiamiento para adquirir más.

Economías más Innovadoras del mundo

-abril 16, 2020




Cada año, el Bloomberg Innovation Index evalúa más de 200 economías en siete áreas ponderadas por igual, este índice está basado en datos del Banco mundial, el Fondo Monetario internacional y la OCDE. Los países que no cumplen con 6 críterios de los 7 son eliminados, acortando la lista de países.

Áreas que evalúa el Bloomberg Innovation Index

  1. Intensidad de Investigación y Desarrollo (Gasto anual )
  2. Actividad de patentes. El número de solicitudes anuales de patentes, el crecimiento promedio de 3 años de solicitudes en el extranjero.
  3. Eficiencia terciaria. La matrícula total en la educación superior, la proporción de la fuerza laboral con niveles de educación avanzada.
  4. Valor agregado de manufactura
  5. Niveles de producción de manufactura, que contribuyen a las exportaciones, como% del PIB y per cápita.
  6. Productividad. PIB e ingreso nacional bruto (INB) en la población en edad de trabajar.
  7. Densidad de alta tecnología. El volumen de empresas públicas nacionales de alta tecnología como una parte del total de empresas del mundo. Los ejemplos de empresas de alta tecnología incluyen: aeroespacial y defensa, biotecnología, servicios de internet y energía renovable.
  8. Concentración del investigador. Dedicados a Investigación y Desarrollo en toda la población.
Según los datos disponibles de estas medidas, solo 105 países hicieron el corte final para la edición de este año del índice.

Top 10 economías más innovadoras

Por primera vez Alemania consigue el primer puesto resaltando por la Densidad de alta tecnología y su actividad de patentes, dejando en segundo lugar a Corea del Sur la cual sobresalió por su intensidad de investigación y desarrollo como en los años anteriores. También está a la vanguardia de 5G, siendo el primer país en implementarlo, por lo que no sorprende que Corea del Sur gaste mucho en investigación, en relación con su PIB.

En tercer lugar se encuentra Singapur liderando por su eficiencia terciaria, con casi un 85% de matrícula bruta en educación superior a partir de 2017.

En el siguiente puesto se encuentra Suiza por su inversión en investigación y desarrollo junto con la concentración de los investigadores. Y en quinto lugar tenemos a Suecia el cual obtuvo unos de las mejores ponderaciones en su inversión en investigación y desarrollo, este país subió 2 puestos en comparación con la anterior ponderación.
  1. Alemania 88.21pts
  2. Corea del Sur 88.16 pts
  3. Singapur 87.01 pts
  4. Suiza 85.67 pts
  5. Suecia 85.5 pts
  6. Israel 85.03 pts
  7. Finlandia 84.0 pts
  8. Dinamarca 83.22 pts
  9. Estados Unidos 83.17 pts
  10. Francia 82.75 pts
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