Centro de Estudios de la Economía Cubana
(CEEC), Universidad de La Habana
Departamento de Economía, Universidad de
La República, Uruguay
En
el documento se explora el porqué de los bajos salarios pagados por empresas
estatales cubanas. Además de deficiencias institucionales y estructurales que
limitan el aumento de la eficiencia, productividad y competitividad
empresarial, identificamos en la multiplicidad de tipos de cambio -en
particular en la sobrevaloración del tipo de cambio oficial-, así como en la
distribución primaria del producto en la empresa; restricciones centrales que
necesitan ser abordadas integralmente con vistas a fortalecer la capacidad de
la empresa estatal cubana de pagar mayores salarios. Se proponen algunas
transformaciones institucionales que deberían acompañar a este proceso de
fortalecimiento.
Comparado con cualquier
otra empresa fuera de Cuba, las empresas estatales[1] cubanas pagan salarios
considerablemente bajos. El salario medio durante el año 2018 fue de 777 pesos
cubanos (CUP) mensuales, cerca de 30 dólares a la tasa de cambio oficial[2] (ONEI, 2019: Cap.7, p.13).
Salarios bajos a nivel de toda la economía expresan distorsiones importantes en
el mercado de trabajo. La literatura reconoce que los bajos salarios
representan la causa y la consecuencia de la baja productividad del trabajo en
Cuba (Vidal, 2008: 25; Moreal, 2016; Galtés y Odriozola, 2018: 11). En este
marco, cualquier intento por aumentarlos sin respaldo en aumentos de producción
presionaría sobre la inflación; mientras que siendo tan bajos se hace difícil
estimular la productividad laboral.
Los salarios en Cuba no
son fijados por el mercado, sino que se determinan de forma administrativa por
el Estado. Con el objetivo de generar incentivos para fomentar incrementos de
productividad, en el año 2014 se puso en práctica la Resolución 17 (GOC, 2014:
286-88) que promovía el pago de salarios basado en los resultados de las
empresas. Esta resolución fue perfeccionada y reemplazada en el año 2016 por la
Resolución 6 (GOC, 2016: 2-8). La idea se basó en indexar una parte del salario
recibido por el trabajador al valor agregado de la empresa. Se esperaba obtener
incrementos productivos asociados a un mayor desempeño laboral inducido a
través de una mejor remuneración.
Sin embargo, la
introducción de dichas transformaciones no provocó un cambio significativo en
los ingresos laborales de los trabajadores ni incrementó la producción agregada
de la economía. Entre los años 2014 y 2018 el salario medio mensual aumentó en
193 CUP, aproximadamente, unos 8 dólares (ONEI, 2019: Cap.7, p.13). Por otra
parte, el crecimiento (real) de la economía en esos años estuvo alrededor de un
discreto 2% promedio anual (ONEI, 2019: Cap.5, p.16).
En un primer intento por
racionalizar la baja efectividad de la política de pagos por
resultados/rendimiento, Galtés (2016: pp.119-133) identificó un conjunto de
errores de diseño asociados a este sistema de pagos. Éstos proporcionaban una
estructura de incentivos laborales insuficiente, con baja capacidad de incidir
sobre la productividad de la empresa. Si bien el diseño actual debería ser
mejorado, las transformaciones que necesita el sector empresarial estatal
cubano van más allá de las que pueden ser inducidas por el perfeccionamiento
del mecanismo administrativo de formación de salarios.
En este sentido hay como
mínimo tres factores que deben ser abordados de forma integral. El primero
tiene que ver, justamente, con la promoción de la productividad, la eficiencia
y la competitividad empresarial. En última instancia, los salarios dependen de
la capacidad de las empresas de pagarlos. El problema es que éstas son
variables reales que descansan en los fundamentos de la economía y en el
funcionamiento individual de cada mercado, y que solamente pueden ser
movilizadas a través de transformaciones institucionales y estructurales. Al
respecto hay mucho que hacer en Cuba donde las empresas estatales funcionan aún
en un contexto de planificación centralizada con una fuerte orientación
administrativa (Roland, 2000, capítulo 9).
El segundo factor – poco
abordado por la literatura sobre el tema – tiene que ver con la restricción que
fija sobre el salario en la empresa la existencia de tipos de cambios
múltiples. En particular, la moneda en la cual se nominalizan los salarios -el
CUP- tiene un valor para la empresa (donde 1 USD = 1 CUP), y otro valor muy
distinto para la población (donde 1 USD = 24 CUP). Lo anterior implica que el
costo de 1 CUP de salario para las empresas se contabiliza 24 veces más alto en
comparación valor del mismo CUP en el mercado. Como consecuencia, se establece
una restricción nominal sobre el salario que lo hace muy caro para las
empresas. Provoca que en la práctica sea casi imposible subirlos (al menos de
forma significativa).
Existen algunos ejemplos
intuitivos para apoyar la proposición anterior. Las Resoluciones No. 14/2014
(GOC, 2014: p.293) y No. 42/2014 (GOC, 2014: p.1083) del Ministerio de Trabajo
y Seguridad Social establecen que las empresas mixtas y de capital 100%
extranjero sean “compensadas” con un tipo de cambio diferente al oficial a la
hora de pagar salarios.[3]
Si la sobrevaloración del tipo de cambio no representase una limitación para
los salarios ¿cómo entender la necesidad de compensar empresas que son
tentativamente las más productivas, eficientes y competitivas de la economía?
Nuestro análisis sugiere que aún las empresas de mejor desempeño económico en
Cuba ven muy limitada su capacidad de pagar mayores salarios debido al
desdoblamiento del tipo de cambio.
Por si todo lo anterior
fuese poco, el tercer factor que determina los bajos salarios en empresas
cubanas tiene naturaleza extraeconómica y descansa en elementos de economía
política. Basado en una tradición socialista, la distribución primaria del
producto en Cuba se fundó tras el triunfo de La Revolución sobre fuertes
principios de equidad. Ello implicó no solo un estrecho diapasón en la
distribución de ingresos entre asalariados, sino también la aceptación de que
el Estado complementaría los ingresos individuales a través de transferencias
basadas en gratuidades o precios subsidiados. Se estableció del tal forma una
especie de contrato social en el cual el trabajador aceptaba una menor
remuneración proveniente de su trabajo que sería complementada con los llamados
fondos sociales de consumo. Si bien este esquema permitió reducir los niveles
de inequidad tradicionalmente existentes en Cuba, también sentó las bases para
el desestimulo laboral y la baja productividad. En la medida en que los
trabajadores recibían el mismo salario, independientemente de sus calificaciones
y esfuerzos, los incentivos al trabajo fueron imposibles de sostener en el
tiempo.
El presente documento de
trabajo desarrolla -en base a las tres ideas anteriores- propuestas de
actuación de la política económica. Comprendiendo que la naturaleza de los tres
factores difiere entre sí, se identifica sobre qué áreas debería actuarse para
crear condiciones en las empresas que fundamenten incrementos salariales
sostenibles.
Contribuimos al estado
del arte en el tema de la siguiente manera. Primero, estableciendo un marco
conceptual, con respaldo en evidencia empírica, que permite entender los
factores que restringen el crecimiento de salarios en Cuba. Segundo,
internalizando en el análisis salarial la influencia de la sobrevaloración del
tipo de cambio empresarial que hasta el momento ha despertado muy poca atención
por los estudios cubanos sobre el tema (si acaso alguno).
La principal conclusión a
la que se arriba es que, más allá de las transformaciones institucionales y
estructurales de base que requiere el sector empresarial estatal, la estrategia
de generar incentivos laborales a los trabajadores choca con la existencia de
factores nominales -como la sobrevaloración del tipo de cambio- y de economía
política – como el consenso alrededor de la distribución primaria del producto
– que necesitan incorporarse a cualquier propuesta de solución diseñada. Caso
contrario, se podría anular la efectividad de las transformaciones
propuestas.
El trabajo queda
estructurado de la siguiente manera. En la sección siguiente se fundamentan los
factores que explican el porqué de tan bajos salarios en empresas cubanas. En
la sección III se presenta evidencia estadística que fundamenta estos factores.
En la sección IV se brindan elementos de política económica para promover
mayores salarios. La sección V concluye.
II.
Factores
que Explican los (Bajos) Salarios en Cuba
En esta sección se
examinan los tres determinantes que explican en conjunto porqué el sector
empresarial cubano exhibe una capacidad tan limitada a la hora de pagar mayores
salarios.
- Oferta Inelástica
Existe un consenso
generalizado en la literatura en relación a la idea de que los salarios en Cuba
no pueden aumentar porque la oferta de bienes y servicios (doméstica e
importada) es inelástica. Como resultado, la consecuencia inmediata de
cualquier incremento nominal de salarios sería mayor inflación (Vidal, 2008:
25; Moreal, 2016; Galtés y Odriozola, 2018: 11).
La oferta es inelástica
por restricciones institucionales y estructurales en el entorno de negocios.
Las deficiencias del modelo económico en términos de incentivos establecen un
entramado institucional que limita sistemáticamente la expansión de la oferta
(Castillo, 2016: 289-96; Torres, 2019: 48). Las restricciones institucionales
se fundamentan en diferentes elementos: planificación centralizada como forma
predominante –casi exclusiva- de asignación de recursos en la economía; muy
baja competencia empresarial; ausencia de mercados en la determinación de los
precios; restricciones presupuestarias blandas que sostienen empresas
ineficientes; limitada autonomía en decisiones claves de producción, precio,
inversiones, e insumos; inexistencia de un mercado de divisas para las
empresas, entre otros. Los elementos anteriores se combinan para crear un
sistema de incentivos microeconómicos que destruye el emprendimiento
empresarial, la innovación y la productividad. Estas características se
convierten en un círculo vicioso para la productividad.
Los factores
estructurales agravan aún más los problemas de oferta. Insuficiente rendimiento
del capital humano (Cribeiro, 2012: 179-83); limitada inversión productiva y en
infraestructura (Galeano, 2019: 54-6); financiamiento externo restringido
(Sánchez, 2015: 96-9); patrón de comercio exterior deficiente (Romero, 2015:
202); desequilibrios macroeconómicos e insostenibilidad de la deuda (Hidalgo y
Doimeadiós, 2016: 158-67); así como una baja propensión innovadora (Díaz, 2018:
178-9), entre otros; aparecen como factores limitantes del crecimiento de la productividad
en el largo plazo.
La oferta doméstica no
puede compensarse con importaciones por dos motivos fundamentales. Primero, por
la restricción severa de acceso a financiamiento externo que enfrenta Cuba.
Segundo, porque las deficiencias institucionales y estructurales identificadas
anteriormente frenan la competitividad del sector exportador que es clave en el
financiamiento de economías pequeñas y abiertas como la cubana.
El sector exportador – en
particular el de bienes – ha experimentado pérdidas sustanciales de
competitividad (Romero, 2015: 202; Torres, 2019: 42). Por ejemplo, las
exportaciones de bienes representaron en 2018 el 44% de su valor en 1990 (ONEI,
2019: Cap.8, p.8). La industria azucarera, principal rubro de exportación
tradicional, prácticamente desapareció en los últimos 30 años. Asimismo, aunque
las exportaciones de servicios – fundamentalmente turísticos y profesionales–
crecieron de forma acelerada en décadas pasadas, su patrón de crecimiento más
reciente da muestras de un claro agotamiento explicado en lo fundamental por
las características del modelo de negocios implementado (García y Sovilla,
2017: 165).
La combinación de fallas
institucionales y estructurales unida al bloqueo económico de EE.UU., que es un
problema de naturaleza externa, crea un ambiente de negocios frágil que es la
base de una oferta inelástica y problemas agravados de escasez. Como
consecuencia de lo anterior la conclusión es inequívoca: un incremento salarial
se traduciría en mayor demanda de bienes de consumo que la estructura
productiva no podría atender. Ello se traduciría en mayor inflación
(reprimida), o también en presiones sobre el tipo de cambio nominal.
A vía de ejemplo, en los
últimos meses las autoridades económicas establecieron un aumento generalizado
de los salarios del sector presupuestado. Ello provocó presiones sobre los
precios que se acompañaron en controles sobre el acaparamiento –producto de la
escasez– y se aumentaron los controles de precios (Fuentes y Romeo, 2019). Solo
a través de transformaciones institucionales y estructurales profundas que
permitan incidir sobre la productividad, eficiencia y competitividad del sector
empresarial se podría expandir (realmente) la oferta.
- La
Distribución Primaria del Producto
Los problemas de oferta
analizados en la sección anterior no son la única causa de la existencia de
bajos salarios en Cuba. Existen problemas en el plano de la distribución
primaria del producto que complejizan el tema analizado. A pesar de los cambios
experimentados en los últimos 30 años, el modelo económico cubano aun descansa
considerablemente sobre principios administrativos y de planificación
centralizada. El sistema de precios y salarios es administrado por criterios
que van más allá de la racionalidad y disciplina económica que impondrían los
mercados, que existen pero no representan la forma predominante de asignación
de recursos de la sociedad. En ese sentido, los salarios y precios son
internalizados en el diseño de un modelo económico, político y social con
fuerte arraigo en la equidad.
Tal concepción tuvo una
importante implicación sobre la distribución primaria del producto en las
empresas. Al triunfo de La Revolución, se estableció un contrato social
implícito entre el trabajador y el Estado que favorecía el financiamiento del
gasto social a expensas de los salarios. Basado en criterios de distribución
igualitaria se conformó un sistema de transferencias -que de alguna manera se
extiende hasta nuestros días- donde el trabajador cedía parte de su salario (no
por vías tributarias) y era parcialmente compensado a través de ciertas
gratuidades y precios subsidiados, por
ejemplo: educación, salud, cultura, deporte, canasta de bienes de acceso
universal, electricidad, agua potable, transporte, etc.
Esta red extendida de
seguridad y protección social trajo múltiples implicaciones. Por una parte,
permitió financiar el acceso rápido de toda la sociedad (no solo de
trabajadores) a determinados derechos sociales, y la brecha de ingresos laborales
se cerró significativamente. Por otra, desestructuró el sistema de incentivos
laborales generándose un fuerte desestimulo al esfuerzo. Como consecuencia, la
productividad laboral se vio deteriorada poniendo en riesgo la propia
sostenibilidad del sistema de transferencias, fundado además sobre bases
regresivas al subsidiar precios y no personas. A la vez, el acceso a precios
subsidiados generó sobre-demanda, y profundizó la restricción de oferta de la
economía. Asimismo, se desestimuló la oferta de trabajo en el mercado laboral,
creando la base para la informalidad. Por último la empresa no se benefició de
la disminución de costos laborales (bajos salarios) porque el excedente
generado no se empleaba en inversión.
Un resultado esperado de
este esquema de distribución primaria, sería encontrar empresas donde el
salario tuviese muy poco peso relativo en la estructura de costos totales.
Sobre este aspecto se brindará evidencia en la próxima sección.
A diferencia del primer
factor explicativo que toca los fundamentos de la economía y que requiere de
transformaciones institucionales y estructurales para inducir mayores salarios,
este segundo argumento tiene justificación distributiva, idiosincrático a la
economía cubana. Por lo tanto, su solución pasa por establecer un nuevo
contrato social que sea consensuado y asimilado por la sociedad en su conjunto.
Es central que el salario represente la principal fuente de diferenciación de
ingresos en la sociedad, si éste refleja distintas capacidades o esfuerzos.
- La Sobrevaloración del
Tipo de Cambio Oficial
El análisis sobre cómo la
sobrevaloración del tipo de cambio oficial influye sobre los bajos salarios es
mucho más sutil que los factores anteriormente analizados, y necesita de una
explicación detallada que implica representar el funcionamiento del sistema de
precios y costos de las empresas cubanas.
El
origen del problema. Una breve recapitulación histórica
La sobrevaloración del
tipo de cambio empresarial tuvo su origen en el esquema de dualidad monetaria
que se implementó en la economía cubana durante la crisis de los años noventa.
Los desequilibrios monetarios que acontecían en los marcos de la crisis
generaban pérdida de confiabilidad en el CUP y distorsionaban tanto los costos
como los precios expresados en esta moneda. Según Hidalgo y Doimeadiós (2011:
76) uno de los beneficios de la dualidad monetaria fue que permitió anclar el
sistema de precios y costos de las empresas a dólares norteamericanos,
mitigando así las consecuencias de los desequilibrios.
El sistema funcionó
inicialmente para el –entonces llamado– sector emergente, y con posterioridad
se fue extendiendo al resto de la economía.[4] El turismo, las empresas
de inversión extranjera, las tiendas recaudadoras de divisas (TRD), entre otras;
conformaban sus costos de producción y precios de venta tomando como referencia
los precios internacionales en dólares y el precio de las importaciones. El
resto de la economía fue empleando el mismo principio de formación de costos y
precios en la medida que se fue encadenando al sector emergente.
Sin embargo, los costos y
precios no se expresaban exclusivamente en dólares sino más bien como un
híbrido de dólares y CUP que se conectaban a través del tipo de cambio oficial
1USD = 1CUP. Por ese motivo, tanto los estados financieros como los costos y
los precios se presentaban –y actualmente presentan- en la denominada moneda
total. Ésta no es una moneda en sí misma, sino el resultado de sumar en forma
lineal CUP y dólares al tipo de cambio oficial. En principio, los costos
empresariales se constituían sumando cada uno de sus componentes en dólares y
CUP. En particular, dentro de ellos, los salarios se nominalizaban totalmente
en CUP.[5]
Mientras esto ocurría en
el sector empresarial, para la población se estableció un mercado cambiario
–inicialmente flexible– conocido como CADECA, donde con el devenir de los años
se estableció un tipo de cambio fijo. Para consumir en las TRD, la población
podía comprar dólares[6]
con sus salarios en CUP al tipo de cambio fijado por ese mercado.
En los primeros años de
la década del dos mil, se inicia un proceso de desdolarización de la economía
donde se eliminan los dólares de la circulación a través de un conjunto de
resoluciones emitidas por el Banco Central de Cuba (Vidal, 2008-a: 94-9;
Hidalgo y Doimeadiós, 2011: 89-92). A pesar de que este proceso tuvo
importantes implicaciones institucionales y sus consecuencias sobre el
desempeño económico se fueron acumulando y expresando en el largo plazo; lo
cierto es que la eliminación del dólar de la circulación y su sustitución por
el peso cubano convertible (CUC) no tuvo, inicialmente, mayor importancia
(contable) sobre los precios y costos empresariales. El CUC circulaba en la
economía desde hacía casi una década y tenía plena convertibilidad con los
dólares al tipo de cambio 1USD = 1CUC. En el momento del remplazo no existieron
efectos cambiarios sobre los precios relativos por la credibilidad del CUC como
moneda convertible.[7]
Los
salarios en las estructuras de costos empresariales
Como se explicaba en la
sección anterior, las estructuras de costo de las empresas en Cuba se expresan
en una combinación de dos monedas –CUC y CUP– que se conectan entre sí a través
del tipo de cambio oficial.
Los precios por otra
parte, se conforman de manera administrativa como un margen fijo por encima de
los costos. Las empresas productoras o comercializadoras nunca reciben precios
valorados al tipo de cambio de CADECA –que es el pagado por los consumidores–
sino al tipo de cambio oficial. El diferencial cambiario que se genera entre
productores y consumidores es administrado por instrumentos de política
monetaria y fiscal (Hidalgo y Doimeadiós, 2011: 119-130).
En el esquema 1 se
representa la estructura de precios y costo de una empresas representativa que
opera para el mercado interno.[8]
El elemento a resaltar radica en que debido a la sobrevaloración del tipo de
cambio oficial, el peso relativo que tiene 1 CUP de salario en los costos
totales es equivalente al peso relativo de 1 CUC de cualquier otro elemento.
Los precios, por otra parte, son fijados administrativamente como un margen
fijo sobre los costos totales.
Esquema 1. Composición por monedas de
los costos empresariales. Un caso extremo
Notas: El
esquema representa un caso hipotético extremo en el que todos los componentes
de costos aparecen en CUC a excepción del salario. En realidad cada componente
puede tener una parte en CUC y/o CUP. La simplificación, que no implica pérdida
de generalidad, facilita la exposición del problema.
Fuente: Elaboración
propia
Lo anterior implica que
la empresa genera ingresos que le permite cubrir gastos (de salarios) solamente
valorados a tipo de cambio oficial. El problema es que los asalariados
enfrentan en el momento del consumo precios conformados al tipo de cambio de
CADECA, que es veinticuatro veces mayor. En otras palabras, los ingresos
empresariales son valorados a precios conformados a partir del tipo de cambio
oficial, mientras los salarios enfrentan con posterioridad precios conformados
a partir del tipo de cambio de CADECA. Como consecuencia de lo anterior, el
esfuerzo que tendría que realizar una empresa para compensar a sus trabajadores
excedería lo que sus condiciones de valoración permiten.
Incluso en el escenario
–poco probable– de que la empresa logre aumentar significativamente sus niveles
de productividad, o que el producto se distribuya en base a otra composición;
el efecto de la sobrevaloración del tipo de cambio limitaría incrementos de
salarios sustanciales. Es importante dejar establecido que no se pretende
sugerir en este trabajo que sea imposible pagar mayores salarios en Cuba – ¡y
mucho menos que no se deba! –. Lo que parece evidente es que imponer a la
empresa que pague salarios nominalizados en CUP al tipo de cambio oficial hace
muy caro el gasto de salarios para ellas, explicando (parcialmente) sus bajos
niveles.
A modo de ejemplo, esta
peculiaridad del entorno monetario explicaría por qué una empresa extranjera o
mixta en Cuba necesita subvenciones o compensaciones para pagar salarios
mayores (GOC, 2014: 293; GOC, 2014:1083); o por qué empresas exportadoras no
pueden financiar salarios mayores sin caer en pérdidas. Asimismo, explicaría
por qué hay empresas que afirman poder financiar 50 CUC de salarios
adicionales; pero no 1200 CUP, aun cuando ambos valores son equivalentes a tipo
de cambio CADECA.[9]
III.
Examinado
Evidencia sobre Salarios en Empresas Cubanas
En esta sección se
examinan datos de empresas estatales cubanas con el objetivo de discutir
algunas consideraciones emitidas previamente. Las fuentes estadísticas para
analizar estos temas son limitadas porque la información relevante de precios o
costos por monedas no es pública. Aclaramos que no es nuestra intención
conducir un análisis causal sino “leer” estadísticas en el contexto del marco
conceptual presentado en la sección anterior.
Los
Datos
Se empleó información no
pública de tres formularios del Sistema de Información Estadística Nacional
(SIEN) de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
Formulario
|
Años
|
Variables
|
Cantidad de
Empresas
|
Fuente del
formulario[10]
|
5202-01
|
2013,
2015
|
Promedio
de trabajadores, salarios
|
1,875
|
http://www.onei.gob.cu/node/13888
|
5921-02
|
2015
|
Utilidad
antes de impuestos
|
1,396
|
GOC
(2015: 213), fila 40
|
5924-02
|
2015
|
Gasto
en insumos, salarios, depreciación y otros.
|
2,079
|
GOC
(2015: 218), filas: 1-4, 5, 10, 11
|
Todas las variables
monetarias están expresadas en moneda total que es la suma de CUP y CUC al tipo
de cambio oficial.
Análisis
Preliminar
Como se explicaba al
inicio del trabajo, en el año 2014 se aprobó la Resolución 17 de pagos por
resultados, que implicó la introducción de importantes cambios institucionales
en la formación y pago de salarios en Cuba. Básicamente, los salarios se
comenzaron a pagar en correspondencia con los resultados de la empresa en su
conjunto –no del trabajador – medidos a través del valor agregado bruto, y a
partir del cumplimiento de determinados indicadores claves, por ejemplo,
ventas, utilidades antes de impuesto, etc. Implicó que el salario del
trabajador tuviese una parte fija y otra variable. En caso de incumplimiento el
trabajador recibía el salario base de la economía (GOC, 2014: 287)
Con el objetivo de
identificar dinámicas salariales antes y después de la aplicación de la
Resolución 17, el gráfico 1 exhibe diferencias observadas en el salario medio
mensual entre el año 2013 y 2015 para cada percentil de una muestra de 1,875
empresas.
El gráfico ilustra que,
mientras en el primer decil la diferencia salarial antes y después del cambio
en la política fue apenas perceptible; esta diferencia fue de aproximadamente
200 CUP en la empresa ubicada en el percentil 50, y de 1200 CUP en la empresa
ubicada en el percentil 99.
Gráfico 1. Diferencias en Salario
Medio Empresarial por Percentil de la Distribución, años 2013-2015
Fuente: Elaborado en base
al formulario 5202-01
Aunque en términos
relativos la mitad de la muestra experimentó incrementos superiores a 50% en
dos años, los salarios continuaron siendo insuficientes. Notar que expresados
en dólares norteamericanos, los incrementos salariales en las empresas entre
los percentiles 50 y 99 estuvieron entre $8 y $50, respectivamente. Estos
resultados pueden interpretarse al calor de los argumentos desarrollados en la
sección anterior de la siguiente forma:
1.
Los salarios crecieron de
forma poco significativa porque la productividad depende de otros factores
adicionales a la estimulación. Sin reformas estructurales e institucionales más
proactivas que busquen incidir sobre la eficiencia, productividad y competitividad
del sector empresarial no es posible incrementarlos significativamente.
2.
En condiciones de
sobrevaloración del tipo de cambio oficial empresarial, la capacidad que posee
una entidad para financiar con sus ingresos incrementos salariales significativos
es limitada. Si bien 200 CUP son insuficientes para el asalariado, el esfuerzo
empresarial para pagarlos –24 veces este monto– es considerable. Ello ayuda a
explicar por qué es baja la sensibilidad de los salarios ante la política.
3.
El crecimiento modesto de
los salarios observado en el período pudo haber sido financiado, al menos
parcialmente, por incrementos de precios de las empresas. Una práctica habitual
observada en el sector empresarial ha sido la de incrementar precios tanto de
producciones secundarias como de aquellas que se venden después de cumplir con
el encargo estatal (Acosta y Rivery, 2017: 40; Castro, 2019: 1-2). El problema
al respecto es que tales precios no son resultado de condiciones
(restricciones) de mercado. Las empresas pueden fijarlos con determinada
arbitrariedad, entre otros factores, por la escasa competencia doméstica e
internacional que enfrentan. Como consecuencia, los incrementos salariales no
se han basado en incrementos reales de producción –y por lo tanto de productividad-
sino en incrementos nominales de la misma. Contrario a lo deseado, el cambio en
los sistemas de pagos generó incentivos productivos perversos indicando que se
necesitan transformaciones institucionales de acompañamiento que corrijan el
comportamiento observado.
4.
Por último, debe
resaltarse que los resultados del gráfico 1 se basan en el supuesto fuerte de
que las empresas que más salarios pagan son más eficientes y productivas
(aportan más valor agregado). Lo anterior no es necesariamente cierto porque el
esquema de dualidad monetaria sobre el cual funciona la empresa cubana en la
actualidad implica la existencia de un sistema de transferencias entre agentes
de la economía (Hidalgo & Doimeadiós, 2011: 132-140). Es altamente probable
que muchas de las empresas que logran pagar mayores salarios en las condiciones
actuales vean muy limitadas sus posibilidades en un escenario de devaluación.
Diseñamos un segundo
ejercicio empírico para evaluar el argumento distributivo. En la sección II se
sugería que la distribución primaria actual del producto basada en criterios
administrativos, y orientada al financiamiento masivo del gasto social
restringía la posibilidad de incrementar los salarios en Cuba. Si esta
hipótesis fuera cierta entonces cabría esperar que en la utilidad de la empresa
existiese un determinado margen, útil para financiar mayores salarios.
Con el objetivo de
indagar sobre esta idea se empleó información de 1,396 empresas de todos los
sectores de la economía en el año 2015. Se tomó la utilidad reportada (antes de
impuestos) y se dividió entre el promedio de trabajadores de la empresa, y
entre 12 para llevar el análisis a escala mensual. El indicador que resulta
representa los ingresos mensuales adicionales que cada trabajador recibiría si
la utilidad de la empresa se repartiese por completo entre el colectivo y,
consecuentemente, no realizara contribución fiscal alguna en base a su utilidad
ni destinara recursos a la inversión. La Tabla I reporta percentiles
seleccionados de la distribución del indicador.
Tabla
II.
Utilidad Media Mensual por Trabajador 2015, en Moneda Total
Los resultados deben
leerse de la siguiente forma. Casi el 10% de las empresas no podrían
incrementar salarios a sus trabajadores porque implicaría operar con pérdidas.
El 25% de las empresas no podrían incrementarlos más de 111.8 CUP
(aproximadamente 5 dólares); mientras que la empresa ubicada sobre el percentil
50 podría hacerlo en 403.2 CUP (16 dólares). Ello significa que aún en el caso
en el que el fisco renunciara a gravar la utilidad de empresas estatales (con
repercusión negativa sobre el gasto público); el incremento salarial que
experimentaría el 50% de las empresas en la muestra sería como máximo un 58%
del salario medio de la economía del año 2015. O sea bajo si se considera que
el salario medio también lo es.
Conclusiones similares se
obtienen de analizar la cola superior de la distribución del indicador. Las
empresas ubicadas entre los percentiles 90 y 95 podrían incrementar los
salarios entre 1,967 y 3,347 CUP, que representan incrementos aproximados de
entre 2 y 4 veces el salario medio del 2015; y cuyo valor expresado en CUC
sería de aproximadamente 80 y 140
dólares.
Este incremento podría
parecer significativo para trabajadores que ganan el salario medio de la
economía. Sin embargo, hay algunos argumentos que pondrían en duda lo anterior:
1.
El ejercicio asume que la
contribución fiscal de la empresa y la inversión es nula.
2.
El incremento salarial
derivado parecería bajo condicional al elevado nivel de activos totales que
poseen las empresas estatales. Por ejemplo, en la muestra las empresa que
podrían llegar a pagar entre 80 y 140 dólares mensuales (percentiles 90 y 95 de
la tabla I, respectivamente) tienen un nivel medio de activos contables
equivalentes a 72 millones de dólares.
3.
Igualmente, el incremento
parecería bajo si se compara con el salario que se paga en el sector no
estatal.[11] Intuimos que, de repetir
el ejercicio en este sector, el emprendimiento ubicado en el percentil 99
podría distribuir más de 12,986.4 CUP (unos 540 dólares) que es lo que podría
distribuir la empresa estatal contraparte, según los resultados presentados en
la tabla I.
El ejercicio parece
sugerir – de forma contraria a lo esperado – que hay poco espacio en la
utilidad de la empresa para financiar incrementos salariales, y que por lo
tanto recomponer la distribución primaria del producto serviría poco a tales
fines.
Hay tres posibles
explicaciones a este hallazgo. En primer lugar, existe la posibilidad de que la
baja utilidad observada y, por lo tanto, su estrecho margen de incidencia sobre
los salarios, sea reflejo de las insuficiencias estructurales de productividad
que experimenta el sistema empresarial cubano. Implicaría que la única forma de
incrementar salarios sería a través de reformas estructurales e
institucionales.
En segundo lugar, es
posible que de forma alternativa (o complementaria) a la explicación anterior,
exista poco espacio en la utilidad para financiar mayores salarios debido al
marcado sobre-empleo que caracteriza a la economía cubana.
Por último, es posible
que los resultados se expliquen debido a la sobrevaloración del tipo de cambio
oficial que –como ya ha sido reiterado en varias ocasiones- provoca que los
salarios estén sobre-ponderados en la estructura de costos de las empresas. En
otras palabras, se requerirían niveles de ingresos muy elevados para que las
empresas pudiesen pagar mayores salarios.
Con el objetivo de
profundizar sobre esta última hipótesis, se analiza información sobre la
estructura de gasto de 2,079 empresas en el año 2015, representadas de forma
agregada en el gráfico 2.
Gráfico
2. Estructura
de Gastos Empresariales, 2015
Fuente:
Elaborado en base al formulario 5924-02
Intuitivamente valdría la
pena preguntarse cuánto debería significar porcentualmente salarios de 30
dólares mensuales[12]-
por ejemplo - que son los ingresos laborales valorados al tipo de cambio de
CADECA. La respuesta esperada sería “muy poco”. Sin embargo, como se aprecia en
el gráfico 2, el salario es el segundo componente de mayor peso en la
estructura total de gastos (aproximadamente un 25%). Si la idea de la
sobrevaloración del tipo de cambio no tuviese ningún rol ¿cómo se explicaría
este resultado? De hecho, los salarios son, en el gráfico 2, el único
componente de los gastos que se expresan totalmente en una sola moneda (CUP).
Por lo tanto, si se dividiese el gasto de salario entre el tipo de cambio de
CADECA el nuevo peso relativo sería aproximadamente 1.5%.[13]
Como consecuencia de lo
anterior, nuestros resultados corroborarían la existencia del problema de
distribución primaria del producto escondida de forma contable en la
sobrevaloración del tipo de cambio oficial.
IV.
Promoviendo
Mayores Salarios. Ámbito de Actuación de la Política Económica
Con el objetivo
establecer condiciones para que las empresas estatales puedan pagar mejores
salarios, la política económica debería operar integralmente sobre los tres
factores identificados en la sección II como explicativos de los bajos salarios
en Cuba. Tales factores difieren en su naturaleza y, como consecuencia, exigen
de políticas diferenciadas y secuenciadas armónicamente. Hemos organizado este
análisis en tres secciones separadas para examinar de qué forma contribuiría
cada una al mejoramiento de los salarios.
Salarios
y Devaluación del Tipo de Cambio Oficial Empresarial
La primera condición para
mejorar los salarios en las empresas estatales es devaluar el tipo de cambio
oficial. No tendría sentido profundizar en transformaciones estructurales sin
avanzar previamente (o en paralelo) sobre este problema de naturaleza nominal
que afecta a toda la economía de forma transversal y que limita la efectividad
de cualquier medida institucional o estructural introducida. La explicación de
lo anterior radica en que las reformas estructurales buscan –entre otros-
mejorar la eficiencia asignativa de los recursos, objetivo que resultaría
impensable en un ambiente de sobrevaloración del tipo de cambio debido a la
considerable distorsión de precios relativos que provoca. O sea, precios
distorsionados no orientan adecuadamente políticas estructurales.
Sin embargo, asumiendo
que se aborde en primera instancia el problema de la sobrevaloración del tipo
de cambio habría que enfatizar en dos ideas claves. En primer lugar, devaluar
el tipo de cambio oficial es una condición necesaria pero no suficiente para
resolver el problema salarial en Cuba. Como se ha insistido en incontables
ocasiones a lo largo de este texto, los bajos salarios responden a causas
adicionales. En segundo lugar, la devaluación mejorará la capacidad de una
parte del sector empresarial para pagar mejores salarios (por ejemplo, la del
sector exportador), pero empeorará la de otro (por ejemplo, la del sector
empresarial orientado al mercado interno cuyas capacidades no descansen en
productividad, eficiencia y competitividad).
Este último hecho explica
por qué la insistencia de acompañar el proceso de devaluación con medidas de
naturaleza institucional y estructural que permitan, por una parte, mejorar el
desempeño actual del sector empresarial; y por otra, administrar con más
herramientas el impacto negativo de la devaluación sobre los grupos afectados.
La explicación de por qué
la devaluación permite que al menos una parte del sector empresarial pague
mayores salarios tiene que ver con la alineación de tipos de cambio en la
producción y el consumo. Al dejar de operar en el circuito de 1 CUC = 1 CUP, los
ingresos de las empresas se articulan con gastos de salario. Hay, sin embargo,
dos aspectos importantes que notar. Primero, lo anterior es cierto en empresas
que operan en actividades transables (y no) que satisfagan la condición de que
sus desempeños se basen en eficiencia, productividad y competitividad. Queremos
enfatizar en el mensaje de que cualquier intento por pagar salarios (mayores)
en empresas no-viables (insolventes) solo provocará presiones inflacionarias.
Segundo, la devaluación
no resuelve ni tiene que ver con los problemas de distribución primaria del
producto. Son dos problemas separados y el abordaje de este último exige
políticas distributivas integrales y sobre todo introducidas de forma
paulatina. Es cierto que la existencia de precios subvencionados es otra fuente
de distorsión de precios relativos en Cuba, pero a diferencia de la distorsión
que se induce por la vía cambiaria, ésta se puede articular a programas
estructurales tal y como demuestra la experiencia de China y Vietnam. Desarrollar
un sistema dual de precios permitiría generar incentivos para incrementar la
eficiencia empresarial al tiempo que los costos sociales se reduzcan (Roland,
2000: 135-7; Naughton, 2007: 91-2).
Mientras no ocurra el
anunciado proceso de unificación monetaria y cambiaria en Cuba, hay una medida
(parcial) con efectos similares al de la devaluación que podría ensayarse como
solución de segundo óptimo. Esta medida sería pagar salarios en CUC únicamente
en empresas estatales exportadoras, que es donde más probablemente se
concentren las empresas solventes. La idea sería abaratar nominalmente sus
costos laborales para ayudar a aumentar su competitividad a través (nuevamente)
de la articulación de precios en la producción y consumo. Esta opción
permitiría, entre otros: i) reducir transferencias cambiarias que reciben
actualmente del presupuesto, ii) respaldar el incremento salarial en moneda
libremente convertible mitigando así posibles efectos inflacionarios, iii)
ayudar a la retención de empleo calificado en el sector exportador y aumentar
su atractivo a través de mayores salarios.
No podría ser aplicada a
actividades no transables porque en condiciones de sobrevaloración es
improbable identificar aquellas empresas viables, de ahí que no pueda
extenderse como solución.
Las
Reformas Estructurales e Institucionales
Debido a que en última
instancia, el salario depende del producto (marginal) del trabajo, se hace
necesario la introducción de transformaciones institucionales y estructurales
en el sector empresarial estatal. Las medidas deben buscar como objetivo central
el aumento de la productividad, eficiencia y competitividad de la empresa a
través de la eliminación de restricciones que limitan su expansión.
Con el objetivo de evitar
enfoques basados en “terapias de choque” y “enmiendas a la totalidad” que
pueden resultar perjudiciales, parece conveniente iniciarlas por el sector
exportador e ir conectando, progresivamente, el resto del sistema empresarial.
Empezar por actividades que descansen en ventajas comparativas es fundamental
en la estrategia, así como ir progresando paulatinamente hacia el desarrollo
(diversificación) de actividades que exploten ventajas adquiridas basadas en un
enfoque de negocios, cadenas de valor y fomentada por instrumentos de política
industrial.
Hay algunas
transformaciones institucionales (transversales) a nivel del modelo económico
que necesitan ser abordadas (de forma conjunta) con inmediatez porque impactan
sobre la productividad, eficiencia y competitividad del sector empresarial.
Por ejemplo, el
desarrollo de un mercado cambiario donde participen las empresas (Hidalgo,
2016: 111) mejoraría la eficiencia en la asignación de recursos que descansa
hoy en decisiones administrativas discrecionales que es la base la de la
escasez. Además, disminuiría la probabilidad de pérdidas de oportunidades de
negocios -muy común hoy día- por la falta de acceso a dólares. Debido a que las
divisas son el recurso más escaso de la economía (sometida a importantes
restricciones de financiamiento externo)[14]
este mercado deberá funcionar (inicialmente) con controles cambiarios y de
acceso. O sea, no participarían todas las empresas y el tipo de cambio flotaría
entre bandas. La oferta de moneda libremente convertible correría a cargo de
empresas exportadoras y la demanda a cargo de empresas que logren conectarse a
éstas.
Por otra parte, se
requiere mejorar los mecanismos de fijación de precios dando un lugar al
mercado en su formación. Los precios formados de forma administrativa, en
particular, los formados por el método de gasto[15]
estimulan la ineficiencia productiva y asignativa al
traspasar todo costo a los precios (en particular aquella parte de los costos
que se fundamenta en la insuficiente gestión empresarial). La ineficiencia
termina siendo pagada por consumidores o por la sociedad en su conjunto. Sería
importante para el caso cubano estudiar la experiencia de precios duales de
China con reconocidas virtudes en la literatura (Roland, 2000: 135-7; Naughton,
2007: 91-2).
Otro elemento fundamental
es el levantamiento de las barreras administrativas a la entrada de empresas,
estatales y no, a los mercados. Elevar la presión competitiva sobre las
empresas existentes tendría importantes efectos directos y colaterales. Por
ejemplo, mejoraría la fijación de precios, y estimularía la innovación creando
incentivos para que la empresa identifique en la innovación una manera
“sobrevivir” ante la competencia. Además, mejoraría la eficiencia asignativa a
través de la movilización de recursos financieros hoy ociosos que facilitarían
la revelación de ventajas comparativas que hoy son desconocidas.
Otro elemento clave es
permitir la quiebra de empresas. La existencia de restricciones presupuestarias
blandas es un serio problema de incentivos que impide el aprovechamiento
eficiente de los recursos de la economía cubana. Conocer ex-antes que las
decisiones corrientes tendrán (si acaso) pocas consecuencias futuras sobre la
gestión empresarial, desestimula tomar esfuerzos serios para cumplir con las
metas definidas. Desde proyectos de inversión que no garantizan los flujos de
caja previstos, hasta planes de producción que son sistemáticamente violados
forman parte de ejemplos que experimenta a diario el sector empresarial.
Permitir la quiebra empresarial puede servir como mecanismo sancionador que
mitigue los insuficientes incentivos para esforzarse.
En forma conjunta al
ingreso de nuevas empresas y la fijación de parte de los precios de las
empresas por el mercado, se requiere el fortalecimiento de la autonomía
empresarial. La empresa estatal debe ser capaz de tomar un conjunto de
decisiones claves de la administración que incluyen la producción, la
contratación de trabajadores y sus salarios, las inversiones y los precios de
sus productos. Lo que se observa en Cuba es que cada una de estas decisiones
está sujeta a procesos administrativos que en última instancia limitan la
capacidad emprendedora y de aprovechamiento de oportunidades de negocios. Sin
embargo, hasta tanto no se tomen los pasos anteriores, aumentar la autonomía
empresarial en un marco de falta de competencia y de posibilidad de quiebra
sólo se traducirá en un incremento de la escasez y el derroche de recursos.
Las medidas a anteriores
deben combinarse con una acción de gobierno orientada a la inversión en (unas
pocas) actividades estratégicas donde se desarrollen en paralelo mecanismos que
propicien una buena gobernanza y reduzcan los riesgos de un mal desempeño
(Hausmann, 2019: 2).
Reformando
la Distribución del Producto: Hacia un Nuevo Contrato Social
En la sección II se
discutía cómo los salarios dependían de una determinada distribución primaria
del producto en Cuba. Como se apreció en la sección III, la sobrevaloración del
tipo de cambio oficial enmascara contablemente la composición real de dicha
distribución, incrementando la participación verdadera de los salarios en los
costos. Un efecto esperado de la devaluación del tipo de cambio oficial es la
disminución del peso relativo de los salarios en el producto, revelándose así
el problema de distribución previamente caracterizado.
La corrección de este
problema debe encontrarse en la definición de un nuevo contrato social que sea
consensuado por la sociedad. Previsiblemente es de esperar que el consenso gire
en torno a la idea de que los salarios deben representar la fuente fundamental
de ingresos de un hogar y que las familias vulnerables requerirán de una
atención focalizada que se financie a través de un sistema de transferencias
tributario, tal y como existe hoy en la mayor parte del mundo.
Lo anterior significará
ir eliminando paulatinamente los precios subvencionados e ir elevando
proporcionalmente los salarios. El proceso anterior debe corresponder en tiempo
con la madurez de las reformas estructurales. Es importante enfatizar en el
mensaje de que éste podría no ser un proceso sencillo y requerirá por lo tanto
ir evaluado los impactos sociales y políticos de la medida. Caso contrario se
podría generar un proceso de desestabilización política en el país y la caída
de familias en niveles de vulnerabilidad no conocidos hasta el momento. Hay dos
vías para administrar este sistema de transferencia. El primero es a través del
presupuesto, dando recursos a las familias que lo necesitan. El segundo es a
través de un sistema dual de precios, que por un lado incentive a las empresas
a producir y, por el otro, permita que el Estado siga obteniendo productos para
sostener a los grupos sociales vulnerables.
Conclusiones
La economía cubana se
encuentra inmersa en una espiral de bajos salarios y baja productividad. Ella
se explica por restricciones estructurales e institucionales en la asignación
de recursos y ausencia de empresas que renueven la oferta de productos y
servicios. Este trabajo incorpora al análisis previo la forma en la que los
salarios ingresan a la contabilidad de las empresas estatales cubanas. La
contabilización de los mismos a un tipo de cambio inferior al que se observa en
el mercado implica que los gastos reales de las empresas son muy superiores a
los que nominalmente se observan.
Como se ha apuntado en
este trabajo parece improbable que la introducción de reformas instituciones y
estructurales contribuyan a elevar los niveles de salarios en Cuba si no se
acompañan de una devaluación del tipo de cambio oficial empresarial y de una
nueva distribución primaria del producto. Sin embargo, el trabajo enfatiza que
éstas son condiciones necesarias pero no suficientes para propiciar incrementos
significativos de salarios, que en última instancia solo pueden ser
garantizados a partir de un desempeño empresarial basado en productividad,
eficiencia y competitividad.
V.
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Citas
[1] Este trabajo se centra en
las empresas estatales y no en otras formas de propiedad y gestión que existen
en Cuba. De aquí en adelante cuando se emplee el término empresa nos estaremos
refiriendo a la empresa estatal. La distinción es importante porque a
pesar de haber definido la necesidad de dotar de una mayor flexibilidad la
gestión de este agente económico (PCC, 2017: Cap.2, p.25); aún hoy en día las
empresas estatales cubanas poseen una autonomía limitada que se enmarca en un
modelo de administración centralizada de recursos. No enfrentan restricciones
de mercado y no pueden ser creadas ni destruidas libremente.
[2] La compra venta de moneda
extranjera en Cuba se realiza únicamente a través de CADECA, que significa
Casas de Cambio, que es donde se determina el tipo de cambio a la población. Es
fijo desde hace varios años establecido en 1 CUC = 24 CUP. A su vez un CUC
(Peso Cubano Convertible) equivale aproximadamente a un dólar norteamericano
(USD) aunque existe un gravamen sobre el USD en efectivo. Asumiremos para el
resto del trabajo que 1 USD = 1 CUC = 24 CUP.
[3] Cada CUC de salario es
compensado con 10 CUP en las empresas enclavadas en las Zona de Desarrollo
Económico Especial Mariel, mientras que en las empresas mixtas se compensan con
2 CUP.
[4] Para
una explicación detallada sobre la evolución de este esquema en Cuba en los
últimos 30 años ver el trabajo de Hidalgo y Doimeadiós (2011: 67-115).
[5] El
sistema de estimulación de divisas no forma parte del gasto de salarios en
empresas cubanas.
[6] En realidad se compraban
pesos cubanos convertibles (CUC) que estaban respaldados en dólares.
[7] Con
posterioridad a las medidas de desdolarización, el CUC fue perdiendo
convertibilidad en el sector empresarial. Los ingresos en esa moneda no
garantizaron nunca más a las empresas acceso inmediato a divisas.
[8] En
realidad el precio puede tener también un componente en CUC, por ejemplo, en
aquellas empresas que exportan. Este no es un detalle menor con importantes
implicaciones en un escenario de devaluación del tipo de cambio oficial.
[9] Comentarios realizados al
autor por directivos de empresas estatales.
[10] En realidad
se empleó el Sistema de Información Estadísticas Nacional (SIEN) de los años
2013 y 2015, que difieren ligeramente del SIEN-2016 que es el publicado en la
actualidad por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información.
[11] Los
salarios en este sector no se encuentran afectados por la sobrevaloración del
tipo de cambio oficial. Funciona con costos e ingresos devaluados a tipo de
cambio CADECA.
[12] Que es
aproximadamente el salario medio.
[13] Esta
es una estimación ilustrativa que no debe tomarse como exacta porque el resto
de los componentes se expresa en dos monedas y se desconoce la proporción que
representa cada una.
[14] Asumimos
en nuestra propuesta que este supuesto se mantendrá. De levantarse podría
aumentar el acceso de empresas a este mercado.
[15] Hoy
día la forma generalizada de formación de precios en Cuba.