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lunes, 25 de enero de 2021

Multiplicar o dividir…

La unificación cambiaria debería impactar positivamente en los precios de los productos finales de bienes y servicios de exportación. Sin embargo, pueden ocurrir efectos perversos.



Terminal de contenedores de la Zona Especial de Desarrollo Mariel, en Cuba. Foto: @ZEDMarielCuba/Twitter. Archivo.


La devaluación de la tasa oficial de cambio del peso cubano frente al dólar, la reforma salarial y el manejo administrado de los precios de algunos bienes y servicios se han convertido en una combinación que no siempre produce el efecto deseado. Al menos, en lo que va de este proceso de ajuste estructural de la economía nacional denominado tarea ordenamiento.

Por los libros de macroeconomía y de microeconomía conocemos que toda devaluación debe generar incentivos positivos sobre la eficiencia del sistema en su conjunto; sobre la productividad del trabajo y sobre las exportaciones. Debe provocar mejoras en los tres, aunque no en el corto plazo.

También por los libros de macro y micro conocemos que toda devaluación produce un efecto de corto plazo sobre los precios y, por lo general, los empuja hacia arriba. Ese efecto, en economías donde existe una dinámica adecuada de sustitución de factores de producción (capital, trabajo, tierra y know how) y donde la oferta es suficientemente elástica y variada, debe de servir de contención al esperado “efecto-precio” de corto plazo.

En el pensamiento económico universal, Alfred Marshall y León Walras defendieron puntos de vistas diferentes sobre el papel de las cantidades y los precios en ese necesario proceso de ajuste. Es cierto también que aquellos análisis partían de supuestos difíciles de conseguir en la vida real: información completa, mercados atomizados, competencia perfecta, libertad de elección de los consumidores, etc., etc. Pero la poca consistencia de los supuestos no resta valor al rol de los precios en la dinámica global de la economía, cualquiera que sea esta.

En Cuba, la devaluación provocada por la unificación cambiaria debería impactar positivamente en los precios de los productos finales de bienes y servicios de exportación. Sin embargo, pueden ocurrir efectos perversos, que merecen ser rectificados cuanto antes.

Un ejemplo: producto de exportación X

Un contenedor de 20 toneladas de dicho producto debe producir X cantidad de dólares de ingresos, o sea, X pesos cubanos al cambio de 24 cup por 1 dólar.

De esos X dólares, la empresa se queda con el 80 % del total exportado que se convierten a CL (capacidad de liquidez), más el otro 20 % en pesos cubanos. De los dólares con los cuales se queda, debe deducir además el 8,6 % que paga como comisión a la empresa estatal exportadora, solo porque ella ha sido designada para exportar. Entonces, los ingresos totales por exportación de la empresa descontado la comisión de la exportadora equivalen al 93,1% del ingreso inicial en pesos cubanos.

El ajuste de las nuevas tarifas a partir de la devaluación ha provocado lo siguiente:

El costo de transportar un contenedor desde los centros de beneficio hasta el puerto se ha incrementado en un 520 %.

La tarifa que la empresa productora debe pagar a la organización que garantiza la carga en el puerto lo ha hecho en 426 % por encima del precio anterior.

Los precios de compra al productor también se han incrementado y es hoy 211 % superior.

Otros gastos como beneficio del producto, envases, energía, transporte hasta el centro de beneficio, seguridad social y contribución al desarrollo territorial también se han incrementado y llevan la cuenta total de egresos hasta una cifra que los hace caer en una pérdida equivalente al 3,8% de los ingresos totales en cup por contenedor exportado.

Hasta aquí tenemos que la misma cantidad de producto en virtud de la elevación de precios por la devaluación de la tasa oficial de cambio convierte lo que era un buen negocio de exportación en lo contrario. Sin dudas, la empresa tendrá que revisar todos sus procesos, todos sus costos y, si quiere seguir exportando, deberá encontrar formas de hacerlo. También es cierto que no tiene muchas opciones para encontrar nuevos proveedores, que hay tarifas de servicios que pueden estar excesivamente altas, y que quizá sea posible racionalizar la cantidad de personas empleadas. Algunas soluciones son más factibles que otras, más deseables que otras, más políticamente adecuadas que otras. Por ejemplo, con solo poder exportar directamente y evitar la comisión de la exportadora, se ahorraría 11 888 cup (495 usd) y con ello dejaría de estar en números rojos. 

En los bienes de exportación, a diferencia de los bienes y servicios que se venden en el mercado nacional, la empresa no puede elevar sus precios de venta, pues en el mercado existen otros competidores que venden a ese mismo precio o más barato. Por tanto, en estos casos, el precio internacional es un dato que obliga a ajustar los costos nacionales hacia abajo o a obtener algún tipo de subsidio.

Los precios internacionales de cualquier producto deberían servir para medir la distancia que nos separa de las condiciones de medias del mercado y de los niveles de producción y productividad internacionales. Esto se cumple para las exportaciones, especialmente si queremos lograr en algún momento una sustitución «efectiva» de estas.

Lo útil de la devaluación es que hoy podemos, como nunca antes, medir nuestros costos y precios con los costos y precios internacionales. Podemos dividir entre 24 y comparar y también podemos, de forma más transparente, comparar a las empresas nacionales entre sí, algo imposible antes de la medida. 

Desconozco cuál es el nuevo costo de una tonelada de carne de res producida nacionalmente, o de una tonelada de tomate, o del millar de toallas o sábanas. Pero si rebasa el precio de importarla, será muy difícil, por ejemplo, que los hoteles, cuando el turismo reabra, compren a productores nacionales, si pueden comprar más barato a un suministrador internacional de productos de igual o mejor calidad.


Gráfico: Precio mensual de carne de res / USD por kilogramo

La devaluación debería impulsar la tendencia hacia los precios y costos internacionales, pero para ello se requieren otras condiciones del entorno normativo, que permitan/ faciliten a las empresas estatales lograr los arreglos/ajustes microeconómicos necesarios, al menos, en el mediano plazo. De lo contrario, la empresa nacional se encuentra dentro de un tornillo de banco. Por un lado, los nuevos costos que produce la devaluación la presionan. Por el otro, restricciones normativas le impiden usar las variables que permitirían el ajuste.

Claro que la otra referencia obligada es la capacidad de compra del ingreso de la población. Así pues, traspasar toda la devaluación a los precios parece que no es políticamente adecuado. Se ha tratado de evitar, como han explicado más de una vez los funcionarios encargados.

Topar en un limite máximo el incremento de los precios, si bien intenta evitar un mayor deterioro del poder de compra del ingreso de la población, ya ha conducido a la expansión del mercado negro, donde los precios son aún mayores. Mercado al cual solo puede tener acceso una parte minoritaria de la población, lo que, a su vez, contribuye a incrementar las desigualdades que se pretendían evitar con aquella medida.

Las tarimas vacías de los mercados agropecuarios —todos, los estatales y los de oferta y demanda— están ahí para llamarnos la atención todos los días. Dicho efecto desplaza la demanda hacia otros productos (pan, pollo, etc.), incrementándola en un mercado desabastecido, lo cual alimenta nuevamente el mercado negro. Ese que divide por más de 24 el ingreso nominal de la población.

Incrementar las exportaciones, incentivar su sustitución y dinamizar el mercado interno son metas difíciles de alcanzar. La devaluación y las medidas asociadas por sí solas no las producirán, menos aún en el corto plazo. Se requerirá coherencia y alineación con el propósito.

Demoran además otras medidas que pudieran contribuir a estos propósitos, tanto en términos de oferta de empleo como de oferta de bienes y servicios. Pareciera que la pequeña y mediana empresa, las cooperativas no agropecuarias y la lista negativa de empleos por cuenta propia, que estaban a la espera de la tarea ordenamiento, han vuelto a su lugar en el horizonte: la línea que se aleja de nosotros en la medida en que nos acercamos a ella.

Sin dudas, queda mucho por hacer en esa difícil tarea de “ordenar el ordenamiento”.

Las ventas en MLC y el círculo qué hay que romper. El ordenamiento monetario no puede quedar aislado (ampliando criterios)

Por Julio Carranza , Facebook

Hace un par de días escribí un breve comentario en Facebook sobre este importante tema que ahora amplío con argumentos adicionales, pero incluyendo y tratando de mantener la brevedad de la nota original, sin insistir en amplios argumentos, por demás ya expresados otras muchas veces. 

Digo que desde el punto de vista económico no existe ninguna razón sostenible para no mantener bien abastecidas tiendas que se autofinancian, puesto que venden en MLC y a precios que dejan un margen notable de ingresos adicionales al estado para financiar otras prioridades.

No garantizar el flujo permanente de abastecimientos a esas tiendas es como “comerse el capital”, las colas en esos establecimientos ni son necesarias ni se justifican, obviamente en las tiendas en MN la situación es inevitablemente diferente debido a la actual situación de escasez que por las razones conocidas afecta hoy a Cuba. 

Son dos circuitos comerciales a los que corresponden lógicas económicas diferentes, aunque la razón del primero sea fortalecer el segundo.

No debo dejar de señalar adicionalmente que las actuales tiendas MLC deberían ofertar los llamados productos de alta gama y no productos de primera necesidad.
Resultado de inmensas dificultades generadas por las agresiones y por decisiones que, en mi opinión, deben ser rectificadas, el circuito comercial de la economía se ha ido metiendo en una situación de estancamiento que se repite y refuerza cómo un círculo permanente.

Cómo se sabe, el ciclo de reaprovisionamiento de las tiendas en MLC es tortuoso y largo. A sus proveedores tradicionales se le deben millones de dólares, porque no se destina sistemáticamente y a tiempo una parte de sus ingresos a mantener el reabastecimiento, o sea a reponer el capital, fuente de nuevos ingresos.

Esto hace que los proveedores tienden a no entregar grandes cantidades a crédito, porque ya es difícil hasta abrir una carta de crédito. Por lo general, dada las circunstancias entregan pequeñas cantidades de productos y no vuelven a surtir hasta que cobran. Los contratos son a pagar por transferencia bancaria de entre 150 a 180 días sin más garantías.

Hay casos donde las tiendas tratan de gestionar antes de que se acabe la mercancía, para acelerar el ciclo. Pero al no haber crédito, es muy difícil completar la operación.

Los que financian a los proveedores externos no ceden. La mayoría ha tenido que refinanciar las deudas no pagadas y son reacios a otorgar créditos frescos al país. Algunos incluso se retiran del mercado cubano. 

Por otra parte coincidimos varios economistas en que el sistema de obligar a depositar las divisas en tarjetas magnéticas hace que estas se vayan llenando poco a poco y se vayan gastando poco a poco, de manera que cuando se gasta lo poco que, muchas veces por prudencia, se depositó hay que rellenarlas y hacer nuevas colas para eso, en el banco y en las tiendas, lo cual demora y hace más engorroso aún el proceso. Curiosamente un producto al que se trató de aplicar lo de las tarjetas de depósito previo y finalmente se descartó es el combustible, hasta el momento está venta se realiza con mayor rapidez en comparación con las colas eternas de las tiendas.

Finalmente el tema de la prácticamente inconvertibilidad del CUP, es un tema muy complejo, pero habría que buscar alguna forma de darle entrada al mercado de divisas a los poseedores de CUP para que tengan algún acceso a ese circuito a través de un dólar más caro, el cómo viene funcionando el mercado negro de divisas puede ser un referente para eso. Esto además de hacer el proceso más inclusivo y aumentar los incentivos, puede ser también un factor de regulación para restablecer los equilibrios financieros.

Como se puede apreciar, en el contexto de presiones, bloqueo, agresiones e ineficiencia que ha vivido la economía nacional se ha ido creando una especie de empantanamiento financiero y comercial del cual es necesario salir con otras concepciones y alternativas, algunas de ella ya implementadas antes en los también muy difíciles años del período especial.

En economía si te comes el capital no hay futuro posible y en caso de que esto sucediera hay que reponerlo y mantenerlo rápido.

Es necesario salir de la situación de impagos y endeudamientos persistentes. No dejo de tener en cuenta las prioridades y la tremenda escasez de divisas, pero precisamente por eso hay que mantener el flujo financiero y comercial, de lo contrario sería “pan para hoy y miseria para mañana”. No se puede quedar atrapado en el corto plazo.

Por ejemplo, como plantea el economista Joaquin Benavides, una alternativa sería crear una financiera en Zona Franca del Mariel para que financie solo a los proveedores que venden en las tiendas en divisas. Para ello necesitarían garantía de que van a cobrar. Así surgió y se desarrolló el Banco Financiero Internacional incluso antes del Periodo especial, financiando importaciones para la economía y el turismo, garantizados los pagos por el Banco.

Las expectativas de un mejor escenario en las relaciones con EEUU y la probable superación de la pandemia a través de las vacunas, son una razón más para abrir estos espacios y superar las trabas existentes, pero insisto en que esa ruta es, en mi opinión, necesaria con bloqueo y sin bloqueo, con pandemia y sin pandemia, sin desconocer en lo más mínimo lo que estos significan. Es parte de la reforma integral en la cual es preciso avanzar. El ordenamiento monetario no puede quedar aislado. 

25 de Enero 2021

La cuestión del empleo y las PYMES…¿Para cuándo?

 

OTRAS NOTICIAS
enero 24, 2021 Ariel Terrero

Ariel Terrero polemiza sobre los retos que supone mantener la oferta de empleo en el marco del ordenamiento monetario. ¿Quiénes serán los encargados de satisfacer la demanda? ¿Solo las entidades afiliadas?

Fue el tema abordado esta semana por Terrero, vicepresidente de la Upec, en su programa Sacando Cuentas de Canal Caribe, que sale al aire los viernes a las 9:45 p.m. y los domingos en retransmisión.


Ariel Terrero
Ariel Terrero
Reconocido periodista cubano. Especialista en asuntos económicos. Galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez. Integrante del Comité Nacional de la Unión de Periodistas de Cuba. (La Habana, 1962)

Preparados científicos cubanos ante mayor demanda de productos contra COVID-19 (+Infografía)

 

La Habana, 24 ene (ACN) El Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), en la capital, tiene las potencialidades para garantizar una mayor producción de los candidatos vacunales, satisfacer la demanda de medicamentos destinados al tratamiento de pacientes positivos de la COVID-19 y dar respuesta a las solicitudes internacionales, aseguró Oscar Cruz Gutiérrez, su subdirector de producción.

En exclusiva a la Agencia Cubana de Noticias el también Máster en Ciencias dijo que la pandemia significó un reto para la institución y la dirección del Grupo de las Industrias Biotecnológica y Farmaucética de Cuba (BioCubaFarma), porque las limitaciones financieras son complejas.

El bloqueo impacta fuertemente al sector de la biotecnología, se trata de productos de alto valor agregado, con elevados estándares regulatorios y las materias primas proceden por lo general de Estados Unidos, Canadá y Europa, de ahí que su obtención resultó cada vez más difícil ante las continuas restricciones de la administración anterior de Washington, agregó.

No obstante, el investigador precisó que con los años se ha ganado experiencia en la preparación de un grupo grande de especialistas, necesaria no solo para la obtención de los productos biotecnológicos y la formación del capital humano, sino también en la generación de ideas y alternativas que permitan trazar estrategias con vistas a mantener la vitalidad de la industria.

Al respecto, la Doctora en Ciencias Odalys Ruiz Hernández, directora de desarrollo tecnológico del CIGB, señaló que desde el comienzo de la pandemia evaluaron aquellos renglones registrados por la institución en aras de utilizarlos en el enfrentamiento al virus.


Contábamos con algunas biomoléculas en fase de ensayos clínicos como es Jusvinza (CIGB 258), que se adaptó para combatir la enfermedad, también se mejoraron los procesos en diversos fármacos y se realizaron cambios de formulación, comentó.


La especialista explicó que uno de esos casos fue el Nasalferón, logrado a partir de la modificación del Interferon alfa 2b humano recombinante para ser administrado de forma nasal.


En cuanto a los candidatos vacunales Mambisa y Abdala, dijo que fueron estudiados teniendo en cuenta las referencias internacionales y la experiencia del centro con plataformas tecnológicas.


Destacó que el trabajo conjunto con otras entidades de BioCubaFarma y varias áreas del centro posibilitó acortar los tiempos de producción, además de la labor en equipo de los trabajadores y en especial del personal joven.


Al referirse a otras innovaciones del CIGB en el combate a la pandemia, el subdirector de producción explicó que el Heberón (Interferón alfa 2b humano recombinante) fue uno de los primeros medicamentos utilizados al ser un agente antiviral por excelencia.

 


Luego emplearon el HeberFERON (combinación del Interferón alfa 2b humano recombinante con el Interferón gamma humano recombinante), que tuvo un impacto positivo en la negatividad de los pacientes, y a partir de la terminación de una planta de producción fue posible obtener en mayor escala el fármaco Jusvinza, utilizado en pacientes graves y críticos, acotó.


El investigador subrayó que todos estos productos reducen los gastos del país por la no importación de medicamentos, y son una alternativa al contar con medicamentos de última generación.


Asimismo insistió en que el CIGB continúa garantizando el resto de sus producciones, con más de 14 renglones biológicos con vistas a su aplicación en enfermedades antivirales, anticancerígenas o de respuesta inmunomoduladora.


Cruz Gutiérrez detalló también que la actividad comercial se ha expandido a varios países, en especial de América Latina, África y Asia, y que actualmente existen proyectos de negociación y desarrollo con naciones del primer mundo, donde la competencia es mayor y se necesita de grandes volúmenes de producción para insertarse en esos mercados y competir con los monopolios biotecnológicos.


Reconoció entre los logros de la institución en sus casi 35 años de creada tener un personal competente y haber sido capaz de transferir tecnología y productos hacia naciones como China, India, Sudáfrica, Brasil y Venezuela, lo cual legitima la eficacia de la industria cubana.

 

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