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sábado, 8 de mayo de 2021

Cuba asiste a reunión de Ministros de Turismo de las Américas

07 May 2021 7:05am


El Ministro de Turismo de Cuba, Juan Caros García Granda, participa en la reunión de titulares del ramo que tiene lugar en Punta Cana, República Dominicana que comenzó este este viernes 6 de mayo.

Previo al inicio del evento, García Granda conversó con el Secretario de Turismo de México, Miguel Torruco, quien a propósito del encuentro publicó en su cuenta en Twitter:

La agenda oficial del primer día de Reunión contempla el acto inaugural para las 9:30 de la mañana en el hotel Hyatt, mientras que para las 4:30 de la tarde como actividad se firmará la Declaración de Punta Cana; una declaración conjunta para el desarrollo de un plan que garantice la supervivencia del sector tras la pandemia.

Junto a 16 de sus homólogos y 4 viceministros, García Granda asiste a esta Reunión de Ministros de Turismo de las Américas convocada por la Organización Mundial del Turismo (OMT), ante la urgencia de formular un plan de acción global contra la COVID-19, por iniciativa e invitación de David Collado, máximo representante del sector en la nación sede para la firma de dicho documento.

A decir de Collado en rueda de prensa, al rubricar la mencionada Declaración se estarán estableciendo los lineamientos clave y el compromiso de los líderes de la región para asegurar un plan de acción eficaz para este sector, impulsando un turismo más sostenible e inclusivo.


Por su parte Jaqueline Mora, viceministra técnica del Ministerio de Turismo dominicano, señaló que dicho documento incluirá protocolos de recuperación consensuados, de forma que habrá "una directriz similar en todos los países miembros de la OMT".

Entre los puntos de colaboración que plantea el acuerdo, Mora destacó los cuatro aspectos fundamentales: "calidad del turismo, sostenibilidad del sector, innovación y posicionamiento de la región como un todo dentro del mapa mundial turístico. La pandemia ha dejado claro que unir fuerzas, no solo entre los sectores público y privado y entre países, sino entre regiones", acotó.

La Reunión contará con la presencia, además del titular anfitrión, de los responsables de Turismo de Cuba, México, Panamá, Haití, Brasil, Puerto Rico, Honduras, Guatemala, Venezuela, El Salvador, Bolivia, Barbados, Nicaragua, Chile, Colombia, Argentina y Perú.

Igualmente, asiste una representación de organismos internacionales como la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI), la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID); y del sector privado como la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), el Airports Council International (ACI) y el sector hotelero, a través del Grupo Punta Cana.

Respecto a la cita de tres días la OMT expone, en su sitio web oficial, un breve resumen sobre los daños causados por pandemia al sector turístico. “Ha paralizado al mundo y el turismo ha sido el más afectado de todos los principales sectores económicos. El turismo mundial registró su peor año en 2020, con una caída del 74% en las llegadas internacionales (…) La crisis sanitaria mundial ha provocado la pérdida de millones de puestos de trabajo y ha puesto en riesgo a cientos de empresas en la región de las Américas, que es altamente dependiente del sector turístico.

Ante esta situación, la respuesta conjunta del sector a nivel global es fundamental para enfrentar las devastadoras consecuencias de la pandemia y conducir al sector hacia la recuperación del turismo en todo el mundo y, en particular, en América Latina y el Caribe”.

La Reunión de Ministros de las Américas concluirá el próximo día 9 con un debate sobre el turismo del futuro y el rediseño del sector. (Con información de EFE y de la OMT)

12+1 datos curiosos sobre economía

Corrupción, pobreza, el despertar de China en el siglo XXI. Repasamos algunos de los datos más sorprendentes de la economía mundial.


Photo by Markus Spiske on Unsplash

Muchas veces el día a día nos impide parar y tomarnos un momento para analizar los datos que recibimos cada día. Nos pasa en todos los ámbitos de nuestra vida y por supuesto también con la economía. Pero si nos tomamos unos minutos y nos fijamos en algunos datos descubriremos cosas sorprendentes que en el peor de los casos nos harán reflexionar.

Os proponemos aquí una serie de datos sobre la economía mundial que os dejarán con la boca abierta.
  1. Según los economistas Thomas Piketty y Emmanuel Saez, el 80% del crecimiento de la riqueza entre 1980 y 2005 fue a parar a los bolsillos del 1% que más ganaba.
  2. Se calcula que cuando lleguemos a 2030 el 60% de la población mundial vivirá en ciudades.
  3. Según el FMI, el coste de los sobornos anuales está cerca del 2% del PIB mundial, o lo que es lo mismo, en torno a 1,56 billones de dólares.
  4. La mano de obra en China creció en 145 millones entre 1990 y 2008. Ese año la toda la mano de obra de Estados Unidos era de 156 millones.
  5. En 1998, los directivos de la industria del petróleo afirmaron que en la siguiente década el precio medio del barril sería de 10 dólares. En realidad, fue de 44,9 dólares. Predecir el futuro no es una ciencia exacta y mucha gente falla, incluso (o sobre todo) los expertos.
  6. En 1999, uno de los mejores años de la historia para la bolsa, más de la mitad de los valores del S&P500 (el principal índice de Wall Street) tuvieron números rojos. Dos empresas, Microsoft y Cisco, sumaron un quinto de las ganancias de todo el indicador.
  7. Según el historiador Frederick Lewis Allen, entre 1929 y 1932, tras el Crack del 29, el dinero total pagado en salarios en Estados Unidos cayó un 60%.
  8. Si se pudiera extraer todo el oro del núcleo de la Tierra, podríamos cubrir toda la masa continental con una capa dorada hasta las rodillas de alta.
  9. Según la Agencia Internacional de la Energía, en 2010, los gobiernos del mundo se gastaron 409 000 millones de dólares en subsidios y ayudas a la industria de los combustibles fósiles, casi el doble que el PIB de Irlanda. En 2017, el total estimado de subsidios destinados a los combustibles fósiles a nivel global fue de 300 000 millones de dólares.
  10. La tasa de población activa de China empezó a descender en 2016. Aun así, según el Banco Mundial en 2019 había 781 074 570 de chinos en edad de trabajar, más que la suma de la población de la Unión Europea (447 512 041) y de Estados Unidos (328.239.523).
  11. Un estudio sobre inversores retirados entre 1999 y 2009 demostró que aquellos que contrataron un broker ganaron un 1,5% menos que los que manejaron su propio dinero. “Las tasas solo sumaban la mitad de la diferencia”, informó el periodista Jason Zweig, de The Wall Street Journal.
  12. Según The Economist, “la esperanza de vida media de una empresa cotizada pasó de los 65 años en la década de 1920 a menos de 10 años en los ‘90.
  13. Se habla mucho de cuánto se importa de China, pero mucho menos de cuánto compra China a otros países. En el caso de Estados Unidos, con quien mantiene una guerra comercial y arancelaria, las exportaciones estadounidenses a China en 2018 fueron de 120 300 millones de dólares, un 7,4% menos que en 2017 pero un 72,6% más que en 2008. En lo que va de siglo XXI las ventas de EEUU a China han crecido casi un 530%, según datos del Departamento de Comercio estadounidense.

Las herramientas para aumentar la productividad en el teletrabajo

La consolidación del trabajo en remoto obliga a las empresas a cambiar su relación con los empleados para mantener el nivel de actividad. Los expertos recomiendan mejorar la comunicación con ellos antes que utilizar medios para controlar sus tareas a distancia


El 72% de los trabajadores culpa su falta de productividad a las interrupciones generadas en la oficina.GETTY


Las encuestas apuntan a que el teletrabajo tiene plena aceptación entre aquellos que lo han probado. Nueve de cada 10 empleados desean tener la posibilidad de trabajar desde el hogar cuando llegue la normalidad porque, entre otras cosas, ahorran tiempo en el desplazamiento hasta su oficina, tienen una mayor flexibilidad horaria y, aseveran, son más productivos, según datos de 2020 de la consultora Robert Walters.

De hecho, el 72% culpa su falta de productividad a las interrupciones y al ruido que se generaba en la oficina en la que trabajaban, según apunta la Encuesta sobre el mercado laboral 2020 de la empresa de trabajo temporal Walters People. Una postura que concuerda con los datos de la consultora tecnológica Capgemini, que estimó un aumento del 20% en el rendimiento laboral durante el confinamiento, momento en el que se impulsó esta nueva modalidad de trabajo.

Pero mantener estas cifras tras más de un año de teletrabajo no resulta fácil. De hecho, algunos empresarios (siete de cada 10, según Robert Walters) prefieren continuar con el modelo de trabajo tradicional ante el temor de que la rentabilidad de su plantilla decrezca. Para que esto no pase, los expertos aconsejan reforzar la comunicación, apostar por la confianza y la independencia del empleado y desechar, si no son estrictamente necesarias, las nuevas herramientas digitales para controlar su trabajo en todo momento.

Una comunicación fluida marca la diferencia

La piedra angular del teletrabajo es la comunicación, que circula entre los trabajadores y sus responsables y la propia empresa. La que más afecta a la productividad es la relación que conecta a los jefes de equipo con sus subalternos, menos inmediata en esta modalidad de trabajo en remoto. Por eso, para que fluya, conviene disponer de varios canales, instalados tanto en el ordenador como en el móvil. Los chats instantáneos, los programas específicos para videollamadas, el correo electrónico y las llamadas por teléfono son los más comunes.

Según el tipo de mensaje, habrá canales más efectivos y adecuados que otros. Lo ideal es pedir consejo a una consultora sobre los modelos de comunicación en los que conviene invertir. De forma general, para informaciones formales o importantes, como la entrega de un proyecto, es preferible utilizar el correo electrónico. Para debatir un problema siempre es mejor el teléfono o una videollamada (no más de 15 minutos). Y para dudas o avisos menos urgentes es preferible utilizar un chat, bien directamente al destinatario o a uno grupal, donde estén los miembros del equipo.

Es importante saber separar estos canales de los que se usan en la vida privada para no cometer equivocaciones, como vulnerar por error el derecho a la desconexión digital o enviar un mensaje a un compañero, que iba dirigido a un amigo. Con el objetivo de evitar estas situaciones, cada vez más comunes, conviene que la empresa facilite el equipamiento a los empleados. Para Alberto Chinchilla, profesor en escuelas de negocios y director de la consultora creativa be shared, es aconsejable que la empresa forme a sus trabajadores y a sus directivos en competencias comunicativas y digitales con el fin de utilizar eficazmente estas tecnologías.

La comunicación interna es útil para mantener a la plantilla informada sobre lo que ocurre en la empresa: su situación financiera, los proyectos que tiene en marcha o las nuevas incorporaciones de personal, entre otros aspectos. “Si no hay una buena comunicación interna, empiezan las inseguridades y la incertidumbre entre el personal y eso acarrea una bajada de productividad y de rendimiento”, dice este experto.

Las herramientas de control: ¿son siempre necesarias?

La preocupación del jefe por el rendimiento de su equipo no debe transformarse en un uso abusivo de la comunicación que se materialice en, por ejemplo, el control continúo a través de llamadas y de correos electrónicos. José María Bascán, director de Recursos Humanos de Wolters Kluwer, una multinacional de soluciones y servicios de información, formación y software para profesionales, deja claro que estar siempre encima de los empleados para saber qué hacen en cada momento es contraproducente, ya que corren el riesgo de agobiarse, padecer ansiedad y reducir su nivel de eficacia.

Las empresas pueden utilizar, según marca la ley, cámaras, programas de vigilancia de pantallas y sistemas informáticos de control horario. En muchas ocasiones, están agrupados en plataformas digitales que miden el tiempo de trabajo de cada empleado, monitorizan (y graban en vídeo) el desempeño frente al equipo y realizan cálculos para optimizar la producción: valoran las horas que ha consumido cada proyecto, las rutinas de sus trabajadores, etcétera.

Bascán destaca que los empresarios pueden contratar estos programas de vigilancia y utilizarlos, pero siempre con los derechos del trabajador por delante. Y hace referencia al artículo 20 del Estatuto de los Trabajadores y al 87 de la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales, donde se especifica que los empleados tienen derecho a la protección de su intimidad y que las organizaciones solo accedan a esas herramientas para asegurarse de que cumplen con sus obligaciones laborales y para que no hagan un mal uso de los equipos.

“Es importante que se cumpla con los criterios de idoneidad, necesidad y proporcionalidad. Es decir, si un miembro del equipo tiene un bajo rendimiento, ¿sería proporcional la instalación de un spyware para ver qué está haciendo en el día a día en su ordenador? No sería proporcional. Hay mil medidas que tomar antes de esa”, razona este experto. “Como líder, habría que reunirse con la persona y revisar sus objetivos. A lo mejor el problema es de los responsables y no del empleado”, añade.

Hablar y preocuparse por los trabajadores es, propone Bascán, la herramienta que debe usar un responsable para entender el origen de muchos de los problemas laborales de su empresa, incluso para evitar que lleguen a producirse. “Dialogar frecuentemente [mínimo una vez por semana] con ellos genera lazos de confianza, seguridad y, al final, el equipo trabajará más unido y más eficazmente”, matiza este especialista.

Horarios definidos, sobrecargas y un sistema híbrido

Domenec Gilabert, director ejecutivo de la consultora de recursos humanos PageGroup, afirma que el teletrabajo rentable está basado también en crear un proyecto, dar una mayor autonomía al trabajador para desarrollarlo y establecer un calendario de entregas. Para ser más eficiente, continúa este experto, es necesario que el jefe ejecute unas pautas:

● Fijar un horario base. La flexibilidad es una de las cualidades más valoradas del teletrabajo, ya que permite que cada empleado aproveche su tiempo y rinda mejor. No obstante, es importante buscar un acuerdo con el equipo para fijar unas horas durante la jornada en las que todos estén disponibles.

● No sobrecargar al trabajador. Es esencial que el líder conozca el tiempo que le llevará a cada empleado una tarea o una entrega determinada, tanto para saber si se puede encargar de otro proyecto como para liberarle de cometidos si se siente agobiado.

● Conocer las dificultades del equipo. Es aconsejable realizar cada día una pequeña reunión a primera hora de la jornada laboral para saber cómo va cada miembro del equipo con las tareas y las dudas que se les plantean. También es una buena ocasión para conocer si alguien se va a ausentar en algún momento del día, bien por motivos personales o por el propio trabajo.

● Plantearse un sistema híbrido. Un estudio elaborado por la Cámara de Comercio de España, Los españoles quieren teletrabajar. Encuesta y análisis sobre el teletrabajo en España, hace hincapié en que los empleados están exigiendo “un esquema flexible que conjugue el trabajo presencial y en remoto”. Una afirmación sostenida por el dato de que el 84% de los españoles apuesta por teletrabajar entre dos y tres días a la semana. Esta también puede ser una solución para mejorar la productividad de un negocio tras la vuelta a la normalidad.

¿Quién teme a la expansión económica feroz?

Los países en crecimiento suelen entrar en cuellos de botella temporales que encarecen algunos productos



La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, el pasado febrero.BRENDAN SMIALOWSKI / AFP

“Si llueve, a lo mejor tenemos que abrir el paraguas”, dijo la secretaria del Tesoro. “¡Dios mío, está pronosticando una lluvia torrencial!”, gritaron aterrados los expertos. Bueno, eso no es exactamente lo que dijo Janet Yellen el martes. Sus palabras exactas fueron: “A lo mejor los tipos de interés tienen que subir un poco para asegurarnos de que nuestra economía no se recalienta”. Su comentario no fue un pronóstico, y ciertamente no fue un intento de influir en la Reserva Federal, era simple sentido común.

Aun así, no debería haberlo dicho. La tradición dicta que la principal autoridad económica del país no debe pronunciar siquiera las verdades económicas más obvias, aunque sea una economista de primera, no sea que se interpreten como señales de… algo. Y los medios financieros se apresuraron a declarar que su comentario constituía un desvío escandaloso respecto a la línea oficial de la Administración de Biden.

Por suerte, el furor ha sido efímero y, como sucede con estas cosas, el momento de sinceridad de Yellen no ha sido para tanto. Las expectativas que el mercado tiene de la política monetaria futura, reflejadas en los tipos de interés a largo plazo, no parecen haberse movido un ápice en los últimos dos meses. Pero el calentón de los medios de comunicación formaba parte de un fenómeno más amplio: muchos analistas no parecen ser capaces de poner en perspectiva los baches y las incidencias pasajeras de una economía en expansión.

Está claro que hemos iniciado una expansión, aunque la inmensa mayoría de los republicanos afirme creer que la economía está empeorando. Todo indica que se avecina el año de crecimiento más rápido desde “el amanecer de Estados Unidos” en 1983-1984. ¿Qué puede haber de malo en ello?

Pues bien, las economías en expansión entran a menudo en cuellos de botella temporales, que se traducen en un encarecimiento de productos concretos. Por ejemplo, el precio del cobre se triplicó entre diciembre de 2008 y febrero de 2011, a pesar de que la recuperación de la recesión de 2008 fue bastante lenta. El problema del cuello de botella es especialmente grave ahora, porque la contracción causada por la pandemia ha sido extraña y también lo es la recuperación que ahora está en marcha. El gasto de los consumidores no ha seguido los patrones que presenta en una recesión convencional, y como consecuencia de ello, ahora nos enfrentamos a perturbaciones inusuales.

La gran escasez de madera es un ejemplo. Lo normal es que el gasto en vivienda se desplome durante una recesión. Sin embargo, en 2020, con mucha gente encerrada en casa, los estadounidenses derrocharon en reformas domésticas. Los productores de madera, que no lo vieron venir y redujeron la producción, se quedaron sin capacidad suficiente para satisfacer la demanda, por lo que el precio de los tablones se ha puesto por las nubes.

¿Pero suponen estos cuellos de botella un riesgo para la recuperación general? ¿Son una señal de que los políticos tienen que dar marcha atrás? No. La lección abrumadora de los últimos 15 años es que las fluctuaciones de los precios de las materias primas a corto plazo no dicen nada acerca de la inflación futura, y que las autoridades políticas que reaccionan exageradamente ante estas fluctuaciones —como el Banco Central Europeo, que subió los tipos de interés en medio de una crisis de deuda porque le asustaron los precios de las materias primas— siempre acaban lamentándolo.

Por tanto, la escasez de materias primas no es un gran problema. ¿Y qué hay de la escasez de mano de obra? Muchos empresarios se quejan de que, a pesar del paro generalizado, no encuentran suficientes trabajadores; los economistas de la Reserva Federal creen que la tasa de desempleo real sigue cerca del 10%. ¿Hasta qué punto debemos tomarnos en serio estas quejas?

He estado leyendo detenidamente un informe titulado La dificultad de las pequeñas empresas estadounidenses para encontrar trabajadores cualificados. El informe resume un sondeo llevado a cabo por Gallup y Wells Fargo, el cual halló que la mayoría de las empresas afirman que les resulta difícil contratar trabajadores. Pero no he mencionado la fecha que llevaba el informe: 15 de febrero de 2013, un momento en el que por cada vacante había tres desempleados. El hecho es que no había escasez de trabajadores cualificados, y la tasa de desempleo siguió bajando durante otros siete años.

Entonces, ¿cuál era el problema? En una economía deprimida, los empresarios se acostumbran a cubrir las vacantes con facilidad. Cuando la economía mejora, la contratación se vuelve un poco más difícil; en ocasiones, hay que atraer trabajadores ofreciéndoles mejores salarios. Y esto los empresarios lo experimentan como una escasez de mano de obra. Pero así es como se supone que funciona la economía. Que los empresarios compitan por los trabajadores subiendo salarios no es un problema, es lo que queremos. ¿Significa todo esto que la expansión económica no tiene límites, y que la inflación nunca puede convertirse en un problema? Por supuesto que no. Pero las escaseces puntuales de unas cuantas mercancías y un mercado de trabajo sólido no son razones para que nos entre el pánico.

Solo deberíamos preocuparnos si vemos una de estas dos cosas: pruebas de que las expectativas de una inflación prolongada se están integrando en las decisiones sobre la fijación de precios, o pruebas de que la economía se está recalentando en exceso.

Por ahora no hay indicios del primer problema en potencia y al parecer el Gobierno de Biden está vigilando atentamente esos indicios. En cuanto al recalentamiento, sí podría ser un problema. Ya hemos aprobado un gran paquete de ayudas económicas, y las familias disponen de enormes colchones de ahorro. De modo que es posible que se produzca una expansión excesiva. Pero si eso ocurre, la Reserva Federal puede pisar los frenos, y creo que los pisará. Algo que yo sí puedo decir porque, por suerte, no ejerzo un cargo público.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía. © The New York Times, 2021. Traducción de News Clips

Así podemos ganar: cuando se convierte la crítica en acción y la acción en participación.

Por Miguel Díaz-Canel Bermúdez

Este viernes vimos proyectos de formas no estatales con producciones que hay que estimular y estudiantes universitarios orgullosos de entregar su talento al país. #SomosCuba

Cada aporte, aunque pequeño, cuenta para el país. Lo confirman emprendedores que visitamos: el proyecto Filifiore Habana, de jabones artesanales; VidaBum, dedicado a las producciones acuapónicas, y un centro de abonos orgánicos.

Son proyectos que en toda #Cuba apuestan por la sustentabilidad, el aprovechamiento de recursos, la economía circular, el cuidado del medio ambiente, el encadenamiento productivo. Así lo apreciamos en el Centro de abonos orgánicos. Seguiremos apoyando todas esas iniciativas.











¿Qué política económica para la Argentina?

Por: Julio C. Gambina

Está abierta la interna del frente en el gobierno, nada menos que en el área de la economía. Se discute al ministro, pero especialmente la política económica, el qué hacer, con las tarifas, con la deuda y las reservas, con la inflación, la pobreza y la desigualdad. Incluso, el problema está en cómo seguir y si privilegiar la disputa del consenso de los sectores populares o acordar con el poder, en especial con el FMI. De hecho, la oposición mayoritaria, de derecha (macrista), también cuestiona la orientación, del mismo modo y en el mismo sentido que los sectores más concentrados del poder económico. Estos protestaron oportunamente por el impuesto a las grandes fortunas y obvio, pusieron el grito en el cielo y opusieron resistencia en las calles cuando reaparecieron las retenciones al comercio exterior o cuando se habló de expropiar a Vicentin.

También comienza a subir la voz de la crítica social por el impacto regresivo del ajuste sobre los ingresos populares (salarios, jubilaciones, planes sociales) en un marco de suba de precios muy alejado de la contención ilusoria del presupuesto oficial. Lo real es que el consenso popular tambalea ante expectativas no satisfechas, más aún con organizaciones sindicales y sociales que contienen la conflictividad. Es el caso de la insuficiente actualización del salario mínimo vital y móvil, muy alejado de las necesidades de ingresos adecuados, y avalado por las centrales sindicales asociadas al proyecto gobernante. Pero también en la inducción a no movilizarse a organizaciones populares que demandan alimentos o ingresos, con el argumento de la pandemia. Hay una importante presión por incrementar el “gasto covid” ante la continuidad de la emergencia sanitaria y económica.

Se trata de un debate interesante que remite a la continuidad estructural del orden económico social o a su transformación, que no solo alude a la distribución del ingreso o de la riqueza, sino a la reestructuración de las relaciones sociales de producción, afectando el régimen de propiedad de los medios de producción y del poder. La discusión trasciende las motivaciones al interior del gobierno y las oposiciones diversas, y aparece como una necesidad política social en tiempos de emergencia sanitaria, económica, incluso civilizatoria que afecta a la humanidad. Nuestro tiempo convoca a recrear expectativas por soluciones de la vida social y natural, amenazadas por el régimen de explotación y saqueo con eje en la ganancia y la acumulación para la dominación de pocas/os sobre muchas/os. Al mismo tiempo, la perspectiva debe trascender lo inmediato reivindicativo y convoca a pensar sobre lo estructural del orden económico y social.

La palabra ministerial al comienzo de la gestión era “tranquilizar la economía”, lo que suponía “arreglar” en principio el problema de la deuda pública y la concentración de vencimientos hacia el 2023. De ningún modo resolverlo, sino negociarlo, o sea, postergar los vencimientos hasta después del mandato. Un tema dificultado ahora, especialmente con el FMI, indispuesto a resignar condicionamientos y plazos de recupero de su “odioso” préstamo del 2018, nada menos que por 45.000 millones de dólares. La negociación se imaginaba para generar condiciones que contuvieran la inflación elevada y retomar la senda del crecimiento económico. Claro que no se trataba de modificar estructuralmente el modelo productivo y de desarrollo históricamente construido en las últimas décadas. Ni la inflación ni el crecimiento está resuelto, menos la satisfacción de necesidades postergadas de sectores vulnerables, que involucra a la mitad de la población.

No solo por efecto de la pandemia, la “tranquilidad” no solo se esfumó, sino que desapareció del léxico ministerial, que ahora recibe fuego de la propia trinchera oficial. Hay rebote de la economía, sí, pero insuficiente para recuperar la caída económica del 2020 y lo acumulado en tres de los cuatro años del gobierno Macri. Además, la perspectiva a futuro supone una ralentización de la evolución económica, en rigor, un diagnóstico de los organismos internacionales para la economía local, regional y mundial. Por eso preocupa la situación de pobreza que sufre la mitad de la población, agravada para los menores. No llama la atención y resulta lógico ese resultado luego de caída de los ingresos populares, la precariedad laboral incentivada por el “trabajo remoto” o “a distancia”, lo que agrava la condición laboral de pobres y especialmente de las mujeres.

Alimentos y empleo como prioridad

Es grave la evolución de los precios, especialmente sobre alimentos, motorizado por la suba de los precios internacionales de exportación, ahora del maíz, pero muy especialmente por la disputa de poder y apropiación de riqueza socialmente generada de las transnacionales que dominan el modelo productivo del agro negocio de exportación. Toda la estructura de poder es base sustancial del aumento de precios en el país. No se logra contener la voracidad del poder económico en tanto no se modifica una política que consolida un modelo de producción que inserta de manera subordinada a la Argentina en la lógica de la transnacionalización y la extranjerización. Los grandes perdedores se consolidan entre la mayoría de la población empobrecida, la que transfiere de manera recurrente ingresos a la cúpula concentrada del empresariado privado.

La necesidad política apunta a una orientación a contramano de la lógica estructural construida desde 1975/76, que explica el orden económico actual de la sociedad argentina. La deuda pública es un eje condicionante en ese sentido, por lo que, sin denunciar el carácter ilegal, ilegitimo y odioso, especialmente de aquella contraída con el FMI, será imposible superar las trabas existentes que impiden soluciones sociales extendidas. Por eso debe impulsarse la suspensión de los pagos de la deuda al tiempo que se organiza una auditoria con participación popular para dictaminar sobre la legitimidad o no de la deuda. Es una asignatura pendiente del tiempo constitucional, que nunca abordó a fondo el problema y solo atinó a postergar soluciones, y con ello, sostener una continuidad en la cancelación de intereses y capitales, restando capacidad de atender la necesidad social.

Ese es el punto de partida, y en simultáneo, se debe encarar una solución al problema del hambre, con fuentes de empleo y mecanismos autogestionarios de producción y circulación, con acceso a la tierra y a la necesaria asistencia tecnológica y financiera para modificar sustancialmente el modelo productivo. Se requieren propuestas de fondo, a contramano de una lógica económica que profundiza la desigualdad y por ello, desandar lo construido por décadas y levantar una propuesta de soberanía, alimentaria, energética, financiera, con privilegio a resolver las insatisfacciones sociales. En ese camino se debió aprovechar el vencimiento de la licitación del río Paraná, mal llamado “hidrovía”, como punta de partida de una reestructuración productiva que ponga fin a las privatizaciones de los noventa del siglo pasado y repiense el modo de producción en el país.

Se trata de revertir una lógica productiva construida en el último cuarto del siglo XX, Consenso de Washington mediante en los noventa, y recreado en parte importante de la conciencia social como “sentido común”, desarrollado desde los medios de comunicación. Hay que atender el fenómeno que explica en todo el ámbito mundial el crecimiento de la propuesta política de la derecha.

La polémica de estas horas atraviesa al frente en el gobierno y más allá, en el marco de pandemia, de la crisis ambiental y una sensación que “algo debe cambiarse” para no agotar la vida social y natural, con el eje en resolver las más amplias necesidades sociales de la población. Hace falta un debate sobre el rumbo, con precisión de objetivos socioeconómicos para frenar el retroceso social construido por décadas. En definitiva, un proceso de construcción de política y subjetividad de carácter alternativo.

Buenos Aires, 8 de mayo de 2021


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Julio C. Gambina
Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP
Montevideo 31, 2º Piso CP 1019ABA. Ciudad de Buenos Aires.
Teléfono: (54 11) 4551 6869 / 4381 5574 
Celular whatsapp: +54 9 11 5502 0283

Gaceta Oficial publica normas jurídicas sobre paquete de medidas para fortalecer a la empresa estatal socialista (+PDF)

8 mayo 2021, Cubadebate

En la imagen, trabajadores de la Antillana de Acero. Foto: José Raúl Concepción/ Cubadebate.

Este 7 de mayo, la Gaceta Oficial No.51 Ordinaria de 2021 publicó las normas jurídicas inherentes al paquete de 15 medidas que busca el fortalecimiento y la transformación de la empresa estatal socialista.

Las normas en cuestión incluyen dos decretos leyes aprobados por el Consejo de Estado: el No.34 “Del Sistema Empresarial Estatal Cubano” y el No.36 “Modificativo de la Ley 105 ‘Ley de Seguridad Social’, del 27 de diciembre de 2008”. Comprenden también el Decreto 39, “Modificativo del Decreto 283 Reglamento de la ‘Ley de Seguridad Social’”, que databa del 6 de abril de 2009.

El Decreto Ley No.34 ratifica a la empresa estatal socialista como el sujeto principal de la economía nacional; con autonomía en su administración y gestión, al tiempo que posee el principal rol estratégico en la producción de bienes y servicios.

Ese Decreto Ley contiene las 15 medidas que conforman el paquete de disposiciones legales anunciadas por el Ministerio de Economía y Planificación desde septiembre de 2020. Estas ofrecen especial atención a cómo robustecer a la empresa social socialista. Asimismo, pretenden enrumbar a esta última hacia su necesaria transformación, lo que deberá redundar en mejores condiciones para garantizar que el sistema de empresas estatales dé el salto productivo, así como en la prestación de servicios y en términos de calidad dentro de la vida económica del país.

Entre las facilidades aprobadas ya en 2020, destacan: la flexibilización de la distribución de aquellas utilidades retenidas después de impuestos; así como la generalización a todo el sistema empresarial del llamado pago por alto desempeño, entre otras.

Al amparo de las nuevas normativas, los cubanos que ya se habían acogido a la jubilación laboral pueden ser recontratados otra vez, incluso en el mismo cargo que ocupaban en el momento del retiro, siempre y cuando resulte interés de la empresa.

En relación con las pensiones, se ha modificado el cálculo de las mensualidades para quienes suman más de 45 años de trabajo y decidan reincorporarse por espacio de otro quinquenio.

Estas y otras medidas ayudan a destrabar procesos y dotan a las entidades del sistema empresarial de herramientas capaces de alinearlas, en mayor medida, con la estrategia del país para continuar desarrollando su economía.

  • Descargue la Gaceta Oficial No.51 Ordinaria de 2021 (PDF 820 KB)

Foto: Irene Pérez/Cubadebate.