Prólogo.
Tirso
W. Sáenz tiene una importante y privilegiada historia para contar. Él fue un
cercano colaborador de Ernesto ‘Che’ Guevara en su desempeño como Ministro de
Industrias (MININD) en Cuba entre 1961 y 1965. Es un honor para mí escribir el
prólogo para la segunda edición de su testimonio como parte del círculo más
próximo a Guevara. Yo estudié
atentamente y tomé extensas notas del libro de Sáenz El Che Ministro:
Testimonio de un colaborador (2005), para mi propia investigación y en 2005
y 2006 tuve el privilegio de entrevistarlo en La Habana. En mi subsecuente
publicación escribí: ‘El libro debe su
contenido a los muchos protagonistas quienes trabajaron al lado de
Guevara en Cuba entre 1959–65 y quienes pacientemente respondieron a mis preguntas. Sin ellos no hubiera sido posible.
Esta historia es casi tanto sobre ellos como la de Guevara. Sáenz estaba entre
aquellos que ocuparon los asientos de primera fila al lado de Guevara, en la
transformación revolucionaria de Cuba.
Guevara
fue una figura central en la realización de cambios estructurales los que transformaron a Cuba de un subdesarrollo
semi-colonial a la Independencia e integración dentro del bloque socialista.
Entre sus diversas funciones, sirvió como Jefe del Departamento de
Industrialización y Presidente del Banco Nacional en 1959 y subsecuentemente
como Ministro de Industrias desde 1961. Para Guevara, el principal problema que
enfrentaba la Revolución Cubana después de 1959 era como incrementar la
capacidad productiva y la productividad
del trabajo en las condiciones del subdesarrollo y en la transición al
socialismo, sin depender de mecanismos capitalistas que socavarían la formación
de una nueva conciencia y las relaciones sociales integrales al socialismo.
Guevara se dispuso a enfrentar este desafío.
El
relato de Sáenz ofrece ricos detalles e introspectivas sobre el enfoque de Guevara, pero también revela el empeño
colectivo y creativo detrás de las políticas e ideas que él desarrollaba, entre
ellas y no menos importante, el desarrollo de un sistema único de
dirección económica para la transición al socialismo: el Sistema
Presupuestario de Financiamiento. Adicionalmente, la historia de Sáenz sobre como él
llegó a ser un vice ministro de Guevara ilustra cómo el proceso revolucionario
transformó al cubano corriente, inculcándole un compromiso con el socialismo
como vía para alcanzar una verdadera soberanía nacional y justicia social. Esto
es importante para aquellos interesados
en transformación social.
Procedente de una familia musical pobre en La Habana
Vieja, Sáenz estudió en una Escuela Católica y pasó a ser un dirigente en la
organización de la Juventud Católica. Recibió una beca para estudiar ingeniería
química en Rensselaer Polytechnic Institute en Troy, New York, antes de regresar
a Cuba para trabajar en un subsidiaria de la compañía norteamericana Procter & Gamble. El simpatizaba con los
revolucionarios, pero no se envolvió en las luchas de los años 50. Después de
la nacionalización de su compañía en Octubre de 1960, sus empleadores le
ofrecieron un nuevo trabajo en Cincinnati, Ohio. Él se sintió ofendido en la
Embajada de los Estados Unidos cuando fue a solicitar una visa y decidió
permanecer en Cuba.
Su
carga de trabajo aumentó cuando sus colegas abandonaron la isla. Él me dijo ‘El
bloqueo ya estaba establecido. No teníamos materias primas, nada. Yo estaba
tratando de ser un alquimista produciendo de la nada jabones, detergentes,
pasta de dientes y champús.’ En Febrero de 1961, el Ministerio de Industrias
entrevistó a Sáenz en busca de un ingeniero revolucionario para ser vice director de la industria del
petróleo. ‘Yo fui considerado un ingeniero revolucionario, porque estaba
haciendo un buen trabajo, no sólo
hablando. Esto fue un acto revolucionario. Ya no estaba trabajando más para mí
y la Procter & Gamble; estaba trabajando para el pueblo cubano. Eso daba
una nueva dimensión a mi trabajo’. Sáenz fue nombrado para el cargo.
Poco
tempo después él fue promovido a Director del Sector de Energía en el
Ministerio de Industrias; entonces, en 1962, asumió el cargo de Vice Ministro
de la Industria Básica. En 1963 fue nombrado Vice Ministro para el Desarrollo
Técnico, responsable por seis institutos de investigación y desarrollo y el
Departamento de Automatización y Electrónica. Fue también responsable por el
Departamento de Psicología, el Departamento de Información y Documentación Científico-Técnica y el
Departamento de Capacitación para todo el ministerio, así como la supervisión
de la publicación de Nuestra Industria
Tecnológica, una revista especializada para técnicos e
ingenieros. Además estudió Matemática Avanzada junto con Guevara.
Con tales diversas e importantes responsabilidades, este testimonio personal de
aquellas experiencias posee un gran valor histórico.
Así
como todos sus colaboradores cercanos, Sáenz fue profundamente impresionado por
el abordaje metodológico de Guevara
sobre problemas que enfatizaban la
honestidad en la evaluación, la autocrítica y la lucha constante por la
auto-superación. En realidad, contrariamente a la imagen comercial y
mercantilizada del ídolo revolucionario, los compañeros de Guevara revelan un
hombre más complejo, exigente y difícil, pero nunca trivial. Al mismo tiempo, estos mismos compañeros
contribuyeron al conocimiento y praxis de Guevara. Sáenz me contó como ‘varias
veces el Che me llamó para que le explicara como la Procter & Gamble
trabajaba. ¿Cómo eran sus métodos gerenciales? ¿Cómo estimulaba a su personal?’
Somos
afortunados de contar con esta segunda edición actualizada del testimonio de
Sáenz sobre sus jornadas al lado de Guevara, desde su primer encuentro con él
en 1961 hasta el último en 1965, antes de su salida de Cuba y de sus cargos
dirigentes. En el 2005, cuando le pregunté a Sáenz acerca de la decisión del
Che en salir de Cuba, me mostró un
cuadro grande detrás de él. Este mostraba a Guevara, en un trabajo voluntario,
con los ojos semicerrados bajo el sol, cargando esforzadamente la esquina de
una pesada loza de concreto en forma de una gran teja. ‘Mira al hombre a la
derecha del Che’, me indicó. ‘Ese es El Patojo, un guatemalteco que estuvo en
México con el Che. Murió en Guatemala luchando y yo vi al Che llorando cuando
recibió la noticia de que El Patojo había muerto en combate’. Sáenz me explicó
que Guevara había asesorado a guatemaltecos en su lucha y que sintió
profundamente la muerte de su amigo. ‘El Che fue un ejemplo en todo - ¿puedes
imaginarlo fomentando las guerrillas en la América Latina, cómodamente sentado
como ministro en Cuba, fumando un tabaco? Él nunca lo haría. Yo personalmente
oí decir al Che varias veces: “Yo no voy a morir como un burócrata. Yo moriré
peleando en una montaña”.’
El
destino de Guevara en ese aspecto es bien conocido. Mientras tanto, Sáenz
continuó ocupando cargos claves en Cuba, haciendo una importante contribución
al desarrollo socialista, incluyendo su labor como Primer Vicepresidente de la
Academia de Ciencias de Cuba, donde presidió comisiones trabajando en el uso
pacífico de la energía nuclear y en la
protección del medio ambiente y el uso racional de los recursos naturales.
Posteriormente, el entró en el nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio
Ambiente, permaneciendo en él hasta salir para Brasil en 1997, donde continuó
como investigador y profesor con foco en ciencia y tecnología. Espero que el
próximo libro que Sáenz escriba sea un recuento de su experiencia y
contribución en esos campos. Personalmente, quedo esperando oir sobre esto.
Dra.
Helen Yaffe
Profesora
en Economía e Historia Social
Universidad
de Glasgow
Autora
de Che Guevara: Economía en Revolución,
Editorial José Martí, La Habana: 2012. And We
Are Cuba! How a Revolutionary People Have Survived in a Post-Soviet World, Yale University Press, 2020.
Prólogo
del autor
…no hay nada que eduque más a un hombre honrado
que el
vivir dentro de una revolución.
Ernesto
Che Guevara[1]
En
la primera edición de este libro indicaba que en la vida y obra del Che se
aspectos cuya indagación debe contribuir, por ser menos conocidos que otros, a
una mejor comprensión de su multifacética personalidad. Uno de esos aspectos
es, precisamente, el concerniente a su participación directa en la construcción
de la base técnico-material del socialismo en Cuba y, en particular, a su
gestión como Ministro de Industrias. En esta función desempeñó un importante
papel en el proceso de industrialización cubano y, vinculado al mismo, en la
promoción y organización del progreso científico y tecnológico y en particular
el desarrollo de los recursos humanos en este sector con una visión integral –
como él acostumbraba a enfocar los problemas – dedicó tiempo a pensar y a
elaborar criterios básicos sobre la forma de conducir la economía en un país
subdesarrollado que construye el Socialismo, enfatizando el papel de la
conciencia como principal motor propulsor de la Revolución. Al mismo tiempo,
conjugando sus ideas con el accionar práctico y estratégico en el Ministerio
que él dirigía. Esas concepciones constituyen un legado teórico de inapreciable
valor y de presente utilidad.
La
necesidad de desarrollar e impulsar la economía cubana impuso al Gobierno
Revolucionario la recuperación de establecimientos industriales de dueños que
abandonaron el país en los primeros meses posteriores al Triunfo de la
Revolución. Este hecho, junto a las ulteriores nacionalizaciones que culminaron
el 13 de octubre de 1960, llevaron a la creación del Ministerio de Industrias
en enero de 1961, en el cual se concentró la casi totalidad de la producción
industrial existente en Cuba en aquel momento. Para dirigirlo, fue designado el
Comandante Ernesto Che Guevara.
Fidel,
en la velada solemne en memoria del Che, celebrada en la Plaza de la
Revolución, pocos días después de su muerte, el 18 de octubre de 1967, expresó:
[...] cuando pensamos en su
vida, cuando pensamos en su conducta, que constituyó el caso singular de un
hombre rarísimo en cuanto fue capaz de conjugar en su personalidad no solo las
características de hombre de acción, sino también de hombre de pensamiento, de
hombre de inmaculadas virtudes revolucionarias y de extraordinaria sensibilidad
humana, unidas a un carácter de hierro, a una voluntad de acero, a una
tenacidad indomable[2].
Armando
Hart también caracterizó al Che:
Fue una síntesis de hombre de
acción y pensamiento que trascendía en la historia latinoamericana y le
infundía, a su vez, nuevos alientos y riquezas al socialismo. El guerrillero,
el dirigente de la industria y la economía, el hombre de Estado y de política,
era, a su vez, un infatigable investigador, un promotor de nuevos pensamientos,
un hombre de profunda vocación intelectual.[3]
Esta
2ª edición recoge, amplia y aporta nuevos datos y criterios de la 1ª edición.
Se aborda la etapa de su vida como Ministro a través de la visión y percepción
forjadas en la experiencia personal del autor en el trabajo cotidiano con el
Che en el Ministerio de Industrias. Se resaltan los ingentes esfuerzos
realizados por avanzar en el desarrollo industrial cubano, la conjugación de la
lucha diaria para resolver los problemas de la producción en un país bloqueado
y agredido; su visión estratégica e integradora incorporada en la organización
y acción del Ministerio; sus claras concepciones y acciones consecuente en
relación al desarrollo de la ciencia y la tecnología; el énfasis en la
capacitación y en el desarrollo y tratamiento a los cuadros, sus métodos y
estilos de dirección; se añadió un capítulo sobre sus concepciones políticas y
económicas y como éstas se incorporaron al accionar del Ministerio. Se trató,
en fin, de presentar al Che en las diferentes facetas de su personalidad, al
Che cotidiano, al jefe, al amigo, al compañero, a un Che vivo, constructor de
sueños y de realidades
En
esa función, aparece un Che más próximo al lector. Si bien la lucha guerrillera
merece y merecerá siempre nuestro respeto y admiración, no es menos cierto que,
para quienes no tuvieron esa vivencia directa, los relatos y análisis de esa
lucha quedan inevitablemente más distantes. La vida dentro de un ministerio, de
sus empresas, sus fábricas; sus problemas, las discusiones con los
trabajadores, el trabajo voluntario, las agresiones imperialistas, así como
todas aquellas acciones desarrolladas por el Che en las que el pueblo fue un
actor directo son, por otro lado, elementos en las que muchos lectores
encontrarán paralelos y hasta coincidencias en sus propias experiencias. Es en
este sentido que consideré que mis impresiones personales sobre el Che podrían
ser, no sólo un material histórico, sino también, una lectura de referencia para
personas preocupadas con los problemas actuales y futuros de los países que
luchan por un mundo mejor y más justo en un mundo unipolar plagado de
injusticias sociales.
No
pretendí presentar una biografía del Comandante Ernesto Che Guevara. Muchas
biografías sobre él se han escrito. En varias de ellas hay una posición de
enfrentamiento abierto o embozado a la Revolución Cubana, con predominio de la
falta de objetividad y el sensacionalismo[4].
En otras, si bien se trata a su persona con mayor respeto y objetividad, no se
aborda de forma extensiva e integral su
labor como constructor de una nueva sociedad[5],
Por
tanto, pensé que era necesario escribir sobre el Che ministro, multifacético y al mismo tiempo
integral. Al meditar sobre aquella etapa y recordar muchos hechos y anécdotas,
consideré la utilidad de divulgarlos, dada la vigencia y actualidad de su
pensamiento y acción del Che en esa función. Además, estimé que sería útil
rescatar parte de la memoria histórica de aquella etapa, particularmente de
aquellos aspectos más al interior del Ministerio. Traté, por tanto, de brindar
una visión – mi visión – de la labor del Che en la cual tuve una participación
y experiencia directas.
En
determinados momentos, me siento incómodo por la presencia de muchas
referencias personales ya que varios compañeros me recomendaron la utilidad de
presentar una imagen del Che a través de la visión y percepción de un joven,
que, sin haber participado en las
luchas revolucionarias antes de 1950, entró en el proceso revolucionario a
trabajar en él con toda la carga de una formación social, cultural y política
influida por diferentes y contradictorios vectores. En suma, poder explicar,
bajo una óptica personal, ese complejo proceso revolucionario ocurrido en Cuba,
de amplias, profundas y radicales transformaciones, así como de los conflictos
y transformaciones en que se veían envueltas personas como el autor, que
trabajaban junto a figuras de tan relevante dimensión revolucionaria.
Insisto
que no es la historia del autor la que se pretende contar. Esta no tendría
mayor importancia. El objetivo de este libro es mostrar facetas importantes,
aunque menos conocidas, del Che, en su labor como Ministro de Industrias. De
ahí el título del libro, escrito con todo cariño y devoción.
La
primera edición de este libro fue publicada en portugués en Brasil en 2004 por
la Editorial Garamond de Rio de Janeiro. En el año 2005 se publicó en español
en Cuba por la Editora Ciencias Sociales. En el 2017 se publicó en catalán por
la Editora Tigre de Paper de Barelona.
Innumerables
conferencias, entrevistas y conversaciones personales sobre el libro, me
hicieron pensar en que era necesaria una nueva edición. Me di cuenta de que
algunos aspectos importantes faltaban en la primera edición y otros necesitaban
ser ampliados. En primer lugar faltaba una presentación del pensamiento económico y político del Che,
substrato estratégico fundamental en la organización y acción del Ministerio.
Confieso que cuando escribí la 1ª edición no me sentía preparado para ello.
Posteriormente volví a leer las obras del Che y otros excelentes textos de
diferentes autores para poder escribir
el Capítulo 11 de esta edición, que no apareció en la anterior. Otros capítulos
fueron aumentados con informaciones y consideraciones adicionales.
El
autor tiene que mucho que agradecer a muchas personas. Ya, en un pasado que se
remonta a más de sesenta años, a Carmen Coopat, mi primera esposa, ya
fallecida, quien con su cariño, comprensión y actitud revolucionaria me brindó
esencial apoyo para enfrentar difíciles momentos y asimilar las profundas
transformaciones de aquella etapa. Igualmente, a nuestros hijos: Carmen María,
Tirso y Eduardo, a quienes educamos inspirados en ese ejemplo vivo del Che que
contemplábamos cotidianamente. Ellos, han sido una fuente de estímulo
permanente para mi trabajo y un motivo continuado de orgullo. A todos mis compañeros del Ministerio de
Industrias, muchos de ellos lamentablemente fallecidos, con quienes luchamos
codo con codo, dentro de un ambiente de solidaridad y camaradería, para vencer,
en los límites de nuestra inexperiencia, las enormes dificultades que se nos
presentaban.
Tengo
mucho que agradecer a mi hijo, Tirso Sáenz Coopat, quien me ha dado el orgullo
de hacer oportunas y valiosas sugerencias, observaciones y actualizaciones al
texto de esta 2ª edición, así como a la redacción de su A Manera de Prólogo a esta
obra. También a Frei Betto, gran pensador revolucionario brasileño, a Enrique
Oltuski, colaborador muy próximo del Che, ya fallecido y a Josep Consola,
pensador y luchador independentista catalán quienes escribieron prólogos para
las diferentes versiones en portugués, español y catalán de la primera edición.
Para esta 2ª edición, agradezco mucho el prólogo de la profesora Helen Jaffee,
quien ha escrito uno de los mejores libros que he leído sobre el desempeño del
Che como ministro[6],
la redacción de su valioso prólogo.
Un
párrafo especial merece mi actual esposa, María Carlota de Souza Paula.. Su
insistencia y persistencia no me permitieron que demorara más en comenzar la
redacción de la primera edición, la que llevaba lustros en la intención, pero
no conseguía materializarse. Su aliento permanente y cariño lograron mantener
en alto el entusiasmo en su redacción y múltiples revisiones. También me brindó
su apoyo en la redacción de esta 2ª edición.
Los
niños pioneros cubanos tienen un lema de gran significación: “Seremos como el
Che”. Espero que esta nueva edición haga llegar a sus lectores esta imagen de
ese Che constructor de una nueva sociedad, para que contribuya a la reflexión y
al ejemplo. Si eso se logra, el autor se sentirá altamente recompensado.
Cuando me hice pionero, el Che estaba vivo y
en Cuba, mi padre trabajaba con él.
Nunca olvidaré que con cinco años (1965) en la
Ciudad Libertad me inicié como pionero y recibí mi pañoleta azul y blanca,
juré: ser fiel a la Organización y
cumplir sus leyes vivir, estudia y luchar, inspirado en el ejemplo de José
Martí y Camilo Cienfuegos
Todos mis familiares y amigos, siempre se
regodean de mi buena memoria, pero reconozco, que no recuerdo la tarde que
conocí personalmente al Che, sin embargo, ese encuentro me marcó tanto, que si
veo claramente el barco de madera que le construí como regalo. Mi padre
prometió llevárselo, pero era tan burdo (como mis habilidades manuales, hasta
hoy) que agradezco mucho su no entrega.
En el decursar de este magnífico y reflexivo
texto, el lector podrá ver cómo llegó y penetraron las virtudes del Che en sus subordinados:
su abnegación, modestia, hábitos de estudio y sacrificio, entre otras. En mi
familia (madre y padre) esto caló tan fuerte, que hasta hoy son máximas en mi
vida.
Nunca olvidaré (y tenía solo 4 años) el Che le
indicó a mi padre mudarse a Miramar, por no existir líneas telefónicas en el
lugar que vivíamos. El manojo de llaves de casas vacías que nos dieron, era
enorme. Visitamos casi todas y mis padres escogieron las más modestas y acordes
con el tamaño de la familia. Nosotros, después de ver mansiones con piscinas,
escogimos un apartamento de tres cuartos y para mis abuelos un apartamento de
solo uno.
Desde los 8 años, “sufrí” felizmente el rigor
de leer mensualmente dos libros, y para que no hiciera trampas, presentar a mi
“jefe” (padre) un resumen de cada obra leída, la cual mi madre supervisaba con
alto rigor. Luego vinieron los trabajos prácticos a presentar en la Escuela
Vocacional V. I. Lenin. Como me hizo leer. Como lo agradezco desde hace 50
años.
Espacio destacado para la esposa de mi padre,
desde 1997, María Carlota de Sousa Paula. Sin ella (y su fuerte empuje) ni la
primera edición hubiera salido. Ella es tan autor como él de esta obra.
Tener uno o dos pantalones, camisa o pares de
zapatos, fue la otra “indicación” y regalar todo lo que no me sirviera u a otro
le hiciera más falta que mí. Aprendí a ser feliz con lo mínimo, compartir,
regalar lo inútil, ser solidario. Cuanto lo agradezco hoy.
Ser un constante inconforme con lo aprendido y
humilde para seguir aprendiendo, fue otra máxima, y creo haberla cumplido.
Me siento extremadamente privilegiado, de que
los amigos mi padre en esa épica época, sean (o hayan sido) mis amigos y
profesores en el cómo ser. Les pido disculpas, por si en algún momento no
cumplí como se debía.
Revisar a fondo este texto, ha sido un
orgullo, y el rigor para que no se fuera nada poco claro o inexacto, fue otra
máxima del “jefe” y atribución feliz que me tomé, y por suerte el autor aceptó.
En esta tarea he aprendido y reflexionado mucho en cómo ser a partir de ahora.
Y sobre todo me he sentido muy feliz, pensando en la utilidad del texto a
otros, sobre todo los jóvenes y no tan jóvenes que ven solo al Che como
Guerrillero.
Si en 1965, juré seguir el ejemplo de Martí y
Camilo, hoy retorno a ese punto y agregaría al juramento: Siempre ser fiel a la Revolución, inspirado en el ejemplo de Martí,
Fidel, Camilo y que mi máxima aspiración es ser como el Che, Pero esta
apuesta o pretensión, es muy difícil. Por lo que disfrutaré siempre ese reto.
Tirso Sáenz Coopat
[1] Guevara 1962d.
[2]
Castro, 1967
[3]
Hart, 1989, p.13.
[4] Me refiero particularmente a los casos de Rojo,
1968; Anderson,.1997: y la más venenosa de todas: Castañeda, 1997.
[5] En este caso
me refiero al libro de Taibo II (1997), el cual me gustó, aunque no toca la
labor del Che como Ministro.
[6] Jaffee, 2011