Por Julio S AlcortaREMEMORANDO
LA VERDAD (Mayo 24 de 2021) (Julio
Sergio Alcorta Fernandez)
El mundo actual está confrontando una serie de
conflictos y crisis que preocupan a toda la Humanidad y que, en muchos casos,
no se vislumbran soluciones que relajen, aunque sea en parte, las peligrosas
tensiones que pueden desatarse, acarreando catastróficos resultados, poniendo
en peligro hasta la misma especie humana.
Guerras que causan cientos de miles de muertos;
masacres de pueblos enteros; actos terroristas; crisis económicas y financieras
globales; crisis alimentaria; crisis
energéticas; migraciones incontrolables; consumo en aumento de drogas, etc.
En el contexto de este cúmulo de desgracias
que amenazan a la Humanidad, se encubre una, que por sus características,
pensamos es sumamente riesgosa y peligrosa; por lo que es preciso que los
pueblos y los gobiernos del Mundo aúnan voluntades y se esfuercen en llegar a
una concertación, independientemente de sus intereses, pretensiones hegemónicas
y pactos políticos, con la finalidad de encontrar definitivamente una solución
éxitosa que satisfaga a todos los involucrados: SE TRATA DEL CONFLICTO PALESTINO-ARABE-ISRAELÍ
Sabemos que estamos ante una labor bien
difícil, ya que convergen muchos y grandes intereses; milenarias creencias;
tradiciones y obsesiones religiosas; años de sangrientas confrontaciones;
discriminaciones; intervenciones de poderosos grupos de poder que abogan por
soluciones drásticas que beneficien sus intereses e infinidad de contradicciones,
muchas veces creadas ficticia y artificialmente para beneficio de personas,
instituciones o gobiernos involucrados
Nos sorprende que generalmente no existe un
conocimiento imparcializado y real de las causas que han producido este
conflicto; los actores que se han implicado, sus objetivos, como los poderosos
medios internacionales de información, muchas veces han distorsionado los
hechos históricos; en fin, muchos factores que han contribuido a eternizar esta
crisis.
Este conflicto, según mi criterio, hay que
analizarlo desde dos vertientes:
Una relacionado con las ansias de dominación y
ambiciones geopolíticas de países e imperios debido a la importancia de
Palestina como punto estratégico.
La otra, y no menos importante, referida a la
severa adhesión y apego de formas rigurosas y fervorosas de poderosos y amplios
grupos de la sociedad hebrea, al texto literal de las Escrituras (El Antiguo
Testamento), constituyéndose en un fundamentalismo que le atribuye a su
religión el derecho-deber de defenderse ; de imponerse y de difundirse por disposición
divina, inclusive recurriendo a la violencia física y militar.
Obviando épocas anteriores contemporáneas,
después que Alemania y Turquía fueron derrotadas en 1918, la Sociedad de
Naciones asignó Siria a Francia y decidió que Palestina e Irak quedaran bajo
mandado de Gran Bretaña.
Poco antes de la ocupación británica de
Jerusalén, el Ministro de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, Lord Balfour,
informó al Barón L. W. Rothchild, dirigente de la Organización Sionista Mundial
(1), de la política británica de que su majestad vería con beneplácito el
establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío,
conociéndose como DECLARACION DE BALFOUR.
Se ha considerado que la Declaración de Balfour
fue un compromiso unilateral adquirido por el
gobierno Británico con el fin inmediato de conseguir el apoyo económico
de los judíos, que necesitaban para mantener el esfuerzo bélico, el de otras
naciones en lucha y de países neutrales, como Estados Unidos, a la causa aliada
durante la I Guerra Mundial. A largo plazo, el motivo que subyacía a la
política británica era la importancia de Palestina, como punto estratégico para
las rutas marítimas y terrestres a la India y, sobre todo, como último eslabón
en el Mediterráneo de los oleoductos procedentes de las regiones petrolíferas
de Oriente Próximo.
La creación de un Estadio sionista bajo
protección británica habría proporcionado a Gran Bretaña la posesión de este
codiciado trofeo.
El
24 de julio de 1922, la Declaración fue incorporada al Mandato de la Sociedad
de Naciones para Palestina. Una consecuencia indirecta de la Declaración de
Balfour fue la proclamación de Israel como Estado independiente en1948,
constituyéndose una de las principales bases sobre
la que se erigió la tragedia del pueblo
palestino, el cual nunca fe consultado.
La inmigración judía se incrementó bajo las
facilidades otorgadas por el Mandato y los enfrentamientos entre éste y la
población palestina fueron recrudeciéndose. Entre 1919 y 1939 se triplicó el
porcentaje de población judía de alrededor de un 10% a cerca de un 30%. La
tenencia de tierra en manos judías se duplicó.
Al comprobar el gobierno Británico las
tensiones insolubles que se estaban creando en la zona por las acciones unilaterales
de los sionistas, trataron de ponerle fin; pero ya era muy tarde.
Es en esta etapa que los líderes sionistas,
por primera vez, comenzaron a mirar hacia un nuevo aliado y protector, los
Estados Unidos de América. Las ideas sionistas fueron penetrando e
influenciando en las esferas del poder del imperio yanqui: gobierno, prensa,
poder legislativo, instituciones culturales, etc.
Como colofón, comenzó a sentirse la
importancia del LOBBY JUDÍO dentro de los Estados Unidos; y ya en 1944, 77
senadores y 318 representantes podían ser considerados como pro-sionistas.
En
abril de 1947, sesiona el Primer Periodo Extraordinario de la Asamblea General
de las Naciones Unidas, para examinar la cuestión palestina, lo que condujo a
que, el 29 de noviembre de ese año la ONU propuso el Plan de Partición de
Palestina, que fue aprobado por la Resolución 181, con la votación de 35 países
a favor, 13 EN CONTRA –entre ellos Cuba, y 10 abstenciones.
Cuando se aprueba el Plan de Partición, los
judíos eran propietarios de sólo el 8% de la tierra; pero la Resolución 181 les
aseguraba, para constituir el Estado judío, el 50% de todo el país, aunque su
población era aproximadamente un tercio del total.
Esta fue la etapa que consolidó el programa
sionista, con el apoyo incondicional de los Estados Unidos, proveyéndolos de
las más sofisticadas armas, incluso el arma nuclear; ayuda monetaria millonaria
para el sostenimiento de poderosas fuerzas armadas y su protección y respaldo
en todos los ámbitos internacionales, convirtiendo
a Israel en el más fiel e incondicional
aliado del imperio yanqui; en esa convulsa región del Medio Oriente.
Finalmente Israel fue admitido como miembro de
la ONU, y en el preámbulo de la resolución por la que se aprobó este ingreso,
se hacía mención concreta del compromiso de éste de cumplir las Resoluciones
181(II) y 194 (III). La primera que
establecía la división de dos estados; implicada
el reconocimiento por Israel del todavía no existente Estado palestino; y la
segunda estipulaba el derecho de los expulsados (palestinos) al regreso a sus
tierras y hogares.
AÚN
EN ESTA FECHA NADA DE ESTO SE HA CONSEGUIDO.
Se recomiéndala importante y contundente
exposición del delegado de Cuba ante la Asamblea General de la ONU, Dr. Ernesto
Dihigo, intelectual y profesor de Derecho Internacional de la Universidad de la
Habana, el 28 de noviembre de 1947, al explicar la oposición de Cuba al Plan de
Partición de Palestina, que se adjunta.
Por otra parte, no podemos excluir de este
análisis, un complemento esencial y delicado, que ha influido e influye aún en
las concepciones de los que profesan la religión judaica; y, sobre todo, de los
grupos de poder que toman las decisiones finales, que, en este caso, han
alimentado este lamentable conflicto.
Se trata de la visión que se ha conformado de
lo que es LO JUSTO, LO RAZONABLE, LO VERDADERO, LO ÚNICO, LO EXCLUSIVO, LO
SUPERIOR, LO FUNDAMENTAL, a través de la interpretación hermeneútica del texto
de las Escrituras; en este caso del Antiguo Testamento.
Sobre este razonamiento que pretende explorar
en las causas que han llevado a esa región a enfrentamientos seculares, hemos
escogido algunos planteamientos de los principales líderes sionistas antes y
después de la creación del Estado Judío:
·
La Organización Sionista Mundial, presentó
en1919 un memorándum a la Conferencia de
Paz de París, donde se precisaba los límites de lo que considera debía ser el
“HOGAR NACIONAL JUDÍO”
·
Toda Palestina, el sur del Líbano
incluidas las ciudades de Tiro y Saida; la zona del Monte Hermon donde hace el
río Jordán, y la porción sur del río Litani
·
Las Alturas del Golán en Siria,
incluyendo las ciudades de Quneitra, el río Yarmouk y los manantiales de
Al-Himme. Todo el Valle del Jordán, el mar Muerto y las tierras al este hasta
las afueras de Amman y de ahí al sur a lo largo de la línea del ferrocarril del
Hejaz hasta el Golfo de Aqaba
·
En Egipto, desde el Arish en la
costa mediterránea, en línea recta hasta Sharm el Sheik, en el Golfo de Aqaba.
·
En 1940, Jossef Weitz, dirigente del Fondo Nacional Judío, escribió en
su diario: “Entre nosotros, debe estar claro que no existe espacio para dos
pueblos en este de todos ellos. Ninguna aldea,
ninguna tribu debe permanecer allí” país. No hay otra vía que la transferencia
de los árabes a los países vecinos, el traslado
·
Después que los sionistas ocuparon
gran parte del territorio palestino en 1948, su principal dirigente Golda Meir expresó: “¿Cómo vamos a devolver
los territorios ocupados? No hay nadie a
quien devolverlos. No hay tal cosa llamada palestinos. No era como se piensa que existía un pueblo
llamado palestino, que se consideraba él mismo como palestino y que nosotros
llegamos los echamos y les quitamos su país. Ellos no existían”
·
Declaraciones del general judío Moshe Dayán, jefe del ejército de
Israel en la guerra árabe israelí de 1967:
“Nuestros padres lograron las fronteras reconocidas en el Plan de
Partición. Nuestra generación alcanzó la frontera del 49. Ahora la generación
de la guerra de los 6 días (1967), se las arregló para llegar a Suez, Jordania
y las Alturas del Golán. Esto no es el final. Después de las actuales líneas
del cese del fuego, habrá otras nuevas. Se extenderán más allá de Jordania,
quizás hacia el Líbano y el centro de Siria también”. “Si uno lee la Biblia y
uno se considera a sí mismo como pueblo de la Biblia, uno debe también poseer
las tierras de la Biblia, aquellas de los jueces y los patriarcas de Jerusalén,
de Hebrón, de Jericó, y otros lugares”.
Si se investiga otras manifestaciones sobre el
tema, se podrá percibir que la historia está repleta de declaraciones
similares, que si las incluyéramos, se haría interminable este documento.
Pero a
la vez, debemos observar vías alternativas y pluralistas de convivencia espiritual, que den lugar a las más
significativas contribuciones para conseguir procesos de paz en nuestro
planeta; procediendo a edificar una nueva relación entre las distintas
religiones: de diálogo, colaboración y fecundidad mutua, sobre la base de
que CADA
RELIGIÓN ABANDONE LA PRETENSIÓN DE SER
LA ÚNICA VERDADERA Y UNIVERSAL DE LA HUMANIDAD Y DESCUBRA LA RIQUEZA DE LAS
OTRAS.
Hemos tratado de
ser lo más breve posible para que se pueda comprender la génesis de este
complejo problema, lo cual no resulta fácil, pues ello abarca un sinnúmero de
hechos históricos seculares y ramas que tendrían que ser reseñadas en varios
libros.
De todos modos, sin
pretensiones de querer poseer la verdad absoluta en esta materia, lo cual sería
una fatuidad, me atrevo a exponer las siguientes:
CONCLUSIONES:
La situación en que
se encuentra actualmente este conflicto es tan intrincada, complicada y
enraizada desde cualquier ángulo que se analice, que todo nos lleva a la
lamentable conclusión de que no existe ni se vislumbra una posible solución, ni
a corto, mediano o largo plazo.
La decisión de Gran
Bretaña unilateral, ilegal, interesada, humillante y de graves consecuencias de
la Declaración de Balfour, conjuntamente con la aprobación de las Naciones
Unidas del Plan de Partición de Palestina, condujo a lo que hoy es
irreversible, sin visos de solución, y con reales y peligrosas tendencias a
complicarse aún más, teniendo en cuenta la filosofía política, ideológica y
fundamentalista religiosa del sionismo israelí
La presencia e
intromisión posterior del imperio norteamericano en esta tierra, al declararse Gran Bretaña incapaz de resolver los
problemas que creó, y lavarse las manos como Poncio Pilato, arreciaron las
dificultades, creándose un clima enrevesado, intrincado y complejo, que ya es
muy difícil de solucionar.
Los poderosos círculos
de poder sionistas han penetrado tan profundamente el sistema y las más altas
instancias del gobierno norteamericano, que se les describe como una tiranía de
Israel sobre los Estados Unidos.
Esta inmensa
influencia del LOBBY sionista en el gobierno de Estados Unidos, ha dado lugar y
seguirá ejerciendo y contribuyendo a las acciones más agresivas, guerreristas e
intervencionistas de los gobiernos de ese poderoso país.
A ello ha
contribuido la decisión norteamericana
de proveer al Estado israelí de sofisticados armamentos, incluyendo el arma
nuclear, y colosal ayuda millonaria para el sostenimiento de poderosas fuerzas
armadas. Esta filosofía guerrerista norteamericana, lo único que dará lugar es
a una inminente confrontación bélica en la región. Se agrava aún más esta
situación por el progresivo aumento de las industrias militares israelíes,
catalogadas como de las mayores del mundo.
En la práctica esta influencia contribuyó decisivamente
al inicio de la guerra en Irak, para destruir completamente al principal
adversario de Israel, independientemente del interés norteamericano de
apoderarse del petróleo en esa zona.
Esta presión
sionista sobre el sistema de los Estados Unidos, probablemente impulsará al
imperio a una agresión a Irán,
como el otro factor que el sionismo lo considera su más peligroso enemigo.
Los intereses sionistas, por lo tanto, son el factor
determinante de la política estadounidense hacia el Oriente Próximo y otras
áreas de esa región.
Se conoce la
importante penetración e infiltración, a gran escala, de los servicios de
inteligencia israelíes en la sociedad norteamericana, así como en los medios
legislativos (Senado y Cámara de Representantes), y en las más altas instancias
del gobierno.
Este poderoso involucramiento de las fuerzas sionistas
dentro del “establishment”, entorpecerá exitosamente cualquier solución que se
desee a la creación del Estado Palestino, independientemente de que se encuentre
en el poder de los Estados Unidos, un gobierno que se proclame más liberal.
Otro aspecto que no
se debe descartar ni desechar, es la ferviente e integralista religiosidad de
una buena parte del pueblo israelí y sobre todo de los que profesan
radicalmente el SIONISMO.
Los seguidores
extremistas de las Escrituras, seguirán obstinados en que se materialicen las
ideas enunciadas místicamente de la creación de una NACIÓN ÚNICA, EXCLUSIVA,
TEMIDA, ESPECIAL, DOMINANTE, así como el
sueño de la fundación del GRAN ISRAEL expandiéndose hacia otros países del
área.
Febrero 2 del 2010. “Año 52 de la Revolución”
1) Sionismo. Movimiento creado por Theodor Herzl, periodista judío
austriaco, a finales del siglo XIX, que postulaba que la comunidad religiosa
judía constituía un solo pueblo y una nación, única elegida por Dios, y debía
poseer su propio Estado. La palabra fue creada por Nathan Birbaun en 1886, para
designar este movimiento político.
Libros y
documentos consultados:
“Palestina
¿Crucificada la justicia? (Ernesto Gómez Abascal)
“¿Otro mundo es
posible? (Julio Girardi)
“La tiranía de
Israel sobre Estados Unidos.” (James Petras, periódico Granma 29 -3-06)
“El lobby
pro-Israel y la política de Estados Unidos en Oriente Medio. (James Petras,
Rebelión 12-6-07)
EXPOSICIÓN DEL DELEGADO DE CUBA ANTE LA ASAMBLEA
GENERAL DE LA ONU, DR.ERNESTO DIHIGO, INTELECTUAL Y PROFESOR DE DERECHO
INTERNACIONAL DE LA UNIVERSIDAD DE LA 28 DE NOVIEMBRE DE 1947, AL EXPLICAR LA
OPOSICIÓN DE CUBA AL PLAN DE PARTICIÓN DE PALESTINA
Señor Presidente y
señores delegados:
De modo muy breve
deseamos exponer las razones por las cuales la Delegación de Cuba se ve
obligada a votar en contra del Plan
de Partición de Palestina por la Comisión AD HOC.
Hemos seguido con interés los debates,
analizando los argumentos de unos y otros, a fin de llegar a la conclusión que
nos pareciera más justa. Cuba ha demostrado su simpatía hacia los hebreos y el
aprecio por sus cualidades, pues ha admitido en su territorio a miles de ellos,
que hoy viven entre nosotros libres y tranquilamente, sin discriminaciones ni
prejuicios; pero no podemos aquí votar conforme a sus deseos, porque
consideramos que la PARTICIÓN DE PALESTINA ES CONTRARIA AL DERECHO Y A LA
JUSTICIA.
En primer término, la base inicial de toda
reclamación es la Declaración de Balfour,CAUSANTE DE TODO EL PROBLEMA QUE HOY
TENEMOS ANTE NOSOTROS; y la Declaración de Balfour, a juicio nuestro, carece
por completo de valor legal, pues el gobierno
británico ofreció en ella una cosa de la cual no tenía derecho a
disponer, porque no era suya.
Más, aceptando su validez, lo que ahora quiere
hacerse , va mucho más allá de sus términos, pues ella prometió a los hebreos
un Hogar Nacional en Palestina, dejando a salvo los derechos civiles de la
población árabe, pero no ofreció un Estado libre, cuya creación forzosamente
afectará esos derechos que se trató de salvaguardar.
Es también contraria a derecho la partición si
nos atenemos al mandato conferido por la Liga de las Naciones. Cabría preguntar
si la Liga de las Naciones podía, en justicia, hacer lo que hizo o sea, ordenar
el establecimiento de un Hogar Nacional Judío, con las graves consecuencias
demográficas y políticas que han tenido, en una tierra ajena sin el consentimiento
de sus habitantes.
Pero aún admitiendo lo hecho, la partición que
estudiamos va contra los términos de ese mandato, que su Artículo 6to. Ordenó que no fueran afectados los derechos
y la posición de la población no hebrea de Palestina; y mal puede
sostenerse que esos derechos no resultan perjudicados cuando va a arrebatarse a
los nativos más de la mitad de su territorio y varios cientos de miles de
árabes quedarán sometidos al gobierno hebrero y colocados en una situación
subordinada allí donde antes eran los dueños.
En tercer lugar, el proyecto es también
CONTRARIO A DERECHO, a nuestro juicio, porque va contra la libre determinación
de los pueblos, que era principio esencial del Pacto de la Liga; aquí se está
disponiendo de la suerte de una nación, privándola de su suelo nacional, del
suelo que ha tenido durante muchos siglos, sin que se haya consultado para
conocer su opinión.
Y si del Pacto de la Liga pasamos a la Carta
de las Naciones Unidas, encontraremos que va a cometerse idéntica violación, porque
el principio de la libre determinación de los pueblos se encuentra reconocido
en el párrafo 2do. del Artículo 1ro. con carácter general, y reiterado en el
párrafo (b) del Artículo 76, para los pueblos no autónomos al decir que la
administración fiduciaria (equivalente al mandato de la Liga), deberá tener en
cuenta “LOS DESEOS LIBREMENTE EXPRESADOS DE LOS PUEBLOS INTERESADOS”
No nos convence el argumento , dicho por
alguno, de que Palestina no es un Estado, y, por tanto, no tiene el carácter de
sujeto de Derecho Internacional, pues, en todo caso, esos preceptos no hablan
de estados, sino de PUEBLOS, y no cabe duda de que el Palestino lo es.
Hemos
proclamado solemnemente el principio de LA LIBRE DETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS,
pero con gran alarma vemos que cuando ha llegado el momento de aplicarlo, nos
olvidamos de él.
Tal sistema nos parece funesto. La Delegación
de Cuba está firmemente convencida de que la PAZ VERDADERA Y EL MUNDO DE
JUSTICIA de que tanto hablaron los grandes líderes de la Segunda Guerra
Mundial, no dependen de que ciertos principios fundamentales se inscriban en
las convenciones y tratados, y allí queden como lera muerte, sino de que
llegado el instante oportuno, se cumplan por todos y para todos, grandes y
pequeños, débiles o fuertes.
¿Por qué no se ha procedido de modo
democrático en este caso consultando la voluntad de todo el pueblo de
Palestina? ¿Es qué se ha temido que el resultado de la consulta fuera contrario
a lo que de todas maneras se quería hacer? Y si esto es así ¿Dónde están los
principios y donde la democracia que continuamente invocamos?
No terminan ahí nuestras dudas legales. En el
curso del debate, se han impugnado las facultades de la Asamblea para acordar
la partición. Se ha contestado que, conforme a los artículos 10 y11 de la
Carta, la Asamblea puede hacer recomendaciones sobre todo problema que esté
dentro de los límites de ese documento o que se relacione con el mantenimiento
de la paz y la seguridad internacional.
Sin discutir ahora si el problema de Palestina
está dentro de esos límites o si constituye una amenaza para la paz
internacional, no podemos dejar de advertir que una cosa es HACER UNA
RECOMENDACIÓN y otra muy diversa es ADOPTAR UN PLAN que afecta la integridad territorial de un
pueblo con su posición jurídica y política, y encomendar la ejecución del
proyecto a una comisión de la propia Asamblea.
Tampoco nos parece que pueda sostenerse que
ese proyecto es una mera recomendación, pues toda recomendación lleva implícita
la posibilidad de que no sea aceptada y el plan aprobado tiene, sin duda
alguna, CARÁCTER COACTIVO, como lo
prueba el hecho de que, por una de sus disposiciones, será considerada como
AMENAZA O VIOLACIÓN DE LA PAZ O ACTO DE AGRESIÓN. Conforme al artículo 59 de la
Carta “cualquier tentativa de alterar por la fuerza el arreglo contemplado en
la resolución. Se trata, pues, de ALGO
QUE SE IMPONE POR LA FUERZA, no de una mera recomendación, y como este, a
juicio nuestro infringe la Carta, no podemos votar a favor del proyecto.
Porque teníamos todas esas dudas legales, fue
que votamos en la Comisión a favor de que previamente se consultara a la Corte
Internacional de Justicia, para que pudiéramos avanzar sobre terreno firme. La
consulta fue rechazada por la mayoría, lo que consideramos un error no justificado
por la demora que ella hubiese causado, pues más valía haber esperado unos
meses que lanzarnos a una acción que tantas dudas ofrece, aparte de que la
negativa de acudir a la Corte pudiera dar la impresión de que la Asamblea rehusó buscar soluciones
conforme al derecho.
POR
OTRO LADO, CONSIDERAMOS QUE EL PROYECTO ES, ADEMÁS, INJUSTO.
El pueblo árabe ha tenido ininterrumpidamente
durante muchos siglos, el territorio de Palestina, y por los datos oficiales
que se nos han presentado, al terminar la Primera Guerra Mundial constituía
casi el 90% de toda la población de ese país.
Por medio del Reino Unido, como potencia
mandataria, y el cumplimiento de lo resuelto por la Liga, abrió sus puertas a
una inmigración extranjera, ofreciéndole un lugar en que pudiera vivir y
desenvolver su existencia conforme a sus deseos, con libertad religiosa y sin
discriminaciones humillantes; y AHORA
ESOS INDIVIDUOS PAGAN LA GENEROSA HOSPITALIDAD DE QUIENES LES ACOGIERON
QUITÁNDOLE POR LA FUERZA LA MITAD DE SU SUELO NATAL.
Hemos dicho inmigración extranjera de modo
consistente, pues con todo respeto hacia la opinión de los hebreros, ellos son,
a juicio nuestro, EXTRANJEROS EN LA TIERRA PALESTINA.
En
efecto, durante los debates de la Comisión se adujeron datos para probar que
los antepasados de un gran número de los hebreos que ya han ido o que aún quieren
ir a Palestina, jamás estuvieron en esa región; pero aún en el caso de que los
remotos antecesores de todos ellos hubieran nacido allí, es indudable que
abandonaron dicha tierra hace tanto tiempo –para establecerse en otros países-
que sus descendientes han dejado de pertenecer a Palestina; del mismo modo que
nosotros, hombres de América, nacidos de emigrantes que vinieron de todos los
rincones de la tierra, no podemos considerarnos con ningún derecho a la patria
de nuestros padres en el viejo continente.
El íntimo y ferviente anhelo de los hebreos de
volver a Palestina, tal vez por tradición, tal vez por razones místicas u
obsesión religiosa, es algo que puede tener toda nuestra consideración y
simpatía sentimental, pero no constituye, en nuestra opinión, un título para
que se les entregue lo que no les pertenece, mucho menos si para ello hay que
despojar por la fuerza a otro con más derecho.
Asimismo consideramos injusto el proyecto,
porque es la imposición del criterio de una minoría sobre una mayoría enorme,
en contra de un principio cardinal de la democracia. En el caso actual, esa
minoría, no queriendo someterse al criterio de la mayoría, pretende poner casa
aparte, pero llevándose una Proción del territorio del pueblo que lo admitió en
su seno.
Hay otro aspecto que solo quiero mencionar,
dejando al futuro la tarea de probar sus graves consecuencias: el plan de
partición de Palestina implica el establecimiento por esta Asamblea del
principio de que TODA MINORÍA RACIAL, O DE OTRA ÍNDOLE, PUEDA PEDIR SU
SEPARACIÓN DE LA COMUNIDAD POLÍTICA DE LA CUAL FORMA PARTE. Como ya expresó el Jefe de nuestra Delegación
ante la Comisión, Cuba, no hace muchos años, corrió el peligro de perder una
parte de su territorio como consecuencia de una inmigración norteamericana en
la Isla de Pinos.
No se nos diga que a veces hay que acepar una
solución política aunque sea injusta, pues sobre la injusticia nunca podrá
asentarse la paz y la cordialidad entre los pueblos
Respecto a los refugiados, judíos o no judíos,
que hoy se encuentran en campos de concentración, problema sobre el cual se ha
insistido por los partidarios del proyecto, Cuba expresó que debía resolverse
con un criterio de buena voluntad por parte de todas las Naciones Unidas,
aceptándolas proporcionalmente, según las condiciones peculiares de cada país;
pero entiende que NO PUEDE IMPONERSE A PALESTINA QUE ELLA LO RESUELVA SOLA,
sobre si se tiene en cuenta que ES AJENA POR COMPLETO A LAS CAUSAS QUE HAN
DETERMINADO EL DESPLAZAMIENTO DE TODAS ESAS PERSONAS.
Por
esas razones, tendremos que votar en contra del plan de partición, como ya lo
hicimos en la Comisión, y una vez formado nuestro criterio, nos consideramos en
el deber de manifestarlo por medio del voto, manteniéndolo con firmeza, A PESAR DE LAS GESTIONES Y PRESIONES QUE SE
HAN HECHO EN TORNO NUESTRO.
JSAF