Otras Paginas WEB

lunes, 14 de junio de 2021

Las empresas evaluarán a los alumnos en la nueva Formación Profesional

La norma que prepara la ministra Celaá, y que será presentada el martes al Consejo de Ministros, otorga más competencias a las compañías


Alumnos y profesores en un aula del instituto de Formación Profesional Puerta Bonita (Carabanchel, Madrid), en octubre de 2020.KIKE PARA



La empresa será la piedra angular de la futura ley de Formación Profesional que ha desarrollado el Gobierno y que pretende aprobar a finales de año. La norma, que la ministra de Educación, Isabel Celaá, llevará este martes al Consejo de Ministros en primera lectura —y a partir de ahí se dará a conocer a los distintos sectores productivos y se abrirá el turno para recibir aportaciones—, contará con una inyección de fondos de más de 5.000 millones de euros, unos 2.000 de ellos procedentes del Fondo de Recuperación y Resiliencia. Y concede más competencias al entorno empresarial tanto en materia de diseño de los cursos como en la evaluación de los alumnos, según el texto al que ha tenido acceso EL PAÍS.

España tiene muchos trabajadores con estudios universitarios, a menudo sobrecualificados, y muchos empleos de baja cualificación, pero flojea en perfiles con cualificaciones intermedias: las empresas tienen dificultades para cubrir uno de cada dos puestos de esas características, algo paradójico en un mercado laboral que duplica la media de paro europea. Para tratar de resolver ese cuello de botella y potenciar la relación entre el mercado de trabajo y la empresa se potencia el sistema de Formación Profesional Dual —una vieja demanda de la patronal— en el que la parte formativa que los alumnos recibirán desde la empresa crece sustancialmente con respecto a los baremos actuales. Podrá llegar hasta el 50%, y siempre con un contrato de trabajo de por medio.

Con este nuevo sistema se busca satisfacer la carencia de perfiles técnicos que vienen demandando las empresas, y ofrecer una nueva dimensión a la FP con la que combatir la alta tasa de paro juvenil. El desempleo entre los menores de 25 años asciende al 37,7%, más del doble que la media de la eurozona y una cifra sin comparación en el mundo desarrollado. La nueva ley, además, prevé incorporar “a los interlocutores sociales a la gobernanza del sistema”, según el anteproyecto, con la creación del Consejo general de la Formación Profesional.

“La formación no puede ser profesional si no está vinculada al mundo de la empresa”, asegura Juan Carlos Tejeda, director del departamento de Educación y Formación de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). Aunque no será hasta el miércoles cuando la patronal de los empresarios conozca de manos del Ministerio de Educación las líneas maestras del anteproyecto de ley, desde CEOE aseguran que lo que se les ha transmitido hasta el momento satisface esa demanda de una mayor vehiculación entre los centros formativos y las empresas.

Dos figuras serán claves en la supervisión del desarrollo de los alumnos: el tutor del centro y el tutor de la empresa. “Para que la empresa tenga un carácter marcadamente formador creemos que esta figura es muy necesaria”, indica Guillem Salvans, Project Manager de la Fundación Bertelsmann y responsable de la Alianza para la FP Dual. “Este tutor de empresa debería estar formado y acreditado, como sucede en otros países como Alemania”, añade Salvans. De hecho, para que estas figuras también mantengan una vinculación entre ellas se establecerá un mecanismo de integración de los profesores de los centros dentro de las empresas que permita una actualización de los conocimientos y una mayor percepción de la realidad empresarial. El órgano encargado de la supervisión de toda esta estructura será el Consejo General de Formación Profesional, aunque según trasladan desde Educación, “la ley apunta hacia cómo ajustarlo para mejorar su participación en el diseño del sistema”.

“Los agentes sociales fuera de España, como pueden ser las Cámaras de Comercio, sindicatos y asociaciones empresariales, tienen roles operativos dentro de la FP Dual, no está solo en la gobernanza. En Dinamarca, por ejemplo, se acreditan las empresas que pueden formar. En Alemania, es la Cámara de Comercio la gestora del programa, y quien controla y organiza el examen final. Tienen un rol muy práctico”, explican desde Educación.

El término que emplean desde el departamento que dirige la ministra Celaá para dar más protagonismo a la empresa es el de “corresponsabilidad”. Diseminando en funciones su significado, tiene que ver con la integración de los interlocutores sociales tanto en la gobernanza del sistema, como en el diseño de las necesidades estratégicas que han de cumplir los cursos.


Una profesora y sus alumnos en un aula del instituto de Formación Profesional Puerta Bonita (Carabanchel, Madrid)KIKE PARA

Pero hay más. España presenta un alto número de trabajadores —más de 11 millones según estimaciones empresariales— sin ningún título que acredite sus competencias, y con un alto grado de experiencia desarrollando funciones concretas. Es aquí donde la nueva ley de FP introduce un nuevo factor: el reconocimiento. Un “proceso de acreditación de competencias” en el que también intervendrán las empresas y con el que se permitirá recualificar a los trabajadores incrementando el capital humano.

Según un estudio de Adecco, ocho de cada diez directores de recursos humanos reconoce tener problemas a la hora de reclutar talento para su compañía. Un porcentaje que se ha disparado 30 puntos en los últimos cinco años, según la compañía. Además, los puestos más demandados (y al mismo tiempo más difíciles de cubrir) siguen siendo los perfiles técnicos y/o con titulación de FP asociados al desarrollo de la industria.

La elevada cualificación de muchos trabajadores y la imposibilidad de absorción del mercado de trabajo —castigado por dos crisis en apenas dos décadas— ha sido otro de los condicionantes para que la bolsa de empleo española tenga forma de reloj de arena (entendiendo el punto más estrecho como la parte correspondiente a la formación media), y no de barril (más achatada por la zona de los perfiles más elevados y más bajos), como sucede en otros países del entorno.

Para explicar el desarrollo del proceso formativo desde el Gobierno emplean otra metáfora: la de la muñeca rusa. Consiste en trocear el proceso de formación y que cada trabajador entre en el momento formativo necesario.

Incentivos indirectos para fomentar la participación

Dado el crecimiento en la presencia de las empresas en el desarrollo formador de los alumnos de la FP que pretende implementar el Gobierno, algunas voces apuntan hacia una estimulación adicional para que la mayor parte de ellas, especialmente las pymes —que son las que conforman fundamentalmente el tejido productivo— se apunten a este proceso. “Nosotros somos partidarios de que se les reporten unos incentivos indirectos”, señala Guillem Salvans, de la Fundación Bertelsmann. “No apostamos por subvencionar el coste salarial de los chicos, sino que lo hacemos en favor de ayudar a estas empresas para que den un salto de calidad”, indica. Para ello, han propuesto la implementación de nuevas figuras que las orienten y guíen durante todo el proceso formador. “En el caso de las micropymes —aquellas que cuentan con una plantilla inferior a 10 trabajadores y cuyo volumen de negocio y balance no llega a los dos millones de euros— hemos propuesto la creación de la figura del tutor externo de micropymes. Se encargaría de gestionar la relación con el centro formativo, dar de alta al estudiante en la Seguridad Social, rellenar los partes de desempeño del aprendiz en la empresa... En resumen, liberarlo de todas estas tareas y dejar a la micropyme con la única función de formar”, amplía Salvans.

Desde el gabinete de la ministra de Educación, Isabel Celaá, valoran fórmulas que permitan a las pequeñas y medianas empresas recurrir a estos alumnos también a la hora de dar un salto en innovación en sus procesos productivos. Que gracias al diseño actualizado de los cursos puedan encontrar en ellos una vía para modernizarse y adaptarse a las necesidades del mercado.

¡Bienvenido el dólar plástico!

Disponer de divisas es una necesidad en ascenso de la economía nacional, entre otras cosas, porque la debilidad de su sistema productivo la ha hecho crecientemente dependiente de las importaciones.




Unas semanas atrás, CADECA anunciaba que se suspendía temporalmente el canje de dólares por pesos cubanos en las terminales aeroportuarias del país debido a la poca disponibilidad de divisas existentes para cumplir con dicha disposición, algo entendible por casi todos, si se atiende al hecho de la drástica reducción de la entrada de divisas al país motivado por la disminución del turismo, de las remesas y de otros ingresos provenientes de fuentes externas.

El jueves 10 de junio en la noche el Banco Central de Cuba anunciaba que a partir del 21 de este mes las oficinas comerciales del sistema bancario y también las casas de cambio, no aceptarían depósitos en dólares físicos, debido a la dificultad de los bancos cubanos para poder utilizar esos dólares en efectivo en operaciones internacionales, algo provocado por la persecución que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha mantenido sobre cualquier operación comercial o financiera que involucre a Cuba y que se ha incrementado exponencialmente desde la administración Trump.

Una situación contradictoria

Lo cierto es que un país que enfrenta una fuerte restricción por balanza de pagos, la cual impacta negativamente en el crecimiento, en la oferta de bienes, y en la dinámica y magnitud de la exportaciones, que tiene una fuente de ingresos legítimos en las remesas y cualquier otro dólar de cualquier otra fuente legal, se ve privado de poder sacarles un mayor partido por imposiciones extraterritoriales.

Quienes han tenido que lidiar con la odisea de llevar a término una operación comercial con Cuba conocen perfectamente de las dificultades para lograrlo y de los costos financieros que pueden conllevar.

Disponer de divisas es una necesidad en ascenso de la economía nacional, entre otras cosas, porque la debilidad de su sistema productivo la ha hecho crecientemente dependiente de las importaciones, ahora acrecentada por la pandemia y por las consecuencias de corto plazo de una errónea implementación de la tarea ordenamiento, en especial en el sector agropecuario.

Las remesas, junto con la inversión extranjera y los ingresos generados por las exportaciones son una de las fuentes principales de “liquidez” de la economía nacional y con seguridad la primera de todas las fuentes de “divisas” de la población del país. Existen diferentes estimaciones sobre la magnitud de la remesas, desde los 2000 millones de dólares hasta los 3 500 millones. En los últimos años esos flujos han disminuido, pero aun así, las remesas aventajan prácticamente a todos los sectores de la economía nacional en términos de ingreso neto. No existen cifras públicas sobre su peso como proporción del PIB o de las inversiones, algunas estimaciones las situaban cercanas al 15% para el año 2017, otros trabajos han afirmado que entre 300 millones y 600 millones de dólares anuales de remesas van a la inversión en el sector privado, algo prácticamente imposible de confirmar. En su mayoría la moneda en que se reciben son dólares norteamericanos, y por vías no formales.

Siendo uno de los ingresos más importantes del país desde los años iniciales de la década del noventa, resulta paradójico que Cuba no tenga formulada una política para la captación y utilización de las remesas, recomendaciones al respecto han existido desde hace mucho. También lo es que en todos estos años en que hemos estado sometidos a la persecución de la administración Trump —y todo parece indicar que continuará en el gobierno de Biden—, no se haya podido innovar suficientemente en términos financieros como para encontrar alternativas posibles a ese ataque sistemático del cual no existe ninguna garantía de que vaya a detenerse en un futuro cercano. Por ejemplo, siempre me preguntaré por qué razón no existen más medios de pago electrónicos (tarjetas de débito, giftcards) emitidas por instituciones fuera del control del gobierno norteamericano ¿acaso no es posible?, compañías con posibilidades y decisión de hacerlo seguro existen.

No obstante lo anterior, también se pueden identificar un grupo de acciones con ese propósito en estos últimos años. Listo algunas de ellas:

  • Eliminación el gravamen al uso de dólares físicos
  • Devaluación de la tasa de cambio oficial del CUP frente al CUC
  • Reapertura del comercio minorista en dólares a través de tarjetas de débito
  • Apertura de tiendas de abasto en dólares (tarjetas de débito) para el sector no estatal
  • Apertura de cuentas en MLC a toda la población con acceso a divisas.
  • Estimuló el comercio Online parte del cual se realiza en dólares estadounidenses.

Opinar sobre los argumentos para tomar esta medida requeriría, al menos en mi caso, de información y datos de los cuales no dispongo. Lo que es innegable es que las medidas tomadas por la administración norteamericana dificultan la colocación de dólares norteamericanos por Cuba en los canales financieros y bancarios internacionales y elevan el costo de cualquier operación de este tipo.

La decisión y su contexto.

No hay señales públicas aún de que la administración Biden-Harris cambie algo sustantivo de lo implementado por la administración Trump. Tiene asuntos más relevantes y al final si un día decide negociar llegará en una buena posición. Cuba es y seguirá siendo una moneda de cambio para las administraciones norteamericanas, algo que vivimos cada cuatro años.

A lo interno, nuestra economía enfrenta graves problemas no resueltos e incluso algunos incrementados después del “ordenamiento”, algo que en cierta medida también era de esperar, dada la magnitud de la devaluación.

Hoy se enfrenta a un proceso inflacionario con una dinámica muy alta, una tasa de cambio cup–dólar que ha multiplicado al menos por tres el valor de la tasa oficial, un mercado negro en físico y en las redes muy difícil de controlar/reducir/eliminar con medidas administrativas y de otros tipos, un déficit de oferta en todos los mercados y en todas las monedas y la permanente deuda de corto plazo a proveedores.

Una tasa de cambio fijo y la pasividad de la política monetaria son también parte de las razones de la situación actual.

¿Cuáles pueden ser los efectos esperados?

De forma inmediata la tasa de cambio del dólar en el mercado informal ha bajado su cotización de los 70 y 72 cup por dólar hasta los 50 -55 cup por dólar. Un efecto esperado, deseado y buscado por las autoridades monetarias cubanas. Sin embargo, no creo posible esperar que disminuya hasta valores cercanos a la tasa oficial, al final el dólar norteamericano físico aunque no tenga “valor de uso” seguirá siendo para todos los cubanos reserva de valor y medio de pago.

Es posible esperar también una reducción de la emisión de las remesas en dólares físicos estadounidense como efecto directo de la medida y a la vez un crecimiento de la paquetería enviada desde Estados Unidos, de la misma forma que aunque las dificultades son elevadas también es posible esperar un incremento de las remesas vía transferencia digital.

Sin embargo, la facturación de las tiendas en divisas es previsible se reduzca, al menos en el corto plazo, debido a la reducción de la demanda debido a la prohibición de recargar las tarjetas en MLC con dólares americanos físicos a partir del día 21 de junio.

De la misma forma la cotización del “dólar plástico” (las tarjetas en MLC) ha subido y es probable siga subiendo, lo cual puede generar una mayor concentración de riqueza, algo muy difícil de gravar adecuadamente, pues una parte de esa operación se producirá fuera de Cuba.

Al sector cuentapropista no exportador —prácticamente todo, pues en nueve meses solo se han realizado poco menos de 100 operaciones de exportación—, se le reducen sus posibilidades de reabastecimiento en el corto plazo, lo cual puede impactar negativamente en la oferta, algo para nada conveniente.

La temporalidad de la medida, atendiendo a las razones dadas, no dependerá de acciones que las autoridades cubanas puedan tomar.

Tampoco parece posible esperar un incremento de la oferta en ninguna moneda ni en ningún mercado, una de las causas principales del crecimiento de la tasa de cambio informal y la correspondiente devaluación real del peso cubano.

¿Y por qué si tenemos problemas para comprar bienes para nuestras tiendas y mejorar la oferta —debido a la imposibilidad de colocar nuestros dólares físicos en los canales financieros internacionales—, entonces no permitimos que cadenas de tiendas internacionales abran establecimientos en Cuba? De esa forma, ¿cuántos problemas nos quitamos de encima?, además de cobrarle a esas compañías impuestos sobre ventas, salario de los trabajadores, arrendamiento de locales y quitarnos de encima, inventario, robo, custodios, incertidumbre con nuestras cuentas, etc. y lo más importante, mejorar la oferta, en cantidad, variedad y precios, algo tan estratégico y a la vez urgente; en estos tiempo en que la pandemia , Trump+Biden, nuestras fallas estructurales no resueltas y los errores del “ordenamiento” lo han hecho más difícil.

¿Hasta cuándo seguir presos de nuestras propias cabezas “acostumbradas”?

Cuando los precios se desordenan

La crisis por la que atraviesa la economía cubana y el déficit de ofertas han desatado una espiral inflacionaria que afecta el poder adquisitivo de la población. Desde el inicio de la Tarea Ordenamiento salieron a flote errores de diseño y en la implementación, así como la tendencia a solapar la ineficiencia empresarial con el incremento desmedido del valor de producciones y servicios. Ante las quejas de la ciudadanía, sigue latiendo la voluntad política de corregirlos siempre que sea posible. Sobre esos candentes asuntos BOHEMIA dialoga en exclusiva con Meisi Bolaños Weiss, titular del Ministerio de Finanzas y Precios


Por DELIA REYES GARCÍA

Fotos: YASSET LLERENA ALFONSO

Infografía: REI

Caricatura: OSVAL

Si bien en Cuba, mucho antes de anunciar el inicio del ordenamiento monetario y cambiario, ya los precios traían una escalada que aguijoneaba el bolsillo de la población, a partir del primero de enero –sencillamente- se desorbitaron. Cinco meses después, la marea sigue subiendo.

La población se debate en cómo hacer las cuentas a fin de mes, aunque los precios de los productos normados y las tarifas de servicios básicos mantienen sus valores al estar regulados por el Estado, lo que permite el acceso a los mismos por igual, sean trabajadores, jubilados o beneficiarios de la asistencia social.

Limitadas ofertas, desabastecimiento en mercados agropecuarios e industriales, colas extenuantes marcan el día a día de los cubanos. Mientras tanto, pululan coleros y acaparadores en un mercado informal donde el dólar desborda los pronósticos. Debajo del tapete, el cartón de huevos ya anda por los 300 pesos, una libra de carne de cerdo cuesta más de 100 … un grupo de productos -aun de factura nacional- tiene precios por las nubes. Ni las flores escapan al jolgorio especulativo.

Para atraer a los clientes, en la Plaza Vieja de la capital las pizarras de los restaurantes anuncian la cola de langosta a 200 pesos, el pollo al carbón en 45, un vasito de caldosa a 20. La pescadería del Mercado Cerro oferta la libra de tiburón en más de 300 pesos.


Meisi Bolaños Weiss, titular del MFP, reconoce la urgencia de producir cada vez más bienes y servicios para que los precios no se desorbiten.

¿Cómo saldrá de ese atolladero la economía nacional? ¿Qué hacer para evitar la inflación? ¿Cuáles son los resultados previsibles que dejará la Tarea Ordenamiento (TO)? Para responder estas y otras interrogantes, dialogamos en exclusiva con Meisi Bolaños Weiss, titular del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP).

Saldar una vieja deuda

Una de las debilidades estructurales que arrastraba la economía cubana era la desconexión entre precios y salarios. Con la implementación del ordenamiento monetario y cambiario, la transformación de los ingresos (salarios, pensiones y prestaciones de la asistencia social) y la eliminación progresiva de gratuidades indebidas y subsidios excesivos, comenzó un proceso de reformas para precisamente superar esa ruptura. Sin embargo, los resultados aún no son los esperados.

“Lo que está previsto es que el salario se convierta en una motivación al empleo, y sea la principal fuente de ingresos para satisfacer las necesidades del trabajador y de su familia. Por eso se previó una canasta de bienes y servicios de referencia que no solo incluye los productos normados de la libreta, sino también servicios básicos.

“Aunque es un diseño adecuado, ha sido necesario realizar determinados ajustes y correcciones porque la población empezó a sentir insatisfacciones con algunas tarifas y precios de bienes o servicios esenciales que deterioraban la economía familiar. Entre estos, la electricidad, el gas, los medicamentos.

“Pero a partir de la difícil situación que enfrenta la economía cubana, en medio de la actual crisis mundial asociada a la covid-19 y el feroz bloqueo del gobierno estadounidense, existe un déficit de oferta y se ha desatado lo que llamamos una inflación reprimida, no deseada, encareciéndose los precios de un grupo de productos liberados como los agropecuarios.


“Al principio de la implementación de la TO, la formación de precios descentralizados, incluso de la gastronomía, no estuvo exenta de errores. Los ejemplos más elocuentes fueron los de los comedores obreros y del transporte de los trabajadores. Y esto no fue un problema de diseño, sino de implementación. En muchos lugares no se tuvo la sensibilidad suficiente para comprender que no se podía de manera mecánica calcular el valor de esos servicios por 24 pesos, la nueva tasa de cambio.

“Esa fue una de las distorsiones que reveló el ordenamiento. En algunos casos se aplicaron precios ‘al barrer’ en el sistema empresarial, sin tener en cuenta la capacidad de compra de los trabajadores y, sobre todo, que en la reforma general de ingresos el salario no creció 24 veces”.

Según el diseño previsto, los precios minoristas de los bienes y servicios que ofertan las formas de gestión no estatal, aun cuando responden a la oferta y la demanda, no debían haber crecido más de tres veces, ni los productos agropecuarios más de dos.


Nada escapa a la estrepitosa especulación.

“Pero eso no se ha cumplido en muchos lugares. La inflación prevista como efecto de la devaluación debía manifestarse gradualmente en el transcurso del año, no de manera tan acelerada desde la aplicación del ordenamiento. Existieron problemas en la implementación, en la interpretación adecuada de los principios y las normativas para la formación de los precios descentralizados.

“En tal sentido, hemos realizado ajustes y correcciones necesarias, sin desconocer los efectos de una devaluación del 2 300 por ciento. Por tanto, la economía tiene que irse adaptando a los nuevos precios y costos; sin dejar de considerar los vínculos entre estos y los ingresos de la población.

“Muchas personas tienen la percepción de que perdieron su capacidad de compra porque no son suficientes las rebajas a las tarifas de la electricidad o la balita del gas, si en su vida diaria cada vez que van al agro o le compran al carretillero, esos precios subieron más que sus ingresos”.



Aunque las tarifas eléctricas, inicialmente diseñadas en la TO fueron corregidas, el llamado es al ahorro.

Y la población no solo cuestiona estos precios liberados, muchos preguntan por qué la subida tan drástica de los productos normados.

“La canasta de referencia pautó 1 528 pesos per cápita de gastos para el nuevo escenario y dentro de esa están los productos y servicios con precios centralizados. Hay que tener en cuenta que antes estos eran subsidiados por el Estado. Mas aún ahora, la electricidad, un grupo de medicamentos, los productos alimenticios para los niños menores de siete años, se mantienen bajo este concepto.

“Es cierto que se produjo un incremento importante de los precios normados, pero están calculados dentro de la canasta de bienes y servicios de referencia. Ahora, estas tarifas estimulan al ahorro, cuando miras los resultados hay una disminución del consumo. El combustible y el resto de los alimentos en el mercado externo mantienen una tendencia alcista y la estrategia del Gobierno no es recargar esos incrementos sobre la población, ni deteriorar su calidad de vida. Hoy, por ejemplo, hay que subsidiar la tarifa eléctrica con unos 17 000 millones de pesos.

“No obstante, tenemos que seguir corrigiendo todo lo que haya que corregir. Este no es un proceso terminado, lleva evaluaciones y ver realmente los impactos. Tenemos el deber de observar constantemente qué pasa con la relación precio-ingreso, evaluar, ajustar, tomar las mejores decisiones, para evitar esa inflación no deseada y desinflar los precios. En este sentido es vital producir más, generar mayores volúmenes de bienes y servicios, que diversifiquen las ofertas a la población y contribuyan a estabilizar los precios”.

El primer secretario del Partido y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, insiste en escuchar los criterios de la Academia. Investigadores del Centro de Estudios de la Economía Cubana y del Centro de Estudios de la Economía Internacional de la Universidad de La Habana coinciden en la necesidad de indexar al salario el crecimiento de los precios; es decir que, cuando los últimos suban, también lo haga el primero, para estimular realmente la productividad del trabajo.

“El escenario es muy complejo y la solución no es adoptar medidas de parcheo, sino producir más de manera extensiva e intensiva, incrementar los valores de la circulación mercantil minorista, mayor volumen de bienes y servicios a la población, superar la crisis de oferta para una mayor satisfacción de las demandas de la población y consecuentemente incidir en la reducción de los precios.



El ordenamiento no ha logrado solucionar la desconexión entre precios y salarios, debilidad estructural de la economía cubana.

“Para indexar al salario el crecimiento de los precios habría que generar esos bienes y servicios porque de lo contrario sería una serpiente mordiéndose la cola; es decir, el incremento del salario tendría efecto inflacionario.

“En determinados sectores y actividades las personas sí están generando un nivel de salario que permite satisfacer importantes necesidades. Hay muchas experiencias positivas de empresas exportadoras que les está yendo muy bien”.

Sin terapias de choque

La escasez de divisas en la economía también provoca que suban los precios de las formas de gestión no estatal. En el mercado informal ya se está comprando el dólar a más de 60 pesos. “Un importante elemento formador de precios es la tasa de cambio. Eso no solo sucede en Cuba, es en el mundo entero. Y hay que tener en cuenta el incremento de los precios en el mercado internacional.

“Las tensiones de liquidez, la falta de divisas afecta el abastecimiento de la red minorista, incluidos los productos de demanda básica como aceite, puré de tomate y otros bienes. Ahora, pongo un ejemplo, una botella de aceite en Granma, según el monitoreo de precios que estamos realizando, cuesta 400 pesos, pero si hubiera ese producto, esto no sucedía. ¿Por qué la carne de cerdo cuesta 130 pesos la libra? Porque sencillamente no hay carne en el mercado. La causa no es solo a cuánto está el dólar, sino el déficit de oferta.


Los mercados que eran en CUC sí mantuvieron el cambio de uno por 24.

“Hicimos una devaluación en condiciones muy difíciles. ¿Qué hace cualquier país del mundo? Primero, racionalizar plazas y lanzar a la calle a gran número de personas. ¿Cuántos empleos se han perdido en América Latina? Aquí no sucede así y se han mantenido las garantías salariales. Solo en 2021, hasta el mes de marzo, se han pagado por gastos del covid-19 más de 1 800 millones de pesos del presupuesto del Estado.

“Aquí se hizo un ordenamiento, fue devaluada la moneda y no se subió la carga impositiva de ningún sector, ni a ninguna persona. Se adoptó un conjunto de medidas para nivelar los impuestos entre los distintos actores económicos. Y eso tiene que venir acompañado de la necesaria disciplina tributaria porque el país necesita esos ingresos para financiar los gastos sociales. En Cuba a nadie se le cobra un centavo al vacunarse contra la pandemia”.

La también licenciada en Derecho esclarece que los precios de un grupo de productos de las tiendas en CUC se mantuvieron tal cual estaban desde mayo de 2016, cuando se adoptaron medidas para incrementar la capacidad de compra de la población.

Con vistas a estimular la producción agropecuaria, en fecha reciente, fueron aprobadas 63 medidas, algunas de implementación inmediata, las cuales disminuyen tarifas y precios de servicios al sector.

A su juicio, “el ordenamiento nos está dejando ver las principales distorsiones presentes en la economía. Y lo que nos queda es resolverlas”.

Atajar la impunidad

Ante la ausencia de un mercado legal de divisas, prolifera la venta ilícita, a precios abusivos.

Los mecanismos de control existentes para evitar el acaparamiento, la especulación, la venta de divisas y demás actitudes ilícitas son insuficientes, reconoce Bolaños Weiss. “El momento es de enfrentamiento y exigencia a las autoridades locales, encargadas directamente de ejercer esa batalla. Hay impunidad en algunos territorios. Las estructuras administrativas están obligadas a dar respuestas a la población cuando enfrenta estos procederes ilícitos para que siga confiando en la denuncia. Mientras la gente sienta que le están vendiendo a precios abusivos, no estaremos satisfechos”.

Según el informe valorativo del MFP, al cierre de abril, disminuyeron las acciones de control realizadas a los precios minoristas y mayoristas. Es evidente la tendencia a incrementar las inspecciones en entidades estatales, en detrimento del enfrentamiento a personas naturales que mantienen precios abusivos y especulativos. Solo en el 60 por ciento del total de acciones fueron detectadas violaciones.

La mitad de las provincias disminuyeron la imposición de multas en ambos sectores y la venta de productos agropecuarios ha sido la menos inspeccionada. “A pesar de los chequeos sistemáticos que se realizan centralmente por el MFP a esta actividad, las alertas oportunas, y fundamentalmente las quejas de la población, no se logra en los municipios y provincias una reacción al incremento en el enfrentamiento a los precios abusivos y especulativos, y los análisis se caracterizan por ser formales, situación que urge revertir”


Infografía: Rei

Madeja enredada

Cambiar modos de hacer, planificar sin reservas de eficiencia y velar por equilibrios macroeconómicos son algunos desafíos del Ministerio de Finanzas y Precios



Hay que poner un PARE enorme a la tendencia de solapar la ineficiencia empresarial detrás de los precios.

Pocos días habían transcurrido de implementación, cuando la Empresa Agroindustrial Ceballos, insignia dentro del sector agropecuario, comenzó a tambalearse. Cada tonelada de pulpa de frutas que exportaba generaba pérdidas considerables, contrario a todos los pronósticos de la Tarea Ordenamiento (TO), en los que las entidades exportadoras saldrían siempre mejor paradas en el nuevo escenario. En esta ocasión, se trabó el paraguas.

La titular del Ministerio de Finanzas y Precios advierte: “En Ceballos se dieron varias cosas que se han ido corrigiendo, como la disminución en los precios de acopio al productor agropecuario en algunas frutas esenciales para esa industria. Pero lo principal de esta, y cualquier otra empresa, es buscar mayor eficiencia dentro de sus procesos productivos. Eliminar gastos superfluos.

“Los principales cambios hay que hacerlos en la mentalidad de los empresarios, buscar más innovación y creatividad. Como ha insistido el primer secretario del Partido, salir de la actual crisis, llevar a término la TO y desarrollarnos, depende de nuestros propios esfuerzos”.

Al cierre de marzo, aproximadamente medio millar de empresas cayó en pérdidas, con algo más de dos mil millones de pesos, concentradas en el sector del transporte fundamentalmente. En el reverso de la moneda, las que han tenido éxito, generaron utilidades por más de 41 mil millones de pesos. “De manera eficaz han utilizado las medidas aprobadas para el perfeccionamiento de la empresa estatal y la estrategia económico social trazada para enfrentar la crisis mundial asociada a la pandemia. Los distintos actores económicos están y deben seguir encadenándose y articulando con integralidad”.

Rompiendo límites


Las ventas en moneda libremente convertible son una ventana de salida a la crisis económica que azota a la Isla antillana.

Una de las medidas de mayor furor dentro del universo empresarial es la de eliminar el límite para la distribución de utilidades a los trabajadores. Sin embargo, al establecer la Resolución 124 de 2021, del MFP, una cuantía máxima trimestral de hasta 30 por ciento, se suscitan polémicas y confusiones.

“Cuando hablamos de romper los límites del salario significa poder distribuir tanto dinero como utilidades se generen, después de cumplir las obligaciones tributarias con el Estado. Esta es una regulación más flexible. Antes los trabajadores tenían que esperar al cierre contable anual de la entidad para hacer la distribución entre los meses de febrero y marzo del año entrante. Eso cambió.

“La resolución permite pagar por adelantado esos montos, en las cantidades que aprueben los consejos de dirección. No puede ser por encima del 30 por ciento porque se correría el riesgo de anticipar una utilidad que luego no se pueda generar, por ejemplo, si caen los precios en el mercado externo. Al cerrar el año fiscal, si no hay contratiempos, puede distribuirse el restante 70 por ciento.

“Ahora bien, sucede que algunas empresas elaboran planes fáciles y ya al cierre del primer trimestre tienen cumplida la utilidad del año. Así no puede ser, resulta inconsistente. Eso lleva un análisis empresarial y la depuración de responsabilidades. El sistema empresarial está llamado a realizar planes rigurosos -y cumplibles-, que estimulen la eficiencia”.

Bolaños Weiss insiste en la necesidad de hacer correctos análisis de costos para establecer precios competitivos tanto en el mercado externo como en el interno. Recuerda, además, que en la Resolución 124 fue aprobada la creación de reservas voluntarias para diferentes destinos como incrementar el capital de trabajo, desarrollo e investigaciones, la capacitación; la adquisición, reparación y construcción de viviendas; la estimulación a colectivos y trabajadores, entre otras.

A la par, se flexibilizó la gestión de la moneda libremente convertible. Las empresas pueden venderle a la Zona Especial de Desarrollo Mariel o emplear el mercado electrónico; encadenarse con las formas de gestión no estatal y salir competitivamente con un producto exportable. “La empresa estatal socialista es el principal resorte del desarrollo económico del país, sin demeritar a los otros actores. El sentido es inclusivo y todos pueden aportar”.

Retos

Los equilibrios macroeconómicos dependen en buena lid de la estabilidad en la microeconomía empresarial y familiar.

A propósito de las medidas que perfeccionan la gestión empresarial, esta publicación realizó en diciembre pasado una Mesa Redonda con directivos de diferentes sectores de la economía. Algunos de los invitados manifestaron cierto recelo con la facultad para descentralizar los precios, en tanto debían hacer excesivas consultas, mediante trámites burocráticos.

“Algunos sectores, hicieron colapsar a sus clientes al aplicar incorrectamente la norma. El hecho de establecer un máximo para calcular los precios significa un elemento de contención a la inflación y nadie está autorizado a violarlo. Por otra parte, es insostenible que una entidad tenga pérdidas y gaste en cosas superfluas que no tributen a favor de la reproducción propia, ni a minimizar los costos del proceso productivo o de servicios.

“Pero puedo asegurar que para establecer un precio descentralizado no hay que consultar al MFP. Si el cliente plantea discrepancias, después de muchas negociaciones, entonces sí se apela al ministerio para revisar técnicamente el asunto.

“El diseño de la TO implica una descentralización fuerte, importante, y con control de las facultades para la formación de precios. Como advertía anteriormente, en esto han salido distorsiones, altos costos de producciones importadas, aun teniendo la posibilidad de hacerlas en el país. Esa mentalidad importadora hay que desterrarla definitivamente.

“En el sector presupuestado también hay reservas para el ahorro. Cada cual debe cuidar su pedacito, pero hay que pensar y actuar como país. No es un slogan”.

Para la titular del MFP, la economía cubana tiene por delante muchos retos “en función de objetivos muy concretos que son la generación de bienes y servicios para satisfacer las necesidades de la población. En tal sentido, corresponde a los trabajadores de la administración financiera del Estado lograr la implementación de una política de precios ajustada a las condiciones actuales, que sea inclusiva y asegure la igualdad para los diversos actores económicos.

“Que el precio como categoría económico-financiera exprese con objetividad el valor de la producción de bienes y servicios, y coadyuve a obtener los equilibrios macroeconómicos. Esto unido a otras tareas de envergadura como la sostenibilidad fiscal, el mejoramiento en la ejecución y administración del presupuesto.

“Mientras mayores sean los déficits fiscales, crece el endeudamiento interno y puede convertirse en algo insostenible. Por eso hay que adoptar medidas de corrección para evitarlo. El Gobierno realiza los ajustes con integralidad, velando por no deteriorar el déficit fiscal aprobado hasta donde las condiciones lo permitan”.

Bolaños Weiss asegura que las medidas de ajustes adoptadas dentro de la TO han conllevado erogaciones presupuestarias adicionales. “Para eso el Estado previó una reserva de apoyo al sistema empresarial, con un importe de alrededor de 18 mil millones de pesos. Desde ahí han sido asumidas las correcciones a las tarifas de la electricidad, el agua, los medicamentos, incluso el financiamiento temporal a las empresas con pérdidas”.

En la agenda de esta reportera quedan otros temas por tratar, como los márgenes de ganancia permitidos a las empresas comercializadoras y a las productoras; los presupuestos destinados a las inversiones priorizadas o el impacto de las adecuaciones tributarias… Mas, el tiempo va de prisa y la ministra tiene muchos otros asuntos pendientes. Sobre su buró, un hermoso ramo de flores revela que, este 27 de mayo, es su cumpleaños.


¿Pondrán las gallinas huevos de oro?

Sobre la contribución del Che al desarrollo de la economía cubana

Dr. Carlos Rafael Rodriguez

Bien, queridos compañeros:

Quisiera, en primer término, agradecer al compañero Marcos la oportunidad que me da para reunirme con un colectivo en que está congregado lo que podríamos llamar el cuerpo dirigente del ministerio, el núcleo –que no es el único importante, porque los trabajadores son la fuerza decisiva entre nosotros- al cual le corresponde llevar a la práctica las ideas de la dirección del partido y del gobierno y, sobre todo, las ideas del ministerio.

Marcos había insistido mucho conmigo en que tomando en cuenta que este el XX aniversario de la muerte del Che, yo les hablara a ustedes – dentro de los cuales hay un grupo importante de compañeros que fueron sus colaboradores- sobre pensamiento económico del che. Había sido inicialmente renuente por respeto al Che, por el hecho de que las circunstancias del trabajo en que todos estamos envueltos hacen difícil una revisión sistemática del todo el conjunto de ideas tan importantes elaboradas por el Che sobre la dirección económica del país, y no me atrevía a acometer ante ustedes una tarea que parecía exceder a mis fuerzas en este momento.

Pero hace unos días recordé que entre los trabajo que había recibido recientemente y que, como muchos, no he tenido la oportunidad de leer hasta ahora, estaba el premio Casa de las Américas, otorgado este año a un libro que yo me había asomado a él sin penetrar mucho en su contenido, de un joven estudioso cubano, Carlos Tablada, sobre el Che Guevara. Me pareció interesante ver si aquel libro me ayudaba, y puedo confesarles que me siento tributario en esta tarde de ese libro porque sin él no habría podido llegar aquí y decirle a Marcos: Estoy en disposición mínima, por así decirlo, de compartir con los compañeros algunas reflexiones sobre la contribución de Ernesto Che Guevara a los problemas de la economía nacional, mínima, porque el pensamiento del Che tiene tantas facetas que es imposible abarcarlo de una sola vez; mínima, porque para penetrar cada uno de los muchos aspectos planteados por el Che con relación a la economía haría falta más dedicación de la que yo pude darle al tema y más tiempo del que disponen ustedes.

Sin embargo, creo que el mejor homenaje que podemos rendirle al Che en este XX aniversario, cuando nos reunimos compañeros que de un modo u otro estamos responsabilizados con el quehacer económico, es revisar un poco de lo mucho con que él contribuye al desarrollo de la economía cubana, en el terreno de la teoría diríamos, pero también y principalmente en el terreno de la práctica.

La personalidad del Che ha estado siempre presente en la industria nacional, como en todo el país, pero en la industria, y muy particularmente en la industria básica de nuestro país, a la cual él estuvo tan particularmente ligado y en cuya creación fue partícipe y conductor en la mayor parte de los aspectos.

Marcos me decía que ustedes, como toda la ciudadanía cubana, pero particularmente ustedes, conservan la imagen del Che como un ejemplo a seguir, y creo que todos debemos tenerlo en esa condición. Un ejemplo para dirigentes y para dirigidos. En esos días –creo que muchos de ustedes lo habrán visto- se ha llevado a la televisión otra vez, una vez más, una de las cosas más hermosas que ha logrado la televisión cubana: el recuerdo que del Che tienen trabajadores simples que recibieron de un modo u otro su lección admirable. Y es conmovedor el documental. No se cansa uno de ver aquella reacción, a la vez emotiva y reflexiva, de obreros que supieron agarrar lo sustancial de la lección del Che Guevara. Esa lección es inapreciable para nosotros en estos momentos en que, como ha dicho Fidel recientemente, no sólo estamos en una batalla permanente por la rectificación de los errores –permanente porque los errores se producen o surgen nuevos errores, es inevitable mientras no llegamos a la perfección que todavía no hemos alcanzado-, pero que no es sólo eso sino que es también de movimiento de nuevas ideas y de nuevas iniciativas.

Por esto, con toda modestia, con toda humildad, quisiera comunicarles a ustedes algunos pensamientos, sobre todo vinculado con la realidad inmediata que vivimos, sobre las aportaciones del Che.

Yo no examinaría hoy principalmente, aunque sí tendría que mencionarla, la principal contribución del Che en el terreno de la teoría al llamado período de transición, en que vamos saliendo lentamente del capitalismo y vamos construyendo todo lo aceleradamente el socialismo y acercándonos a la sociedad comunista de la cual a mi juicio estamos todavía bastante alejados. Y esta principal contribución es sin duda el sistema presupuestario de dirección de la economía.

No es ese el que tenemos ahora, pero dentro las ideas del sistema presupuestario de dirección de la economía postulado por el Che se encuentran contenidas ideas actualísimas, para lo que estamos realizando y yo diría que si no ponemos en práctica muchas de las ideas del Che en el sistema de calculo económica, por el cual nos guiamos, y respecto al cual el Che fue tan crítico, no podremos avanzar. Se trata de un simbiosis necesaria.

A la distancia del tiempo, el sistema presupuestario nos aparece como una contribución de excepcional valor. No diríamos –y ustedes lo saben bien- el Ché creó el sistema presupuestario. Ya venía de países socialista; en la propia Unión Soviética durante un período predominó el sistema presupuestario en muchos de los aspectos de la economía. Pero el Che sí lo trabajo en las condiciones de una país que a la vez hace el desarrollo y el socialismo, condiciones particulares de la economía cubana en las cuales estamos todavía inmersos.

Se ha escrito mucho en el extranjero, y hay hasta libros hablando de las contradicciones del Che con algunos compañeros, y particularmente se me señala a mí. Yo tengo como orgullo él poder decir que, aunque algunas contradicciones existieron, en lo fundamental, en lo esencial al abordar el problema económico, estuvimos siempre profundamente identificados y trabajamos juntos, con otros compañeros, para imponer un poco de orden en la economía cubana, por lograr la máxima eficiencia de la economía cubana y por establecer aquello que para nosotros es esencial: el control económico, cualquiera que sea el punto de partida. Y el sistema presupuestario se basaba, en primer término, en el uso de las técnicas contables más avanzadas y una concepción muy moderna –y yo diría que anticipada- sobre el uso de la computación electrónica. En este terreno Che, anticipándose a su tiempo, con una visión larga que él tuvo siembre, comprendió lo mucho que la naciente utilización de la computación podía dar a la economía como auxiliar valioso del control económico en todos los aspectos. Y una contabilidad fuerte, junto con una computación utilizada universalmente, eran la base del sistema presupuestario que él defendía.

Esto iba unido también a una concepción muy clara del papel de la planificación como instrumento permanente de la economía. Naturalmente, junto a la planificación del Che elaboró, como instrumento fundamental frente al cálculo económico que le daba una mayor autonomía a la empresas, la centralización del sistema presupuestario, según la cual no había fondos particulares de la empresas y por consiguiente un fondo centralizados y común regía todas las finanzas del conjunto económico empresarial. El Che partía para esto de la eficiencia lograda por las grandes empresas y consorcios que empezaban entonces a ser ya multinacionales de nuestros propios días; eficiencia económica que les permitía manejar un conglomerado disímil de empresas como si fuera una sola entidad. Y, partiendo de la idea de que el socialismo está en condiciones mejores que el capitalismo – y lo está- para el manejo de la centralización económica, el Che llegaba a la conclusión de que toda la economía nacional podía ser administraba como una sola empresa, con un fondo común con asignaciones de fondos de acuerdo con los requerimientos – como hay que tomar en cuenta- la posibilidad que no da el socialismo de que, si es necesario, una empresa esté en déficit permanente,. Produzca productos que desde el punto de vista económico no parecen “rentables”. Si se considera solamente la llamada rentabilidad – que él rechazaba, y a eso nos referiremos después-, la producción de esos rubros puede ser negativa porque, dada la estructura de salarios, los costos sean mayores que los ingresos.

Sin embargo, siendo necesario el producto, el socialismo nos da la posibilidad, que debemos saber aprovechar y tenemos que aprovechar, de que empresas aparentemente irrentable –vamos a usar esa palabra- sigan produciendo porque otras empresas, que tienen excedentes de rentabilidad, contribuyen con sus fondos que el presupuesto puede asignar a las empresas deficitarias y les permitan trabajar en esas condiciones.

Todo esto, bajo el principio del control económico, al cual, como veremos después más detenidamente, el Che le atribuía un papel excepcional y nosotros atribuyendo un papel excepcional.

No voy –dije- a detenerme en el análisis del sistema presupuestario; no voy a examinarlo, tenemos hoy otro sistema. Quiero mencionar solamente lo siguiente.

¿Podemos considerar que el sistema presupuestario es más progresista que el sistema de cálculo económico?. Yo creo que se acerca más al porvenir. El sistema presupuestario está más cerca de lo que tiene que ser la sociedad en el futuro, pero esto es solo una hipótesis y se refiere a un futuro algo distante, al futuro comunista. Parto del criterio –que es el que nos ha llevado a aceptar las deficiencias y moquedades derivadas del cálculo económico- que este sistema presupuestario exige condiciones y posibilidades que no podemos alcanzar, no ya en el mediano plazo sino incluso más allá. Si estuviéramos convencidos de que el sistema presupuestario puede ser puesto en práctica en los próximos años, lo defenderíamos encarnizadamente, porque se basa en forma de control más cercanas al comunista. Eso es evidente. Es un salto como el que proponía Carlos Marx, del capitalismo a un socialista avanzado. Nosotros, todos lo sabemos, no hemos dado ese salto. Ni siquiera la Unión Soviética ha dado ese salto.

Dicho esto, analicemos algo en que coinciden los dos sistemas para recordar que para el Che la planificación, como opuesta al mercado –y eso es muy importante en los dos sistemas, en la forma en que nosotros concebimos hay el sistema del cálculo económico-, es la categoría definitoria de la sociedad socialista: sin planificación, no puede haber socialismo; la planificación nos permite la asignación de recursos allí donde estos se necesitan, y tiene que ser, por consiguiente –como nosotros lo sostenemos hoy en nuestros sistemas, en el desarrollo de nuestro sistema-, una planificación centralizada.

El compañero Fidel, con mucha razón, ha insistido en la necesidad de mantener la centralización de la economía en sus aspectos fundamentales y, sobre todo, en la selección, atribución y puesta en práctica del plan de inversiones de la economía nacional. No siempre lo que es bueno para la empresa es bueno para el conjunto de la economía. Eso es una axioma del cual partimos. La idea de que lo que es bueno para la empresa es bueno para la economía es solo real en parte, porque la empresa, como productora de recursos, como suministradora de recursos, evidentemente si trabaja bien debe trabajar para el beneficio de la economía. Pero para que la empresa trabaje para el beneficio de la economía, el plan de la empresa, sus inversiones y hasta el surtido de sus producciones –y esto es algo en lo cual insiste particularmente el compañero Fidel- deben ser, en lo fundamental, decididos centralizadamente. Su dejamos que la empresa produzca todo aquello que ella quiera producir y aquello que le sea más ventajoso económicamente, cometeremos serios graves errores. Y en el trabajo que bajo la dirección del compañero Marcos está realizando un grupo de compañeros, algunos de los cuales están aquí como directores de empresas, para examinar las condiciones en que funcionará la empresa en el futuro en nuestro país, esto ha sido tomado –yo lo sé- muy cuidadosamente en cuenta.

Hay un problema que está planteado contemporáneamente y que tiene que ver con lo que estamos discutiendo. Se manejan hoy, sobre todo en los círculos de la Unión Soviética, pero repercute más acá, y el Che lo examinó y por eso quiero analizarlo en este momento. La Nueva Política Económica elaborada por Lenin, puesta en práctica en los años de 1921 a 1923, sobre todo se discute si es o no –y parece inclinarse la mayoría de los especialistas socialistas en este momento a la idea de que si- un problema estratégico. Che no lo consideraba así.

Analizando cuidadosamente la obra de Lenin. El Che llegó a la conclusión de que se trataba de una concepción más táctica que estratégica. Este es un problema que tendremos que discutir nosotros hacia el futuro. No está en el centro de nuestros problemas más que como elemento adicional a lo que estamos meditando sobre el conjunto de la economía.

Che subrayaba que se trataba de un paso atrás, y, ciertamente, en la historia de la Unión Soviética se trató de un paso atrás con respecto a lo que inmediatamente la precedió. Ustedes recuerdan que las circunstancias de la defensa de la unión Soviética habían llevado a la dirección del Partido bolchevique al llamado comunismo de guerra

Dicho esto, analicemos algo en que coinciden los dos sistemas, para recordar que para el Che la planificación, como opuesta al mercado –y eso es muy importante en los dos sistemas, en la forma en que nosotros concebimos hay el sistema del cálculo económico-, es la categoría definitoria de la sociedad socialista: sin planificación, no puede haber socialismo; la planificación nos permite la asignación de recursos allí donde estos se necesitan, y tiene que ser, por consiguiente –como nosotros sostenemos hoy en nuestro sistema, en el desarrollo de nuestro sistema-, una planificación centralizada.

El compañero Fidel, con mucha razón, ha insistido en la necesidad de mantener la centralización de la economía en sus aspectos fundamentales y, sobre todo, en la selección, atribución y puesta en práctica del plan de inversiones de la economía nacional. No siempre lo que es bueno para la empresa es bueno para el conjunto de la economía; eso es un axioma del cual partimos. La idea de lo que es bueno para la empresa es bueno para la economía es solo real en partes, porque la empresa, como productora de recursos, como suministradora de recursos, evidentemente si trabaja bien debe trabajar para el beneficio de la economía. Pero para que la empresa trabaje para el beneficio de la economía el plan de la empresa, sus inversiones y hasta el surtido de sus producciones – y esto es algo en lo cual insiste particularmente el compañero Fidel- deben ser, en lo fundamental, decididos centralizadamente. Si dejamos que la empresa produzca todo aquello que ella quiera producir y aquello que le sea más ventajoso económicamente, cometeremos serios y graves errores. Y en el trabajo que bajo la dirección del compañero Marcos está realizando un grupo de compañeros, algunos de los cuales están aquí como directores de empresas, para examinar las condiciones en que funcionará la empresa en el futuro en nuestro país, esto ha sido tomado – yo lo sé – muy cuidadosamente en cuenta.

Hay un problema que está plateado contemporáneamente y que tiene que ver con lo que estamos discutiendo. Se maneja hoy, sobre todo en los círculos de la Unión Soviética, pero repercute más acá, y el Che lo examinó y por eso quiero analizarlo en este momento. La nueva Política Económica elaborada por Lenin , puesta en práctica en los años de 1921 a 1923, sobre todo se discute si es o no – y parece inclinarse la mayoría de los especialista socialistas en este momento a la idea de que sí – un problema estratégico. Che no lo consideraba así.

Analizando cuidadosamente la obra de Lenin, el Che llegó a la conclusión de que se trataba de una concepción más táctica que estratégica. Este es un problema que tendremos que discutir nosotros hacia el futuro. No esta en el centro de nuestros problemas más que como elemento adicional a lo que estamos meditando sobre el conjunto de la economía.

Che subrayaba que se trataba de un paso atrás, y , ciertamente , en la historia de la Unión Soviética se trató de un paso atrás con respecto a lo inmediatamente le precedió. Ustedes recuerdan que las circunstancias de la defensa de la Unión Soviética habían llevado a la dirección del Partido bolchevique al llamado comunismo de guerra, que era una aceleración del socialismo hacia elementos del comunismo. Lenin comprendió, en el año 1921, que po5r aquel camino se llegaba difícilmente al comunismo y comprendió también que había que dar un paso atrás. Ese paso atrás fue la Nueva Política Económica.

La Nueva Política Económica se basaba fundamentalmente, en el cálculo económico. Hay una frase de Lenin que es muy esclarecedora en ese sentido: “La reorganización de la Empresa del estado sobre la base de la llamada autogestión financiera está ligada inevitable e indisolublemente con la nueva política económica”. Es decir que La Nueva Política Económica se basaba, en primer término, en el aprovechamiento de la capacidad máxima autónoma de la Empresa, en condiciones de un retraso de la economía como el que tenía la Unión Soviética en aquel período, que era sin duda una economía en la cual incluso la clase obrera había perdido no sólo calidad como consecuencia de la guerra civil sino que había perdido fuerzas numéricas.

Tenemos que reflexionar como un elemento fundamental hacia el futuro en lo siguiente: ¿qué duración tendrá o no el cálculo económico como sistema de dirección de la economía? No podemos preverlo ahora, pero no será seguramente este sistema el que nos guiará en el momento –pienso que todavía muy alejado de nosotros- en que estemos en la fase final cercana a la sociedad comunista. Por ahora, pensamos nosotros que en las condiciones específicas de nuestro país, con nuestro retraso económico, nuestro retraso político a pesar de los saltos cualitativos enormes que la clase obrera y nuestro pueblo han dado en el terreno de la política, nuestras concepciones retrasadas derivadas de nuestra situación retrasada, podemos emplear el cálculo económico como guía de nuestra situación económica actual.

Otro elemento fundamental que tenemos que tomar en cuenta al analizar las ideas del Che es la polémica que hubo en los inicios de la revolución entre el Che y los que entonces aparecían como principales defensores del cálculo económico y la ley del valor. Yo diría lo siguiente: la mayor parte de las contribuciones del Che, a la totalidad de las contribuciones del Che, que fueron la mayor parte de las contribuciones de aquella época sobre el sistema presupuestario de financiamiento, tiene una originalidad extraordinaria. Y, si ustedes quieren estudiar el pensamiento económico del Che Guevara, yo los instaría sobre todo a examinar la polémica que tuvo con un entonces miembro del partido Comunista Francés, que nos ayudó en los primeros momentos en la esfera de la planificación. Charles Bettelheim. Ahí están las contribuciones mayores del che sobre la ley del valor.

Esto es importante desde el punto de vista teórico, desde el punto de vista del análisis de los fundamentos estratégicos del sistema presupuestario..

Yo solo quiero fijarme en un elemento, que es el siguiente.

La teoría de eliminar la ley del valor no la planteaba el Che como absoluta, esto es interesante recordarlo, puesto que nosotros admitimos la vigencia de la ley del valor a ciertos efectos. El decía que la ley del valor no podía ser rectora de la actividad económica, que nosotros teníamos condiciones creadas por el socialismo para manipular la ley del valor, para utilizarla en beneficio del socialismo creo que esto es importante.

Porque, efectivamente, no se trata, como alguno de los defensores del cálculo económico de aquel período trataron de establecer, de la defensa absoluta de la vigencia de la ley del valor y de la inevitabilidad del mercado, sino de la utilización de la ley del valor bajo control, tomando en cuenta fundamentalmente los elementos impuestos por la responsabilidad de la economía de nuestros tiempos, en nuestro país, en las condiciones históricas de nuestro país, que nos obligan a cosas tan sencillas, por ejemplo –y rechazadas por el Che-, como admitir la categoría de nuestra mercancía para las relaciones interempresariales. Es cierto que se puede prescindir de la categoría de mercancía, se puede tomar el producto como un, elemento simplemente de cambio en el seno de una misma y gran empresa que es el estado; pero eso, a nuestro juicio, conduce a dificultades mayores que hacer que los productos sean considerados como mercancías que sean comprados y vendidos por la empresa. Pero cuando aceptamos la vigencia de la mercancía, no aceptamos la vigencia principal del mercado. En los defensores cubanos del cálculo económico hay un extremo de esa defensa del cálculo económico que conduce a la admisión del mercado como el gran juez de la economía nacional, como el organizador de la economía nacional, no se necesita sostener esa tesis, que a nuestro juicio es falsa y conduce a más errores de los que conduciría incluso la utilización de otro sistema: no es necesario defender esa tesis para defender el cálculo económico como la medida adecuada a la utilización de nuestra fuerza en ésta etapa de la revolución.

El mercado no podemos aceptarlo como juez permanente de la economía. Porque si aceptamos el mercado aceptamos con él la anarquía que el llamado mercado libre introduce en unes economía. el mercado y la ley del valor actúan corrigiendo, bajo los efectos de la ley del valor, las distribuciones iniguales de la riqueza entre las empresas a través de la ley del mercado y de los precios, pero como un dispendio tremendo de recursos. Es cierto que si nosotros analizamos críticamente nuestra economía, veremos que no hemos aprovechado todavía las ventajas que el socialismo nos da para la organización de la economía nacional. Se habla de la ineficiencia del capitalismo, y es cierto que el capitalismo es ineficiente en término en que la eficiencia del capitalismo va siendo sobre la marcha, mediante la quiebra de las empresas, mediante la destrucción de unos empresarios a beneficios de los otros, y que el socialismo puede ser más organizado, más ordenado, más coherente; ¡pero nosotros no tenemos todavía un socialismo ni organizado, ni ordenado, ni coherente! Nosotros somos hoy todavía más ineficientes que lo que sería una bien organizada sociedad capitalista. No tenemos todavía la organización, el nivel de organización –y de eso hablaremos después- que el socialismo nos permite tener.

Por consiguiente, cuando hablamos de la utilización de la mercancía nos referimos a la utilización relativa del mercado. Nosotros utilizamos el mercado. Junto a productos que no solo tienen un mercado regulado –como es el mercado de la libreta en nuestro país-, hay productos que están sometidos al mercado paralelo. Pero el mercado paralelo, donde tomamos en cuenta la ley de la oferta y la demanda para establecer el precio de los productos, no es un mercado autárquico, en que las leyes de la oferta y la demanda prevalecen absolutamente; es un mercado donde la dirección del país utiliza de una manera reguladora las posibilidades que la ley de la oferta y la demanda le ofrecen para poner precios que se acercarían a los precios del mercado si el mercado existiera, pero que maneja el mercado, no se subordina al mercado. Y no subordinarse al mercado es uno de los elementos permanente de nuestra concepción de la aplicación del cálculo económico.

Por eso, podemos aceptar la definición que está en estas palabras del Che que me gustaría repetir: “Consideramos la ley del valor como parcialmente existente debido a los restos de la sociedad mercantil que todavía subsiste”. Pero hay una frase adicional que no podemos aceptar y es esta: “Negamos la existencia de la categoría mercancía entre empresas estatales”. Eso no lo aceptamos, no es lo que prevalece en nuestro sistema. Pero lo primero: “Consideramos la ley del valor como parcialmente existente”, es parte de lo que nosotros estamos aplicando.

Y tenemos que aceptar también este apotegma del Che: “La ley del valor y el plan son términos ligados por una contradicción”.

Efectivamente, el plan es contradictorio con la utilización del mercado y, por consiguiente, con la utilización de la ley del valor. El plan se hace más conciliable con la utilización del mercado y la ley del valor cuando se interpreta la ley del valor como vigente parcialmente, cuando no nos dejamos vencer por ella sino que la utilizamos, cuando establecemos el mercado como un elemento manejado por la dirección de la economía.

Pero, ¿qué es lo que nosotros percibimos cuando examinamos las ideas del Che en ese sentido? Percibimos que el Che, que trabajó en los primeros años de la economía con el entusiasmo que entonces todos teníamos, con su enorme capacidad para ver el porvenir, que era él mismo un comunista –y esto es algo que debemos comprender, no nos referimos a un comunista militante del partido, me refiero a un hombre capaz de vivir en la sociedad comunista, que es otra cosa-, se dejó llevar por la idea –a mi juicio incorrecta, y debo decirlo con toda honestidad- de que en el tránsito político de nuestra imperfecta sociedad socialista en la cual empezábamos a construir el socialismo en el año 1959, 1960, 1961, era susceptible llegar en un breve plazo a la sociedad comunista desde el punto de vista de la conciencia, que la conciencia podía apresurarse. Por eso él planteaba liquidar lo más vigorosamente posible las categorías antiguas, principalmente la ley del valor.

Por consiguiente, si pudiéramos decir algo, yo repetiría una frase de Lenin que debemos tomar en cuenta y que coincide con lo que estamos haciendo: “en política –dice Lenin- es poco serio confiar en la convicción, la lealtad y otras magníficas cualidades morales. Dichos rasgos morales lo poseen solo contado número de personas, pero las que resuelven el desenlace histórico son las grandes masas, la cuales, si este pequeño número de personas no se adapta a ellas, las tratan a menudo con no mucha delicadeza”.

Es decir que junto a la confianza tiene que estar el control y hay un problema en que debemos insistir. No debemos desconfiar en el hombre, Fidel ha insistido mucho en esto.

Vemos continuamente los errores, las flaquezas, incluso incorrecciones de gentes que creíamos representante de esta sociedad.

Sin embargo, no podemos dejarnos arrastrar por la desconfianza, tenemos que seguir con la confianza puesta en el ser humano como tal, en su posibilidad de perfectibilidad. Pero los alemanes -y a mí me gusta mucho repetir esa frase- tienen un lema que dice: “La confianza es buena, pero el control es mejor”. Junto con la confianza controlar.

Por eso, el llamamiento de Fidel a la confianza ocurre en un momento en que estamos en una batalla por la rectificación de errores – no una campaña, pero sí una batalla por la rectificación de errores-, por controlar todos los aspectos de la vida nacional, y controlarlos desde la base, no solo a través de los mecanismos del partido, que son utilísimos en el control, que son un elemento esencial del control; no solamente a través de los mecanismos financieros, que son un elemento esencial del control; no solo con la contabilidad, que es un elemento indispensable del control, sino que también con la participación de la masa, con la participación de los trabajadores en el centro administrativo, de los trabajadores en la escuela, de los trabajadores en la cooperativa, de los trabajadores en las unidades de producción estatales.

En resumen, para pasar ya a aquello en cual tenemos al Che totalmente presente, y aquí lo tenemos presente por yo diría parcialmente presente, puesto que hemos elegido un sistema de dirección de la economía distinto al que él preconizaba, pero no tan distinto como se supone, no tan distinto como de dice. Yo quería decir que una de las herejías más grandes que se cometió en este país fue suponer que lo que estábamos haciendo entre 19678 y 1970, el descontrol económico que prevaleció, podía realizarse, como lo realizaron algunos, bajo la invocación del Che Guevara. Es lo más injusto, lo más antihistórico, lo más... yo diría –iba a utilizar algo más fuerte, pero vamos a limitarnos a la palabra lamentable-. No tenía nada que ver con el Che, aquel sistema de descontrol total en nombre del Che, invocando al Che. Recuerdo algunas instituciones del país que sacaron folletos con lo que se suponía que era el pensamiento del Che Guevara, pero era el pensamiento mutilado del Che Guevara.

Y ahora, vayamos a encontrarnos con el Che en el terreno común.

Voy a citar una frase, que se verá lo cercana que está de nuestras concepciones actuales, y él fue uno de los primeros en pronunciarla: “El comunismo es un fenómeno de conciencia, y no solamente un fenómeno de producción. No se puede llegar al comunismo si el hombre no es consciente".

Y, más allá, dijo: “En nuestra posición, el comunismo es un fenómeno de conciencia y no solamente un fenómeno de producción. Por la simple acumulación mecánica de cantidades de productos puesto a disposición del pueblo no se llegará al comunismo”.

Yo creo que aquí estamos centrados en lo que es el núcleo de nuestra posición actual. No queremos llegar lo más aceleradamente a la sociedad comunista; unos la vemos más cerca que otros, ya eso depende hasta del temperamento humano, y no solo de la experiencia.

Pero de una soca debemos convencernos: es cierto que la sociedad no puede ser comunista antes de que llegue el comunismo, la sociedad; pero es cierto también que la sociedad no se hará comunista si esperamos a la llegada del comunismo, es decir, a que la abundancia de bienes produzca el tipo de hombre que esa sociedad necesita. Ambas cosas son ciertas. No puede haber una sociedad comunista mientras haya una distribución socialista del trabajo; mientras haya una distribución socialista de los resultados del trabajo estaremos en una sociedad socialista y cualquier intento por alterar esos principios será prematuro, será fallido. Pero, ¿cómo llegaremos al comunismo? Tenemos que llegar al comunismo trabajando desde hoy por el comunismo. Che, con razón, y Fidel, con la misma razón que el Che y desde los primeros momentos, y nosotros, adhiriéndonos a esa línea –cuando decimos nosotros, digo la sociedad cubana en su conjunto, por lo menos miles de hombres en la saciedad cubana-, consideramos que cada día es una batalla por el comunismo, cada día es una batalla por la conciencia. No puede haber todavía una sociedad comunista, pero sí puede haber muchos comunistas antes de llegarse al régimen comunista.

En realidad, nosotros tenemos que esforzarnos –y todavía estamos muy lejos de lograrlo- por que todos lo militantes del partido estén en condiciones de trabajar porque no nos domine la sociedad socialista. La sociedad socialista, lo dijo Marx en la Crítica del Programa de Gotha, es una sociedad que se rige por los principios burgueses de distribución; pero se rige porque no tenemos otro remedio que aceptarlos. Si tratáramos de que se rigiera por los principios comunistas de distribución cometeríamos un serio error, porque la sociedad en su conjunto no está preparada para ello. Pero si nosotros aceptamos que los principios burgueses prevalezcan sobre nuestra intención de hacer socialismo convirtiéndolo en comunismo, si nosotros dejamos que esos principios burgueses nos agobien a nosotros y sean los que prevalezcan en la sociedad, el lugar de trabajar por el comunismo estaremos trabajando por el regreso al capitalismo. En la medida en que nos sometemos a los principios burgueses como dominantes ideológicamente –y esto es muy importante concebirlo-, estamos retrocediendo en el camino hacia el comunismo, estamos dando pasos atrás. En cambio, si de cada día hacemos una batalla por incorporar más a la conciencia de los trabajadores las ideas de una distribución igualitaria, las ideas de una distribución más cercana a la igualdad; si los trabajadores están dispuestos –y los comunistas tienen que ser lo primeros que estén dispuestos- a que esta sociedad sea la prevaleciente, nos estamos acercando a pasos mayores hacia el comunismo.

Che decía: “Siempre insistimos –repito sus frases- en este doble aspecto del avance de la construcción del socialismo. No es solo trabajo la construcción del socialismo, no es solo conciencia la construcción del socialismo”. Esto es muy importante. “no es solo trabajo, no es solo producción mayor de bienes, tampoco es solo conciencia. Si nosotros dedicamos a avanzar la conciencia sin tomar en cuenta la eficiencia del trabajo, no construiremos una sociedad comunista, construiremos una sociedad ideológicamente comunista sin el comunismo. Si nosotros nos dedicamos a trabajar, a producir más, sin desarrollar la conciencia, construiremos una sociedad de abundancia comunista pero de principios no comunistas, porque los hombres que habitan en ella no son capaces de aprovechar la abundancia de los bienes para establecer una sociedad comunista.

Y Che añadía: “Es trabajo y conciencia, desarrollo de la producción, desarrollo de los bienes materiales, mediante el trabajo, y desarrollo de la conciencia. La emulación tiene que cumplir estas dos metas; es decir, esas dos funciones”.

En esto yo quisiera referirme a una palabras de Fidel en el I Congreso de nuestro partido que reflejan cómo nos guiamos nosotros.

Dice Fidel: “Ningún sistema en el socialismo puede sustituir la política, la ideología, la conciencia de la gente. Porque los factores que determinan la eficiencia en la economía capitalista son otros, que no pueden existir de ninguna manera en el socialismo. Y sigue siendo un factor fundamental y decisivo el aspecto político, el aspecto ideológico y el aspecto moral”.

Tenemos que tomar en cuenta esto como elemento permanente de nuestra conducta en la batalla que estamos siguiendo. Esta es una batalla sobre todo en que la eficiencia económica se vincula con la elevación moral de nuestra sociedad. Nosotros no podemos lograr la elevación moral de nuestra sociedad como si dijéramos en el vacío, tenemos que tomar en cuenta la sociedad como es; los elementos dentro de la sociedad que tienden a corrompernos, que tienen a llevarnos hacia atrás. No solo los elementos de distribución sino los elementos de conducta que existen aún en la sociedad.

Marx dijo algo que es muy interesante en este sentido: “Estos defectos son inevitables en la primera fase de la sociedad comunista –en la fase socialista, que nosotros tenemos-, tal y como brota esa sociedad de la sociedad de la sociedad capitalista después de un largo y doloroso alumbramiento. El Derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad por ella condicionada”.

Es decir que el Derecho es un reflejo tanto de la una estructura económica, que es la que nosotros estamos tratando de hacer avanzar en la medida en que tratamos de producir más, mejor, con más calidad y más eficientemente, como de un comportamiento moral que se ajusta a esa sociedad hacia la cual nosotros vamos avanzando.

Ahora, para todo esto ¿qué hace falta? Yo quisiera citar una frase del Che que podíamos mencionar después, en cualquiera de los contextos, y vamos a citar después algunas frases de él porque nos son muy útiles para el desarrollo de nuestra actividad diaria, cotidiana, en estos momentos. Pero él Che dijo de una manera muy categórica: “Sin control no podemos construir el socialismo”.

“Es decir, si nosotros no ponemos el control al centro de nuestra actividad, no seremos capaces de construir el socialismo. ¿Por qué? El problema es que la gente no es perfecta ni mucho menos, y hay que perfeccionar los sistemas de control para detectar la primera infracción que se produzca, porque esta es la que conduce a todas las demás”.

¡Fíjense con qué clarividencia él, un comunista, que vivía por delante del conjunto de la sociedad, se daba cuenta de la falla y de los errores de una sociedad! Un hombre que tenía inmensa fe en el hombre, inmensa fe en la capacidad del hombre, que confiaba en el hombre en todos los elementos cotidianos, en el trabajo voluntario, en el trabajo de la fábrica, que confió siempre en el ser humano, decía: “La gente puede ser muy buena la primera vez. Pero cuando, basados en la independencia, cometen actos de sustracción de tipo personal para reponer a los dos o tres días, después se va enlazando esto y se convierten en ladrones, en traidores, y se van sumiendo cada vez más en el delito”.

Este tipo de gente somos todos nosotros. No nos consideramos inmunes a esa posibilidad de error. Y la única manera que tenemos de evitar estos es la lucha contra lo malo que hay en nosotros mismos, contra la supervivencia del pasado, y el control de los que están alrededor nuestro, empezando por los que están alrededor nuestros, para impedir que el primer error se convierta en el segundo. Porque es fácil corregir el primer error, difícil el segundo, pero imposible cuando lo errores se transforman en una conducta. Y esa conducta, que tenemos todavía muestra de ella en nuestra sociedad cotidianamente, hay que combatirla, nosotros mismo con nuestra lucha contra nuestras propias flaquezas y el socialismo en su conjunto con el control colectivo, además del control que los organismos oficiales de control establecen sobre esa conducta.

Ahora, vayamos a otro aspecto de nuestro trabajo cotidiano: la forma y los sistemas de pago. Es interesante porque esto explica muchas de las ideas del Che que son útiles en su esencia, aunque no sean lo que en la práctica estemos nosotros aplicando.

El sistema de pago establecido por el Che partía de una trabajo a tiempo normado, con primas por sobre cumplimientos, primas por calidad y primas –llamo la atención sobre esto- por la calificación del propio trabajador, tanto para trabajadores administrativos como técnicos. Y se pagaba sobre todo por el tiempo trabajado.

¿Qué significa esto? Yo recuerdo, y creo que algunos de ustedes lo recordarán, los que tienen edad más cercana a la mía –aquí hay muchos jóvenes que puede ser que lo hayan leído- que en aquel momento Fidel, dedicado a otras actividades, entregó la conducción de la economía a lo que se llamó la Comisión Económica de la Dirección Nacional, que estaba constituida por el Che, por el compañero Dorticós y por mi. Y recuerdo que todos lo problemas de la discusión salarial, en los cuales participó activamente el entonces ministro del Trabajo Augusto Martínez Sánchez, la realizamos al final estos tres compañeros.

Hubo una cosa que al Che le preocupó al establecer los premios y la primas por el cumplimiento de la norma. Fue, dentro de las categorías salariales, que ningún trabajador de la categoría tercera, o de la categoría cuarta, o de la quinta, o de la sexta, llegara, por mucho que fuera el esfuerzo individual sobrecumpliendo la norma, a tener más ingresos por sobrecumplimientos de la norma que lo que recibían los de la categoría inmediatamente superior.

Esto es importante recordarlo porque nos da una idea que yo creo que es mas bien de aquel momento en la concepción del Che. (No me atrevo a definirlo con estas palabras, pero creo que más bien se trata de ideas de aquel momento) porque en aquel momento había una falta absoluta de preparación técnica en nuestra clase obrera; los técnicos prácticamente no existían; el capitalismo nos había dejado una pequeña cantidad de técnicos que estabamos aprovechando, pero estabamos improvisando los técnicos,estabamos improvisando los torneros, los fregadores.... en fin, todos los técnicos de la economía nacional. Y el Che decía lo siguiente, y lo defendía con mucho ardor: si nosotros hacemos que alguien que esta estudiando para tornero o que puede estudiar para tornero por tener la categoría inmediatamente inferior a la del tornero, gane más que lo que puede ganar un tornero sin ser todavía tornero, estamos debilitando su esfuerzo por estudiar y por calificarse. Eso es cierto. Y eso tenia una base de razón, que fue la que prevaleció, ustedes recuerdan.

Yo veía las cosas tan distintas: al mismo tiempo que luchamos por que los elementos de nuestra sociedad se preparen para calificaciones mayores y creamos las condiciones para que alguien que no sea tornero y como tornero gane más que alguien que tiene la categoría de tornero A, sí es un tornero C que gane esto, nosotros desperdiciemos durante un tiempo bastante largo una cantidad de esfuerzo y de trabajo que la gente no esta dispuesta a realizar si no le damos posibilidades de mayor incremento salarial. Puede ser que yo este equivocado; Lo digo con honestidad, con claridad, para que se comprendan las dos posiciones.

Adoptamos la posición del Che, que tuvo un efecto muy importante: sembrar en la clase obrera la idea de una categoría superior lograda por el esfuerzo de preparación propio. Es decir que no se lograba mayores ingresos solos por el esfuerzo físico, que había que lograr mayores ingresos por el esfuerzo físico pero también por el esfuerzo de calidad que representaba el tránsito a una jerarquía mayor del trabajo lograda a través de la técnica.

Y aquí hay una idea también interesante. En aquel momento empezó lo que luego se llamó el salario histórico, que entonces le llamábamos el plus. Y, efectivamente, admitíamos todos el plus como una necesidad -yo no sé si tengo por aquí unas palabras del Che, pero él se refirió muy concretamente a eso-. Nosotros teníamos un grupo de trabajadores que, a través de las luchas sindicales y con grandes esfuerzos, habían logrado arrancarle a través del movimiento sindical a los patronos de la época prerrevolucionarias prerrogativas, entre ellas prerrogativas salariales, que en el conjunto de la sociedad en que empezábamos a hacer el socialismo no podían ser aplicables a todos los trabajadores. Eran tipos de salarios que en ese momento eran superiores a la media salarial que nosotros podíamos pagar por esas profesiones. Pero, al mismo tiempo, resultaba un poco negativo –y todos los comprendimos, Che también lo comprendió inmediatamente- que a los trabajadores por su esfuerzo y por el esfuerzo de los sindicatos habían logrado privilegios salariales superiores al salario que entonces podíamos pagarles, no era correcto obligarlos a renunciar al salario que estaba recibiendo y que venían recibiendo desde la época prerrevolucionaría. Así surgió el plus, que fue admitido, que luego se convirtió, durante un tiempo, en el salario histórico.

Ahora, ¿qué planteó el Che y que fue aceptado en aquel momento?. Que también el plus fuera lo máximo a lo cual podía llegar un trabajador en sobrecumplimientos de normas recibiendo salarios; que si el trabajador sobrecumplía la norma, una vez que llegara a lo que se le correspondería por el salario histórico, ahí paraba el sobrecumplimiento de la norma. Es decir, algo que correspondía también a un nivel general; si hay trabajadores que ganan 270 pesos y el trabajador que está al lado, a través del esfuerzo, va a ganar 275, ahí estamos cometiendo errores. De modo que se ajusto a ese nivel, dado por el salario histórico como nivel superior.

Yo creo que eso es importante.

Ahora, algo sobre el sistema salarial. El sistema salarial está vinculado a los esfuerzos del Che. Nos quejamos de la multiplicidad de puestos de trabajo que hay en nuestro país. Y, efectivamente, hay muchos más puestos de trabajo de los que podemos permitirnos para un ordenamiento, y está la falta de multioficio como un elemento al cual hemos llegado. Pero les puesdo asegurar que en los años 1962 – 1963, cuando se empezaron a estudiar estos problemas, como consecuencia de la anarquía capitalista, como consecuencia de que cada capitalista tenía su propio sistema, como consecuencia de que cada sindicato tenía sus propias leyes de lucha y unos sindicatos podían obtener ventajas que otros no obtenían, a pesar de pertenecer al mismo movimiento sindical, la anarquía salarial era total. De modo que cuando aquella anarquía salarial se redujo a las ocho categorías salariales establecidas en aquel momento, habíamos dado un paso enormemente importante, enormemente importante. Podemos después examinar –después, digo yo, en otra oportunidad, con otros especialistas- sin son ocho, si son seis, si son cuatro, si son cinco; eso es un problema que nonos corresponde examinar hoy, porque lo que estamos analizando es la contribución del Che a la economía nacional. Pero la organización del sistema salarial en esta forma fue una de las contribuciones más serias y más sólidas, que duró durante todo el primer período de la revolución. El Che unía esta forma de organización salarial a una de sus concepciones esenciales en la lucha por acercar el comunismo. Y él decía que teníamos que trabajar cotidianamente –y esto es muy importante, porque es hoy parte de nuestra concepción y que tenemos que tomar en cuenta-, convertir el trabajo como una desgracia en trabajo como “necesidad moral”. Marx había llamado al trabajo como una “necesidad vital”; podemos decir que, si es una “necesidad vital”, podemos casi tomarlo como una “necesidad moral”, podemos unir a Marx y al Che en estas categorías, que son similares cuando las analizamos profundamente. El trabajo –él mencionó muchas veces también- como un deber social, y en esto ha insistido continuamente Fidel desde los primeros tiempos de la revolución. Y es una batalla que hoy nos es más importante que nunca.

Uno de los elementos que hemos perdido en los últimos tiempos a través de la anarquía que se introdujo en nuestra relaciones sociales por un uso indebido de los que habíamos aprobado, por un mal uso de lo que habíamos aprobado, que podía haber sido muy útil si lo hubiéramos utilizado bien –que esa es una de las cosas que tenemos que estudiar, y esto aparece continuamente en los estudios que la comisión designada para estos fines está presentando-, una de las cosas más nocivas fue la eliminación de la concepción del trabajo como un deber social. La base de nuestra sociedad, como dijo Fidel, llegó a convertirse, insensiblemente, sin que nos diéramos cuenta de ello, en el mecanismo de la acción automática de los mecanismos económicos. La idea de que los mecanismos económicos sin un trabajo político podían por sí mismos resolver el problema, que el interés individual se asociaba al interés colectivo, y que el interés colectivo dondequiera que se manifestara, en la empresa o en otro lugar, era una expresión del interés de la sociedad en su conjunto. Cosas que son ficticias. No siempre el interés individual coincide, como lo dije antes, con el interés de la sociedad. Y para eso tiene la sociedad en su conjunto que vigilar tanto el interés individual como el interés colectivo, para que no se conviertan los intereses colectivos en contradictorios con los intereses de toda la colectividad, el interés de una empresa o el interés de una fábrica.

Por consiguiente, partiendo de ese criterio, y partiendo del criterio de que el colectivo por sí mismo no puede llegar a resolver los problemas que corresponden a la sociedad en su conjunto, nosotros tenemos que no convertir los mecanismos en algo automático, usar los mecanismos no automáticamente, no creer que el mecanismo por sí solo nos lleva al mejoramiento de la nación. Puede ser que el mecanismo por sí solo pueda llevar al mejoramiento de un grupo de individuos, mayor o menor, pero eso no es lo decisivo, lo decisivo es el mejoramiento de la nación en su conjunto.

Partiendo del otro criterio, el criterio que ahora impugnamos, se llegó a la conclusión de que el individuo por sí mismo mientras más ganara mejor se sentía, mientras más ganara más útil era a la sociedad, mientras más ganara producía más. Y se llegó después al descontrol de la actividad individual, de manera que ganaban más no los que producían más o aquellos que los dirigentes dejaban ganar más, o aquellos que los dirigentes les daban ese privilegio de ganar más, y, por consiguiente, se produjo toda la distorsión que ha sido señalada a través de la enorme actividad crítica que se ha desarrollado en todo el país.

Si nosotros partimos del otro concepto, del trabajo como un deber social, no eliminamos con esto que quien más trabaja reciba más, no eliminamos el principio socialista de retribución, pero condicionamos el principio socialista de retribución a una concepción específica del trabajo. Es claro que esto no se logra en un solo día, ¡no! Por las razones que apuntaba el Che, porque no somos perfectos, somos perfectibles pero no perfectos, y somos también imperfeccionables, es decir, se nos puede corromper. Partimos del criterio de que tenemos que darle más al que más trabaje, pero aun aquellos que más reciban por su buen trabajo, aun un cortador de caña que gana más que un médico, tiene que estar consciente de que trabaja no para ganar más solamente; recibe más porque trabajó más, pero trabaja porque esto es útil a la sociedad. Esto no se logra en un día, no se logra en un mes, no se logra en un año; es un trabajo político, es un trabajo ideológico, es una trabajo de elevación individual y colectiva, es un trabajo en el cual la colectividad desempeña un cierto papel.

Si queremos acercarnos cada vez más a la sociedad mejor que nosotros aspiramos a tener, hay que hacer que cada trabajador tenga esto en mente, y lo que tiene que tener el director de la empresa, lo que tiene que tener el núcleo del partido, lo tiene que tener el sindicato, lo que tiene que tener la colectividad en su conjunto. Si uno de los integrantes de este gran colectivo de dirección que he mencionado –menciono también a la Unión de Jóvenes Comunistas, naturalmente-, si este gran colectivo de dirección que está integrado por la dirección de la fábrica más el partido, más el sindicato, mas los jóvenes comunistas, no toma en cuenta estas cosas y se dedica a producir más porque produciendo más ganan más los trabajadores, o a ganar más los trabajadores porque han producido más, olvidando la concientización, cometemos un serio error, del cual todos seremos víctimas.

Ahora vayamos, en este mismo sentido, a un nuevo aspecto en el que estamos poniendo mucho énfasis, el problema de la calidad.

¿Qué dijo el Che? Dijo: “Norma es calidad, no solo cantidad”. Es decir, tenía una concepción muy clara en un momento inicial en que todo tendía a que la calidad no fuera lo predominante.

En el socialismo inicial, y el socialismo inicial que dura hasta ahora, en ese socialismo inicial, la demanda va por delante de la oferta, los ingresos de la familia son superiores a la capacidad de producción de la sociedad. Porque precisamente estamos haciendo una sociedad distributiva, socialista, en la cual, además le damos puesto de trabajo a todo el que pueda, en la cual además, somos ineficientes.

¿Qué pasa entre nosotros? Una guagua puede no parar completamente, y si usted protesta el chofer le dice: “Usted toma o deja la guagua”. Si ese chofer va a un mercado, al chofer le dicen: “Bueno, ¿lo toma o lo deja? Porque esto es lo único que tenemos, y no se preocupe de estar buscando más calidad que esta”. Si el del mercado va a un restaurante le dicen lo mismo: “¿lo toma o lo deja?”. Una cadena de “lo toma o lo deja” como concepción, como idea, como idea.

Por eso es tan importante que en este momento inicial de la revolución, cuando todo tendía a la producción, al productivismo, el Che se haya fijado centralmente en este problema de la calidad. “Norma es calidad no solo cantidad”. Si el obrero no ha producido “tanto” de “tal” calidad, no ha cumplido su deber social. Es decir que con el cumplimiento de la norma no se cumplía el deber social de los trabajadores. Producir con mayor calidad era considerado por el Che desde aquel momento un elemento esencial del trabajador. Y, además, la concepción de que es la norma. Porque vemos la norma como un objetivo a lograr, cuando en realidad la norma es otra cosa, y el mismo Che la definió. La norma de trabajo mínimo constituye el deber social del obrero. No decimos que no haya un obrero que no pueda quedar por debajo de la norma; hay imperfecciones físicas, hay debilidades naturales que el obrero no puede vencer por mucho que sea su esfuerzo. Pero si la norma es bien trazada, no solo será una capacidad más que media sino que será algo que se acerque a la posibilidad de cada obrero de lograrla. El obrero debe ver la norma no como una meta inalcanzable, porque es lo que producen los que más producen, sino debe ser algo que constituye la medida de su deber social. Y esa es una concepción que albergaba el Che Guevara y la manifestaba en cada una, porque hay muy diversas, yo he encontrado muy diversas citas en esa dirección.

Y, sobre esto, norma y control, una frase que también debemos recordar, porque es actualísima: “en el momento en que caigan los controles –decía el Che- caerá todo el aparato organizativo que hemos montado”. Esa era una de sus preocupaciones, que encontraremos más tarde.

¿Por qué? Ese ha sido uno de los defectos fundamentales del período que acabamos de atravesar, y este es uno de los elementos fundamentales del período en que estamos inciándonos.

El control y la norma, la norma, como producción de calidad; pero, además, la norma –y esto es muy importante, y también por acá hay una frase del Che- como producción al más bajo costo posible. De eso hablaremos después, pero él asociaba estas dos ideas: producir más, con más eficiencia, es decir, al más bajo costo posible, y con la calidad necesaria. Esas tres divisas son parte de nuestra actividad contemporánea. Cuando nosotros pensamos en el Che tenemos que pensar en este tipo de cosas. Porque, efectivamente, la muerte del Che fue una muerte heroica y para nosotros muy dramática, pero no es solo a través de la muerte como el Che dejó ejemplos a la sociedad cubana.

Y aquí viene, por asociación de ideas, el problema de los estímulos, sobre lo cual se ha discutido mucho.

Yo quiero decir en este momento, puesto que se ha hablado mucho de esto, que en la concepción de los estímulos tuve con el Che pequeñas diferencias, pero, insisto, pequeñas diferencias.

Nuestro debate permanente era, sobre todo, un debate sobre proporciones, cuánto dar al estímulo moral, cuánto al estímulo material; cuánto y cómo se podrían reducir al mínimo los estímulos materiales; qué papel tiene en eso la educación. Ahí, en el ritmo de aceleración, es donde estaba nuestra diferencia.

Yo creo que tenemos que reducir, a través de la conciencia, la utilización del estímulo material, del dinero dentro de la sociedad; pero creo que la aceleración no puede ir al ritmo que en aquel momento –repito, en aquel momento- lo concebía el che.

Dice Che: “Cuando nosotros lo reconocemos –la presencia de formas materializadas, el interés material- y lo aplicamos en las normas de trabajo a tiempo con premio y en el castigo salarial al no cumplimiento de la norma” Es decir, admitía el interés material como un elemento fundamental al cual había que acomodarse, pero partiendo de la necesidad de luchar rápidamente por la eliminación del interés material.

“Estímulo material directo –decía- y conciencia son términos contradictorios en nuestro concepto”. Y yo creo también que cuando los analizamos profundamente son términos contradictorios, pero la contradicción es una contradicción con la cual tenemos que vivir, y él vivió con esta contradicción.

“Sin embargo tiene que haber una inteligente y cualitativamente balanceada utilización en ambos, el estímulo material y del estímulo moral, del estímulo material y de la conciencia”. Y aquí estamos completa y totalmente de acuerdo.

“Ahora –añadía-, el proceso debe tender más a la extinción del estímulo material que a su supresión. La anunciación de una política de incentivación moral no implica la negación total del estímulo material. Se trata simplemente de ir reduciendo, más a través de un intenso trabajo ideológico que de disposiciones burocráticas, el campo de acción de aquel”.

“Precisa aclarar bien una cosa: No negamos la necesidad objetiva del estímulo material. Sí somos renuentes a su uso como palanca impulsora fundamental. No hay que olvidarse que viene del capitalismo y está destinada a morir en el socialismo”.

Esta es una frase a la cual nosotros debemos darle mucha atención, porque explica una concepción a la cual podemos adherirnos en principios aún los que no estamos literalmente de acuerdo con cada una de sus expresiones. Lo importante es lo siguiente: el estímulo material es lo perecedero, la conciencia lo permanente; el estímulo material es lo que debe quedar atrás, la conciencia es lo que debe ir por delante; el estímulo material lo usamos porque es lo inevitable, no porque sea mejor, lo usamos porque es inevitable. Pero en cuanto llegue el momento –y yo no puedo decir cuando llegará el momento entre nosotros, depende de la movilización del partido, de la educación pública, de la educación familiar, de muchos factores que tiene mucho de colectivo y mucho de individual-, cuando llegue ese momento en que podamos prescindir del estímulo material, no hay duda de que sería hasta contrarrevolucionario estar basándose en el estímulo material. El estímulo material, repito, es lo perecedero, lo que se debe eliminar a través del trabajo nuestro. Creo que esas son las ideas que ha sembrado Fidel y que han estado en el frente de su pensamiento en los últimos tiempos; es decir, usar limitadamente el estímulo material pero tomar en cuenta que la conciencia es lo más importante en el conjunto del trabajo social.

El 2 de mayo de 1962 –cito esto del libro de tablada-, Che se reunió con los delegados obreros extranjeros asistentes al acto en la plaza de la revolución por el 1 de mayo. El delegado de Canadá le pregunto cuáles eran –y cito al delegado canadiense- “los incentivos que usaran los cubanos para con los obreros. ¿Hay algunos para aumentar la producción?” Y Che, entre otras cosas le respondió: “no sé si usted estuvo en 30 de abril en la reunión anual. Allí entregamos 45 casas a los trabajadores más distinguidos de cada rama industrial. Fueron 44, porque uno renunció al premio”. Yo estaba presente en ese acto, fue en el “García Lorca”, si no recuerdo mal, no sé si algunos compañeros me pueden corregir aquí de los que están en el teatro “García Lorca”, donde el Che entregó 44 casas y a la vez hizo el elogio extraordinario del obrero que había renunciado a la 45. Es una forma que puede parecer paradójica, pero es real, de luchar por dos principios a la vez: no dejar de utilizar el estímulo material y exaltar el hecho de que alguien renunciara a un estímulo material –y ustedes saben lo que es renunciar a un estímulo material, a una casa... creo recordar que era un trabajador de la industria del cemento de Artemisa, o algo así-, pero exaltar este ejemplo, delante de los otros 44, sin herir a los otros 44, sin lastimar a los que habían aceptado, porque el Che, como ustedes saben, tenía una delicadeza y una fineza espiritual tremenda; sin herir a los otros 44, exaltó el ejemplo de aquel otro que no había querido aceptar la casa que le tocaba.

Vayamos a otro tópico –y ya estoy terminando, no se asusten-. Al papel de la contabilidad y de los costos.

Yo puedo hablar aquí como en familia, porque sé que Marcos y los compañeros que con él dirigen el ministerio y ustedes los empresarios y los dirigentes de empresas, del ministerio y los técnicos y todos los compañeros que aquí trabajan hace tiempo llevan adelante una lucha sistemática por la mejoría de la contabilidad de los costos. Yo creo que esto es una de las cosas que más podemos alabar en el ministerio. Y él me decía hace un momento que todavía estaba lejos de obtenerlo. Y yo le recordaba que entre los años 1967 y 1970 hubo una corriente indominable para la eliminación de los controles. Y ahora, por ejemplo, cuando Fidel, con gran razón reclama que tengamos contadores, no podemos olvidar que durante muchos años los contadores desaparecieron. No solo desaparecieron los contadores sino los medios de contabilidad, y no solo desaparecieron los medios de contabilidad sino los recursos mecánicos para lograr la contabilidad.

De modo que este trabajo de reconstrucción es un trabajo duro. Se destruye muy fácil, pero se construye muy difícilmente; es más fácil destruir un sistema que elaborarlo nuevamente. Porque, además con la destrucción del sistema viene la destrucción de hábitos y de conceptos. Nosotros, puede decirse así, de los mejor ----------------- hay una frase incompleta.

¿Qué ha pasado históricamente? Que nosotros destruimos aquel sistema de contabilidad; pero nosotros estamos trabajando por reconstruir ese sistema y en base de la construcción de ese sistema tienen que estar la ideas del compañero Ernesto Che Guevara.

Decía él: “Hoy los costos nos preocupan mucho, y tenemos que trabajar sobre ellos intensamente. En nuestro modo fundamental de medir la gestión de las unidades o de las empresas cuando los precios se han mantenido fijos. Y a través del costo, cuando son costos llevados por procesos de producción o por unidad producida, cuando se ha fijado el costo, cualquier administrador puede detectar hasta problemas tecnológicos: mayor consumo de vapor, defectos de una tapadora, por ejemplo, que desperdicia demasiadas chapas, en una máquina que desperdicia embaces en el momento del llenado, en una pesa automática que envíe una cantidad mayor de productos en una caja, cualquiera de esas cosas se pueden detectar simplemente por el análisis de los costos. No quiere decir esto que además no tengan que estar todos los controles de tipo tecnológico –el se cuidaba mucho de que fuera mal interpretado-, pero simplemente hace falta tener un análisis de costo bien hecho, lo cual permite a cualquier director de empresas o administrador de unidad dominarla totalmente”.

Estamos aquí delante de un conjunto de administradores, dirigentes de empresas, de uniones de empresas, y creo que no necesito insistir con ustedes en la importancia de esto. El control de los costos... Decía él: “Para todo este proceso organizativo es necesario tener controles muy exactos. Los controles empiezan en la base, empiezan en la unidad productiva, y la base estadística suficientemente digna de confianza para sentir la seguridad de que todos los datos que se manejan son exactos, así como con el hábito de trabajar con el dato estadístico, saber utilizarlo, que no sea una cifra fría como es para la mayoría de los administradores de hoy, salvo quizás un dato de la producción, sino que es una cifra que encierra toda una serie de secretos que hay que develar detrás de ella. Aprender a interpretar estos secretos, es un trabajo de hoy”.

Yo creo que esto es algo que les refresca a ustedes un poco el sentido de los datos.

Como ha dicho Fidel, las cifras son engañosas. Pero si tenemos una dirección de empresas y un colectivo de dirección empresarial que sea capaz, con un contador eficiente y un economista preparado, y un director de empresa que puede ser técnico o un economista, cualquiera de esas dos cosas si tenemos ese conjunto de trabajadores, sabremos descubrir los secretos que hay detrás del dato. Y esto es muy importante: los datos fríos no sirven. Es decir, lo que hay detrás de los datos tiene que saberlo de director de empresa y tiene que saberlo el administrador de fábrica, tiene que saberlo el contador, tiene que saberlo el economista, para presentar, cuando presente el análisis de trabajo de la empresa, presentarlo de esa manera.

Ustedes recuerdan –y creo que algunos de ustedes participaron varias veces en el- los análisis sistemáticos –yo sé que Marcos lo hace también- que hacían del trabajo de las empresas bajo la conducción del Che. Un día completo de análisis de todo lo que ocurría en una empresa, desde el abastecimiento, hasta los problemas tecnológicos, los problemas financieros, todos eran analizados minuciosamente. Hay una cantidad conservada hoy de análisis que yo recomendaría, como una muestra ejemplar de cómo estudiar el funcionamiento de una empresa. Porque en esto no tiene nada que ver si el sistema es uno o si el sistema es otro. La metodología analítica empleada por el Che como dirigente administrativo, para ver, analizar, profundizar en el trabajo de la empresa, es uno de los elementos más preciosos que tenemos en la historia de la economía cubana, y su ejemplo debe ser un ejemplo que todos los ministros deben seguir en esta dirección. Me parece que esto es importante.

Hoy en día, yo creo que nosotros podemos sentirnos avergonzados... tenemos 1 800 millones de inventarios, pero no se trata de eso, se trata de los inventarios inútiles que nosotros tenemos. No solo los inventarios que ahora estamos utilizando. Este año creo que son 300 millones los que estamos utilizando de inventarios en reutilización en la economía nacional, pero los inventarios que hemos dejado acumular por razones de descuido, por razones empresariales de tener siempre algo por si falta, por razones de falta de control, por todo tipo de razones. Nosotros tenemos un aparato económico muchas veces superior. Yo recuerdo el primer núcleo de dirigentes de empresas antes de la escuela esta de administradores que ustedes están reconstruyendo, la de Vento, y la del Vedado allá en el antiguo colegio Baldor, donde por primera vez Che empezó a examinar estos problemas y a discutir con un grupo de cuadros, como se empezaba a preocupar por estas cosas, pero nadie sabía nada, ni siquiera nosotros, es decir que los errores que nosotros cometimos fueron resultados del momento en que vivíamos. Y los errores que hemos cometido en los últimos años son errores del descuido en que vivíamos, que es una cosa completamente distinta.

Y él añadía: “y dentro de los inventarios también, para poder trabajar en una forma científica, hacer el inventario de medios básicos o de fondos básicos”.

En esto yo creo que hemos avanzado más, pero debemos también tener cuidado en eso. Él decía: “la disciplina financiera es uno de los aspectos más importantes de la gestión de la empresas, de las fábricas. Las finanzas, tenerlas al día. Por ejemplo, los pagos y los cobros, todos lo problemas con los contratos; por ejemplo, un arbitraje que haya que hacer por un producto malo que llega, todas esas cosas constituyen la disciplina financiera, constituyen los controles”.

Y añadía: “el costo sería el que realmente daría el índice de la gestión de la empresa. Lo que interesa es el análisis continuado de la gestión de la empresa, medido por sus éxitos al trabajar los costos.”

Yo he dicho todas estas cosas sobre la disciplina financiera, compañeros, por que se puede tener la idea de que un sistema presupuestario de dirección de la economía podría ser un sistema más “benevolente” con la conducta económica que un sistema de cálculos económicos. No es así. Yo creo que por el contrario.

Puedo decirles que al comienzo de la revolución el sistema presupuestario podía llevar los controles mejor que el sistema inicial del cálculo económico.

Lo importante, sin embargo, es subrayar en que tenemos que ser intransigentes. La intransigencia, con el error; no pasar el error por alto, no creer que el error se corrige por si mismo, el error hay que corregirlo, hay que corregirlo desde arriba, desde el medio y desde abajo; hay que corregirlo desde la base hacia arriba, pero hay que corregirlos desde arriba abajo. Si nosotros no tenemos un ministro exigente, los viceministros no serán exigentes; si los viceministros no son exigentes, los directores no serán exigentes; si los directores no son exigentes los jefes de producción no serán exigentes, y tendremos una falta generalizada de exigencia que es la que se nos metió en los últimos años en la producción de nuestro país. Las exigencias, el control, el cuidado permanente, eso es lo importante.

Bien, compañeros. Por último, algo sobre la política de cuadros. Esta es otra cosa que caracteriza el paso de Ernesto Che Guevara por el ministerio de Industria y por la economía nacional: y la política de cuadros.

Ahora estamos revisando la política de cuadros. No porque no tengamos una definición de la política de cuadros. Raul ha sido uno de los más que se ha quejado de esto. Él alude siempre a que el primer Congreso de nuestro Partido elaboramos una tesis sobre los cuadros que no diremos que es perfecta, pero es excelente. Sin embargo, no hemos trabajador con esas tesis sobre los cuadros, no la hemos aplicado, la tenemos ahí. Parece que fuera invisible y es extraordinariamente útil. Ahora empezamos a revitalizar la política de cuadros que es una política cuidadosa, que es una política también de una mezcla de la exigencia de los ministros y de los directores de empresas, coordinada con la vigilancia del partido a través de sus departamentos coordinada con la participación de la base en la política de cuadros. Pensamos que la vigilancia continúa de los trabajadores es un elemento esencial en la política de cuadros. Si no les damos participación a los trabajadores andaremos mal; si creemos que nosotros, desde arriba, podemos tener el monopolio total de la selección, estamos en un profundo error.

Ahora, hablando de la política de cuadros, Che decía: “Cuando se hizo patente en Cuba una nueva clase social tomaba definitivamente el mando, se vieron también las grandes limitaciones que tendría en el ejercicio del poder estatal, a causa de las condiciones en que encontráramos el estado sin cuadros para desarrollar el cúmulo enorme de tareas que debían cumplirse en el aparato estatal, en la organización política y en todo el frente económico. Pero con el aceleramiento del proceso ocurrido a partir de la nacionalización de las empresas norteamericanas y, posteriormente, de las grandes empresas cubanas, se produce una verdadera hambre de técnicos administrativos. Se siente, por otro lado, una necesidad angustiosa de técnicos en la producción debido al éxodo de muchos de ellos, atraídos por mejores posiciones ofrecidas por las compañías imperialistas en otras partes de América o en los mismos Estados Unidos, y el aparato político debe someterse a un intenso esfuerzo, en medio de las tareas de estructuración, para dar atención ideológica a una masa que entró en contacto de la revolución plena de ansias de aprender”.

Él quería señalar aquí las dificultades iniciales para la selección de los cuadros. Pero nosotros, que no tenemos esas dificultades iniciales, tenemos que avergonzarnos un poco de no haber aplicado la política de cuadros, de la cual teníamos ejemplos maravillosos, entre ellos el ejemplo del Che, y el ejemplo que el dejaba en el propio ministerio de Industrias.

¿Qué tenemos hoy? Yo revisaba el otro día algunos datos. En el ministerio de la Agricultura, hasta los años 1966 y 1967 había menos de 300 ingenieros Agrónomos y menos de 300 veterinarios de los cuales la mayor parte cuando veía un toro se asustaban porque, acostumbrados a tratar cotorras y perros no sabían que había un animal tan grande, hoy tenemos miles de técnicos, miles de ingenieros, los tenemos en todas las industrias, miles de técnicos, miles de ingenieros. Y hemos avanzado nuestra agricultura del año 1963, 1964 y 1965. No es la agricultura de hoy, pero el avance en ese terreno nos da la impresión de que tenemos el atleta preparado, pero que el atleta todavía no ha echado a andar. En muchos sectores de la industria nos pasa lo mismo, tenemos el conjunto de gente que puede ponernos la industria a producir, pero todavía la producción no está a nivel que este conjunto de gente nos permite tener.

Aquí hay que tomar en cuenta que la aplicación de la política de cuadros es esencial. Nosotros estamos en un momento en que los cuadros, más las masas, actuando conjuntamente, lo deciden todo. Y cuando hablamos de cuadros no me refiero solo a los jefes de la revolución más importantes, no me refiero solo a los ministros, no me refiero solo a los directores empresas, me refiero a los cuadros intermedios, de los cuales se ha hablado tanto en los últimos tiempos, al cuadro que hace trabajar también a los trabajadores, al cuadro que dirige una brigada, a todos los cuadros del país. Todos los cuadros del país debemos trabajar consonantemente en la misma dirección.

Aquí hay algunas cosas que el Che menciona continuamente como elementos de una política de cuadros.

Primero, el ejemplo. El cuadro debe ser un hombre de vanguardia, el hombre tiene que forjar día a día el espíritu revolucionario. Sino se da el ejemplo no se puede ser dirigente, si no de esa el ejemplo. Y el Che lo daba continuamente, en el trabajo voluntario, en el comportamiento social, en la forma de presentarse, en su modestia, en todas las virtudes de las cuales él, modestamente, hizo gala, porque no se puede decir que hizo gala de sus virtudes, al contrario, las llevaba consigo y las exigía, las exhibía porque era lo que nos daba ejemplo a todos, no porque hiciera ostentación de ninguna de estas virtudes. Fue tan modesto como eso, modesto hasta en sus propias virtudes.

Después, la elevación del nivel, no creernos nunca que hemos llegado al nivel necesario. Fue el quien dijo algún día – y creo que ese día se está aproximando- habría en nuestro país “analfabetos de 6º grado”. Lo dijo cuando los primeros obreros se graduaron de 6º grado. ¿Por qué? Porque en aquel momen6to llegar a 6º grado era un premio, era llegar a conquistar algo de lo que realmente todos estabamos orgullosos, porque veníamos de una analfabetismo de un millón de personas en el país. De modo que el que la clase obrera cubana empezara a llegar al 6º grado, porque todo eso fue solo el inicio, era algo extraordinario. Pero él dijo: “Tengan cuidado, dentro de pocos años 6º grado será el analfabetismo”. Nosotros no debemos olvidar nunca eso.

El analfabeto puede ser un técnico medio, no porque sean analfabetos sino porque la meta a cumplir sea mucho mayor, no se trata –y esto sería un error- de que todos nos hagamos universitarios. Es un error de la familia cubana; la familia cubana lo primero que piensa cuando el niño nace es que va a ser ingeniero, que va a ser médico, nunca a nadie se le ocurre decir: “Este va a ser un obrero calificado”, nadie piensa en eso. Pero la dignidad de la revolución lo mismo la tiene el médico, el ingeniero, que el obrero calificado. Lo importante es hacer con excelencia aquello para lo cual se está trabajando y eso es lo más importante, es lo que nos debe incitar a todos, pero el que está trabajando como obrero calificado no puede contentarse con lo que logró, tiene que trabajar por algo más, por mejorar aquello que quería, el Che cuando impedía que a través del esfuerzo físico se lograra por un obrero de categoría inferior el salario por una categoría superior; ponernos todos a movernos en el sentido de mejorar lo que somos, incluso los que han llegado a nivel universitario. Hoy en día el nivel universitario no es más que un comienzo, hoy en día la ciencia adelanta a un ritmo que el científico que no se recicle anual o bianaualmente no será científico al cabo de los cuatro años, sus teorías científicas quedaran retrasadas porque la ciencia va adelantando tan rápidamente que nos deja atrás. Y lo mismo un técnico que no se adapte diariamente, anualmente, al ritmo de las nuevas máquinas, será menos útil en su trabajo tecnológico.

Y, por último, compañeros la austeridad, la austeridad en todo nuestro comportamiento.

Hemos tenido recientemente ejemplos dramáticos de falta de austeridad. El Che fue el ejemplo excepcional entre nosotros por su conducta diaria de una austeridad que hasta en la forma de vestir se manifestaba. Claro, no todos vamos a ser tan originales como el Che en su forma de vestir pero si menciono esto lo menciono por la virtud que entrañaba aquel uniforme que se le caía a veces, siempre limpio pero que se le caía a veces de usado por la austeridad que era el signo distintivo. Austeridad no solo para él, austeridad para su familia, austeridad para sus hijos, austeridad para todos los que estaban alrededor del él, austeridad que él enseñaba con el ejemplo y con esto compañeros, estoy dando fin a mis palabras, al despedirse, Che me dijo: “Si se puede gano una guerra como esta”. Y recalcó “y la ganaremos”.

Cuando el Che murió, una soledad casi absoluta, consiente de que no había ganado aquella guerra, porque es evidente a través de las páginas del diario que se va dando cuenta del cerco que lo rodea, yo lamente mucho su muerte y que no hubiera ganado la guerra. Y tres días después y llegué a Roma. Me encontré a Roma tapizada virtualmente con los retratos del Che. Para mi fue una sorpresa llegar a Roma y encontrarme que había llenado a Roma de la imagen del Guerrillero Heroico. Y tenía una leyenda: “¡El Che vigila!” y entonces supe que el Che había ganado la guerra porque no se ganan guerras solo con victorias militares, sino se ganan guerras que constituyen el ejemplo moral de mucha gente.

Esa es la guerra que el Che tiene que ganar entre nosotros. Esa es la guerra a que yo los convoco para que, en el XX Aniversario tengan siempre presente al Che, para ganarla bajo la dirección de Fidel.

Muchas Gracias