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sábado, 9 de octubre de 2021

¿Y si las cosas estuvieran a punto de mejorar?

No tuvimos nuestro verano de dicha, como predijo Biden, pero podríamos disfrutar de una primavera de alivio





Una farmacéutica en la clínica de vacunación de refuerzo de San Rafael, California.JUSTIN SULLIVAN (GETTY IMAGES)

Ha sido el verano del descontento. A principios de año muchos esperábamos experimentar mejoras drásticas en nuestra calidad de vida. Vacunas milagrosas ofrecían la esperanza de poner fin rápidamente a la pandemia y de recuperar la vida normal. Esperábamos que la vuelta a la normalidad sentaría las bases de una recuperación económica veloz. Cuando el presidente Joe Biden predijo un “verano de dicha”, no parecía irrazonable.

Pero no pudo ser. La velocidad de la vacunación, tras los primeros éxitos, se paralizó debido a la resistencia generalizada, intensificada por informaciones tergiversadas y desinformaciones políticamente motivadas; y en un país mal vacunado, la variante delta provocó una tercera oleada de contagios. Si bien el aumento del empleo ha sido rápido según criterios históricos, la economía se ve afectada tanto por la persistencia de la covid-19 como por las marañas en las cadenas de suministros. Y el aumento de los homicidios ha revivido parte de los antiguos miedos distópicos a la descomposición social.

El resultado ha sido una frustración generalizada y mucha gente prediciendo que las cosas seguirán mal o irán a peor en los próximos meses.

¿Pero y si la melancolía actual fuera excesiva? Como saben los lectores habituales, no soy optimista por naturaleza; estoy tan aterrado como cualquiera debería estarlo ante la amenaza que el radicalismo de derechas representa para la democracia estadounidense. Pero hay buenas razones para pensar que en un futuro bastante cercano veremos un avance considerable contra las tres C: covid, contenedores (es decir, cuestiones relacionadas con la cadena de suministros) y crimen. No tuvimos nuestro verano de dicha, pero podríamos estar encaminándonos a una primavera de alivio.

Comencemos por la situación de la pandemia. En este momento, la oleada causada por la variante delta está en claro retroceso en Estados Unidos. Es más, hay razones para esperar que esto no es un falso amanecer, porque el Gobierno federal y un número cada vez mayor de empresas privadas se han puesto serios y exigen a los trabajadores que se vacunen.

Y el muro de resistencia contra la vacuna ha resultado ser mucho menos sólido de lo que parecía. Hace unos meses, los sondeos indicaban que los trabajadores preferirían dejar el trabajo antes que aceptar la vacunación obligatoria. Lo cierto es que los empleadores que ya han impuesto esa obligatoriedad —por ejemplo, en la atención sanitaria—, en general se encuentran con que solo el 1% o el 2% de sus trabajadores cumple la amenaza.

Nada de esto significa que la covid vaya a dejar de preocuparnos en un futuro inmediato. Pero sí parece que, por fin, avanzamos hacia una situación en la que los estadounidenses vacunados pueden sentirse bastante seguros al reanudar el trabajo presencial, salir a comer y —lo más importante— enviar los niños al colegio.

¿Y qué hay de los problemas con la cadena de suministros? Me parece justo decir que casi nadie predijo la “Gran Maraña”, el caos logístico que tiene filas de cargueros navegando frente a la costa de California en espera de un lugar para atracar, empresas de automoción sin poder cubrir la demanda por escasez de chips semiconductores, y más. Pero dos de los principales factores que han provocado este caos parecen estar amainando.

En primer lugar, el retroceso de la pandemia debería ayudar a mitigar los problemas de la oferta, porque al menos algunas interrupciones han estado causadas por cierres relacionados con la covid y la incapacidad o la negativa de algunos trabajadores a realizar actividades de riesgo. A medida que caen los contagios, esas interrupciones deberían ir reduciéndose.

Probablemente aún más importante es que muchos de nuestros problemas con la cadena de suministros estaban causados por la forma inusual de la demanda durante la pandemia, que hizo que los consumidores comprasen menos servicios, pero más mercancías: máquinas de ejercicio porque no podían ir al gimnasio, sistemas de entretenimiento en casa porque no podían ir al cine. Las compras de bienes de consumo duraderos se dispararon respecto a la tendencia previa a la pandemia, y el mundo no tenía capacidad para mover todas esas mercancías sin grandes retrasos.

Pero la fiebre de compras de mercancías se ha reducido enormemente en los últimos meses, y debería reducirse aún más a medida que regresa la vida normal. Esto debería disminuir la presión sobre el sistema. Puede que todavía resulte un poco difícil conseguir los regalos de Navidad, pero sería sorprendente que la tensión no se alivie considerablemente a comienzos del año próximo.
Homicidios

Por último, el crimen. El año pasado se produjo un aumento drástico de los homicidios, aunque las tasas de asesinatos siguen muy por debajo de las que había en la década de 1990. ¿Pero anunciaba la subida de los homicidios un retorno a los malos tiempos, o se trataba de una aberración relacionada con la pandemia?

Pues bien, los datos de Nueva York al menos indican que 2020 no fue el comienzo de una tendencia. La tasa de homicidios en lo que va de año se sitúa por debajo del periodo correspondiente del año pasado; en las últimas cuatro semanas estaba un 14% por debajo de la del año anterior. En conjunto, hay bastantes buenas razones para creer que a principios del año que viene la vida nos parecerá mucho mejor que ahora.

Naturalmente, esa mejora en el estado de ánimo de la nación tendría grandes repercusiones políticas y deberíamos esperar que los republicanos harán todo lo posible por volver a empeorar las cosas; puede que Mitch McConnell se haya encogido ante la perspectiva de crear una crisis financiera mundial por el techo de gasto, pero sin duda nos esperan muchas jugarretas. Aun así, me siento cautelosamente optimista. ¿Habrá sido algo que he comido?

Paul Krugman es premio Nobel de Economía. © The New York Times, 2021. Traducción de News Clips

¡Adios, Ángela!

 

Por Yanis Varoufakis, Sin Permiso

El mandato de Angela Merkel será recordado como la paradoja más cruel que hayan enfrentado Alemania y Europa. Por un lado, dominó la política europea como nadie en tiempos de paz y deja una cancillería alemana mucho más poderosa que la que recibió. Pero, por otro lado, la forma en que acumuló ese poder debilita la economía alemana y condena a la Unión Europa a un estancamiento secular.

Una economía debilitada por la riqueza

No cabe duda de que hoy Alemania es política y económicamente más poderosa que en 2005. Sin embargo, las causas que explican su fortalecimiento son las mismas que permiten anticipar su deterioro en el marco de una Europa estancada.

El poder de Alemania es el resultado de tres excedentes inmensos: el superávit comercial, el superávit estructural del gobierno federal y la afluencia de dinero extranjero a los bancos de Frankfurt, consecuencia de una eurocrisis de combustión lenta que parece no tener fin.

Aunque Alemania surca ríos caudalosos de dinero, nutridos por los afluentes mencionados, termina malgastándolo. En vez de pensar en el futuro e invertirlo en infraestructura, pública o privada, lo exporta (p. ej., lo invierte en el extranjero), o lo utiliza para comprar activos improductivos en el país (p. ej., departamentos en Berlín o acciones de Siemens).

¿Por qué las empresas alemanas, o el gobierno federal, no pueden invertir productivamente ese flujo dinero en Alemania? Sucede que —y aquí debemos buscar uno de los motivos de la cruel paradoja— ¡los excedentes existen precisamente porque no son invertidos! En otros términos, bajo el mandato de Merkel, Alemania hizo un negocio faustiano: mediante la restricción de las inversiones, acumuló excedentes del resto de Europa y del mundo, pero es incapaz de invertirlos sin perder su capacidad futura de extraer nuevos excedentes.

Si profundizamos en sus orígenes, notamos que los superávits que empoderaron a Alemania bajo el gobierno de Merkel son el resultado de forzar a los alemanes, y, luego, a todos los contribuyentes europeos, a rescatar a los inanes banqueros de Frankfurt, aun a condición de generar una crisis humanitaria en la periferia de Europa (especialmente en Grecia). De esta manera, el gobierno de Merkel fue capaz de imponer una austeridad sin precedente, tanto a los trabajadores alemanes como a los no alemanes (aunque, por supuesto, los casos no son equivalentes).

En síntesis, las bajas tasas de inversión nacional, la austeridad universal y la promoción del enfrentamiento entre los orgullosos pueblos europeos fueron los medios de los que se sirvió el gobierno de Merkel para transferir riqueza y poder a la oligarquía alemana. Es una pena que con eso haya conducido también a dividir al país, que hoy queda a la zaga de la próxima revolución industrial en el marco de una Unión Europea completamente fragmentada.

El método del que se sirvió Angela Merkel para ejercer su poder a lo largo y ancho de Europa —y que llevó, paso a paso, a la cruel paradoja de la que hablamos— se deja resumir en tres capítulos.

Capítulo 1: El socialismo paneuropeo de los banqueros alemanes

En 2008, mientras los bancos de Wall Street y la City de Londres se venían abajo, Angela Merkel todavía promovía la imagen de canciller de hierro, más bien tacaña y financieramente prudente. Uno de los discursos que pronunció en Stuttgart, apuntando su dedo acusador contra los viciosos financistas de la angloesfera, dejó varios titulares donde leímos que los banqueros norteamericanos deberían haber consultado a las amas de casa de Suabia, pues así hubieran aprendido más de una cosa sobre la administración de las finanzas. No es difícil imaginar su espanto cuando, poco tiempo después, recibió una tormenta de llamadas de su ministro de Finanzas, su Banco Central y sus consejeros económicos, todas con un mismo mensaje, de naturaleza en principio insondable: «Canciller, ¡nuestros bancos también quebraron! Para que los cajeros automáticos sigan funcionando, necesitamos una inyección de 406 000 millones de euros de esas amas de casa de Suabia… ¡Para ayer!».

No hay mejor definición de veneno político. Mientras el capitalismo mundial convulsionaba, Merkel y Peer Steinbrück, su ministro de Finanzas socialdemócrata, abrían paso a las medidas de austeridad que impactarían en la clase obrera y empezaban a promover el mantra tradicional y contraproducente de los sacrificios que hay que hacer en medio de una recesión. Ella misma había sermoneado durante años a sus diputados sobre las virtudes del ahorro cuando se trataba de hospitales, escuelas, infraestructura, seguridad social y medioambiente. Entonces, ¿cómo le daba la cara para implorarles ahora que firmaran un cheque descomunal a cuenta de esos banqueros que, segundos atrás, estaban nadando en ríos de dinero? La necesidad es la madre de la humildad, así que la canciller Merkel respiró hondo, entró al Bundestag —el espléndido edificio del parlamento federal, diseñado por Norman Foster—, comunicó las malas noticias ante la perplejidad de los diputados y abandonó el lugar con el cheque solicitado.

«Bueno, esto es todo, lo logré», debe haber pensado. Pero no era cierto. Pocos meses después irrumpió otra tormenta de llamadas telefónicas que exigían sumas similares para los mismos bancos. ¿Por qué? El gobierno griego estaba a punto de quebrar. Si eso sucedía, desaparecerían los 102 000 millones de euros que el país debía a los bancos alemanes, y, probablemente, poco tiempo después, los gobiernos de Irlanda y de Italia declararían el default, todo lo cual equivaldría a cerca de medio billón de euros de créditos alemanes. Los mandatarios de Francia y de Alemania compartían el interés —tasado en alrededor de 1 billón de euros—de impedir que el gobierno griego dijera la verdad, es decir, que confesara su insolvencia.

Fue entonces cuando el equipo de Angela Merkel encontró la forma de rescatar a los banqueros alemanes por segunda vez, pero sin tener sincerar sus intenciones en la Bundestag: dibujarían el segundo rescate de sus bancos como un acto de solidaridad con esos parásitos de Europa, el pueblo griego. Luego convencerían a otros europeos, incluso a los mucho más pobres eslovacos y portugueses, de costear un crédito que llenaría momentáneamente las arcas del gobierno griego, antes de terminar en las manos de los banqueros alemanes y franceses.

Sin saber que en realidad estaban pagando por los errores de los banqueros franceses y alemanes, los pueblos eslovacos y finlandeses, al igual que los alemanes y los franceses, creyeron que estaban apoyándose los unos a los otros para saldar sus deudas. Entonces, en nombre de la solidaridad con los insoportables griegos, la señora Merkel plantó las semillas del odio entre todos esos pueblos orgullosos.

Capítulo 2: La austeridad paneuropea

Cuando quebró Lehman Brothers en septiembre de 2008, su último CEO suplicó al gobierno de Estados Unidos una línea de crédito para mantener a flote su banco. Supongamos que el presidente estadounidense hubiese dicho: «¡Ningún rescate y no voy a permitir que se declaren en quiebra!». Hubiese sido completamente absurdo. Sin embargo, eso es precisamente lo que le dijo Angela Merkel al primer ministro griego en enero de 2010 cuando, completamente desesperado, este suplicó su ayuda para evitar declarar la quiebra del Estado griego. Fue como decirle a una persona que se está cayendo: no pienso sostenerte, pero tampoco te permito que toques el suelo.

¿Cuál era el punto de ese doble «Nein» tan absurdo? Si consideramos que Merkel insistiría en cualquier caso para que Grecia tomara el préstamo más grande de la historia —era parte de su estrategia para garantizar el segundo rescate oculto de los bancos alemanes—, la explicación más plausible es también la más triste: su doble «Nein», que duró varios meses, logró infundir tal desesperación en el primer ministro griego que, finalmente, este aceptó el programa de austeridad más destructivo de la historia. Entonces, Merkel mató dos pájaros de un tiro: rescató subrepticiamente a los bancos alemanes por segunda vez y empezó a propagar una austeridad universal por el continente. El incendio que comenzó en Grecia no tardó en expandirse a todos los países, incluidos Francia y Alemania.

Capítulo 3: Hasta las últimas consecuenciasLa pandemia fue la última oportunidad que tuvo Angela Merkel de acercar a Alemania y a Europa.

La deuda pública era de nuevo inevitable, incluso en Alemania, pues los gobiernos intentaban reemplazar los ingresos perdidos durante la cuarentena. Si existía un momento propicio para romper con el pasado, era ese. Todos pedían a gritos que Alemania invirtiera sus excedentes en una Europa que simultáneamente debía democratizar sus procesos de toma de decisiones. Sin embargo, el último acto de Angela Merkel fue asegurarse de que esa oportunidad pasara de largo.

En marzo de 2020, durante el ataque de pánico combinado que siguió a las cuarentenas europeas, trece dirigentes de gobiernos de la UE, incluido Macron, el presidente de Francia, exigieron una deuda común —el denominado eurobono— que contribuiría a trasladar la pesada deuda nacional de los hombros de nuestros débiles Estados hacia los de la UE, con el fin de evitar que se generalizara una austeridad masiva al estilo griego durante los años pospandémicos. Como era de esperarse, la canciller Merkel dijo: «Nein». Luego, ofreció un premio consuelo: un Fondo de Recuperación que no sirve en ningún sentido para aunar fuerzas frente al incremento de las deudas públicas nacionales, ni para presionar para que los excedentes acumulados por Alemania se repartan en favor de los intereses de largo plazo de su pueblo.

Con un estilo típicamente merkeliano, el objetivo del Fondo de Recuperación fue fingir que se cumplía con ese mínimo necesario que exigen la mayoría de los europeos —incluidos los alemanes—, ¡pero sin hacer nada en realidad! Ese último acto de sabotaje de la señora Merkel tuvo dos dimensiones:

En primer lugar, el tamaño del Fondo de Recuperación es, intencionalmente, insignificante en términos macroeconómicos, es decir, es demasiado pequeño como para defender a los pueblos y a las comunidades más débiles de la UE de la austeridad que inevitablemente llegará, una vez que Berlín de luz verde a la «consolidación fiscal» para controlar la expansión de las deudas nacionales.

En segundo lugar, el Fondo de Recuperación, en realidad, transferirá la riqueza de los norteños pobres (p. ej., alemanes y neerlandeses) a los oligarcas de Europa del sur (p. ej., contratistas italianos y griegos) o a las empresas alemanas que gestionan los servicios públicos de la zona sur (p. ej., Fraport, que controla los aeropuertos griegos). Nada mejor que el Fondo de Recuperación de la señora Merkel para garantizar con tanta eficiencia el envilecimiento de la guerra de clases europea y de la división Norte-Sur. Ese fue su último acto de gobierno: el sabotaje de la unidad política y económica europea.

Lamento final

Sin ninguna consideración, generó una crisis humanitaria en mi país para camuflar el rescate de banqueros alemanes cuasi criminales y enfrentó a los orgullosos pueblos europeos los unos contra los otros.

Arruinó intencionalmente todas las posibilidades de unir a los europeos.

Complotó con destreza para minar cualquier transición verde en Alemania y en Europa.

Trabajó incansablemente para debilitar la democracia en una Europa totalmente antidemocrática.

Y, aun así, cuando miro el paquete de políticos anónimos y banales que están luchando para reemplazarla, tengo mucho miedo de terminar extrañando a Angela Merkel. Aunque mi valoración de su mandato no se modifique en términos analíticos, sospecho que, más pronto que tarde, pensaré en su gobierno con más cariño.

Deng Xiaoping y la herramienta capitalista en la maquinaria económica china

Fecha de la entrada8 de octubre de 2021

Ilustración realizada por el autor del articulo

El presente post expone el ideario económico de Deng Xiaoping, el líder supremo de la República Popular China, referente a las reformas de mercado que iniciaron a finales de 1978 bajo su gobierno. El artículo se basa en gran medida en observaciones realizadas por el líder comunista entre 1979 y 1985.

El contexto que da lugar a las reformas

Las reformas de finales de 1978 implementadas por Deng Xiaoping, son el resultado de varios intentos por desarrollar las fuerzas productivas de China.

Entre los años 1949 y 1957 el Partido Comunista de China (PPC) implementó la estrategia de crecimiento desequilibrado (Cheng Chu Yuan, 1971) efectuado años antes en el desarrollo de la Unión Soviética (URSS), donde la industria productora de bienes de capital (plantas, maquinaria, equipos, etc.) era prioritaria y extraía recursos del campo para poder financiarse y crecer (Preobrazhensky, 1926). No obstante, China estaba en condiciones de atraso mayores que la URSS para implementar dicha estrategia (Raymond C L Yeap, 2007) y el surgimiento de la inflación en los productos básicos, los cuellos de botella en el transporte y desequilibrios en la balanza de pagos (mayores flujos de valor hacia el exterior que hacia el interior del país) forzaron la reducción de la inversión y el replanteamiento de dicha estrategia (Cheng Chu Yuan, 1971).

Posteriormente, entre 1958 y 1960 bajo la política de Gran Salto Adelante, se intentó una estrategia de crecimiento equilibrado entre el sector agrícola y el sector manufacturero, empleando pequeños talleres con herramientas rudimentarias y sustituyendo capital por trabajo como forma de acabar con el desempleo. Sin embargo, la falta de conocimiento técnico en la industria y de incentivos para aumentar el esfuerzo en el campo colectivizado, derivó en un enorme deterioro económico bajo la dirección de Mao (Cheng Chu Yuan, 1971; Raymond C L Yeap, 2007). Se hicieron rectificaciones entre 1961 y 1965, y se logró la recuperación económica dando prioridad a la agricultura, la industria liviana y la industria pesada, en ese orden de importancia (Cheng Chu Yuan, 1971).

Las reformas de 1978 no solo tuvieron dichos antecedentes económicos, también le antecedió la política maoísta que reemplazaba los incentivos materiales en el lugar de trabajo por adoctrinamiento político de compromiso comunista: la gran revolución cultural (Cheng Chu Yuan, 1971) que condujo a radicalismos de izquierda.

Las reformas de mercado 1978

El desarrollo de las fuerzas productivas constituía una condición fundamental para mantener la estabilidad y el modelo socialista (Deng, 1979A, 1984). La postura económica de Deng Xiaoping se enmarcaba, a grandes rasgos, en los planteamientos de dirigentes comunistas como Liu (Raymond C L Yeap, 2007) y Chen Yun que abogaban por la implementación de elementos de mercado dentro del socialismo, cuando aún vivía Mao.

La dirección del Partido comunista de China tuvo claridad desde un principio de que sin estabilidad no era posible implementar las reformas de mercado, y dicha estabilidad en China, significaba mantener el modelo político de partido único y el veto a manifestaciones que abogaban por la liberalización burguesa que atentaba contra la unidad del país (Deng, 1979B, 1985). Ya en los años 50s Liu había advertido que el partido comunista tendría apoyo popular siempre y cuando hubiese un desarrollo económico estable (Raymond C L Yeap, 2007).

A finales de 1978 las reformas al modelo socialista tomaron lugar primero en las zonas rurales, donde se encontraba el 80% de la población, como forma de dinamizar la mayor parte de la economía, luego se extendieron al resto del país cubriendo tanto la industria como el comercio (Deng, 1984).

No obstante, a pesar de darle cabida al mercado y al capitalismo, Deng alegaba conservar el socialismo bajo la guía teórica del marxismo, pero apegado a la realidad concreta de China. De tal forma, apelaba al concepto maoísta de buscar la realidad a partir de los hechos (Deng, 1984), y un poco más de un lustro después de iniciadas las reformas, Deng continuaba en 1985 proponiendo el fortalecimiento del socialismo como objetivo principal de su política (Deng, 1985), argumentando que el uso del mercado no era exclusivo del modo de producción capitalista y había sido empleado incluso durante el feudalismo (Deng, 1979A).

Deng veía la gestión empresarial capitalista como un tipo de tecnología necesaria para solventar el anquilosamiento del modelo (Deng, 1984). Un tipo de concesión económica, más no política a los capitalistas como argumentara Bukharin (1921) con la Nueva Política Económica que permitió actividad privada en la URSS, pero sin soltar “las ramas principales de la industria” (p.12), lo que en palabras de Xiaoping (1984) serían el mantener “el sector socialista como pilar” (p. 5).

Es importante señalar que, a pesar de los cambios de modelo económico, Mao Tse Tung nunca fue satanizado en China , como sí ocurrió con Stalin en tiempos de Nikita Khrushchev en la URSS. Por el contrario, el presidente Deng Xiaoping no negó la importancia de Mao y reconoció que bajo su liderazgo se sentaron las bases materiales y técnicas del desarrollo del país, al adaptar el marxismo a las condiciones concretas de China e iniciar el proceso de unificación y de industrialización (Deng, 1979A, 1982, 1984).

La economía de mercado como complemento

El nuevo modelo que nace de las reformas de 1978 se conoce como Economía Socialista de Mercado o Socialismo con Características Chinas (Deng, 1979A, 1984), y consiste en el empleo de la economía de mercado como forma de desarrollar las fuerzas productivas, pero manteniendo como pilar el modelo socialista de economía planificada. En este orden de ideas, la economía de mercado es instrumentalizada para lograr los fines económicos del PPC, apoyándose en parte, en la inversión extranjera regulada (Deng, 1979A) como se explica en el post El modelo chino y la manufactura de su desarrollo.

Si bien el crecimiento económico requiere de grandes inversiones en maquinaria y equipo, su empleo eficiente en el proceso productivo es crucial (De Long y Summers,1992). Es en este sentido que Deng Xiaoping aseveró que los esfuerzos deben conducir a resultados prácticos y debe ser estimulado en el puesto de trabajo de manera que los eslóganes vacíos quedarían en el pasado. No se trata solo de tener recursos disponibles, sino de aplicar la racionalidad económica capitalista en su gestión. Por tanto, de forma explícita el líder comunista planteó que, para facilitar el progreso económico, se requería de empresarios y empresarias capaces de administrar los recursos viendo oportunidades de negocio a través de las demandas del mercado, ya no bajo el esquema top-down de asignación de recursos financieros, sino con el empleo de préstamos de la banca con tasas de interés, donde se identifique oportunidades de negocio adelantando dinero en función de la rentabilidad de los préstamos (Deng,1979B).

Deng resaltaba la complementariedad de la economía de mercado y el socialismo: la primera tiene como principio la generación de riqueza material, mientras que el segundo tiene como principio la reducción de la pobreza a través de la redistribución (Deng, 1984). Por otra parte, en su visión, el Estado era el gran administrador y distribuidor al que le pertenece en primera instancia la riqueza creada, luego le pertenece a la gente (Deng, 1985).

En 1979 en un foro ante secretarios del PCC, expuso su mirada respecto al “reajuste económico” a través de un ejemplo donde se entiende que el Estado debe encargarse de lo grande, del “ferrocarril”, mientras que la iniciativa privada, de lo pequeño: las duchas, baños y demás bienes y servicios que requieren los trabajadores para su comodidad (Deng, 1979B). El sector privado, en su naturaleza, recibe los estímulos que el sector público no, y cumple con su tarea complementaria de mejora de bienes y servicios. En este orden de ideas, el modelo mixto propuesto no es más que el empleo de ambas manos: la mano visible del Estado y la mano invisible del mercado (John Ross).

Ultimas apreciaciones

Como economía en transición (transitional economy) es complejo saber qué dirección está tomando dicha transición; es difícil conocer si en China se desarrollan las fuerzas productivas del capitalismo sirviéndose del Estado o, por el contrario, se está desarrollo la capacidad productiva del socialismo instrumentalizando la empresa privada.

Los cambios que permitieron la entrada del capitalismo han perdurado en el tiempo y parece no ser un tipo de retirada estratégica que aplicasen los soviéticos con la Nueva Política Económica (Lenin, 1921). Las medidas adoptadas fueron objeto de controversia entre la ortodoxia comunista, incluso entre los que proponían cambios hacia la inclusión de mecanismos de mercado, como por ejemplo Chen Yun, quien teorizó el modelo mixto chino con la metáfora del mercado como un ave en la jaula del plan socialista y que en 1984 se convirtió en crítico de la dirección que había tomado las reformas al considerarlas demasiado inclinadas hacia el capitalismo.

Indudablemente a partir de las reformas, China entró en una dinámica capitalista donde el mismo Deng Xiaoping reconocía que los flujos de capital extranjero están en función de la tasa de ganancia que pueden extraer los capitalistas, dado el precio de la mano de obra, la disponibilidad de los recursos naturales y la solvencia del país (Deng, 1979B), de manera que el partido debe mantener la estabilidad macroeconómica para que el capital privado extraiga plusvalía. Incluso hoy en día existen millonarios chinos invirtiendo en el exterior, como lo ilustra el Washington Post y operan con la misma dinámica anti laboral –sindical –que cualquier país capitalista (como se evidenció en el documental American Factory).

El líder comunista argumentaba que la tarea principal del socialismo es el desarrollo de las fuerzas productivas y la eliminación de la pobreza, y que la precariedad económica no es socialismo, ni mucho menos comunismo (Deng,1984). A raíz de las reformas, China ha demostrado gran capacidad de reducción de la pobreza (Lin, 1998), sin embargo, Deng Xiaoping también entendía por socialismo la no polarización del ingreso (Deng, 1985). En la actualidad, eso es lo que vemos en China: pasó de tener una distribución del ingreso similar a la de los países nórdicos más igualitarios, a ser similar a la de los Estados Unidos, como lo muestran las estimaciones de Piketty, Yang y Zucman.

Por otro lado, argumentaba que la base económica socialista era lo suficientemente extensa como para absorber miles de millones de dólares de inversión extranjera sin ser sacudida en absoluto (Deng, 1979B,1984). Si bien el PCC se ha limitado a regular al capital en lugar de abolirlo, hasta el momento la burocracia mantiene su independencia de la clase capitalista y ha demostrado que los magnates no son los que gobiernan; como se reconoce en un análisis desde el marxismo. También es cierto, como lo señaló Deng Xiaoping, que la reversión de la política de apertura y del dinamismo del mercado doméstico constituiría la reducción de la calidad de vida de la mayoría de chinos y la pérdida del apoyo popular al partido comunista (Deng, 1984B).

Referencias

Bukharin (1921) The New Economic Policy of Soviet Russia. https://www.marxists.org/archive/bukharin/works/1921/07/08.htm

Cheng Chu Yuan (1971). The Economy of Communist China, 1949-1969. Michigan Papers in Chinese Studies. https://library.oapen.org/bitstream/handle/20.500.12657/41818/9780472902200.pdf?sequence=1

De Long, J. Bradford. & Summers, Lawrence, H. The Quarterly Journal of Economics, Vol. 106, No. 2 (May, 1991), 445-502.

Deng Xiaoping (1979 B). Some Comments On Economic Work.

Deng Xiaoping (1979A). We Can Develop a Market Economy Under Socialism

Deng Xiaoping (1982). China’s Historical Experience in Economic Construction

Deng Xiaoping (1984A). Building a Socialism with a Specifically Chinese Characteristics

Deng Xiaoping (1984B). One Country, Two Systems

Deng Xiaoping (1985). Bourgeois Liberalization Means Taking the Capitalist Road

Lenin, V. I. (1921) The New Economic Policy and the Task of the Political Education Departments.

Lin, Justin (1998). Demystifying the Chinese Economy. Australian Economic Review. vol. 46, no. 3, pp. 259–68

Preobrazhensky, E. (1926). The New Economics. Clarendon Press, Oxford. P.285

Raymond C L Yeap, 2007. The Theory of Transition in China: The Thought of Liu Shaoqi. School of East Asian Studies.

Fuente: http://economikapital.com/index.php/2021/10/08/deng-xiaoping-y-la-herramienta-capitalista-en-la-maquinaria-economica-china/?fbclid=IwAR0sO3F2QKAtSCoNKKqhw4qBlJHbyXdPOXAqY7-altjJUeUiqFoMfksC2JI

Tras las revelaciones de la denunciante de Facebook, es hora de eliminar a esta red social de nuestra lista de amigos. Comentario HHC

Columna 08 DE OCTUBRE DE 2021

Por Amy Goodman y Denis Moynihan

Facebook se ha convertido en una empresa de alcance mundial cuyo valor de mercado supera el billón de dólares. Sus plataformas permiten que las personas de todo el mundo se conecten en línea con familiares y amigos, compartan fotos y den “me gusta” a las publicaciones de los demás. Pero detrás de esta fachada benévola e inofensiva se encuentra una vasta red de información de la que Facebook obtiene ganancias al promover la discordia, la violencia y la trata de personas. Sus plataformas también causan que muchas personas jóvenes, en particular niñas y adolescentes, se sientan mal consigo mismas y, en algunos casos, sufran depresión y tengan pensamientos suicidas. Y Facebook lo sabe. Una filtración sin precedentes de documentos internos de la empresa propició la publicación de una serie de artículos con revelaciones explosivas en el periódico The Wall Street Journal. La denunciante que dio a conocer los documentos, Frances Haugen, hizo el domingo su primera aparición pública para exponer su caso en el programa “60 Minutes” de la cadena CBS; y este martes testificó ante un subcomité de la Comisión de Comercio del Senado de Estados Unidos.

“Lo que vi en Facebook una y otra vez fue que había conflicto de intereses entre lo que era bueno para sus ganancias y la seguridad de los usuarios”, expresó Haugen. “Y Facebook resolvió estos conflictos una y otra vez a favor de sus propias ganancias. El resultado ha sido más división, más daño, más mentiras, más amenazas y más combate. Esta peligrosa conversación en línea conduce a una violencia real que daña a las personas y que, incluso, provoca muertes”.

Se estima que Facebook tiene tres mil millones de usuarios en todo el mundo, y también es propietaria de las redes sociales Instagram y WhatsApp, que entre ambas suman otros tres mil millones de usuarios. La red social Instagram, popular entre los adolescentes, anima a los usuarios a publicar selfis y videos. La cantidad de seguidores que una persona tiene, el número de “me gusta” y “no me gusta”, así como las veces que una publicación es compartida, pesan mucho en la psique de muchos de estos usuarios jóvenes, a menudo de manera negativa.

El siguiente intercambio entre Haugen y el periodista Scott Pelley en el programa ”60 Minutes” ilustra muy bien este problema.

Scott Pelley comentó: “En un estudio, el 13,5% de las adolescentes entrevistadas dijo que Instagram aumenta los pensamientos suicidas; y el 17% de las entrevistadas señaló que dicha red social empeora los trastornos alimentarios”.

Frances Haugen respondió: “Lo que es sumamente lamentable es que la propia investigación de Facebook indica que las jóvenes que comienzan a consumir este contenido relacionado con los trastornos alimentarios se deprimen cada vez más. Y, a su vez, eso hace que usen la aplicación cada vez con mayor frecuencia. Es un ciclo de retroalimentación en el que odian sus cuerpos cada vez más. El estudio interno de Facebook concluye que Instagram no solo es peligrosa para las adolescentes, sino que les hace daño; es claramente peor que otras redes sociales”.

Entre los documentos obtenidos por The Wall Street Journal en la filtración se encuentra una diapositiva de una presentación interna de Facebook/Instagram de 2019 titulada “Análisis profundo de la salud mental de los adolescentes”. En ella, los investigadores de la empresa admiten que la plataforma empeora “los problemas de imagen corporal en una de cada tres adolescentes”. Se muestra luego una lista de cómo funciona este círculo. La diapositiva detalla:

“Las adolescentes precisaron las formas en que Instagram daña su salud mental:

- presión para ajustarse a los estereotipos sociales

- presión para igualar el dinero y la imagen corporal de los influencers

- necesidad de sentirse aprobados: cantidad de vistas, “me gusta” y seguidores

- conflictos con las amistades, hostigamiento y discursos de odio

- sobresexualización de las niñas

- anuncios inapropiados dirigidos a grupos vulnerables”.

La mira de Facebook en los adolescentes se ha comparado con el accionar de las grandes empresas tabacaleras, que durante décadas ocultaron las propiedades dañinas y adictivas de los cigarrillos, a la vez que captaban a fumadores cada vez más jóvenes.

La destructiva red de contenido tóxico impulsada a través de Facebook e Instagram va mucho más allá. Como revelan los documentos filtrados, Facebook sabe desde hace años que sus plataformas son utilizadas por organizaciones criminales. Los cárteles mexicanos de la droga han utilizado la red social para captar a jóvenes y convertirlos en asesinos, así como también para publicar videos en los que celebran sus actos violentos.

Asimismo, las organizaciones de trata de personas usan Facebook para reclutar trabajadores domésticos para puestos laborales en Medio Oriente. Confiscan los pasaportes de estas personas, muchas de las cuales provienen de África, y luego venden sus contratos de trabajo. Estos trabajadores son a menudo sometidos a condiciones similares a la esclavitud, y a algunos incluso les colocan grilletes para evitar que se escapen.

En las zonas de conflicto, Facebook ha desempeñado un papel clave en avivar las llamas del odio racial y étnico, alentando la violencia que ha contribuido a asesinatos masivos y a la limpieza étnica contra poblaciones minoritarias como los musulmanes rohinyá en Birmania y contra el pueblo de Tigray en Etiopía.

Facebook sabe que su plataforma está causando daños, pero se ha negado a tomar medidas. El propio director ejecutivo del gigante tecnológico, Mark Zuckerberg, ha intervenido y ha apartado a los investigadores de la empresa que sugieren soluciones que podrían afectar la rentabilidad de Facebook. Facebook y Zuckerberg se niegan a contratar más supervisores de contenido —especialmente en idiomas distintos del inglés, que constituyen los idiomas de la gran mayoría de los usuarios— o ajustar el algoritmo secreto que impulsa las enormes ganancias de la empresa.

“Lo que realmente impacta aquí es la cantidad de mentiras descaradas que se repiten una y otra vez”, expresó en una entrevista con Democracy Now! Jessica González, codirectora ejecutiva de la organización Free Press, que trabaja por la democratización de los medios de comunicación. “Esto demuestra con claridad que Facebook no está capacitado para regularse a sí mismo y que necesitamos que el Congreso y el Gobierno de Estados Unidos intervengan y brinden transparencia y responsabilidad”.

Nosotros —nuestra atención y el tiempo que pasamos en estos sitios y aplicaciones— son el producto que Facebook vende a los anunciantes. Debemos exigir que la empresa rinda cuentas de sus actos. Es necesario que el Congreso intervenga y que se tomen medidas antimonopolios para controlar a esta red mundial en expansión que obtiene ganancias a partir del dolor.

© 2021 Amy Goodman

Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.

Comentario HHC: Lo de Facebook no tiene límites, sus algoritmos, que detrás hay personas, no solo pretenden controlar lo que se dice, sino que además posicionan las ideas que tienen predeterminadas sobre determinado tema o asunto, para que se asuman. 

Este modesto blog lleva resistiendo ataques desde hace meses, ya que están declarando algunas entradas del mismo, cada vez más, como spam, o que viola las normas comunitarias. Antes se limitaban ocasionalmente, ahora la mayoría de los post son declarados en Facebook así, pareciera que hay además organizados " grupos” que se dedican a reportar y reportar cualquier post que no cumpla con su " línea", a favor y en contra, es decir de signos contrarios, con los cuales todas las opciones están incluidas como posibles, y como la neutralidad es difícil de alcanzar, pues se obtienen resultados arbitrarios como consecuencia. 

El resultado es que te limitan, cuando dicen que violas " las normas comunitarias", sin analizar nada del contenido de los post, porque presuponen que, si varios te reportan, debe ser así. Tienes derecho a reclamar, pero antes respondían, ya ni eso. Que te declaren SPAM tus post obedece desde problemas de seguridad, hasta que tienen posicionada una matriz de opinión, y el tema Cuba está, con la guerra mediática existente en curso, más que supervisada. Todo un cuento lo de libertad de expresión.  

En toda la historia de la disidencia en Cuba, desde Bofill hasta todos los mediáticos de hoy en día, han seguido la frase célebre del primero " Vivir de esto chico, vivir de esto". Por supuesto, que hay diferentes formas de pensar y abordar la realidad, y canalizarlas, pero eso se logra con participación genuina en las decisiones que nos afectan a todos, ese es el reto político más grande que tenemos. Pero los problemas de los cubanos se resuelven civilizadamente por los cubanos, y digo TODOS. Pero los que predican soluciones extravagantes, genocidas y antisociales están excluidos ellos mismos del dialogo civilizado, es de otro tipo el intercambio, por lo que no hay que confiar ni ceder " ni tantico así, NADA". 

Por otra parte, hace dos días , en un intercambio en Facebook, explicando de porqué estoy en contra de la provocación de las marchas del 20N o 15N,  so pretexto de invocar la Constitución, cuando estas ( marchita hasta con fraude en las listas) solo persiguen complacer el guión desestabilizador de la CIA y del actual gobierno de EEUU que ha querido seguir siendo rehén de la mafia ( en el más amplio sentido de la palabra) anticubana, y nada del bienestar del pueblo cubano, sino de los que reciben usd por sus "proezas" orientadas desde el norte. Y que, por otra parte, si de Constitución se trata, que tengan en cuenta los mismos que dicen " que están fuera", que la misma refrenda el carácter irreversible del socialismo. Y los tontuelos dicen que el verdugo de los cubanos " Bob Menéndez ", aseguró que no habría invasión, el colmo, hasta pareciera que hay que agradecérselo, además, después de todo el daño que por décadas le ha ocasionado al pueblo cubano.  

 Pues con dicho intercambio, fue suficiente para que copiaran una foto de mi perfil e hicieran una entrada, y pusieran al estilo oeste, de que yo era entre muchas cosas, funcionario del gobierno cubano que vive en el exterior a costa del pueblo cubano. Es así, dan por hecho cosas que no son, calumnian, mienten, y además te quieren condicionar a que pienses y actúes como ellos quieren, o como le exigen a toda esa plebe, lo que deben hacer. Conclusión lo reporté porque usaban mi foto, y le dije un par de cosas al tipejo. Resultado quitaron mi foto, pero me suspendieron por 3 días toda actividad en Facebook. 

De lo anterior, no hay nada excepcional, es ya común, en otro post, obtuve el testimonio de sitios que ya de por vida no lo dejan postear en Facebook, así como de las arbitrariedades de esta red social. Por lo que limitaré en algo mi actividad en la misma en lo adelante, para no perder el tiempo. Siempre hay vías para divulgar ideas. 

Solo es para cuando nos hablen de colores.