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miércoles, 19 de enero de 2022

ONEI informa sobre cambios en el proceso de inscripción de mipymes y CNA

En este artículo: Cooperativas, Estadística, Ministerio de Economía y Planificación (MEP), MIPYMES, ONEI

 

La Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) informa que, a partir de las ventajas que ofrece la Plataforma de Actores Económicos, esta entidad inscribirá de oficio a las MIPYMES y Cooperativas no Agropecuarias, por lo que no es necesario que estas entidades se presenten en la ONEI para realizar dicho trámite.

La ONEI también informa que no emitirá Constancia de Inscripción, por lo que ninguna institución o entidad deberá exigir la presentación a las MIPYMES de este documento para trámite o acto de cualquier índole, por lo que se deberán adecuar los procedimientos existentes en los que esto constituya un requisito.

La ONEI publica el Directorio de Unidades Institucionales (DUINE), con todas las entidades con actividad económica en el país en su página web, por lo que puede verificarse que la MIPYME o CNA está inscrita en la ONEI, consultando la base de datos que aparece enhttp://www.onei.gob.cu/node/15066.

En este fichero pueden verificarse además, datos como el domicilio social y la clasificación de la actividad principal de acuerdo a la clase del Clasificador Nacional de Actividades Económicas (CNAE).

El código en el DUINE, que emitirá a partir del 1ro de febrero de 2022 la ONEI, para la identificación de las MIPYMES y las nuevas CNA coincidirá con el Número de Identificación Tributaria, NIT. Los códigos asignados antes de la puesta en vigor de esta medida continuarán sin variación, manteniendo los cinco (5) dígitos.

Una vez concluido el proceso en la Plataforma de Actores Económicos, la MIPYME o CNA tiene hasta 60 días naturales para contactar con la Oficina Municipal de Estadística e Información que le corresponda, según su domicilio social, para firmar el Convenio Informativo y comenzar a rendir información.

La información a tributar estará en dependencia de las características del actor económico en cuestión. Puede dirigir cualquier consulta a la dirección de correo registro@onei.gob.cu.

(Tomado de Canal de Actores Económicos)

Las cuentas: en tres y dos

OPINIÓN 

La economía, a veces, parece una serpiente que se muerde la cola. Una cola laaaarga y retorcida que ni siquiera por eso se salva del mordisco. Y la paradoja es que, precisamente, esos círculos “viciosos” la hacen funcionar, sobrevivir, aunque la trincada de algunos rompa con el “equilibrio natural” y nos desequilibre el bolsillo.

La metáfora del reino animal podría traducirse muy sencilla para su eslabón más inteligente, si decimos que el hombre debe trabajar para poder vivir, y vivir para poder trabajar. O sea, ganar dinero para comer, calzar, vestir, tener un techo y, al mismo tiempo, tener dónde dormir, estar alimentado, calzado y vestido… para poder ir a trabajar. Lo básico.

No pasemos por alto que debe estar saludable y tener las competencias que le permitan emplearse: es decir, Salud y Educación. Dos “clichés” cubanos que hemos naturalizado por obra y gracia de la Revolución y que suman algunos pesitos a la cuenta que viene. Tan lógica que se cae de la mata: usted debe ingresar para poder gastar o disfrutar.

Parte de esos ingresos vienen de los tributos. O sea, salen de nuestro bolsillo y no es un aporte menor. Para 2022 está fijado en un 48 por ciento y esa cuenta incluye 17 tipos de impuestos que encabezan el de los ingresos personales, el de las utilidades y el de las ventas. Pero, reitero, la lista es larga.

Entonces, casi la mitad de lo que termina presupuestándose comienza por salir de nuestros bolsillos y no siempre somos conscientes de cómo se revierte luego. Ya sea por no llevar los números a punta de lápiz, o porque también, a veces, se malgasta, se desvía o llega en escalas salariales que no nos permiten escalar hasta donde están los precios.

Sencillo. “No nos juega la lista con el billete”. Por más que la Ley 144 del prepuesto del Estado para el año 2022 haya sido aprobada por nuestra Asamblea Nacional y tenga definidos sus ingresos y sus gastos con claridad, a nosotros la cuenta no nos dará. Y sepa que al Estado tampoco: se ha planificado un déficit de 75 827 millones 400 000.00 pesos.

Por supuesto, Ciego de Ávila no escapa de esa realidad y ya desde 2021, un año muy duro para la economía, lo venía “anunciando”, cuando cerró con un déficit presupuestario, ascendente a 2 375 millones 358 000.00 pesos.

Sin embargo, aun sin la deuda pública que tenemos por delante y a la que suman otras cuentas del país que la engordan a casi 123 000 millones de pesos, nuestra economía hogareña se había resquebrajado. Devaluación, inflación, bloqueo norteamericano, pandemia, ineficiencia, desvíos, dolarización parcial…. La lista que le resta peso a nuestro peso también es larga.

Y no digo que no retuerza con fuerza la cola de la serpiente, envenenando no pocos criterios que la incomprenden o la juzgan desde su calculadora de bolsillo que, al final, es la cuenta válida en ese reembolso del que somos parte. Solo llamo la atención en que no siempre somos conscientes de los números que pagamos.

Hace dos meses, cuando Invasor dijo que había precios inflados a cuentas de la inflación, dos de los implicados en aquel cuestionamiento mostraron luego sus cuentas a la Dirección Provincial de Finanzas y Precios y, ¿saben qué?, no estaban inflados. O mejor dicho, no estaban impuestos ilegalmente. Porque la silla de marabú con tejido plástico, el productor se la ofertaba a Comercio a 4 400.00 pesos y, entre márgenes comerciales y aportes a la empresa, terminaba vendiéndose a 5 592.00.

Del mismo modo, Palmares tenía indicación, desde su casa matriz, de fijar los precios como los fijó. Había respaldo legal para vender 240 gramos de arroz blanco a 70.00 pesos, y debe haberlo para determinar que un huevo frito en el desayuno del Café Morón cueste, también, 70.00 pesos.

No obstante, la mayoría de nosotros ni lo entenderá ni lo pagará. Aun cuando se saquen todas las cuentas y se apele a la lógica de los costos, de los impuestos y de las ganancias que debe tener una empresa para poder seguir ofreciendo empleo y utilidades, a muchos nos parecerá que estamos pagando muy caro, y con anticipación, lo que luego recibimos del presupuesto.

Encarecido, además, por el peso de quienes no hacen nada y por el sobrepeso de quienes encarecen servicios o productos para tapar ineficiencias o multiplicar eficiencias.

Por eso habría que revisar cuánto gana el que produce, cuánto las entidades intermediarias y cuánto el que la paga al comprar. Y el ejemplo aplica para una silla, un huevo frito o una bola de helado.

De lo contrario, habrá mordidas que nos parecerán letales y en, el mejor de los casos, sentiremos que estamos en tres y dos. Espada y pared. Ingresos y gastos.

¿Cómo y para qué hacer ciencia e innovación en finanzas y precios?. Comentario HHC

Por: René Tamayo
19 enero 2022 



El presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, prestó atención al funcionamiento y composición de los consejos técnico asesores. Foto: Estudios Revolución

Por su transversalidad en todos los ámbitos de la economía y la sociedad, la generación de ciencia e innovación en los sectores de Finanzas y Precios es vital y urgente, señaló el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en encuentro con directivos de ese ministerio y miembros de instituciones científicas y universidades.

Meisi Bolaños Weiss, titular del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP), presentó un resumen sobre las prioridades en Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) del organismo y la estructura que se ha establecido para su desarrollo, entre otros aspectos.

Definió las fortalezas de que disponen para impulsar la actividad, que incluye el desarrollo del potencial científico propio, pero también la colaboración de expertas y expertos de diferentes áreas.

Destacó los aportes en ciencia e innovación que pueden hacer —y hacen— las consultorías económicas y financieras, el sistema empresarial, las formas no estatales de gestión como las dedicadas a la teneduría de libros, y en especial la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC).

Celebrada este miércoles en el Palacio de la Revolución, a la reunión para evaluar la implantación del Sistema de Gestión de Gobierno basada en Ciencia e Innovación (SGGCI) en el MFP asistieron el miembro del Secretariado del Comité Central del Partido y jefe del departamento Económico, Joel Queipo Ruiz, y los vice primeros ministros Inés María Chapman Waugh y Alejandro Gil Fernández.

El presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, prestó atención al funcionamiento y composición de los consejos técnico asesores. Insistió en que deben estar integrados, además de expertos en la materia de Finanzas y Precios, por juristas y científicos del Marxismo y la Economía Política, para darle más robustez a todo cuánto se haga.

Necesitamos que estén juristas para que lo decidido tenga un sólido fundamento y expresión según las leyes y la nueva Constitución de la República, y los especialistas del Marxismo y la Economía Política nos brindan una adecuada fundamentación desde esas ciencias y en defensa del socialismo, porque ya nos hemos dejado imponer bastantes términos liberales, subrayó el Primer Secretario.

Al destacar las potencialidades que tiene la aplicación del SGGCI en las estructuras del MFP, Díaz-Canel enfatizó en la urgencia de desarrollarlo a nivel local. Se refirió también a lo imperioso de hacer ciencia e innovación en materia de precios, un área que se ha quedado rezagada y donde se siguen aplicando criterios de décadas atrás.

Sobre la gestión de los presupuestos locales, se pronunció por procesos innovadores donde los dineros de los municipios sean sometidos a procesos más participativos y democráticos.

Los presupuestos municipales, ejemplificó, no están en función de resolver los principales problemas de las localidades, y eso hay que cambiarlo, pero podrá lograrse si le ponemos ciencia.

Díaz-Canel se pronunció por un mayor impulso de la informatización y la comunicación social en la gestión de las entidades de Finanzas y Precios.

Tenemos, afirmó, que aprovechar las lecciones que nos ha dejado el enfrentamiento a la pandemia de COVID-19, como el teletrabajo, el trabajo a distancia y los trámites por vía digital, que pese a sus beneficios, están disminuyendo.

«No acabamos de cambiar de mentalidad», insistió el Primer Secretario, que también criticó el poco uso que se da a los portales y sitios web de las instituciones públicas, que son «donde primero tienen que estar las informaciones de los organismos a la población», criticó. ( negritas HHC)

(Tomado de Presidencia Cuba)

Comentario HHC: Sugiero que se empiece estudiando e/o implementando las propuestas de Joaquin Benavides expuestas en su articulo " Innovar en las finanzas. Tarea Urgente". https://cubayeconomia.blogspot.com/2022/01/innovar-en-las-finanzas-tarea-urgente.html

¿Trump y Ron DeSantis lucharán por la nominación presidencial del Partido Republicano en 2024?

La Jornada 19 enero, 2022

Se van asentando las probables candidaturas de los dos principales partidos de EU. Del lado demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, de 57 años, se ha desfondado con una aceptación para la presidencia de un lastimoso 13 por ciento (https://bit.ly/3fyTKfQ) –pese al apoyo del eje Silicon Valley/Wall Street/Hollywood (https://bit.ly/34VSC3L)–, mientras la aprobación de Biden (79), sigue periclitando a niveles preocupantes y Hillary Clinton empieza a mover sus piezas para ser de nuevo la candidata presidencial en 2024. Aquí habría que matizar ya que el muy popular gobernador de California, Gavin Newsom (54), puede encumbrarse como el caballo negro. Tampoco se puede eliminar una candidatura de la muy popular Michelle Obama (58), la esposa del ex presidente.

Del lado republicano pareciera existir mayor claridad con el retorno del trumpismo, con o sin Trump, debido a los graves errores de la dupla Biden/Harris: desde el sensible contencioso de la migración, pasando por la incoercible hiperinflación, hasta la ineptitud en manejar la nueva variante del covid-19. La claridad se debe a una sencilla dicotomía para ungir al candidato presidencial republicano: o repite Trump o bendice a su sucesor.

Cabe señalar que el nepotismo dinástico de los Bush no entendió el zeitgeist de la dinámica electoral de los republicanos que tampoco asimilaron los Cheney, ni la hija de McCain ni Chris Christie ni el mormón Mitt Romney. Tampoco representa mayor peligro la candidatura del cubano-canadiense-texano Ted Cruz, quien no ha ofuscado para nada a Trump.

Trump filtró su furia en forma privada contra el popular gobernador de Florida, Ron DeSantis (43), a quien considera una personalidad aburrida y sin carisma, amén de ingrato y quien, a su juicio, no tendría la menor posibilidad de ganarle la nominación (https://bit.ly/3FRYlVn). Si a unos políticos les ha ido pésimo con el manejo de la pandemia, a otros les ha ido muy bien, como al gobernador de Florida, con 20 millones de habitantes, quien sería el favorito, según las encuestas (https://politi.co/3GKqcI8), si Trump no es considerado candidato. DeSantis está muy por encima del malhadado ex vicepresidente Mike Pence.

The New York Times –portavoz de Obama/ Clinton/George Soros– atiza el fuego entre Trump y su anterior acólito y pregunta en forma insidiosa: “¿Quién es el rey de Florida? (https://nyti.ms/3fDrn0e)”. No es secreto señalar que DeSantis es un invento de Trump cuando el ex presidente y la mayor parte de su familia han instalado su residencia en Florida, bajo el glamour de su icónico club privado Mar-a-Lago.

Daily Mail (17/1/22), rotativo muy cercano al MI6 británico, expuso la diatriba de Roger Stone, consejero de largo tiempo de Trump –el ex presidente, por cierto, le otorgó su perdón presidencial para no ser encarcelado–, quien fustigó a DeSantis como el niño obeso de Yale y Harvard. Stone afirmó en forma categórica y perentoria que DeSantis no sería presidente.

Más que nada, Trump se ha enfurecido de que su ex pupilo no le rinda la deferencia que se merece y no haya solicitado su bendición expresa para coquetear con la nominación presidencial. Trump se ha empoderado más que nunca y se jacta de haber tenido un triunfal mitin en Arizona, donde aparecieron pancartas significativas de Trump 24 y donde volvió a insistir en que le hurtaron la presidencia en 2020, mientras arremetía contra los sesgados multimedia (https://bit.ly/3nCeLdQ).

Mientras, la mayoría de los estadunidenses (51 por ciento) creen que su democracia se encuentra en riesgo de extinción (sic) y 23 por ciento no está seguro de su supervivencia, mientras 54 por ciento piensa que Biden ganó legítimamente la presidencia (10 puntos menos de las cifras de abril), según la encuestadora Schoen Cooperman Research citada por Daily Mail.

El resultado de las elecciones intermedias de noviembre 2022 sembrará muchos cadáveres en el camino y despejará la ruta de los viables contendientes a la presidencia por los dos máximos partidos.


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Credit Suisse asegura que PIB petrolero de Venezuela aumentó entre 9% y 10% en 2021



Credit Suisse prevé que la economía venezolana crecerá 4% en 2022 apuntalada por el sector petrolero (Foto PDVSA)

A criterio de la banca de inversión Credit Suisse la economía venezolana creció 8,5% del producto interno bruto (PIB) en el año 2021 y en buena parte por el repunte del sector de los hidrocarburos, porcentaje que contrasta con el de 5,5% que había señalado hace unos meses.

“La data disponible muestra que el PIB petrolero aumentó aproximadamente entre 9% y 10% en un año en 2021, más del doble de nuestra estimación de hace tres meses”, indica el reporte del Credit Suisse. “Nuestra revisión (del PIB de 2021) se debe en gran medida a la mejora de la producción de petróleo, que ha seguido sorprendiendo al alza”, acota.

La proyección para 2022 apunta a un crecimiento de la economía venezolana de 4,5% y para 2023 de 3% en buena medida apuntalada por el repunte en la producción y sobre todo un alza en los precios del crudo que favorecerán al sector externo de Venezuela.

“El aumento de las entradas de dólares estadounidenses relacionado con las mayores exportaciones de petróleo probablemente se equilibrará con el aumento de las importaciones, debido a la mejora de la demanda interna”; señala el reporte.

Los números del Credit Suisse señalan que las exportaciones medidas en dólares durante el año pasado tuvieron un repunte de 125% y pasaron de represntar 7,2% del PIB en 2020 a 9% del PIB en 2021.

LA ONU SE VETA A SÍ MISMA

Por Jorge Gómez Barata

En la presente coyuntura internacional el multilateralismo está contra las cuerdas debido a la crisis que enfrenta a Estados Unidos, Rusia, la OTAN y Ucrania, en total 31 países y de la cual las Naciones Unidas están marginadas debido al veto, potestad que poseen cinco países, cuatro de los cuales, Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia, están implicados en el contencioso.

El Consejo de Seguridad nunca ha sancionado a ninguno de sus miembros permanentes porque de oficio estos cuentan con capacidad para, mediante el veto, paralizar la acción. La existencia de tal regulación implica que el Consejo de Seguridad sólo puede actuar cuando entre sus cinco miembros permanentes existe unanimidad o alguno de ellos se ausenta en el momento de la votación.

Debido al veto el Consejo de Seguridad no pudo pronunciarse contra la intervención de Estados Unidos en ningún país de América Latina, tampoco en las crisis relacionadas con el Canal de Suez, el bloqueo a Berlín, la Guerra de Vietnam, la presencia de la Unión Soviética en Afganistán, ni durante las operaciones militares contra Irak y más recientemente tuvo que omitirse en el conflicto por Crimea. La moraleja es que: Ningún miembro permanente del Consejo de Seguridad puede ser impugnado por el Consejo de Seguridad.

Cuando se trata de operaciones militares para el mantenimiento de la paz o para castigar a algún país que ha violado el derecho internacional y es preciso invocar el Capítulo 7 de la Carta de Naciones Unidas que autoriza el uso de la fuerza, se requiere la unanimidad de los cinco miembros permanentes.

La única excepción que por cierto aludió a la mayor y más importante de las operaciones de mantenimiento de la paz realizadas por la ONU y que dio lugar a la Guerra de Corea, ocurrió el 27 de junio de 1950 cuando el Consejo de Seguridad adoptó la Resolución 82 que contó con 7 votos a favor, ninguno en contra y las abstenciones de Egipto, India y Yugoslavia.

En aquella oportunidad cuando además la ONU entregó el mando de la “fuerza de paz” a Estados Unidos que se cobijó bajo la bandera de la entidad, de modo insólito, la Unión Soviética que pudo haber ejercitado el derecho al veto, y paralizado la acción contra su aliado norcoreano, se ausentó de la votación.

Debido al momento y las circunstancias en que se formó la ONU, de la misma fueron excluidos los países europeos y asiáticos aliados con el fascismo, mientras que y la mayoría de los estados afroasiáticos de hoy entonces eran colonias. Por ello los fundadores de la ONU fueron sólo 51 países, 21 de ellos de América.

Debido a las tradiciones que alentaron el panamericanismo y el latinoamericanismo, así como a los ideales de independencia y autodeterminación forjados en décadas de vida republicana, los países latinoamericanos, prácticamente en bloque se opusieron al veto incluido en el borrador de la Carta de la ONU, lo cual, para conciliar las posiciones, hizo necesario efectuar la Conferencia de Chapultepec en 1945, conocida como “Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y de la Paz"

El fondo del diferendo entre los países latinoamericanos y los Estados Unidos, la Unión Soviética, Inglaterra y China (nacionalista), promotores de la idea del veto, era que resultaba inaceptable que, ante un diferendo entre estados de la región, fuera determinante un veto de Stalin o Chiang Kai-shek, incluso de los Estados Unidos o Europa.

De aquella Conferencia surgió la idea de otorgar a América Latina una especie de “premio de consuelo”, creando instrumentos que permitieran al hemisferio abordar sus propios conflictos sin necesidad de acudir a la ONU. Así nacieron el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), y la Organización de Estados Americanos (OEA), una especie de ONU regional en la cual, aunque no hubo veto, se entronizaron otros defectos que anularon su eficacia.

En octubre de 1962, durante la Crisis de los Misiles en Cuba se manifestó una situación análoga a la actual, en la cual el involucramiento de Estados Unidos y la Unión Soviética, anuló la actuación de la ONU, a pesar de lo cual, Cuba convocó al Consejo de Seguridad. No obstante la inmovilidad creada por el veto, en gesto que lo enalteció, el Secretario General de la ONU, U Thant, viajó a La Habana donde fue recibido por Fidel Castro, cosa que contrarió a Estado Unidos.

Por una lamentable paradoja, en la presente coyuntura internacional cuando parece probable una confrontación armada que puede desembocar en una tragedia nuclear, el principal instrumento creado por la humanidad para preservar la paz, las Naciones Unidas, se ha anulado a sí misma. Tal vez sea oportuno tomar nota de semejante defecto. Antes, obviamente, habrá que sobrevivir al delicado momento. Allá nos vemos.

19/01/2022
Publicado por el diario ¡Por esto! Al reproducirlo indicar la fuente

¿Cuáles son las políticas probables y qué grados de articulación hay en ellas? Segunda pregunta de La Letra de Temas 2022

POR CATALEJO
enero 19, 2022
en Catalejo, La Letra de Temas 2022
Tiempo de lectura: 11 minutos


Como en años anteriores, Temas ha invitado a un grupo de destacados expertos para que ofrezcan su visión calificada sobre el año que empieza. Ellos son economistas, sociólogos, politólogos, comunicadores, médicos, promotores, activistas y otros conocedores de diversos campos y prácticas. Esta vez, les hemos sometido tres preguntas, cuyas respuestas publicaremos sucesivamente durante los próximos días en esta serie.

En esta ocasión se publican las respuestas a la segunda pregunta realizada por el equipo editorial de Temas. Hablan los economistas:JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ. EconomistaPremio Nacional de Ciencias Sociales, 2022.

1. En relación con la inflación, la política anunciada solo plantea elevar la oferta con producción nacional. Sin embargo, ese objetivo requiere financiamiento y aseguramiento que demanda divisas. Por otro lado, la cifra de un 70% de inflación al cierre de 2021 está subvalorando la economía no estatal e informal, que tiene un peso creciente en el consumo. La política debe tener de inmediato una compensación para las capas de menores ingresos, ya que 46% de los jubilados tiene pensiones mínimas y el número de núcleos vulnerables que deben recibir asistencia social creció 48% en 2021. Adicionalmente, un programa para controlar la inflación debe partir de hacer descender el precio del USD en la economía informal y revisar la ficha de costos de las producciones y servicios estatales que están infladas a partir de la Tarea Ordenamiento.

2. La renegociación de la deuda vencida y no pagada es esencial para la economía cubana, pues los créditos externos no se reanudarán si no se pagan los atrasos, al menos parcialmente. Hay que ir a fórmulas de pago que se emplearon en el Período especial y dieron resultados, tales como swap de deudas, pago por inversiones, emisión de bonos para garantía de pagos. La situación es un freno total para que fluya la IED, pues se deben dividendos vencidos y no pagados de las entidades que ya han invertido en Cuba.

3. La oferta de alimentos de bajo costo es esencial para la población que gastaba en 2017 entre 55 y 71% de sus ingresos en ese renglón. Adicionalmente, hoy se ha deteriorado el consumo proteico y energético, según estimados, como consecuencia de la crisis y de la COVID, con respecto a los datos de 2017, que ya mostraban deterioro en relación con años anteriores. Se requiere una mayor inversión en la producción de alimentos, que tiene en plan solo 12% del total para 2022.


PEDRO MONREAL. Economista

Reforma económica estructural. De los siete objetivos priorizados por el Ministerio de Economía y Planificación para 2022, hay cuatro que se refieren directamente a cuestiones relevantes para una reforma estructural (estabilización macroeconómica, empresa estatal, comercio interior, y descentralización municipal). Parecen existir dos problemas principales: a) repetición de un mal diseño de secuencia al asumirse que una macroestabilización pudiera ser exitosa en ausencia de cambios estructurales previos que incluyan modificaciones en el peso del sector privado y que le concedan al mercado una función crucial, y b) adoptar el supuesto cuestionable de que la empresa estatal es el “sujeto principal” de la economía, en vez de considerar que los sujetos principales son el Ministerio de Economía y Planificación, unos pocos conglomerados, y –a un nivel superior– el Buró Político del PCC. En ausencia de una reforma estructural, algunos instrumentos claves de la macroestabilización como los precios y los mercados mayoristas (especialmente los de medios de producción) no van a poder funcionar bien.

Estructura deformada de la inversión. Con un patrón de inversión que asigna 42,3% de la inversión total a servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler, pero solamente 3,3% al sector agropecuario y 14% a la industria, cualquier reflexión sobre el desarrollo nacional es intrascendente. Sin seguridad alimentaria y con un sector manufacturero mermado y descapitalizado no se avanzaría hacia el desarrollo. (Nota: Datos de la ONEI para el período enero-septiembre de 2021).

Producción agropecuaria. Probablemente es el área en la que se acumulan los mayores fracasos de la gestión económica del país desde que la actividad comenzó a declinar con anterioridad a la crisis de la pandemia. La razón es una obcecación estatista divorciada de la realidad de un sistema agropecuario con muy alto peso privado, especialmente de usufructuarios. Se necesita una modificación sustancial del actual esquema de usufructo, con términos de arrendamiento mayores, fuertes garantías legales, mercados del derecho de arrendamiento, y aumento de la escala de fincas, todo ello dentro de un esquema encaminado a pasar a un agro moderno basado en la integración vertical entre productores agropecuarios privados y las PYMES privadas en otras actividades, para favorecer las ventajas de la escala e intensidad de capital. 


SILVIO GUTIÉRREZ. EconomistaMinisterio de Finanzas y Precios.

1. El reto de incrementar la producción nacional, específicamente la agropecuaria, es complejo. La casi inexistencia de fertilizantes y pesticidas, insuficientes combustibles, piezas de repuesto, semillas de alta calidad y otros factores, no permiten altos rendimientos agrícolas y exigen más fuerza de trabajo en el campo, que requiere altos salarios por el impacto de la inflación.

La liberación del crecimiento de los precios minoristas, nuevas modalidades de organización del trabajo agrícola, como los llamados colectivos laborales que proveen más independencia y responsabilidad a los trabajadores, el mayor uso de la ciencia y la innovación en la producción, fundamentalmente con recursos propios y la explotación de más áreas de siembra deben conducir al incremento de la oferta de productos alimenticios.

El vínculo más directo con los productores agropecuarios de las empresas y las organizaciones que los representan armoniza la aplicación de las políticas y permite su perfeccionamiento constante.

2. En los últimos años se aprecia un fortalecimiento de la agresividad ideológica del gobierno de los Estados Unidos contra nuestro país, aprovechando las posibilidades que ofrecen las redes sociales. A la vez, ha ocurrido una renovación, por parte de la dirección del PCC, de las formas y métodos de su respuesta a este fenómeno, a través de medios de divulgación estatales, redes sociales, así como del trabajo directo con las masas: información pública inmediata, transparente y veraz, respaldada con fundamentos que explican nuestras realidades y desacreditan a los personajes propagandísticos desde el imperio; calificativos de “odiadores”, “gusis” u otros epítetos a los llamados influencers, que identifican ante la población los objetivos perversos que persiguen.

Por otra parte, la atención a barrios pobres y los intercambios con organizaciones no gubernamentales, entre otras acciones, exponen un carácter humano, social y humilde de la Revolución, que demuestra su continuidad histórica.


JUAN TRIANA. Profesor, Centro de Estudios de Economía Cubana, UH.

1. Toda reforma, si es verdadera, produce cambios de significación; algunos pueden ser anticipados, otros no pueden ser previstos. Parte de esos cambios son afines al propósito de la reforma, otros, lógicamente, no lo son. Lo importante, desde mi perspectiva, es el saldo. Quedar a mitad de camino es la peor de las decisiones.

2. Nuevos espacios económicos, algunos inéditos, generan nuevos intereses. Conducirlos adecuadamente solo es posible reconociéndolos. Esto significa entender y aceptar las diferencias y conceder espacios de participación. Creo que los que tenemos hoy no son suficientes. Por ejemplo, existen mas de 1,3 millones de trabajadores no estatales, ¿cuántos diputados con esa condición tenemos hoy? Ya tenemos más de mil propietarios privados de empresas, ¿es o no necesario un espacio institucional –y, de hecho, político– para ellos? ¿Resulta o no necesaria una institución que agrupe a todos los cooperativistas, sin distinción de sectores?

3. Este es un viejo tema no logrado jamás. La verticalidad en la conducción de la economía no se alcanza solo fomentando una mayor autonomía de los gobiernos locales. Hay una cultura asimilada y aprendida por muchos años, de verticalidad y de corporativismo sectorial. Se requiere de acciones positivas que neutralicen/recorten/reduzcan ese poder. Hay acciones afirmativas imprescindibles, desde lograr un presupuesto nacional más participativo y promover una cultura de la participación mas activa y decisiva de los gobiernos locales, hasta obligar a la consulta y hasta a la autorización de las asambleas territoriales para la adopción de planes /medidas/ acciones desde los ministerios ramales que impacten en los territorios. La ley de empresas, cuando se apruebe, debe ayudar a romper esa verticalidad, siempre y cuando proteja de forma real la autonomía de las empresas y también el derecho de los empresarios a tomar decisiones. Si la futura ley genera suficiente transparencia en estos asuntos, entonces se habrá ganado un gran paso.


OMAR EVERLENY. Economista

Para el abastecimiento a la población habría que pensar en la posibilidad de permitir la entrada al país de empresas transnacionales de comercio minorista o mayorista, europeas, asiáticas o latinoamericanas. Eso incentivaría la competencia, en el país, de las empresas nacionales con las extranjeras.

Si se han permitido las pequeñas y medianas empresas, se debería permitir que estas accedan a los mismos canales de distribución que tienen las estatales; es decir, salir por su cuenta a importar directamente.

Se debería ser coherente con la ampliación de los oficios de la categoría profesionales para formar empresas privadas de arquitectos, abogados, etc. Por ejemplo, hay una contradicción en crear cooperativas de la construcción y no permitir que un ingeniero civil los apoye en su acción constructiva.

El proyecto de Ley de empresas que se discutirá en el Parlamento en 2022 ya debería estar circulando para que expertos y académicos en general revisen sus propuestas y aporten criterios para su fortalecimiento.

El gobierno sigue actuando con incoherencia y no acaba de entender que la economía es una ciencia que tiene reglas propias. Por ejemplo, si el Estado no vende MLC, pero sí productos en esa moneda, el mercado informal de esa divisa necesariamente iba a crecer, y subirá de acuerdo con la demanda de la misma, afectando a la población en general, especialmente a los que no reciben MLC y tienen que adquirirla.

La anunciada reunión sobre La Nación y la Emigración debe llevar en su agenda propuestas concretas sobre el precio y la vigencia del pasaporte, el tiempo de estancia indefinido en el exterior, entre otras; no solo una acción de proclamas políticas. Aún hay voluntad de la diáspora cubana en participar en la reconstrucción nacional de Cuba, pero con reglas claras y precisas.


OSCAR FERNÁNDEZ.  Economista

Corregir las distorsiones que nos deja el ordenamiento, en un contexto de expansión del comercio dolarizado, constituye el reto principal. Es cierto que la devaluación de la tasa oficial contribuye a una mejor medición de los hechos económicos y permite retribuir mejor a los exportadores; sin embargo, no producirá el ajuste necesario sobre todas las empresas. Primero, porque muchas empresas ineficientes que pasan a números rojos ante la nueva tasa, intentan amortiguar el encarecimiento de sus insumos en divisas a partir de ventas directas en MLC. Por otro lado, este ajuste requiere la disposición política para cerrar empresas ineficientes y redirigir ese empleo hacia otras actividades, acompañado de un mecanismo que ofrezca cobertura de seguridad social a corto plazo.

Lo cierto es que volvimos al mismo –o a un peor– lugar. Al cabo de un año se mantienen múltiples monedas en circulación y no se garantiza convertibilidad ante la tasa de cambio fijada, no se realizan operaciones de venta a las empresas ni a la población, por lo que los mercados informales cotizan las divisas a una tasa de más de tres veces respecto a la oficial. La situación es compleja y se requieren soluciones creativas para que el gobierno pueda intervenir como oferente en los mercados de divisas y lograr una regulación a la baja, tal como se hizo durante el escenario de los 90.

Una de las opciones sería reforzar los mecanismos centralizados de asignación de divisas, como ocurrió desde 2008. Pero ello solo conseguiría amarrar nuevamente la dinámica de las empresas estatales a la discrecionalidad de la asignación central y, con ello, evaporar las esperanzas de una reforma descentralizadora.

Ahora bien, independientemente del desenlace de las políticas macroeconómicas, es de esperar que el avance de la reforma incremente brechas de desigualdad que se consolidan desde hace treinta años. Sin transformar la práctica de asistencialismo igualitario en un concepto de políticas focalizadas, difícilmente podrá avanzarse en ese sentido. Hay una enorme gama de instrumentos fiscales y crediticios que pueden ser empleados para mitigar las brechas de empoderamiento que perpetúan las desventajas no superadas de determinados grupos sociales.


MIGUEL FIGUERAS. Premio Nacional de Economía, (2007)

Cien años atrás, Cuba ocupaba el primer lugar, entre todas las naciones, en exportaciones de bienes y servicios por habitante. Exportó en 1920 un millar de dólares por habitante. Año tras año fue descendiendo desde aquella posición, y hoy ha pasado a integrar el pelotón de países con menores exportaciones per cápita.

Diez años después de triunfar la Revolución cubana, se decidió ejecutar un gran proyecto: fabricar diez millones de toneladas de azúcar para incrementar las exportaciones y poder pagarles a los países socialistas. No se logró, pero en los años 80 se producía 30% más del dulce producto que en los años 60.

En los años 90, de forma eficaz, se impulsó el desarrollo del turismo internacional.

Iniciando el presente siglo, se lograron altos ingresos, gracias a la exportación de los servicios de salud y de otras profesiones.

Sin embargo, desde el año 2019, los ingresos por exportaciones de bienes y servicios se contrajeron en más de la mitad. Las remesas monetarias, enviadas a sus familiares por los casi tres millones de cubanos que residen fuera de la Isla, se redujeron en dos terceras partes, a consecuencia de las medidas agresivas de la Administración Trump. Milagrosamente, la nación ha podido resistir esta caída en los ingresos.

A partir de ahora urge recuperar y aumentar los ingresos monetarios provenientes del exterior, moviendo todo lo que sea factible. La sola recuperación no será suficiente. Una pequeña economía abierta, con pocas posibilidades de obtener nuevos grandes créditos, debido al nivel de endeudamiento alcanzado, solo puede crecer si el ritmo de crecimiento de sus ingresos externos es superior a la tasa de crecimiento del total de la economía. Se demandara mucha creatividad y mecanismos facilitadores y estimuladores para las exportaciones. Esa creatividad estuvo presente en los últimos treinta años, al fomentarse el poderoso sector del turismo y lograr altos ingresos con la prestación de los servicios médicos y profesionales. En el futuro, otros sectores tendrán que compartir la responsabilidad de incrementar los ingresos externos. Desaparecerán instituciones que ya se tornaron obsoletas, y habrá que emplear nuevos mecanismos, reconstruir organismos lentos y poco eficaces. Incorporar a todos en esta tarea será imprescindible.

La política industrial


Por Luis Emilio Aybar

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Jan 17 · 23 min read



Segunda parte del trabajo «Lo más puro de mis esperanzas de constructor». Concepción y práctica del desarrollo económico en el Che Guevara.

«Lo más puro de mis esperanzas de constructor».
La concepción del desarrollo económico

Un criterio importante para analizar el uso de las riquezas generadas por los trabajadores y trabajadoras, es aquel donde se define cuánto de ellas se realiza en la satisfacción de necesidades directas e inmediatas de la población, y cuánto en el ahorro y la inversión para generar nuevas capacidades que permitan incrementar y diversificar la producción. En los primeros años de la Revolución este balance, conocido como la proporción entre acumulación y consumo, se fue estableciendo cada vez más por el Estado en función de las metas de desarrollo social adoptadas, y cada vez menos por el mercado y la pulsión de lucro de los capitalistas.

La naciente revolución lanza su estrategia de desarrollo económico a partir de cuatro objetivos estrechamente relacionados: diversificación agrícola mediante la Reforma Agraria, industrialización como complemento lógico de la Reforma Agraria, eliminación del desempleo y diversificación del comercio exterior.

Esta estrategia, sumada al déficit de divisas heredado de la dictadura, requería un control gubernamental sobre el fondo de acumulación,[1] lo cual se fue desarrollando mediante el estímulo al consumo de productos nacionales, el control de los incrementos salariales, la protección de la moneda nacional, la regulación de las importaciones, entre otros mecanismos.

Todo ello implicó establecer pactos sucesivos entre el gobierno revolucionario y la clase obrera, ante un movimiento sindical que encontraba un estímulo adicional, después del triunfo de enero, para impulsar sus reivindicaciones. La vanguardia política de la Revolución desarrolló su prédica en dos direcciones: 1) convencer acerca de los efectos negativos que acarrearía, debido a la situación de la economía, dar respuesta a las demandas de incremento salarial; y 2) conectar a la clase trabajadora con las metas de desarrollo económico a mediano y largo plazo, destinadas a conseguir lo que Fidel llamó «el pan para todos, todos los días».[2]

La industrialización, proceso que requería movilizar una gran cantidad de recursos del país, estaba relacionada entonces con la posibilidad de obtener un bienestar duradero para el pueblo de Cuba. En noviembre del año 1959, durante el X Congreso Nacional Obrero, el movimiento sindical oficializa un descuento del cuatro por ciento en el salario de todos los trabajadores, el que se venía realizando de forma voluntaria, como aporte a la industrialización del país.[3] Durante el año 1959 y hasta la segunda mitad de 1960, la estrategia contempla la participación de los privados (quienes aún poseían la mayor parte de la industria) pero su actuación sería regulada desde prioridades establecidas por el Estado, quien además debía invertir y administrar directamente las industrias que se crearan en sectores estratégicos.[4] Este enfoque sufrió un cambio radical en la segunda mitad del año 1960 con la nacionalización de todas las propiedades norteamericanas, de todos los bancos (excepto los canadienses) y de 382 grandes empresas, incluyendo los centrales azucareros.[5]

En vísperas de la creación del Ministerio de Industrias, en febrero de 1961, ya han sido perfiladas las características fundamentales de un nuevo patrón de industrialización: protección de la economía nacional, nacionalización de la industria, apuesta por un desarrollo endógeno, planificación estratégica, compromiso con la clase trabajadora y administración a cargo del Estado. En síntesis: una sociedad que recupera sus riquezas, destina una parte de ellas a transformar su estructura productiva, y deposita la gestión en un Estado controlado por las fuerzas revolucionarias.
La imagen de la industrialización

Desde un inicio se asoció industrialización con Reforma Agraria en la estrategia económica, como parte de un enfoque ya bastante extendido en las teorías de desarrollo al uso. Fidel lo explica de esta manera:

«[…] Efectivamente, nosotros en Cuba confrontamos ese problema y sabemos que los 700.000 desempleados de allá no hay manera de ocuparlos, la solución única que tiene el problema es sencillamente establecer industrias… las industrias que se establezcan para el mercado interno, porque no hay industria que prospera si no tiene quien le compre, […] por eso nosotros la solución del problema de Cuba la hemos basado en dos principios: Reforma Agraria y desarrollo industrial, porque si los campesinos de nuestra patria no perciben ingresos, la industria ¿a quién le va a vender?» [6]

Mismo enfoque se encuentra en la Resolución №94 del 21 de noviembre de 1959, que oficializa la creación del Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria, el cual venía funcionando como tal hacía dos meses.

La actividad del Departamento fue más allá de la mera industrialización de los productos agrícolas. Desde su surgimiento destinó esfuerzos al estudio de posibles líneas de desarrollo industrial para Cuba como campo en sí mismo. En general, se buscaba que la industrialización contribuyera a transformar a mediano y largo plazo las proporciones de la economía: una mayor presencia de la producción de medios de producción, en comparación con la producción de bienes de consumo; un mejor balance entre la importación y la exportación y entre las actividades agrícola, industrial y de servicios; una distribución más pareja del dinamismo económico a lo largo del territorio nacional.

En un recorrido por discursos e intervenciones del Che durante los años 1959, 1960 y hasta el 1961,[7] así como en decisiones económicas adoptadas en este período, se evidencia un énfasis en la sustitución de importaciones. Se buscaba que el país lograra autoabastecerse en una amplia gama de productos terminados como forma de ahorro, mientras la obtención de divisas continuaba a cargo de los sectores exportadores tradicionales. Solo se contemplaba la exportación en el resto de las actividades industriales después de alcanzar una capacidad productiva que abarcara el mercado nacional. [8]

En el campo de las líneas de desarrollo industrial, se evoluciona de una selección de industrias básicas afincadas en recursos y capacidades presentes en el país, hacia una selección donde estas últimas son combinadas con actividades de vanguardia, basadas exclusivamente en el aprendizaje técnico y la inversión, lo que se conoce en la jerga económica como la relación entre ventajas comparativas y ventajas adquiridas. En el artículo Rumbos de la industrialización,[9] escrito entre finales de 1959 y principios de 1960, Che define seis líneas básicas a partir de los estudios y análisis realizados hasta ese momento: 1) energía y combustible; 2) industria siderúrgica y metalúrgica; 3) industria de la caña y sus derivados; 4) industria química; 5) plan de desarrollo minero; 6) industria de productos agropecuarios.[10] En ellas se partía de posibilidades existentes en el país para su despliegue, y también se apostaba a procesos de ampliación e innovación que contribuyeran a formar una base industrial sólida.

Es destacable la búsqueda de integración productiva que desde el principio orientó las proyecciones elaboradas por el Che y sus colaboradores: creación de la base energética y siderúrgica, encadenamientos entre los derivados de la caña y la actividad agropecuaria, entre el níquel y los derivados de la caña con la industria química, aprovechamiento integral de los productos agrícolas y de los recursos minerales, etcétera.

Con el avance de los estudios realizados en estos años acerca de las tendencias de la industria moderna, las líneas de desarrollo presentadas son reformuladas, y a principios de 1962 aparecen reducidas y enriquecidas con nuevos campos: 1) Metalurgia, 2) Sucroquímica, 3) Construcción naval y 4) Electrónica.[11] Las dos primeras provienen de las líneas anteriores, y tienen una base en recursos y capacidades existentes en el país. Las dos últimas tienen muy poco o ningún antecedente en la economía cubana, y con ellas se busca alcanzar un desarrollo industrial de avanzada en el mediano y el largo plazo.

En conclusión, a finales 1961 ya está perfilada la imagen de una industria endógena, integrada, exportadora y moderna como horizonte para Cuba.
Las condiciones iniciales

Estas son las proyecciones, que no necesariamente se corresponden con la política industrial concretada. Entre las primeras definiciones que se debían alcanzar estaba lo concerniente al ritmo del proceso de industrialización, tomando en cuenta el conjunto de factores sociales que intervenían. La posibilidad de adoptar un ritmo acelerado de crecimiento tecnológico fue postergada ante la meta de superar el desempleo en el año 1962. Esto se expresó en tres directrices fundamentales: 1) consentir en incorporar al sector estatal pequeñas fábricas abandonadas o malversadas por los dueños capitalistas, que eran ineficientes y tecnológicamente atrasadas pero daban empleo; 2) postergar la mecanización de determinadas industrias cuando no estuvieran dadas las condiciones para realizarla sin afectar el empleo; 3) privilegiar, en la política de sustitución de importaciones, la compra de fábricas de tecnología simple, que requerían inversiones de poca concentración de capital y por tanto permitían emplear más personas con menos dinero. En la definición de su ubicación territorial se procuró dar respuesta a los lugares más afectados por la desocupación.[12]

Así, el trabajo realizado hasta 1962 en aras de un desarrollo industrial avanzado se concentró en lo fundamental en generar las condiciones para su posterior despegue. Esto se tradujo en investigar al unísono las potencialidades económicas del país y las principales tendencias de la industria moderna, en relación con las posibles líneas de desarrollo futuro. También se dieron pasos para crear la base energética, mecánica y metalúrgica que requiere la formación de un sistema industrial sólido.

La tarea más urgente era mantener e incrementar la producción, ante la demanda creciente de un país que bullía. Se trabajó por mantener la capacidad de producción instalada, recuperarla donde se hubiera perdido, y optimizar su uso. Cuando no era posible incrementar la producción con medidas racionalizadoras, se invertía en nuevas capacidades en las fábricas existentes. Mientras, entre 1960 y 1961 se gestionó la compra de nuevos equipamientos y nuevas plantas a los países socialistas, para ampliar la capacidad de producción en aquellas actividades prioritarias donde las medidas ya citadas no alcanzaban para responder a la demanda (caso de los sectores energético, textil, y de materiales de la construcción, por ejemplo), y también para ahorrar divisas en rubros que en ese momento dependían exclusivamente de las importaciones.

Un esfuerzo destacable se realizó para recuperar la producción de níquel, una actividad importantísima por su contribución a las exportaciones, y por el papel que podía jugar en el desarrollo industrial futuro. Se logró mantener en producción la fábrica de Nicaro, «Rene Ramos Latour», nacionalizada al gobierno norteamericano; pero la principal proeza fue echar a andar la planta de Moa, renombrada «Pedro Soto Alba». En el momento en que fue expropiada a la empresa norteamericana Texas Sulphur Co., estaba aún en construcción. Por su tecnología de punta, los técnicos norteamericanos afirmaron que los cubanos no serían capaces de terminarla y hacerla funcionar. Sin embargo, se obtuvo el éxito en un esfuerzo mancomunado de técnicos cubanos y soviéticos con el minucioso acompañamiento del Che desde la dirección ministerial.[13]

Todo esto se hacía al mismo tiempo que se creaba una nueva organización económica, imprescindible en un sistema industrial que había sido totalmente reconfigurado en el año 1960. El período 1960–1962 vivió el surgimiento de las Empresas Consolidadas,[14] el Sistema Presupuestario de Financiamiento, los Consejos Técnicos Asesores,[15] los Comités de Industrias Locales (CILOS),[16] los sistemas de capacitación de la fuerza laboral, y se le dio un fuerte impulso a la formación de un sistema contable y estadístico común a todas las empresas. Un gran esfuerzo organizativo requirió también establecer todas las estructuras de funcionamiento del Ministerio de Industrias, creado en febrero de 1961, y pautar el conjunto de sus relaciones con las empresas a su cargo. Tengamos en cuenta que estas alcanzaban un número de 48, integraban 1.500 establecimientos fabriles (incluidos todos los centrales azucareros), abarcaban el 70 por ciento de la producción industrial del país, y empleaban a 260.000 trabajadores aproximadamente.[17] Estaban a cargo de actividades como la producción de electricidad, la refinación del petróleo, la metalurgia ferrosa, la metalurgia no ferrosa, la minería, la industria química, la producción de papel, azúcar, madera artificial, fertilizantes, sal, cemento, cerámica, harina, bebidas, tabacos, cosméticos, medicinas, goma, plástico, vidrios, pinturas, fósforo, ropa, calzado, entre otras.[18] La organización social del sector industrial debía ser de tal tipo que propiciara actitudes y valores socialistas y al mismo tiempo ofreciera la eficiencia y la eficacia necesarias para cumplir la política industrial.

Los obstáculos

Partiendo de esta sistematización de las tareas planteadas hasta 1962: superación del desempleo, recuperación y ampliación de fábricas existentes, incremento de la producción, instalación de nuevas plantas, sustitución de importaciones, preparación para metas superiores; podemos preguntarnos ¿qué dificultades se enfrentaron para llevarlas adelante?

En primer lugar, la escasez de técnicos y la gran inexperiencia de casi todos los dirigentes. Los datos que aporta Sáenz son aplastantes. De 2.700 técnicos industriales del país (cifra ya de por sí escasa), la mayoría ingenieros civiles, solo se quedaron 700. El resto emigró, entre ellos los de más alto nivel.

El personal dirigente, por su parte, tenía un nivel escolar muy bajo. Un dato ilustrador: en 1963 se dictó una disposición que ordenaba que en un año todos los administradores de fábricas debían tener como mínimo el sexto grado. De los cuatro viceministros, solo uno era universitario, y de todos los directores de empresas, solo tres. Otro factor limitante era el ambiente de lucha de clases que vivía el país, con sabotajes a la producción y planes conspirativos de la contrarrevolución, lo cual impedía designar directivos que no fueran confiables políticamente, aunque tuvieran un alto nivel escolar.

En segundo lugar, el bloqueo norteamericano, establecido entre 1960 y 1961. Toda la industria cubana, hasta ese momento, fue montada sobre la base de un mercado suministrador cercano y ágil, a tan solo 90 millas. Todos los sistemas de clasificación, características de las materias primas y piezas de repuesto, especificaciones tecnológicas, etcétera, estaban alineados con el sistema industrial norteamericano. El bloqueo obligó a reorientar casi todo el comercio exterior hacia el campo socialista y, por tanto, a desplegar un esfuerzo organizativo enorme para acoplar los sistemas productivos. Sáenz pone ejemplos muy ilustrativos: la generación de electricidad en Cuba, al igual que en Estados Unidos, se realizaba a 60 hertzios, en el campo socialista a 50 hertzios; los motores pequeños en Cuba trabajaban con 110 voltios, en el campo socialista con 220; en Cuba se manejaba el sistema inglés de medidas, en el campo socialista el sistema métrico; los equipos y piezas fabricados en los países socialistas no soportaban el clima cálido y húmedo de Cuba; y en muchos casos, no existían tecnologías sustitutas a las de procedencia norteamericana, por lo que los nuevos suministradores tuvieron que desarrollarlas. Por último, hubo que ampliar significativamente la capacidad de almacenamiento del país, innecesaria hasta ese momento por la cercanía del mercado de importación.

La operación tuvo un éxito rotundo, y Che pudo decir en marzo de 1961 que podían considerarse satisfechos «de haber salido de una prueba tan dura, con tan pocas bajas», y de haber cambiado «todo nuestro comercio al mismo tiempo que hemos cambiado nuestro sistema social.»[19]

De cualquier forma, y a pesar del aseguramiento de lo básico por la vía de los países socialistas, el abastecimiento de materias primas, equipamientos y piezas de repuesto continuó siendo un problema que reclamaba atención permanente, por varias razones, entre ellas la presencia de algunos suministros que solo existían en el mercado capitalista, la falta de liquidez para dar respuesta a todas las demandas de importación, el insuficiente desarrollo de fuentes nacionales de materias primas y piezas de repuesto, y la presencia de grandes desórdenes interministeriales en el país.

Esto último constituyó, sin dudas, uno de los principales obstáculos para llevar adelante las metas económicas. Así como el Ministerio de Industria desarrollaba y aprendía una forma organizativa nueva, sucedía en los ministerios con los que tenía una dependencia directa, los que también sufrían la inexperiencia de sus directivos y la escasez de técnicos. Los problemas mayores aparecían en las relaciones con el Ministerio de Comercio Exterior (MINCEX), encargado de la importación de los abastecimientos; con el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), que suministraba caña, tabaco, henequén, cuero, y otros, para su procesamiento industrial; con el Ministerio de Obras Públicas, encargado de una gran parte de la construcción de las nuevas capacidades industriales y; obviamente, con la Junta Central de Planificación (JUCEPLAN), organismo rector de toda la economía.[20]

Todo el sistema económico del país estaba dando los primeros pasos en el establecimiento de la administración estatal y planificación económica, cuyo normal funcionamiento se veía afectado por la inexperiencia y por los cambios continuos en la asignación de los recursos que imponían la defensa del país, las políticas de justicia social y los efectos del bloqueo norteamericano.
Errores en la política de sustitución de importaciones

Entre los principales problemas estuvo el enfoque equivocado de la política de sustitución de importaciones, a lo que se sumaron errores en su implementación. Entre 1960 y 1961 se realizaron negociaciones con los países socialistas para la compra de fábricas completas, incluido el asesoramiento para su instalación en el país, la mayor parte de ellas destinadas a la sustitución de importaciones en el sector industrial. Al regresar de su viaje por los países socialistas, con motivo de estas negociaciones, Che cifró en más de 100 las plantas ya contratadas para su instalación sucesiva en el quinquenio 1961–1965.[21] Muchas de ellas eran fábricas de tecnología simple, como ya dijimos, como posibilidad de obtener en breve plazo un mayor aporte al autoabastecimiento nacional y a la superación del desempleo.

Para abordar las carencias de esta política, valgámonos del propio Che, quien es exhaustivo y profundo en su autocrítica, y sistematiza las diferentes aristas del problema. En julio de 1962, haciendo un balance de lo realizado en la etapa anterior, plantea:

«Nosotros iniciamos el proceso de desarrollo económico, ¿en qué forma? Tomamos los anuarios de Comercio Exterior y dijimos: aquí se importan palas… tanto. Vamos a hacer una fábrica de palas. Se importan tantos machetes… vamos a hacer una fábrica de machetes. Se importa tanto cepillo… vamos a hacer una fábrica de cepillo […] No nos dimos cuenta de una cosa elemental: para que un país se desarrolle, por chiquito que sea, tiene que tener una base de materias primas propias, y cuando un país, como Cuba, depende de la forma que depende del comercio exterior, para garantizar un desarrollo equilibrado debe desarrollar simultáneamente nuevas fuentes de comercio exterior […] Desarrollamos una tecnología en aquella época de desconocimiento nuestro tan grande, que es increíble. Una tecnología que nos costó no sé cuántos miles de pesos por una fábrica de palas, compañeros, y vale la pena ir a ver la fábrica de palas para tener una idea de lo que no se debe hacer en política de desarrollo […] Eso es lo que no se debe hacer, eso es lo que hicimos en una época y eso es lo que está tarando nuestro desarrollo. Hay otras cosas mucho más absurdas; el machete es un instrumento de trabajo; una radio, un refrigerador, bueno, pues podíamos importarlo o no importarlo, o no tenerlo, no importa; en eso hemos gastado millones de pesos.»[22]

Y, más adelante, lamenta no haber destinado más recursos a instalaciones muy necesarias como las fábricas de piezas de repuesto.

Hubo graves problemas en la concepción y ejecución de las inversiones. La inexperiencia de los equipos de negociadores cubanos que participaron en los convenios con los países socialistas, les impidió apreciar el atraso tecnológico de muchas de las plantas ofrecidas por estos últimos, lo cual hubiera conducido a explorar mejores opciones. La insuficiencia y ausencia de estudios de prefactibilidad y de factibilidad ocasionaron grandes dificultades en el momento de la puesta en marcha de muchas fábricas, por la ausencia de materias primas y la escasez de personal técnico, así como la incursión en actividades donde la importación del producto resultaba menos costosa que su fabricación nacional.[23] Una vez más, la inexperiencia de los equipos inversionistas y los desórdenes interministeriales produjeron grandes demoras en la instalación de las fábricas, incrementando sus costos. Che plantea que «el capítulo de las inversiones es uno de los más dolorosos para el Ministerio de Industrias. Los gastos de reposición no se efectúan correctamente en casi ninguna industria y el canibalismo y el robo entre entidades estatales ha sido un constante ladero del desarrollo de nuestra organización».[24]

Llegados a este punto, pudiéramos resumir los problemas presentados en la política de sustitución de importaciones del sector industrial en los siguientes:

- Dispersión de recursos en un número muy alto de actividades industriales, sin un análisis riguroso de la factibilidad de su producción nacional.

- Desconocimiento de las características tecnológicas de la industria moderna por parte de los equipos de dirigentes y negociadores, lo cual ocasionó la compra de fábricas de tecnología atrasada.

- Poca atención al establecimiento de nuevos rubros exportables, que incrementaran las fuentes de divisas, contribuyendo a financiar la actividad económica y social del país, incluido el abastecimiento de las nuevas producciones destinadas a sustituir importaciones.

- Baja presencia de producción nacional de materias primas y piezas de repuesto, a lo cual no se le prestó suficiente atención en este período.[25]

- Inmadurez organizativa para llevar adelante la construcción y puesta en marcha de las nuevas plantas.

A pesar de la corrección de muchos de estos errores a partir del año 1962, sus efectos se hicieron sentir sobre el período siguiente. Por un lado, los plazos acordados con los países socialistas para la instalación de las nuevas industrias abarcaban todo el quinquenio,[26] a lo que se sumaron demoras en la ejecución de las inversiones. Por el otro, los pagos de los créditos recibidos, así como el abastecimiento de las fábricas instaladas, presionaron el uso de las divisas más allá del año 1962.

«A pesar de los ingentes esfuerzos realizados –dice Che–, solamente entre 1963 y este año 1964 liquidaremos el trabajo de inversión en la chinchalería[27] comprada en distintos países de Europa y comenzaremos trabajos serios de fábricas automatizadas, que contribuyan a disminuir efectivamente la salida de divisas o a crear nuevas fuentes de ellas, trabajando a niveles de costos competitivos en el mercado internacional.»[28]

Un nuevo rumbo

La viabilidad de la política industrial adoptada estuvo afectada también por resultados desfavorables en la agricultura, principal fuente de divisas del país. A intensas sequías se sumaron errores en la política de diversificación agrícola y en la producción cañera, ocasionando una disminución drástica de las zafras de 1962 y 1963. Ello condujo a una reformulación de la política económica del país entre 1963 y 1964. Se estableció a la agricultura como el eslabón fundamental del desarrollo en el próximo período. Fidel planteó que esto no significaba un abandono de la industrialización.[29] Así lo explica Alberto Martínez en marzo de 1964:

«El carácter del eslabón principal de la agricultura en el próximo período no puede entenderse como un abandono de los objetivos en la industria. Aún más, el desarrollo acelerado de la agricultura requiere un abastecimiento creciente de productos industriales, tanto de bienes intermedios y equipos como de bienes de consumo y uso para los trabajadores agrícolas. Al conferir a la agricultura el carácter de eslabón fundamental se está indicando que allí se encuentra el punto de estrangulamiento de la economía para el próximo período, y que su desarrollo permitirá el avance del conjunto y con ello también el de la industria.»[30]

El nuevo plan de desarrollo asumía tres líneas fundamentales: el azúcar, el níquel y el ganado. En diversos escritos de 1964 Che no pone ningún reparo a estas líneas, se limita a describirlas como un camino prometedor.[31] Sin embargo, en años recientes se ha hecho pública una carta escrita a Fidel unos días antes de su partida, donde plantea las limitaciones de un desarrollo basado en materias primas, cuestiona las ventajas reales de exportación que ofrecería el ganado, defiende el establecimiento de planes a largo plazo y reafirma el papel que en estos planes debía reservarse para la industria. Sus análisis reciben el beneficio del trabajo realizado por la Dirección de Planificación Perspectiva de su propio Ministerio. Ahí se han llevado a la práctica los métodos que el Che ha venido proponiendo a JUCEPLAN, o sea, incorporar como requisitos de una buena planificación el estudio profundo de la situación de la economía nacional, de las perspectivas de la economía mundial, y de las principales tendencias del desarrollo tecnológico internacional.[32]

Balance final

La confianza depositada en la capacidad del Gobierno Revolucionario para administrar los recursos no obtuvo los resultados esperados ni cumplió los plazos señalados en el campo de la inversión industrial, y ello no solo se explica por la hostilidad económica de los Estados Unidos, como el propio Che se encarga de enfatizar.[33] Durante los años 1962, 1963 y 1964 aborda en muchas ocasiones los errores en política económica.[34] Desarrolla un diálogo autocrítico con los obreros, que alcanza su máxima expresión en 1964, en la serie de discursos para la inauguración de diversas fábricas planificadas para la sustitución de importaciones. El 19 de julio de ese año, en la inauguración del Combinado del Lápiz, reconoce que la fábrica estuvo mal concebida y afirma:

«Tenemos que puntualizar bien todos nuestros errores. Es importante, porque de los errores es de donde más se aprende. Y en esta misión en que todos estamos empleados en aprender cada día más, es bueno que también a nuestro nivel, al nivel de ministros, viceministros, encargados directos de una serie de tareas importantes de la producción, podamos también aprender señalando nuestros errores.»[35]

No obstante, muchas decisiones y apuestas fueron correctas, sobre todo si nos referimos a aquellas que respondían a necesidades perentorias de la nación, como las relacionadas con el sector energético, sidero-mecánico,[36] textil, calzado, cemento, fertilizantes. Los resultados aquí fueron más perdurables, aunque también fábricas de otros sectores lograron sobrevivir a los vaivenes que ha sufrido la economía durante todas estas décadas, como es el caso de la INPUD, productora de equipos domésticos, contratada a Checoslovaquia y finalmente inaugurada el 24 de julio de 1964.

El sector industrial realizó un aporte significativo a la protección y crecimiento del empleo, y entre 1959 y 1964 la producción creció a un ritmo de 6 a 7 por ciento anual en la industria no azucarera (la producción de los centrales se vio afectada por el descenso de la caña cosechada en el sector agrícola).[37] Estos años vieron nacer investigaciones, análisis prospectivos e institutos científicos pioneros en el sector industrial cubano,[38] lo que en 1963 ya era en un sistema de centros de investigación y desarrollo, algunos de los cuales llegan hasta hoy.[39]

Un extraordinario esfuerzo de formación acelerada de fuerza de trabajo calificada se llevó adelante, poniendo las bases de lo que sería una de las grandes conquistas de la Revolución. Otros avances que pudiéramos mencionar fueron la organización eficaz del aparato de contabilidad del Ministerio de Industrias, la construcción de los primeros modelos de máquinas cortadoras de caña, el establecimiento de las bases para el desarrollo energético del país, la recuperación de la producción cañera con grandes campañas de trabajo voluntario, los significativos aportes al presupuesto de la nación y la producción masiva de artículos industriales como materiales escolares, ropa y zapatos, medicamentos, muebles y productos alimenticios para respaldar los programas sociales de la Revolución, entre ellos un plan de electrificación que llevó la luz artificial por primera vez a infinidad de caseríos y poblados.

Todo esto demuestra que las dos tareas simultáneas del socialismo — es decir, no solo la formación del hombre nuevo sino también el desarrollo de la base material — no fueron palabras de adorno en la vida Che. A ambas entregó, como dijera en aquella despedida, lo más puro de sus esperanzas de constructor.


Notas:

[1] Parte de la renta nacional que no es destinada al consumo sino a la ampliación de capacidades económicas.

[2] Citado por el propio Che en su intervención en el Programa de televisión Cuba Avanza, del 18 de junio de 1960, en Orlando Borrego (comp.). Che en la Revolución Cubana. Editorial José Martí, 2013, tomo II. p. 169.

[3] Véase José Bell, Delia Luisa López y Tania Caram. Documentos de la Revolución Cubana. 1959. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2006. Che también se refiere a esta decisión y su significado político en varias de sus intervenciones durante los meses anteriores y posteriores a noviembre de 1959.

[4] Para conocer el enfoque gubernamental del papel de los privados y la relación con el Estado, véanse las intervenciones del Che: Al tomar posesión en el Banco Nacional de Cuba, del 27 de noviembre de 1959, el texto Rumbos de la industrialización, tomos II y I, respectivamente, de la compilación Che en la Revolución Cubana, de Orlando Borrego, Editorial José Martí, 2013.

[5] Véase Cronología, 25 años de Revolución. Centro de Documentación del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Editora Política, La Habana, 1987.

[6] Citado en Orlando Borrego, Che, el camino del fuego. Imagen Contemporánea, La Habana, 2001. p. 2. Se trata de un discurso pronunciado en Buenos Aires, en la conferencia de los delegados de las 21 repúblicas latinoamericanas.

[7] Véase Entrevista en el INRA, 29 de octubre de 1959, Guevara, tomo II; Ciclo de conferencias del Banco Nacional, 26 de enero de 1969, Ib.; y Entrevista concedida a Revolución al ser designado Ministro de Industrias, 26 de febrero de 1961, tomo III.

[8] En el sector textil, por ejemplo, se proyecta alcanzar el autoabastecimiento en cinco años y, a partir de entonces, comenzar a exportar «en volumen considerable». Véase Entrevista concedida a Revolución al ser designado Ministro de Industrias, 26 de febrero de 1961, tomo III. p. 63.

[9] Tomo I.

[10] Para más información sobre estos planes de desarrollo industrial, véase Charla sobre el papel de la ayuda exterior en el desarrollo de Cuba, 9 de marzo de 1961, tomo III. También, de Tirso W. Sáenz, Che, ministro, (consultado en digital). Sáenz fue uno de los viceministros y colaboradores del Che en el Ministerio de Industrias.

[11] Véase Tareas industriales de la Revolución en los años venideros, tomo I.

[12] Ver su intervención En el programa de televisión Cuba Avanza, 18 de junio de 1960, tomo I, así como Memoria anual 1961–1962, Tomo VI. También Sáenz, op. cit, capítulo 11.

[13] Véase Orlando Borrego, Che, el camino del fuego. Imagen Contemporánea, La Habana, 2001. pp. 140–145.

[14] Integraban las fábricas dedicadas a producciones similares.

[15] «Está constituido por los obreros más destacados de cada departamento de la producción, los que, reunidos, asesoran al administrador sobre medidas prácticas a tomar en cada unidad de producción». Así lo explica el Che en Discusión colectiva, decisión y responsabilidad únicas.

[16] «Estos Comités constituían una organización complementaria a las empresas consolidadas, los que tenían el objetivo de coordinar a las fábricas en sus respectivos territorios. Sus funciones principales eran prestar ayuda mutua en cuanto a asistencia técnica, laboral y material entre las fábricas ubicadas en una misma localidad o región, coordinar actividades e intercambiar materias primas y medios de producción de uso común, entre otras. Este trabajo de integración ayudó a resolver muchos problemas con gran agilidad, en particular los relativos a los abastecimientos, sin necesidad de recurrir a los niveles superiores de las empresas o del Ministerio.». Sáenz, op. cit., capítulo 11.

[17] Luiz Bernardo Pericás, Che Guevara y el debate económico en Cuba. Fondo Editorial Casa de las Américas, La Habana, 2014. p. 132.

[18] Véase el documento ministerial, redactado por el Che, Tareas generales para 1963, tomo VI. Ahí ofrece un listado de las empresas que conformaban el organismo en 1962, y las actividades por las que respondían.

[19] Charla sobre el papel de la ayuda exterior en el desarrollo de Cuba, 9 de marzo de 1961, Tomo III, p. 79.

[20] Véase las Memorias de 1961–1962 y 1963, Tomo VI. En cada una Che dedica un espacio a abordar las problemáticas en las relaciones con otros organismos y da sugerencias para resolverlas. También Discurso en la Primera Reunión Nacional de Producción, 27 de agosto de 1961, tomo III.

[21] Véase Comparecencia televisada acerca de la firma de acuerdos con los países socialistas, Ib., p. 11.

[22] Intervención en la Reunión Bimestral del 14 de julio de 1962, tomo VI, pp. 200–203. Un análisis similar se puede encontrar a principios de este año: Tareas industriales de la Revolución en los años venideros, tomo I, pp. 117–118.

[23] Véase Jorge A. Sanguinetty, La industria, Cuban Center for Cultural, Social & Strategic Studies (descargado de internet en febrero de 2018). El autor laboró en actividades de planificación y dirección de inversiones de organismos nacionales cubanos en los años sesenta, incluido JUCEPLAN. Posteriormente abandonó el país y adoptó posiciones contrarrevolucionarias. Su artículo está dirigido a deslegitimar los esfuerzos de industrialización realizados por el gobierno cubano, pero aporta una serie de informaciones basadas en sus estudios y experiencia personal que es necesario considerar, pues algunas de ellas coinciden con las que ofrece el propio Che.

[24] Memoria 1961–1962, tomo VI, p. 528. En todos los textos ministeriales ya citados, de los diferentes años, dedica un aparte al análisis del problema de las inversiones y las medidas para su solución.

[25] Esto se contradice con los planes iniciales del Che, quien en diferentes textos y discursos del período hace alusión a la necesidad de desarrollar la mecánica y las fuentes nacionales de materias primas. Véase su artículo Rumbos de la industrialización, tomo I, y la intervención en el Ciclo de Conferencias del Banco Nacional, 26 de enero de 1960, tomo II.

[26] Una parte de ellas nunca se llegaron a instalar.

[27] Término despectivo que se usaba para referirse a una fábrica de tecnología atrasada o de producción casi artesanal.

[28] Memoria Anual, 1963, tomo VI, p. 541.

[29] Véase Fidel Castro, Tenemos derecho a sentirnos orgullosos de estos cinco años de Revolución, en Documentos de la Revolución Cubana, Editorial de Ciencias Sociales, 2012.

[30] Véase Alberto Martínez, El plan de la economía nacional para 1964, en Documentos de la Revolución Cubana, Editorial de Ciencias Sociales, 2012, pp. 151–152.

[31] Véase Cuba, su economía, su comercio exterior, su significado en el mundo actual, o la Entrevista concedida a la Revista Economía Mundial y Relaciones Internacionales, en Che en la Revolución Cubana, tomo I y V, respectivamente.

[32] En el archivo del Centro de Estudio Che Guevara se conserva una copia de la propuesta de Plan Perspectivo para el sector industrial llevada a cabo por esta Dirección. Según nos planteó en una reciente entrevista Miguel A. Figueras, quien dirigiera este departamento, un resumen fue publicado por aquellos años en la revista Cuba Socialista.

[33] Así lo enfoca en diferentes discursos. Además de la Reunión Bimestral citada, véase su intervención en la Primera Reunión Nacional de Producción, el 27 de agosto de 1961, tomo III, p. 338.

[34] Véase, por ejemplo, Entrega de premios a obreros más destacados del Ministerio de Industrias, 30 de abril de 1962, tomo IV, pp. 123–124.

[35] Inauguración de la segunda etapa del Combinado del Lápiz, 19 de julio de 1964, tomo V, p. 145.

[36] La recuperación y ampliación de la Cubana de Acero fue un ejemplo exitoso. Véase Discurso a los delegados del Ministerio de Industrias al XI Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba, 25 de noviembre de 1961, tomo III.

[37] Memoria Anual 1961–1962, tomo VI, p. 516.

[38] Como el Instituto Cubano de Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar (ICIDCA), el Instituto Cubano de Recursos Minerales (1961), y el Instituto Cubano de Investigaciones en Minería y Metalurgia (1962).

[39] Como el célebre ICIDCA. Véase Tirso W. Sáenz, Che, op. cit., capítulo 13.