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sábado, 17 de septiembre de 2022

La Fed debe esperar


NUEVA YORK – La Junta de la Reserva Federal de los Estados Unidos se volverá a reunir los días 20 y 21 de septiembre, y aunque la mayoría de los analistas anticipa otra importante suba de tipos de interés, hay buenas razones para que la Fed ponga en pausa el decidido ajuste de la política monetaria que está llevando adelante. Las subas que aplicó hasta ahora frenaron la economía (el ejemplo más obvio es el sector de la vivienda), pero su impacto sobre la inflación es mucho más incierto.

Por lo general, el efecto de la política monetaria sobre la economía se produce con retrasos largos y variables, sobre todo en tiempos de agitación. Vista la profundidad de la incertidumbre geopolítica, financiera y económica (y en particular respecto de la trayectoria futura de la inflación), lo más prudente es que la Fed suspenda las subas de tipos y espere hasta que sea posible una evaluación más fiable de la situación.

Hay varias razones para una pausa. La primera es básicamente que la inflación ya muestra una marcada desaceleración. El crecimiento del índice de precios al consumidor (IPC, el indicador más importante para las familias) fue cero en julio, y es probable que haya sido cero o incluso negativo en agosto. En tanto, el índice de precios para gastos de consumo personal (otro indicador muy usado que se basa en las cuentas del PIB) se redujo un 0,1% en julio.

Algunos querrán atribuir esta aparente victoria sobre la inflación al ajuste de la política monetaria. Pero ese argumento comete la falacia post hoc ergo propter hoc (dar por sentado que puesto que A sucedió antes de B, entonces A tiene que ser la causa de B) y confunde correlación con causación. Además, los factores principales del comportamiento actual de la inflación tienen poca relación con el freno a la demanda. Restricciones de la oferta provocaron un aumento de inflación, y factores relacionados con la oferta explican la reducción actual.

Es verdad que muchos economistas (incluidos algunos de la Fed) creyeron que las interrupciones de la oferta derivadas de la guerra de Rusia en Ucrania y de la pandemia se iban a superar en muy poco tiempo. Resultó que se equivocaron, pero sólo en relación con la velocidad con que se normalizarían las condiciones. Este error es en gran medida comprensible. ¿Quién hubiera pensado que a la legendaria economía de mercado estadounidense podía faltarle tanta resiliencia? ¿Quién hubiera previsto que sufriera una escasez crítica de leche de fórmula, de productos de higiene femenina y de componentes para la fabricación de autos? ¿Estamos hablando de Estados Unidos, o de la Unión Soviética en sus últimos días?

Además, antes de que el presidente ruso Vladímir Putin empezara a acumular tropas en la frontera con Ucrania el año pasado, nadie podía predecir que habría una importante guerra terrestre en Europa. Y ahora nadie puede predecir cuánto durará, ni cuanto tiempo le llevará a la dirigencia política detener los aumentos de precios que trae aparejados (que en algunos casos sólo son resultado del aprovechamiento especulativo de la guerra).

Pero básicamente, lo que está ocurriendo con la inflación es muy sencillo: muchos de los factores de oferta que provocaron un aumento de precios al principio de la recuperación ahora se están revirtiendo. En particular, el precio de la gasolina conforme al IPC se derrumbó un 7,7% en julio, y hay índices privados que sugieren una caída comparable en agosto. Una vez más, esta inversión de la trayectoria de precios era predecible y estaba predicha; la única incertidumbre tenía que ver con el momento en que ocurriría.

Otros precios siguen una pauta similar. En julio, el IPC núcleo (con exclusión de energía y alimentos) tuvo un aumento bastante moderado del 0,3%, y el índice de gastos para consumo personal con exclusión de energía y alimentos sólo aumentó un 0,1%. Esto sugiere un alivio de las demoras en la importación de bienes (el problema detrás de los anaqueles vacíos y de los trastornos que experimentaron las empresas durante la primera etapa de la pandemia).

Hay datos recientes que respaldan esta inferencia. El índice de presión de la cadena de suministro global que calcula el Banco de la Reserva Federal de Nueva York ha tenido una marcada caída desde el máximo alcanzado a fines del año pasado hasta situarse en un nivel apenas superior al de antes de la pandemia. Los costos de transporte marítimo todavía están muy por encima de los niveles prepandémicos, pero se han reducido casi un 50% respecto de los máximos del año pasado, y es probable que sigan bajando. Los precios de numerosos commodities que experimentaron un gran aumento durante la pandemia y en los primeros meses de la guerra de Rusia cayeron a los niveles prepandémicos. Por ejemplo, el «índice seco» del Báltico se encuentra por debajo de su promedio de 2019.

La industria automotriz también superó los problemas creados por la escasez mundial de semiconductores; según el índice de producción industrial de la Fed, la fabricación de vehículos automotores en julio fue incluso mayor al nivel prepandémico.

Tras un año de recibir malas noticias sobre la inflación y sobre los factores de oferta que la causaron, ahora empiezan a llegar las noticias buenas. Y aunque a nadie se le ocurriría decir que la formulación de política monetaria deba basarse en apenas dos meses de datos, hay que destacar que las expectativas de inflación también se han moderado: tanto el índice de sentimiento de los consumidores de la Universidad de Michigan como la encuesta de expectativas de los consumidores de la Fed de Nueva York comenzaron a mostrar un descenso de expectativas inflacionarias en julio.

La justificación habitual para un ajuste de política de la Fed es que es necesario para evitar un ciclo de autocumplimiento, en el que las expectativas de una mayor inflación por parte de trabajadores y empresas se trasladan a la fijación de precios y salarios. Pero esto no puede suceder cuando las expectativas de inflación están en descenso, como ahora.

Algunos analistas han sugerido que Estados Unidos necesita un largo período de más desempleo para volver a llevar la inflación a la meta de la Fed. Pero sus argumentos se basan en modelos de curva de Phillips estándar, y la inflación actual no se condice con la curva de Phillips (que da por sentado una relación inversa sencilla entre inflación y desempleo). Al fin y al cabo, el pico de inflación del año pasado no se debió a una caída pronunciada y repentina del desempleo, y la desaceleración reciente del aumento de precios y salarios no es atribuible a que haya alto desempleo.

A la luz de los datos más recientes, sería irresponsable que la Fed provoque un aumento deliberado del desempleo, llevada por una fe ciega en que la curva de Phillips sigue siendo aplicable. La formulación de políticas siempre se realiza en condiciones de incertidumbre, y hoy esta es particularmente grande. En momentos en que la inflación y las expectativas inflacionarias ya se están moderando, la Fed debe prestar más atención al riesgo que supone continuar el ajuste: en concreto, el riesgo de hundir a la vapuleada economía estadounidense en la recesión. Debería ser razón suficiente para que la Fed se tome un descanso durante este mes.

Traducción: Esteban Flamini


JOSEPH E. STIGLITZ, a Nobel laureate in economics and University Professor at Columbia University, is a former chief economist of the World Bank (1997-2000), chair of the US President’s Council of Economic Advisers, and co-chair of the High-Level Commission on Carbon Prices. He is a member of the Independent Commission for the Reform of International Corporate Taxation and was lead author of the 1995 IPCC Climate Assessment.

DEAN BAKER Dean Baker is Co-Director of the Center for Economic and Policy Research in Washington, DC.

El turismo mundial tendrá que esperar a 2024 para su completa recuperación


La región Asia-Pacífico será la primera en lograr niveles previos a la pandemia, en 20237 septiembre, 2022

En 2022, el turismo acelerará su recuperación a un ritmo del 43,7% en comparación con 2021 y sumará 10 millones de empleos
Entre 2022 y 2032, la contribución del sector turístico a la economía global crecerá a una tasa anual promedio del 5.8%

Entre los factores que amenazan la recuperación, destaca el incremento de los precios de la energía por el conflicto en Ucrania

El año 2022 se consolida como el de la recuperación turística tras la pandemia de la COVID-19, especialmente tras los elevados índices de ocupación del verano, pero no lograremos todavía los niveles previos a la crisis. Según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés), hasta 2024 no se alcanzarán las cifras de 2019 en todas las regiones del mundo, con una excepción: Asia-Pacífico, que lo logrará un año antes, según explica en su último informe sobre el impacto económico del turismo.

A medida que mejora la confianza de los viajeros, se estima que el turismo acelerará este año su recuperación a un ritmo del 43,7% en comparación con 2021 y sumará 10 millones de empleos. Además, de acuerdo con el WTTC, los datos preliminares del primer semestre de 2022 avalan su previsión de que "es probable que el sector regrese a los niveles previos a la pandemia alrededor de finales de 2023", aunque será claramente en 2024 cuando todas las regiones "se recuperen por completo", añade el análisis.

Quien sí lo hará con claridad en 2023 es la región Asia-Pacífico, ya que según dicho informe, será la primera región que vuelva, ese año, al escenario de 2019, mientras que la actividad turística en Europa no será hasta 2024 cuando su contribución al PIB sobre las cifras previas a la pandemia, con un 4,1%.

En 2019, el turismo suponía el 10,3% del PIB mundial, en 2020 se redujo al 5,3%, ante el cierre del sector por la pandemia, pero consiguió una leve recuperación en 2021, al situarse en el 6,1%



Previsiones del sector para el periodo 2022-2032.

Por tanto, desde 2022 la recuperación del sector irá mejorando cada año. De hecho, el WTTC prevé que, entre 2022 y 2032, la contribución del sector turístico a la economía global crezca a una tasa anual promedio de 5.8%, más del doble del promedio del 2.7% estimado para la economía mundial.El turismo crecerá el doble que la economía mundial en los próximos 10 años


Evolución del Producto Interior Bruto (PIB) entre 2020 y 2025 comparados con 2019.

En ese mismo periodo, se prevé que el sector genere 126 millones de nuevos empleos. Gran parte de ellos se concentrarán en la región de Asia-Pacífico (64,8%), especialmente en China (25,5%) e India (20,4%).El turismo creará casi ocho millones de empleos en Europa la próxima década



¿Dónde se crearán 126 millones de nuevos puestos de trabajo entre 2022 y 2032? (click para ampliar la imagen).

“A pesar de un entorno macro desafiante, el sector de los viajes y el turismo se ha recuperado. El mundo, con algunas excepciones, vuelve a viajar. Y estamos viendo un resurgimiento en los viajes de negocios. Durante los próximos 10 años, el crecimiento de los viajes y el turismo superará a la economía mundial”, afirma Julia Simpson, presidenta y directora ejecutiva de WTTC.
Sigue habiendo amenazas

Aunque las previsiones son positivas, no se puede olvidar que sigue habiendo una serie de factores que amenazan la recuperación, según advierte el WTTC.

Por un lado, se mantiene el conflicto en Ucrania que dura ya más de seis meses con graves consecuencias en la economía de la mayor parte de los países. La guerra está interrumpiendo la cadena de suministros e incrementando el precio de la energía, que ha disparado la inflación en muchos países, entre ellos España, en niveles históricos, por encima del 10%, aunque su avance se ha frenado ligeramente en agosto.

Suben los precios y se reducen los ingresos disponibles para las familias en destacados mercados emisores.

El WTTC señala que los efectos de las restricciones del espacio aéreo y el aumento de las tarifas del petróleo podrían encarecer los billetes para viajar

Otro de factor importante es la escasez de personal, que se ha identificado como uno de los desafíos clave para el sector en su camino hacia la recuperación de la crisis sanitaria.

Tras una buena temporada… positivos, ¡pero cautelosos!

Publicada el 16 de septiembre de 2022



Gabriel Escarrer
Vicepresidente Ejecutivo y Consejero Delegado. Melia Hotels

Este septiembre hemos vuelto a la normalidad. No solo por la vuelta al trabajo de la mayoría de nosotros tras las vacaciones de verano, también porque hemos vivido una temporada turística muy positiva. Los datos de la actividad que ha vivido nuestro sector durante este verano nos demuestran la resiliencia del turismo, pues la gran capacidad de recuperación que ha tenido es innegable, y su importancia para la economía.

En España, según datos de Exceltur, esta temporada se ha recuperado el 98% del turismo previo a la pandemia, estimando que se han generado más de 150.000 millones de euros. Y es que como os comentaba en mi última publicación, sobre todo los destinos vacacionales españoles han vivido una clara recuperación este verano, que nos ayudará sin duda a contrarrestar las dificultades que el sector arrastra tras dos durísimos años de pandemia, y los muchos retos que todavía afronta para poder consolidar una recuperación sólida y sostenible.

Si queréis echarle un vistazo a mi artículo, en él identifico las que para mí y para Meliá Hotels International han sido las claves de esta memorable temporada.

Y no solo vemos una recuperación en la hotelería, también de todos los actores del sector turístico. En España, los aeropuertos han recibido esta temporada de verano más de 78 millones de pasajeros, a cuatro meses para cerrar el año. Y, además, está a menos de un 15% de alcanzar los niveles de 2019.

Sin embargo, no debemos echar las campanas al vuelo. Como explica Carlos Garrido, presidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV), en una entrevista para Hosteltur aun con la satisfacción de estos meses de verano, no debemos olvidarnos de la preocupación que se vive de cara al otoño.

Además, según explica el presidente de la CEAV, los hábitos del cliente han cambiado, se ha retrasado mucho el tiempo medio de realizar la reserva y es una variable que no sabemos cómo se comportará en el último trimestre. Debemos estar atentos también a las tendencias de consumo.

El futuro del turismo, una industria en constante evolución y crecimiento

En España, así como en la mayoría de los destinos turísticos de mayor relevancia mundial, hemos vivido un verano sin igual. Algunos ya lo han bautizado como “el verano de la venganza”, aunque preferiría decir que ha sido el verano de la ilusión por volver a viajar y descubrir el mundo.

De hecho, según los datos de esta temporada, la zona mediterránea y el sur de Europa, destacando, además de España, Grecia, Italia y Portugal, han recibido niveles de turistas incluso superiores a los datos prepandemia.

Si volvemos al caso de España, El Economista recoge en un artículo recientemente publicado que las mayores cadenas hoteleras del país han recuperado este verano los niveles previos a la pandemia. Se ha recuperado la ocupación, las tarifas y también el mix de nacionalidades que nos han visitado. Además, tanto Meliá Hotels International como los demás grandes grupos hoteleros de España, nos mostramos positivos de cara a la recta final del año, tras haber registrado ocupaciones entorno al 90% y un incremento en las tarifas, a pesar del momento económico que estamos viviendo.

En esta publicación podéis ver la visión que las grandes hoteleras tenemos sobre la temporada que hemos vivido, así como la perspectiva que tenemos para los próximos meses y el impacto que esta teniendo la inflación que, aún con una temporada positiva, afecta a nuestra rentabilidad. Os animo a que le echéis un vistazo:

Según el análisis realizado por la WTTC (World Travel & Tourism Council), durante la próxima década el sector turístico seguirá creciendo y aumentando aportación a la economía mundial. Si bien es obvio que hemos vivido unos años difíciles y que continúan surgiendo diferentes problemas coyunturales, el turismo se muestra positivo para afrontar los próximos años con fuerza y resiliencia. A medida que mejora la confianza de los viajeros, se espera que el turismo acelere este año su recuperación a un ritmo del 43,7% en comparación con 2021 y sume 10 millones de empleos. Según estima la WTTC, es muy probable que en 2023 el turismo mundial regrese a nivel prepandemia, aunque será en 2024 cuando todas las regiones se recuperen por completo. Además, a partir de este año el sector continuará mejorando con un crecimiento anual promedio del 5,8% hasta el 2032.

Lo que nos muestra el análisis de la WTTC es que la región Asia Pacífico será la más aventajada en esta recuperación que estamos viviendo, que durante 2023 volverá a los niveles de negocio anteriores a la pandemia. Por nuestra parte, en Meliá Hotels International, seguimos manteniendo un fuerte compromiso en Asia Pacífico, región en la que continuamos creciendo y esperamos seguir aumentando nuestro portfolio. De hecho, este año hemos marcado un nuevo hito de nuestra expansión en Vietnam, donde junto nuestra alianza con Vinpearl hemos sumado 12 hoteles que ya han culminado la transición a nuestra marca. Con ello, nos hemos convertido en la marca internacional con mayor presencia en el país, sumando ya 22 hoteles abiertos en Vietnam.

¿Debemos mostrarnos positivos?

Nuestra experiencia en los últimos años, al igual que ha pasado con otras crisis en la historia, nos demuestra que el turismo es un sector resiliente y que sabe adaptarse a las diferentes circunstancias. Por ello, estoy convencido que el nuestro es un sector en expansión, y seguirá creciendo.

Igualmente pienso que debemos mostrarnos cautelosos, ya que la visibilidad aún es limitada y, sobre todo, para poder tomar las decisiones adecuadas en los momentos oportunos. Atentos a todo lo que sucede en el mundo y a la incertidumbre en la que nos vemos envueltos, pero enfocados en la mejora continua de nuestro sector. Además, hay amenazas que hoy ya se han convertido en realidad, como la inflación que nos ha traído un aumento de costes y, por ende, márgenes más ajustados, pues solo una parte de este incremento de costes puede repercutirse al cliente.

Como os menciono, la inflación es uno de nuestros grandes riesgos ahora mismo, a nivel de empresa y como consumidores. Hace unos días, desde el Banco Central Europeo nos indicaban que tras un verano muy positivo, en gran parte gracias al turismo, se espera una desaceleración de la economía actividad. ¿Las razones? La inflación que frena el gasto, el debilitamiento de la demanda y la incertidumbre.

Nos mantenemos pues, positivos, pero prudentes y preparados

Pero si hay algo que no podemos negar es que viajar, el turismo, es parte de nuestro bienestar y de nuestras vidas: las vacaciones de verano, los viajes para descubrir mundo, incluso los viajes corporativos que también se están retomando. Las ganas de viajar nunca acabarán y esa es nuestra mayor fortaleza. HHC: negritas nuestras