“Con el bloqueo, Estados Unidos busca imponer un mensaje de amenaza. Toda nación que se atreva a defender con firmeza su soberanía y construir su futuro pagará un alto precio”, dijo el canciller cubano al intervenir en la Asamblea General de la ONU el miércoles 30 de octubre de 2024. Foto: EFE.
“Durante cinco días, del viernes 18 al 23 de octubre, las familias cubanas estuvieron privadas de electricidad, con la ansiedad de que los alimentos se perderían y no sería posible, por costosos, reponerlos. También faltó el agua; las escuelas y universidades suspendieron clases; la economía se detuvo. Durante el apagón, el huracán Óscar golpeó el oriente del país, en Guantánamo, donde una base de Estados Unidos usurpa nuestro territorio”, comenzó recordando este miércoles, al intervenir ante la Asamblea General de la ONU, el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla.
“Fallecieron siete personas, una niña de cinco años, y dos personas permanecen desaparecidas. Fotos de satélites mostraron un país apagado. Fueron impresionantes la serenidad, comprensión y conciencia y movilización de vecinos en apoyo a vulnerables, los trabajadores eléctricos protagonizaron una verdadera proeza junto a entidades del Estado.
“La causa primaria del fallo del sistema eléctrico nacional fue la carencia de combustible, que provocó inestabilidad, asociada al estado precario del sistema”, continuó el ministro de Relaciones Exteriores, quien recordó las medidas aplicadas por EE.UU. desde 2019 para impedir los suministros de combustibles y piezas de repuesto a plantas y obstaculizar fuentes de financiamiento.
Señaló que el país superó la contingencia, pero continúan los apagones, que afectan servicios y hogares porque depende de combustibles importados. “Estados Unidos ha aplicado una política de máxima presión a terceros para impedir a Cuba el acceso a combustibles”, denunció el canciller.
Precisó que solo en el año entre marzo de 2023 y febrero de 2024, el Gobierno de EE.UU. sancionó a 53 buques y 27 compañías. Las pérdidas por 18 días de bloqueo −dijo−, equivalen al costo anual del mantenimiento del sistema eléctrico nacional, 250 millones de dólares.
Agregó que cinco meses de bloqueo equivalen al costo total de las importaciones anuales de combustible, 2 000 millones de dólares.
Preguntó que, ante este escenario, si realmente el objetivo de Biden es ayudar y apoyar al pueblo cubano, quién podría creerlo, y seguidamente agradeció los ofrecimientos de cooperación de naciones y otros actores.
Explicó que la economía ha experimentado decrecimientos sin precedentes con efecto directo en la población y que el Gobierno trabaja sobre causas diversas, como lo pueden ser para cualquier país, de carácter interno y derivadas de acontecimientos internacionales, “pero la particularidad en nuestro caso es el deliberado bloqueo. Ningún país podría encarar una agresión asimétrica y extendida en el tiempo”.
“Con el bloqueo, Estados Unidos busca imponer un mensaje de amenaza. Toda nación que se atreva a defender con firmeza su soberanía y construir su futuro pagará un alto precio”, dijo, y denunció la intención de golpear con fuerza demoledora la capacidad de crecimiento de cualquier nación como Cuba.
Añadió que EE.UU. sabe que viola la Carta de la ONU, las normas del comercio y la navegación, amenaza a ciudadanos y entidades si comercian con Cuba. “Cualquiera que lea la Ley Helms-Burton comprobará cómo se obliga al presidente de Estados Unidos a inmiscuirse en asuntos internos de otras naciones”.
Denunció que el bloqueo, un sistema de medidas coercitivas, es una guerra económica, un crimen de genocidio y una violación de los derechos humanos.
“¿Cómo sería Cuba hoy si contara con los fondos [daños acumulados de más de 164 000 millones de dólares a precios corrientes, que superan el billón si se toma en cuenta el comportamiento del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional] de los que nos ha privado el bloqueo desde su imposición?, preguntó. Bajo esas condiciones extremas, Cuba ha construido una obra social reconocida, con el compromiso de no excluir a nadie”.
Más adelante, el canciller cubano recordó que desde 2017 EE.UU. impuso medidas coercitivas para reforzar más el bloqueo. En medio de la pandemia de covid, las medidas escalaron a una dimensión extrema, perversa y dañina, llegando a impedir la compra de fármacos y equipos como ventiladores pulmonares y deshaciendo el discreto progreso en las relaciones entre 2015 y 2016.
“Biden ha dejado intacto el régimen de medidas de su predecesor y lo ha aplicado consciente de su impacto en la familia cubana”, denunció el ministro cubano de Exteriores, precisando que cada día de vigencia de bloqueo cuesta a Cuba 14 millones de dólares, “un costo exorbitante para cualquier economía, pero más para una pequeña como la de Cuba”.
Señaló que los efectos del bloqueo se observan en deterioros e inestabilidad de servicios básicos que los cubanos han podido disfrutar durante décadas, como electricidad, producción de alimentos y medicamentos.
“Más del 80% de la población cubana solo ha conocido una Cuba con bloqueo. Todos los jóvenes cubanos han tenido que vivir en un país bloqueado. La familia sufre de separación impuesta artificialmente por altas tasas de migración. El endurecimiento extremo del bloqueo ha llevado a los cubanos a migrar”, dijo.
Recordó que el derecho a la alimentación es un derecho humano, y a propósito señaló que el costo de cuatro meses de bloqueo, unos 1 600 millones, es equivalente al gasto para garantizar un año de canasta básica. “Las medidas del bloqueo se traducen en perenne agonía para encontrar recursos para pagar los embarques con productos; obstaculizan la disponibilidad de semillas, fertilizante y otros insumos, a lo que se suman las dificultades en transporte marítimo”.
Rodríguez Parrilla explicó que, en virtud de disposiciones legales, el Gobierno de EE.UU. permite exportaciones excepcionales, pero son ventas en una sola dirección y sujetas a prohibiciones extraordinarias, permisos para ventas al contado y por adelantado, y los barcos estadounidenses regresan vacíos a sus puertos de origen.
“Las transacciones pudieran convertirse en comercio verdadero y ser mucho más dinámicas e importantes sin el bloqueo”, apuntó.
Tras recordar que otro derecho, el de la salud, debería ser sagrado, sostuvo que la política de asedio y persecución contribuye a que el cuadro básico de medicamentos no se pueda garantizar, incrementando la mortalidad infantil.
“Bastarían 25 días de bloqueo para garantizar la producción y disponibilidad de fármacos de primera necesidad. Con 12 millones de dólares, Cuba podría adquirir insulina para todos los diabéticos. Un solo día de bloqueo supera esa cifra”, dijo, y agregó que “15 minutos de bloqueo, menos tiempo que este discurso, equivalen a 144 000 dólares de pérdidas, dinero que puede pagar prótesis auditivas”.
Subrayó que el Gobierno de EE.UU. conoce los efectos directos e indirectos que su política tiene sobre el sistema de salud cubano y no puede ocultar que su objetivo es provocar daño a la salud. “Ningún Gobierno debería tener como política provocar daños a otros”, un castigo colectivo que viola los preceptos del derecho internacional y el derecho internacional humanitario.
El canciller se refirió también al carácter calumnioso de la decisión de incluir a Cuba en el listado de Estados patrocinadores del terrorismo y señaló el agudo contraste con la tolerancia e indiferencia frente a individuos y grupos que hoy financian acciones terroristas contra Cuba.
Como uno de los ejemplos de ello, mencionó la reciente liberación de Alexander Alazo, quien el 30 de abril de 2020, en plena calle, disparó 32 cartuchos con ametralladora contra la embajada de Cuba en ese país, en cuyo recinto había siete personas en ese momento.
Ese listado −continuó Rodríguez Parrilla− no tiene legitimidad alguna y perjudica esfuerzos internacionales contra el terrorismo, es un instrumento de coerción y para amedrentar a instituciones financieras si se relacionan con Cuba.
Señaló, además, que durante el gobierno de Biden se negaron a prestar servicios a bancos cubanos por miedo a las multas de Estados Unidos. Igualmente, se priva del visado ESTA a ciudadanos de países que disfrutan de ese privilegio por el hecho de viajar a Cuba, una medida que en 2023 se aplicó a más de 300 000 personas.
Estados Unidos −denunció− busca por todos los medios impedir la recuperación económica cubana golpeando el turismo, un arma política que también viola la libertad de viajar de los ciudadanos estadounidenses.
Recalcó que Cuba no tiene vínculos con el terrorismo y que su inclusión en la lista que elabora el Departamento de Estado es “testimonio de la carencia de argumentos políticos o éticos para justificar la guerra económica” contra el país caribeño.
“Biden tiene prerrogativas para firmar un documento que deje a Cuba fuera de esa lista, sería lo único moral y legalmente correcto. La comunidad internacional sabe que Cuba no es terrorista, recordamos la declaración suscrita por 123 países en el marco del Consejo de Derechos Humanos”, dijo.
El canciller cubano aclaró que medidas recientes no son un alivio del bloqueo. “Son excepciones dentro del amplio conjunto de represalias para, supuestamente, favorecer al sector privado cubano. El pequeño empresario privado cubano también sufre del bloqueo. El entramado del bloqueo impide que esas excepciones sean viables. Cuba es una sola y su sistema empresarial también”.
El bloqueo −denunció más adelante−, “se acompaña y complementa con maquinaria tóxica de guerra cognitiva o no convencional para sembrar la desconfianza en el pueblo y para tratar de responsabilizar cínicamente al Gobierno por las consecuencias que provoca el bloqueo. El fin es el cambio de régimen, siguen la pauta del memorando de Mallory”.
“Dejen a Cuba vivir, vivir en paz”, reclamó el canciller.
Recordó que en pocos días habrá elecciones en EE.UU. y que “el Gobierno que resulte ganador tendrá la oportunidad de escuchar democráticamente a su pueblo y a la mayoría de la comunidad internacional y permitir a nuestro pueblo desarrollarse”.
Cuba −recalcó− “continuará su camino soberano y reitera su disposición al diálogo serio y responsable, basado en el respeto mutuo. El pueblo y el Gobierno agradecen las muestras de solidaridad y saben que Cuba no está sola.
“Desde 1992, esta Asamblea se ha pronunciado inequívocamente a favor de poner fin al bloqueo. Las razones son hoy tan o más válidas que antes. Se reafirmará el derecho de los pueblos a defender su soberanía. El bloqueo contra Cuba es una violación flagrante de la Carta de la ONU”, dijo el canciller.
Reiteró el llamado al presidente Joe Biden a utilizar las prerrogativas ejecutivas y reparar la injusticia que se comete contra el pueblo cubano. “No se pide un acto generoso ni trato preferencial, sino que cese el abuso”.
“Los colosales desafíos no nos amilanan, como dijo Fidel. Continuaremos luchando contra el bloqueo, que un día será abatido. El voto a favor de la resolución será un justo reconocimiento a la resistencia del pueblo cubano”.