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jueves, 8 de febrero de 2024

MERCADO CAMBIARIO. PRIORIDAD PRINCIPAL.

Por Joaquín Benavides Rodríguez*

No puede haber tarea más importante en la conducción económica del País, en la coyuntura actual, que estabilizar la macroeconomía, y esta no se podrá cumplir sin que el Banco Central ejerciendo un papel protagónico y en coordinación con el Ministerio de economía, logre establecer una tasa de cambio oficial para las empresas estatales, privadas, cooperativas y para la población. Una vez establecida y respaldada, es que pudiera considerarse legal para todos los actores económicos y la población. Y a partir de ello es que debiera considerarse ilegal la tasa informal. El concepto de intervención, que surgió en la última reunión de la Asamblea Nacional no se entiende bien, ni se ha explicado su alcance. Una tasa oficial no respaldada no convierte en ilegal la tasa informal. Una tasa respaldada en todo momento, si convertiría en ilegal la tasa informal.

Está claro que para establecerla, y sobre todo para respaldarla, es necesario que el Banco Central cuente en sus activos líquidos las divisas suficientes con las reservas imprescindibles. Es el Banco Central y su Tesorería quien debe gestionarlas y administrarlas y no el órgano de Planificación. Aunque por supuesto, a la hora de determinarla y fijarla, hay que tener en cuenta el criterio y el acuerdo de este, y en caso de discrepancia debería ser el Presidente del Gobierno quien decida. Ese es el precio más importante de la economía, con influencia en todos los actores de ella, en la población, y por ello con repercusiones en toda la sociedad.

Pero una vez establecida y fijada oficialmente y diariamente por el Banco Central, con efectos legales para toda la economía y actores nacionales y extranjeros, la tasa de cambio debiera ser influida solo por el mercado, regulado por supuesto por el Banco. El mercado financiero, del cual la tasa de cambio oficial es su principal precio, tendría que ser regulado por el Banco Central. Esa regulación no debería ser nunca una intervención administrativa y burocrática. Tendría que ser utilizando el propio objeto de ese mercado, que es el dinero.

Se podría afirmar que sin solucionar el problema de la tasa de cambio oficial, a las empresas estatales no les sería posible actuar empresarialmente como un ente económico cuya función principal es producir y desarrollarse. Ni siquiera competir con las Mipymes y encadenarse productivamente con ellas. En resumen no les sería posible acceder al mercado financiero de divisas, que en las condiciones de nuestro País y su economía, significa como acceder a una transfusión salvadora. Con ese instrumento creado, seria responsabilidad de las empresas propiedad del estado socialista, gestionar sus recursos financieros en divisas, con el fin de producir para el mercado, sea nacional o de exportación. Así fue en el Periodo especial a partir del año 1994. No había casi petróleo, los apagones eran hasta de 12 horas, y la producción no se detenía. 3 años después la economía había logrado salir adelante. Pero las empresas estatales tenían autonomía para gestionar recursos en cualquier país, para producir y desarrollarse. No requerían autorización previa para gestionarlos, solo aprobación para concretarlos. Importaban y exportaban directamente y pagaban a los proveedores, cobraban a los compradores, y quedaban cubiertos por pagares y letras de cambio que podían presentar ante los tribunales. No había actuado Trump, es verdad, pero si Clinton con la Torricelli y la Helms Burton y el bloqueo financiero funcionaba. Y el País se blindo, el Banco Central desarrollo el sistema financiero en divisas para apoyar a las empresas y los negocios y las empresas buscaron las formas de encontrar soluciones.

Soy de la opinión, que uno de los principales factores que tienen trabada la inversión en Cuba de empresas extranjeras, es precisamente que carecemos de una tasa de cambio oficial, que le permita a estas, no solo calcular realmente sus costos internacionales, sino sobre todo tener garantías de que pueden extraer sus utilidades con una tasa de cambio que sea comparable internacionalmente.

Considero además, que solo si existiera una tasa de cambio oficial fundamentada y respaldada por el Banco Central, sería posible que los capitales financieros privados de origen cubano y también de otros orígenes, se arriesguen a financiar proyectos productivos estatales y privados. Ello podría estimular probablemente a que la banca internacional, no norteamericana, comiencen a solicitar licencias para establecer sucursales o instituciones financieras no bancarias con fines de intermediación y negocios financieros.

Solo con una tasa de cambio oficial del Peso cubano, respaldada por el Banco Central, se podría aspirar en el futuro a intercambiar en el mercado internacional, por ejemplo níquel o azúcar, por petróleo sin utilizar divisas, tal como comienzan a hacer países asociados a los BRICS.

Asimismo, el mercado de las remesas se podría aspirar a recuperar de manos de operadores extranjeros, que se han apropiado de una parte significativa de ellas, operando desde el exterior, con relativa eficiencia, el mercado cambiario informal generado en Cuba y alimentado por el déficit presupuestario y la consecuente inflación.

El argumento utilizado públicamente hasta ahora, por funcionarios, sobre todo del Ministerio de economía, es que no hay dinero para establecer una tasa de cambio oficial. Que no hay dinero en divisas para todo lo que necesita la economía del País, es verdad. Pero si de verdad se quiere salir de la crisis económica y comenzar a producir se debería poner en la primera prioridad el dinero en divisas para ese objetivo. En las condiciones actuales de la economía, o se resuelve el asunto de la tasa de cambio, o no se puede salir de la crisis económica y también social.

Si quien dirige la economía se equivoca en las prioridades, no saldremos de la crisis. Si se resuelve lo prioritario, que debería ser la tasa oficial de cambio respaldada por el Banco Central, para las empresas estatales, privadas, cooperativas y para la población, se crea la condición principal para salir de la crisis económica y de producción, que hará posible que las empresas estatales y del sector privado y campesino se incorporen plenamente a la producción.

Importar alimentos, como hacemos hasta ahora no debe ser lo prioritario. Lo prioritario debe ser producirlos. Con tasa de cambio oficial, las empresas estatales agrícolas y azucareras, los agricultores privados y cooperativas, comprarían las divisas en el banco con la moneda nacional e importarían lo que requieran para producir los alimentos para la población y la exportación. Es lo que han venido haciendo las MIPYMES, tan criticadas por algunos, para adquirir los productos que venden a la población, o le sirven de insumos para sus producciones o para encadenarse con empresas estatales y también para exportar como ya lo están haciendo. Lo han venido llevando a cabo, utilizando el mercado informal, que se alimenta del déficit presupuestario y de la inflación que provoca. Esa no puede ser la solución.

La única solución para sacar a flote la economía cubana y estabilizarla es establecer la Tasa de cambio oficial respaldada por el Banco Central y publicada diariamente, según se comporte ese mercado, para ser utilizada por todos los actores económicos y la población.

08/02/2024

*Joaquín Benavides Rodríguez.   Ocupó el cargo de Jefe del Departamento económico del Comité Central (1977- 1980). El de Ministro- Presidente del Comité Estatal de Trabajo y Seguridad Social de Cuba (1980-1986). Fue Ministro de Gobierno y Presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Dirección de la Economía (1986-1991). Entre 1991 y 2003 ocupó el cargo de Viceministro de Economía del Ministerio de Transporte. 

Las embarcaciones con motores eléctricos y paneles fotovoltaicos son ya una realidad.

Por Soluciones Energeticamentre Eficientes. Facebook. Mipyme estatal

Las embarcaciones con motores eléctricos y paneles fotovoltaicos son ya una realidad. Podrían ser una solución futura no contaminante y segura para la transportación pública en la bahía de La Habana y otras rutas. 

¿ La " lanchita de Regla" ?
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La inquietud por la contaminación medioambiental también ha llegado a la náutica. Los barcos eléctricos ya están navegando en nuestros mares. En un mundo donde la sostenibilidad y la reducción de emisiones son cada vez más importantes, la industria marítima ha encontrado una solución prometedora, como es la utilización de motores eléctricos.

Estas embarcaciones, impulsadas por energía eléctrica en lugar de combustibles fósiles, representan una alternativa limpia y eficiente que está ganando popularidad.

¿Qué son los barcos eléctricos?

También conocidos como embarcaciones eléctricas o e-barcos, son vehículos marítimos propulsados por motores eléctricos en lugar de motores de combustión interna. Utilizan energía eléctrica para moverse, una energía ecológica, limpia y amigable con el medio ambiente.

Gracias a esto se elimina por completo las emisiones de gases de efecto invernadero y reduce significativamente la contaminación acústica en comparación con los barcos tradicionales. Estos barcos tienen un objetivo claro, navegación limpia y sin emisiones.

Ventajas de los barcos con motor eléctrico:Sostenibilidad ambiental: Al eliminar las emisiones directas de gases contaminantes, los barcos eléctricos contribuyen a la reducción de la huella de carbono y ayudan a combatir el cambio climático.
Menor contaminación acústica: Los motores eléctricos son mucho más silenciosos que los motores de combustión interna, lo que beneficia tanto a los pasajeros como a la vida marina.Eficiencia energética: Los sistemas de propulsión eléctrica pueden ser más eficientes en términos de consumo de energía en comparación con los sistemas de propulsión tradicionales, lo que conduce a un menor costo operativo a largo plazo.

Costos de mantenimiento reducidos: Los barcos eléctricos requieren menos mantenimiento que los barcos con motores de combustión interna, ya que tienen menos piezas móviles y no necesitan cambios de aceite o filtros de aire.

Los nuevos barcos eléctricos

La firma alemana Torqeedo, dispone de una línea de productos de motores Deep Blue, con estos motores ha alcanzado un nivel de seguridad sin precedentes en el sector de los motores eléctricos de alta tensión para embarcaciones.

Renault y Seine Alliance se han unido para la creación de motores eléctricos, esto se ha podido ver proyectado en el barco Black Swan, uno de los primeros barcos eléctricos específicos para cruceros y embarcaciones recreativas que navegan por el río Sena. Se impulsa con dos motores eléctricos de baterías reutilizadas y no dispone de generadores, ni de motor de apoyo. Por lo tanto, no emite gas de escape y conduce sin manifestar casi ningún ruido.

Silent Yachts. Volkswagen, con su tecnología MEB y el diseño de Cupra se han unido para la fabricación de yates y catamaranes eléctricos. Ya se conoce a estos productos como "Tesla de los mares" y actualmente cuenta con tres modelos (Silent Yachts 55, 60 y 80).



OutCut 29.5. Diseñado y fabricado por el astillero Prova. Un catamarán a motor todo carbono de 9 metros de eslora. Con capacidad para 4 pasajeros en su interior o 10 en cubierta. Su planta motriz está formada por 2 de 10 Kw capaces de lograr una velocidad de 7 nudos.

Marine Business Line propietario del ferry eléctrico Ellen. Es el ferry con mayor autonomía del mundo, batiendo recientemente un récord mundial al recorrer 50 millas náuticas, (92 kilómetros) con solo una sola carga de sus baterías. Este ferry eléctrico suelta cero emisiones de carbono, una reducción del 24% respecto a un ferry diésel nuevo.

Además de los barcos recreativos eléctricos como yates y catamaranes, que ya están en funcionamiento y surcando los mares, para este año se esperan novedades en otros tipos de barcos eléctricos.

Con apoyo del Gobierno chino, la empresa Wuxi Saisiyi Electric Technology Co. estrenó en 2022 el Yangtze River Three Gorges 1. Este es el crucero fluvial eléctrico más grande del mundo. Con 100 metros de eslora, en este crucero caben un total de 1.300 pasajeros, gracias al banco de baterías de 7.500 kWh suministrada por el principal fabricante de baterías para coches eléctricos del mundo, Contemporary Amperex Technology, que proporciona una autonomía de 100 km.

Otra de las novedades, que saldrán próximamente se trata del IMOCA eléctrico, del cual hablamos hace poco en nuestra web. El primer IMOCA a hidrógeno de Ocean´s Lab que tiene como objetivo participar en diferentes regatas, siendo el primer barco eléctrico en hacerlo.

Aplicaciones de los barcos eléctricos:Transporte de pasajeros: son ideales para el transporte de pasajeros en ríos, lagos y zonas costeras. Su funcionamiento silencioso y sin emisiones mejora la experiencia de los pasajeros y reduce la contaminación en áreas urbanas.

Turismo sostenible: se están utilizando cada vez más en excursiones turísticas y actividades recreativas en entornos naturales sensibles, como parques nacionales y reservas marinas. Son embarcaciones respetuosas con el medioambiente y, no dejan restos ni basura en el mar.

Transporte de carga: aunque la capacidad de carga de los barcos eléctricos es actualmente limitada en comparación con los barcos de carga tradicionales, se están desarrollando embarcaciones eléctricas más grandes y potentes para el transporte de mercancías de corta distancia. Estas embarcaciones pueden utilizarse para transportar productos a lo largo de ríos, canales y áreas costeras, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorando la calidad del aire en áreas urbanas portuarias.

Investigación científica: son herramientas ideales para llevar a cabo investigaciones científicas y estudios medioambientales en el mar. Su bajo impacto ambiental y su capacidad para operar en silencio permiten realizar mediciones y recopilar datos sin interferir con los ecosistemas marinos. También pueden equiparse con instrumentos y equipos especializados para realizar estudios oceanográficos, monitoreo de la calidad del agua y análisis de la vida marina.



Servicios de emergencia y vigilancia: Los barcos eléctricos también pueden desempeñar un papel importante en operaciones de emergencia y vigilancia marítima. Su capacidad para moverse silenciosamente y sin emisiones los hace útiles para misiones de rescate, patrullaje costero, inspección de áreas sensibles y protección del medio ambiente marino.
Los barcos eléctricos están abriendo un nuevo horizonte en la navegación marítima sostenible.

Sus beneficios ambientales, eficiencia energética y reducción de costos de mantenimiento hacen de ellos una opción atractiva para diversas aplicaciones en el transporte marítimo.

A medida que la tecnología avanza, podemos esperar ver más novedades y embarcaciones eléctricas de mayor capacidad en el mercado, lo que acelerará la transición hacia una industria marítima más limpia y ecológica.


Colaboración de Luis Gutiérrez Urdaneta

EEUU. La siguiente fase de nuestro viaje inflacionario




Estados Unidos podría alcanzar este año una tasa de inflación cercana al objetivo del 2%, con la tasa de interés real en un nivel que mantenga la oferta y la demanda razonablemente equilibradas. Pero, debido a que los cambios estructurales han disminuido la capacidad de la oferta para responder a las presiones del lado de la demanda, la tasa real sólo puede caer hasta cierto punto.

SINGAPUR – ¿Qué caracteriza un viaje? Existe el destino, por supuesto; pero también está el camino que se sigue para llegar hasta allí, y el tiempo que se tarda en completarlo. Este podría ser un marco útil para pensar en la trayectoria futura de la inflación y las tasas de interés, un viaje con implicaciones importantes para el costo del capital, las valoraciones y los múltiplos, la sostenibilidad de la deuda y más. ve fallas en las proyecciones de que la Reserva Federal de Estados Unidos seguirá recortando las tasas de interés más allá de 2024.

El primer paso es entender cómo llegamos a donde estamos hoy. Después de que se levantaron las restricciones de la era de la pandemia, la demanda se disparó en toda la economía mundial, sustentada en parte por unos balances saludables de los hogares y las empresas, que reflejaron el generoso apoyo fiscal que los gobiernos habían brindado durante la pandemia. Pero la expansión fiscal también provocó que los niveles de deuda soberana aumentaran marcadamente, algo que tendrá consecuencias en el futuro.

Cuando la demanda posterior a la pandemia aumentó, la oferta no pudo seguir el ritmo, por lo que la presión inflacionaria se intensificó. Algunas de las perturbaciones del lado de la oferta –los llamados bloqueos transitorios– fueron un legado de cierres y desequilibrios inducidos por la pandemia, y disminuyeron rápidamente. Pero otros resultaron ser más profundos, seculares y estructurales, y el exceso de demanda siguió siendo obstinadamente persistente. Al final, los principales bancos centrales intervinieron y elevaron rápidamente las tasas de interés para limitar la demanda agregada. Y sus esfuerzos parecen haber funcionado: las tasas de inflación han comenzado a bajar.

¿Qué pasará después? Los expertos en gestión de activos –algo que yo no soy– me dicen que, paradójicamente, el camino preciso de las transiciones tiende a ser más difícil de predecir que el destino. Este es un ejemplo de una característica general del análisis económico: los equilibrios en los que caen los mercados a menudo pueden caracterizarse con mayor precisión que las transiciones entre ellos.

Entonces, miremos nuestro destino. La inflación estaría en o cerca del objetivo del 2% al que se han comprometido los bancos centrales y que esperan los mercados, y la tasa de interés real estaría en un nivel que mantenga la oferta y la demanda razonablemente equilibradas (eliminando así la causa fundamental de la presión inflacionaria). Teniendo en cuenta las tendencias inflacionarias recientes, este equilibrio parece totalmente alcanzable sin una contracción económica pronunciada o incluso leve. La pregunta es cuál será esa tasa de interés real.

La inflación en Estados Unidos es actualmente del 3,4% y la tasa de interés oficial de la Reserva Federal de Estados Unidos es del 5,25-5,5% . Eso sitúa la tasa de interés real en alrededor del 2%. Hasta ahora, este nivel no parece haber tenido ningún efecto negativo significativo ni en el crecimiento del PIB ni en el empleo.

Aunque la Reserva Federal decidió en su primera reunión de 2024 mantener sin cambios su tasa de interés de referencia, los mercados han estado descontando un retorno al objetivo de inflación del 2% para fin de año. Si la Reserva Federal reduce la tasa de descuento en un 1,5% este año, hasta el rango del 4%, la tasa de interés real se mantendría en alrededor del 2%. Esta trayectoria de las tasas de interés (seis reducciones de 25 puntos básicos en 2024) es consistente con las expectativas del mercado y algo más agresiva que las propias proyecciones de la Reserva Federal , según su último gráfico de puntos.1

Las expectativas sobre las tasas de interés –tanto nominales como reales– más allá de 2024 parecen más problemáticas. El gráfico de puntos anticipa importantes recortes de tipos adicionales en 2025 y 2026. Si las previsiones se confirman, el tipo de interés real disminuiría y se estabilizaría en (o cerca de) el 0,5%. Esto parece muy poco probable, dadas las persistentes limitaciones estructurales del lado de la oferta (incluidas la escasez de mano de obra, el envejecimiento de la población y la disminución de la productividad) y los crecientes costos impulsados ​​por las tensiones geopolíticas, los shocks y la rápida y costosa diversificación de las redes de suministro globales.

En este escenario, los precios de los activos se elevarían, tal como lo fueron en la década posterior a la crisis financiera mundial de 2008, y el crédito se expandiría, impulsando la demanda. Pero sin un aumento de la oferta laboral o de la productividad, la oferta probablemente se retrasaría y resurgiría la presión inflacionaria, lo que haría bajar aún más la tasa de interés real.

Sin duda, es posible un aumento de la productividad, especialmente teniendo en cuenta los avances en inteligencia artificial generativa . ¿Pero cuando? Incluso aquellos de nosotros que anticipamos un aumento en el crecimiento de la productividad impulsado por la IA no esperamos que suceda rápidamente; parece mucho más probable en la última parte de la década que en los próximos 2 o 3 años.

Pero eso podría cambiar. Si el aumento de la productividad impulsado por la IA llega rápidamente, aumentaría drásticamente la elasticidad del lado de la oferta de la economía. Esto tendría un impacto deflacionario, muy similar al que tuvo el crecimiento de las economías emergentes –que agregó una enorme capacidad productiva a la economía global– en las últimas tres o cuatro décadas.

En este punto, sin embargo, parece muy poco probable que nuestro viaje implique un retorno al patrón previo a la pandemia de tasas de interés nominales y reales bajas, junto con una inflación igual o inferior a la meta del 2%. La demanda estuvo contenida durante años después de la crisis financiera mundial, debido a un período prolongado de reparación de los balances, especialmente en el sector de los hogares. Pero el apoyo fiscal durante la pandemia evitó daños similares, por lo que hoy es fácil liberar la demanda. Dado que los cambios estructurales han disminuido la capacidad de la oferta para responder a las presiones del lado de la demanda, se necesitarán tasas de interés reales más altas para mantener bajo control la demanda (y, por ende, las fuerzas inflacionarias). Si las tasas reales caen por debajo del 0,75%, nuestro camino probablemente nos llevará nuevamente a una inflación alta.

Michael Spence, premio Nobel de Economía, es profesor emérito de Economía y ex decano de la Escuela de Graduados en Negocios de la Universidad de Stanford. Es miembro principal de la Hoover Institution, asesor principal de General Atlantic y presidente del Global Growth Institute de la empresa.  Es presidente del consejo asesor del Asia Global Institute y forma parte del comité académico de la Academia Luohan. Fue presidente de la Comisión de Crecimiento y Desarrollo y autor de  The Next Convergence: The Future of Economic Growth in a Multispeed World  (Macmillan Publishers, 2012).