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miércoles, 6 de noviembre de 2024

¿ Entonces qué hay que hacer?

Por Humberto Herrera Carlés

Pues la ultraderecha sigue alcanzando poder en el mundo, ahora en los EEUU con el triunfo de Trump. Reflejo de lo mal que estamos en este planeta, y lo peligroso que se ha convertido.

Un hombre con 34 delitos graves a cuesta, mentiroso compulsivo y exagerado hasta el delirio, votan por él.  Este triunfo es más peligroso, porque a diferencia de cuando contendió con Hillary Clinton, esta ganó el voto popular , pero perdió el de los votos electorales, ese que le quita voz y voto al pueblo norteamericano. Ahora Trump ganó los dos, lo que su base política es más amplia.

Kamala al parecer nunca tuvo posibilidades, y la entretuvieron a ella y a su base, con que era una elección reñida, algo que en la práctica no se demostró. Biden con las mieles del poder de por medio, un hombre que estuvo más del 40 %  de su tiempo de  vacaciones, pensó que así podía gobernar otros 4 años, e hipotecó el futuro de los demócratas.

Ni el capital político de los Obama´s,  los Clinton´s, mujeres y celebridades, y la base demócrata del pueblo, pudieron superar  el reto a que se enfrentó la Vicepresidenta.

El estado profundo, apostó por Trump, y de hecho estuvo en campaña todo el tiempo, con los shows mediáticos de juicios, supuestos atentados, etc. 

Venezuela y Cuba estarán otra vez en el ojo de Trump, su cobardía de negociar con los poderosos y atacar a los pequeños, se pondrá de manifiesto otra vez. 

En relación con Cuba, Biden le allanó el camino, todo lo que prometió con relación a Cuba nada hizo en su mandato, y dejó intactas las medidas, 243 de Trump, y nos dejó en la espuria lista de patrocinadores del terrorismo, etc. Nunca hubo un demócrata tan republicano.

En Cuba tendremos ahora el Bloqueo de los EEUU, nuestros errores, los ciclones y huracanes, y otra vez Trump. En un mundo tan mercantil, las alianzas políticas no bastan, también tienen que ser económicas, y en esta última está nuestra mayor debilidad.

La economía nuestra no está funcionando como debiera, hay déficit de alimentos, de generación de electricidad, de transporte, de medicamentos, emigración y envejecimiento de la población, además de una galopante inflación que ha deteriorado el salario real de la gente, y adicionalmente y como consecuencia, ha disminuido el nivel de vida. 

Nuestro gobierno se debate todos los días, para resolver las carencias, pero no es suficiente,  hay errores importantes no reconocidos y no explicados como el Ordenamiento Monetario y la equivocada matriz de inversiones con prioridad en el turismo e inmobiliarias, la insuficiencia del mercado bancario en divisas, así como el no explicado, programa de estabilización macroeconómica para resolver los problemas generados. Si no hay un correcto diagnóstico, no hay una solución efectiva, y los problemas se agravan y reproducen.

En lo adelante y para siempre, todo dependerá de nosotros, no de Rusia, de China, de Venezuela,etc, ni incluso de los BRICS. Sino aportamos, y no nos ven como un socio de interés, no prosperaremos, y se diluyen esas " alianzas".

El modelo centralizado de dirección y con ello la toma de decisiones en la economía, y la vida económico social del país, es tan rígido que eso explica la enorme burocracia que tenemos, pero ya no funciona.  Creemos que tenemos todo el tiempo del mundo, sin reconocer que ninguna decisión es perfecta por mucho que se estudie, la vida siempre requerirá de ajustes continuos, que no significan prueba y error, sino con la evaluación certera, corregir a tiempo y de manera constante para lograr los objetivos. El Gobierno está para regular, incentivar, trazar politicas, corregir y obtener resultados a nivel de pais, no para administrar toda la economía a todos los niveles. Aquí hay que aplicar la divisa de Fidel, todos somos un Comandante en Jefe, no solo en la guerra sino también en la economía, acorde al proyecto social que postulamos, hay que delegar y sobre todo descentralizar autoridad.

¿ Cuál es el plan para eliminar el bloqueo de los EEUU? El único viable es fortalecernos en lo económico a  pesar de este, y es con la inteligencia colectiva y la contribución  efectiva de todos.  

El Partido es la fuerza superior de la sociedad, pero esto no significa, que tenga que intervenir en todo, incluso en la economía y los procesos productivos, mismos en los cuales, no están muchas veces preparados para hacerlo, más bien la función principal es compulsar a todos hacia un objetivo común del bienestar de todos, pero no inmiscuirse en las funciones administrativas, mismos errores que fueron señalados en el 1er Congreso del PCC de 1975.  Y si pedir resultados, y rendiciones de cuentas efectivas a todos los niveles administrativos, y transparentarlos.

Los casos de los Viceprimeros Ministros y sus " errores" dicen por una parte que no se permiten los mismos, pero en el caso de Gil por ejemplo, rindió cuentas en el Consejo de Ministros apenas tres meses antes por sus cinco años en el cargo, antes de sustituirlo, y solo se mencionó una recomedación. Cuando pasa esto en una empresa, queda sancionado hasta el director por no impedir que ocurriera, entonces tiene que existir además congruencia, e informar de los "errores". 

No hay espacio para el error, y tampoco para la falta de resultados, y estos últimos son los que determinan la gestión positiva o negativa del dirigente a cualquier nivel.  Ya tenemos el bloqueo de EEUU, Trump y los eventos medioambientales. ¿Entonces qué hay que hacer?.

Trump y Milei entre el proteccionismo y el librecambio en defensa del capitalismo

Por Julio C. Gambina

En enero de 1848, Carlos Marx (1818/1883) señalaba que el problema no era el debate entre el proteccionismo sustentado por Friedrich List (1789/1843) desde Alemania o David Ricardo (1772/1823) desde Inglaterra, sino el régimen del capital que sustentaba ambas posiciones según el desarrollo fabril en cada territorio. En ese marco y ante la crisis capitalista global, la confluencia política de la ultraderecha mundial puede sustentar una política proteccionista desde Washington y librecambista desde Buenos Aires.

Trump y Milei promueven una política de ultraderecha para favorecer el objetivo de la ganancia y de la acumulación capitalista. Lo hacen con el consenso de los desencantados con la situación económica, y claro, con el soporte del gran poder económico. Estos capitales concentrados buscan liberar la lógica del capital de regulaciones que favorecen derechos sociales, laborales, colectivos o individuales. Por eso sustentan reaccionarias reformas laborales y previsionales.

El descontento social deriva de la inflación acelerada en la pos pandemia en EEUU y en una tendencia creciente de suba de precios desde el 2006 en Argentina. La economía estadounidense crece lentamente luego de la crisis del 2007/09, sin caer en un proceso recesivo declarado, y en Argentina existe una tendencia al estancamiento, con subas y bajas en más de una década. En rigor, hay problemas globales del orden capitalista que afectan a todos los países y en cada uno existen especificidades propias, que pueden explicar las perspectivas proteccionistas que instala el “America first” trumpista o el aperturismo del libertarismo mileista.

El crecimiento estadounidense o el serrucho de subas y bajas en la Argentina logran el mismo resultado, una mayor concentración del ingreso y de la riqueza y por ende, creciente desigualdad con una pirámide de amplia base en los perjudicados del orden existente. Esa es la base material para confiar en soluciones mágicas proferidas desde un discurso simplista que apuesta al mercado, Propuesta sustentada en premisas ideológicas en defensa de la propiedad privada de los medios de producción y en la libertad para el capital y la lógica de la explotación de la fuerza de trabajo y el saqueo de los bienes comunes.

Sostenemos que el problema es la alternativa, que de ningún modo supone el retorno a lo conocido, de un liberalismo regulado, de tipo desarrollista o reformista bajo cualquier denominación vigente en el orden capitalista en el último siglo. La propuesta más emblemática en ese sentido fue la propiciada por John Maynard Keynes (1883/1946), cuyas ideas, especialmente en lo relativo a la intervención estatal en la producción y circulación de bienes y servicios, hegemonizó la política económica mundial desde fin de la segunda guerra mundial. Una orientación vigente hasta la crisis de rentabilidad de los 60/70, reemplazada por la nueva oleada “neoliberal”.

La izquierda fue impugnada en ese proceso, especialmente con la subordinación de la socialdemocracia europea a la lógica neoliberal en los 80 del siglo pasado y del derrumbe del “socialismo real” entre los 80/90, de Polonia a la URSS. No hay alternativa sostuvo Margaret Thatcher desde Londres y repitió Carlos Menem desde Argentina. Los seguidores de la ultraderecha sostienen “chau al socialismo” con el triunfo de Trump en EEUU, convalidando una prédica de Milei y otros similares en gobiernos de la derecha global.

El desafío de la hora es la recreación de un proyecto de confrontación al régimen del capital, que está en los programas que hoy promueven las luchas y organizaciones sociales, en protestas sindicales, sociales, territoriales, de jubilados/as, de mujeres y diversidades, estudiantiles, en defensa del medio ambiente, por los derechos humanos y variadas causas a favor de la vida social y natural. Un problema de la coyuntura es la desarticulación de estos espacios que pueblan la protesta de manera fragmentada. La sociedad está en movimiento, aun cuando no sintetiza en un proyecto político compartido de emancipación, sin explotación ni saqueo.

La necesidad es la articulación de la diversidad, desde abajo y a la izquierda del espectro político. No alcanza con la izquierda institucionalizada, ni en ciertos agrupamientos en desarrollo, ya que se requiere mayor densidad social organizada y movilizada articuladamente. La propuesta es sumar los programas como parte unificada de un reclamo por otro rumbo a contramano de la lógica del capital. No hay que ir detrás del mal menor ni promover propuestas idealistas que alimenten sectarismos infructuosos.

Resulta imprescindible la unidad para enfrentar la ofensiva del capital y de las derechas, que están envalentonadas para desalojar cualquier posibilidad de crítica o mitigación de los efectos de sus reaccionarias políticas, por eso el mundo asiste a un tiempo de “sanciones unilaterales” empujadas desde Washington que desarticula cualquier perspectiva de cooperación global, incluso en contra de la propia lógica de internacionalización de la producción capitalista.

La unidad de lo diverso en la búsqueda de reinstalar una perspectiva de revolución contra el capital es lo que anima la reflexión en momentos de consensos electorales de la derecha. Todos los esfuerzos en ese sentido son parte de un desafío histórico para rescatar un futuro de emancipación, tal como imaginaba el incipiente movimiento revolucionario de 1848 que anticipaba Marx en su discurso a los trabajadores ante mencionado.

El triunfo de Trump es celebrado por el gobierno argentino encabezado por Milei y sus asociados, al tiempo que anima a la internacional del poder, a la ofensiva del capital y a las derechas de distinta calaña. La organización y la lucha social en todos los territorios está desafiada a hacer realidad la demanda de la unidad de trabajadores y pueblos para encarar un proyecto en contra y más allá del régimen del capital.

Buenos Aires, 6 de noviembre de 2024

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Julio C. Gambina
Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP
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