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viernes, 19 de diciembre de 2025

EL MERCADO ES CONSUSTANCIAL A LA CONSTRUCCION SOCIALISTA.


No incluirlo en el Programa de Gobierno, significaria reincidir en el error que nos ha acompañado en la conduccion practica de la economia cubana.

En consecuencia, PROPONGO que el Programa de Gobierno incluya introducir el mercado como forma de operar de las empresas estatales.

Por Joaquin Benavides Rodriguez*



El 1ro. de Mayo del año 2000, en la Plaza de la Revolución, Fidel pronuncio, leído, el histórico discurso, ¨REVOLUCION ES SENTIDO DEL MOMENTO HISTORICO, ES CAMBIAR TODO LO QUE DEBA SER CAMBIADO….¨. Han transcurrido 25 años y celebrado desde entonces 3 Congresos del Partido, sin que hayamos abordado a fondo, y resuelto, los cambios imprescindibles que conduzcan a la construcción Socialista.

Cuando defiendo el mercado como parte consustancial a la economía socialista, no me estoy refiriendo a lo que algunos definen como socialismo de mercado. Me estoy refiriendo a que el mercado, que es anterior al capitalismo, será necesario, hasta tanto llegue el momento en que, según Marx, ¨el trabajo no sea solo un medio de vida, sino la primera necesidad vital, que, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas, y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva¨. Hasta entonces será necesario el mercado, pues según el propio Marx, ¨el derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica ni al desarrollo de la sociedad por ella condicionado¨.

 No es de teoría económica que pretendo debatir. Si partir de ella para fundamentar las acciones que habrá que emprender para que la economía cubana comience a moverse en el sentido correcto. Las llamadas distorsiones no han sido otra cosa que errores en la conducción de la economía. La principal distorsión ha sido, en mi opinión, intentar conducirla sin utilizar el mercado como un instrumento consciente y regulado por el Estado Socialista.

 Toda agricultura moderna en el mundo produce alimentos utilizando el mercado, desde la siembra hasta la comercialización del producto a la población. La única que no lo utiliza es la economía cubana. No se acaba de comprender que la utilización del mercado juega un papel insustituible en el desarrollo de las fuerzas productivas. Como todo desarrollo crea contradicciones. Pero la solución no puede ser nunca negar el mercado y dejar de utilizarlo, sino utilizar y resolver las contradicciones, en el marco de la planificación, como la única vía inteligente de impulso a la producción de alimentos. Ya es hora de que aceptemos esa realidad y que aceptemos conscientemente el Cambio a que nos llamó Fidel el 1ro de Mayo del 2000.

 La economía cubana se salva o se pierde, si su agricultura logra o no, introducir los principios del mercado en todos los procesos desde la producción hasta la comercialización y venta a la población, o al comercio exterior. Solo una actividad lo está logrando: la producción y comercialización del tabaco, incluida su exportación. El tabaco se produce en la agricultura, pero no es un alimento. Además, se industrializa para su comercialización. La producción azucarera pudiera convertirse, con un esquema parecido, con una tecnología agrícola menos compleja, en un producto de exportación, o de insumo para la industria alimentaria, capaz de generar en un periodo entre 3 y 5 años recursos financieros netos en divisas de alrededor de 1000 millones de dólares, por año, con lo que se podría financiar, por ejemplo, una buena parte del combustible necesario para mantener activa la generación distribuida.

En la ganadería, tanto de leche como de carne, sería necesario preservar, como una inversión del estado, la importante masa desarrollada por Fidel, que, con su visión a largo plazo, logro crear razas genéticamente adaptadas al clima y las condiciones de Cuba. Todos esos patios ganaderos, de importancia genética, deberían ser controlados por centros científicos de la ganadería, supervisados centralmente por el Gobierno. El resto de la ganadería, tanto de carne como de leche, desde las grandes empresas estatales, hasta los pequeños agricultores privados, deberían operar según reglas del mercado.

 Como argumente en un artículo el pasado 26 de septiembre, el mercado de los llamados cultivos varios, en que participen las empresas agrícolas estatales, las cooperativas agropecuarias, los pequeños productores privados y usufructuarios, deberían ser organizados por los Gobiernos municipales, con la participación de una entidad bancaria municipal, en que concurran los productores radicados en el municipio, las empresas de comercio del municipio, estatales y privadas y los TCP; más las empresas comerciales de la provincia correspondiente y de la industria alimentaria. Las autoridades municipales deberían invitar también a representantes del Pueblo mediante los Sindicatos, los CDR y la FMC. Esos mercados operarían como pequeñas ¨bolsas” de comercio agrícola, donde el productor y el comercio negocian y acuerdan la compraventa de cada producto con la intermediación del banco, para el caso de que cualquiera de las dos partes requiera crédito, ya sea para producir y entregar, o para comprar y pagar. Con ello desaparecería el concepto de acopio, de connotación casi feudal, causante, en no poca medida, del surgimiento del mercado no legal de productos de origen agrícola.

 Para los que se preocupan por la cantidad de dinero que se incorpora a la circulación monetaria a causa de la introducción del mercado en la agricultura, les sugiero que saquen esta cuenta: ¿Cuánto puede significar en compras de combustible para la generación eléctrica, cada millón de dólares que no sea necesario importar de alimentos porque la agricultura sea capaz de sustituirlos? Tengo realizado ese cálculo. Que cada cual realice el suyo. Pero el significado económico seria cambiar pesos para pagar compras a los productores agrícolas cubanos, por dólares que no se utilizarían para comprar alimentos que puede producir la agricultura e industria alimentaria cubana, y que pudieran utilizarse para comprar combustible para generar energía eléctrica. Eso es lo que realmente fortalecería nuestra moneda. Importar alimentos la continuaría debilitando.

 Introducir el mercado en la producción agrícola para producir alimentos, en las condiciones actuales en que millones de cubanos carecen de ingresos suficientes para adquirirlos, obliga a encontrar una solución, que nunca debería ser ¨topar¨ precios, para que la población económicamente vulnerable pueda adquirirlos comprándolos a precios de mercado. Ello supondría subsidiar con dinero en pesos a toda la población considerada económicamente vulnerable, en los que tendrían que ser incluidos los jubilados y pensionados. Aunque fuera hasta un tercio de la población a la que hubiera que subsidiar en pesos, siempre sería muy inferior al costo que para la economía supone actualmente, la obligación de subsidiar con la llamada Libreta de abastecimientos a la totalidad de la población. La población más desfavorecida nunca podrá quedar abandonada a su suerte. La Revolución socialista siempre tendrá la obligación de protegerla.

 Solo la población vulnerable, incluida los jubilados y pensionados debería ser protegida, mediante un subsidio en dinero. El resto de la población, con los ingresos provenientes del trabajo, con salarios adecuados al costo de la vida y a criterios de productividad, debería adquirir los productos provenientes del mercado, mediante sus ingresos salariales. El Presupuesto del Estado debería financiar el consumo social en hospitales, escuelas y círculos infantiles.

 Mi punto de vista es que no hay que temerle a la inflación, siempre y cuando esté relacionada a procesos de inversión y desarrollo económico. El sistema financiero/bancario tendría que ser capaz de captar y ¨mover” ese exceso de circulante para financiar el desarrollo de la agricultura y la industria alimentaria; capaz de sustituir la mayoría de las importaciones de alimentos y en el mediano plazo convertirse en el principal recurso de exportación del País. Con una política cambiaria inteligente, Cuba, situada en el centro del Caribe, podría ser un polo exportador de la industria alimentaria, tabacalera y de bebidas y licores, así como de productos agrícolas. La industria azucarera concebirla no solo como un fondo exportable; también como un importante insumo de la industria alimentaria y de la producción de bebidas y licores y de derivados de la caña. Con una política arancelaria, también inteligente, se podrían sustituir las principales importaciones de alimentos destinadas al turismo por producciones nacionales de carne, leche, y demás de la industria alimentaria. Esa podría ser la verdadera ¨locomotora¨ de la economía cubana.

 Mercado cambiario, como el que a partir de ayer comienza a organizarse; empresas estatales, cooperativas, privadas, y de inversión extranjera, actuando con reglas de mercado claras y similares para todos los actores, en que solo se diferencien por la propiedad de los activos; con una Planificación no burocrática, profundamente democrática, basada en la ciencia y ajena a las imposiciones, en que no se rehúya el debate especializado. Propongo que ese sea el camino.

 Sera posible superar la crisis y salir adelante, en medio de los peligros externos. Tenemos que ser capaces de cambiar todo lo que deba ser cambiado.

18/12/2025

*Joaquín Benavides Rodríguez.   Ocupó el cargo de Jefe del Departamento económico del Comité Central (1977- 1980). El de Ministro- Presidente del Comité Estatal de Trabajo y Seguridad Social de Cuba (1980-1986). Fue Ministro de Gobierno y Presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Dirección de la Economía (1986-1991). Entre 1991 y 2003 ocupó el cargo de Viceministro de Economía del Ministerio de Transporte.