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viernes, 19 de junio de 2015

Islandia, una historia con final feliz

A veces la heterodoxia es mucho más eficaz de lo que los ortodoxos admitirán nunca



Sucursal en Reikiavik del Lansbankinn, propiedad del Estado islandés en un 81%. / OLIVIER MORIN (AFP)

Creo que fui el primero de los analistas en darse cuenta, hace años, de que algo curioso estaba pasando en Islandia. El país que se suponía que era la zona cero del desastre financiero en realidad estaba pasando por una crisis mucho más leve que muchos otros gracias a sus políticas heterodoxas: rechazo de la deuda, controles sobre el capital y devaluación masiva.

Ahora, como ha señalado recientemente Matthew Yglesias en Vox,Islandia se está preparando para levantar los controles sobre el capital, y su experiencia desde la crisis financiera sigue pareciendo increíblemente buena considerando las circunstancias.

Y, como decía Yglesias, el contrapunto interesante es Irlanda, al que ahora se alaba como una historia con final feliz para la austeridad porque la situación económica del país por fin ha dejado de empeorar y últimamente ha estado mejorando un poco. Es lo que se llama bajar el listón.

Me imagino que alguien preguntará por las posibles similitudes con Grecia. Bueno, si Grecia se ve obligada a salir del euro, el país estará en condiciones de intentar una devaluación al estilo de Islandia (y seguro que impondrá controles al capital). Si la cosa funcionará tan bien como en Islandia o no es una cuestión abierta. Para empezar, salir del euro es muy diferente de no haberse unido nunca a él, y todavía tengo la esperanza de que todo esto de la Grexit [salida de Grecia del euro] se pueda evitar.

Por el momento, baste decir que a veces la heterodoxia es mucho más eficaz de lo que los ortodoxos admitirán nunca.

La hora de la verdad para Grexit

Algunos lectores han advertido que últimamente no he hablado mucho de la crisis griega. Efectivamente. Ha llegado la hora de la verdad, y precisamente ahora todos los implicados tienen que aplicarse a deliberar con calma y serenidad.

No hay nada más que los que están fuera puedan decir, al menos en público, que no hayamos dicho ya.

Paul Krugman es profesor de Economía en la Universidad de Princeton y Premio Nobel de Economía de 2008.

© 2015 The New York Times. Traducción de News Clips.

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