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lunes, 13 de julio de 2015

Alemania humilla a Grecia y la deja al borde del Grexit




La intransigencia dogmática y la brutalidad sin precedentes de Alemania contra el gobierno griego han marcado una ruptura histórica en el proyecto europeo. Para Wolfgang Schauble no fue suficiente que Tsipras se rindiera a las exigencias de la troika, o que el ministro Yanis Varoufakis se retirara de las negociaciones. Los nuevos planes de recortes y aumentos de impuestos no fueron suficientes. Ahora se exige a Grecia una garantía de 50 mil millones de euros en activos y el cumplimiento de 12 nuevas medidas que instalarían a los "hombre de negro" en Atenas. La arrogancia y el despotismo de Merkel y Schauble sacudieron ayer la poca confianza que va quedando en el proyecto europeo.

Porque más que una negociación, la de ayer en Bruselas fue una completa humillación a Grecia.The Guardian comparó el cara a cara entre Merkel y Schauble contra Tsipras, como las torturas que utiliza la CIA para los sospechosos de terrorismo. El alemán Der Spiegel calificó las palabras destempladas de Merkel como "un catálogo de atrocidades", mientras Financial Times escribió que Alemania exigía de Grecia su autodestrucción como Cartago. The Economist afirmó que Alemania quemó un enorme capital político que costará mucho restaurar. Bloomberg señaló que Alemania exigía la capitulación total de Grecia. Uno de los hashtag más abundantes de Twitter fue #thisisacoup ("este es un golpe de Estado"). La Alemania de Merkel enfrentó duras reacciones por su trato inmisericorde a Grecia.

La intransigencia obstinada de Alemania y su afán por sacar a Grecia fuera del euro se entiende ahora por todos. De nada sirvió la renuncia de Varoufakis o la rendición de Tsipras a los recortes. Ahora toda la opinión pública tiene en claro que Alemania quiere a Grecia fuera del euro. Con su condición de primera potencia económica europea, Alemania quiere fijar las reglas del juego e imponer su modelo de disciplina en la Eurozona. Esto pone en peligro todo el proyecto de integración europea, y así lo ha hecho ver Italia.

Las nuevas exigencias de Schauble tienen un claro coste social e implican el desmantelamiento de la democracia en Grecia. Se pretende entregar el gobierno a la troika, y que sea la troika la que gobierne, con una pérdida total de la soberanía helena. Con esta idea Alemania se erige así en una fuerza impulsora de la descomposición de los valores europeos como la democracia y la justicia social.

En lugar de apuntar a generar crecimiento, el programa de la troika exacerba las medidas de austeridad, que "han fallado, porque hace falta más austeridad", dice Schauble. Los griegos tienen ahora la posibilidad de elegir entre una Grexit que de un castigo a Europa, o una política que obliga a su gobierno a ponerse de rodillas y a su población a mayor empobrecimiento y miseria. Las exigencias de Alemania son inaceptables. La ruptura final de la UE es solo cuestión de tiempo.

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