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miércoles, 29 de julio de 2015

Bruselas y lo mejor para Grecia: una salida ordenada de la trampa del euro



Las draconianas condiciones impuestas a Grecia no significan ningún alivio verdadero y solo han postergado el momento de la verdad para Europa. Lejos de impulsar el crecimiento y el empleo, la economía helena va camino a disparar el desempleo al 30 por ciento y hundir más a su economía, que ya vive una nueva recesión. Los planes de privatización masiva de los activos helenos no generarán liquidez pero dispararán la inflación al 20 por ciento y la economía se hará insostenible. Nunca ha sido el interés de la troika dar vida a la economía griega, sino exprimir al máximo sus recursos. Prueba de ello es que el "préstamo puente" por 7 mil millones de euros concedido el lunes 20 al gobierno de Tsipras, ese mismo lunes se distribuyó en pagos por 4.200 millones de euros al Banco Central Europeo, y más de 2 mil millones de euros al Fondo Monetario Internacional. Sólo en intereses Grecia canceló más de 400 millones de euros.

El intento de negociar una salida ordenada del euro para Grecia que proponía el ex ministro Yanis Varoufakis fue abortado por los intereses de la troika. Schauble sabe que los bancos alemanes sufrirían un impacto inmediato que dejaría un enorme agujero presupuestario en Alemania. Como indica este editorial de New York Times, el euro se convirtió en una trampa que lejos de integrar a Europa la está pulverizando. Ayer nuevamente el FMI volvió a rebajar las expectativas de crecimiento para la eurozona y pide, insólitamente a los gobiernos, un esfuerzo por "aumentar la demanda" en momentos en que pide al mismo tiempo "rebajar los salarios" y continuar con los planes de austeridad. Christine Lagardé ha logrado la desacreditacion total del FMI.

En Bruselas, sin embargo, intentan poner paños fríos a la crisis y quieren levantar la cláusula que indica que la adopción de la moneda única es irreversible. La salida de Grecia de la moneda única se hace cada día más inevitable y está claro que esta acción puede ser seguida por otros países como Italia, España y Portugal, que han perdido competitividad frente al núcleo europeo del norte y al no disponer de la soberanía monetaria no pueden devaluar su moneda como medida de emergencia. Como señalábamos en 2011 el euro es el principal enemigo de Europa. La moneda única nació viciada en sus mismos orígenes y todos los países incumplieron las normas para ser parte del club. Una salida ordenada de la moneda única puede generar traumas en un comienzo pero mayor bienestar en el futuro.

Un gran negocio para la banca

Lo que se busca ahora es cómo detener el tsunami financiero creado por la moneda única que ha sido sólo un gran negocio para la banca privada. Bancos como Royal Bank of Scotland, Deutsche Bank, Rabobank Group, Standard Chartered y Barclays trasvasan sus beneficios a los paraísos fiscales para evadir impuestos correspondientes a las arcas públicas de sus respectivos países. El euro ha potenciado las asimetrías de la eurozona y repensar una reforma de la moneda única ya no es visto como el peor de la males.

La retirada de Alemania de la zona euro es una de las alternativas que se barajan para una solución sostenible a la crisis europea. Un retorno al Deutsche Mark para Alemania ha comenzado a ser visto con buenos ojos incluso al interior de Alemania, dado que no es Grecia el problema de Europa, sino Alemania. Así lo está comprendiendo hasta el propio Wolfgang Schauble que ve cómo la estructura del euro que diseñó hace 21 años, se ha derrumbado ante sus propias narices porque muchos países que no podían formar parte de él, como Grecia, ingresaron al club. Alemania es el único país que se ha beneficiado con la moneda única y desde el estallido de la crisis sus beneficios se han multiplicado construyendo una gran muralla en Europa.

La Comisión Europea debe abordar un plan que permita la salida ordenada de los países que han sido perjudicados con la moneda única, como Grecia, Italia, España y Portugal. Este "proceso de divorcio" debería ser más ordenado que el proceso de adopción que realizaron los países para acceder al club. Que hoy este tema ocupe parte de la agenda de Bruselas es toda una novedad, dado que hasta el momento los países que adoptaban la moneda quedaban encadenados para siempre al sistema. Además, se hizo pensar erróneamente que la zona euro era Europa y que una salida del euro significaría una salida de la Unión Europea. Grecia y los otros países que abandonen la moneda única sólo dejarán de formar parte de la zona euro, pero seguirán perteneciendo a la Unión Europea.

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