El sector niquelífero de la isla se empeña en lograr más eficiencia industrial con modernización tecnológica.
- El principal polo minero de Cuba, el municipio nororiental de Moa afronta el agotamiento en un plazo de 20 años de sus grandes reservas de níquel y cobalto asociado, que suelen aportar 600 millones de dólares anuales a la deprimida economía de esta isla.
Por ello el sector niquelífero se enfrasca en lograr más eficiencia industrial con modernización tecnológica, procesar residuos guardados durante décadas en diques de cola (relaves) y explotar antiguos y nuevos yacimientos en otras partes del país.
“La proyección inmediata no va al crecimiento sino a buscar más eficiencia metalúrgica y disminución de los costos”, indicó Ricardo Quintana, subdirector general de la fábrica Comandante Pedro Sotto Alba, la mayor de las dos procesadoras del metal enclavadas en Moa.
La planta es operada por la empresa mixta Moa Nickel SA, que desde 1994 conforman a partes iguales el monopolio estatal Cubaníquel y el consorcio canadiense Sherritt International Corp.
Su conjunto de tuberías y grandes tanques de lavado, así como las minas rojizas a cielo abierto que explota en el municipio de la costa noreste del país, recibieron de manera excepcional a un grupo de periodistas de medios internacionales.
Los grandes yacimientos de Moa son explotadas por la empresa mixta cubano canadiense y la procesadora estatal Ernesto Che Guevara, que integran un conglomerado minero-metalúrgico y colocan a Cuba entre los primeros 12 productores de níquel del mundo.
Al ritmo actual de extracción, las reservas de níquel en la localidad alcanzan para unos 18 o 20 años, detalló Quintana. La caída de los precios del níquel y el cobalto asociado en el mercado internacional desaconsejan, además, aumentar la producción, amplió.
Las cotizaciones del metal, que se usa para aleaciones especiales y la fabricación de artículos de alta demanda como baterías, teléfonos móviles, automóviles y turbinas de aviones, disminuyeron de 14.000 dólares por tonelada a cerca de 8.600 en la actualidad.
Por ello se pronostica que el níquel aportará en 2016 ingresos muy inferiores al promedio de 600 millones de dólares de los últimos años.
El hundimiento de los precios se debe al frenazo de la economía de China, el mayor comprador de níquel del planeta, y a que la nación asiática apuesta a un sustituto más económico. También asoman productores emergentes con los que extractores tradicionales deben compartir el mercado.
Con edificios residenciales en sus cercanías, la planta procesadora que dirige Quintana opera al máximo de su capacidad para obtener 37.500 toneladas anuales de sulfuro de níquel, equivalentes a unas 104 toneladas diarias.
Con una inversión de 190 millones de dólares, este mismo año se completará una instalación que producirá ácido sulfúrico, para autoabastecerse de este lixivador (separador de metales). En 2015, la empresa debió importar 476.000 toneladas del ácido, a un precio promedio de 133 dólares por tonelada, flete incluido.
Quintana detalló que también priorizan el cuidado ambiental.
Con ese fin, la planta aprovecha el vapor en su propio proceso y reduce en 30 por ciento las emisiones de dióxido de azufre. Además, negocia el procesamiento de los desechos sólidos acumulados.
De las costas de Moa, salen los barcos cargados de este compuesto en polvo, que fuera del país es convertido en las cotizadas briquetas y pellets de níquel de primera calidad.
En conjunto, Cuba planea mantenerse en una producción de 56.000 toneladas anuales de sulfuro de níquel y cobalto, indicó a Eder Manuel Oliveros, director de Cubaníquel.
La segunda procesadora de Moa, la estatal Ernesto Che Guevara, aportará en 2016 18.500 toneladas, aunque tiene capacidad para procesar 30.000 toneladas, reveló Oliveros. “El año próximo pretendemos llegar a las 19.000 toneladas”, especificó.
Oliveros explicó que esta procesadora está recibiendo fondos “para incrementar la eficiencia metalúrgica y energética”, en una modernización que culminará en 2019.
La mejora incluye modificaciones para operar con combustibles más económicos, modernizar sus procesos y construir otro depósito de almacenamiento de residuos sólidos.
“Todavía no tenemos una definición exacta de la manera en que vamos a cambiar en Moa, porque todavía quedan 20 años de explotación de la parte del mineral que aprovechan las plantas actuales”, aclaró Oliveros, quien enumeró algunos proyectos en marcha para la reconfiguración del sector minero local.
Señaló como un proyecto clave la fábrica de ferroníquel, un metal empleado para hacer aceros inoxidables. La planta Ferroníquel Minera SA, que construye en la localidad una empresa mixta estatal cubano-venezolana, procesará cuando entre en operación la parte de la roca que no aprovechan las fábricas actuales.
Además de las minas en Moa, esa planta prevé absorber la producción de yacimientos de la localidad de Nicaro, distante 70 kilómetros, mediante un proceso que aprovecha casi todo el mineral, que contiene 66 por ciento de hierro y 33 por ciento de níquel.
Por otro lado, Cubaníquel tienen identificados yacimientos en otras localidades, “con cierto nivel de estudio, aunque falta profundizar más con vistas a la explotación”, aportó Oliveros.
Estimó que las reservas en zonas como la central provincia de Camagüey permiten “hablar de al menos 120 años más de níquel en Cuba”.
Las riquezas mineras de Moa, que en lengua del originario pueblo arahuaco significa lugar donde corre el agua, ya llamaron la atención y fueron registradas en las notas de viajes de conquistadores españoles.
El desarrollo del níquel data de 1955, cuando una compañía estadounidense inició la extracción del mineral.
Reunidos en un centro urbano dominado por edificios, muchos desconchados y urgidos de reparaciones, 60 por ciento de los 75.000 habitantes de la localidad dependen del níquel. A pesar de figurar entre las áreas más contaminadas de Cuba, Moa recibe migrantes internos, que buscan oportunidades económicas en la minería.
Esa es la historia de Yaquelín Cintras, que dejó su natal Antilla, otro municipio de la provincia oriental de Holguín. “Aquí hay más oportunidad de trabajo”, contó a IPS la mujer, que se dice privilegiada porque logró un puesto de secretaria en la planta Pedro Sotto Alba.
Los empleos en la empresa mixta, con 1.900 trabajadores, 488 de ellos mujeres, son perseguidos por su alta remuneración para los estándares cubanos.
El salario promedio mensual en la procesadora es de 2.900 pesos cubanos (115 dólares), mientras el sueldo estatal en Moa está en promedio en los 545 pesos cubanos (22 dólares), informó a IPS el vicealcalde Miguel Mariano Urgellés.
Sobre el impacto ambiental de la industria niquelífera en el municipio, el funcionario afirmó que la contaminación se reduce en el último quinquenio, gracias a la instalación de filtros y la modernización de las dos plantas.
También aseguró que el gobierno local persigue diversificar las fuentes de empleo, para prepararse para el futuro.
La reforma económica que desde 2008 lleva a cabo el gobierno de Raúl Castro pone énfasis en los sectores de la minería y la energía, para explotar potencialidades que van desde activar antiguas minas, procesar residuos con nuevas tecnologías, extraer petróleo en su territorio y en su plataforma marítima y ampliar, a la vez, el uso de las energías renovables.
El níquel -junto con el cobalto, el mármol y la zeolita asociados al metal- domina el sector minero cubano, es el primer producto exportable del país y tradicionalmente ocupa la segunda o tercera fuente de ingresos.
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