10 JUNIO 2016
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
La Industria alimentaria cubana: presente y futuro, fue el tema al que la Mesa Redonda dio seguimiento este jueves, con el propósito de acercarse a los asuntos que más interés despertaron en los seguidores de este espacio.
Iris Quiñones, presidenta del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria (GEIA), argumentó que del millón 500 mil toneladas que produce el ramo, el 92 por ciento se dedica al mercado nacional con destinos como la canasta familiar que se entrega por la vía normada, el consumo social (escuelas, hospitales, casas de abuelo…), la gastronomía y el mercado de venta liberada, y solo el 8 por ciento se dedica a las tiendas recaudadoras de divisa, al turismo y a la exportación.
Ahondó en que el picadillo de soya ha sufrido afectaciones en su calidad porque hoy no se congela para alargar más su durabilidad, por la insuficiencia de frío que tienen casi todos los cárnicos, como no existe capacidad para su envasado, por lo que se distribuyen en bolsas que luego son manipuladas en los centros de comercio para entregar según lo normado.
Precisó que este producto sufrió variaciones en los años 90 del pasado siglo a partir de la caída brusca de la producción de carne vacuna, y aunque se ha incrementado ese renglón, este no se ha recuperado al mismo ritmo que el porcino.
Conscientes de la prioridad que tiene mejorar estas líneas fabriles, aseguró que están en marcha inversiones en los sistemas de frío de estas procesadoras en Mayabeque, Ciego de Ávila, Cienfuegos, Isla de la Juventud y Camagüey, al tiempo que se recuperará el transporte que se dedica a ello.
Alertó que además de las inversiones en proceso para los sistemas de frío, el transporte y el envase, “como somos conscientes de que no tenemos la capacidad y el respaldo financiero para hacerlo en todas las fábricas al mismo tiempo, hemos diseñado nuevas formulaciones que mejoran la calidad del picadillo, que no se han puesto en práctica porque buscamos la solución financiera que no impacte en los precios a la población, a partir de que las nuevas fórmulas son más costosas”.
Sobre qué incide en la calidad del café, mencionó a la materia prima, la disciplina tecnológica, la vigilancia en la torrefacción… “Las provincias se abastecen de sus torrefactoras, y puede que en un territorio la calidad del café esté mejor que en otros porque depende de la situación tecnológica que atraviesen estas entidades, y eso puede hacer la diferencia, como el tiempo de almacenamiento. El café mezclado tiene un límite para estar guardado, y Cubacafé tiene que velar porque esto no se viole y se haga la rotación efectiva de este producto en los almacenes”.
Las pastas alimenticias también salieron a relucir entre las preocupaciones, a lo que respondió que no tienen financiamiento para piezas de repuesto. “Hoy Cienfuegos y Camagüey tendrán las mayores posibilidades para cambiar este entorno productivo”.
Ante el reclamo generalizado sobre la dudosa calidad que tienen las croquetas que se expenden en los Di tú, aseguró que Prodal se las suministra a Palmares, y que esta industria tuvo una inversión que incrementó capacidades con tecnología de punta, por lo cual no pueden tener afectaciones ese producto. “A partir de quejas que se recibieron, la empresa Prodal hizo muestreos, y se comprobó que el 75 por ciento de las muestras eran introducidos por otras vías y no justamente por la industria. Este problema se está monitoreando”.
Aseguró igualmente que la obsolescencia tecnológica atraviesa la producción de galletas –la capacidad instalada solo se aprovecha al 60 por ciento-, lo cual ha influido en la calidad del producto. Y, “aunque creemos que no llegaremos a la calidad de las que se importan, consideramos que vigilando el proceso y evitando la sustracción de materias primas, se pueden hacerse galletas con mayor calidad”.
Del yogurt de soya (se producen 145 mil toneladas al año) y del natural (22 500 toneladas al año), comentó que se diferencian notablemente desde sus materias primas y sus procesos tecnológicos. “De yogurt tenemos 32 líneas, y para tenerlas en óptimas condiciones se precisa de 22 millones de dólares”.
Sobre las prioridades inversionistas, subrayó que sin vapor y frío, por ejemplo, no hay industria, “por ello por ahí se ha iniciado la recuperación, priorizando los lácteas y cárnicos junto a otras fábricas que, como regla, trabajan todos los días. En el caso del yogurt de soya están en camino un grupo de recursos para mejorar su calidad y cantidad en las líneas de La Habana, Granma, Sancti Spíritus y Santiago de Cuba”.
La viceministra del Minal, Betsy Díaz, explicó que el pan es uno de los productos con mayores insatisfacciones. “Ello lo corroboramos por los mensajes que llegaron por diferentes vías. En la calidad del pan influyen las deficiencias en la calidad de las materias primas como la harina de trigo y la levadura, y las diferencias de las tecnologías entre panaderías, pero sobre todo se debe a la experticia, al empeño y a la conciencia de los maestros panaderos y del resto de los trabajadores de las panaderías; y a la exigencia de sus administraciones, quienes con la misma materia prima, incluso en la misma ciudad, logran producir en unos casos pan de buena calidad y en otras un producto que no merece nuestro pueblo.
“Nosotros estamos enfrentando este complejo asunto con mucho rigor y a partir de nuestras sistemáticas acciones de control se han detectado violaciones y se han aplicado sanciones a los irresponsables. Esta es una batalla de todos los días, y sobre todo depende mucho de los administradores en la base, pues existen más de 1 700 panaderías en todo el país, incluso en los lugares de más difícil acceso, pero con independencia de cómo se enfrenta esta situación actualmente se estudian otras alternativas para su solución”.
El ingeniero Jesús Rodríguez, vicepresidente del GEIA, sostuvo que de lo producido por el Minal al año, unas 300 mil toneladas -20 por ciento- se expenden a granel. “Dentro de esos productos está el aceite, el picadillo, el vinagre, la cerveza, el refresco, el ron y algunas conservas de frutas. La causa de que esto sea así es que la industria no tiene la capacidad de envase de estos niveles de producción, por eso se trabaja con el Mincin para ofrecer una información sobre la fecha de vencimiento a los consumidores.
“De cara a las nuevas inversiones hay un principio básico que establecimos, y es que el envasado tiene que ser parte de ese proceso inversionista. Y en aquellas inversiones que lo permitan, debemos incluir varios formatos.En estos casos, en 2016 y 2017 tenemos previsto de inmediato beneficiar al yogurt de soya y a la leche en polvo, como a los embutidos. Las conservas de frutas y vegetales y los refrescos serán igualmente favorecidos con los sistemas de envasados”.
Comentó que en los próximos 5 años se tiene previsto invertir 100 millones de dólares en la industria cárnica. “Es una industria que va a tener aseguramiento de refrigeración, vapor, envasado y los servicios asociados (aire, agua…) y los aseguramientos para el mantenimiento industrial y automotor, así como el transporte”, informó.
Sobre la tecnología de la minindustria, existe un programa de incorporar minindustrias con tecnología de producción nacional. Hoy están instaladas y funcionado 40 y deben llegar casi a 100, priorizando un programa en 206 fincas de frutales.
Marileidy Herrera, directora de Calidad y Tecnologías del Minal, abordó el tema de la inocuidad y de la calidad, y del impacto que tiene en ello no solo la deteriorada infraestructura civil y tecnológica de la industria, sino las indisciplinas del personal que labora en algunas de ellas, con malas prácticas higiénico-sanitarias y tecnológicas. “En medio de todo esto, la mayor dificultad que enfrentamos es que no existe percepción del riesgo de lo que implica la inocuidad en algunos directivos y trabajadores. Esto lo estamos enfrentando como una de las tareas más importantes del Ministerio, porque aunque nos tenemos todos los recursos financieros para la recuperación inmediata de la industria, si nos estamos enfocados en la solución de los problemas subjetivos -en la capacitación de los directivos pero también de los operarios, en la educación de todos los trabajadores de la industria y en el incremento de la exigencia a todos los niveles-, entonces no tendremos la industria alimentaria que necesitamos”.
Sobre la inversión extranjera, la Viceministra del Minal aseguró que desde hace más de 20 años están abiertos a ella. “Como resultado de esto hoy tenemos 8 empresas mixtas, que aseguran el 30 por ciento de lo que se comercializa en el mercado en divisa, y una de ellas se dedica a la exportación, que es la de Havana Club –con ingresos de 120 millones anualmente-.
“Ahora pretendemos recuperar la industria estatal de cerveza. Se beneficiarán de este proceso las tres industrias, incluida la de Manacas, lo que supera los 200 millones. Pero con la inversión extranjera es que podremos ir revitalizando la industria en un corto plazo.
“En la Zona Especial de Mariel se prevé construir una fábrica de cervezas, debido a que en el Occidente no existe una línea fabril de este tipo y existe una demanda creciente de este producto que hay que asegurar en La Habana y en Matanzas”, dijo.
Aludió asimismo a que otro de los emporios fabriles que se beneficiará será el de producción de salsa de soya en Mayabeque, para lo cual se creará una empresa mixta. “Es una fábrica que estará dando resultados, incluso con otras salsas”.
Informó que existen unos 18 productos abiertos a proyectos inversionistas en la Cartera de oportunidades.
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