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lunes, 20 de junio de 2016

La pequeña y mediana empresa privada: un puente Cuba-EE.UU.



Ilustración: R10
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19 junio, 2016

Por: Pavel Vidal Alejandro

La Casa Blanca manifestó, desde el propio 17 de diciembre de 2014, que uno de los objetivos principales de su nueva política con Cuba sería promover la expansión del sector privado en la Isla. Para ello, elaboró una lista de productos y servicios que el sector privado cubano podría exportar a EE.UU. Adicionalmente, el gobierno norteamericano ha venido estudiando los mecanismos para permitir las ventas de materiales de construcción, bienes intermedios, y equipos para los cuentapropistas y los pequeños agricultores. También se anunció que se autorizarían proyectos para el desarrollo de las microfinanzas en Cuba.

Sin embargo, esas decisiones prácticamente no han tenido efecto. Por un lado, el gobierno estadounidense desea que tales ayudas lleguen directamente al sector privado sin beneficiar al aparato estatal cubano. Pero ello parece imposible dada la estructura económica cubana, donde las empresas estatales retienen el monopolio del comercio mayorista interno, del comercio exterior y del sistema bancario.

El Informe Central del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba hizo una referencia directa a la empresa privada: “Las cooperativas, el trabajo por cuenta propia y la mediana, pequeña y microempresa privada no son por su esencia antisocialistas”. El Informe además confirmó la voluntad de liberar al Estado de un grupo de actividades, y citó como ejemplos las reformas de Vietnam y China.

El crecimiento del sector privado nacional es indispensable para el buen término de la reforma de la empresa estatal. Para que se produzca el anhelado aumento de la productividad y de los salarios públicos se requiere continuar reduciendo el empleo estatal. La única manera que tiene el gobierno cubano de llegar a estos fines, sin que se dispare la tasa de desempleo, es mediante la expansión del empleo en el sector privado y en las cooperativas.

De 2009 a 2014 el empleo estatal se redujo en 663.700 trabajadores, mientras que el sector no estatal creció en 561.000. El trabajo por cuenta propia (y la micro y pequeña empresa) crearon 339.600 nuevos puestos de trabajo, y las cooperativas y agricultores aumentaron en 221.500. Actualmente el sector no estatal se encarga del 28 % del empleo total.

El gobierno cubano no solo debería estimular el sector privado por una razón de eficiencia económica, sino que parecería estratégico para los equilibrios y la estabilidad futura del país democratizar la propiedad entre un gran número de familias, cooperativas y empresarios privados nacionales, como alternativa y contrapeso a la burocracia estatal y al capital internacional.

El sector privado cubano respondió favorablemente a la apertura. Hasta el año 2012 presentó un crecimiento bien robusto, luego se fue desacelerando. Desde 2015 una parte de los negocios privados viene recibiendo un nuevo impulso por el lado de la demanda, debido al espectacular crecimiento que presenta el turismo.

Sin embargo, la expansión de la demanda no ha sido suficiente para compensar el peso acumulado de otras barreras que agobian al sector: ausencia de un mercado mayorista, altos costos de los insumos, restricciones a la importación, dificultades para acceder a financiamiento, dualidad monetaria, un listado limitado de actividades permitidas, y poco espacio para la participación de profesionales y de servicios de mayor valor agregado. Hoy nos encontramos en un punto en el cual los nuevos negocios no compensan los negocios cerrados, es decir, su tasa de expansión neta es negativa. 

Las barreras a los negocios: algunos datos


En el gráfico se muestra el resultado de una de las preguntas realizadas en una encuesta a 120 negocios no estatales en el año 2015. La pregunta indaga sobre las barreras para su crecimiento. Por encima de todas destaca la falta de insumos con un 74,8 %, lo que corroborara la importancia de abrir un mercado mayorista suficientemente abastecido y eliminar restricciones a las importaciones. Las otras dos barreras que le siguen en importancia, con más de 40 % cada una, son los altos impuestos y el exceso de regulaciones, lo cual apunta hacia la política tributaria y los controles y sinsentidos del marco regulatorio existente.

Para muchas familias las microempresas que han fundado son una estrategia de supervivencia: 33% de los encuestados indicó que los ingresos de las empresas representan el 100% de los ingresos familiares; 15% indicó que representaron el 75% y el 16,7% dijo que representaron el 50%.

La encuesta puso de manifiesto la importancia de las microfinanzas. Los datos mostraron que las empresas más exitosas han sido las más vinculadas a los bancos y las que han tenido una mayor cantidad de capital para lanzarse.

Es cierto que hay múltiples razones y obstáculos para que haya perdido dinamismo el sector privado cubano. El gobierno cubano tiene más que suficientes razones para querer continuar promoviendo las pequeñas y medianas empresas en la isla. El apoyo que puede venir de la nueva política de EE.UU. debe ser facilitada, y ambas partes deben adaptar los mecanismos necesarios para ponerlos en práctica, incluso cuando cada gobierno tiene diferentes razones e intereses en el mismo objetivo.

Ilustración: R10

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