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sábado, 18 de junio de 2016

Libro "Cuba año 2025". Parte VII


Por Juan M Ferran Oliva, 




Socialización y estatalización


Al inicio de la Revolución Cubana solía asumirse que toda propiedad que pasaba jurídicamente a manos del Estado se convertía ipso facto en socialista. Nacionalizar es un acto jurídico. La socialización es un fenómeno evolutivo. En un régimen de pretensiones socialistas pueden existir relaciones de producción  inmaduras en algunos sectores. Ello suele suceder en segmentos basados en el trabajo personal o familiar. En tales casos el derecho no debe exceder el estadio socioeconómico del grupo al que se aplique. El afán nacionalizador culminó con la Ofensiva Revolucionaria que en 1968, como se señaló,  se apropió de unos 60.000 establecimientos económicos de escasa envergadura, muchos incluso individuales. En 1975, con el estreno de la institucionalización socialista, la propiedad estatal abarcaba el 80% de la esfera agrícola y el 99% del transporte. En la industria era prácticamente absoluta y dominaba en lo social. El 95% del empleo era gubernamental.

El camino al infierno esta pavimentado con buenos propósitos. Con las nacionalizaciones el Estado asumió la propiedad  y funciones de las entidades mayoristas y minoristas, pero también el control de las importaciones. De este modo  se rompió el concierto natural que propiciaba el equilibrio entre la demanda y la oferta de la población. Entraron en juego mecanismos administrativos[1]. Surgió la época de los dirigentes socialistas, léase estatales. La figura del empresario fue sustituida por la del funcionario y la burocracia marginó a la eficiencia.  Dominaban en todas las esferas y en su elección era determinante la lealtad verdadera o fingida hacía la causa. Determinados indicadores, algunos ingenuos, se convirtieron en los parámetros que definían al buen revolucionario y eran aplicables igualmente a cargos técnicos y de confianza. Ser anticlerical era una moda. Ser ateo fue una buena prenda hasta que se produjo el destape religioso. Tales méritos se tomaron también en cuenta en el reparto de viviendas, asignación de vehículos, viajes al extranjero, traslados a la capital y otras prerrogativas. Era de mal gusto y peores consecuencias disentir del Gobierno. En tal caldo de cultivo proliferó el  fariseísmo. La corrupción,  común a todos los regímenes, se difundió más en los bajos niveles que en los altos. Bodegueros, responsables o simples empleados de almacenes, de depósitos y otras dependencias logísticas, sisaron y malversaron. No todos actuaron de este modo, por supuesto.

Tribulaciones del consumo en cuba


La actividad económica surgió cuando el tool making animal, al decir de Franklin, comenzó a trabajar conscientemente para sostener sus necesidades.  Le sucedieron la división social del trabajo, los excedentes de producción y todas las categorías de la trama económica.  Brotó el entorno crematístico del intercambio pero permaneció la satisfacción de las necesidades como causa fundamental del trabajo.  Ello es así desde la comunidad primitiva y mucho antes de que el capitalismo surgiera como modo de producción.

La economía tiene como propósito al consumo. En los estudios sobre el tema sentó pautas el estadígrafo Ernst Engel quien en 1857 formuló su famosa Ley[2] - más bien una regularidad - según la cual a medida que aumenta el presupuesto doméstico disminuye la proporción dedicada a la alimentación dentro del hogar[3]. En el siglo XX se difundió este tipo de investigación y actualmente se realiza en muchos países por la vía de las encuestas o de la estadística continua. Los grupos de consumo vinculados a la supervivencia –la alimentación doméstica en primer lugar - determinan las posibilidades de satisfacer los demás. Una nación que emplee la mitad del presupuesto familiar en comida casera apenas le quedará para otros bienes y menos para ahorrar (o invertir según la terminología keynesiana): Primero vivir, después filosofar.
Ni los poetas son ajenos al rigor del intercambio mercantil. Machado lo afirmó en sus versos[4]:
……
Y al cabo, nada os debo;
 debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
…….
De la efectividad del modelo económico depende la munificencia o penuria del consumo[5] que puede efectuarse de forma personal o social. El primero sigue vías mercantiles y hay tres modos de materializarlo: el autoconsumo,  el intercambio mercantil y la distribución administrativa. La primea alternativa corresponde a  comunidades primitivas y prácticamente desaparece con la división social del trabajo. La  última ha evidenciado enormes debilidades, aún con el empleo de métodos computarizados. El intercambio mercantil constituye la práctica más generalizada y predomina sobre el que ofrece el gobierno mediante los servicios públicos. La distribución del Producto Interno Bruto (PIB) puede ser muy equitativa pero no puede ir más allá de su techo: Dime cuan rico eres y te diré como consumes. O despejando la igualdad: dime como consumes y te diré cuan rico eres.

Consumismo


Valga señalar que el mercado se desborda en el capitalismo. El marketing aplicado a la maximización de la ganancia genera el consumismo. Se trata de una aberración que induce necesidades tornadizas. El consumidor es amaestrado en el vicio de comprar.  Se convierte en un  homo œconomicus  que a lo largo de su vida bebe 9.000 litros de leche; utiliza 3.800 pañales infantiles desechables; ingiere 4.833 paquetes de pan y 10.876 zanahorias. En total, realiza una ingesta de 50 TM de alimentos y bebe 74.000 tazas de té. A consecuencia de ello expele 35.000 litros de ventosidades intestinales y 2,865 kg de excrementos, en cuyo servicio emplea 4.239 rollos de papel higiénico. Se baña 7.163 veces y emplea en ello un millón de litros de agua. En vehículo automotor recorre 728.000 Km. Estos datos, obtenidos a golpe de malabarismos estadísticos, proceden de un divertimento descriptivo  cuyo único mérito es la  originalidad[6]. Se refieren a un británico hipotético de 78 años de edad. Un genuino homo œconomicus.  Tal tipificación no es igual en todos los países debido, fundamentalmente, a diferencias en los ingresos. 

La demanda es una necesidad, pero solvente. Sólo constituyen demanda de un producto quienes disfrutan de ingresos capaces de comprarlo. Los deseos sin contrapartida monetaria quedan en el cofre de los sueños y no tienen sentido comercial.

El consumo precario


El modelo económico soviético adaptado por Cuba en versión light, daba preferencia a la acumulación sobre el consumo. Condujo al retraso de la oferta respecto a la demanda[7]. El fenómeno debió ser temporal pero se perpetuó en una sociedad que teóricamente priorizaba al hombre. El desempleo escondido  aumentó el circulante monetario y con él la demanda. Pero sin contrapartida en la oferta.

Tan temprano como en 1962 debutó el racionamiento de productos alimentarios y de higiene personal[8]. Le siguieron otros productos y en 1971 prácticamente todos quedaron controlados. Se produjo, además,  la congelación de los precios minoristas[9]. La libreta, o cartilla de racionamiento cubana es la más amplia en productos y la más longeva mundialmente: un verdadero Record Guinness[10]. Aún sobrevive precariamente, pero ha pasado a ser un paliativo para las personas de menos ingresos. Los jubilados en primer término.

A partir de 1967 estallaron desbalances monetarios críticos. Algunos, irónicamente, hablaron de una danza de los millones pues no hallaban en que emplear el dinero[11]. En  1970 la situación tocó fondo y  se recurrió al mecanismo de los precios selectivos para controlar el circulante desbocado. Este control bancario fue un reconocimiento tácito de la existencia del mercado. E pure si muove, pareciera decir en medio del rechazo oficial. El tabaco, las bebidas y la gastronomía se convirtieron en los depredadores por excelencia de la presión monetaria popular después de 1971.

El método resultó deliciosamente administrativo. Se logró un equilibrio financiero carente de esencia. Los ingresos monetarios son un instrumento pero  el verdadero estimulo no es el dinero sino lo que puede hacerse con  él[12].

En un mercado normal – el de Cuba no lo es - el detallista conoce la demanda de sus clientes y trata de disponer de un surtido adecuado. Almacenistas y productores se adaptan a tales requerimientos. Se trata de  mercados de compradores en los que la oferta es mayor que la demanda y quienes compran imponen las condiciones. El modelo cubano funciona al revés: es un mercado de vendedores y son las tiendas, almacenes y productores quienes imponen sus condiciones.


El aislamiento del mercado interno


Durante decenios Cuba permaneció aislada  mediante un tegumento político semipermeable. El mundo exterior solo lo trasvasaba tibiamente a través de una especie de ósmosis social. La apertura que llegó con el Periodo Especial resquebrajó la membrana y los isleños entraron en contacto directo con un mundo que generalmente les resultaba inalcanzable. Muchos de los parientes visitantes, junto a su foto con el auto del año, a veces ajeno, llegaban cargados de baratijas. Despertaron ansias de consumo exótico en personas acostumbradas a la frugalidad del racionamiento. Regresó la pasión por la moda y por artículos triviales,  por la pacotilla, como se le calificó peyorativamente. Pero no todo eran fruslerías y en el catálogo de deseos de los cubanos figuraron  artículos verdaderamente necesarios que no asomaban al mercado desde mucho tiempo atrás. Los más jóvenes ni siquiera los habían conocido.

El desfase provocó que en la urna de cristal permaneciesen intactos los niveles de precios. Ello, unido al menosprecio por los costos y a la ineficiencia económica general, impidió la inflación. El choque con el mundo exterior ha sido desgarrador para los compradores cubanos, ya se trate de particulares o de empresas.

El trauma sufrido por la economía cubana entre 1990 y 1993 obligó a modificar el patrón económico al uso.

Pese a los esfuerzos gubernamentales, la reducción drástica de la oferta de bienes de consumo provocada por la crisis condujo a un nuevo crecimiento asimétrico del circulante monetario. Entre 1991 y 1993 estalló una gran inflación[13]. La irrupción de los mercados informales, la autorización de trabajadores por cuenta propia y la creación de las cadenas en divisas completaron el panorama.

Dualidad monetaria


La situación se agravó con los nuevos ingresos en divisas generadas por el despertar del  turismo internacional y las actividades que le están vinculadas. También se incrementaron las remesas familiares desde el exterior. En 1989 – vía estraperlo - comenzó a cambiarse la divisa norteamericana por 5 pesos cubanos. Se produjo una escalada vertiginosa hasta que después de 1993 logró estabilizarse a alrededor de 25 pesos. Pero entonces la posesión de divisas por parte de los cubanos era un delito.

Finalmente, en agosto de 1993, se despenalizó dicha tenencia. Fueron creadas cadenas de tiendas que operaban en moneda convertible. Su propósito no era mejorar la oferta sino la recaudación de divisas.  Sin embargo, de manera indirecta, aportaron una importante reanimación a la actividad minorista y beneficiaron el consumo de la población, hasta entonces limitado a la oferta miserable  de las tiendas estatales convencionales. En las shopping, como se les conoció popularmente,  se recuperó modestamente la presentación y calidad de los productos, el empleo de bolsas para las compras, la comodidad  y en cierta medida el buen trato al público. De este modo, ya santificada, dio inicio oficial la circulación de divisas extranjeras.

A mediados de 2004, durante la  administración de George W.Busch, el gobierno de Estados Unidos acentuó sus acciones agresivas contra la economía cubana y obstaculizó el empleo del dólar. Remesas y operaciones internacionales se vieron afectadas. Como respuesta, en abril de 2005 la circulación interna del dólar norteamericano en Cuba fue sustituida plenamente por el CUC[14], o peso cubano convertible  que internamente se revalorizó a razón de 24 CUP[15] o pesos cubanos no convertibles. Adicionalmente la  moneda norteamericana se penalizó con un descuento en el canje con vista a estimular el empleo de otras divisas que no confrontan las dificultades impuestas por el Establishment.

El peso convertible o CUC, al igual que antes el dólar norteamericano, tuvieron acceso a productos y servicios que al humilde peso cubano (CUP)  le estaban vedados.  Con la práctica informal y en ocasiones con la oficialización, los diversos agentes mercantiles se han ido acomodando a la operación en ambas monedas. Simplemente se aplica la tasa de cambio vigente. El futuro ya no lejano será la unificación monetaria en la que quedará el peso cubano como único protagonista. Es de esperar que con carácter convertible.

En 1992 el circulante monetario en la calle era cercano a los 9.000 millones de pesos cubanos, casi  triplicaba el crítico nivel de 1970, superado durante los 22 años anteriores[16]. Aproximadamente la mitad estaba en cuentas de ahorro. En el año 2010 el circulante monetario en manos de la población pasaba de  26.000 millones de pesos. Casi las dos terceras partes - unos 15.000 millones - estaba en cuentas de ahorro[17]. Se está hablando de pesos cubanos no convertibles. Tal acumulación se ha agudizado.

La implantación de la doble moneda y la estabilización de la tasa de cambio interna poco después de 1995 permitieron alcanzar nuevamente la estabilidad en la circulación monetaria interna en pesos cubanos. Pero a partir de ese momento el comercio minorista se escindió en dos mercados, uno en pesos corrientes (CUP) y otro en pesos convertibles (CUC).

Ingresos en divisas de la población.


El salario es origen de demanda. Durante años casi todo el ingreso de la población cubana procedía del Estado. Con la apertura a las actividades por cuenta propia han surgido otras fuentes de las que no se tiene información puntual. En ocasiones sus niveles son superiores a los pagos estatales, en otras ocurre lo contrario.

La despenalización y la apertura de un mercado interno en divisas fueron beneficiosas en lo que respecta a la calidad de consumo. Esa sería la buena noticia. Sin embargo la nueva situación resultó traumática pues de repente se ofertaban mercancías con precios relativamente desorbitados para la desfasada economía interna. Durante años los ingresos de la población  habían estado desvinculados de la dinámica exterior.

Las posibilidades de adquisición de moneda convertible eran limitadas. Podía realizarse a través de remesas desde el extranjero, actividades internas derivadas del turismo y de otras actividades vinculadas a dicha moneda. No existe información puntual al respecto pero pueden lograrse estimados confiables. Nacionalmente, en el año 2010, se registraba un  ingreso de 204 CUC per cápita anual, o sea, sólo 17 CUC mensuales. En la capital dicho indicador llegaría a 451 CUC per cápita, mientras que en Matanzas (Varadero) alcanzaría 298 CUC per cápita. El resto de las provincias se hallaría por debajo de la media nacional con tendencia a la disminución al alejarse geográficamente de la capital[18]. En el 2014 dichos niveles habrán subido, pero no demasiado. Otra vía para obtener moneda convertible es el canje oficial. Hay que entregar 25 pesos CUP para obtener 1 peso convertible CUC.  La limitante son los niveles de ingreso de la población, a pesar de que han crecido sustancialmente en los últimos años.

Niveles salariales


Según los anuarios de la ONE, el salario medio mensual en entidades estatales y mixtas era 194 pesos en 1995. Se trata de pesos cubanos, no convertibles (CUP). En esa época, prácticamente, correspondía a todos los empleados del país. En 2002 había subido a 261 pesos, a 330 pesos en 2005, a 408 pesos en 2007, a 448 pesos en 2010 y a 455 pesos en 201l. Actualmente –año 2014- se halla en unos 448 pesos.

Se han establecido numerosas formas de vinculación en las que el trabajador puede incrementar sus ingresos sobre la base de su rendimiento laboral. Pero el gobierno ha anunciado la imposibilidad de un aumento general de salarios que acarrearía una inflación galopante. Una excepción en tal sentido ha sido la de los trabajadores de la Salud. De hecho se cuentan entre los trabajadores que mejores niveles salariales disfrutan, en particular sus oficios más representativos, como los médicos y los enfermeros. Alguna información al respecto puede servir de referente de la situación salarial cubana actual.

El 19 de marzo de 2014 fue aprobado un aumento en los salarios del personal de la salud[19]. Suman unos 440.000 trabajadores, de los cuales alrededor de 60.000 son médicos y estomatólogos. Una cantidad algo mayor son enfermeros, la mayor parte mujeres. Estas categorías fueron las que recibieron aumentos sustanciales, verdaderos saltos. Los primeros percibían salarios de entre 425 pesos y 627 pesos mensuales, en algunos casos con beneficios adicionales. En términos convertibles serian 17 CUC y 24 CUC respectivamente. Los nuevos sueldos que comenzarán a pagarse en mayo de 2014 se mueven entre 1.100 pesos y 1.600 pesos mensuales. Incrementan en 2,6 veces el salario anterior. Representan 44 CUC y 64 CUC, respectivamente. Los enfermeros tienen salarios de 320 pesos (12,8 CUC) a 562 pesos mensuales (22,48 CUC), que serán aumentados 1,7 ó 1,9 veces. A partir de mayo de 2014 pasaran a 595 pesos (23,8 CUC) a 940 pesos (37,6 CUC). Se prevén también incrementos en los estipendios que reciben cuando cumplen contratos gubernamentales en el extranjero (misión internacionalista, como son conocidas). En la Operación Milagro de la Bolivariana Venezuela se duplicará dicho monto.

La plétora médica ha permitido este tipo de exportación. Según el Plan 2014, la venta de servicios médicos al extranjero será de 8.200 millones CUP y representará el 64% del total de servicios exportados, incluido el turismo[20]. Cuba ocupa el segundo lugar mundial en cuanto a habitantes por médico. En enfermeros tiene el lugar 24[21]. Los  440.000 empleados de la salud representan el 8,8% del total de trabajadores estatales y mixtos. Dentro de ellos el 15% son médicos y una proporción similar enfermeros.

Pero  el país no puede permitirse generosidades en este sentido. A inicios de 2014 aún no se registran incrementos sustanciales en la productividad. Sin este requisito los incrementos salariales se convierten en inflación.

Consistencia estructural de la oferta


La parquedad en los ingresos no es el único inconveniente del mercado interno. La oferta es limitada en cantidad, pero también en calidad y estructura.

La inconsistencia estructural de la oferta es un mal endémico del mercado interno cubano que aún persiste. Encuestas efectuadas entre 1986 y 1988 mostraron que  sólo el 10% de los 1.537 renglones de un modestísimo modelo  adoptado como referente en aquella época tuvieron una presencia estable en el mercado. Otros, que representaron alrededor de la tercera parte, aparecieron y desaparecieron de las tiendas de manera intermitente. La mayor parte de los productos –algo más de la mitad -  calificó como oferta nula: nunca tuvieron presencia en cada uno de esos años. Valga señalar que con anterioridad al periodo en cuestión el escenario fue  peor. Acontecimientos posteriores mejoraron  la situación estructural de la oferta  pero su inconsistencia se mantiene aún en las condiciones del actual mercado minorista en divisas. Se está hablando de los inicios del año 2014[22].

Dime como consumes y te DIRÉ quien eres

El consumidor medio distribuye sus disponibilidades monetarias priorizando productos y servicios. Es una regularidad de la que  surgen estructuras típicas acorde al nivel medio de renta. Este comportamiento universal constituye un punto de referencia para evaluar el nivel de consumo alcanzado. Pero, despejando variables, sirve también para conocer el nivel de desarrollo del país.

En 1952 las familias cubanas dedicaban el 37% de su presupuesto a la compra de alimentos para consumir en el hogar. Esta proporción se redujo a alrededor de un 20% a 22% entre 1975 y 1990. Eran años de generosos subsidios en los precios. Durante  el Periodo Especial se elevó de nuevo a alrededor de un 33%. Como tendencia, en la década de los 90 los países de economía paupérrima empleaban un  47% en dicho rubro del consumo personal. Los países pobres le dedicaban el 33%, los países en despegue un 27%, los ricos un 22% y los opulentos un 18%. Los indicadores mencionados fueron aplicados en 58 naciones y, como se expuso anteriormente, el resultado mostró que Cuba clasificaba como país en Despegue en esa época (1989). Estas estructuras han evolucionado. Actualmente, en los países opulentos la proporción del consumo de alimentos en el hogar se ha reducido a entre un 8% y un 10%. En los países ricos  descendió a entre un 12% y un 15%. En los en despegue  a entre un 15% a un 25%.   En los pobres y en los paupérrimos mantiene sus altas proporciones anteriores. La actualización ha sido elaborada sobre la base inicial, y a partir de la elasticidad de la demanda de alimentos, los incrementos en el ingreso y la propensión marginal al consumo[23].

En el entorno del primer decenio del siglo XXI el presupuesto del cubano promedio emplea todavía más un 33% en el gasto de alimentos dentro del hogar. Ello sugiere que se trata de un  país pobre en el que, paradójicamente, se han alcanzado niveles de instrucción, de atención médica y de cultura, similares a los de muchos países ricos. Pero este coeficiente,  delator de pobreza,  ha de ser mayor si se tiene en cuenta que una cierta parte de los gastos en moneda convertible son en alimentos[24]. Estos últimos no son contabilizados.

A inicios del 2014, se mantiene la mayoría de los rasgos negativos del modelo de consumo personal enraizado a lo largo de decenios. El consumidor cubano es uno de los peor tratados del mundo y ello resulta paradójico en una sociedad que ha situado al hombre como objetivo principal.

Continuará

Notas


[1]  Por otra parte, muchas de las industrias locales que producían para el consumo interno se vieron afectadas por la escasez de insumos, recambios y por la descapitalización originada en las restricciones comerciales adoptadas por Estados Unidos, pero también por la improvisación de muchos funcionarios y administradores situados por el Estado
[2] Ernst Engel(1821-1896), director de la Oficina de Estadísticas de Prusia. Efectuó estudios sobre los presupuestos de gastos de consumo en familias de distintos ingresos. Formuló la ley que lleva su nombre. H.LePlay (1806-1872) introdujo las técnicas y cuestionarios para las encuestas de presupuestos de gastos.
[3] Marshall, Alfred. Principios de Economía. Ediciones Aguilar. Madrid 1957. Pág. 101.
[4] Machado, Antonio. Retrato.
[5] Es parte del Producto Interno Bruto (PIB). Éste. según el método del gasto,  equivale a la sumatoria del consumo de las familias, el consumo del gobierno, la inversión y el saldo del comercio exterior.
[6] Son recogidos en un documental titulado The Human footprint (La huella humana) de procedencia británica. Fue presentado en el programa televisivo cubano Pasaje a lo desconocido el domingo 16 de agosto de 2009. El conductor de programa – a golpes de timón – subrayó el fenómeno del consumismo en países capitalistas y destacó la existencia de otras satisfacciones no consumistas que pueden llenar y enaltecer la vida del ser humano. Por supuesto, no debe confundirse el consumo, que es una actividad legítima e indispensable, con el consumismo. Este último es una aberración inductora de necesidades a veces ficticias, impulsada por el afán capitalista de obtener ganancias.
[7] Krutikov, F. Fundamentos Teóricos de la determinación de las proporciones del mercado. Folleto Univ. Habana F 3118 año 1967. Pág. 15-16.el autor se refiere a la economía soviética, pero la expresión es aplicable a todos sus émulos.
[8] La Libreta de Abastecimientos, como se llama en Cuba a la cartilla de racionamiento, fue establecida el 26 de marzo de 1962.  Es probablemente  la más duradera del mundo. Se aplica no sólo a alimentos sino también otros productos industriales.
[9] Ferran Oliva, Juan M. Informe sobre el consumo de la población, ICIODI Diciembre de 1993. Pág. 53
[10] Quien escribe estas líneas ha tenido el dudoso privilegio de conocer 3 libretas de abastecimiento a la población. La primera fue en 1936, en la Guerra Civil Española. La segunda entre 1946 y 1947, también en España y en pleno franquismo y la tercera la de Cuba iniciada en 1962.
[11] Ferran, Juan M, Macroeconomía del Consumo de la Población. Revista Economía y Desarrollo 101. Nov. dic. 1987, Pág. 94 a 103.
[12] Ferran Oliva, Juan M. Informe sobre el consumo de la población, ICIODI Diciembre de 1993. Pág. 53 y 54
[13] Vidal Alejandro Pavel,  Política Monetaria: 1989-2009. En Cincuenta Años de la Economía Cubana. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana 2010. Pág. 154.
[14] CUC. Cuban Universal Currency
[15] CUP Cuban peso, no convertible. 25 CUP por 1 CUC, ha sido la tasa durante muchos años.
[16] Castro Ruz, Fidel. Discurso del 26 de Julio de 1993.XL Aniversario del Asalto a los Cuarteles Moncada y CM de Céspedes
[17] Estadísticas de ONE.
[18] Estimados realizados por el autor.  No existe un registro puntual de los ingresos en divisas que percibe la población cubana. Equivalen a la suma de sus compras y erogaciones no comerciales, ambas conocidas y constitutivas de la mayor parte del gasto. Añadiendo estimados del ahorro, de las incidencias en la masa de circulante monetario y de las salidas hacía las casas de canje y el extranjero, se puede llegar a un estimado confiable de los ingresos de la población en divisas. En La Habana  los municipios de Playa, Plaza, Centro Habana, Marianao y Lisa se hallan por encima de la media de la ciudad. Los otros 10 municipios se hallan por debajo pero aún los de menos ingresos disponen de un per cápita  superior a los registrados en las provincias orientales del país, las de menos ingreso. Se trata, en suma, de la aplicación de la  ecuación de la circulación monetaria de Fisher:  VP = MV,  ( V: valor de los gastos (o producción realizada); P: índice de precios; M: masa de dinero circulante; V: rotaciones anuales del circulante).
[19] Información publicada en el periódico Granma de 21 de marzo de 2014. Como autoras, las periodistas Leticia Martínez y Yaima Puig. Los datos de la cantidad de médicos y enfermeras corresponden a la Organización Mundial de la Salud, publicados en Enciclopedia Encarta y se refieren al decenio 2000 al 2010.
[20] Información publicada en el periódico Granma de 21 de marzo de 2014. Como autoras, las periodistas Leticia Martínez y Yaima Puig.
[21] Organización Mundial de la Salud. OMS. Datos del decenio 2000 a 2010.
[22] Ferran Oliva, Juan M. Informe sobre el consumo de la población, ICIODI Diciembre de 1993. Pág. 54 y 55. Este control de deficiencias es muy conservador. No incluye mercancías impensables en la época en la que se realizaba, caracterizada por un limitado mercado  de subsistencia. Muchos renglones excluidos forman parte del elenco normal de necesidades del consumo, aún en los países más pobres. Son ejemplos las motocicletas,  automóviles, computadoras, servicios telefónicos, etc.. La situación es más negativa si se añaden los productos complementarios.
[23] Esta clasificación es convencional. Los países paupérrimos son los que, según parámetros actuales tienen un PIB per cápita inferior a US$600. Los pobres se mueven entre US$ 601 y US$1.500. Los en despegue, entre US$ 1.501 y US$10.000. Los ricos entre US$10.001 y US$40.000, y los opulentos en más de US$40.000. Los datos proceden de estudios realizados por el autor. Aparecen en el ensayo Los Parámetros del Desarrollo Económico, publicado en la Revista Cuba Económica de julio-agosto de 1991. Pág. 54 a la 70. Pretendió reflejar los aspectos sociales y culturales del desarrollo, además de los económicos clásicos. En tal propósito empleó los consumos de energía,  acero, ácido sulfúrico y fertilizantes; la disponibilidad de tractores, camiones y ómnibus; la esperanza de vida, la mortalidad infantil, las camas en hospitales, la tenencia de teléfonos, televisores, automóviles, el gasto de papel, el número de científicos, de universitarios y de alfabetizados, unidos al consumo de proteína animal y calorías. El modelo matemático ad hoc  comprendía 21 funciones de correlación entre el PIB y cada uno de los.
[24] Datos calculados a partir del anuario ONE de 2009. Fueron utilizados los datos de las secciones de Cuentas Nacionales, Comercio Interno  y Finanzas expresados en moneda nacional

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