Otras Paginas WEB

viernes, 1 de julio de 2016

El mercado agropecuario. Políticas e impactos

Por:Armando Nova González


Profesor e investigador. Universidad de La Habana
Foto: Cubadebate.
 Desde mucho antes de nacer un ser humano, la alimentación adecuada constituye una condición de vida indispensable, no solo para su desarrollo (en toda la extensión de la palabra) sino para su salud y subsistencia.
El concepto y contenido de «seguridad alimentaria» está conformado por cuatro ejes fundamentales: disponibilidad (producción nacional más importaciones de alimentos y menos exportaciones), acceso a los mismos (económico), inocuidad (calidad, elaboración, conservación, higiene, propiedades y contenido), así como la sistematicidad de la oferta.
A lo anterior se une un aspecto sumamente estratégico: su dependencia alimentaria externa. En este sentido, una economía con alta dependencia se hace en extremo vulnerable. Desde hace más de 10 años la economía cubana ha incrementado sus importaciones de alimentos (promedio de importaciones anual, por más de 2,0 MMM USD, más de15% del valor total de las importaciones del país). A partir de la selección de un grupo de alimentos representativos de la canasta del consumidor cubano, los productos importados representan aproximadamente entre 65 y 69 % de su disponibilidad total. No obstante, las potencialidades productivas existentes en el sector agropecuario permitirían reducir esa dependencia entre 35 y 40%.
El tema alimentario en toda su extensión constituye un aspecto aún no resuelto, al que el consumidor cubano se tiene que enfrentar diariamente de manera compleja. Por otro lado, el mercado minorista de los alimentos se encuentra segmentado en: a) normado (libreta-subsidiado), b) de oferta y demanda (cuenta propia, carretilleros, puntos de ventas), c) libre de precios máximos (recientemente restablecido), d) de las tiendas en CUC (shopping); y e) el subterráneo.
La tendencia creciente de los precios de los alimentos en el mercado interno no es nueva, se manifiesta al menos desde los últimos diez años e impacta sensiblemente en el mercado minorista, con las correspondientes implicaciones económicas, sociales y políticas. Dicha tendencia parte de una insuficiente producción nacional de productos agropecuarios, que no satisface la demanda; es decir, una producción agrícola limitada por la oferta. 
Ante esta situación, surgen las siguientes interrogantes: ¿por qué no se produce más?, ¿cuáles son las causas o la relación causa-efecto?, ¿qué significa la expresión  «caro o barato», en relación con los niveles de ingresos de la población? En el sector agropecuario es donde más transformaciones se han realizado y anunciado, ¿ello se corresponde o no con los resultados obtenidos hasta el presente?, ¿las medidas implementadas o por implementar en el sector agropecuario se conciben a partir de un enfoque sistémico?
Existen estudios e investigaciones que han abordado algunas de esas interrogantes donde se ha tratado de dar explicaciones, sugerencias o posibles soluciones. Sin embargo, se requiere profundizar en las causas que se han unido al desencadenamiento del alza de los precios minoristas; por ejemplo, las que se encuentran al comienzo del ciclo productivo (cadena) y condicionan desde ese momento el buen desempeño productivo, junto a otras que se manifiestan a lo largo de la cadena, en sus diferentes eslabones. Una de ellas es la falta de un enfoque sistémico, que parte desde el inicio y, al no ser considerado dicho enfoque, su efecto se manifiesta a lo largo del ciclo y hasta puede generar contradicciones antagónicas.
A manera de ejemplo, en el eslabón final de la cadena se puso en marcha, mediante el Decreto Ley 318, la descentralización del proceso de comercialización de los productos agrícolas (mayorista-minorista); sin embargo, no ha ocurrido así en el punto de inicio  del ciclo (producción); es decir, no se ha creado un mercado mayorista de insumos, equipos y servicios, situación ya señalada en trabajos y estudios anteriores sobre el tema.
Resulta importante que el productor pueda acudir a comprar de forma oportuna, a precios que se correspondan con las necesidades del ciclo productivo (los precios elevados de los insumos, servicios, asistencia técnica, no favorecen la disminución de los costos y suelen ser sumados al precio del producto final, gravando la economía del consumidor minorista); la agricultura trabaja con seres biológicos, que forman parte de la Naturaleza. Hay que tener presente que los precios conforman un sistema, en el que uno incide en el otro a lo largo del ciclo y, dentro de ese ciclo y como parte del sistema de precios, también inciden en los de otras tiendas distribuidoras o comercializadoras de productos, entre ellos los alimenticios (entiéndase las tiendas recaudadoras de divisas, popularmente identificadas, shopping, las cualesse convierten en puntos de referencia para los precios).
En definitiva, la aplicación del enfoque sistémico es un aspecto complejo, pero hay que abordarlo y aplicarlo. Lo anterior convoca a tener presente e identificar las variables que, de una forma u otra, inciden sobre el comportamiento productivo hasta cerrar el ciclo.
Resulta adecuado precisar que la acción del mercado por sí sola no resuelve las desproporciones ni logra el equilibrio. Se aboga por una relación de complementariedad entre la planificación y el mercado. Este último posibilita que afloren los problemas a la superficie y sean  percibidos  e identificados, para  realizar los ajustes, modificaciones  y cambios necesarios, en complementariedad con la planificación.
Al Estado le corresponde rectificar las fallas del mercado (la planificación en complementariedad con el mercado); evitar los monopolios y oligopolios; desarrollar programas sociales para alcanzar el máximo nivel de equidad posible; redistribuir,  en sus diversas modalidades, los ingresos que se obtienen mediante los impuestos; propiciar el desarrollo económico sobre bases de eficiencia; velar por los márgenes de ganancia, en cada eslabón y a lo largo del ciclo de la cadena de valor,  entre otros aspectos.
La actual existencia de la dualidad monetaria y cambiaria añade complejidad al hecho de que los precios sean determinados por los costos reales; no obstante, eso no impide la realización de estudios y valoraciones en la cadena de valor y para cada uno de los eslabones que la conforman. Para el ámbito empresarial se pueden establecer diferentes alternativas, basadas en diversos tipos de tasa de cambio, inclusive partiendo de la actual tasa vigente para esa esfera, como punto de referencia. Ello ayudaría a identificar inconsistencias y problemas.
El estudio de la cadena de valor y sus diferentes eslabones debe ir acompañado de la valoración y análisis de los costos incurridos y la determinación —por cada eslabón y por el total de la cadena de valor— del margen o porcentaje de ganancia que le correspondería a cada eslabón (la parte del nuevo valor creado para cada sujeto económico, sea productor, transportista, intermediario, prestador de algún servicio, entre otros) y, finalmente, a lo largo de esa cadena.
Resulta apropiado  señalar que este porcentaje de ganancia pudiera tener un límite máximo  determinado y oficialmente fijado por el Estado, de acuerdo con los resultados de los estudios realizados y aplicado a los costos incurridos en cada eslabón, sin considerar los costos o gastos acumulados de los eslabones que lo precedieron.
Por lo general,  el sector  agropecuario se caracteriza por el hecho de que muchos agricultores —de Cooperativas de Crédito y Servicios (CCS), Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA), Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC), Privado, Usufructuario, Empresa Estatal—, producen igual producto o productos en magnitudes no determinantes. De hecho, suele ser lo  más cercano a lo que en teoría se conoce como un mercado de competencia perfecta, siempre y cuando los productores participen a  lo largo de la cadena  productiva y no se manifiesten formas  monopólicas u oligopólicas. En el sector agropecuario cubano se revela una diversidad de formas productivas; lograr la participación del productor a lo largo del ciclo (cadena), ya sea directamente o mediante su representante en el mercado, permitiría el efecto esperado: que ningún productor tenga dominio del mercado e imponga precios.
En los Mercados Agropecuarios Estatales (MAE), los precios de los productos pudieran fijarse a un tope máximo y, como parte del sistema de precios, ello incidiría sobre el resto de los precios de las otras formas comercializadoras identificadas. Esto implicaría una opción para la población en general, en particular para los estratos de bajos ingresos, basada en una similitud de calidad en relación con el resto de las formas comercializadoras  y sistematicidad en la oferta.
Los precios máximos fijados deben cubrir los costos incurridos durante la producción y a lo largo de todo el ciclo (producción-distribución-cambio-consumo), así como proporcionar un margen de ganancia adecuado; de lo contrario se convertirían en un subsidio por parte del Estado, no estimularían a los productores ni a aquellos eslabones que integran la cadena y hacen posible que la mercancía logre su realización y se reinicie el ciclo.
Las medidas descentralizadoras han logrado una diversificación, sobre todo, en la comercialización (no correspondida al inicio de la cadena productiva, como anteriormente se ha señalado), pero ello posibilitó que los compromisos de ventas al Estado se hayan reducido en un rango de 75 a 80% a un nivel promedio de 51%, aproximadamente. Si las medidas sobre fijación de precios o precios máximos  aplicadas a los MAEllevan implícitas en los contratos establecer compromisos de ventas y entrega elevados al Estado,  para todas las formas productivas,  significaría retornar a un punto de partida sobre el que se ha transitado sin éxito.
La producción es una y, si se priorizan las ventas-entregas a las formas comercializadoras estatales, las no estatales dispondrían de menos productos y la limitación de su oferta conduciría a un incremento de precio en estas, en perjuicio  de la población. Ello podría conducir, además, a desvíos de productos de las formas estatales a las no estatales, por el incentivo de mayores  ingresos-ganancias.
Reiteramos que mediante el procedimiento de retornar a niveles elevados o cercanos a 70-80% para canalizar las ventas minoristas por las vías estatales no se han obtenido resultados apropiados. Estos altos niveles de centralización y monopólicos han dado lugar a situaciones desfavorables, como: desestímulo al productor, pérdida de cosecha en la plantación por no recogida a tiempo, la de productos en los centros de acopio, niveles de subsidios asumidos por el Estado, precios no consecuentes con calidades, cadena de impagos al productor, desviación de productos hacia el mercado subterráneo, entre otros aspectos.
Los resultados anteriores, unidos a otras causas, han contribuido al detenimiento del desarrollo de las fuerzas productivas, en particular en el sector agropecuario cubano.

Resultados y medidas recientes

Durante 2015 se presentaron situaciones climáticas complejas, fuertes sequías en el período tradicionalmente lluvioso y, a finales del año y principios del siguiente (período seco), torrenciales lluvias. Al cierre de 2015, esto trajo afectaciones a las siembras y a la producción en hortalizas, tubérculos, frijol,  arroz, maíz, entre otros renglones agrícolas, igual ocurrió con la producción de leche. Los primeros meses de 2016 también se vieron afectados. La producción agropecuaria total (excepto la caña de azúcar), al finalizar 2015 (comparado con los resultados de 2014), disminuyó 2,5%.
La producción agrícola (vegetal) decreció 3,9% y la ganadería, 1,0%.  Dentro de los tubérculos y raíces disminuyeron el boniato y la malanga 6,0 y 23,1 miles de toneladas respectivamente; otros tubérculos decrecieron 2,7%: el frijol, 13,2%, maíz, 15,3%, y arroz, 28,5%. Se registró en la producción nacional de leche una disminución de 16%, en particular en la de vaca, en relación con 2014, menor cantidad de vacas en ordeño y  un rendimiento promedio diario por unidad menor a 0,2 litros (ONEI 2016).
Los resultados desfavorables registrados en la producción agrícola y ganadera al cierre de 2015, se hicieron extensivos en los primeros meses de 2016, debido a las afectaciones climáticas señaladas. Ello contribuyó a una disminución de la oferta de alimentos (tener presente que la demanda se encuentra limitada por la oferta) y afectó su disponibilidad; por lo tanto, a menor oferta los precios tienden a crecer.
El no considerar la existencia y acción real del mercado y/o establecer medidas restrictivas y monopólicas puede conducir a que estas manifestaciones no apropiadas que puede generar la acción del mercado, sin observación, no  afloren a la superficie  y comiencen a revelarse o a incentivar formas aberrantes como la economía sumergida o mercado negro.
La combinación de esos dos factores (afectaciones climáticas severas y el desentenderse del mercado),  creó condiciones propicias para el desempeño favorable de los especuladores; de esa manera los precios de los alimentos de origen agropecuario se dispararon por encima de la tendencia que se venía observando.Por ello, se requería un reordenamiento de la comercialización.
Se considera que la medida de fijar precios máximos, para todas las formas productivas con acceso a la comercialización sea de reordenamiento y,una vez estabilizada la situación, continúe el proceso de descentralización no solo en la comercialización(Decreto Ley 318, experiencia en la Provincias de Artemisa, Mayabeque y La Habana), sino en toda la extensión de la cadena productiva, en especial al inicio del proceso productivo, a través de la aplicación de un enfoque sistémico y ordenado. También se hace necesario que los MAE se mantengan en una proporción adecuada que permita accionar sobre los precios sin generar subsidios.
Otra decisión adoptada fue la de cerrar momentáneamente el mercado mayorista «El Trigal». El funcionamiento de este mercado cooperativo comercializador de productos agrícolas (identificado como mercado no agropecuario-CNA) fue concebido de forma experimental bajo la gestión cooperativa (valorar sus resultados y de ser positivo hacerlos extensivos). Se realizaron visitas, observaciones y valoraciones efectuadas por diversos especialistas, quienes ya alertaban que el funcionamiento había derivado hacia formas no concebidas inicialmente; entre ellas, la presencia de un número de intermediarios no necesarios, dentro y fuera del mercado, dando lugar a la especulación, a cobros por servicios, los que llegaron a tener una manifestación monopólica, y propiciaron el incremento de los precios de los productos y,  finalmente, afectaron al consumidor minorista.
Esta forma mayorista requiere ser estudiada con mayor profundidad y sacar experiencia de estos aspectos desfavorables. Resulta apropiado tener presente que antes de 1959 en La Habana —con algo más de un millón de habitantes—existían cuatro mercados mayoristas (Mercado Único, La Plaza del Vapor, Mercado de Carlos III y Plaza de Mariano). En la actualidad esta ciudad cuenta con 2 1606 miles de habitantes —cifra que se ha más que duplicado en relación con la anterior fecha—e indudablemente requiere de los mercados mayoristas, tanto para afrontar la demanda de la población como cubrir las de las nuevas formas de gestión: privadas, cooperativas, estatales, empresas mixtas, dentro del contexto de las transformaciones actuales.    

Antes y después de los precios máximos

Si tomamos como referencia los datos de la Tabla 1 que a continuación se ofrecen, donde son relacionados los diferentes mercados comercializadores de La Habana[1], agrupados por la Empresa Provincial de Mercados Agropecuarios (EPMA), se puede observar que, hasta junio de 2015, los precios de los productos agrícolas mantuvieron un nivel normal de comportamiento, dada las características de funcionamiento de cada tipo de mercado. Las diferencias de precios no eran tan significativas entre los CNA, Mercados Arrendados y Mercados de Oferta y Demanda (MAOD); inclusive, coincidentes en algunos productos, excepto cebolla, cebollino y tomate.

Tabla 1:

Precios de Productos de los diferentes Modelos de Gestión   EPMA La Habana
RESOLUCIÓN No.157/2016 Min. Fina-Precio
Ficha de Costo MINAG
17/2/2016, Contabilidad y precio
Fecha:26 de junio 2015


Precios Minoristas Máximos/lb *
Rendimiento medio
Productos
MAE
CNA
Arrendamientos
 a Formas Productivas
MAOD

T/ha
Costo Ps/qq
**
Costo Agríco/lb  Calculado

VIANDAS


Boniato
0,85 LB
 1,50 - 1,80 LB
 1,50 - 1,80 LB
2,00 LB
jun-nov
dic-may
0.85
1.00
13.7
53.82
0.54
Malanga
xanthosoma
3,00-3,50 LB
3,50 - 4,00 LB
3,00 LB
4,00 - 5,00 LB
abril-sep
oct-mar
3.50
4.20
13.8
179.52
1.80
Malanga colacaxia




abril-sep
oct-mar
1.80
2.10
14.5
98.71
0.99
Plátano Burro
1,00-1,20 LB
 6,00 - 8,00 mano
1,50 LB
2,00 LB
may-sep
oct-abril
0.85
1.10
13.4
69.07
0.691
Plátano Fruta
 1,00-1,15 LB
3,00 LB
2,00 - 2,50 LB
1,00 U
may-sep
oct-abril
1.10
1.40
21.0
72.68
0.73
Plátano Vianda
 2,40-3,00 LB
 2,50 - 3,00 U
 2,00 - 3,00 U
2,50 - 3,00 U
may-sep
oct-abril
2.10
2.65
13.7
155.72
1.56
Yuca
1,50 LB
 2,50 - 3,00 LB
 1,30 - 2,00 LB
3,00 LB
nov-abril
may-oct
0.85
1.00
12.0
52.22
0.522
HORTALIZAS


Ajo
1,50 LB
2,00 - 2,50 U
3,00 U
3,00 - 4,00 U
feb-may
jun-enero
14.50
16.50
3.2
692.20
6.922
Ají Chay


6,00 VASO
20,00 LB


Ají Cachucha


6,00 VASO
20,00 LB


Espinaca


4,00 MZO



Habichuela

6,00 MZO
4,00 MZO
5,00 MZO


Acelga

6,00 MZO
5,00 MZO
5,00 MZO
dic-abril
may-nov
1.10
1.30

Apio

3,00 MZO
3,00 MZO
3,00 MZO


Berenjena


2,50 LB
5,00 U


Cebolla seca


15,00 LB
20,00 LB
marz-abril
jun-feb
4.10
4.70
10.0
258.16
2.582
Cebolla verde




marz-abril
jun-febre
3.50
3.90

Cebollino
3,00 - 3,50 MZO
5,00 MZO
5,00 MZO
10,00 MZO


Calabaza
1,20 - 1,75 LB
1,50 - 2,00 LB
1,70 - 2,00 LB
2,50 -3,00 LB
jun-dic
ene-may
0.70
1.10
7.0
60.62
0.61
Col




feb-may
jun-enero
0.85
1.20
10.0
78.43
0.7843
Col Rallada



5,00 VASO


Col Rallada
5,00 - 6,00 U
10,00 U
6,00 LB
10,00 - 15,00 U


Lechuga
5,00 MZO
5,00 MZO
5,00 MZO
5,00 MZO
dic-abril
may-nov
2.00
2.30

Remolacha
5,00 MZO
10,00 MZO

10,00 MZO


Zanahoria
5,00 MZO
10,00 MZO

10,00 MZO


Melón
1,60 LB
2,00 - 2,50 LB
2,50 LB
4,00 LB


Pepino
2,00 - 3,00 LB
3,00 a LB
3,00 - 4,00 LB
4,00 LB
jun-sep
oct-may
1.10
1.40
6.0
94.20
0.942
Tomate

5,00 LB
3,50 - 5,00 LB
7,00 - 10,00 LB
enero-abril
may-dic
2.10
4.20
8.0
136.34
1.363
Pimiento
5,00 LB
5,00 - 6,00 LB
5,00 - 6,00 LB
5,00 - 8,00 LB
feb-abril
may-enero
2.50
3.10
10.0
162.33
1.623
GRANOS


Arroz
5,00 LB Importado
5,00 LB Importado
4,50 LB Criollo



Frijol Colorado
9,00 LB
12,00 - 16,00 LB
12,00 LB
15,00 - 16,00LB
Todo el año
11.00

Frijol Negro
9,50 LB
10,00 - 12,00 LB
11,00 LB
12,00 LB
Todo el año
10.00

Frijol Carita



15,00 LB


Garbanzo
13,00 LB
16,00 a 18,00 LB

25,00 LB


Chícharo
3,50 LB





Judía

12,00 - 15,00 LB
12,00 LB
13,00 - 15,00 LB
Todo el año
11.00

Maíz Molido


  6,00 LB
5,00 LB


Maíz Mazorca



2,00 U


Maíz grano



7,00 LB


Rollón



5,00 LB


Harina



3,00 LB


Frijol Bayo



15,00 LB
Todo el año
11.00

FRUTAS


Fruta Bomba
1,80 - 2,40 LB
3,00 - 3,80 LB
1,40 - 1,80 LB
4,00 LB

28.0
100.65
1.01
Guayaba
3,00 LB
4,00 LB
3,00 - 4,00 LB
4,00 LB
jul-oct
nov-jun
1.55
1.95
20.0
99.53
1.00
Limón
5,00 LB
1,00 U
6,00 LB
1,00 U


Mango
2,00 LB
4,00 - 5,00 LB
3,00 - 5,00 U
5,00 - 7,00 U
may-agost
sep-abril
1.55
1.80
14.7
88.68
0.89
Coco


3,00 U



Aguacate
6,00 U
7,00 - 10,00 U




Piña
6,00 U
10,00 U
6,00 - 8,00 U
8,00 - 10,00 U
nov-jul
agost-oct
1.55
1.95
16.0
88.25
0.883

Si se realiza una breve comparación de los precios minoristas máximos establecidos en la Resolución No.157/2016del Ministerio de  Finanzas y Precio (21 de abril de 2016, hecha efectiva a partir del 1ro de mayo), se aprecia que los precios máximos fijados tratan por lo general de acercase de manera aproximada a los precios registrados  en junio de 2015, excepto el boniato que mostró igual comportamiento al precio fijado en los MAE, en dicha fecha.
En el resto de las formas comercializadoras los precios se comportaron casi al doble y en los MAOD,  más allá del doble (2,4 veces).
Es conocido que la mencionada Resolución excluye los mercados de oferta y Demanda (MAOD)de esta regulación de precios máximos.
Dentro del contexto de las medidas más recientes se encuentran las de reducción de los precios minoristas en productos básicos como el arroz y chícharos, en los mercados libres en CUP; asimismo se adoptaron medidas encaminadas a disminuir los precios minoristas para un grupo de productos en la Tiendas Recaudadoras de Divisas (Shopping). Estas medidas están encaminadas a incrementar gradualmente la capacidad de compra del peso cubano,  pero a la vez aumentan la capacidad de compra del CUC, por cuanto la tasa de cambio para la población en el mercado interno se mantiene intacta (25 CUP por 1 CUC).
      El costo total calculado en pesos (ficha de costo MINAG), de cada producto contiene una cantidad en CUC, cuantificada en la ficha de costo, de la que en la Tabla 2 se expresa la participación porcentual. Dada la tasa establecida de 1 CUP =1 CUC,  aún vigente para las relaciones empresariales.

 

Tabla 2:  Ficha de Costos Componente en CUC en %

Producto
Rendimiento altos
Rendimientos Medios
 Boniato
13,7
9.4
 Malanga Xxanthosoma
10,9
9,9
 Malanga colacaxia
15,2
14.0
Plátano Vianda
9,4
7,9
Plátano Burro
15,7
11,6
Plátano Fruta
12,3
8,8
 Yuca
13,3
10,3
 Ajo
15,7
16,0
 Calabaza
20,8
13,6
 Col
12,5
12,0
Pepino
14,6
6,9
Pimiento
10,2
10,6
Tomate
17,8
15,3
Guayaba
15,1
13,8
Mango
15.1
15.1
Papaya
8,6
8,5
Piña
14,1
12,6
 Fuente:Elaborado por el autor, partir de MINAG, Dirección de Contabilidad y Precios «Actualización de las fichas de Costos de una selección de productos agrícolas», 17 de febrero 2016.

Importancia de la Agricultura como Sector Económico

Entre las numerosas medidas implementadas en la agricultura, la entrega de tierra en condiciones de usufructo se considera la más importante. No obstante, en ocasiones se ha señalado que si bien esta medida es una condición  necesaria, no es suficiente, pues tiene  que ir acompañada de otras medidas no puntuales y de carácter sistémico.
La identificación de las cadenas productivas —y con ello la cadena de valor—, así como el análisis de cada uno de sus eslabones para los diferentes  productos de origen agropecuario, constituye una necesidad impostergable para el estudio  del comportamiento de los precios y el nuevo valor creado a lo largo del ciclo.
En reiteradas ocasiones se recurre a la expresión: «¡hay que producir más!»,  pero es imperioso encaminarse hacia cómo hacerlo. Se sugiere que un camino más adecuado para iniciar el «cómo» consiste en:
  • Descentralizar más, de forma sistémica, a lo largo del ciclo, prioritariamente al inicio.
  • Facilitar el ciclo (producción, distribución, cambio, consumo). Evitar medidas restrictivas.
  • Realizar las inversiones prioritarias que este sector requiere, con vista a reducir su nivel de obsolescencia tecnológica y ampliar capacidades.
  • Una mayor apertura a la inversión extranjera.
  • Se requiere exportar y para lograrlo hoy en día se requiere valorar cómo insertarse en las cadenas de valor externas. Tener presente que la línea que separa el mercado interno del externo resulta cada vez más estrecha.
  • Análisis de los posibles escenarios en el proceso de normalización de las relaciones Cuba-EEUU.
  • No desentenderse del comportamiento del mercado.
En busca de la realización de la propiedad lo anterior se puede expresar concretamente en:
  • Crear un mercado mayorista de insumos, equipos y servicios, donde el productor pueda comprar lo necesario para poder cerrar exitosamente el ciclo (ante la insuficiencia o falta de capital, una alternativa es la participación de la inversión extranjera, para lo cual se requeriría solicitar ofertas de participación y realizar las valoraciones necesarias).
  • Que el productor pueda discutir: precio, destino en un proceso interactivo contractual e interrelacionado con la demanda, teniendo presente lo social.
  • Que las diferentes formas productivas (CCS, CPA, UBPC, empresa estatal, productores privados, usufructuarios de tierras) abarquen en lo posible todos los eslabones de la cadena: producción (incluye semilla, viveros), beneficio, transporte, conservación, mercado minorista (comercialización), con vistas a reducir costos y eliminar intermediarios innecesarios.
  • De acuerdo con la necesidad, lugar, territorio y logística, crear cooperativas comercializadoras de segundo grado que pertenezcan y representen a los productores (cooperativas de primer grado, usufructuarios, productores privados).
  • Que el análisis de los precios se fundamente sobre la base del estudio de la cadena de valor.
  • Lo anterior debe conducir hacia la implementación de un modelo de gestión económica totalmente nuevo.

La economía cubana necesita —y a la vez resulta estratégico— resolver el problema agrícola, para dar solución a la alimentación, también como fuente de materias primas para la industria, ventas al turismo y  la generación de fondos exportables.
Lograr un desarrollo económico-social creciente y sostenible depende, en gran medida, de la solución del problema agrario cubano.




[1]MAE, Cooperativas no Agropecuarias (CNA) comercializadoras de productos agropecuarios, Mercados Arrendados (a cooperativas agrícolas) y los Mercados de Oferta y Demanda (MAOD).

No hay comentarios:

Publicar un comentario