Publicado: 27 sep 2016 13:11 GMT
Un estudio de la Universidad de Oxford revela cuáles serían los beneficios de un cambio de dieta tanto en la salud, como en la economía y el medio ambiente.
Imagen Ilustrativapexels.com / unsplash
Reducir el consumo de carne y aumentar la ingesta de frutas y verduras podría salvar la vida a 8 millones de personas para 2050, así como reducir en dos tercios la emisión de gases de efecto invernadero y producir un ahorro de hasta 1,5 billones de dólares en el sistema sanitario global.
Así lo revela un estudio llevado a cabo por un grupo de investigadores del Programa sobre el Futuro de la Alimentación de la Universidad de Oxford, el primero que combina en sus resultados cuáles serían los efectos de la reducción del consumo de carne tanto en la salud como en la economía y el medioambiente.
Los investigadores llegaron a estas conclusiones mediante la evaluación de cuatro escenarios posibles de alimentación hasta el año 2050: en el primero, no habría cambios y la sociedad seguiría alimentándose tal y como lo hace hoy; en el segundo, se cumplirían las directrices mundiales actuales para una alimentación correcta (límites a la cantidad de carne roja, azúcar y calorías totales, así como un mayor consumo de frutas y verduras); en el tercero se basarían en una alimentación vegetariana; y el cuarto en una dieta exclusivamente vegana.
Se evitarían 8,1 millones de muertes
Con estas variables, su estudio determinó que una dieta global basada en las directrices mundiales de salud actuales podría evitar 5,1 millones de muertes, aunque los beneficios serían todavía mayores en el caso de seguir una dieta vegetariana (7,3 millones) y una vegana (8,1 millones). Así, aproximadamente la mitad de las muertes que se evitarían con este tipo de dietas se debería a la reducción del consumo de carne roja, mientras que la otra mitad se debería a una combinación del incremento de frutas y verduras, así como una reducción del número total de calorías, evitando el sobrepeso y la obesidad.
"Todo lo que comemos influye en gran medida en nuestra salud personal y en el medio ambiente global", dijo el doctor Marco Springmann, director de la investigación. "Las dietas desequilibradas, como las que son bajas en frutas y verduras y ricas en carnes rojas y procesadas, son las responsables de la mayor parte del coste sanitario a nivel global", añadió.
Reducción de los gases de efecto invernadero
Asimismo, el sistema alimentario actual es también el responsable de más de una cuarta parte de las emisiones de gas de efecto invernadero y, en consecuencia, de un aceleramiento del cambio climático. Con una dieta global basada en las directrices mundiales de salud actuales se podría reducir las emisiones de este tipo de gases en un 29%, mientras que con una dieta vegetariana o vegana se conseguiría una reducción todavía mayor: un 63% y un 70%, respectivamente.
Reducción gasto sanitario
Los investigadores también midieron los beneficios exclusivamente económicos de un cambio de dieta global: se podrían ahorrar hasta 1 billón de dólares por año en atención médica, ausencias laborales y cuidados no remunerados.
"Poner un valor monetario a la buena salud y el medio ambiente es un tema delicado", dijo el doctor Springmann. "Sin embargo, nuestros resultados indican que los cambios en la dieta podrían tener grandes beneficios para la sociedad, y el valor de esos beneficios hace necesario aumentar el gasto público y privado en los programas destinados a lograr una alimentación más saludable y más sostenible para el medio ambiente", concluyó.
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