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domingo, 5 de junio de 2016

Libro "Cuba año 2025".Parte III

Por Juan M Ferran Oliva, 


La Revolución irrumpió como inopinada brisa fresca en un ámbito pestilente y se inició la refundación de la sociedad cubana.  Bajo los uniformes verde olivo de Fidel Castro y sus colaboradores se agrupaban progresistas, comunistas, socialistas o izquierdistas sin etiqueta. En los primeros momentos contaban con el apoyo de todo el pueblo, con la natural excepción de los  fieles del tirano puesto en fuga.

El propósito requería un modelo y el que más se le acercaba era el socialismo soviético. El hostigamiento del Establishment norteamericano actuó como catalizador en su adopción. El enemigo de mi enemigo es mi amigo y, en consecuencia, la URSS se convirtió en la aliada natural de los revolucionarios recién arribados al poder. Suplantó las relativas ventajas económicas retiradas por EEUU e incluso las mejoró. Su ayuda se manifestó en todas las esferas. Cuba adoptó el satanizado marxismo como filosofía y se acogieron a ella muchos para los cuales era algo inopinado. Fueron aceptadas las reglas del comunismo soviético y su liturgia partidista, el monopartidismo incluido. Todo ello, unido a medidas concretas que afectaban intereses creados, provocó una merma paulatina en la masa que apoyaba a la Revolución, pero sus seguidores continuaron siendo mayoría.

Según una agudeza popular de aquellos tiempos, los rebeldes son como los melones: verdes por fuera, rojos por dentro.

Fidel


Durante el medio siglo analizado destaca la figura de Fidel Castro en su condición de dirigente máximo, pero también en su dimensión internacional. Se trata de la personalidad más relevante del siglo XX en América.  Se caracterizó por su naturaleza voluntariosa, absorbente, implacable y tenaz. Era voz, no eco, y poco proclive a asimilar criterios opuestos. Sus atributos y don de mando le conferían una autoridad extraordinaria que se imponía  en las actividades colegiadas de gobierno. Roma locuta causa finita.

Durante su mandato afirmó la preeminencia de la política sobre la economía y de los estímulos morales sobre los materiales; sintió aversión por los mecanismos de mercado y rechazó las actividades particulares contrapuestas a las estatales. Le agradaba desarrollar planes y actividades propias  en paralelo con las instituciones establecidas. En la práctica mostró inclinación por los operativos económicos y políticos de grandes proporciones; le atraían las actividades multitudinarias. Consideraba que su ideología representaba una síntesis de las ideas marxista-leninistas y martianas.

Para muchos cubanos es un líder mesiánico. Algunos lo consideran infalible y trasvasan sus eventuales desaciertos a terceros, o a causas externas: nuestro invencible comandante. La propaganda oficial colabora a consolidar esta imagen mística.

En el medio siglo analizado la figura de Fidel ha tenido resonancia mundial. El vertical enfrentamiento al imperialismo norteamericano  es su postura política más notable y le ha valido el odio visceral de las administraciones que se han sucedido en Washington desde 1959. 

Fidel logró la soberanía de Cuba, con las limitaciones a que está sometido un Estado pequeño de economía débil. Su inclinación hacía el bloque soviético, probablemente, más que de una premeditación partió de una natural empatía, pero sobre todo de la coyuntura favorable que se le presentó en contraposición  a la coerción norteamericana.

Internacionalmente ha desempeñado el más largo mandato de gobierno en la Edad Contemporánea  (los 47 años que van de 1959 a 2006. excluyendo las actuales monarquías por razones obvias). Durante ese período ha coincidido con 9 presidentes en Estados Unidos. Una buena  parte de los 634 intentos de asesinato que  lo han amenazado partieron de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).  Como dato curioso puede señalarse que el 29 de septiembre de 1960 pronunció el más largo discurso escuchado en Naciones Unidas; se extendió durante 4 horas y 29 minutos[1]. Su formación adolescente fue católica y destacó como educando en el habanero Colegio de Belén en el cual, según piensan algunos, asimiló la impronta jesuítica. Pero es ateo y en diciembre 2 de 1961  se proclamó marxista leninista a los cuatro vientos. Su característica imagen saboreando un habano perdió vigencia en 1985 cuando dejó de fumar y encabezó la lucha contra el hábito.

En determinados momentos y lugares la ayuda solidaria cubana propiciada por Fidel revistió un carácter militar. En otras ocasiones se proyectó hacia lo social, particularmente vinculado a la medicina, la educación y el deporte.

La actual marea renovadora que se produce en América Latina se inspira en el ejemplo antiimperialista de Fidel. Pero los países involucrados en tal refundación no siguen al pie de la letra el modelo cubano, ni el político ni el económico. Cada cual tiene su propia concepción de los cambios a efectuar.

Dentro de Cuba se llevó  a cabo un proceso de alfabetización que liquidó este mal en un periodo récord. La salud, la educación, la cultura y el deporte llegaron a todos los rincones de la isla.  La electricidad también. Fueron erradicadas los prejuicios raciales y de género. Se instrumentó un Estado afirmado en una sólida defensa interna y externa, indispensable ante los poderosos enemigos que afrontaba.  En general la acción de gobierno propició beneficios para los más humildes.

En un momento dado acuñó la frase convertir el revés en victoria. La ha hecho valer y en ocasiones ha transformado en éxitos lo que fueron fracasos.

Raúl


Razones de salud condicionaron que Fidel fuese sustituido por Raúl. Los  vínculos de sangre entre ambos no pasan de ser un accidente pues comparten una misma vocación revolucionaria, valor, capacidad y  lealtad. Los diferencian sus respectivos temperamentos. Al primero le embriaga el olor de multitudes y peca de una locuacidad desbordada; su ángel político y enorme prestigio lo hacen parecer egocéntrico. Raúl, por el contrario, es sobrio, lacónico, consciente de su condición de lugarteniente  y con un carisma menos acusado. Todo indica que tiene sentido práctico.

En los documentos del VI Congreso referidos a los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido aparecen dos citas, una de Fidel y otra de Raúl. Se muestran en lugar destacado ocupando toda una plana, como para no pasar desapercibidas. Pudieran ser simplemente alusivas al momento o insinuar deliberadamente un mensaje sutil. Suspicacias aparte, talmente parece que reflejen dos posiciones ante la vida. La llamada de Fidel define el concepto de Revolución, es extensa, doctrinaria, con regusto de homilía y emplea 140 palabras. La de Raúl, con sólo 32 vocablos, es tan breve, explícita y, sobre todo oportuna,  que merece ser citada íntegramente[2]:

"La batalla económica constituye hoy, más que nunca, la tarea principal y el centro del trabajo ideológico de los cuadros, porque de ella depende la sostenibilidad y preservación de nuestro sistema social".

La historia me absolverá


En  La Historia me Absolverá, título del programa que esgrimió durante el juicio que le siguieron  en 1953, Fidel planteó las aspiraciones del Movimiento que encabezaba. Los graves problemas a resolver incluidos en aquel desiderátum político recibieron atención. Algunos fueron superados, otros lo hicieron de modo formal o perdieron sentido y no faltan los que no alcanzaron solución plena. El programa constaba de seis puntos a los que se hubieran encaminado los esfuerzos de los rebeldes ante una eventual toma del poder[3]


Se referían a la vivienda, la industrialización, la tierra, la educación, la salud y el desempleo. A partir de enero de 1959, el poder revolucionario comenzó el intento. La nueva generación en el poder desplegó una honestidad inusitada hasta entonces.  Fueron los años  primeros e  irrepetibles de la magia revolucionaria alimentada por la euforia popular.

Mundialmente las agencias y órganos de prensa dependientes o comprometidos con Washington mantienen una sistemática campaña de descrédito contra el proceso  cubano y su líder. Son mayoría dentro del elenco de la mass media. No obstante, los hechos son obstinados y la ejecutoria de Fidel Castro le abre un espacio indiscutible en la historia, ya se simpatice o antagonice con él. Su ejecutoria sentó pautas  que marcaron puntos de inflexión en el cosmos neocolonial. Como estadista dio a Cuba un lugar en el acontecer mundial. En estos aspectos, sin dudas,  la Historia lo absolverá. 





[1]  Blogger&Theme by Themes Cook. Internet.  Cosas Interesantes y hechos curiosos.
[2] Tabloide divulgativo de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido Comunista de Cuba. Periódico Granma. Abril de 2011.
[3] Castro, Fidel. La Historia me absolverá. Imprenta Nacional de Cuba. La Habana 1961. Pág. 60