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martes, 27 de septiembre de 2016

PROPUESTAS PARA LA INSERCIÓN DE LA ECONOMÍA CUBANA EN LA ECONOMÍA INTERNACIONAL (PARTE I)


Centro de Investigaciones de Economía Internacional UH – Cuba Dr. Lázaro Peña
Dr. Antonio Romero Gómez Dra. Elda Molina
Dra. Mercedes García Dra. Marlén Sánchez Dra. Carola Salas Dra. Oneida Álvarez Dra. Sarah Rodríguez Dra. Esther Aguilera

Colaboradores:
Dra. Nancy Quiñones (Facultad de Economía – UH – Cuba)
Dra. Nieves Pico (Instituto Nacional de Investigaciones Económicas – Cuba)
Dra. Lourdes Regueiro (Centro de Investigaciones de Política Internacional - ISRI Cuba) Dra. Tania García (Centro de Estudios Juan Marinello - Ministerio de Cultura Cuba)

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Resumen

La economía cubana es muy dependiente del sector externo, por lo que alcanzar una inserción internacional competitiva es condición necesaria para avanzar en el cumplimiento de sus objetivos de desarrollo.

Esa inserción externa exige un enfoque sistémico, es decir, debe partir de una estrategia que armonice los objetivos de las esferas productiva, comercial y financiera con los intereses de participación en los esquemas regionales de cooperación, integración y concertación.

Sin embargo, no debe diseñarse una estrategia de inserción teniendo solo en cuenta las posibilidades e intereses del país, sino también las condiciones que exige el modelo global de acumulación imperante. Hoy en día este modelo funciona en base a cadenas globales de valor. Es decir, la inserción en cadenas de valor se ha  convertido en un factor clave para el éxito de los proyectos exportadores y para el acceso al financiamiento externo.

En la investigación se formulan propuestas para la inserción externa de la economía cubana en la economía global en las diferentes áreas que esta abarca.

Introducción

La economía cubana se encuentra en estos momentos en una situación de extrema vulnerabilidad, por la conjunción de una serie de dificultades internas y externas que limitan su crecimiento y obstaculizan la sostenibilidad de los logros sociales alcanzados. Como la mayoría de los países subdesarrollados, Cuba es altamente dependiente de la evolución de su sector externo, por lo que alcanzar una inserción internacional competitiva es condición necesaria para avanzar en el cumplimiento de sus objetivos de desarrollo.

Entre los principales factores que dificultan una efectiva inserción externa de Cuba merecen resaltarse: los enormes obstáculos que genera al país el bloqueo comercial y financiero de Estados Unidos; las deformaciones estructurales internas de la economía; bajos niveles de acumulación y de productividad que influyen en lenta dinámica de crecimiento; deficiencias institucionales y organizativas en los niveles micro, sectoriales, territoriales y en la macroeconomía; la carencia de estrategias competitivas adecuadas para hacer frente a las condicionantes que impone el modelo global de acumulación, así como insuficiencias en las políticas vinculadas a la participación del país en los esquemas regionales de colaboración e integración. A todo ello se adiciona el adverso contexto de crisis, inestabilidad y lento crecimiento de la economía mundial.

En el documento programático del VI Congreso del PCC, “Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución”, se pone énfasis en la necesidad de mejorar la inserción externa de la economía cubana, a través de la mayor eficiencia de la actividad de comercio exterior, y el desarrollo eficaz de los procesos de sustitución de importaciones. Así mismo se hace referencia a la necesidad de estimular los flujos de inversión extranjera directa, y potenciar las acciones de colaboración, cooperación  e integración económica en el marco regional. También se señala la necesidad de abordar de manera eficaz y gradual el saneamiento de las finanzas externas, con  vistas a recuperar la credibilidad del país y disminuir las tasas de riesgo crediticio que lo penalizan en la actualidad.

El estudio realizado tuvo el objetivo de contribuir al logro de esos propósitos. Para ello, se partió de la identificación de las tendencias actuales de la economía internacional y de un diagnóstico de la situación cubana, para identificar los desafíos a que  se enfrenta el país. Sobre esa base se elaboraron propuestas dirigidas a elevar la calidad de la inserción externa de Cuba, destacando las ventajas y oportunidades, así como los peligros o amenazas derivadas de dichas acciones, en tres áreas fundamentales que constituyen las tres partes en que se divide el trabajo: la inserción de Cuba en el modelo de acumulación global, en las finanzas internacionales y en los procesos de integración y colaboración existentes en la región.

Una de las conclusiones más importantes a la que se llega con el trabajo es que lograr una inserción externa efectiva de Cuba exige un enfoque sistémico de dicho proceso,  a partir de una estrategia que armonice los objetivos de las esferas productiva, comercial y financiera con los intereses de participación en los esquemas regionales de cooperación, integración y concertación. Es decir, que la inserción eficiente de la economía cubana en la internacional no es tarea únicamente del sector externo, sino que involucra a la casi totalidad de los organismos, instituciones y territorios del país.

Los resultados obtenidos en cada área son una muestra de esta visión integral. Ellos se complementan y condicionan mutuamente, además de que aluden a la necesidad de concordancia entre la política económica externa e interna del país.

El resultado final tiene como objetivo contribuir al perfeccionamiento del proyecto socialista cubano. La originalidad del resultado investigativo, y su principal valor cognitivo radica en evaluar objetivamente las condiciones prevalecientes en la economía internacional contemporánea, con vistas a identificar la reestructuración que requiere la economía nacional para insertarse de forma más efectiva en dicho contexto, sin renunciar a los principios políticos que signan su singular proyecto de desarrollo.

 CAPÍTULO I

 EL MODELO GLOBAL DE ACUMULACIÓN Y LA INSERCIÓN EXTERNA DE LA  ECONOMÍA CUBANA EN LA ECONOMÍA MUNDIAL: PERSPECTIVA  MACROECONÓMICA Y SECTORIAL

Señalar el carácter contextual de la globalización es un argumento reiterativo, sin embargo, precisar a cabalidad las implicaciones que ello tiene para las perspectivas sectoriales de inserción externa y para el patrón de crecimiento de las economías de los países subdesarrollados, ha sido una insuficiencia de los estudios económicos de vertientes marxista que ha dejado su huella en las debilidades de las propuestas de estrategias y de políticas económicas.

El presente capítulo pretende contribuir a este debate, con el objetivo de fundamentar las ideas y avanzar recomendaciones para el caso de la economía cubana.

  El modelo de acumulación global: consideraciones generales

 En este epígrafe abordan las características del modelo1 de acumulación global   vigente en la economía mundial (Peña, 2011(a)).

Se define globalización como la forma de estructuración internacional de la  producción, los servicios y el comercio que sustenta el funcionamiento de las cadenas globales de valor, o redes transnacionales. En tal sentido Bhagwati dice: “la globalización económica se constituye en un proceso de integración de economías nacionales a una economía internacional a través del comercio, inversión directa extranjera (realizada por corporaciones y empresas transnacionales), flujos de   capital de corto plazo, flujos internacionales de trabajadores y de personas, en general, y  flujos de tecnología” (Bhagwati, 2004).

1 Cuando se alude a “modelos capitalistas de acumulación” son cuatro los aspectos que se tienen en cuenta; La organización o institución económica central del sistema de acumulación en uno u otro período histórico (la empresa del capitalismo de libre  concurrencia,  el  monopolio, o la empresa transnacional), el paradigma tecnológico vigente en uno u otro momento, la forma específica de estructuración y funcionamiento del sistema económico internacional, la política económica prevaleciente y sus instituciones actuantes. Se parte del criterio de que las relaciones de producción que definen la acumulación capitalista como tal, son siempre las mismas, es su modelo el que varía, no su esencia.

 La cadena global de valor, es la organización central del modelo de acumulación  global (Kaplinsky and M. Morris, 2002). A ella la caracterizan cinco rasgos  fundamentales intrínsecamente vinculados y mutuamente condicionados:

       a)  Estructura de eslabonamiento de las actividades económicas.

b)  Estructura y dinámica del proceso de creación y distribución de valor.

c)  Control sistémico de la cadena: “governance”.

d)  Estructura de inserción competitiva en la economía mundial.
     
      e)  Estructura y dinámica del proceso de crecimiento y desarrollo en las               condiciones de la globalización: “upgrading”.

La cadena global de valor, asumida como una estructura de eslabonamiento de las actividades económicas, es una estructura organizacional de dinámica continua que interrelaciona el conjunto de firmas e instituciones, cuyas actividades peculiares son requeridas para generar un producto o servicio desde su concepción hasta su venta final y el reciclaje de los residuos, por lo que asumida así se reduce a una forma organizativa del proceso de producción y circulación, por tanto, se reduce a una cadena de producción y servicios.

La cadena global de producción y servicios se estructura por actividades económicas, no por productos o semi-productos, y se conforma bajo criterios funcionales competitivos globales que abarcan de conjunto los procesos de producción y circulación y, por tanto, el comercio internacional y los movimientos financieros globales.

La interrelación de firmas, organizaciones e instituciones en la cadena global de producción y servicios se sustenta en dos criterios de competitividad: la competitividad sistémica, y la denominada competitividad central de la firma “core competence”.

La competitividad sistémica alude a la competitividad integral de la cadena global de valor, esto es, a la capacidad de la cadena de accionar acorde con las determinantes que impone el paradigma tecnológico y el proceso de innovación tecnológica y especialización. Tal categoría expresa la eficacia y funcionalidad competitiva de los vínculos que se establecen al interior de la cadena y, también, la dinámica competitiva de la cadena y de todos sus eslabones.

La competitividad sistémica se asienta en los logros y avances de la innovación organizacional que han dado lugar a un nuevo sistema técnico-laboral- organizacional, amoldado a la tecnología flexible y a la especialización de mercados de demanda, que es conocido como “World Class Manufacturing” o “Lean Production”, y que sustituye el añejo sistema organizacional que era propio de la producción en masa o en serie, o sea los tradicionales sistemas laborales Taylorista-Fordistas (Kaplinsky and M. Morris, 2002).

La competencia sistémica condiciona la participación y función de todos los eslabones de la cadena, por lo que es ella quien discrimina y valora, entonces, la competitividad de la actividad especializada, productiva o de servicio, de las diversas firmas locales, (estén estas insertadas o no a la cadena), o sea, la competitividad intrínseca de la firma, la denominada competencia central o “core competence” de la firma.

El criterio competitivo central de la firma, “core competece”, alude a la competitividad de la firma en su eslabonamiento a la cadena, y tal criterio establece que la firma, como eslabón especializado de la cadena, debe concentrarse solo en aquellas actividades para las que posee habilidades o recursos relativamente escasos y debe, entonces, absorber y encontrar los insumos y actividades complementarias a su actividad, en los canales y procesos que la interrelacionan con el resto de las firmas que componen la estructura y función de la cadena.

Las habilidades o recursos relativamente escasos que aporta la firma a la cadena pueden ser de diversa índole: fuerza de trabajo especializada, fuerza de trabajo preparada y de bajo costo, acceso a materias primas o recursos naturales, capacidad de diseño e innovación, conocimiento del mercado, disponibilidad de mercado, intermediación financiera, etc.

Existe un mutuo condicionamiento de la competencia sistémica de la cadena y del “core competence” de la firma. En efecto, el “World Class Manufacturing” como eje de la competencia sistémica de la cadena, es la forma organizacional sujeta al paradigma tecnológico vigente y a su dinámica y, por tanto, el criterio competitivo que impone el mercado y el modelo global de acumulación a todos los contendientes.

La competencia sistémica condiciona y discrimina la actividad, eficiencia y eficacia de la empresa, su “core competece”, pero el “core competece” empresarial una vez reconocido y establecido, es el basamento de la sinergia interna en la firma, (en todas sus formas y variantes, incluida el “outsourcing”), el presente placebo al que tanto se alude y se estima como solución y ruptura de las viejas problemáticas competitivas del sistema, el motor generador de las esperanzadoras “externalidades”.

La estructuración del proceso de trabajo que le es propia al modelo global de acumulación, la cadena global de producción y servicios, condiciona el proceso de distribución de valor, pero por si misma no lo determina, en efecto, en las condiciones del modelo global de acumulación, la cadena global de valor no es sólo una forma organizacional y técnica del proceso de trabajo, sino que es también, un mecanismo  de distribución del ingreso generado en la actividad económica.

La cadena de valor, en rigor, no puede ser reducida a una cadena global de producción  y  servicio,  si  de  lo  que  se  trata  es  de  aprehender  el  conjunto       de problemáticas socioeconómicas que le son propias al modelo global de acumulación. En tal sentido, en lo referido al proceso de creación y distribución del  valor,  los diversos eslabones de la cadena constituyen receptores diferenciados del ingreso, cuya capacidad de absorción no depende, únicamente, de la participación que se le atribuya en el proceso de creación de valor a su actividad técnico-productiva. Otros asuntos, como los referidos al control en la cadena (“governance”) y a la movilidad de la cadena, son también determinantes.

Por ejemplo, la altura de la barrera a la entrada que tenga una firma local, esto es, la protección que la firma pueda tener de su “core competence”, y la cuantía de ofertantes de igual “core competence” de que disponga la cadena es una cuestión medular en la distribución del ingreso.

Es obvio que un criterio como el señalado cuestiona los argumentos teóricos que justifican la distribución diferenciada del ingreso en la cadena con el aporte diferenciado de sus diversos eslabones al proceso de creación de valor, y que de hecho “valorizan” y “desvalorizan” de manera más o menos arbitraria la actividad económica de firmas y colectivos laborales, en detrimentos, en muchos casos de los sectores productivos.

En la medida que los competidores han desarrollado sus capacidades industriales y la fuerza de trabajo ha elevado su habilidad general, las barreras a la competencia han caído en el eslabón de producción, lo cual determina que para las firmas que se insertan en tal eslabón, la participación en la distribución del ingreso generado en la cadena sea relativamente baja, y ello obedece, no a que la participación de esas firmas, o con mayor rigor, de los trabajadores que en ellas laboran, en el proceso de creación de valor , sea de menor intensidad, sino que obedece al control hegemónico presente en la cadena (monopolio transnacional) y a la disponibilidad que tiene la cadena de “ofertantes” de idéntico “core competece”.

El paso de la firma única, integrada verticalmente en todas sus actividades (monopolio), a la cadena global de valor (monopolio transnacional), planteó el trascendental asunto de las formas de control hegemónico de la cadena de los mercados y de los procesos al interior de la cadena. No se trata tampoco solo de un asunto técnico referido a calidad y flujos de las actividades de producción y servicio, según los criterios ya señalados y que le son propios al “World Class Manufacturing”, sino también abarca lo referido a la regulación del proceso de acumulación, la sujeción de las firmas a la cadena y el control hegemónico de la distribución del ingreso al interior de una cadena específica.

El control sistémico de la cadena global de valor tiene por tanto tres grandes ejes: los mecanismos para el control interno de la cadena; los mecanismos de control de los mercados competitivos y de la estructura y la dinámica del modelo global de acumulación (Gereffi, Sturgeon, and Humphrey, 2004); y los mecanismos de control hegemónico del sistema institucional global. Todo lo cual de conjunto define el ámbito económico e institucional de la globalización.

En las condiciones actuales de competencia global, el control de los mercados constituye una de las fortalezas esenciales de las cadenas globales. Las firmas y países que pretendan la inserción competitiva internacional, están “obligados” a asumir las condicionantes que impone la competencia sistémica de las cadenas globales, y a encontrar los orificios de los mercados solo por las rutas que concede la red global, (“core competence”); las excepciones han existido, pero han sido escasas y temporales.

Es evidente que la relación competencia sistémica-“core competence”, constituye un mecanismo integrado y distintivo para cada cadena, lo cual convierte la inserción internacional de un “país” en “la economía mundial”, en un proceso sumamente discrecional y particular, dependiente de las potencialidades competitivas de sus  firmas y sectores.

Las formas posibles de inserción a la cadena global de valor de firmas locales y, por extensión, de países subdesarrollados, son varias: desde la integración directa y subordinada como filial a la cadena, hasta el establecimiento de relaciones exclusivas de mercado. Pero en el ámbito de este amplio rango existen múltiples relaciones y formas posibles de inserción en la cadena.

La cadena global de valor no siempre prefiere internalizar en su cadena global de producción y servicio las actividades de producción; solo cuando la demanda final es relativamente homogénea y no se necesita de la especificación de la procedencia de los insumos, es que las cadenas prefieren, en general, comprar los inputs en el mercado global, e internalizar la actividad de producción. Tal condición, a su vez, estructura entonces cauces específicos de inserción al mercado para las empresas locales que extraen o convierten en materias primas los “commodities” primarios.

La tecnología flexible, sin embargo, ha transformado en mucho  el  contexto competitivo. Cuando se tiene que satisfacer una demanda segmentada y heterogénea, que discrimina y especifica los inputs, la cadena prefiere establecer relaciones de largo plazo con industrias locales diversas, tanto por sus escalas de producción como por sus rubros de producción, capaces de conjunto de satisfacer los distintos segmentos de demanda. En tal contexto competitivo, la cadena prefiere “externalizar” la producción, y de ser necesario, “ayudar” a las empresas locales a alcanzar el nivel competitivo requerido (“world class manufacturing”), a no ser que existan criterios muy específicos y peculiares de competitividad tecnológica o de otra índole, o que  los costos de transacción para dotar a las empresas locales de la capacidad competitiva necesaria, sean muy elevados (UNIDO, 2004).

En general, desde la década de los ochenta, las cadenas globales de valor cuyo ámbito es la producción que clasifica como de baja intensidad tecnológica, propician la “externalización” de las actividades de la producción. En el presente, la tendencia se amplía y se observa la segregación de las actividades de producción de la cadena, también para productos de intensidad tecnológica media; es a este proceso al que   se le ha dado en llamar segmentación de la cadena de oferta “segmenting end-to-end supply chains” (Hofman and Aronow, 2012).
Es obvio que las cadenas globales de valor no ceden ni transfieren los rubros tecnológicos más sofisticados ni, tampoco, los que le son esenciales para el control de los mercados y la distribución diferenciada de los ingresos, pero tales rubros son cada vez más específicos y limitados (incluido el propio rubro de alta tecnología), y son, por lo mismo, altamente protegidos por la cadena.

Las perspectivas de inserción a la cadena se deslindan, teóricamente, en dos grandes ámbitos que en la práctica se entrecruzan y promueven diversas formas de relaciones de inserción: al primero de ellos se le conoce como relaciones de mercado (“arm’s- length or market-based relationships”), y en general comprende el conjunto de relaciones propias de los procesos de importación- exportación. Para los productores locales de “commodities”, que no lograr avanzar hacia “actividades de elaboración de mayor valor agregado” se trata del ámbito fundamental de inserción a las cadenas globales de valor.

A la segunda área se le conoce como relaciones en la red de la cadena (“a network- type of relationship”). Este ámbito comprende formas diversas y dinámicas de  inserción de empresas locales a la cadena y es, en realidad, el contexto que ha condicionado y definido el carácter competitivo de la inserción de firmas y, por extensión, de países, en la economía mundial en las cuatro últimas décadas. El “network-type of relationship” es el ámbito en el que se desarrolla, en el presente, el proceso de segmentación y “externalización” de las actividades de la cadena global de valor y ,por lo mismo, es el ámbito que condiciona la dinámica competitiva de inserción (“upgrading”) en la etapa actual del modelo global de acumulación (UNIDO, 2004).

En las condiciones de la competencia global, la viabilidad de las estrategias de crecimiento e inserción de un territorio, desde la localidad al país, quedan sujetas, en gran mediad, a la capacidad de las firmas de seguir la dinámica competitiva de la cadena y de moverse a los eslabones de la cadena de mayor potencialidad de captación de ingresos: procesos de “upgrading” (Kaplinsky and M. Morris, 2002). No  se trata de un asunto circunscrito solo a la elección que haga un país de su forma de inserción en la cadena global de producción y servicio, ni tampoco se trata de una problemática de índole exclusivamente tecnológica.

Los procesos de inserción y “upgrading” son procesos restrictivos y limitados en la cadena, razón por la cual al modelo de acumulación global le es afín una polarización del crecimiento y una ampliación de la brecha de la desigualdad social en el contexto mundial. Para algunos países, regiones y localidades, la globalización es una oportunidad, aunque casi siempre altamente costosa; que al mismo tiempo le significa, a los otros, la exclusión y la pobreza. Pero, la globalización, no es un escenario  eludible para ningún país o territorio, porque es, en efecto, el ámbito y la proyección del modelo global de acumulación en la presente etapa del desarrollo del sistema capitalista de producción.

Existen opiniones muy diversas respecto a las causas, formas, y etapas en que se insertan de manera diferenciada, en el actual modelo global de acumulación,  los países subdesarrollados y de las trayectorias que condujeron a algunos de ellos al estatus de países emergentes. Tales temáticas giran todas en torno a  los denominados procesos de “upgrading” para firmas, territorios y países.

El estudio de los procesos de “upgrading”, en general, se aborda siguiendo dos metodologías que por momentos se funden: una, refiere al proceso de crecimiento y desarrollo en las condiciones de la globalización2; la otra abarca las cuestiones que atañen a la extensión del modelo de acumulación, a la inserción de nuevos países, territorios y firmas a las cadenas globales de valor y al rol de los países emergentes en tal proceso.

La categoría “upgrading” es particularmente útil para instrumentar el estudio del proceso de extensión del modelo de acumulación global, dado que en ella se entrecruzan tres cuestiones: la movilidad de una firma en la cadena de valor; la puja distributiva del ingreso neto al interior de la cadena y el asunto del control sistémico de la cadena, “governance”. La subestimación o sobreestimación de cualquiera de estos tres aspectos, puede conducir a errores importantes en los diseños de procesos de inserción externa y de las políticas y estrategias que le atañen y, también, puede acarrear graves errores en la evaluación de las economías emergentes y de su rol en la extensión del modelo global de acumulación.

Por ejemplo, para aquellos especialistas que centran la atención en la movilidad de la firma en la cadena de producción o servicios, como entes independientes del modelo global de acumulación, pues el crecimiento es solo un asunto de índole competitivo, organizacional y tecnológico, disponible para el conjunto de firmas que se insertan a la cadena y, por tanto, una potencialidad alcanzable para cualquier conglomerado empresarial y, en su extensión, para cualquier territorio o país, que esté dispuesto a seguir el expediente adecuado. Para estos especialistas, la confirmación del supuesto amplio panorama de oportunidades que para todos existe y unos pocos aprovechan, son las llamadas corporaciones multinacionales de países emergentes.

Un autor de obligada referencia en tal sentido es Peter Gammeltoft (Gammeltoft,  2008). Una política pública seguidora de los preceptos de Gammeltoft, Aykut, Dunning y otros (Aykut and Goldstein, 2006) pone el acento, obviamente, en propiciar, a toda costa y coste, la inserción de las firmas competitivas del país en la economía global, dando por hecho que tal inserción será siempre beneficiosa a un proceso de desarrollo del país y que podrá lograrse, precisamente, en los eslabones propicios a los que la firma pretende; lo cual pasa por alto las disímiles barreras a la entrada, la existencia  de los complejos mecanismos hegemónicos de control de los mercados y sobre todo, la puja distributiva del ingreso neto que le es propia a la cadena global de valor.

Como se señaló antes, desde una perspectiva marxista existe muy poca elaboración teórica  al respecto, no obstante, todas las tareas de investigación y propuestas prácticas para la implementación de los lineamientos, que de alguna manera tocan las problemáticas del crecimiento y el desarrollo de la economía cubana socialista, deberían prestar atención relevante a este asunto, dado que la viabilidad de cualquier estrategia al respecto depende     en alto grado de tal contexto.

El reveso de tal perspectiva de política pública pudiera ser las pretensiones de estimular procesos autárquicos de desarrollo o procesos regionales de integración que evadan el control de los mercados que ejercen las cadenas globales de valor y que estén al margen de los condicionamientos que impone el modelo global de acumulación. En las actuales circunstancias, al parecer, tales pretensiones son inviables (Monreal, 2002).

Una política pública coherente con una estrategia de desarrollo, viable y efectiva, no puede pasar por alto las características del modelo de acumulación global y debe evaluar adecuadamente la significación, perspectivas y posibilidades de inserción externa de la economía del país en el modelo global de acumulación, a tal política,  muy lejos de serle intrínseca una tendencia a la autarquía, le es propia la promoción  de dinámicas competitivas ponderadas en el marco de estrategias de crecimiento sostenible, y teniendo muy en cuenta sus dimensiones sociales y ecológicas. Sobre estos asuntos se retornará en los siguientes epígrafes.

El modelo de acumulación global: el comercio internacional y la inversión extranjera directa (IED)


Una de las características fundamentales del modelo global de acumulación es el estrecho vínculo que estructura el comercio internacional y la inversión extranjera directa, ambos procesos, en lo esencial, se convierten en expresiones y canales de la acumulación global.

En tal sentido, la IED inserta y eslabona las firmas que se integran a la cadena de producción y servicio, según los criterios de competitividad sistémica ya vistos  y acorde a las potencialidades competitivas específicas que dichas firmas, (ubicadas en cualquier punto geográfico), puedan brindar a la cadena. En estas condiciones, el comercio internacional pasa a ser, mayoritariamente, un proceso inter territorial que canaliza el flujo de producción y servicio necesario a la cadena global de producción y servicio.

La IED es parte del capital financiero, su distribución geográfica y movilidad coadyuva eficazmente a la conformación de la cadena global de valor y a la distribución polarizada del ingreso global, según sea la significación del ”core competence” que aporta la firma y los mecanismos hegemónicos de control de la cadena. De presentarse alguna ruptura incongruente a la dinámica competitiva de la cadena, a las condicionantes de la distribución del ingreso global o al funcionamiento general de la cadena, la movilidad de la IED puede así siempre solucionarla o corregirla.

Desde el punto de vista del país receptor de IED, su potencialidad de inserción en la economía mundial se traduce en la capacidad de sus firmas de insertarse en la  cadena global de valor y, por lo mismo, los vínculos comerciales entre las empresas que integran la cadena, comercio intra-firma3, se tornan, entonces, un mecanismo eficaz de realización y regulación del proceso de acumulación global.

En este caso la firma alude a la cadena global de valor.

La dupla comercio internacional-inversión extranjera directa expresa, sin embargo, una relación hegemónica, altamente contradictoria, discrecional y cambiante. En su intríngulis los vínculos centro periferia son diversos y diferenciados, según la competitividad de la firmas, y las características de localidades y sectores, (competitividades sistémicas-“core competece”), pero son siempre altamente significativos, dado que juegan un rol fundamental en las perspectivas de “upgrading” de cualquier territorio y en las potencialidades particulares de crecimiento y comercio de cualquier país.

O dicho de otra manera, la dupla comercio internacional -inversión extranjera directa presupone la paradoja exclusión- inserción, cuyo correlato es un grupo selecto de países emergentes y un universo de firmas y territorios que no logran anclaje en la cadena global de valor y que por lo mismo se enfrentan a enormes restricciones productivas y comerciales.

La integración de los mercados de todo tipo y la polarización de la riqueza y el crecimiento no son, entonces, una incongruencia de la globalización, sino su producto y resultado coherente, lo que significa que tanto las restricciones al crecimiento, que le son propia a la mayoría de los países subdesarrollados, como el estatus de “países emergentes” que muy pocos alcanzan, son consustanciales y funcionales a la cadena (Peña, 2010(b)).

La dupla comercio internacional-inversión extranjera directa, no es una mera creación ideológica del Consenso de Washington; como ya se vio, es una condición de funcionamiento y hegemonía del modelo de acumulación global. En todo caso, la falacia ideológica neoliberal reside en proyectar la apertura de los mercados, el aprendizaje cultural-organizacional y el liderazgo empresarial, como garantías de crecimiento y “upgrading” para cualquier país o territorio (Stiglitz, 2005).

La expresión más nítida de la importancia de la dupla comercio internacional- extranjera inversión en las condiciones del modelo de acumulación global lo constituye el denominado comercio intra-firma.

En un estudio elaborado por UNUDI en el 2009 (Bartels and Lederer, 2009) se señalan como los vectores fundamentales que caracterizan la integración de la  economía global a los siguientes:
  
1. El ritmo de crecimiento del comercio mundial supera al de la producción mundial como tendencia a partir de la década de los sesenta.

2. Desde la década de los ochenta, la tasa de crecimiento de la inversión extranjera directa supera a la tasa de crecimiento del comercio.

3. En la actual década aproximadamente las tres cuartas partes del comercio mundial es actividad económica operacional interna de las cadenas globales de valor, o sea comercio intra-firma.

4. Desde la década de los ochenta el ritmo de la actividad financiera mundial supera la tasa de crecimiento de la producción mundial

La elevada participación del comercio intra-firma en el comercio internacional ronda en el presente el 80% (UNCTAD, 2013) y aun así no refleja a cabalidad todo el intríngulis y entramado del modelo de acumulación global. Por ejemplo, en el presente, los procesos de “service offshoring-outsourcing” que discurren en la cadena global de valor son fundamentales para la realización de su actividad económica, se extienden desde las áreas de diseño e innovación tecnológica, hasta la logística, el control de las actividades de producción y las actividades de venta. Tales procesos, sin embargo, en la mayoría de los casos no clasifican, como comercio de servicios (UNCTAD, 2010).

De lo señalado se desprende, que cualquier estrategia de desarrollo que coloque  como piedra angular del proceso de crecimiento económico del país la captación de ingresos por exportaciones, debe prestar atención a las condicionantes del comercio internacional en el ámbito de la acumulación global, tanto a su estadio temporal, como a su dinámica.

Con respecto a la dinámica competitiva de la firma, “core competence”, y su capacidad de permanencia en la cadena global de valor, se señala que son cinco los criterios básicos que tiene en cuenta la cadena (Bartels and Lederer, 2009): a) la capacidad de respuesta de la firma a la volatilidad de los mercados, b)   la flexibilidad de la firma ante los cambios y formas de la inversión extranjera directa, c) la capacidad de la firma para enrumbar procesos de colaboración y competencia al interior de la cadena de valor, d) la capacidad de la firma para adaptarse a las transformaciones organizacionales competitivas, e) la habilidad de la firma para instrumentar la localización y re-localización de recursos de manera  eficiente y rápida y en respuesta o en anticipación a los cambios a que impele la competencia.

Entonces, la viabilidad de una estrategia que priorice la inserción externa como condición del crecimiento y el desarrollo no debe solo asegurar el quantum de exportación de las firmas que se insertan a la cadena, sino, también, debe asegurar la capacidad de dichas firmas para producir dicho quantum en las condiciones que dicta la dinámica de los procesos competitivos de localización y re-localización de   recursos y actividades, de manera eficiente para la cadena y acorde a la dinámica competitiva de innovación, diseño y producción.
La capacidad de las firmas de ser partícipes del proceso de reproducción global en las condiciones de la acumulación global depende entonces, en el presente, de las perspectivas de participación de las firmas locales en los procesos de relocalización de actividades y recursos de las cadenas globales de producción y servicio. Este es, entonces, el criterio que determina la efectividad y viabilidad en el tiempo de cualquier estrategia que conciba o coloque al sector exportador como el garante del crecimiento.

Como ya se señaló, le es intrínseco al modelo global de acumulación el universo de excluidos de la cadena global. En este contexto, las alternativas de procesos de colaboración integracionistas que coadyuven al crecimiento y desarrollo existen, pero son altamente dependientes de proyectos y estrategias realistas y, también, de compromisos solidarios genuinos, tanto políticos como sociales.

 El modelo de acumulación global y la vulnerabilidad de la estrategia de  inserción externa de la economía cubana

La vulnerabilidad de la inserción externa de la economía cubana está determinada por cuatro cuestiones fundamentales en el presente: a) las afectaciones de toda índole  que genera el bloqueo económico de Estados Unidos a la economía y la sociedad cubana, b) las condicionantes a la inserción externa que imponen las  cadenas  globales de valor en el contexto de la globalización, c) la elevada sensibilidad de la economía cubana al comportamiento de su sector externo, y de manera particular al comportamiento del servicio de su deuda externa, d) las afectaciones que genera a la economía cubana una dinámica inestable y restringida de crecimiento de la economía mundial.

En este epígrafe se quiere: a) presentar y revaluar la estructura y comportamiento de  la economía cubana para los años 2000-2010 tomando como ejes metodológicos las características ya señaladas del modelo de acumulación global, b) señalar los  aspectos vulnerables de la estrategia de crecimiento aplicada en el período, en base a los ejes metodológicos ya expuestos.

Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba, (ONE, 2010), en el período 2003-2010, el producto interno bruto de la economía cubana creció a una tasa promedio del 6% anual, la participación que en tal crecimiento tuvieron los diversos sectores, se expresa en la siguiente gráfica.


Como se observa en la gráfica anterior, los sectores de bienes y de servicios básicos, que en un criterio amplio agrupan las ramas de “producción”, se mantuvieron relativamente estancados; al crecimiento del PIB contribuyó, en lo esencial, el sector denominado “otros servicios” que agrega las ramas de: comercio y reparación de efectos personales; hoteles y restaurantes; intermediación financiera; servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler; administración pública y seguridad social; ciencia e innovación tecnológica; educación; salud pública y asistencia social; cultura y deporte; otras actividades de servicios, comunales de asociación y personales y derechos de importación.

A tenor con lo señalado, hubo un cambio relevante en la estructura del PIB: en el año 2000, el sector de producción de bienes representaba el 25% del PIB de la economía del país, mientras que el sector de servicios básicos el 16.9% y el de otros servicios el 58.1%. Para fines de la década la participación de los tres sectores era: 18.3%, 16.7% y 65% respectivamente (O.N.E., 2009). Como es obvio, tal transformación de la estructura del PIB estuvo sustentada en una polarización de la inversión4, ya de por sí muy restringida con respecto al PIB - solo entre el 8% y el 14% del PIB (O.N.E, 2008- 2010)- y en estrategias de crecimiento que dieron preferencia al sector “otros servicios”5.
En el período se observó, también, una transformación de la estructura de las exportaciones del país. En el año 1993, las exportaciones de servicios representaban el 42% de total de las exportaciones de bienes y servicios; en el año 2000 el 64% y para  finales  de  la  década  el  69%  (O.N.E.,  2009).  A  la  altura  del  año  2008,  los denominados servicios profesionales, mayoritariamente  servicios  médicos, acaparaban el 47% de los ingresos por exportaciones de bienes y  servicios,  -se incluye en estos, el valor de intercambio bajo acuerdos de colaboración (comercio “barter”)-, mientras que el turismo, en igual año, representó el 21% de dichos ingresos externos (Triana, 2009).

4 No se disponen de datos seriados y congruentes referidos a la distribución de la inversión por ramas y sectores, que tengan en cuenta todas las fuentes de la inversión.
5 Se hace abstracción de otros asuntos referidos a la metodología estadística para la medición del PIB, dado que si bien pudieran tener incidencia en el crecimiento total del indicador, no lo tendrían en la participación diferenciada de los sectores que contribuyeron  a  dicho  crecimiento.
Un modelo de funcionamiento económico como el presentado, obliga a mantener una dinámica crecientes de exportaciones (exportar para importar) que pueda compensar la lentitud del crecimiento de la “producción”, (en la que se incluye alimentos y otros productos y servicios básicos a la población), lo cual gravita fuertemente en los criterios y prioridades de las estrategias y las políticas económicas6.
Con el objetivo de aprehender cuantitativamente ambos asuntos se elaboraron tres modelos econométricos dinámicos, en los dos primeros se refleja la dependencia del crecimiento del PIB respecto de las importaciones, en el tercero las compensaciones a que se ve abocada la política económica del país.


Leyenda: MBtPc, MBkPc, nominalizan las series importaciones de bienes totales y de bienes de capital, a precios de 1997; PIBr nominaliza al producto interno bruto a precios de 1997.
  
En el gráfico anterior se observa una elevada correlación entre el comportamiento del producto interno bruto y las importaciones totales y de bienes de capital hasta el año 2007.  A partir  de  entonces,  la  correlación no  es  tan nítida dado  que  a pesar     de oscilaciones pronunciadas de las importaciones, el PIB mantuvo su tendencia creciente.

6 No se pasa por alto la importancia que para el funcionamiento del modelo se concedió a los acuerdos comerciales establecidos bajo criterios de colaboración económica y en el contexto  de esquemas de integración que atenuaron en mucho la vulnerabilidad del modelo.

Las razones pueden ser dos: un cambio estructural relevante de la economía a partir del 2007, o una resultante de la política económica aplicada. Dado que no hay indicio de lo primero se asume lo segundo y se elaboran entonces tres modelos, los dos primeros toman como data series de los años 1981-2007, para estudiar los asuntos referidos al crecimiento del producto y su vínculo con el comportamiento de las importaciones, y el tercero solo la data de series de los años 1990-2010, para indagar en torno a cuestiones de la política económica.

Como se puede observar en las tablas y en los gráficos que se muestran a continuación, los resultados fueron altamente significativos.


Nota: El coeficiente del regresor PIBr_1= 1.03084 estadísticamente, acorde a la prueba GenRes, es igual a 1, lo cual significa que la variación del producto depende  de las importaciones de bienes. El análisis de rango demostró no hay relaciones de cointegración, el menú de test del OxMetric, validó el modelo.

 Fuente: ONEI y series de importaciones compiladas por la Doctora Nancy   Quiñones, de la Facultad de Economía de la Universidad de la Habana.


 Leyenda: la serie “Fitted” simula el comportamiento del PIB en base a los resultados del modelo, o sea, según la dependencia del PIB respecto a las importaciones de capital de los dos años anteriores (“dinámica ex ante)”).
  
Se debe observar que el modelo sugiere que el coeficiente de PIBr_1, es estadísticamente igual a 1, lo que significa que la variación del producto (PIBr- PIBr_1) es explicada por las importaciones de bienes totales de los dos años anteriores.

Una variante del modelo anterior que utiliza la serie “importaciones de capital” (MBkPc) como regresor da lugar a los siguientes coeficientes y gráficos.


Nota: El coeficiente del regresor PIBr_1 estadísticamente, acorde a la  prueba GenRes, es igual a 1. El análisis de rango demostró no hay relaciones de cointegración, el menú de test del OxMetric, validó el modelo.
  
Fuente: ONEI y series de importaciones compiladas por la Doctora Nancy Quiñones, de la Facultad de Economía de la Universidad de la Habana.
  



El modelo 2 genera entonces el siguiente gráfico de pronóstico:

Leyenda: la serie “Forecasts” muestra el comportamiento de los pronósticos obtenidos por el modelo para los años 2009, 2011; la serie PIBr muestra el comportamiento del indicador según informaciones oficiales de la ONEI.

O sea, el modelo 2 pronostica, a partir de la dependencia del crecimiento del producto de las importaciones, una caída acumulada de aproximadamente un 2% del PIB entre los años 2007 y 2010 y luego una tendencia lenta hacia la recuperación para el año 2011 (línea quebrada de la gráfica anterior); para igual período, sin embargo, las cifras oficiales constataron un crecimiento acumulado de aproximadamente un 8% (línea continua de la gráfica anterior).

Es cierto que acorde a los márgenes de error de los modelos, una tasa de crecimiento promedio del PIB de algo más del 2%, que es la que genera una tendencia como la que se observa en el gráfico anterior y que está en correspondencia con las cifras ofrecidas por la ONEI (ONEI, 2012), son estadísticamente posibles, aunque no son las más probables en un contexto estructural prácticamente invariante, de no ser, claro está, que hayan sido fuertemente estimuladas por la política económica. Entonces un modelo que emplea variables de política económica, muestra las siguientes características:


Leyenda: PIBr serie producto interno bruto. CMERc serie circulación mercantil minorista. InvP serie gastos de capital del presupuesto.

Nota: El menú de test del OxMetric, validó el modelo. No existe correlación entre el PIB a precios corriente y las variables de política económica que siempre se ofrecen a precios corrientes; sin embargo, si existe una elevada correlación entre el PIB  a precios constantes y las variables señaladas de política económica, obviamente se trata de una problemática en la que inciden las cuestiones de la tasa de cambio y los criterios que se utilizan para conformar los deflactores

  Fuente: ONEI.


Leyenda: la serie “Fitted” (dinámica (ex ante)) simula el comportamiento del PIB acorde a la acción de las variables de política económica, circulación mercantil minorista y gastos de capital del presupuesto.

 Entonces, acorde al modelo de política económica mostrado, la dinámica de  crecimiento del PIB pudo haber estado muy influida por tres factores: por un  incremento entre el 9% y el 10% acumulado de la circulación mercantil  minorista, sustentado en gran medida en el crecimiento de precios; por una  reducción acumulada entre el 7% y el 8% de los gastos de capital  presupuestarios, o por una combinación  de ambos factores.

En síntesis, una estructura sectorial polarizada de la economía, asentada para otorgar prioridad al incremento de las exportaciones7, puede generar, como se ha visto, una dependencia del crecimiento del producto respecto a las importaciones; la cual, en la condiciones del modelo global de acumulación, constituye una correlación viciosa    de efectos negativos sobre el empleo, el consumo, la distribución de la renta, las proporciones sectoriales del crecimiento y la deuda externa, y que recurrentemente obliga al empleo de instrumentos de políticas de corto plazo que restringen el crecimiento de mediano y largo plazo, e instigan la elevación de los niveles de precios.

7 Obviamente, en lo que se expone en este capítulo se hace abstracción de otros asuntos de índole no directamente económica que pudieran haber incidido en la polarización sectorial de la economía.

Es un hecho que la dicotomía que impone el modelo global de acumulación, firmas  que se integran a la cadena y firmas que se excluyen, plantea una problemática muy compleja a la estrategia y a la política económica de cualquier país, pero tal dicotomía no puede ser asimilada, pasivamente, en una estructura económica dual, ni puede por ello ser el criterio que justifique la polarización sectorial de la inversión y el crecimiento. Los modelos presentados muestran que los costos de tal dualidad estructural pudieran resultar muy elevados y las estrategias que la promueven, inviables e inconsistentes.

Como ya se señaló, los estudios muestran que una política solo guiada a propiciar la inserción en actividades de la cadena de producción y servicios más sofisticadas, en procura de captar los mayores ingresos relativos, es insuficiente, dado que no es posible desconocer que los eslabones de mayor receptividad del ingreso de la cadena global de valor son altamente protegidos a la competencia y, por lo mismo, de muy difícil acceso. Una preeminencia absoluta de tal objetivo en la política y en la  estrategia de inserción que diseñe un país podría carecer de asideros realistas y resultar en pérdidas de oportunidades en la competencia global, y en desproporciones económicas internas de muy elevado costo.

Asumiendo una estrategia de desarrollo integral se impone, entonces, avanzar hacia estrategias de inserción externa sectorial diversificada y por actividades, donde se abran oportunidades a empresas y sectores de características tecnológicas y escalas distintas. Sobre estas cuestiones se presentan algunas ideas en el epígrafe siguiente.

Algunas ideas en torno a las potencialidades de diversificación de la inserción externa de la economía cubana en la economía global

Con lo que se expone en este epígrafe no se pretende, obviamente, agotar las potenciales de diversificación de la inserción de sectores y firmas en la cadena global de valor, ni tampoco el objetivo es demostrar la factibilidad de ninguno de los ejemplos concretos que se abordan; de lo que se trata es, simplemente, mostrar rumbos  posibles y formas distintas de inserción externa de la economía cubana en la economía global, acorde a las peculiaridades tecnológicas de sus sectores y según las escalas productivas diferentes de sus empresas.

a)      Potencialidades para la inserción externa del sector de la agroindustria de la caña de azúcar.

Las incertidumbres de demanda y oferta, la incidencia que en el comportamiento de  los precios mundiales del crudo tiene la correlación de costos del azúcar y del etanol, y las  problemáticas  competitivas  que  en general  le  son  inherentes  al  mercado internacional del dulce; constituyen criterios de selección de inserción de empresas locales competitivas por parte de las cadenas globales de valor que actúan en el rubro.
En efecto, en la segunda mitad de la década de los noventa comenzó a manifestarse un crecimiento inusitado de la inversión extranjera directa dirigida al sector de la agroindustria azucarera de aquellos países que destacan como exportadores, re- exportadores o consumidores mundiales del dulce. Por ejemplo, en 1990 solo un 1% de la caña destinada a la molienda en Brasil, era controlada por la inversión foránea, hoy entre los veinte primeros moledores de la planta, con el 47% de la molienda total, se encuentran los grupos transnacionales Tereos International, Louis Dreyfus, Cargill, Noble, y Bunge, acompañando a Cosan, Sao Martinho, y Petrobras (Rebobank, 2012).

No se trata tan solo de la agroindustria azucarera brasilera, en otros países también se observa una acción dinámica de cadenas globales de valor imbricadas en el sector, tales son los casos de British Sugar, Tereos, SenaHoldings, Tongaat y Hulett en Mozambique; de British Sugar en Zambia y Tansania; de ED & F Man, Cargill, y TriGranit en Russia; y de British Sugar y MitrPohl en China (Baron, P., 2007)

En este sentido, la agroindustria azucarera cubana podría ser también un conglomerado de firmas con potencialidades competitivas y de inserción externa.

Para Cuba, por su parte, la apertura más amplia de la agroindustria de la caña de azúcar a la inversión extranjera directa continúa siendo una potencialidad y al parecer la vía para alcanzar los niveles de recursos necesarios que hagan factible la modernización y la diversificación del sector, pero para el país caribeño, las perspectivas que plantea la recuperación de la agroindustria de la caña de azúcar van más allá de la producción y la exportación de azúcar.

Cuba depende en más del 50% de las importaciones de petróleo como fuente energética para sus procesos productivos (Nova A. 2006), lo cual le genera una acentuada vulnerabilidad. Tal problemática, sin embargo, pudiera ser atenuada.

Por ejemplo, los estudios realizados sobre las fuentes de energía renovable en Cuba señalan a la agroindustria de la caña de azúcar, como la de mayores perspectivas a corto y mediano plazo. Una tonelada de caña es capaz generar con su biomasa electricidad: 25 y 40 KWh/t caña molida a baja presión y de 120-150 Kwh a presiones superiores de 63 bar; y pudiera llegar utilizando el ciclo combinado y turbinas de gas hasta 200 o más Kwh/t caña molida (ISO, 2009).

También es posible atenuar la elevada dependencia de las importaciones de petróleo  y derivados que acarea el uso del parque automotriz del país. En efecto, el motor “flex- fuel” ha abierto una nueva perspectiva a la industria automotriz dado que permite utilizar combinaciones variables de combustibles diferentes en los vehículos automotores. Existen distintas modalidades de esta tecnología, pero la más generalizada es el motor que acepta tanto gasolina como etanol mezclados en cualquier proporción.

  Cuba, a pesar de haber sido pionera en la utilización de mezclas de bioetanol  con gasolina durante la etapa de la 2da Guerra Mundial y tener un alto  potencial para la producción de caña de azúcar, no cuenta con ninguna  experiencia en el uso de motores flex, ni en el empleo de tecnologías de  cogeneración a presiones de 63 bar o más.

En el conglomerado de empresas que conforman la agroindustria de la caña de azúcar en Cuba existen potencialidades competitivas de inserción por actividades en las cadenas globales de valor, congruentes con los procesos de fragmentación que se vienen propiciando en las cadenas globales de producción y servicio ya señalado, por ejemplo: tecnología del FITOME (para el crecimiento y elevación de los rendimientos aplicables a diversos cultivos agrícolas); tecnología para la producción de alcohol de elevado peso molecular; tecnologías biotecnológicas (biopesticidas, biofertizantes (azurpirilus), bioplantas); servicios científico técnicos (sistemas de gestión medio ambiental para el tratamiento de residuales, sistemas de atención a productores para la nutrición, semillas y control de malas hierbas), etc.

Estrategias de inserción más complejas y diversificadas, del conglomerado  empresarial de la agroindustria cubana de la caña de azúcar, incluso de dimensión inter sectorial, que sean coherentes con estrategias competitivas de ciertas cadenas que actúan en el rubro y con los procesos de fragmentación de las cadenas globales de producción y servicios en general; pudieran coadyuvar, eficazmente, a la  sustitución de importaciones, al incremento de las exportaciones del país y a la elevación de los ingresos externos necesario al desarrollo de la economía cubana.

b)      Potencialidades para la inserción externa en el sector servicios.

La constatación de las principales tendencias del comercio internacional de servicios, así como de los actores, modos de suministro y sectores “nuevos” y dinámicos en la actividad, permite identificar oportunidades para diversificar servicios y mercados e incrementar el valor añadido de las exportaciones cubanas.

Una tendencia que está transformando considerablemente el mapa productivo y el comercio internacional es la fragmentación geográfica de la producción, que se viene fomentando en las cadenas globales de valor y que promueve intensos flujos de comercio de bienes intermedios, servicios, y capital.

Resulta de sumo interés la evolución del proceso de fragmentación en la industria de servicios globales, conocido como offshoring, que llegó a facturar más de 200 mil millones de dólares en el año 2011, y que ya es un componente imprescindible de las cadenas globales de producción y servicios y de la expansión y desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones en el presente.

La “externalización”, que es una forma de inserción de las firmas con capacidad competitiva (core competence) a la cadena global de valor, pudiera definirse técnicamente como: la subcontratación a terceros de servicios de negocios de una
empresa en cualquiera de sus modalidades. Con la “externalización” la cadena global de valor persigue mejorar la rentabilidad por la vía de reducción de costos, aprovechando las ventajas de diversa índole que ofrecen las firmas locales, entre ellas la disponibilidad de fuerza de trabajo relativamente barata y calificada.

Otros móviles de la “externalización” son: concentración de actividades fundamentales en un número reducido de lugares, incremento de la productividad, acceso a conocimientos especializados y a fuerza de trabajo calificada, la mejora en la calidad de los servicios, la secuencia en la prestación en el tiempo; el acceso a una más amplia reserva de recursos; la potenciación de marcas en nuevos mercados, la distribución de los riesgos operacionales, entre otros. La “externalización” como forma de inserción externa de las empresas locales a la cadena global de valor, se ha desarrollado sostenidamente en las tres últimas décadas y desde los años noventa se ha extendido a los procesos tecnológicos y empresariales.

La “externalización” de los servicios pudiera devenir en oportunidad de inserción para Cuba en las cadenas globales de valor y en el comercio internacional. Lo más interesante es tomar en cuenta que en la práctica actual los servicios que se externalizan abarcan un amplio espectro -desde actividades sencillas como la entrada de datos hasta actividades más complejas con un alto valor añadido como servicios profesionales, servicios de recursos humanos e investigación y desarrollo (I+D), servicios de ingeniería y diseño arquitectónico, evaluación de proyectos, diagnósticos médicos, elaboración de software a pedido, procesos de gestión del conocimiento, entre otros- y que, como se ha señalado, puede existir variedad de motivos de la cadena global de valor para externalizar la actividad.

Para la firma que brinda el servicio la “externalización” es fuente de ingresos, y un canal de inserción a la cadena global de valor, disponible para los cuatro modos de prestación de servicios e incluso para las combinaciones posibles de ellos. Prácticamente cualquier actividad dentro de los servicios profesionales pudiera ser objeto de la subcontratación, en dependencia de las ventajas competitivas de cada país y de la capacidad de prestar servicios más integrales, así como de atender los aspectos esenciales que son tenidos en cuenta internacionalmente para ser objeto de la “externalización” por parte de clientes extranjeros. Es preciso, entonces, identificar servicios que pudieran ser objeto de la “deslocalización” y que pudieran coadyuvar a la inserción en las cadenas globales de valor.

En el contexto competitivo, colocar en el centro de la estrategia de inserción del sector servicios la “externalización” y no la exportación de de servicios, constituye la única perspectiva viable de elevación de la dinámica de ingreso y de “upgrading” en las condiciones del modelo global de acumulación, esta ha sido la experiencia de todos los países que muestran una trayectoria exitosa sostenida en este rubro altamente competitivo.

Ahora bien, este no es el único contexto de inserción externa. En lo que tiene que ver con  las  perspectivas  y  potencialidades  de  colaboración  e  integración  regional son posibles otras estrategias y políticas que se mostrarán en el tercer capítulo. Pero debe recalcarse que los ámbitos distinguibles de inserción externa no son compartimentos estancos y que ninguna estrategia o política económica puede hacer abstracción de las condiciones que impone el modelo global de acumulación.

A manera de ejemplo se señalan algunas de las potencialidades de inserción en las cadenas globales de valor para el caso del sector de servicios de la economía cubana.

Entre las actividades que más potencialidades muestra el sector servicios en Cuba, considerando, claro está, los planes inversionistas acometidos y los resultados logrados en la formación profesional en el país8, se tiene servicios informáticos. Colocar en el centro de la estrategia de inserción la “externalización” y no la exportación de software y los servicios asociados, sería el reto peliagudo a vencer.

Otra de las líneas de servicio que muestra potencialidades para la “externalización”, incluso aprovechables en el corto plazo, son los denominados servicios científicos y tecnológicos (SCT). Se trata de servicios de alto valor agregado, y que en el caso de Cuba son generados en los centros de investigaciones y universidades que existen a todo lo largo del país y que se extienden en múltiples ámbitos.

Los SCT comprenden las actividades que utilizan conocimientos científicos y tecnológicos existentes y se realizan mediante el empleo demostrado de capacidades intelectuales y materiales de probado nivel de especialización, con resultados de impacto para la producción de bienes y servicios en cualquier esfera de la sociedad.

Entre esos servicios se encuentran: gestión de la información científica y tecnológica, servicios de software, normalización, metrología y sistemas de gestión, estudios de factibilidad, gestión de la propiedad intelectual y licencias, actividades geólogo-mineras e hidrológicas de exploración o prospección, servicios radiológicos, calibración, ensayos y análisis de laboratorio, consultoría especializada, ingeniería, reingeniería e ingeniería inversa, recogida de información y análisis de fenómenos socioeconómicos, servicios ambientales, servicios de geomática, entre otros.

Para ilustrar esta afirmación, 16 entidades analizadas pertenecientes a la Agencia de Medioambiente, la Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada, Delegaciones Territoriales, entre otras, todas pertenecientes al Ministerio de Ciencia Tecnología y Medioambiente (CITMA) de Cuba, describen más de 200 servicios con potencialidades de “externalización”; de los cuales alrededor del 80% son servicios medioambientales o poseen componente ecológico.

8 Es obvio que tales planes de formación de profesionales y los ingentes montos de inversión acometidos no tuvieron únicamente como objetivo la exportación de servicios, sino tuvieron mucho que ver con las estrategias de desarrollo del país, pero estas cuestiones aunque se tienen muy en cuenta desbordan los objetivos de la tarea indicada al CIEI.

En el caso de los servicios agropecuarios, por ejemplo, el levantamiento realizado dio como resultado la existencia de no menos de 40 Entidades de Ciencia e Innovación Tecnológica (ECITs), y un estimado conservador arrojó más de 250 servicios identificados con potencialidades de “externalización”.

Otras actividades de servicios con potencialidades para la “externalización” son: servicios médicos, incluyendo personal paramédico, proyectos integrales para el control de vectores, diversos servicios de ingeniería, servicios medioambientales, aplicaciones informáticas y soluciones de automatización de procesos industriales, servicios de formación de recursos humanos en diferentes disciplinas; entrenamiento deportivo y otros.

Por último, otra actividad de servicio con capacidad de aumentar sus montos de ingresos, es el turismo, lo cual requeriría, en realidad, de una revaluación profunda de la políticas y estrategias, (incluidas las que atañen a la inversión extranjera directa), hoy en boga (Rodríguez, V., y L. Villar, 2012). De todas formas parecería que las perspectivas de “upgrading” del sector, por sí mismo, son limitadas y que se impone avanzar a la integración del turismo con otras ramas de los servicios y la producción, en lo que se conoce como “proyectos o soluciones integrales” o “cluster”, se trata de una temática de inserción sectorial territorial muy compleja que ahora solo se señala y que requería de una mayor precisión y estudio.

c)      Potencialidades para la inserción externa en el sector industria.

En la actualidad, los mayores contribuyentes a los ingresos que recibe el país por concepto de exportaciones de bienes lo constituyen: el Ministerio de Minas y Energía, Grupo Empresarial de la Industria Biofarmacéutica, el Ministerio de la Industria Alimenticia y la Pesca y el Ministerio de Industrias.

En una proyección a mediano plazo las mayores potencialidades de crecimiento, se concentran en el Ministerio de Energía y Minas y en la Industria Biofarmacéutica, acorde a sus formas de inserción externa ya implementadas y que han resultado pertinentes. No obstante, en ambos casos, resultaría imprescindible superar múltiples cuellos de botellas de naturaleza tecnológica organizacionales y relativos a la formas de inserción de las empresas y sectores en el contexto de la economía global.

Como parte de proceso de los cambios que se ha operado en el modelo de acumulación a escala internacional, se ha consolidado una dinámica de fragmentación de los procesos de productivos en la cadena global de producción y servicio y en el proceso de creación y distribución del ingreso que ha precipitado cambios en el modus operandi de los negocios y de actividades económicas en general. En tal contexto existen perspectivas competitivas para la industria manufacturera cubana que hoy se encuentra en franco declive.

Las experiencias de los países que han logrado aprovecha tales potencialidades competitivas  reiteran  que  colocar  como  el  aspecto  fundamental  de  la    estrategia empresarial la inserción en procesos o actividades de la cadena global de producción  y servicio, y como derivación de ello, precisar, entonces, los rubros y la dinámica de exportación, acorde a las peculiaridades de las empresas y de la fuerza de trabajo, constituye una condición para el acceso a los mercados y para la captación de ingresos por la vía del sector externo.

Las peculiaridades empresariales, como se sabe, son de índole diversa, por ejemplo, acorde a la experiencia existente en Cuba en la utilización de tecnologías provenientes de los países del antiguo campo socialista, existen nichos competitivos para empresas industriales cubanas en actividades de ensamblaje, servicio y mantenimiento de maquinarias y equipos que tengan por mercado países de América Latina y Caribe, o de otras regiones geográficas. La disponibilidad de fuerza de trabajo relativamente capacitada existente en el país pudiera ser base para el desarrollo de formas de la llamada maquila inteligente en ramas como la electrónica, la nanotecnología, la producción de biomateriales, equipos de precisión, láseres, equipos médicos, etc.

En el contexto competitivo global es una realidad constatada que muchos mercados  de productos industriales están prácticamente copados, por lo cual las potencialidades de inserción externa, mediante productos finales para la exportación, se tornan muy limitadas. No obstante, algunos rubros de exportación para suplir mercados especializados e incluso suntuarios dan cabida a producciones industriales cubanas que son competitivas para ciertas cadenas globales de valor. La experiencia de la producción y exportación del tabaco cubano es un ejemplo en tal sentido.

Se trata de líneas de producciones muy específicas, en algunos casos, artísticas o cuasi artesanales, que se pudieran sostener competitivamente traspasando, a la industria local, parte de la dotación de equipos industriales que antaño sostenían una escala de producción relativamente grande, pero que hoy, por diversas razones, se encuentran en desuso. Las industrias ligera y textil son dos ejemplos de ello.

d)      Potencialidades para la inserción externa de pequeñas y medianas empresas en el contexto del desarrollo local.

En las condiciones actuales, en el contexto del modelo de acumulación global, la implementación de determinadas estrategias locales de desarrollo ha permitido en muchos casos, según muestra la experiencia internacional, colocar a localidades en una posición relativamente favorable de inserción externa, a partir del desarrollo de la pequeña y mediana empresa en esquemas específicos de gestión.

En los últimos tiempos han adquirido importancia nuevos enfoques o formas de desempeño empresarial, que vienen a ser el instrumental concreto de aplicación de las estrategias locales de desarrollo; entre los que se pueden mencionar la Economía Solidaria , la Responsabilidad Social Empresarial y los Negocios Inclusivos; los cuales en concordancia con las estrategias locales de desarrollo, y con matices y diferencias, están orientados, según sus preceptos, a elevar el desarrollo social y la calidad de vida de las personas, pero también a incluir acorde a estrategias de rentabilidad y beneficio a la pequeña escala empresarial y a la economía local heterogénea en las lógicas de funcionamiento de la economía globalizada.
El fundamento de la economía solidaria supone que la introducción de niveles crecientes y cualitativamente superiores de solidaridad en las actividades, organizaciones e instituciones económicas; tanto a nivel de las empresas como en los mercados y en las políticas públicas, incrementa la eficiencia  micro  y macroeconómica, a la vez que genera un conjunto de beneficios sociales y culturales que benefician a toda la sociedad.
La responsabilidad socialpropone que la empresa insertada en la localidad, asuma  un importante rol como agente de desarrollo en las comunidades, promoviendo estrategias de rentabilidad que no violen los valores y principios éticos de la comunidad.

Los negocios inclusivos tratan más bien de buscar modelos empresariales locales sustentables que permitan "prosperar ayudando a los demás", donde el negocio  central rentable genera a su vez un impacto social y ambiental positivo, o al menos no regresivo; o en otras palabras, el objetivo principal de este tipo de negocio es la búsqueda de ganancias en mercados especializados mediante la inserción externa de las economías locales (empresas locales “anclas”) en las cadenas globales de valor, pero propiciando estrategias que promuevan la elevación del nivel de vida de la comunidad, el empoderamiento comunitario, el desarrollo de habilidades y la transferencia de conocimiento y tecnología a la comunidad, la preservación del medioambiente, etc.

Ciertamente, los negocios inclusivos parecen ser la opción más viable, en el contexto cubano para que las localidades intenten su inserción en cadenas globales de valor. No pocas veces se despliegan estrategias de desarrollo local bajo una lógica asistencialista, lo que sin dudas significa una mejora en la calidad de vida de la comunidad involucrada, pero el desarrollo implica y requiere sostenibilidad económica, no puede tener una base asistencialista.

El éxito de una estrategia de inserción en negocios inclusivos va a depender de manera importante de la adecuada correlación entre las políticas e instituciones nacionales y locales. Es también fundamental que se elabore, promueva y aplique una legislación rigurosa que potencie las fortalezas competitivas de las localidades y que a la vez obligue a los inversionistas a asumir una actitud responsable con la sociedad y el medio ambiente desde su función empresarial.

 9 La responsabilidad social corporativa (RSC), también llamada responsabilidad social empresarial (RSE), puede definirse como “la contribución activa y voluntaria al mejoramiento social, económico y ambiental por parte de las empresas, generalmente con el objetivo de mejorar su situación competitiva y valorativa y su valor añadido.”

En el caso de Cuba podría aplicarse estrategias de tal índole en sectores o ramas como:
Turismo: Este sector demanda de un conjunto de actividades económicas complementarias que propician encadenamientos productivos con otras ramas y sectores de la economía tales como, agricultura, manufactura y construcción, que pueden ser a su vez sustentadas o dinamizadas por flujos de IED bajo la modalidad de negocios inclusivos. La creación de clusters productivos locales, asociados a centros turísticos permitiría aprovechar las capacidades de la comunidad para abastecer la industria del turismo y contribuir así mismo a disminuir su componente importado. Por ejemplo, existe el interés del gobierno del Municipio de Yaguajay de iniciar la producción de carne cerdo con razas de bajo contenido de grasas para abastecer los polos turísticos de la región del norte de Villa Clara.

Cantería: El país cuenta con una amplia provisión de piedras de alto valor comercial, (por ejemplo, una decena de variedades de mármol), que se exporta fundamentalmente en bruto, sin procesamiento. Una gran parte de tales canterías se encuentra en territorios económicamente deprimidos, donde, sin embargo, existe una cultura laboral tradicional, asociada a estas producciones, que no se aprovecha. Con inversiones relativamente bajas se pudieran desarrollar líneas de producción local, destinadas a abastecer tanto el mercado interno como externo. Una parte de tal inversión podría ser aportada por flujos de IED bajo la modalidad de negocios inclusivos. Por ejemplo, en Fomento existe un considerable yacimiento de mármol no suficientemente aprovechado.

Producción artesanal: En todo el país existe un fuerte movimiento de artistas artesanos, que confeccionan diferentes tipos de manualidades como calzados,  adornos artesanales, pinturas, esculturas, tejidos y bordados, entre otras. Hasta el presente la producción artesanal cubana se vende mayoritariamente en el país pero, dada su calidad, una parte de ella pudiera insertarse en los mercados externos, y en tal sentido las modalidades de negocios inclusivos pudieran servir como canales aprovechables para el apoyo y dinamización de tal producción.

Agroindustria: El desarrollo de la agricultura en sentido general, es no solo una posibilidad, sino una urgencia en el país. La producción de alimentos no lograr cubrir las necesitadas de la población, por lo que estrategias locales que complemente los esfuerzos que centralizadamente hace el país son pertinentes y necesarias. Además, los mercados especializados de alimentos y productos de la agroindustria tales como: mercados ecológicos, azúcar orgánica, alimentos libre de químicos, café gourmet, etc., que se caracterizan por ser producidos a escala relativamente pequeña y en condiciones muy especiales, solo son rentables bajo estrategias locales de  producción.

Existe una elevada potencialidad para el fomento de la actividad agrícola- industrial local, por ejemplo, para el caso de frutales tropicales, (como el mango), abundantes en casi todos los municipios de la provincia Santiago de Cuba, no existe en la   actualidad infraestructura de acopio ni de almacenaje, ni de procesamiento. La producción de cocoa de Baracoa, otro ejemplo, de elevada calidad no se comercializa.
Formas de negocios inclusivos pudieran ser mecanismos utilizables para asentar las bases tecnológicas necesarias y fomentar la producción y comercialización para todos los casos anteriormente mostrados.

En resumen, las problemáticas que plantea la inserción externa en el modelo de acumulación global no atañen únicamente a una parte de la economía, ni solo versan sobre las potencialidades de captación de ingresos externos; tales problemáticas implican de manera integral a toda la economía del país, por lo que ninguna estrategia o política económica viable, sea sectorial, de competitividad o de dinámica de crecimiento y desarrollo, podrá diseñarse sin tenerlas en cuenta, tanto cualitativa como cuantitativamente.

Se trata de un asunto que todavía demanda de mayor precisión para la elaboración de una estrategia viable y eficaz para el caso de la economía cubana. El documento básico resultante de las discusiones del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba denominado “Lineamientos de la Política Económica y Social de Partido y la Revolución”, recoge entre otros, en su Capítulo III referido a la Política Económica Externa, los siguientes aspectos: a) incrementar y consolidar los ingresos por concepto de exportaciones de bienes y servicios, b) diversificar los destinos de los bienes y servicios exportables, c) diversificar la estructura de las exportaciones con preferencia las de mayor valor agregado y contenido tecnológico, e) desarrollar una estrategia integral en las exportaciones de servicios, en particular las de servicios profesionales (CCPCC, 2011).

Más adelante, en el propio documento, en su Capítulo IV referido a la Política Inversionista, se señala que el proceso inversionista deberá ser base de una estrategia de desarrollo en el corto, mediano y largo plazo, y en su Capítulo VI, dedicado a la Política de Ciencia, Tecnología e Innovación, se precisa que tal política deberá responder a la estrategia de desarrollo del país en sus ámbitos temporales, y que se deberá sostener y desarrollar los resultados alcanzados en el campo de la biotecnología, la producción de equipos médicos de avanzada, la industria de  software, las tecnologías educativas, los servicios científicos y tecnológicos de alto valor agregado; la bioinformática y la nanotecnología (CCPCC, 2011).

Como ya se señaló, ninguno de estos aspectos puede ser abordado al margen de las condicionantes que impone el modelo global de acumulación. La conversión de la estrategia general en políticas efectivas y concretas y la viabilidad de todas ellas enrumbadas en una senda de desarrollo, dependen, en gran medida, de las condiciones de la globalización, de las características de los procesos diferenciados de inserción externa de firmas y empresas en las cadenas globales de valor que se asuman y, también, de estrategias de desarrollo sectoriales coherentes y proporcionadas.

La estrategia de inserción competitiva y exportación, cuando incide fuertemente en la proporcionalidad de la inversión, tiene una proyección sectorial de especialización10 que afecta todas las relaciones económicas y sociales del país, sobre todo, las que atañen a la distribución del empleo, a la distribución del ingreso, y al consumo.

En el caso de la economía cubana todas las estrategias o propuestas de prelación de sectores económicos pivotes que han sido ensayadas hasta el presente, -agroindustria azucarera, turismo, biotecnología y servicios especializados- han dado prioridad a la consecución de un objetivo económico fundamental: la obtención de ingresos  externos. Sin embargo, todas ellas han relegado, o al menos no han logrado asir suficientemente, otro objetivo también esencial de la actividad económica de cualquier país: el fomento equilibrado del ahorro interno y la inversión.

El modelo de funcionamiento de la economía cubana para el período 2000- 2010, mostró ser altamente vulnerable a la coyuntura de los mercados y muy sensible a la elevación abrupta del servicio de la deuda, dada la importancia de los rubros y volúmenes de importación que los ingresos esperados de sus exportaciones, debían asegurar (Murillo, 2010).

No hay dudas que una estrategia de especialización viable que priorice los servicios y, sobre todo, los servicios y la producción vinculada a la alta tecnología, puede, abrir canales de inserción y “upgrading”, pero la experiencia enseña que tal estrategia no puede pasar por alto las condiciones que imponen el modelo global de acumulación (Kaplinsky, 2005). Además, si en las condiciones de globalización, la sinergia de los vínculos inter firmas es criterio de competitividad y eficiencia de la cadena (“core competence”- “world class manufacturing”), y no del país, la inserción de firmas competitivas en cadenas globales de valor, no es garantía, por si misma, de derrames de crecimiento hacia otros sectores, ni es siempre, tampoco, congruente con un desarrollo proporcional de la economía (Kasahara, 2004).

Entonces, las estrategias de inserción competitiva, especialización e inversión  deberían ser parte de estrategias de desarrollo coherentes y proporcionadas, y no acicates de un crecimiento unilateral e inestable. En tal sentido se precisan tres posibles debilidades de la actual estrategia de planificación:

a)        Se tiende a priorizar los sectores que se entienden son competitivos tecnológicamente en mercados de exportación, lo cual propicia una polarización en la estructura sectorial de la economía que hace muy difícil asumir un  proceso eficiente de sustitución de importaciones.

b)        La determinación de tal capacidad competitiva sectorial no es siempre coherente con las tendencias que le son propias al CGPS y al MGA.

10 Se trata de una cuestión que debe ser abordada de manera específica para cada rama y empresa que se prioriza en la estrategia de inserción y exportación competitiva, dado que las cadenas globales de valor son peculiares y específicas.

c)        La polarización de la estructura sectorial de la economía acentúa la dependencia del crecimiento del PIB de las importaciones.

  Recomendaciones: Propuestas para la inserción en las cadenas globales de  valor

 Teniendo en cuenta lo señalado se propone lo siguiente:

1)      Implementar en el corto plazo una estrategia diversificada de inserción externa que abarque tanto la inserción por productos o servicios finales, como por procesos y por actividades. Abrir oportunidades a empresas cubanas, ubicadas  en los diversos sectores, de características tecnológicas, formas de gestión y escalas distintas.

2)      Aplicar las políticas de control estatal del comercio exterior y la inversión extranjera en congruencia con la diversificación de las formas de inserción  externa de la economía cubana en la economía mundial.

3)      Avanzar en el mediano plazo hacia estrategias inter sectoriales de inserción que coadyuven a sentar las bases para un crecimiento sostenible. (Ejemplo: Agroindustria de la caña de azúcar –cogeneración eléctrica-sector automotriz- biocombustibles).

4)      Elaborar una metodología de planificación de corto y mediano plazo eficaz e integral, que aborde de conjunto la inserción externa y las problemáticas de la estructura sectorial y el crecimiento.

5)      Transitar por sendas competitivas dinámicas lo cual significa: desarrollar capacidades tecnológicas, de innovación organizacional y de conocimiento, que permitan asimilar y sacar provecho de los procesos de fragmentación de las actividades de tecnología baja, media y alta de la cadena global de producción y servicio, que hoy están en decurso.

Conclusiones

1.  La significación del sector externo en el desarrollo económico de un país debe ser ponderado adecuadamente; subestimarlo implica pérdidas de ingresos externos imprescindibles al país. Pero sobreestimarlo conduce al despilfarro de recursos y a estrategias sectoriales desproporcionadas y contraproducentes en un proceso de desarrollo sostenible.

2.  Cualquier estrategia de desarrollo que otorgue prioridad a un sector que se asuma competitivo en el mercado mundial global debe abarcar también una evaluación de las condicionantes reales que impone el modelo global de acumulación, esto es, las perspectivas de ubicación y dinámica de las firmas de tal sector en la cadena global de valor.

3.  El binomio efectivo comercio internacional-inversión extranjera directa es una condición de funcionamiento y hegemonía del modelo de acumulación global. La falacia ideológica neoliberal reside en proyectar la apertura de los mercados, el aprendizaje cultural-organizacional y el liderazgo empresarial, como garantías de crecimiento y “upgrading” para cualquier país o territorio. La conjunción efectiva de los objetivos de ambas esferas en una única política, en función de una acertada estrategia de inserción externa, resulta ventajosa para la economía cubana en la actualidad.

4.  La viabilidad de una estrategia que priorice la inserción externa como condición del crecimiento y el desarrollo no debe solo asegurar el quantum de exportación de las firmas que se insertan a una cadena, sino también, la capacidad de esas firmas para producir dicho quantum en las condiciones que dicta la dinámica de los procesos competitivos de localización y re- localización de recursos y actividades, de manera eficiente para la cadena y acorde a la dinámica competitiva de innovación, diseño y producción. Se impone, entonces, desarrollar capacidades tecnológicas, de innovación organizacional y de conocimiento, que permitan asimilar y sacar provecho de los procesos de fragmentación de actividades de las cadenas globales de valor.

5.    La inserción de empresas o sectores competitivos en el modelo global de acumulación es un proceso sumamente selectivo y restrictivo y no implica, necesariamente, derrames automáticos para las redes empresariales nacionales, ni territoriales. No obstante, es una cuestión a evaluar en la determinación precisa del impacto de la inserción externa en el crecimiento, y constituye un asunto medular a considerar en el proceso de elaboración de estrategias y políticas integrales de desarrollo del país.

6.  Las problemáticas que plantea la inserción externa en el modelo de acumulación global no atañen únicamente a una parte de la economía, ni solo versan sobre las potencialidades de captación de ingresos externos; implican de manera integral a toda la economía del país, por lo que, ninguna estrategia o política económica viable, sea sectorial, de competitividad o de dinámica de crecimiento y desarrollo, podrá diseñarse sin tenerlas en cuenta.

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