Centro de Investigaciones de Economía Internacional UH – Cuba Dr. Lázaro
Peña
Dr. Antonio Romero Gómez Dra. Elda Molina
Dra. Mercedes García Dra. Marlén Sánchez Dra. Carola Salas Dra. Oneida Álvarez Dra. Sarah Rodríguez Dra. Esther
Aguilera
Colaboradores:
Dra. Nancy Quiñones
(Facultad de Economía – UH – Cuba)
Dra. Nieves Pico (Instituto Nacional de Investigaciones Económicas –
Cuba)
Dra. Lourdes Regueiro
(Centro de Investigaciones de Política Internacional - ISRI – Cuba)
Dra. Tania García (Centro de Estudios Juan Marinello - Ministerio de Cultura – Cuba)
………………………………….
Resumen
La economía cubana es muy
dependiente del sector externo, por lo que alcanzar una inserción internacional
competitiva es condición necesaria para avanzar en el cumplimiento de sus
objetivos de desarrollo.
Esa inserción externa exige un
enfoque sistémico, es decir, debe partir de una estrategia que armonice los
objetivos de las esferas productiva, comercial y financiera con los intereses
de participación en los esquemas regionales de cooperación, integración y
concertación.
Sin embargo, no debe diseñarse una
estrategia de inserción teniendo solo en cuenta las posibilidades e intereses
del país, sino también las condiciones que exige el modelo global de
acumulación imperante. Hoy en día este modelo funciona en base a cadenas globales
de valor. Es decir, la inserción en cadenas de valor se ha convertido en un factor clave para el éxito
de los proyectos exportadores y para el acceso al financiamiento externo.
En la investigación se formulan
propuestas para la inserción externa de la economía cubana en la economía
global en las diferentes áreas que esta abarca.
Introducción
La economía cubana se encuentra en
estos momentos en una situación de extrema vulnerabilidad, por la conjunción de
una serie de dificultades internas y externas que limitan su crecimiento y
obstaculizan la sostenibilidad de los logros sociales alcanzados. Como la
mayoría de los países subdesarrollados, Cuba es altamente dependiente de la
evolución de su sector externo, por lo que alcanzar una inserción internacional
competitiva es condición necesaria para avanzar en el cumplimiento de sus
objetivos de desarrollo.
Entre los principales factores que
dificultan una efectiva inserción externa de Cuba merecen resaltarse: los
enormes obstáculos que genera al país el bloqueo comercial y financiero de
Estados Unidos; las deformaciones estructurales internas de la economía; bajos
niveles de acumulación y de productividad que influyen en lenta dinámica de
crecimiento; deficiencias institucionales y organizativas en los niveles micro,
sectoriales, territoriales y en la macroeconomía; la carencia de estrategias
competitivas adecuadas para hacer frente a las condicionantes que impone el
modelo global de acumulación, así como insuficiencias en las políticas
vinculadas a la participación del país en los esquemas regionales de
colaboración e integración. A todo ello se adiciona el adverso contexto de
crisis, inestabilidad y lento crecimiento de la economía mundial.
En el documento programático del VI
Congreso del PCC, “Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y
la Revolución”, se pone énfasis en la necesidad de mejorar la inserción externa
de la economía cubana, a través de la mayor eficiencia de la actividad de
comercio exterior, y el desarrollo eficaz de los procesos de sustitución de
importaciones. Así mismo se hace referencia a la necesidad de estimular los
flujos de inversión extranjera directa, y potenciar las acciones de
colaboración, cooperación e integración
económica en el marco regional. También se señala la necesidad de abordar de
manera eficaz y gradual el saneamiento de las finanzas externas, con vistas a recuperar la credibilidad del país y
disminuir las tasas de riesgo crediticio que lo penalizan en la actualidad.
El estudio realizado tuvo el
objetivo de contribuir al logro de esos propósitos. Para ello, se partió de la
identificación de las tendencias actuales de la economía internacional y de un
diagnóstico de la situación cubana, para identificar los desafíos a que se enfrenta el país. Sobre esa base se
elaboraron propuestas dirigidas a elevar la calidad de la inserción externa de
Cuba, destacando las ventajas y oportunidades, así como los peligros o amenazas
derivadas de dichas acciones, en tres áreas fundamentales que constituyen las
tres partes en que se divide el trabajo: la inserción de Cuba en el modelo de
acumulación global, en las finanzas internacionales y en los procesos de
integración y colaboración existentes en la región.
Una de las conclusiones más
importantes a la que se llega con el trabajo es que lograr una inserción
externa efectiva de Cuba exige un enfoque sistémico de dicho proceso, a partir de una estrategia que armonice los objetivos
de las esferas productiva, comercial y financiera con los intereses de
participación en los esquemas regionales de cooperación, integración y
concertación. Es decir, que la inserción eficiente de la economía cubana en la
internacional no es tarea únicamente del sector externo, sino que involucra a
la casi totalidad de los organismos, instituciones y territorios del país.
Los resultados obtenidos en cada
área son una muestra de esta visión integral. Ellos se complementan y
condicionan mutuamente, además de que aluden a la necesidad de concordancia
entre la política económica externa e interna del país.
El resultado final tiene como objetivo contribuir al perfeccionamiento
del proyecto socialista cubano. La originalidad del resultado investigativo, y
su principal valor cognitivo radica en evaluar objetivamente las condiciones
prevalecientes en la economía internacional contemporánea, con vistas a
identificar la reestructuración que requiere la economía nacional para
insertarse de forma más efectiva en dicho contexto, sin renunciar a los
principios políticos que signan su singular proyecto de desarrollo.
CAPÍTULO I
EL MODELO GLOBAL DE ACUMULACIÓN Y LA INSERCIÓN EXTERNA DE LA ECONOMÍA
CUBANA EN LA ECONOMÍA MUNDIAL: PERSPECTIVA MACROECONÓMICA Y SECTORIAL
Señalar el carácter contextual de
la globalización es un argumento reiterativo, sin embargo, precisar a cabalidad
las implicaciones que ello tiene para las perspectivas sectoriales de inserción
externa y para el patrón de crecimiento de las economías de los países
subdesarrollados, ha sido una insuficiencia de los estudios económicos de
vertientes marxista que ha dejado su huella en las debilidades de las
propuestas de estrategias y de políticas económicas.
El presente capítulo pretende
contribuir a este debate, con el objetivo de fundamentar las ideas y avanzar
recomendaciones para el caso de la economía cubana.
El modelo
de acumulación global: consideraciones generales
En este epígrafe abordan las
características del modelo1 de
acumulación global vigente en la
economía mundial (Peña, 2011(a)).
Se define globalización como la
forma de estructuración internacional de la
producción, los servicios y el comercio que sustenta el funcionamiento
de las cadenas globales de valor, o redes transnacionales. En tal sentido
Bhagwati dice: “la globalización económica se constituye en un proceso de
integración de economías nacionales a una economía internacional a través del
comercio, inversión directa extranjera (realizada por corporaciones y empresas
transnacionales), flujos de capital de corto plazo, flujos internacionales de trabajadores y de personas, en general, y flujos de tecnología” (Bhagwati, 2004).
1 Cuando se alude a “modelos capitalistas de acumulación” son cuatro los
aspectos que se tienen en cuenta; La organización o institución económica
central del sistema de acumulación en uno u otro período histórico (la empresa
del capitalismo de libre
concurrencia, el monopolio, o la empresa transnacional), el
paradigma tecnológico vigente en uno u otro momento, la forma específica de
estructuración y funcionamiento del sistema económico internacional, la
política económica prevaleciente y sus instituciones actuantes. Se parte del
criterio de que las relaciones de producción que definen la acumulación
capitalista como tal, son siempre las mismas, es su modelo
el que varía, no su esencia.
La cadena global de valor, es la
organización central del modelo de acumulación global (Kaplinsky and M. Morris,
2002). A ella la caracterizan cinco rasgos fundamentales intrínsecamente
vinculados y mutuamente condicionados:
a) Estructura de eslabonamiento de las actividades económicas.
b) Estructura y dinámica del proceso de creación y
distribución de valor.
c) Control sistémico de la cadena: “governance”.
d) Estructura de inserción competitiva en la
economía mundial.
e)
Estructura
y dinámica del proceso de crecimiento y desarrollo en las condiciones de la
globalización: “upgrading”.
La cadena global de valor, asumida
como una estructura de eslabonamiento de las actividades económicas, es una
estructura organizacional de dinámica continua que interrelaciona el conjunto
de firmas e instituciones, cuyas actividades peculiares son requeridas para
generar un producto o servicio desde su concepción hasta su venta final y el
reciclaje de los residuos, por lo que asumida así se reduce a una forma
organizativa del proceso de producción y circulación, por tanto, se reduce a
una cadena de producción y servicios.
La cadena global de producción y
servicios se estructura por actividades económicas, no por productos o
semi-productos, y se conforma bajo criterios funcionales competitivos globales
que abarcan de conjunto los procesos de producción y circulación y, por tanto,
el comercio internacional y los movimientos financieros globales.
La interrelación de firmas,
organizaciones e instituciones en la cadena global de producción y servicios se
sustenta en dos criterios de competitividad: la competitividad sistémica, y la
denominada competitividad central de la firma “core competence”.
La competitividad sistémica alude a
la competitividad integral de la cadena global de valor, esto es, a la
capacidad de la cadena de accionar acorde con las determinantes que impone el paradigma
tecnológico y el proceso de innovación tecnológica y especialización. Tal
categoría expresa la eficacia y funcionalidad competitiva de los vínculos que
se establecen al interior de la cadena y, también, la dinámica competitiva de
la cadena y de todos sus eslabones.
La competitividad sistémica se
asienta en los logros y avances de la innovación organizacional que han dado
lugar a un nuevo sistema técnico-laboral- organizacional, amoldado a la
tecnología flexible y a la especialización de mercados de demanda, que es
conocido como “World Class Manufacturing” o “Lean Production”, y que sustituye
el añejo sistema organizacional que
era propio de la producción en masa o en serie, o sea los tradicionales
sistemas laborales Taylorista-Fordistas (Kaplinsky and M. Morris, 2002).
La competencia sistémica condiciona
la participación y función de todos los eslabones de la cadena, por lo que es
ella quien discrimina y valora, entonces, la competitividad de la actividad
especializada, productiva o de servicio, de las diversas firmas locales, (estén
estas insertadas o no a la cadena), o sea, la competitividad intrínseca de la
firma, la denominada competencia central o “core competence” de la firma.
El criterio competitivo central de
la firma, “core competece”, alude a la competitividad de la firma en su
eslabonamiento a la cadena, y tal criterio establece que la firma, como eslabón
especializado de la cadena, debe concentrarse solo en aquellas actividades para
las que posee habilidades o recursos relativamente escasos y debe, entonces,
absorber y encontrar los insumos y actividades complementarias a su actividad,
en los canales y procesos que la interrelacionan con el resto de las firmas que
componen la estructura y función de la cadena.
Las habilidades o recursos
relativamente escasos que aporta la firma a la cadena pueden ser de diversa
índole: fuerza de trabajo especializada, fuerza de trabajo preparada y de bajo
costo, acceso a materias primas o recursos naturales, capacidad de diseño e
innovación, conocimiento del mercado, disponibilidad de mercado, intermediación
financiera, etc.
Existe un mutuo condicionamiento de
la competencia sistémica de la cadena y del “core competence” de la firma. En
efecto, el “World Class Manufacturing” como eje de la competencia sistémica de
la cadena, es la forma organizacional sujeta al paradigma tecnológico vigente y
a su dinámica y, por tanto, el criterio competitivo que impone el mercado y el
modelo global de acumulación a todos los contendientes.
La competencia sistémica condiciona
y discrimina la actividad, eficiencia y eficacia de la empresa, su “core
competece”, pero el “core competece” empresarial una vez reconocido y
establecido, es el basamento de la sinergia interna en la firma, (en todas sus
formas y variantes, incluida el “outsourcing”), el presente placebo al que
tanto se alude y se estima como solución y ruptura de las viejas problemáticas
competitivas del sistema, el motor generador de las esperanzadoras
“externalidades”.
La estructuración del proceso de
trabajo que le es propia al modelo global de acumulación, la cadena global de
producción y servicios, condiciona el proceso de
distribución de valor, pero por si misma no lo determina, en efecto, en
las condiciones del modelo global de acumulación, la cadena global de valor no
es sólo una forma organizacional y técnica del proceso de trabajo, sino que es
también, un mecanismo de distribución
del ingreso generado en la actividad económica.
La cadena de valor, en rigor, no
puede ser reducida a una cadena global de producción y
servicio, si de
lo que se
trata es de aprehender
el conjunto de problemáticas socioeconómicas que
le son propias al modelo global de acumulación. En tal sentido, en lo referido
al proceso de creación y distribución del
valor, los diversos eslabones de
la cadena constituyen receptores diferenciados del ingreso, cuya capacidad de
absorción no depende, únicamente, de la participación que se le atribuya en el
proceso de creación de valor a su actividad técnico-productiva. Otros asuntos,
como los referidos al control en la cadena (“governance”) y a la movilidad de
la cadena, son también determinantes.
Por ejemplo, la altura de la
barrera a la entrada que tenga una firma local, esto es, la protección que la
firma pueda tener de su “core competence”, y la cuantía de ofertantes de igual
“core competence” de que disponga la cadena es una cuestión medular en la
distribución del ingreso.
Es obvio que un criterio como el
señalado cuestiona los argumentos teóricos que justifican la distribución
diferenciada del ingreso en la cadena con el aporte diferenciado de sus
diversos eslabones al proceso de creación de valor, y que de hecho “valorizan” y “desvalorizan” de
manera más o menos arbitraria la actividad económica de firmas y colectivos
laborales, en detrimentos, en muchos casos de los sectores productivos.
En la medida que los competidores
han desarrollado sus capacidades industriales y la fuerza de trabajo ha elevado
su habilidad general, las barreras a la competencia han caído en el eslabón de
producción, lo cual determina que para las firmas que se insertan en tal
eslabón, la participación en la distribución del ingreso generado en la cadena
sea relativamente baja, y ello obedece, no a que la participación de esas
firmas, o con mayor rigor, de los trabajadores que en ellas laboran, en el
proceso de creación de valor , sea de menor intensidad, sino que obedece al
control hegemónico presente en la cadena (monopolio transnacional) y a la
disponibilidad que tiene la cadena de “ofertantes” de idéntico “core
competece”.
El paso de la firma única,
integrada verticalmente en todas sus actividades (monopolio), a la cadena
global de valor (monopolio transnacional), planteó el trascendental asunto de
las formas de control hegemónico de la cadena de los mercados y de los procesos
al interior de la cadena. No se trata tampoco solo de un asunto técnico
referido a calidad y flujos de las actividades de producción y servicio, según
los criterios ya señalados y que le son propios al “World Class Manufacturing”,
sino también abarca lo referido a la regulación del proceso de acumulación, la
sujeción de las firmas a la cadena y el control hegemónico de la distribución
del ingreso al interior de una cadena específica.
El control sistémico de la cadena
global de valor tiene por tanto tres grandes ejes: los mecanismos para el
control interno de la cadena; los mecanismos de control de los mercados
competitivos y de la estructura y la dinámica del modelo global de acumulación
(Gereffi, Sturgeon, and Humphrey, 2004); y los mecanismos de control hegemónico
del sistema institucional global. Todo lo cual de conjunto define el ámbito
económico e institucional de la globalización.
En las condiciones actuales de
competencia global, el control de los mercados constituye una de las fortalezas
esenciales de las cadenas globales. Las firmas y países que pretendan la
inserción competitiva internacional, están “obligados” a asumir las
condicionantes que impone la competencia sistémica de las cadenas globales, y a
encontrar los orificios de los mercados solo por las rutas que concede la red
global, (“core competence”); las excepciones han existido, pero han sido
escasas y temporales.
Es evidente que la relación
competencia sistémica-“core competence”, constituye un mecanismo integrado y
distintivo para cada cadena, lo cual convierte la inserción internacional de un
“país” en “la economía mundial”, en un proceso sumamente discrecional y
particular, dependiente de las potencialidades competitivas de sus firmas y sectores.
Las formas posibles de inserción a
la cadena global de valor de firmas locales y, por extensión, de países
subdesarrollados, son varias: desde la integración directa y subordinada como
filial a la cadena, hasta el establecimiento de relaciones exclusivas de
mercado. Pero en el ámbito de este amplio rango existen múltiples relaciones y
formas posibles de inserción en la cadena.
La cadena global de valor no
siempre prefiere internalizar en su cadena global de producción y servicio las
actividades de producción; solo cuando la demanda final es relativamente
homogénea y no se necesita de la especificación de la procedencia de los insumos,
es que las cadenas prefieren, en general, comprar los inputs en el mercado
global, e internalizar la actividad de producción. Tal condición, a su vez,
estructura entonces cauces específicos de inserción al mercado para las
empresas locales que extraen o convierten en materias primas los “commodities”
primarios.
La tecnología flexible, sin
embargo, ha transformado en mucho
el contexto competitivo. Cuando
se tiene que satisfacer una demanda segmentada y heterogénea, que discrimina y
especifica los inputs, la cadena prefiere establecer relaciones de largo plazo
con industrias locales diversas, tanto por sus escalas de producción como por
sus rubros de producción, capaces de conjunto de satisfacer los distintos
segmentos de demanda. En tal contexto competitivo, la cadena prefiere
“externalizar” la producción, y de ser necesario, “ayudar” a las empresas
locales a alcanzar el nivel competitivo requerido (“world class
manufacturing”), a no ser que existan criterios muy específicos y peculiares de
competitividad tecnológica o de otra índole, o que los costos de transacción para dotar a las
empresas locales de la capacidad competitiva necesaria, sean muy elevados
(UNIDO, 2004).
En general, desde la década de los
ochenta, las cadenas globales de valor cuyo ámbito es la producción que
clasifica como de baja intensidad tecnológica, propician la “externalización”
de las actividades de la producción. En el presente, la tendencia se amplía y
se observa la segregación de las actividades de producción de la cadena,
también para productos de intensidad tecnológica media; es a este proceso al
que se le ha dado en llamar segmentación
de la cadena de oferta “segmenting end-to-end supply chains” (Hofman and
Aronow, 2012).
Es obvio que las cadenas globales
de valor no ceden ni transfieren los rubros tecnológicos más sofisticados ni,
tampoco, los que le son esenciales para el control de los mercados y la
distribución diferenciada de los ingresos, pero tales rubros son cada vez más
específicos y limitados (incluido el propio rubro de alta tecnología), y son,
por lo mismo, altamente protegidos por la cadena.
Las perspectivas de inserción a la
cadena se deslindan, teóricamente, en dos grandes ámbitos que en la práctica se
entrecruzan y promueven diversas formas de relaciones de inserción: al primero
de ellos se le conoce como relaciones de mercado (“arm’s- length or
market-based relationships”), y en general comprende el conjunto de relaciones
propias de los procesos de importación- exportación. Para los productores
locales de “commodities”, que no lograr avanzar hacia “actividades de
elaboración de mayor valor agregado” se trata del ámbito fundamental de
inserción a las cadenas globales de valor.
A la segunda área se le conoce como
relaciones en la red de la cadena (“a network- type of relationship”). Este
ámbito comprende formas diversas y dinámicas de
inserción de empresas locales a la cadena y es, en realidad, el contexto
que ha condicionado y definido el
carácter competitivo de la inserción de firmas y, por extensión, de países, en
la economía mundial en las cuatro últimas décadas. El “network-type of relationship”
es el ámbito en el que se desarrolla, en el presente, el proceso de segmentación y “externalización” de las
actividades de la cadena global de valor y ,por lo mismo, es el ámbito que
condiciona la dinámica competitiva de inserción (“upgrading”) en la etapa
actual del modelo global de acumulación (UNIDO, 2004).
En las condiciones de la
competencia global, la viabilidad de las estrategias de crecimiento e inserción
de un territorio, desde la localidad al país, quedan sujetas, en gran mediad, a
la capacidad de las firmas de seguir la dinámica competitiva de la cadena y de
moverse a los eslabones de la cadena de mayor potencialidad de captación de
ingresos: procesos de “upgrading” (Kaplinsky and M. Morris, 2002). No se trata de un asunto circunscrito solo a la
elección que haga un país de su forma de inserción
en la cadena global de producción y servicio, ni tampoco se trata de una
problemática de índole exclusivamente tecnológica.
Los procesos de inserción y
“upgrading” son procesos restrictivos y limitados en la cadena, razón por la
cual al modelo de acumulación global le es afín una polarización del
crecimiento y una ampliación de la brecha de la desigualdad social en el
contexto mundial. Para algunos países, regiones y localidades, la globalización
es una oportunidad, aunque casi siempre altamente costosa; que al mismo tiempo
le significa, a los otros, la exclusión y la pobreza. Pero, la globalización,
no es un escenario eludible para ningún
país o territorio, porque es, en efecto, el ámbito y la proyección del modelo
global de acumulación en la presente etapa del desarrollo del sistema
capitalista de producción.
Existen opiniones muy diversas
respecto a las causas, formas, y etapas en que se insertan de manera
diferenciada, en el actual modelo global de acumulación, los países subdesarrollados y de las
trayectorias que condujeron a algunos de ellos al estatus de países emergentes.
Tales temáticas giran todas en torno a
los denominados procesos de “upgrading” para firmas, territorios y
países.
El estudio de los procesos de
“upgrading”, en general, se aborda siguiendo dos metodologías que por momentos
se funden: una, refiere al proceso de crecimiento y desarrollo en las
condiciones de la globalización2; la
otra abarca las cuestiones que atañen a la extensión del modelo de acumulación,
a la inserción de nuevos países, territorios y firmas a las cadenas globales de
valor y al rol de los países emergentes en tal proceso.
La categoría “upgrading” es
particularmente útil para instrumentar el estudio del proceso de extensión del
modelo de acumulación global, dado que en ella se entrecruzan tres cuestiones:
la movilidad de una firma en la cadena de valor; la puja distributiva del
ingreso neto al interior de la cadena y el asunto del control sistémico de la
cadena, “governance”. La subestimación o sobreestimación de cualquiera de estos
tres aspectos, puede conducir a errores importantes en los diseños de procesos
de inserción externa y de las políticas y estrategias que le atañen y, también,
puede acarrear graves errores en la evaluación de las economías emergentes y de
su rol en la extensión del modelo global de
acumulación.
Por ejemplo, para aquellos
especialistas que centran la atención en la movilidad de la firma en la cadena
de producción o servicios, como entes independientes del modelo global de
acumulación, pues el crecimiento es solo un asunto de índole competitivo,
organizacional y tecnológico, disponible para el conjunto de firmas que se
insertan a la cadena y, por tanto, una potencialidad alcanzable para cualquier
conglomerado empresarial y, en su extensión, para cualquier territorio o país,
que esté dispuesto a seguir el expediente adecuado. Para estos especialistas, la
confirmación del supuesto amplio panorama de oportunidades que para todos
existe y unos pocos aprovechan, son las llamadas corporaciones multinacionales
de países emergentes.
Un autor de obligada referencia en
tal sentido es Peter Gammeltoft (Gammeltoft,
2008). Una política pública seguidora de los preceptos de Gammeltoft,
Aykut, Dunning y otros (Aykut and Goldstein, 2006) pone el acento, obviamente,
en propiciar, a toda costa y coste, la inserción de las firmas competitivas del
país en la economía global, dando por hecho que tal inserción será siempre
beneficiosa a un proceso de desarrollo del país y que podrá lograrse, precisamente, en los eslabones propicios a los que la firma pretende; lo cual pasa por alto las disímiles barreras a la entrada, la existencia de los complejos mecanismos hegemónicos de control de los mercados y sobre todo, la puja distributiva del ingreso neto que le es propia a la cadena global de valor.
2 Como se
señaló antes, desde una perspectiva marxista existe muy poca elaboración
teórica al respecto, no obstante, todas
las tareas de investigación y propuestas prácticas para la implementación de
los lineamientos, que de alguna manera tocan las problemáticas del crecimiento
y el desarrollo de la economía cubana socialista, deberían prestar atención
relevante a este asunto, dado que la viabilidad de cualquier estrategia al
respecto depende en alto grado de tal contexto.
El reveso de tal perspectiva de
política pública pudiera ser las pretensiones de estimular procesos autárquicos
de desarrollo o procesos regionales de integración que evadan el control de los
mercados que ejercen las cadenas globales de valor y que estén al margen de los
condicionamientos que impone el modelo global de acumulación. En las actuales
circunstancias, al parecer, tales pretensiones son inviables (Monreal, 2002).
Una política pública coherente con
una estrategia de desarrollo, viable y efectiva, no puede pasar por alto las
características del modelo de acumulación global y debe evaluar adecuadamente
la significación, perspectivas y posibilidades de inserción externa de la
economía del país en el modelo global de acumulación, a tal política, muy lejos de serle intrínseca una tendencia a
la autarquía, le es propia la promoción
de dinámicas competitivas ponderadas en el marco de estrategias de
crecimiento sostenible, y teniendo muy en cuenta sus dimensiones sociales y
ecológicas. Sobre estos asuntos se retornará en los siguientes epígrafes.
El modelo de acumulación global: el comercio internacional y la
inversión extranjera directa (IED)
Una de las características
fundamentales del modelo global de acumulación es el estrecho vínculo que
estructura el comercio internacional y la inversión extranjera directa, ambos
procesos, en lo esencial, se convierten en expresiones y canales de la acumulación
global.
En tal sentido, la IED inserta y
eslabona las firmas que se integran a la cadena de producción y servicio, según
los criterios de competitividad sistémica ya vistos y acorde a las potencialidades competitivas
específicas que dichas firmas, (ubicadas en cualquier punto geográfico), puedan
brindar a la cadena. En estas condiciones, el comercio internacional pasa a
ser, mayoritariamente, un proceso inter territorial que canaliza el flujo de
producción y servicio necesario a la cadena global de producción y servicio.
La IED es parte del capital
financiero, su distribución geográfica y movilidad coadyuva eficazmente a la
conformación de la cadena global de valor y a la distribución polarizada del
ingreso global, según sea la significación del ”core competence” que aporta la
firma y los mecanismos hegemónicos de control de la cadena. De presentarse
alguna ruptura incongruente a la dinámica competitiva de la cadena, a las
condicionantes de la distribución del ingreso global o al funcionamiento general
de la cadena, la movilidad de la IED puede así siempre solucionarla o corregirla.
Desde el punto de vista del país
receptor de IED, su potencialidad de inserción en la economía mundial se
traduce en la capacidad de sus firmas de insertarse en la cadena global de valor y, por lo mismo, los
vínculos comerciales entre las empresas que integran la cadena, comercio
intra-firma3, se tornan, entonces, un
mecanismo eficaz de realización y regulación del proceso de acumulación global.
3 En este caso la firma alude a la cadena global de valor.
La dupla comercio
internacional-inversión extranjera directa expresa, sin embargo, una relación
hegemónica, altamente contradictoria, discrecional y cambiante. En su
intríngulis los vínculos centro periferia son diversos y diferenciados, según la competitividad
de la firmas, y las características de localidades y sectores,
(competitividades sistémicas-“core competece”), pero son siempre altamente
significativos, dado que juegan un rol fundamental en las perspectivas de
“upgrading” de cualquier territorio y en las potencialidades particulares de
crecimiento y comercio de cualquier país.
O dicho de otra manera, la dupla
comercio internacional -inversión extranjera directa presupone la paradoja
exclusión- inserción, cuyo correlato es un grupo selecto de países
emergentes y un universo de firmas y territorios que no logran anclaje en la
cadena global de valor y que por lo mismo se enfrentan a enormes restricciones
productivas y comerciales.
La integración de los mercados de
todo tipo y la polarización de la riqueza y el crecimiento no son, entonces,
una incongruencia de la globalización, sino su producto y resultado coherente,
lo que significa que tanto las restricciones al crecimiento, que le son propia
a la mayoría de los países subdesarrollados, como el estatus de “países
emergentes” que muy pocos alcanzan, son consustanciales y funcionales a la
cadena (Peña, 2010(b)).
La dupla comercio
internacional-inversión extranjera directa, no es una mera creación ideológica
del Consenso de Washington; como ya se vio, es una condición de funcionamiento
y hegemonía del modelo de acumulación global. En todo caso, la falacia ideológica
neoliberal reside en proyectar la apertura de los mercados, el aprendizaje
cultural-organizacional y el liderazgo empresarial, como garantías de
crecimiento y “upgrading” para cualquier país o territorio (Stiglitz, 2005).
La expresión más nítida de la importancia
de la dupla comercio internacional- extranjera inversión en las condiciones del
modelo de acumulación global lo constituye el denominado comercio intra-firma.
En un estudio elaborado por UNUDI
en el 2009 (Bartels and Lederer, 2009) se señalan como los vectores
fundamentales que caracterizan la integración de la economía global a los siguientes:
1. El ritmo de crecimiento del comercio mundial
supera al de la producción mundial como tendencia a partir de la década de los sesenta.
2. Desde la década de los ochenta, la tasa de
crecimiento de la inversión extranjera directa supera a la tasa de crecimiento
del comercio.
3. En la actual década aproximadamente las tres
cuartas partes del comercio mundial es actividad económica operacional interna
de las cadenas globales de valor, o sea comercio intra-firma.
4. Desde la década de los ochenta el ritmo de la
actividad financiera mundial supera la tasa de crecimiento de la producción mundial
La elevada participación del
comercio intra-firma en el comercio internacional ronda en el presente el 80%
(UNCTAD, 2013) y aun así no refleja a cabalidad todo el intríngulis y entramado
del modelo de acumulación global. Por ejemplo, en el presente, los procesos de
“service offshoring-outsourcing” que discurren en la cadena global de valor son
fundamentales para la realización de su actividad económica, se extienden desde
las áreas de diseño e innovación tecnológica, hasta la logística, el control de
las actividades de producción y las actividades de venta. Tales procesos, sin
embargo, en la mayoría de los casos
no clasifican, como comercio de servicios (UNCTAD, 2010).
De lo señalado se desprende, que
cualquier estrategia de desarrollo que coloque
como piedra angular del proceso de crecimiento económico del país la
captación de ingresos por
exportaciones, debe prestar atención a las condicionantes del comercio
internacional en el ámbito de la acumulación global, tanto a su estadio
temporal, como a su dinámica.
Con respecto a la dinámica
competitiva de la firma, “core competence”, y su capacidad de permanencia en la
cadena global de valor, se señala que son cinco los criterios básicos que tiene
en cuenta la cadena (Bartels and Lederer, 2009): a) la capacidad de respuesta
de la firma a la volatilidad de los mercados, b) la flexibilidad de la firma ante los cambios y
formas de la inversión extranjera directa, c) la capacidad de la firma para
enrumbar procesos de colaboración y competencia al interior de la cadena de
valor, d) la capacidad de la firma para adaptarse a las transformaciones
organizacionales competitivas, e) la habilidad de la firma para instrumentar la
localización y re-localización de recursos de manera eficiente y rápida y en respuesta o en
anticipación a los cambios a que impele la competencia.
Entonces, la viabilidad de una
estrategia que priorice la inserción externa como condición del crecimiento y
el desarrollo no debe solo asegurar el quantum de exportación de las firmas que
se insertan a la cadena, sino, también, debe asegurar la capacidad de dichas firmas
para producir dicho quantum en las condiciones que dicta la dinámica de los
procesos competitivos de localización y re-localización de recursos y actividades, de manera eficiente para la cadena y acorde a la dinámica
competitiva de innovación, diseño y producción.
La capacidad de las firmas de ser
partícipes del proceso de reproducción
global en las condiciones de la acumulación global depende entonces, en el
presente, de las perspectivas de participación de las firmas locales en los
procesos de relocalización de actividades y recursos de las cadenas globales de
producción y servicio. Este es, entonces, el criterio que determina la
efectividad y viabilidad en el tiempo de cualquier estrategia que conciba o
coloque al sector exportador como el garante del crecimiento.
Como ya se señaló, le es intrínseco
al modelo global de acumulación el universo de excluidos de la cadena global.
En este contexto, las alternativas de procesos de colaboración integracionistas
que coadyuven al crecimiento y desarrollo existen, pero son altamente
dependientes de proyectos y estrategias realistas y, también, de compromisos
solidarios genuinos, tanto políticos como sociales.
El modelo de acumulación global y la vulnerabilidad de la estrategia de inserción externa de la economía cubana
La vulnerabilidad de la inserción
externa de la economía cubana está determinada por cuatro cuestiones
fundamentales en el presente: a) las afectaciones de toda índole que genera el bloqueo económico de Estados
Unidos a la economía y la sociedad cubana, b) las condicionantes a la inserción
externa que imponen las cadenas globales de valor en el contexto de la
globalización, c) la elevada sensibilidad de la economía cubana al
comportamiento de su sector externo, y de manera particular al comportamiento
del servicio de su deuda externa, d) las afectaciones que genera a la economía
cubana una dinámica inestable y restringida de crecimiento de la economía
mundial.
En este epígrafe se quiere: a)
presentar y revaluar la estructura y comportamiento de la economía cubana
para los años 2000-2010 tomando como ejes metodológicos las características ya
señaladas del modelo de acumulación global, b) señalar los aspectos vulnerables de la estrategia de
crecimiento aplicada en el período, en base a los ejes metodológicos ya expuestos.
Según datos de la Oficina Nacional
de Estadísticas de Cuba, (ONE, 2010), en el período 2003-2010, el producto
interno bruto de la economía cubana creció a una tasa promedio del 6% anual, la
participación que en tal crecimiento tuvieron los diversos sectores, se expresa
en la siguiente gráfica.
Como se observa en la gráfica
anterior, los sectores de bienes y de servicios básicos, que en un criterio
amplio agrupan las ramas de “producción”, se mantuvieron relativamente
estancados; al crecimiento del PIB contribuyó, en lo esencial, el sector
denominado “otros servicios” que agrega las ramas de: comercio y reparación de
efectos personales; hoteles y restaurantes; intermediación financiera;
servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler;
administración pública y seguridad social; ciencia e innovación tecnológica;
educación; salud pública y asistencia social; cultura y deporte; otras
actividades de servicios, comunales de asociación y personales y derechos de
importación.
A tenor con lo señalado, hubo un
cambio relevante en la estructura del PIB: en el año 2000, el sector de
producción de bienes representaba el 25% del PIB de la economía del país,
mientras que el sector de servicios básicos el 16.9% y el de otros servicios el
58.1%. Para fines de la década la participación de los tres sectores era:
18.3%, 16.7% y 65% respectivamente (O.N.E., 2009). Como es obvio, tal
transformación de la estructura del PIB estuvo sustentada en una polarización
de la inversión4, ya de por sí muy
restringida con respecto al PIB - solo entre el 8% y el 14% del PIB (O.N.E,
2008- 2010)- y en estrategias de crecimiento que dieron preferencia al sector
“otros servicios”5.
En el período se observó, también,
una transformación de la estructura de las exportaciones del país. En el año
1993, las exportaciones de servicios representaban el 42% de total de las
exportaciones de bienes y servicios; en el año 2000 el 64% y para finales
de la década
el 69% (O.N.E.,
2009). A la
altura del año
2008, los denominados servicios profesionales, mayoritariamente servicios médicos, acaparaban el 47% de los ingresos por exportaciones de bienes y servicios, -se incluye en estos, el valor de intercambio bajo acuerdos de colaboración (comercio “barter”)-, mientras que el turismo, en igual año, representó el 21% de dichos ingresos externos (Triana, 2009).
4 No se disponen de datos seriados y congruentes referidos a la
distribución de la inversión por ramas y sectores, que tengan en cuenta todas
las fuentes de la inversión.
5 Se hace abstracción de otros asuntos referidos a la metodología
estadística para la medición del PIB, dado que si bien pudieran tener
incidencia en el crecimiento total del indicador, no lo tendrían en la
participación diferenciada de los sectores que contribuyeron a
dicho crecimiento.
Un modelo de funcionamiento
económico como el presentado, obliga a mantener una dinámica crecientes de
exportaciones (exportar para importar) que pueda compensar la lentitud del
crecimiento de la “producción”, (en la que se incluye alimentos y otros
productos y servicios básicos a la población), lo cual gravita fuertemente en
los criterios y prioridades de las estrategias y las políticas económicas6.
Con el objetivo de aprehender
cuantitativamente ambos asuntos se elaboraron tres modelos econométricos
dinámicos, en los dos primeros se refleja la dependencia del crecimiento del
PIB respecto de las importaciones, en el tercero las compensaciones a que se ve
abocada la política económica del país.
Leyenda: MBtPc, MBkPc,
nominalizan las series importaciones de bienes totales y de bienes de capital,
a precios de 1997; PIBr nominaliza al producto interno bruto a precios de 1997.
En el gráfico anterior se observa
una elevada correlación entre el comportamiento del producto interno bruto y
las importaciones totales y de bienes de capital hasta el año 2007. A partir
de entonces, la
correlación no es tan nítida dado que a
pesar de oscilaciones pronunciadas de las importaciones, el PIB mantuvo su tendencia creciente.
6 No se pasa por alto la importancia que para el funcionamiento del modelo
se concedió a los acuerdos comerciales establecidos bajo criterios de
colaboración económica y en el contexto
de esquemas de integración que atenuaron en mucho la vulnerabilidad del modelo.
Las razones pueden ser dos: un
cambio estructural relevante de la economía a partir del 2007, o una resultante
de la política económica aplicada. Dado que no hay indicio de lo primero se
asume lo segundo y se elaboran entonces tres modelos, los dos primeros toman
como data series de los años 1981-2007, para estudiar los asuntos referidos al
crecimiento del producto y su vínculo con el comportamiento de las
importaciones, y el tercero solo la data de series de los años 1990-2010, para
indagar en torno a cuestiones de la política económica.
Como se puede observar en las
tablas y en los gráficos que se muestran a continuación, los resultados fueron
altamente significativos.
Nota: El coeficiente
del regresor PIBr_1= 1.03084 estadísticamente, acorde a la prueba GenRes, es
igual a 1, lo cual significa que la variación del producto depende de las importaciones de bienes. El análisis
de rango demostró no hay relaciones de cointegración, el menú de test del
OxMetric, validó el modelo.
Fuente: ONEI y series
de importaciones compiladas por la Doctora Nancy Quiñones, de la Facultad de
Economía de la Universidad de la Habana.
Leyenda: la serie “Fitted” simula el comportamiento del
PIB en base a los resultados del modelo, o sea, según la dependencia del PIB
respecto a las importaciones de capital de los dos años anteriores (“dinámica
ex ante)”).
Se debe observar que el modelo
sugiere que el coeficiente de PIBr_1, es estadísticamente igual a 1, lo que
significa que la variación del producto (PIBr- PIBr_1) es explicada por las
importaciones de bienes totales de los dos años anteriores.
Una variante del modelo anterior
que utiliza la serie “importaciones de capital” (MBkPc) como regresor da lugar
a los siguientes coeficientes y gráficos.
Nota: El coeficiente
del regresor PIBr_1 estadísticamente, acorde a la prueba GenRes, es igual a 1. El análisis de
rango demostró no hay relaciones de cointegración, el menú de test del
OxMetric, validó el modelo.
Fuente: ONEI y series
de importaciones compiladas por la Doctora Nancy Quiñones, de la Facultad de
Economía de la Universidad de la Habana.
El modelo 2 genera entonces el siguiente gráfico de pronóstico:
Leyenda: la serie
“Forecasts” muestra el comportamiento de los pronósticos obtenidos por el
modelo para los años 2009, 2011; la serie PIBr muestra el comportamiento del
indicador según informaciones oficiales de la ONEI.
O sea, el modelo 2 pronostica, a
partir de la dependencia del crecimiento del producto de las importaciones, una
caída acumulada de aproximadamente un 2% del PIB entre los años 2007 y 2010 y
luego una tendencia lenta hacia la recuperación para el año 2011 (línea
quebrada de la gráfica anterior); para igual período, sin embargo, las cifras
oficiales constataron un crecimiento acumulado de aproximadamente un 8% (línea
continua de la gráfica anterior).
Es cierto que acorde a los márgenes
de error de los modelos, una tasa de crecimiento promedio del PIB de algo más
del 2%, que es la que genera una tendencia como la que se observa en el gráfico
anterior y que está en correspondencia con las cifras ofrecidas por la ONEI
(ONEI, 2012), son estadísticamente posibles, aunque no son las más probables en
un contexto estructural prácticamente invariante, de no ser, claro está, que
hayan sido fuertemente estimuladas por la política económica. Entonces un modelo que emplea variables de política
económica, muestra las siguientes características:
Leyenda: PIBr serie
producto interno bruto. CMERc serie circulación mercantil minorista. InvP serie
gastos de capital del presupuesto.
Nota: El menú de test del OxMetric, validó el modelo.
No existe correlación entre el PIB a precios corriente y las variables
de política económica que siempre se ofrecen a precios corrientes; sin embargo,
si existe una elevada correlación entre el PIB
a precios constantes y las variables señaladas de política económica,
obviamente se trata de una problemática en la que inciden las cuestiones de la
tasa de cambio y los criterios que se utilizan para conformar los deflactores
Fuente:
ONEI.
Leyenda: la serie
“Fitted” (dinámica (ex ante)) simula el comportamiento del PIB acorde a la
acción de las variables de política económica, circulación mercantil minorista
y gastos de capital del presupuesto.
Entonces, acorde al modelo de
política económica mostrado, la dinámica de crecimiento del PIB pudo haber
estado muy influida por tres factores: por un incremento entre el 9% y el 10%
acumulado de la circulación mercantil minorista, sustentado en gran medida en
el crecimiento de precios; por una reducción acumulada entre el 7% y el 8% de
los gastos de capital presupuestarios, o por una combinación de ambos factores.
En síntesis, una estructura
sectorial polarizada de la economía, asentada para otorgar prioridad al
incremento de las exportaciones7, puede
generar, como se ha visto, una dependencia del crecimiento del producto
respecto a las importaciones; la cual, en la condiciones del modelo global de
acumulación, constituye una correlación viciosa de efectos negativos sobre el empleo, el consumo, la distribución de la renta, las proporciones sectoriales del crecimiento y la deuda externa, y que recurrentemente obliga al empleo de instrumentos de políticas de corto plazo que restringen el crecimiento de mediano y largo plazo, e instigan la elevación de los niveles de precios.
7 Obviamente, en lo que se expone en este capítulo se hace abstracción de
otros asuntos de índole no directamente económica que pudieran haber incidido
en la polarización sectorial de la economía.
Es un hecho que la dicotomía que
impone el modelo global de acumulación, firmas
que se integran a la cadena y firmas que se excluyen, plantea una
problemática muy compleja a la estrategia y a la política económica de
cualquier país, pero tal dicotomía no puede ser asimilada, pasivamente, en una
estructura económica dual, ni puede por ello ser el criterio que justifique la
polarización sectorial de la inversión y el crecimiento. Los modelos
presentados muestran que los costos de tal dualidad estructural pudieran
resultar muy elevados y las estrategias que la promueven, inviables e inconsistentes.
Como ya se señaló, los estudios
muestran que una política solo guiada a propiciar la inserción en actividades de la cadena de producción y
servicios más sofisticadas, en procura
de captar los mayores ingresos relativos, es insuficiente, dado que no es
posible desconocer que los eslabones de mayor receptividad del ingreso de la
cadena global de valor son altamente protegidos a la competencia y, por lo
mismo, de muy difícil acceso. Una preeminencia absoluta de tal objetivo en la
política y en la estrategia de inserción
que diseñe un país podría carecer de asideros realistas y resultar en pérdidas
de oportunidades en la competencia global, y en desproporciones económicas
internas de muy elevado costo.
Asumiendo una estrategia de
desarrollo integral se impone, entonces, avanzar hacia estrategias de inserción
externa sectorial diversificada y por actividades, donde se abran oportunidades
a empresas y sectores de características tecnológicas y escalas distintas.
Sobre estas cuestiones se presentan algunas ideas en el epígrafe siguiente.
Algunas ideas en torno a las potencialidades de diversificación de la
inserción externa de la economía cubana en la economía global
Con lo que se expone en este
epígrafe no se pretende, obviamente, agotar las potenciales de diversificación
de la inserción de sectores y firmas en la cadena global de valor, ni tampoco
el objetivo es demostrar la factibilidad de ninguno de los ejemplos concretos
que se abordan; de lo que se trata es, simplemente, mostrar rumbos posibles y formas distintas de inserción
externa de la economía cubana en la economía global, acorde a las
peculiaridades tecnológicas de sus sectores y según las escalas productivas
diferentes de sus empresas.
a)
Potencialidades
para la inserción externa del sector de la agroindustria de la caña de azúcar.
Las incertidumbres de demanda y
oferta, la incidencia que en el comportamiento de los precios mundiales
del crudo tiene la correlación de costos del azúcar y del etanol, y las problemáticas
competitivas
que
en
general
le
son
inherentes
al
mercado internacional del dulce;
constituyen criterios de selección de inserción de empresas locales
competitivas por parte de las cadenas globales de valor que actúan en el rubro.
En efecto, en la segunda mitad de
la década de los noventa comenzó a manifestarse un crecimiento inusitado de la
inversión extranjera directa dirigida al sector de la agroindustria azucarera
de aquellos países que destacan como exportadores, re- exportadores o
consumidores mundiales del dulce. Por ejemplo, en 1990 solo un 1% de la caña destinada a la molienda en
Brasil, era controlada por la inversión foránea, hoy entre los veinte primeros
moledores de la planta, con el 47% de la molienda total, se encuentran los
grupos transnacionales Tereos International, Louis Dreyfus, Cargill, Noble, y
Bunge, acompañando a Cosan, Sao Martinho, y Petrobras (Rebobank, 2012).
No se trata tan solo de la
agroindustria azucarera brasilera, en otros países también se observa una
acción dinámica de cadenas globales de valor imbricadas en el sector, tales son
los casos de British Sugar, Tereos, SenaHoldings, Tongaat y Hulett en
Mozambique; de British Sugar en Zambia y Tansania; de ED & F Man, Cargill,
y TriGranit en Russia; y de British Sugar y MitrPohl en China (Baron, P., 2007)
En este sentido, la agroindustria
azucarera cubana podría ser también un conglomerado de firmas con
potencialidades competitivas y de inserción externa.
Para Cuba, por su parte, la
apertura más amplia de la agroindustria de la caña de azúcar a la inversión
extranjera directa continúa siendo una potencialidad y al parecer la vía para
alcanzar los niveles de recursos necesarios que hagan factible la modernización
y la diversificación del sector, pero para el país caribeño, las perspectivas
que plantea la recuperación de la agroindustria de la caña de azúcar van más
allá de la producción y la exportación de azúcar.
Cuba depende en más del 50% de las
importaciones de petróleo como fuente energética para sus procesos productivos
(Nova A. 2006), lo cual le genera una acentuada vulnerabilidad. Tal
problemática, sin embargo, pudiera ser atenuada.
Por ejemplo, los estudios
realizados sobre las fuentes de energía renovable en Cuba señalan a la
agroindustria de la caña de azúcar, como la de mayores perspectivas a corto y
mediano plazo. Una tonelada de caña es capaz generar con su biomasa
electricidad: 25 y 40 KWh/t caña molida a baja presión y de 120-150 Kwh a presiones
superiores de 63 bar; y pudiera llegar utilizando el ciclo combinado y turbinas
de gas hasta 200 o más Kwh/t caña molida (ISO, 2009).
También es posible atenuar la
elevada dependencia de las importaciones de petróleo y derivados que acarea el uso del parque
automotriz del país. En efecto, el motor “flex- fuel” ha abierto una nueva
perspectiva a la industria automotriz dado que permite utilizar combinaciones
variables de combustibles diferentes en los vehículos automotores. Existen
distintas modalidades de esta tecnología, pero la más generalizada es el motor
que acepta tanto gasolina como etanol mezclados en cualquier proporción.
Cuba, a pesar de haber sido pionera
en la utilización de mezclas de bioetanol con gasolina durante la etapa de la
2da Guerra Mundial y tener un alto potencial para la producción de caña de
azúcar, no cuenta con ninguna experiencia en el uso de motores flex, ni en el
empleo de tecnologías de cogeneración a presiones de 63 bar o más.
En el conglomerado de empresas que
conforman la agroindustria de la caña de azúcar en Cuba existen potencialidades
competitivas de inserción por actividades en las cadenas globales de valor,
congruentes con los procesos de fragmentación que se vienen propiciando en las
cadenas globales de producción y servicio ya señalado, por ejemplo: tecnología
del FITOME (para el crecimiento y elevación de los rendimientos aplicables a
diversos cultivos agrícolas); tecnología para la producción de alcohol de
elevado peso molecular; tecnologías biotecnológicas (biopesticidas,
biofertizantes (azurpirilus), bioplantas); servicios científico técnicos
(sistemas de gestión medio ambiental para el tratamiento de residuales,
sistemas de atención a productores para la nutrición, semillas y control de
malas hierbas), etc.
Estrategias de inserción más
complejas y diversificadas, del conglomerado
empresarial de la agroindustria cubana de la caña de azúcar, incluso de
dimensión inter sectorial, que sean coherentes con estrategias competitivas de
ciertas cadenas que actúan en el rubro y con los procesos de fragmentación de
las cadenas globales de producción y servicios en general; pudieran coadyuvar,
eficazmente, a la sustitución de
importaciones, al incremento de las exportaciones del país y a la elevación de
los ingresos externos necesario al desarrollo de la economía cubana.
b)
Potencialidades
para la inserción externa en el sector servicios.
La constatación de las principales
tendencias del comercio internacional de servicios, así como de los actores,
modos de suministro y sectores “nuevos” y dinámicos en la actividad, permite
identificar oportunidades para diversificar servicios y mercados e incrementar
el valor añadido de las exportaciones cubanas.
Una tendencia que está
transformando considerablemente el mapa productivo y el comercio internacional
es la fragmentación geográfica de la producción, que se viene fomentando en las
cadenas globales de valor y que promueve intensos flujos de comercio de bienes
intermedios, servicios, y capital.
Resulta de sumo interés la
evolución del proceso de fragmentación en la industria de servicios globales, conocido como offshoring, que llegó a
facturar más de 200 mil millones de dólares en el año 2011, y que ya es un
componente imprescindible de las cadenas globales de producción y servicios y
de la expansión y desarrollo de las tecnologías de la información y las
comunicaciones en el presente.
La “externalización”, que es una
forma de inserción de las firmas con capacidad competitiva (core competence) a
la cadena global de valor, pudiera definirse técnicamente como: la
subcontratación a terceros de servicios de negocios de una
empresa en cualquiera de sus
modalidades. Con la “externalización” la cadena global de valor persigue
mejorar la rentabilidad por la vía de reducción de costos, aprovechando las
ventajas de diversa índole que ofrecen las firmas locales, entre ellas la disponibilidad
de fuerza de trabajo relativamente barata y calificada.
Otros móviles de la
“externalización” son: concentración de actividades fundamentales en un número
reducido de lugares, incremento de la productividad, acceso a conocimientos
especializados y a fuerza de trabajo calificada, la mejora en la calidad de los servicios, la secuencia en la
prestación en el tiempo; el acceso a una más amplia reserva de recursos; la
potenciación de marcas en nuevos mercados, la
distribución de los riesgos operacionales, entre otros. La
“externalización” como forma de inserción externa de las empresas locales a la
cadena global de valor, se ha desarrollado sostenidamente en las tres últimas
décadas y desde los años noventa se ha extendido a los procesos tecnológicos y empresariales.
La “externalización” de los
servicios pudiera devenir en oportunidad de inserción para Cuba en las cadenas
globales de valor y en el comercio internacional. Lo más interesante es tomar
en cuenta que en la práctica actual los servicios que se externalizan abarcan
un amplio espectro -desde actividades sencillas como la entrada de datos hasta
actividades más complejas con un alto valor añadido como servicios
profesionales, servicios de recursos humanos e investigación y desarrollo
(I+D), servicios de ingeniería y diseño arquitectónico, evaluación de
proyectos, diagnósticos médicos, elaboración de software a pedido, procesos de
gestión del conocimiento, entre otros- y que, como se ha señalado, puede
existir variedad de motivos de la cadena global de valor para externalizar la
actividad.
Para la firma que brinda el
servicio la “externalización” es fuente de ingresos, y un canal de inserción a
la cadena global de valor, disponible para los cuatro modos de prestación de
servicios e incluso para las combinaciones posibles de ellos. Prácticamente
cualquier actividad dentro de los servicios profesionales pudiera ser objeto de
la subcontratación, en dependencia de las ventajas competitivas de cada país y
de la capacidad de prestar servicios más integrales, así como de atender los
aspectos esenciales que son tenidos en cuenta internacionalmente para ser
objeto de la “externalización” por parte de clientes extranjeros. Es preciso,
entonces, identificar servicios que pudieran ser objeto de la “deslocalización”
y que pudieran coadyuvar a la inserción en las cadenas globales de valor.
En el contexto competitivo, colocar
en el centro de la estrategia de inserción del sector servicios la
“externalización” y no la exportación de de servicios, constituye la única
perspectiva viable de elevación de la dinámica de ingreso y de “upgrading” en
las condiciones del modelo global de acumulación, esta ha sido la experiencia
de todos los países que muestran una trayectoria exitosa sostenida en este
rubro altamente competitivo.
Ahora bien, este no es el único
contexto de inserción externa. En lo que tiene que ver con las
perspectivas y potencialidades de
colaboración e integración
regional son posibles otras estrategias y
políticas que se mostrarán en el tercer capítulo. Pero debe recalcarse que los
ámbitos distinguibles de inserción externa no son compartimentos estancos y que
ninguna estrategia o política económica puede hacer abstracción de las
condiciones que impone el modelo global de acumulación.
A manera de ejemplo se señalan
algunas de las potencialidades de inserción en las cadenas globales de valor
para el caso del sector de servicios de la economía cubana.
Entre las actividades que más
potencialidades muestra el sector servicios en Cuba, considerando, claro está,
los planes inversionistas acometidos y los resultados logrados en la formación
profesional en el país8, se
tiene servicios informáticos. Colocar en el centro de la estrategia de
inserción la “externalización” y no la exportación de software y los servicios
asociados, sería el reto peliagudo a vencer.
Otra de las líneas de servicio que
muestra potencialidades para la “externalización”, incluso aprovechables en el
corto plazo, son los denominados servicios científicos y tecnológicos (SCT). Se
trata de servicios de alto valor agregado, y que en el caso de Cuba son
generados en los centros de investigaciones y universidades que existen a todo
lo largo del país y que se extienden en múltiples ámbitos.
Los SCT comprenden las actividades
que utilizan conocimientos científicos y tecnológicos existentes y se realizan
mediante el empleo demostrado de capacidades intelectuales y materiales de probado
nivel de especialización, con resultados de impacto para la producción de
bienes y servicios en cualquier esfera de la sociedad.
Entre esos servicios se encuentran:
gestión de la información científica y tecnológica, servicios de software,
normalización, metrología y sistemas de gestión, estudios de factibilidad,
gestión de la propiedad intelectual y licencias, actividades geólogo-mineras e
hidrológicas de exploración o prospección, servicios radiológicos, calibración,
ensayos y análisis de laboratorio, consultoría especializada, ingeniería,
reingeniería e ingeniería inversa, recogida de información y análisis de
fenómenos socioeconómicos, servicios ambientales, servicios de geomática, entre
otros.
Para ilustrar esta afirmación, 16
entidades analizadas pertenecientes a la Agencia de Medioambiente, la Agencia
de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada, Delegaciones Territoriales, entre
otras, todas pertenecientes al Ministerio de Ciencia Tecnología y Medioambiente
(CITMA) de Cuba, describen más de 200 servicios con potencialidades de
“externalización”; de los cuales alrededor del 80% son servicios
medioambientales o poseen componente ecológico.
8 Es obvio que tales planes de formación de profesionales y los ingentes
montos de inversión acometidos no tuvieron únicamente como objetivo la
exportación de servicios, sino tuvieron mucho que ver con las estrategias de
desarrollo del país, pero estas cuestiones aunque se tienen muy en cuenta
desbordan los objetivos de la tarea indicada al CIEI.
En el caso de los servicios
agropecuarios, por ejemplo, el levantamiento realizado dio como resultado la
existencia de no menos de 40 Entidades de Ciencia e Innovación Tecnológica
(ECITs), y un estimado conservador arrojó más de 250 servicios identificados
con potencialidades de “externalización”.
Otras actividades de servicios con
potencialidades para la “externalización” son: servicios médicos, incluyendo
personal paramédico, proyectos integrales para el control de vectores, diversos
servicios de ingeniería, servicios medioambientales, aplicaciones informáticas
y soluciones de automatización de procesos industriales, servicios de formación
de recursos humanos en diferentes disciplinas; entrenamiento deportivo y otros.
Por último, otra actividad de
servicio con capacidad de aumentar sus montos de
ingresos, es el turismo, lo cual requeriría, en realidad, de una
revaluación profunda de la políticas y estrategias, (incluidas las que atañen a
la inversión extranjera directa), hoy en boga (Rodríguez, V., y L. Villar,
2012). De todas formas parecería que las perspectivas de “upgrading” del
sector, por sí mismo, son limitadas y que se impone avanzar a la integración
del turismo con otras ramas de los servicios y la producción, en lo que se
conoce como “proyectos o soluciones integrales” o “cluster”, se trata de una temática de inserción sectorial
territorial muy compleja que ahora solo se señala y que requería de una mayor
precisión y estudio.
c)
Potencialidades
para la inserción externa en el sector industria.
En la actualidad, los mayores
contribuyentes a los ingresos que recibe el país por concepto de exportaciones
de bienes lo constituyen: el Ministerio de Minas y Energía, Grupo Empresarial
de la Industria Biofarmacéutica, el Ministerio de la Industria Alimenticia y la
Pesca y el Ministerio de Industrias.
En una proyección a mediano plazo
las mayores potencialidades de crecimiento, se concentran en el Ministerio de
Energía y Minas y en la Industria Biofarmacéutica, acorde a sus formas de
inserción externa ya implementadas y que han resultado pertinentes. No
obstante, en ambos casos, resultaría imprescindible superar múltiples cuellos
de botellas de naturaleza tecnológica organizacionales y relativos a la formas
de inserción de las empresas y sectores en el contexto de la economía global.
Como parte de proceso de los
cambios que se ha operado en el modelo de acumulación a escala internacional,
se ha consolidado una dinámica de fragmentación de los procesos de productivos
en la cadena global de producción y servicio y en el proceso de creación y
distribución del ingreso que ha precipitado cambios en el modus operandi de los
negocios y de actividades económicas en general. En tal contexto existen
perspectivas competitivas para la industria manufacturera cubana que hoy se
encuentra en franco declive.
Las experiencias de los países que
han logrado aprovecha tales potencialidades competitivas reiteran
que colocar como
el aspecto fundamental
de la estrategia empresarial la inserción en
procesos o actividades de la cadena global de producción y servicio, y como derivación de ello,
precisar, entonces, los rubros y la dinámica de exportación, acorde a las
peculiaridades de las empresas y de la fuerza de trabajo, constituye una
condición para el acceso a los mercados y para la captación de ingresos por la vía del sector externo.
Las peculiaridades empresariales,
como se sabe, son de índole diversa, por ejemplo, acorde a la experiencia
existente en Cuba en la utilización de tecnologías provenientes de los países
del antiguo campo socialista, existen nichos competitivos para empresas
industriales cubanas en actividades de ensamblaje, servicio y mantenimiento de
maquinarias y equipos que tengan por mercado países de América Latina y Caribe,
o de otras regiones geográficas. La disponibilidad de fuerza de trabajo
relativamente capacitada existente en el país pudiera ser base para el
desarrollo de formas de la llamada maquila inteligente en ramas como la
electrónica, la nanotecnología, la producción de biomateriales, equipos de
precisión, láseres, equipos médicos, etc.
En el contexto competitivo global
es una realidad constatada que muchos mercados
de productos industriales están prácticamente copados, por lo cual las potencialidades
de inserción externa, mediante productos finales para la exportación, se tornan
muy limitadas. No obstante, algunos rubros de exportación para suplir mercados
especializados e incluso suntuarios dan cabida a producciones industriales
cubanas que son competitivas para ciertas cadenas globales de valor. La
experiencia de la producción y exportación del tabaco cubano es un ejemplo en
tal sentido.
Se trata de líneas de producciones
muy específicas, en algunos casos, artísticas o cuasi artesanales, que se
pudieran sostener competitivamente traspasando, a la industria local, parte de
la dotación de equipos industriales que antaño sostenían una escala de
producción relativamente grande, pero que hoy, por diversas razones, se encuentran
en desuso. Las industrias ligera y textil son dos ejemplos de ello.
d)
Potencialidades
para la inserción externa de pequeñas y medianas empresas en el contexto del
desarrollo local.
En las condiciones actuales, en el
contexto del modelo de acumulación global, la implementación de determinadas
estrategias locales de desarrollo ha permitido en muchos casos, según muestra
la experiencia internacional, colocar a localidades en una posición
relativamente favorable de inserción externa, a partir del desarrollo de la pequeña
y mediana empresa en esquemas específicos de gestión.
En los últimos tiempos han
adquirido importancia nuevos enfoques o formas de desempeño empresarial, que
vienen a ser el instrumental concreto de aplicación de las estrategias locales
de desarrollo; entre los que se pueden mencionar la Economía Solidaria , la
Responsabilidad Social Empresarial y los Negocios Inclusivos; los cuales en
concordancia con las estrategias locales de desarrollo, y con matices y
diferencias, están orientados, según sus preceptos, a elevar el desarrollo
social y la calidad de vida de las personas, pero también a incluir acorde a
estrategias de rentabilidad y beneficio a la pequeña escala empresarial y a
la economía local heterogénea en las lógicas de funcionamiento de la economía
globalizada.
El fundamento de la economía solidaria supone que la
introducción de niveles crecientes y cualitativamente superiores de solidaridad
en las actividades, organizaciones e instituciones económicas; tanto a nivel de
las empresas como en los mercados y en las políticas públicas, incrementa la
eficiencia micro y macroeconómica, a la vez que genera un
conjunto de beneficios sociales y culturales que benefician a toda la sociedad.
La responsabilidad social9 propone
que la empresa insertada en la localidad, asuma
un importante rol como agente de desarrollo en las comunidades,
promoviendo estrategias de rentabilidad que no violen los valores y principios
éticos de la comunidad.
Los negocios inclusivos tratan más
bien de buscar modelos empresariales locales sustentables que permitan
"prosperar ayudando a los demás", donde el negocio central rentable genera a su vez un impacto
social y ambiental positivo, o al menos no regresivo; o en otras palabras, el
objetivo principal de este tipo de negocio es la búsqueda de ganancias en
mercados especializados mediante la inserción externa de las economías locales
(empresas locales “anclas”) en las cadenas globales de valor, pero propiciando
estrategias que promuevan la elevación del nivel de vida de la comunidad, el
empoderamiento comunitario, el desarrollo de habilidades y la transferencia de
conocimiento y tecnología a la comunidad, la preservación del medioambiente, etc.
Ciertamente, los negocios
inclusivos parecen ser la opción más viable, en el contexto cubano para que las
localidades intenten su inserción en cadenas globales de valor. No pocas veces
se despliegan estrategias de desarrollo local bajo una lógica asistencialista,
lo que sin dudas significa una mejora en la calidad de vida de la comunidad
involucrada, pero el desarrollo implica y requiere sostenibilidad económica, no
puede tener una base asistencialista.
El éxito de una estrategia de
inserción en negocios inclusivos va a depender de manera importante de la adecuada correlación entre las
políticas e instituciones nacionales y locales. Es también fundamental que se
elabore, promueva y aplique una legislación rigurosa que potencie las
fortalezas competitivas de las localidades y que a la vez obligue a los
inversionistas a asumir una actitud responsable con la sociedad y el medio
ambiente desde su función empresarial.
9 La responsabilidad social corporativa (RSC), también llamada
responsabilidad social empresarial (RSE), puede definirse como “la contribución activa y voluntaria al
mejoramiento social, económico y ambiental por parte de las empresas,
generalmente con el objetivo de mejorar su situación competitiva y valorativa y
su valor añadido.”
En el caso de Cuba podría aplicarse
estrategias de tal índole en sectores o ramas como:
Turismo: Este sector demanda de un conjunto de
actividades económicas complementarias que propician encadenamientos
productivos con otras ramas y sectores de la economía tales como, agricultura,
manufactura y construcción, que pueden ser a su vez sustentadas o dinamizadas
por flujos de IED bajo la modalidad de negocios inclusivos. La creación de
clusters productivos locales, asociados a centros turísticos permitiría
aprovechar las capacidades de la comunidad para abastecer la industria del
turismo y contribuir así mismo a disminuir su componente importado. Por
ejemplo, existe el interés del gobierno del Municipio de Yaguajay de iniciar la
producción de carne cerdo con razas de bajo contenido de grasas para abastecer
los polos turísticos de la región del norte de Villa Clara.
Cantería: El país cuenta con una amplia provisión de
piedras de alto valor comercial, (por ejemplo, una decena de variedades de
mármol), que se exporta fundamentalmente en bruto, sin procesamiento. Una gran
parte de tales canterías se encuentra en territorios económicamente deprimidos,
donde, sin embargo, existe una cultura laboral tradicional, asociada a estas
producciones, que no se aprovecha. Con inversiones relativamente bajas se
pudieran desarrollar líneas de producción local, destinadas a abastecer tanto
el mercado interno como externo. Una parte de tal inversión podría ser aportada
por flujos de IED bajo la modalidad de negocios inclusivos. Por ejemplo, en
Fomento existe un considerable yacimiento de mármol no suficientemente aprovechado.
Producción artesanal: En todo el país existe un fuerte movimiento de
artistas artesanos, que confeccionan diferentes tipos de manualidades como
calzados, adornos artesanales, pinturas,
esculturas, tejidos y bordados, entre otras. Hasta el presente la producción
artesanal cubana se vende mayoritariamente en el país pero, dada su calidad,
una parte de ella pudiera insertarse en los mercados externos, y en tal sentido
las modalidades de negocios inclusivos pudieran servir como canales
aprovechables para el apoyo y dinamización de tal producción.
Agroindustria: El desarrollo de la agricultura en sentido
general, es no solo una posibilidad, sino una urgencia en el país. La
producción de alimentos no lograr cubrir las necesitadas de la población, por
lo que estrategias locales que complemente los esfuerzos que centralizadamente
hace el país son pertinentes y necesarias. Además, los mercados especializados
de alimentos y productos de la agroindustria tales como: mercados ecológicos,
azúcar orgánica, alimentos libre de químicos, café gourmet, etc., que se
caracterizan por ser producidos a escala relativamente pequeña y en condiciones
muy especiales, solo son rentables bajo estrategias locales de producción.
Existe una elevada potencialidad
para el fomento de la actividad agrícola- industrial local, por ejemplo, para
el caso de frutales tropicales, (como el mango), abundantes en casi todos los
municipios de la provincia Santiago de Cuba, no existe en la actualidad infraestructura de acopio ni de
almacenaje, ni de procesamiento. La producción de cocoa de Baracoa, otro
ejemplo, de elevada calidad no se comercializa.
Formas de negocios inclusivos
pudieran ser mecanismos utilizables para asentar las bases tecnológicas
necesarias y fomentar la producción y comercialización para todos los casos
anteriormente mostrados.
En resumen, las problemáticas que
plantea la inserción externa en el modelo de acumulación global no atañen
únicamente a una parte de la economía, ni solo versan sobre las potencialidades
de captación de ingresos externos; tales problemáticas implican de manera
integral a toda la economía del país, por lo que ninguna estrategia o política
económica viable, sea sectorial, de competitividad o de dinámica de crecimiento
y desarrollo, podrá diseñarse sin tenerlas en cuenta, tanto cualitativa como
cuantitativamente.
Se trata de un asunto que todavía
demanda de mayor precisión para la elaboración de una estrategia viable y
eficaz para el caso de la economía cubana. El documento básico resultante de
las discusiones del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba denominado
“Lineamientos de la Política Económica y Social de Partido y la Revolución”,
recoge entre otros, en su Capítulo III referido a la Política Económica
Externa, los siguientes aspectos: a) incrementar y consolidar los ingresos por
concepto de exportaciones de bienes y servicios, b) diversificar los destinos
de los bienes y servicios exportables, c) diversificar la estructura de las
exportaciones con preferencia las de mayor valor agregado y contenido
tecnológico, e) desarrollar una estrategia integral en las exportaciones de
servicios, en particular las de servicios profesionales (CCPCC, 2011).
Más adelante, en el propio
documento, en su Capítulo IV referido a la Política Inversionista, se señala
que el proceso inversionista deberá ser base de una estrategia de desarrollo en
el corto, mediano y largo plazo, y en su Capítulo VI, dedicado a la Política de
Ciencia, Tecnología e Innovación, se precisa que tal política deberá responder
a la estrategia de desarrollo del país en sus ámbitos temporales, y que se
deberá sostener y desarrollar los resultados alcanzados en el campo de la biotecnología, la producción de equipos
médicos de avanzada, la industria de
software, las tecnologías educativas, los servicios científicos y
tecnológicos de alto valor agregado; la bioinformática y la nanotecnología
(CCPCC, 2011).
Como ya se señaló, ninguno de estos
aspectos puede ser abordado al margen de las condicionantes que impone el
modelo global de acumulación. La conversión de la estrategia general en
políticas efectivas y concretas y la viabilidad de todas ellas enrumbadas en
una senda de desarrollo, dependen, en gran medida, de las condiciones de la
globalización, de las características de los procesos diferenciados de
inserción externa de firmas y empresas en las cadenas globales de valor que se
asuman y, también, de estrategias de desarrollo sectoriales coherentes y
proporcionadas.
La estrategia de inserción
competitiva y exportación, cuando incide fuertemente en la proporcionalidad de
la inversión, tiene una proyección sectorial de especialización10 que afecta todas las relaciones económicas y
sociales del país, sobre todo, las que atañen a la distribución del empleo, a
la distribución del ingreso, y al consumo.
En el caso de la economía cubana
todas las estrategias o propuestas de prelación de sectores económicos pivotes
que han sido ensayadas hasta el presente, -agroindustria azucarera, turismo,
biotecnología y servicios especializados- han dado prioridad a la consecución
de un objetivo económico fundamental: la obtención de ingresos externos. Sin embargo, todas ellas han
relegado, o al menos no han logrado asir suficientemente, otro objetivo también
esencial de la actividad económica de cualquier país: el fomento equilibrado
del ahorro interno y la inversión.
El modelo de funcionamiento de la
economía cubana para el período 2000- 2010, mostró ser altamente vulnerable a
la coyuntura de los mercados y muy sensible a la elevación abrupta del servicio
de la deuda, dada la importancia de los rubros y volúmenes de importación que
los ingresos esperados de sus exportaciones, debían asegurar (Murillo, 2010).
No hay dudas que una estrategia de
especialización viable que priorice los servicios y, sobre todo, los servicios
y la producción vinculada a la alta tecnología, puede, abrir canales de
inserción y “upgrading”, pero la experiencia enseña que tal estrategia no puede
pasar por alto las condiciones que imponen el modelo global de acumulación
(Kaplinsky, 2005). Además, si en las condiciones de globalización, la sinergia
de los vínculos inter firmas es criterio de competitividad y eficiencia de la
cadena (“core competence”- “world class manufacturing”), y no del país, la
inserción de firmas competitivas en cadenas globales de valor, no es garantía,
por si misma, de derrames de crecimiento hacia otros sectores, ni es siempre,
tampoco, congruente con un desarrollo proporcional de la economía (Kasahara,
2004).
Entonces, las estrategias de
inserción competitiva, especialización e inversión deberían ser parte de estrategias de
desarrollo coherentes y proporcionadas, y no acicates de un crecimiento
unilateral e inestable. En tal sentido se precisan tres posibles debilidades de
la actual estrategia de planificación:
a)
Se tiende
a priorizar los sectores que se entienden son competitivos tecnológicamente en
mercados de exportación, lo cual propicia una polarización en la estructura
sectorial de la economía que hace muy difícil asumir un proceso eficiente de sustitución de importaciones.
b)
La
determinación de tal capacidad competitiva sectorial no es siempre coherente con
las tendencias que le son propias al CGPS y al
MGA.
10 Se trata de una cuestión que debe ser abordada de manera específica para
cada rama y empresa que se prioriza en la estrategia de inserción y exportación
competitiva, dado que las cadenas globales de valor son peculiares y
específicas.
c)
La
polarización de la estructura sectorial de la economía acentúa la dependencia
del crecimiento del PIB de las importaciones.
Recomendaciones: Propuestas para la inserción
en las cadenas globales de valor
Teniendo en cuenta lo señalado se propone lo siguiente:
1)
Implementar
en el corto plazo una estrategia diversificada de inserción externa que abarque
tanto la inserción por productos o servicios finales, como por procesos y por
actividades. Abrir oportunidades a empresas cubanas, ubicadas en los diversos sectores, de características
tecnológicas, formas de gestión y escalas distintas.
2)
Aplicar
las políticas de control estatal del comercio exterior y la inversión
extranjera en congruencia con la diversificación de las formas de
inserción externa de la economía cubana
en la economía mundial.
3)
Avanzar en
el mediano plazo hacia estrategias inter sectoriales de inserción que coadyuven
a sentar las bases para un crecimiento sostenible. (Ejemplo: Agroindustria de
la caña de azúcar –cogeneración eléctrica-sector automotriz- biocombustibles).
4)
Elaborar
una metodología de planificación de corto y mediano plazo eficaz e integral,
que aborde de conjunto la inserción externa y las problemáticas de la
estructura sectorial y el crecimiento.
5)
Transitar
por sendas competitivas dinámicas lo cual significa: desarrollar capacidades
tecnológicas, de innovación organizacional y de conocimiento, que permitan
asimilar y sacar provecho de los procesos de fragmentación de las actividades
de tecnología baja, media y alta de la cadena global de producción y servicio,
que hoy están en decurso.
Conclusiones
1.
La significación
del sector externo en el desarrollo económico de un país debe ser ponderado
adecuadamente; subestimarlo implica pérdidas de ingresos externos
imprescindibles al país. Pero sobreestimarlo conduce al despilfarro de recursos
y a estrategias sectoriales desproporcionadas y contraproducentes en un proceso
de desarrollo sostenible.
2.
Cualquier
estrategia de desarrollo que otorgue prioridad a un sector que se asuma
competitivo en el mercado mundial global debe abarcar también una evaluación de
las condicionantes reales que impone el modelo global de acumulación, esto es,
las perspectivas de ubicación y dinámica de las firmas de tal sector en la
cadena global de valor.
3.
El binomio
efectivo comercio internacional-inversión extranjera directa es una condición
de funcionamiento y hegemonía del modelo de acumulación global. La falacia
ideológica neoliberal reside en proyectar la apertura de los mercados, el
aprendizaje cultural-organizacional y el liderazgo empresarial, como garantías
de crecimiento y “upgrading” para cualquier país o territorio. La conjunción
efectiva de los objetivos de ambas esferas en una única política, en función de
una acertada estrategia de inserción externa, resulta ventajosa para la
economía cubana en la actualidad.
4.
La
viabilidad de una estrategia que priorice la inserción externa como condición
del crecimiento y el desarrollo no debe solo asegurar el quantum de exportación
de las firmas que se insertan a una cadena, sino también, la capacidad de esas
firmas para producir dicho quantum en las condiciones que dicta la dinámica de
los procesos competitivos de localización y re- localización de recursos y
actividades, de manera eficiente para la cadena y acorde a la dinámica
competitiva de innovación, diseño y producción. Se impone, entonces,
desarrollar capacidades tecnológicas, de innovación organizacional y de
conocimiento, que permitan asimilar y sacar provecho de los procesos de
fragmentación de actividades de las cadenas globales de valor.
5. La inserción de empresas o sectores
competitivos en el modelo global de acumulación es un proceso sumamente
selectivo y restrictivo y no implica, necesariamente, derrames automáticos para
las redes empresariales nacionales, ni territoriales. No obstante, es una
cuestión a evaluar en la determinación precisa del impacto de la inserción
externa en el crecimiento, y constituye un asunto medular a considerar en el
proceso de elaboración de estrategias y políticas integrales de desarrollo del país.
6.
Las
problemáticas que plantea la inserción externa en el modelo de acumulación
global no atañen únicamente a una parte de la economía, ni solo versan sobre
las potencialidades de captación de ingresos externos; implican de manera
integral a toda la economía del país, por lo que, ninguna estrategia o política económica viable, sea sectorial, de
competitividad o de dinámica de crecimiento y desarrollo, podrá diseñarse sin tenerlas en cuenta.
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